✪Trîgintâ novem✟
JungKook estaba acostado en su cama con sus manos detrás de su nuca. Veía hacia el techo a la vez que mordía su labio inferior, intentando ocultar la pequeña sonrisa que amenazaba con asomarse.
No podía dejar de pensar en lo que había sucedido la noche anterior. No sobre lo del centro comercial, por supuesto que no, sino sobre lo que había sucedido después, al haber llegado al apartamento.
El recuerdo era tan vívido, que aún tenía la sensación de los labios de YoonGi sobre los suyos, de su cuerpo presionándose al del menor, de sentirlo sobre sus piernas obteniendo la autorización para que sus manos exploraran un poco más de él, de las caricias de YoonGi sobre cierta parte de su cuerpo, de los besos en su cuello, de las palabras que le había dicho... de solo recordar todo eso su corazón latía de manera desastrosa y un calor indescriptible se expandía en su pecho.
Llevó su dedo medio e índice hacia la zona de su cuello donde YoonGi lo había besado. Rozó el área con las yemas de sus dedos, sintiendo cómo la piel se le erizaba con solo pensar en YoonGi haciéndolo de nuevo. Jamás creyó que esa parte de su cuerpo podía ser tan sensible, tan receptiva a las caricias del menor.
Debía admitir que le gustaba sentir todo eso. JungKook había descubierto muchas cosas que desconocía de sí mismo, y si no fuera por YoonGi, probablemente jamás lo hubiese hecho.
Ni siquiera sabía que podía excitarse de esa manera y tan rápido. Haber experimentado eso había sido demasiado extraordinario para él.
Quiso burlarse de sí mismo por haberle dicho a YoonGi tiempo atrás que él no podía sentir ese tipo de cosas. Bufó. Si el Luzbel de ese entonces tan solo supiera la forma en la que YoonGi movería su mundo.
Tomó el celular de su mesita de noche, escribiéndole un mensaje cursi de buenos días a su pareja.
Su pareja. Bueno, aún no eran novios oficialmente, pero estaban en camino a ello. Además, no podía negar que se sentía bonito llamarlo de esa manera. Se sentía bonito estar enamorado.
Cuando la tarde llegó, SeokJin se presentó en el apartamento de HoSeok para alistarse con su disfraz, ya que JiSoo le había prometido que ella lo maquillaría como zombie.
Pero las cosas no estaban resultando tan fáciles como pensaban. JiSoo jamás pensó que llegaría a exasperarse tanto a la hora de maquillar a alguien.
—¡SeokJin, deja de parpadear! —se quejó la chica por enésima vez.
—Lo siento, no estoy acostumbrado a que me toqueteen el ojo —soltó en modo de defensa.
—Solo es un lente de contacto.
—Jamás había usado lentes de contacto.
La chica suspiró cansada, con la lentilla de color gris aún sobre la yema de su dedo. Habían perdido tantos minutos intentando ponérsela, que tuvo que volver a remojarla con las gotas especiales.
—Solo mira hacia arriba, ¿de acuerdo?
Perdieron la cuenta de cuántos minutos más JiSoo estuvo tratando de ponerle los lentes de contacto a SeokJin, hasta que finalmente lo logró, lo que fue una gran hazaña para ella.
—Mierda —se quejó el rubio cenizo, parpadeando varias veces aún con los ojos lagrimosos—. No quiero imaginar cómo será a la hora de quitármelos.
—Ya no te quejes —le tendió un par de pañuelos desechables—. Sécate los ojos, debo seguirte maquillando —posó su mirada en HoSeok cuando este salió de la habitación y caminó hacia ellos—. Oye —frunció el ceño—. Pensé que ya te habías disfrazado, a este paso llegaremos a medianoche.
—Pero si ya estoy disfrazado.
SeokJin y JiSoo lo vieron, con las cejas alzadas al no estar muy convencidos de ello, pues el pelinaranja vestía solamente con un pantalón, camisa y chaqueta, todo completamente negro.
—Y según tú, ¿de qué estás disfrazado? —inquirió SeokJin.
—¿Acaso no es obvio? —sacó los lentes negros que colgaban sobre el cuello de su camisa para proceder a ponérselos, luego extendió un poco sus brazos, dejando que sus amigos apreciaran su disfraz. Sin embargo, se quitó los lentes segundos después, mostrándose ofendido al ver que los otros dos no habían captado—. ¿Es en serio? —suspiró decepcionado al no tener respuesta alguna—. ¡Terminator!
—Ohh... —fue lo único que dijo JiSoo.
—Me decepciona que no reconocieran mi disfraz.
—Eso no es un disfraz —contraatacó el otro chico presente.
—¿Por qué no? Si tú puedes ser un zombie y ella un vampiro, yo puedo ser un terminator —no pudo soportar la presión de que ambos tuvieran sus ojos en él, por lo que decidió confesarse—. Bien, de acuerdo —rodó los ojos—. No tenía idea de qué disfrazarme y recién vi la película.
Los chicos soltaron una pequeña risa antes de proseguir en lo que estaban. HoSeok había tomado asiento en la silla del desayunador que estaba al lado de SeokJin, logrando distraerse con quitarle la cáscara a una mandarina. JiSoo había terminado de pintar de gris el rostro de SeokJin y luego continuó con definir sus facciones con sombra de color negro.
SeokJin se mantuvo en silencio, dejando que su amiga terminara con su trabajo. Sin embargo, se distrajo con el tono de llamada de su celular, el cual se encontraba sobre el desayunador. Sin haber tenido la intención, HoSeok leyó el nombre del contacto. Y no se sorprendió mucho al ver que SeokJin había colgado la llamada.
—¿No crees que estás siendo un poco cruel con él? —le cuestionó a su amigo. HoSeok podía ser muy bromista a veces, pero también sabía cuándo tomarse las cosas en serio.
—¿Cruel? —bufó—. TaeHyung me ha estado mintiendo todo el tiempo, ¿y ahora el cruel soy yo?
—¿Al menos sabes por qué te ha estado mintiendo?
—No, porque él... nosotros... —soltó un resoplido—. Es complicado —se limitó a decir.
—Bueno... ¿Le has dado oportunidad para que te explique las cosas?
—Lo he hecho, HoSeok —posó su mirada en él—. Y ya estoy cansado de que siempre prefiera irse por las ramas antes que decirme la verdad de una vez por todas.
—Sabes... sé que no puedo meterme en su relación, pero... creo que conozco a TaeHyung lo suficiente como para saber que no es una mala persona. Bueno, tú has de saberlo más que yo —esbozó una sutil sonrisa desalentada—. Lo que trato de decir es que lo que sea en que creas que te está mintiendo, quizá no es tan malo como parece. Todos tenemos secretos, ¿no? Hay cosas sobre nuestra vida que no queremos que el mundo sepa —se alzó de hombros—. Y, quién sabe, probablemente planeaba decírtelo en algún momento pero no le resultaba tan fácil. Claro, no puedo hablar por él, pero intento hacer que no te encasilles en una sola cosa. Ustedes han estado juntos siempre, y no hace falta ser un genio para notar todo el afecto con el que TaeHyung siempre te mira. Dudo mucho que se trate sobre una infidelidad o algo por el estilo. Así que, ¿en verdad crees que puede ser algo tan malo como para arruinar su relación?
SeokJin no respondió. No tenía como hacerlo, mucho menos cuando ellos ni siquiera sabían quién era TaeHyung realmente. HoSeok no sabía que las cosas iban un poco más allá de lo que podía considerarse normal.
Sin embargo, tampoco pudo ignorar el hecho de que HoSeok tenía razón en ciertas cosas. ¿Y si se estaba apresurando en pensar cosas que no eran ciertas? Ese día ninguno de los dos estaba con los ánimos más altos, estaban discutiendo por lo que ambos pudieron haber dicho cualquier cosa.
TaeHyung siempre había estado ahí para él, siempre buscaba lo mejor para él. SeokJin lo amaba sin importar de qué mundo viniera y realmente quería confiar en él. ¿En verdad iba dejar deteriorar su relación por algo que quizá no lo valía? No lo hizo cuando se enteró de que era un ángel caído, ¿por qué hacerlo ahora?
TaeHyung maldijo por lo bajo al ver que la llamada había sido colgada sin siquiera haber tenido la oportunidad de hablar. Si SeokJin seguía actuando así de distante con él, estaba seguro de que dentro de poco iba a enloquecer.
—Wow. Te ves de muy mal humor —comentó Luzbel, sentado en el sofá con los brazos extendidos sobre el respaldar del mismo.
—Y tú te ves de uno muy bueno como para no poder borrar esa sonrisa estúpida de tu rostro —respondió a la defensiva—. De hecho —dejó de ver su celular para enfocarse en su hermano—. ¿Por qué estás aquí?
—Oh, estoy aquí porque quiero hablar contigo sobre algo. De hecho esta sonrisa —la señaló con su dedo índice—. Se debe a eso de lo que quiero hablarte.
—¿Para qué quieres hablar conmigo? —se quejó desganado—. Nunca sigues ninguno de mis consejos.
—Bueno, esta vez es diferente —se inclinó un poco, apoyando los codos sobre sus muslos—. Anoche estaba con YoonGi. Nos estábamos besando y luego él... —sonrió una vez más ante el recuerdo—. Bueno... hizo cosas con su mano y su boca que...
—Eww —TaeHyung frunció el ceño ante la desagradable escena que se había creado en su mente—. ¿Qué te pasa? No necesitaba enterarme de que te hizo un oral.
—¿Qué? ¡No! —negó de inmediato—. No fue nada de eso. Él estaba besando mi cuello, estaba tocando mi pecho, tenía su cuerpo sobre el mío. Y luego sucedió... yo... —relamió sus labios—. Yo me excité.
—De acuerdo, dime algo, ¿por qué tengo que saber todo esto?
—Porque eres mi hermano —se puso de pie para sentarse en el mismo sofá donde estaba Semyazza—. Además, eres un ángel caído al igual que yo, eres el único que puede entender por lo que estoy pasando. Aunque no me guste admitirlo, solo tú puedes ayudarme a comprender esto.
—¿Comprender qué? YoonGi te pone, no creo que haya más explicación para eso.
—Semyazza, yo nunca me había sentido así —recalcó—. Y con YoonGi todo es tan... diferente.
—Sí, porque es mitad demonio, ¿ya lo olvidaste? Además, ¿cómo estás tan seguro de que todo esto con YoonGi es real?
—¿En serio? —soltó, incrédulo y a la vez algo ofendido—. ¿En verdad no entiendo cómo SeokJin puede estar con alguien tan pesimista como tú?
—Bueno, eso es porque yo también excito a SeokJin —sonrió con burla—. O al menos lo hacía —carraspeó—. Como sea, no me mal entiendas—. Tomó una postura un poco más seria—. Comprendo lo que sientes, es decir, tú atracción por YoonGi debe ser real si tomamos en cuenta que jamás habías estado así por alguien. Pero, ¿qué hay de él? —cuestionó—. Lamento ser siempre el que te arruina la ilusión desde que llegaste aquí, pero si quieres mi opinión; Una ruptura de años no se soluciona en un mes, Luzbel, y menos si se trataba de una relación tan tóxica.
—Él está dispuesto a ir a terapia. De hecho el lunes tendrá su primera cita.
—Aun así. YoonGi quizá... sólo está confundido con todo lo que está pasando e intenta aplacar el dolor contigo. Eso es solo por el lado mundano, no creo que necesites que me vaya por el lado celestial porque sé que debes estar haciéndote la misma idea que yo.
—No —negó con la cabeza—. No lo entiendes, hermano. Esto es real, puedo sentirlo y sé que YoonGi lo siente también.
—Luzbel.
—Sé que puede parecer que nos apresuramos a esto, pero no es así.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Yo solo... lo sé.
JungKook no sabía cómo explicarlo, pero estaba más que seguro de que lo que tenía con YoonGi era muy real. Podía darse cuenta de ello con solo estar al lado suyo.
Contrario a lo que TaeHyung creía, JungKook sentía como si en realidad hubiesen tardado años en estar juntos. Sentía como si eso debió haber sucedido desde mucho antes, como si el destino hubiese tenido planeado unirlos desde un inicio y finalmente lo habían hecho.
YoonGi sentía lo mismo que él, de alguna forma se dio cuenta de eso la noche anterior. Lo que ellos tenían era más fuerte de lo que parecía a simple vista.
E iba a demostrarlo.
"Ya casi llego, no te vayas sin mí"
YoonGi sonrió como un bobo al leer el mensaje de JungKook. Terminó respondiendo con un "jamás lo haría", antes de que su compañero de trabajo se acercara al mostrador donde él estaba.
—Pareces estar muy feliz hoy.
YoonGi sonrió aún más al ser descubierto por MinGyu. Llevaba un tiempo trabajando con la misma persona, por lo que era normal que ya hubiese cierta confianza entre ellos.
—Sí, lo estoy —admitió.
—Jamás pensé que tendrías una sonrisa tan adorable. ¿A quién se debe? —inquirió.
—A una persona muy importante para mí, por supuesto —respondió con algo de obviedad.
Lo cierto era que YoonGi tampoco había olvidado lo sucedido la noche anterior. La sola compañía de JungKook ya era mucho para él, por lo que jamás creyó que el haber ido tan solo un poquito más allá, sería la gloria. Lo consideraba mejor que su fantasía, y eso ya era mucho decir tomando en cuenta que no habían llegado tan lejos.
Tantos sentimientos dentro de él hacían que se sintiera impaciente, porque quería ver a JungKook ya. Su corazón latía desenfrenado con solo imaginarse la sonrisa que le dedicaría antes de saludarlo con un besito, de esos que a él tanto le fascinaban.
Desde el día anterior habían acordado verse después del horario laboral para alistarse con los disfraces e ir juntos al bar. Debido a ello, ni siquiera esperó que un minuto más pasara cuando su hora de salida llegó.
Rápidamente fue a cambiarse el uniforme, se despidió de su compañero como siempre lo hacía, y salió de la tienda, dispuesto a esperar a JungKook allí afuera.
Mas eso quedó como lo último en su lista cuando se encontró con nada más y nada menos que su exnovio de pie a un lado de la puerta, junto con un ramo de rosas azules en su mano derecha.
—¿Nam? —preguntó extrañado.
Volteó hacia el lado contrario, por donde sabía que vendría JungKook, y luego regresó hacia su ex. Dudó un poco en si hacerlo o no, pero al final terminó acercándose a él.
—YoonGi, hola —el mencionado no respondió. NamJoon supuso que seguramente estaba perplejo por volver a verlo ahí—. Estaba esperando a que salieras. Yo... te traje esto.
—¿A mí? —preguntó con incredulidad.
—Por supuesto, no podría ser para nadie más —sonrió.
YoonGi no podía salir de su sorpresa, no solo por la presencia de su ex, sino también por el detalle. Había olvidado cuándo fue la última vez que NamJoon había hecho algo como eso. Dubitativo, tomó las rosas cuando el contrario se las extendió.
—¿Por... por qué haces esto? —tuvo el valor para preguntar.
—Porque te amo. Y quiero demostrarte que puedo ser diferente —bajó su mirada hacia la mano desocupada del menor, y con algo de cuidado fue tomándola entre las suyas—. Yo soy la persona que necesitas en tu vida. Y tú eres la persona que necesito en la mía.
—Nam, yo...
—Sé que no tuvimos la vida feliz que te prometí cuando escapamos de Daegu —le interrumpió—. Pero lo podemos cambiar, ahora. Solo... por favor, Yoonie —se acercó un poco más a él—. Por favor, regresa a casa... a nuestro hogar.
YoonGi no supo qué decir. Su corazón se estrujó y tampoco supo comprender muy bien por qué.
No podía creer que tenía a NamJoon frente a él, con su rostro inocente, obsequiándole una de esas cosas cursis que él siempre veía en otras parejas y alguna vez deseó que su exnovio lo hiciera por él.
Por un pequeño lapso se sintió como el YoonGi de meses atrás, ese que hubiese estado dispuesto a decirle que sí sin importar qué.
Porque NamJoon era todo lo que había tenido por más de ocho años y no era tan fácil dejar ir todo eso.
Estaba consciente de que una pequeña parte de él seguía aferrada a su ex pareja.
Sin embargo, ahora también estaba consciente de que debía dejar de vivir en el pasado. Debía repetírselo las veces que fueran necesarias para caer de nuevo a la realidad.
Él no era ese YoonGi de meses atrás. No quería serlo más, mucho menos ahora que podía ser quien era de verdad, que podía vivir sin limitaciones tan extremas, que ya no sentía tanto peso sobre sus hombros y estaba experimentando una mejor versión del amor.
Bajó la mirada hacia ese par de manos que seguían aferradas a la suya. Y soltó un pequeño suspiro antes de decidir finalmente en dar una respuesta. Una mucho más clara para evitar más momentos como esos.
Estaba a punto de hablar, cuando volteó la cabeza hacia su izquierda, sintiendo la presencia de alguien más junto a ellos.
JungKook no había disimulado mucho lo desconcertado que estaba al ver esa escena frente a él. La sonrisa boba que había mantenido durante casi todo el día, finalmente se le había borrado del rostro.
YoonGi se dio cuenta de que la mirada del pelinegro estaba fija en el agarre que NamJoon mantenía en su mano, por lo que sutilmente se fue soltando del mismo.
Luzbel sintió algo parecido a una punzada en su pecho por lo que estaba presenciando. Todo el día estuvo ansiando el momento de volver a ver a YoonGi. Esperaba encontrarlo afuera de la tienda, saludarlo con un beso, tomarlo de la mano y preguntarle cómo había sido su día. No esperaba encontrarlo con su ex, manteniendo tan poca distancia el uno del otro, con un ramo de rosas en la mano de YoonGi y la otra siendo sujetada por las manos de NamJoon.
Estaba... ¿decepcionado o enojado? Ni siquiera sabía qué sentir, no podía darle un nombre en concreto.
Quiso pedir una explicación de lo que estaba pasando, pero tampoco sabía si tenía el derecho de hacerlo.
YoonGi no pudo sostenerle la mirada por mucho tiempo. Se sentía sumamente avergonzado y molesto consigo mismo, por haber permitido ser encontrado de esa manera justamente por JungKook.
—¿Se te perdió algo? —preguntó NamJoon finalmente al ver que el pelinegro no les quitaba los ojos de encima. Ni siquiera recordaba que era el mismo chico al que había golpeado más de un mes atrás, pero sí recordaba que era el mismo chico que había acompañado a YoonGi a Daegu por la muerte de su mamá—. Si no te importa, estamos en medio de algo.
—YoonGi... —llamó JungKook en voz baja, deseando con todas sus fuerzas que el menor volteara a verle. Mas eso nunca pasó.
—¿Acaso no me escuchaste? Estamos en medio de algo.
Luzbel subió la mirada a NamJoon, cambiando su semblante a uno gélido.
—¿En serio? Porque si no recuerdo mal, la última vez él te dejó muy en claro que ya no quería tenerte cerca.
—¿Y tú quién crees que eres para venir a meterte en nuestros asuntos?
JungKook volvió a ver a YoonGi, quien no parecía querer decir nada al respecto. Básicamente era como el YoonGi sumiso de siempre cada vez que NamJoon estaba cerca. Y esa fue una razón más para que Luzbel quisiera escupirle en la cara a NamJoon que ellos estaban juntos, por lo que podía irse muy a la mierda.
—Yo...
—Nadie —dijo YoonGi finalmente, interrumpiendo al pelinegro—. No es nadie —no esperó respuesta de ninguno de los dos, solo tomó a NamJoon del brazo, animándolo a caminar junto a él—. Ven, hablemos en otro lado.
JungKook no fue capaz de decir ni hacer nada. Las palabras de YoonGi lo habían dejado mudo y con otra punzada más en su pecho.
¿No era nadie para YoonGi? La pregunta rondó en su cabeza más veces de las que pensó en tan solo un minuto.
¿Eso significaba que lo que había sucedido la noche anterior no fue real? Desde su primer beso... ¿eso no había significado nada para YoonGi ahora que tenía a NamJoon frente a él?
No necesitó decir ni escuchar nada más, el verlos alejarse juntos ya había terminado de responder a todo.
Presenciar eso hizo que finalmente pudiera encontrar la palabra que definiera correctamente su estado de ánimo:
Luzbel no se sentía enojado ni decepcionado. Se sentía herido.
Ahora sabía que estar enamorado no siempre era tan bonito como pensó en un inicio.
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A YoonGi le gusta sentir los músculos del JK✨ UwU
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