✪Quînque✟
—¿Cómo pudiste hacer eso? —le recriminó TaeHyung cuando JungKook llegó a la casa donde vivían SeokJin y él, específicamente para contarle lo que había sucedido con YoonGi—. Oye, no puedes llegar de la nada y decirle tal cosa —se sentó sobre el otro sofá, intentando tener paciencia con su hermano.
—¿Y cómo se supone que deba hacerlo? —respondió un tanto a la defensiva—. Mientras más rápido lleguemos al punto, mejor.
—Ni siquiera te conoce —frunció el ceño—. No puedes decirle cosas tan personales y tratar de darle consejos cuando es la primera vez que comparten palabras... Mucho menos decirle que lo seguiste a su casa, pudiste haberle dicho que yo te di la dirección, hubiese sonado menos psicópata.
—Sabes que si tengo la opción, prefiero no mentir. ¿Cómo se supone que deba esperar a que confíe en mí si ni siquiera puedo ser sincero con algo como eso? —se quejó.
—Hay cosas que sería mejor que no mencionaras, o de lo contrario harás que quiera huir de ti, justo como lo ha hecho.
—¿Y qué sugieres?
—Debes acercarte poco a poco, busca algo en común con él y que eso te ayude a forjar una relación de más confianza. YoonGi es un poco cerrado frente a otras personas, así que debes hacerlo bien. No hagas nada que pueda ofenderlo o te mandará al diablo.
—Ja, qué irónico —bufó.
—Oye, JungKook —SeokJin se asomó en la sala para ver al invitado—. ¿Te quedarás a cenar?
—No, me iré en unos minutos —respondió amablemente.
—Por cierto, ¿dónde te estás quedando? —TaeHyung preguntó curioso.
—Oh, en un hotel.
—¿Qué hotel?
—Signiel Seoul —respondió como si nada.
—Vaya —soltó SeokJin, sorprendido—. Es uno de los hoteles más caros de toda la ciudad.
—¿Pero cómo... —inició a decir TaeHyung.
—Tranquilo. Sí pago mi hospedaje —sonrió de una forma que TaeHyung no pudo descifrar.
Al igual que su padre, Luzbel definitivamente también solía obrar de maneras misteriosas.
—Bueno... —carraspeó—. No creo que lo quieras considerando el lugar donde estás durmiendo, pero puedes quedarte aquí mientras estés en la ciudad.
Eso hizo crispar a SeokJin. JungKook por su lado, recorrió el lugar con la mirada, haciendo un puchero involuntario mientras parecía estar pensando en una respuesta.
—De hecho este lugar me gusta. Es más acogedor y parece un hogar de verdad. En el hotel solo puedes ver decoraciones superficiales —comentó. Se volteó hacia el lugar donde estaba SeokJin—. ¿Te molesta si me quedo?
—Ahm... No —forzó una sonrisa, desviando la mirada hacia TaeHyung—. Puedes quedarte cuanto quieras —sus palabras salieron en un tono neutro.
—Bien —JungKook se levantó de donde estaba—. Entonces iré al hotel por mi equipaje.
—Iniciaré a preparar la cena —avisó SeokJin antes de perderse en la cocina.
—¿Viniste con equipaje? —TaeHyung alzó una ceja, incrédulo.
—He estado en la Tierra durante cinco meses, no puedo ir siempre con la misma ropa, hermano.
Luzbel volvió a sonreír. Y poco después emprendió camino hacia la salida de la casa.
TaeHyung negó ligeramente con la cabeza. Se puso de pie para ir hacia donde estaba su novio, sabiendo desde ya que quizá la había regado con él por no haberle preguntado antes si su hermano podía quedarse.
Pero sentía que no tenía opción, debía mantener a Luzbel cerca y vigilarlo lo mejor que pudiera.
Encontró a SeokJin recién sacando un par de papas y zanahorias del refrigerador, para colocarlas sobre la encimera, al lado de una tabla de picar.
El castaño fue directo a abrazarlo por la espalda, depositando un suave beso en su cuello.
—Aquí está mi chef favorito.
—No soy chef, soy ayudante de chef —le corrigió en un tono algo gélido.
—Vamos, no estés molesto conmigo.
—No estoy molesto —tomó el cuchillo para iniciar a cortar la zanahoria en rodajas—. Es solo que no lo entiendo —frunció ligeramente el ceño—. Nunca te escuché mencionar a un tal JungKook en la vida, y de la nada solo aparece y me dices que es tu buen y viejo amigo de Daegu... Que para rematar, lo traes a nuestra casa sin siquiera preguntarme antes —murmuró.
—Entonces sí estás molesto.
—No estoy molesto —sonó fastidiado.
—De acuerdo... entonces, ¿estás celoso porque nunca te hablé de JungKook? —su novio no respondió, cosa que le hizo pensar que tenía probablemente algo de razón—. Cariño, puedo jurarte que él es como un hermano para mí. No es alguna clase de amor del pasado que te estuve ocultando ni nada de eso, jamás hubo ni habrá nada entre nosotros. Solo olvidé mencionártelo, eso es todo.
No es que SeokJin fuera un novio tóxico que sentía celos de cualquier hombre que rodeara a TaeHyung, y le armara pleito por eso. Bueno... a veces sí se sentía inseguro. SeokJin tenía problemas con el abandono, y temía que en algún momento TaeHyung también se fuera de su lado. Sin embargo, siempre trataba de ocultar ese lado suyo justamente para no asfixiar a su novio con esos problemas y hacer que se fuera mucho antes de lo pensado.
No obstante, había algo diferente en esta ocasión. Veía mucha complicidad entre esos dos, aunque no sabía en qué sentido exactamente. Creía en TaeHyung, pero si no se trataba de algo romántico, ¿entonces qué era? Porque, vamos, cuando cuentas tu vida no te saltas la parte en la que había una persona tan importante como se suponía que lo era JungKook para TaeHyung. Tampoco podrías olvidarla tan fácilmente.
Pero si su novio no quería decírselo, aunque le hiciera sentir un poco mal, sabía que debía respetarlo.
—Al menos a la próxima intenta consultarme cuando quieras hospedar a alguien en nuestra casa.
—Lo haré, lo prometo —volvió a besar su cuello repetidas veces—. Ya no te molestes.
—Que no estoy molesto —dijo más relajado, ladeando la cabeza cuando sintió los besos en su cuello.
—¿Puedo ver cómo va el tatuaje?
—Adelante —esbozó una suave sonrisa.
TaeHyung tomó el borde elástico del jogger gris que su novio tenía puesto, y lo bajó un poco.
Vio con atención ese tatuaje de no muchos colores casi recién hecho, que iniciaba en el costado derecho de su abdomen bajo e iba siguiendo el mismo rumbo de su línea "V", hasta casi llegar a la base de su miembro. Era un lugar demasiado atrevido para TaeHyung, pero debía admitir que le gustaba el hecho de que solo él podía verlo completo.
—Está cicatrizando muy bien —comentó en un tono sugerente, dejando otro beso en su hombro. Escuchó a su novio soltar una risa baja luego de aquellas palabras.
—No me provoques, sabes que no podemos hacer nada hasta que la herida esté completamente sana.
—Lo sé —resopló—. Es por eso que últimamente estoy sintiendo una clase de amor-odio hacia ese tatuaje.
—Ven aquí —SeokJin dejó el cuchillo a un lado, para voltearse hacia su novio—. ¿Por qué pareces un cachorro que está falto de afecto? —comentó divertido.
—Porque quizá es así —hizo un puchero.
SeokJin terminó haciendo lo que TaeHyung tanto buscaba. Acarició un poco el cabello de su novio antes de atraerlo hacia sus labios, brindándole un lento pero profundo beso.
TaeHyung correspondió, muy gustoso, colocando sus manos en la cintura de su pareja, pegándose un poco más a él aunque con mucho cuidado.
—Quizá debería darles una noche más a solas —comentó JungKook.
—¡Oh, por Dios! —exclamó SeokJin debido al susto, acomodándose de inmediato su jogger. Miró a su huésped que ya portaba dos maletas en mano, y eso solo lo dejó aún más desorientado—. Regresaste demasiado rápido.
—Ven, te mostraré tu habitación —dijo TaeHyung, llevándose a JungKook por un pequeño pasillo y dejando a SeokJin solo.
El rubio cenizo suspiró pesado, preguntándose varias veces a quién rayos habían dejado entrar a su casa.
YoonGi estaba sentado en su comedor, contando el dinero y apartándolo en secciones sobre la mesa para cada deuda que tenían. Frotó su rostro con ambas manos luego de haber terminado con todo lo que NamJoon y él habían ganado.
—¿Cuánto nos sobra? —preguntó el mayor al llegar donde él, ya listo para irse a trabajar.
—Casi nada —le mostró los billetes que no tenían destino alguno—. Es como si la vida supiera la cantidad exacta que necesitamos para sobrevivir, y eso es lo que nos da, nada menos y nada más —suspiró agotado.
—Siempre pasa lo mismo, no es de sorprenderse —comentó NamJoon—. Al menos ese poco es el que nos sobra y no el que nos falta —depositó un beso en la cabeza del menor—. Debo irme.
—Oye —YoonGi se puso de pie, deteniendo a su novio antes de que se fuera—. Mañana tomaré el turno de día y el turno de noche en la tienda... ¿Te... Te parece bien? —preguntó, sin ser muy consciente de que eso daba a demostrar lo sumiso que era la mayoría del tiempo ante su pareja.
—¿No es demasiado para ti?
—Eso es lo de menos. El chico que trabajaba en la noche renunció, así que decidí aprovechar. Será más dinero para nosotros —se alzó de hombros.
—Bien —asintió luego de meditarlo un poco—. Entonces procura dormir lo más que puedas.
Dicho eso, NamJoon se marchó. YoonGi solo asintió con la cabeza, sabiendo muy bien que su novio ni siquiera lo había visto.
Era claro que no iba a dormir tanto como quisiera a menos que tomara algo para ello, así que eso hizo. Después de volver a guardar el dinero, decidió ir a darse una ducha y tomar una pastilla para dormir. Usualmente no lo hacía porque no le gustaba tener que estar dependiendo de medicamentos como esos, pero algunas veces el agotamiento le ganaba y quería asegurarse de dormir profundamente.
No había usado una de esas pastillas en semanas, por lo que sentía que en mucho tiempo era la primera vez que descansaba de verdad. Cuando despertó, ya eran aproximadamente las 6 de la mañana y NamJoon ya estaba durmiendo al lado suyo.
Se levantó de la cama, con cuidado de no despertar a su novio, y procedió a alistarse para ir a trabajar.
A pesar de que estaría tantas horas despierto, esperaba que fuera un buen día, o al menos uno no tan malo.
Pero nuevamente, sus esperanzas se fueron al carajo cuando vio a ese chico ahí. En el lugar donde él laboraba. Y no como cliente, no. Estaba con ese polo verde que representaba el uniforme del trabajo.
JungKook ni siquiera reparó en su presencia debido a que estaba acomodando unos productos que pertenecían a una de las estanterías.
El pelinegro sacó una pequeña lata de la caja que sostenía con su otro brazo, y frunció el ceño al leer la etiqueta.
—¿Jamón endiablado? —susurró, sumamente confundido e intrigado por el nombre de ese producto. Más al ver que ahí mismo aparecía un hombre rojo con cuernos, cola puntiaguda y un tridente—. No puedo creer que en verdad me vean así —murmuró.
Sin dejar de lado su curiosidad, JungKook llevó la lata hacia su nariz, queriendo oler el producto y quizá deducir de ahí por qué se llamaba jamón endiablado, porque él definitivamente no tenía nada que ver con eso.
YoonGi frunció el ceño al verlo actuar tan extraño. Ese tipo debía estarle jugando una maldita broma.
Cualquiera que fuera el caso, salió de ahí dispuesto a buscar a la señora Lee. Había algunas dudas que necesitaba despejar.
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Una JinTae porque yes
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