Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✪Quînquâgintâ octô✟


YoonGi salió de su trabajo minutos después de que MinGyu llegara a cubrir su puesto. Quería llegar a su apartamento lo más rápido para estar con su novio, quería darle mimos, reconfortarlo y tratar de animarlo aunque fuese solo un poco. No le gustaba ver a JungKook con un estado anímico tan bajo.

No obstante, mientras iba a mitad del trayecto pudo sentir que alguien le seguía. No estaba seguro del todo, así que se desvió de su verdadero camino y tomó una calle diferente. Caminó un poco más y luego se metió a un callejón que estaba entre dos complejos de apartamentos, donde estaban los contenedores de basura.

En menos de un minuto un hombre apareció frente a él. YoonGi reconocía su rostro. Era ese mismo hombre con el que había chocado accidentalmente varias semanas atrás, mas no lo conocía de nada en concreto, por lo que no tenía ni idea de por qué lo había estado siguiendo.

—¿Se te perdió algo? —preguntó YoonGi.

—Por más que me cueste admitirlo —suspiró—. Necesito tu ayuda.

—¿De qué hablas? —frunció el ceño.

—Necesito que logres convencer a Luzbel de regresar al infierno.

Entonces YoonGi supo que no estaba tratando con una persona común y corriente. Podía estar seguro que no era un demonio, así que llegó a la obvia conclusión de que se trataba de otro ángel, cosa que le hizo sonreír con ironía.

—¿Acaso todos ustedes tienen la costumbre de acosar a las personas antes de acercarse a ellas? —dio un paso al frente, esta vez con un semblante serio—. ¿Quién eres?

—Mikhael, líder del ejército celestial —miró a YoonGi cerrar los puños con fuerza y pensó que se debía a los nervios, al miedo o algo por el estilo—. No estoy aquí para hacerte daño, al menos ya no —confesó, alzando las manos en son de paz mientras caminaba hacia él—. Estoy aquí porque...

Mikhael no pudo terminar de hablar cuando YoonGi le propinó un fuerte puñetazo en el rostro, uno que quizá le había dolido más a él que al ángel, pero no le importó porque lo que no quería era quedarse con las ganas.

—Eso es por las alas de mi novio —dijo, agitando levemente su mano para aligerar el dolor en sus nudillos.

Mikhael se sorprendió al inicio, pero terminó esbozando una pequeña sonrisa mientras llevaba una mano a su mandíbula.

—Bien, eres valiente. Eso me agrada.

—Si no estás aquí para matarme, entonces es mejor que te vayas porque no pienso escuchar nada de lo que digas —comentó, pasando por su lado para salir del callejón.

—Pues yo creo que deberías hacerlo, eslabón.

YoonGi se detuvo y se volteó hacia Mikhael, dirigiéndole una mirada filosa.

—Mi nombre es YoonGi.

—Eso no importa. Necesito que puedas convencer a Luzbel de que regrese al infierno. Estoy seguro de que accederá si tú se lo dices.

—¿Por qué?

—Por el simple hecho de que está enamorado de ti. Y él tiene la pequeña ilusión de que tú lo estás de él.

—Lo estoy —aseguró, molesto de que el otro lo dijera con burla, como si estuviese seguro de que no era así—. Estoy enamorado de él.

—¿Estás seguro de eso? —cuestionó—. Porque si mal no recuerdo, lo único que hiciste fue huir cuando te pidió que te fueras con él.

—Eso es diferente, estaba asustado. Yo lo amo y haría cualquier cosa por él.

—Entonces haz lo que te digo.

—¿Y por qué debería hacer lo que me pides?

—Porque Gabriel empieza a pensar que nuestro trato no funcionará. Yo no cumplí con mi trabajo, y mientras más tiempo pase y más incertidumbre haya en el mundo celestial, Gabriel será quien termine lo que yo no pude terminar. Y eso ya estará fuera de mis manos, ¿entiendes?

Y luego de escuchar eso, la actitud defensiva que YoonGi había mantenido, se esfumó por completo.


Para cuando YoonGi llegó al apartamento, JungKook estaba en la sala, sentado en una de los sofás mientras que en otro se encontraba SeokJin. Los dos hombres voltearon en su dirección en el momento que abrió la puerta.

—SeokJin, hola —saludó, un tanto sorprendido por la inesperada visita.

Cuando JungKook regresó de la iglesia, sintiéndose agotado mentalmente, volvió a acostarse en la cama y ahí permaneció por el resto del día, con tantos sentimientos desagradables dentro de él. Enojado consigo mismo, enojado con su padre, enojado con la vida de alguna forma.

Sin embargo, SeokJin había llegado para interrumpirlo y sacarlo momentáneamente de la desgracia en la que se estaba hundiendo, para que pudiera ayudarle con una de sus dudas existenciales respecto a su "relación".

JungKook no había querido tenerlo ahí, no porque no quisiera ayudarlo, sino porque le desagradaba la idea de fingir que nada pasaba mientras lo dejaba entrar al lugar que había sido una escena de crimen hace no mucho.

Estaba seguro de que TaeHyung enloquecería si se daba cuenta de eso. Pero JungKook también le había tomado el suficiente cariño a SeokJin como para no poder negarse a ayudarlo en lo que le fuera posible. Por eso ahora estaba ahí.

El rubio cenizo saludó de vuelta a YoonGi, quien caminó hacia donde estaba su novio para sentarse al lado suyo y saludarlo con un beso en los labios.

—¿Cómo estás? —susurró, llevando una de sus manos a la mano del pelinegro. Este asintió con la cabeza a pesar de que se le podía ver un poco incómodo, YoonGi sabía que se debía a la misma visita de SeokJin y porque debían estar justamente en la sala, lugar que ya no contaba con muy buenos recuerdos.

—¿Todo bien? —preguntó YoonGi, esta vez volteando hacia SeokJin. No quería ser un mal amigo, pero conocía perfectamente el estado de su novio y su bienestar era lo primordial por ahora.

—Oh, sí. Por supuesto —SeokJin asintió—. Solo estaba hablando con JungKook sobre una duda que ha estado rondando en mi cabeza durante semanas.

—SeokJin, no quiero ser grosero. Pero tal vez deberías regresar en otro... —guardó silencio cuando JungKook apretó ligeramente su mano. Sus ojos decían que no se preocupara, que podía hablar con él. YoonGi exhaló y regresó al rubio cenizo, observándolo con atención mientras decidía confiar en la decisión de su novio.

SeokJin esperaba que YoonGi les diera algo de privacidad, pero este no se movió de su asiento, por lo que no le quedó de otra que proseguir, con una compañía más.

—Bueno, como te decía —carraspeó—. Si realmente es verdad lo que dijo TaeHyung- Semyazza —se corrigió—. Sobre haber cambiado mi destino por estar conmigo... yo... no lo sé, ahora que estoy con JiMin, no puedo evitar hacerme la pregunta, ¿y si mi destino siempre fue él? —subió la mirada al pelinegro.

—SeokJin, me gustaría ayudarte, pero no tengo una respuesta. La verdad del destino es que es algo que tú creas, no algo que ya está escrito. El problema respecto a nosotros como ángeles, es que no podemos estar con un humano por muchas razones diferentes. Interferimos en su destino porque, para iniciar, ni siquiera deberíamos tener contacto directo con ustedes.

—No lo entiendo. ¿Qué hay de YoonGi y tú?

—Lo nuestro es diferente —habló YoonGi—. Independientemente de si haya una profecía o no, nuestra naturaleza es parecida. Él me ama y yo lo amo. Además —volteó a ver a JungKook—. He tomado una decisión.

—¿De qué hablas?

—Voy a irme contigo —relamió sus labios, viéndolo directamente a los ojos—. Voy a ir al infierno contigo.

Tanto JungKook como SeokJin quedaron anonadados con esa respuesta.

—Yo... —carraspeó SeokJin después de haber sentido aquel incómodo silencio—. Iré al baño.

No esperó a que alguno de los dos dijera algo, rápidamente se levantó para ir al lugar anteriormente mencionado. Era evidente que esos dos necesitaban hablar a solas.

—YoonGi... —intentó hablar JungKook una vez que estuvieron solos.

—Conocí a Mikhael —confesó—. Tranquilízate, no me hizo nada —se apresuró en decir tan pronto vio la expresión preocupada del mayor—. Se acercó para advertirme que se está haciendo tarde y debes regresar lo más pronto posible al infierno antes de que tu otro hermano haga algo —se levantó solo para ponerse de cuclillas frente a él, tomándolo de las manos—. Lo estuve pensando, en serio lo hice durante todo el camino. No voy a negártelo, aún siento miedo, pero después de lo que pasó quiero creer que ahora estamos juntos en todo —exhaló suavemente—. Te lo repetiré una vez más; te amo, Luzbel. Y quiero estar contigo sin importar qué. Jamás me sentí bien aquí, por más que quiera tratar de convencerme no pertenezco a este mundo, y aun así no puedo creer que preferí separarme del hombre al que amo para permanecer en este lugar. Ahora lo he pensado mejor y decidí que no voy a cometer ese error. Dejaremos todo esto y nos iremos, juntos.

A YoonGi realmente ya no le importaba nada, solo quería permanecer al lado de JungKook independientemente de dónde estuvieran. Era verdad, él nunca sintió que encajaba en esa sociedad ni en ese mundo en el que vivía, quizá el otro sería diferente. Además, era mitad demonio, por lo que sabía que sin importar qué tanto se esforzara como ser humano, jamás iría al cielo.

No tenía caso seguir ahí y mucho menos si JungKook ya no estaba. Luzbel no era como su novio anterior, así que también podía dejar esas inseguridades a un lado. Estaba completamente decidido. Si Luzbel estaba dispuesto a tanto por él, entonces YoonGi le demostraría que podía hacer lo mismo.

—YoonGi... —JungKook no sabía qué decir. Una parte de él se sintió feliz de escuchar eso. Su corazón se llenó de regocijo por escuchar a YoonGi decirle que lo ama, y seguido de ello, su nombre real. Pero por otra parte, también lo llenó de temor. Gentilmente se zafó del agarre de sus manos, dispuesto a confesarse—. Yo no quiero regresar al infierno.

—¿Qué? —soltó YoonGi, desencajado.

Él está ahí. Lo sé y no... no creo ser capaz de volver a verlo. No después de lo que le hice —susurró.

—JungKook, lo que hiciste fue para defenderme —le aclaró.

—Eso no quita que estuvo mal —le vio a los ojos—. No entiendo por qué no lo ves así, ¿por qué no luces afectado?

—¿Crees que no me afecta? —frunció el ceño—. Mataste a la persona con la que compartí casi ocho años de mi vida, y lo hiciste enfrente de mí. Pero sigo aquí, intentando ser fuerte por ti. Porque sé cuánto esto te afectó a ti. Porque te amo. JungKook, tal vez sí es hora de aceptar lo que hiciste. Sí, mataste a alguien aun cuando jurabas jamás hacerle daño a nadie —lo tomó del mentón para que le viera a los ojos—. Pero esa persona que mataste está en el infierno justo ahora, y si es así, por más que duela significa que no era tan buena persona después de todo. No tienes por qué sentir tú la culpa de eso. Me protegiste y NamJoon está pagando por todo lo que hizo aquí. No hiciste nada malo, él sí.

YoonGi llevó una mano a la mejilla del mayor, eliminando la lágrima que se había escapado de sus ojos. JungKook colocó su propia mano sobre la del contrario y se aferró al tacto de esta, frotando levemente su mejilla. No sabía cómo sentirse. Tal vez YoonGi había sido un poco duro con sus palabras pero de alguna forma sintió que también tenía razón.

—¿De verdad quieres irte conmigo?

—¿Tú quieres que vaya? —preguntó con voz suave—. ¿La propuesta sigue en pie?

—Siempre seguirá en pie para ti.

—Entonces sí, quiero hacerlo —asintió con la cabeza—. Intentaré adaptarme de la forma que pueda, sé que lo lograré si estás conmigo. Solo... mm... tengo una condición.

—¿Cuál es? —preguntó interesado.

—Sé que estarás muy ocupado, pero... prométeme que de vez en cuando tendremos la privacidad suficiente para hacer nuestras cosas —dijo, en un tono que daba a mostrar el doble sentido—. Podré soportarlo todo, pero enloqueceré si me tienes en abstinencia.

JungKook esbozó una pequeña sonrisa, que era justo lo que YoonGi quería y extrañaba tanto ver.

Afortunadamente SeokJin no escuchó nada de lo que estaban murmurando, ya que se encerró en el baño y llamó a JiMin para tratar de distraerse en lo que le daba algo de espacio a los otros dos.

¿Entonces ya vienes en camino?

—No, aún no —respondió SeokJin—. Pero lo haré en unos minutos —suspiró—. Debí haberme ido en lugar de encerrarme en el baño.

Y reza para que no se les olvide que sigues ahí y se pongan a follar —rio burlón.

Por supuesto, SeokJin no le había dicho nada sobre el tema que estaba tratando la otra pareja, pero sí le hizo saber sobre la incómoda situación de ellos tener que hablar sobre algo importante mientras SeokJin solo hacía de la tercera rueda.

—No lo hagas más incómodo de lo que ya es.

De acuerdo... —dijo, divertido. Aguardó unos segundos antes de volver a hablar, esta vez un poco más serio—. SeokJin, tengo que decirte algo.

—Claro, dime —apoyó su espalda baja sobre el lavabo.

Yo, ahm... hablé con mi madre. Me llamó por teléfono, nos pusimos a charlar un rato y me dijo que quería que fuera a Busan este fin de semana. Yo me negué, diciéndole que tengo algunos planes con mi novio, para evitar ir allá pero... bueno... resulta que mi madre ahora quiere conocer a mi novio también —sonrió nervioso—. No puedo decirle que inventé que tenía pareja solo para no ir a ver a mi familia. Y... tú eres lo más cercano que tengo a un novio.

—¿Quieres que vaya contigo a Busan? —sonrió con cierto encanto a pesar de que el rubio no podía verlo.

No quiero molestarte.

—No lo haces —negó con la cabeza—. Me encantaría conocer a tu familia —le era imposible borrar su sonrisa. No podía evitar sentirse emocionado, pues jamás había conocido a la familia de ninguna de sus parejas. Y para ser su primera vez no quería actuar, quería que fuera genuino—. Tal vez deberíamos formalizarlo.

¿De qué hablas?

—Sé mi novio.

Del otro lado de la línea, JiMin había quedado boquiabierto por la sorpresa de las palabras de SeokJin. Ellos habían estado viéndose muy seguido. Hablaban como si fuesen los mejores amigos y de vez en cuando tenían sexo como si fuesen los mejores amantes. Sin embargo, no esperaba que las cosas pudiesen avanzar de allí.

¿JiMin? —escuchó la voz de SeokJin.

EunWoo entró a la cocina un par de segundos después. JiMin reaccionó en ese instante. Se enderezó, puesto que había estado apoyado en la encimera todo el tiempo, y luego se enfocó en la llamada.

—¿Podríamos hablarlo en persona?

Sí, por supuesto.

—Está bien. Entonces ve a tu casa, nos veremos allá, ¿sí? Adiós, Jinnie.

La cocina del apartamento de HoSeok quedó en total silencio cuando JiMin colgó la llamada y guardó el celular en uno de los bolsillos de su pantalón.

—¿SeokJin no vendrá? —preguntó EunWoo, intentando hacer algún tema de conversación mientras se servía un poco más de refresco.

—No.

El rubio hizo ademán de caminar hacia la salida de la cocina para ir con el pelinaranja, pero EunWoo lo tomó del brazo para detenerlo.

—JiMin, espera.

—¿Qué quieres? —soltó desganado.

—Ya ha pasado mucho tiempo. No me gusta estar así contigo.

—Ese es tu problema. Yo estoy bien, me encuentro mejor que nunca.

—Lo sé. Lo he notado —respondió con seriedad.

—¿De qué hablas?

—No finjas, todos lo notamos. Tú y SeokJin pasan mucho tiempo juntos últimamente.

—¿Y eso a ti en qué te afecta?

—Yo... —no dijo nada por varios segundos. Su relación se había deteriorado considerablemente y la verdad es que desde hacía días quería arreglar las cosas con JiMin. Sin embargo, debía admitir que ver a SeokJin tan unido a JiMin fue lo que lo motivó a acercarse a él de una vez por todas. No podía evitar sentirse celoso, aunque en su interior lo disfrazaba como otra cosa porque no podía concebir el hecho de que pudiese sentir cosas por otro hombre—. No me afecta en nada, solo no quiero que salgas lastimado.

JiMin se molestó inevitablemente, pues sintió esas palabras llenas de nada más que pura hipocresía. No pudo no decir algo al respecto.

—Quien me lastimó fuiste tú, idiota —se soltó del agarre—. Aunque fue mi culpa por haberme enamorado de alguien como tú.

—¿Qué dices? —soltó asombrado.

—Estuve soportando viéndote con cada chica que se te cruzaba desde que WheeIn se fue. Me dejaste a un lado, como si jamás hubo algo entre nosotros. Intenté entenderte porque fui yo quien se unió al final en su relación después de todo, y porque sabía que solo estábamos ahí por ella en primer lugar. Fue algo muy nuevo para mí saber que tenía sentimientos por un chico y que ese chico eras tú, pero quería afrontarlo. Los encuentros que tuvimos dejaron de ser por tu ex porque yo lo único que deseaba era estar contigo. Porque sentí una estúpida conexión entre ambos que al final solo terminó siendo una fantasía mía. Escucha —suspiró—. Puedo entender que yo no te guste de esa forma, pero la manera en la que dijiste que no querías estar conmigo me hirió como no tienes idea.

—JiMin, yo... lo siento. No sabía que sentías eso por mí —EunWoo no salía de su asombro. Quizá si hubiese sabido eso antes, las cosas pudieron haber sido un poco diferentes. Tal vez hubiese tenido el coraje suficiente para aceptar sus sentimientos por el rubio. Estaba confundido, desde antes de que WheeIn se fuera, pero no quiso aceptarlo porque pensaba que solo era cosa suya. La vez que JiMin y él discutieron frente a su apartamento fue un acto impulsivo porque no sabía qué hacer con lo que sentía. Porque una cosa era que congeniaran cuando de sexo se trataba y otra muy distinta que hayan sentimientos de por medio. Y ciertamente EunWoo jamás se imaginó que JiMin estuviera enamorado de él. Quizá una atracción, ¿pero un enamoramiento? Era más de lo que esperaba y algo en él le hacía sentirse más arrepentido de lo que ya estaba por las cosas que había dicho.

—Estaba herido —continuó JiMin—. Y SeokJin también lo estaba. Encontramos la manera de consolarnos entre ambos y funcionó. Ahora nos hemos vuelto más cercanos, no solo de manera física, sentimental también y al menos él me corresponde.

—JiMin, si hubiese sabido lo que sentías por mí, yo...

—¿Tú, qué? ¿Ibas a corresponderme?

—Tal vez... —murmuró.

—No necesito un "tal vez", EunWoo. Mi tiempo y mi vida son muy valiosos como para seguir con esos juegos. Tienes 23, no 15, así que madura un poco. No te preocupes por mí. Deja de lado tu disfraz de arrepentimiento con esa mierda protectora, que soy lo suficientemente adulto como para saber lo que estoy haciendo con SeokJin. Y por cierto, tampoco olvides el hecho de que estás saliendo con Roseanne. Decir todo esto ahora, se ve muy inapropiado de tu parte.

JiMin dio la conversación por finalizada y tomó camino hacia la sala, donde se encontraba HoSeok. EunWoo quedó totalmente mudo, y no pudo reaccionar hasta después de varios minutos, quizá sintiendo que esta vez era él quien tenía el corazón roto. Se lo merecía, no iba a negarlo. Había sido un completo idiota y ahora no le quedaba de otra que afrontar el hecho de que había perdido a JiMin por no saber cómo manejar las cosas.


Mikhael jamás volvió a acercarse directamente a YongSun. La chica le había agradado, no podía mentir con eso. Pero prefería mantener la distancia porque sabía que era lo correcto. Varias dudas seguían en su cabeza, y a pesar de ello ayudó a Luzbel para evitar que las cosas terminaran en una tragedia. Sin embargo, también le tenía suficiente miedo a su padre y todo lo que tenía que ver con el mundo celestial como para poder jugárselas e intentar llevar una vida como lo hacían Semyazza o Luzbel con los humanos. Podía decirse que a ese punto prefería estar al margen de todo eso. No quería ser desterrado del cielo, pero tampoco podía decir que después de conocer a la chica, los humanos no le habían llamado la atención.

Incluso le sucedió con YoonGi. ¿Quién en su sano juicio se atrevería a golpear a un ángel? Un ser que, por mucho, era más fuerte y poderoso que él. Le parecía muy cómico y a la vez interesante. Pero más interesante le parecía el estar consciente de que lo había golpeado por lo que le había hecho a Luzbel.

Tal vez YoonGi no podía hacer demasiado cuando de defender a su pareja se trataba, pero al menos se notaba que lo hacía porque quería a Luzbel.

Tal vez YoonGi sí se encontraba enamorado después de todo. ¿Quién lo diría? El diablo realmente había encontrado el amor.

Tal vez Mikhael no se arrepentiría de darle el beneficio de la duda con respecto a todo lo que estaba pasando y en ayudarlos a salirse con la suya.

Sin embargo, a pesar de que Mikhael creía que ellos iban un paso adelante por haberles advertido sobre su hermano. La verdad de la situación era que quien iba mucho más adelantado, era Gabriel.

Gabriel había descubierto la identidad de lo que Luzbel tanto protegía. Lo había hecho gracias al descuido de su otro hermano. Y él estaba más que decidido a evitar que la profecía se cumpliera. Iba a deshacerse del eslabón perdido a como dé lugar.

Por supuesto, ya tenía un plan. Y ese plan no requería que él se manchara las manos porque podría ser peligroso si Luzbel llegara a enterarse. Por eso, para no levantar sospechas, no había nada mejor que un humano religioso a quien podría mostrársele como ángel, diciéndole que su padre le había dado una misión que debía cumplir.

Lo estaba manipulando, estaba consciente de ello, pero era para un bien mayor.

—Repite una vez más lo que debes hacer —ordenó el ángel.

—Dispararle —bajó la mirada hacia el arma de fuego que el ángel le había entregado. Las manos le temblaban. Estaba orgulloso de haber sido elegido para una misión que tenía que ver con Dios y salvar la humanidad. Sin embargo, jamás había sostenido un arma y mucho menos asesinado a alguien—. Y luego... —tragó grueso—. Dispararme yo.

—No debes sentir miedo por morir. Apunta a la cabeza —llevó su dedo índice a la sien del contrario—. Así es más rápido. Cuando cumplas con tu misión, irás al cielo —dio un paso atrás—. Ahora dime, ¿de verdad te sientes preparado para esto?

El chico se mantuvo en silencio durante varios segundos. Hasta que, decidido, sujetó el arma con más seguridad y subió la mirada al ángel.

—Lo estoy.

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro