✪Quattuor✟
—Por Dios —exclamó SeokJin al ver detalladamente el golpe del labio de YoonGi.
—Mi jefa va a reclamarme, Jin —se soltó del agarre que el rubio cenizo tenía sobre su mentón—. O compran algo, o se largan ya.
Tras un suspiro, JiMin sacó su mano derecha del bolsillo de su chaqueta de cuero y tomó un paquete de Trident para colocarlo sobre el mostrador. YoonGi suspiró resignado y tomó el producto para registrarlo en la caja.
—Estoy seguro de que la señora Lee preguntó por ese golpe —dijo JiMin, refiriéndose a la jefa de YoonGi, la dueña de la tienda—. ¿Qué le dijiste?
—Que me caí en las gradas de donde vivo.
—Es una señora muy dulce y usualmente solo mira el bien en las personas. Estoy casi seguro de que se lo creyó —comentó SeokJin.
—En verdad no sé cuántas veces debemos decirte que esa relación no te hará ningún bien —insistió JiMin.
—Y yo no sé cuántas veces debo decirles que no necesito estos sermones —se defendió—. Amo a mi novio. Estoy con él desde hace ocho años, ¿por qué debería dejarlo ahora? —frunció el ceño—. Sé que no es perfecto, pero él es mi todo.
—YoonGi...
—No, SeokJin —le cortó—. Lo siento si mi relación no es sacada de Disney como la tuya con TaeHyung, pero me siento bien donde estoy —trató de sonar seguro con sus palabras.
SeokJin suspiró, golpeando levemente el brazo de JiMin para llamar su atención.
—Debemos irnos.
—¿Irás a los ensayos de la banda? —preguntó por último JiMin.
—Por supuesto.
Luego de esa respuesta, SeokJin y JiMin salieron de la tienda, despidiéndose de la señora Lee en el trayecto, pues la mujer de casi 60 años estaba afuera del establecimiento, acomodando unas revistas.
—No esperaba que te rindieras tan fácil —comentó JiMin cuando se subieron a la furgoneta.
—Le hemos estado diciendo lo mismo desde hace un año y medio —soltó desganado mientras se colocaba el cinturón de seguridad—. No puedes ayudar a alguien que no quiere ser ayudado.
—Se suponía que a estas alturas ya deberías estar en el infierno, encargándote de él —mencionó TaeHyung, llegando a la mesa donde JungKook estaba sentado, y colocó un vaso con latte frente a él.
Ambos se encontraban en un café en el centro de la ciudad.
—No puedo hacerlo, Semyazza, no después de conocer a ese chico.
—Por nuestro padre —se quejó TaeHyung—. ¿Por qué te cuesta tanto llamarme por mi nombre de humano?
—No hay nadie que nos escuche, no hay por qué ocultar tu nombre real.
—Ese ya no es mi nombre —aclaró—. He estado aquí por siglos, siento que ahora soy más humano que ángel —tomó un sorbo de su propio vaso—. Hasta cierto punto es verdad —se alzó de hombros—. Ni siquiera tengo alas.
—Aun así sigues siendo un ser celestial —respondió con seriedad—. ¿Cuántos nombres has tenido hasta ahora? ¿O cuántos años tu novio cree que tienes? —cuestionó.
—Como sea —aclaró su garganta, queriendo cambiar de tema—. Lo de antes... ¿Te referías a YoonGi?
—Sí —suspiró, dejándose llevar por el tema inicial—. ¿Sabías que se autolesiona? —TaeHyung bajó la mirada, lo que le había dado una respuesta clara—. Semyazza —le reprochó.
—No puedo hacer nada —dijo al fin—. Todos sus amigos han intentado convencerlo, pero él no quiere escuchar. Quise darle consejos pero no los recibe, no puedo hacer nada más... Tienes razón, ¿sí? —dijo un poco exaltado—. Por más que lo odie, sigo siendo un ser celestial, y sabes que nosotros no podemos entrometernos en el destino de los humanos.
—Por supuesto —rió con ironía—. Es por eso que estás con SeokJin, ¿no?
—Es diferente —respondió cortante.
—¿Diferente por qué?
—Porque lo amo —le vio a los ojos. Luzbel pareció haberse sorprendido por esa respuesta—. Lo amo, ¿de acuerdo? Jamás me había sentido así, Luzbel. Después de tantos años escondido en la Tierra, siento que de nuevo tengo un propósito que seguir. Y ese es el bien de ese chico. Quiero verlo feliz y que nada lo dañe... Lo sé —exhaló—. Sé que cambié su destino, pero no pude evitarlo... Yo... Tal vez sea egoísta pero no puedo alejarme de él —guardó silencio durante varios segundos—. SeokJin también ha sufrido, ¿sabes?
—¿De qué hablas?
—Sus padres lo abandonaron mucho antes de que cumpliera el año de edad. Fue adoptado a los 4 años y a los 16 sus padres adoptivos lo corrieron de su casa al haberlo descubierto besándose con su mejor amigo de ese entonces. ¿Entiendes lo que te digo? Su padre lo golpeó y lo sacó a empujones de su casa por ser homosexual —frunció el ceño—. ¿Cuándo las personas van a entender que eso no es un pecado? —suspiró pesado—. Solo tenía 16 años —recalcó—. Su tía, la hermana de su madre adoptiva, se dio cuenta de eso y dejó que SeokJin viviera con ella. Los padres de Jin se dieron cuenta y amenazaron a su tía, le dijeron que lo corriera, que no cuidara de él porque ya no era parte de la familia, y si ella no lo hacía, entonces dejaría de ser parte de la familia también. Su tía no los obedeció, así que desde ese momento solo fueron ellos dos. Ella no tenía pareja, tampoco hijos, no podía tenerlos. De alguna forma SeokJin le dio luz, ya era un adolescente pero su tía estaba feliz con verlo formarse como si fuera su propio hijo... Y para SeokJin —sonrió con cierta melancolía—. Para SeokJin ella lo era todo, era su única y verdadera familia—bajó la mirada—. Cuando estaba por cumplir los 20, su tía tuvo que viajar al extranjero por el trabajo... solo era una semana —dijo en voz baja—. Pero una bala perdida lo cambió todo.
Luzbel pudo percibirlo, su hermano parecía estarse culpando por algo, y tenía la sospecha de lo que era.
—¿Tú estabas ahí?
—No pude hacer nada —respondió—. Aunque quería, no podía hacer nada. No puedes interrumpir el destino de una persona... Aunque... Ella no merecía morir así. Era una buena mujer.
—No interrumpiste su destino, pero sí el de SeokJin.
—No estaba planeado. Supe que ella tenía un sobrino, así que me pregunté qué iba a pasar con él de ahora en adelante. Sin pensarlo mucho vine a Corea y lo encontré... Él estaba destrozado, ¿y cómo no? Su única familia se había ido —pasó su mano por su frente, sintiéndose algo abatido—. SeokJin empezó a tener problemas desde entonces. Aunque no lo demostraba sus inseguridades crecían. Él pensaba que no valía nada, pues todas las personas siempre lo terminaban abandonando: sus padres biológicos, sus padres adoptivos, su mejor amigo, y luego de su tía, todas las parejas que tuvo. Se sentía solo, y para evitar todos esos pensamientos negativos, se refugiaba en los fármacos... —calló por unos segundos antes de proseguir—. Ya era su amigo para ese entonces y no podía seguir viéndolo de esa manera, no iba a permitir que su corazón se pudriera de esa forma. Así que le confesé lo que sentía. Al inicio no me creyó, pero finalmente terminó dándome una oportunidad. He estado con él desde ese momento, alentándolo a seguir adelante, convenciéndolo de que vale más de lo que cree y evitando que recaiga en su adicción... —relamió sus labios—. Sus amigos no lo saben, solo yo.
—¿Él sabe que viste a su tía morir?
—No, por supuesto que no—frunció el ceño—. Eso implicaría decirle que soy un ángel caído, ¿y piensas que me creería? —bufó.
—¿Es eso o temes que no te perdone cuando sepa la verdad? —JungKook esperó durante varios segundos, pero su hermano nunca respondió—. Si pudiste cambiar el destino de SeokJin, ¿por qué no cambiaste el de YoonGi? —preguntó al fin.
—No lo malinterpretes, YoonGi es muy importante para mí. Pero aún tengo mis dudas en si estoy haciendo lo correcto con mi novio. ¿Qué pasa si no terminará tan bien como está ahora? Puede que no sea así, pero ¿y si lo estoy conduciendo a un destino peor? —cuestionó—. En cualquier caso, no quiero cometer el mismo error dos veces.
—Se autolesiona, Semyazza —le recalcó—. Estoy casi seguro de que si no lo mata el maldito que tiene como novio, él va a hacer algo más. Ya no puede tener un destino peor que el que está teniendo ahora.
—¿Crees que sería capaz de suicidarse? —preguntó con horror.
—Podría hacerlo como un acto desesperado —respondió con honestidad.
—Luzbel... —llamó, algo dubitativo—. ¿Qué es lo que ves en ese chico? —preguntó con curiosidad—. Es decir, sé que siempre te has preocupado por los humanos, pero parece que ves algo diferente en él.
—Bueno, sé lo que es sentirte impotente —respondió con suma seriedad—. Sé lo que es intentar buscar una respuesta y nunca encontrarla, sé lo que es sentir que estás siendo castigado por algo pero ni siquiera estás muy seguro del por qué. YoonGi no merece algo así, su corazón no está podrido, hermano. Y si tú sientes que no puedes hacer algo por él, entonces yo lo haré.
—Luzbel...
—Está decidido, Semyazza —lo interrumpió—. Al único que estoy dispuesto a ver en el infierno es al desgraciado de su pareja. Así que tú ocúpate de tu novio, y yo me ocuparé de él.
Cuando YoonGi salió de trabajar, como era costumbre, regresó caminando hasta su casa. Esta vez iba un poco más... ¿tranquilo? Si se le podía denominar así. Pues iba a tiempo y sabía que NamJoon y él estaban bien. No tenía ánimos de discutir ni reclamarle nada, así que en verdad esperaba que ese día las cosas siguieran por la paz.
Sin embargo, su tranquilidad se fue al carajo cuando vio a ese tipo cerca de las gradas que lo conducían a su apartamento.
JungKook caminaba lentamente de un lado a otro mientras veía hacia el suelo y mantenía sus manos metidas en su pantalón. Parecía estar tratando de distraerse con eso.
YoonGi se detuvo a casi seis metros de él, preguntándose internamente qué hacía ese chico ahí.
Su respuesta pareció llegar cuando JungKook levantó la mirada hacia él, deteniéndose por completo. Podía notarse claramente que eso por lo que estaba esperando, ya había llegado. YoonGi respiró hondo y volvió a tomar su camino, yendo a un paso más apresurado e intentando ignorar al otro chico cuando pasó al lado suyo.
—Oye —le llamó JungKook.
—Aléjate de mí —subió las gradas apresuradamente, pero para su mala suerte, el pelinegro fue detrás de él.
—¿Por qué me dices eso? —soltó sorprendido—. Ni siquiera nos conocemos.
—No me hace falta. Tu sola presencia me incomoda. Eres extraño.
—No soy extraño —se defendió—. Lamento si anoche lo fui, es solo que...
—¿Cómo supiste dónde vivo? —se detuvo, volteándose hacia él—. ¿TaeHyung te dio mi dirección?
—No, en realidad te seguí —respondió con sinceridad.
—Sabes que eso es acoso, ¿no?
Si antes ese chico le transmitía desconfianza, ahora era mucho peor. ¿Qué carajos le pasaba? Pero más importante, debía entrar a su apartamento. Lo que menos quería era que NamJoon lo atrapara conversando con ese tipo.
—Como sea, solo lárgate —dio media vuelta para caminar por el largo pasillo.
Y nuevamente, JungKook fue detrás de él.
—No tienes que ser tan hostil conmigo. Solo quiero ser tu amigo.
—Eso suena aún más aterrador luego de saber que me seguiste hasta aquí anoche —comentó, sin detener su caminar—. Vete o llamaré a la policía.
—Deberías hacerlo —respondió con voz más severa—. Y decirle lo que tu novio te hace.
YoonGi se detuvo abruptamente al escuchar eso. Su respiración pareció detenerse también por un instante.
Lentamente, se volteó hacia el pelinegro, estando totalmente desconcertado por sus palabras.
—¿Qué dijiste? —soltó en voz baja.
—Lo sé —respondió tranquilamente—. Sé cómo te sientes, cómo él te hace sentir—bajó la mirada al labio de YoonGi—. Como si no tuvieras el control ni siquiera de ti mismo. Te sientes impotente, herido, solo, furioso, al borde de la desesperación. Y por más que intentas buscar una salida, no la encuentras. Y no la encuentras porque solo ves oscuridad —Sin siquiera pensárselo posó su mano en el mentón del menor y pasó su pulgar delicadamente sobre su labio herido. JungKook entonces, volvió a subir su mirada hacia la de él—. No es de mí de quien debes protegerte, es de él. Él es la oscuridad de la que tienes miedo e intentas escapar. Sé que puedes verlo... No dejes que apague tu luz y te vuelva oscuridad a ti también.
YoonGi no fue capaz de moverse ni un centímetro durante varios segundos. ¿Cómo rayos sabía sobre NamJoon? ¿Acaso llevaba más tiempo acosándolo? ¿O es que TaeHyung se lo había dicho? De cualquier forma, le desagradaba que alguien como él supiera sobre su vida. ¿Quién se creía para decirle algo como eso? No lo conocía en lo absoluto. Ese tipo en verdad debía estar enfermo de la cabeza.
Apartó la mano de JungKook bruscamente, reflejando en sus ojos todo el desprecio que sentía hacia él.
—Vete al infierno.
Luego de esas palabras YoonGi continuó con su camino, dejando a JungKook varado en medio del pasillo.
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro