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✪Duo✟

—El único ángel caído que logró ocultarse en la Tierra —comentó Luzbel, viendo fijamente a su hermano.

—El único ángel caído que logró quedarse con sus alas —respondió en el mismo tono—. ¿Qué haces aquí?

—Tranquilo, no estoy aquí para llevarte al infierno. De hecho ni siquiera tenía en mente encontrarte —inició a explicar—. Me sentía agobiado y decidí dar un paseo. Fui a muchos países, a muchos lugares recónditos pero por alguna razón me siento vacío, nada logra satisfacerme —comentó—. Observé el comportamiento de los humanos en muchas ocasiones, y solo puedo decir que la humanidad va de mal en peor. Eso me hace sentir incluso más agobiado.

—Y mientras tú estás aquí, ¿quién se encarga del infierno?

—Lilith.

—¿Lilith? —soltó incrédulo—. ¿Esa Lilith?

—No hay otra Lilith.

—Oh, santo cielo, Luzbel —pasó su mano por su cabello, sin intenciones de ocultar lo inquieto que iniciaba a sentirse—. No puedes dejar a Lilith sola —le recriminó—. No puedes dejar tanto poder en sus manos.

—¿Entonces por qué no vas tú y te encargas de eso? —soltó algo molesto—. Semyazza, he estado en el infierno por miles de años. Y estar ahí sigue siendo más un castigo mío que el de los humanos. No me digas cómo controlar el infierno si tú nunca has puesto un pie ahí.

—¿Tae?... ¿TaeHyung?

Escucharon que llamaron desde algunos metros de distancia. Semyazza se volteó, viendo a SeokJin detrás de la furgoneta, buscándolo.

Cuando el rubio cenizo lo divisó, enseguida caminó hacia él.

—SeokJin.

—¿Qué haces aquí? Te dije que no tardaras —se quejó. SeokJin guardó silencio por varios segundos al notar la presencia de la otra persona. Un hombre pelinegro, alto, con una mirada misteriosa, y debía admitir, demasiado apuesto. Ese último hecho pareció haberle dado una bofetada para volver en sí. ¿Por qué TaeHyung estaba con ese tipo en un callejón?—. ¿Está todo bien? —preguntó algo inseguro.

—Oh, todo está bien —Semyazza le sonrió, despreocupado—. SeokJin, él es... —volteó a ver a Luzbel, mostrándose dubitativo—. JungKook —dijo al fin—. Es un viejo amigo de Daegu. JungKook, él es SeokJin. Mi novio.

Luzbel alzó una ceja luego de escuchar eso último.

—Vaya, TaeHyung. No me comentaste que tenías novio.

—Bueno, es que no hablamos desde hace mucho.

SeokJin notó en la mirada de ambos que parecía haber un trasfondo en cada oración que compartían, cosa que inició a incomodarle.

—Oye, la banda nos necesita —le dijo a TaeHyung—. Somos los vocalistas, no pueden iniciar sin nosotros.

—Por supuesto —asintió con la cabeza.

—Oye, JungKook. ¿Quieres venir? —preguntó SeokJin. Sí, quizá el tipo no le daba tanta confianza, pero SeokJin tampoco se podía permitir ser tan descortés, menos con un "viejo amigo" de su novio. Además, aún no había razones para ello.

—Yo... No lo sé...

—No es mala idea —le apoyó TaeHyung.

—¿Estás seguro? —Luzbel le vio incrédulo.

—Claro. Después de todo, no nos hemos visto en años —colocó una mano en su espalda, animándolo a caminar hacia el bar, y con SeokJin a su otro costado—. Solo espero que me prometas que regresarás a casa después de esto.

Luzbel no dijo nada, solo se dejó llevar al establecimiento y se sentó en una de las primeras mesas que estaban al frente del escenario.

TaeHyung se acercó a uno de los que atendían en la barra y luego de intercambiar un par de palabras con él, fue directo a donde estaba el resto de la banda.

JungKook recorrió con su mirada casi todo el lugar. No era muy diferente a algunos establecimientos en los que había entrado en otros países, por lo que no hubo nada que le sorprendiera... Bueno, al menos eso pensó hasta que sus ojos se posaron en esa persona.

Por primera vez pudo sentir cómo todo a su alrededor se volvía en cámara lenta, y el único protagonista, el único al que él podía ver, era ese chico de piel pálida que estaba detrás de una batería.

Un mesero depositó un tequila sunrise en su mesa, pero JungKook ni siquiera fue capaz de escuchar ni responder a lo que el mesero dijo, toda su atención estaba en aquel chico.

Era extraño, jamás en toda su existencia había sentido algo como eso.

Pero entonces lo supo. Eso que sentía que le faltaba, estaba ahí.

No apartó sus ojos de YoonGi ni siquiera durante un segundo, de hecho parecía que tampoco parpadeaba. Estuvo así desde el inicio del show hasta el final.

Por supuesto hubo un momento en el que YoonGi se dio cuenta de ello, cosa que lo llevó a evitar su mirada ante cualquier costa.

Había visto al tipo entrar junto a TaeHyung y SeokJin, pero jamás pensó que le prestaría tanta atención a él, es decir, ¿por qué?

Fue algo que no se pudo responder ni siquiera luego de terminar el show. Cuando estaban empacando los instrumentos, Min volteó de reojo hacia aquel chico de buena apariencia que seguía en la misma postura sentado en una mesa cercana, de inmediato YoonGi volvió a apartar la mirada al notar que lo seguía viendo.

—Oye —le susurró a TaeHyung, quien le ayudaba a WheeIn a guardar su teclado—. Tae.

—¿Qué sucede? —se acercó más a él.

—Tu amigo —relamió sus labios, nervioso—. No deja de verme. Me hace sentir incómodo.

TaeHyung se volteó hacia donde estaba Luzbel, notándolo completamente perdido en YoonGi. Sin más, caminó hacia él y una vez que llegó a su mesa, juntó sus palmas frente al rostro del contrario, ocasionando un sonido lo suficientemente fuerte como para regresarlo en sí.

—Al menos disimula un poco, lo estás asustando.

—¿Qué? —dijo confundido.

—Deja de verlo tan fijamente, como si quisieras escudriñar en su alma.

—No estaba haciendo eso —se defendió. Aun así, desvió su mirada devuelta a YoonGi—. ¿Quién es él? ¿Acaso es otro ángel del que yo ni siquiera estaba enterado?

Las palabras salieron solas de su boca a pesar de que sabía que eso era imposible. Él conocía a todos los ángeles y sabía perfectamente que no había ángeles nuevos.

¿Qué? —TaeHyung sonrió burlón—. Por supuesto que no, es tan humano como todos los demás dentro de este lugar —le inspeccionó en silencio cerca de un minuto. Nunca había visto a Luzbel tan atraído por un humano, no de esa manera.

Luzbel veía cómo YoonGi conversaba y le sonreía a sus amigos, como si nada estuviese pasando. Pero él podía sentirlo. Sabía que había algo que se ocultaba bajo esa sonrisa, y eso era dolor.

Lo sentía profundamente. Tal vez era por eso que YoonGi había llamado su atención desde un inicio. De alguna forma podía sentir su soledad, y lo sabía porque hasta cierto punto él se sentía de la misma manera.

—Está sufriendo —dijo en voz baja. Posó su mirada en TaeHyung luego de un segundo—. ¿Por qué está sufriendo?

TaeHyung apartó la mirada de él, entendiendo muy bien a lo que su hermano se refería.

—No creo que sea correcto decírtelo.

—Semyazza.

—TaeHyung —susurró a forma de regaño. Por supuesto, pudo notar que eso fue lo que menos le importó a Luzbel, él seguía esperando una respuesta. Tras su mirada insistente, TaeHyung soltó un suspiro para luego jalar la silla que estaba al lado de Luzbel y poder sentarse en ella—. Min YoonGi, 24 años —inició a decir—. Su ciudad natal es Daegu. Se vino a Seúl con su novio a los 17 años, escapando de su hogar. Su madre era un poco abusiva con él, YoonGi no lo soportó y creyó que irse lejos con su novio sería su escape. Pero, oh sorpresa, su novio resultó ser otro maltratador —suspiró—. Sin embargo, siguen juntos desde entonces.

—¿Por qué no lo deja?

—No es tan fácil cuando luego de tantos años te has acostumbrado a eso. Es como un círculo vicioso; el tipo le hace daño, se va, y a las horas regresa pidiéndole perdón jurando que no volverá a hacerlo, YoonGi lo perdona, y a los días vuelven a tener otra discusión que termina en golpes. El patrón se repite una y otra vez —explicó—. Además, tiene miedo de cómo su novio reaccionaría. Lo hemos visto con moretones, hemos ido al hospital luego de saber que le rompió la nariz o le ha hecho otro tipo de heridas que necesitan sutura. YoonGi probablemente está consciente de que su novio puede matarlo si se lo propone.

—Oigan —habló JiMin al resto de la banda que seguía sobre el escenario—. ¿Quieren ir a la fogata luego de que terminemos con esto?

—Suena bien —comentó HoSeok.

—Cuenta conmigo —dijo WheeIn.

—Y conmigo —la secundó EunWoo.

—No con nosotros —dijo SeokJin—. TaeHyung y yo tenemos otros planes.

—Ohh —canturreó HoSeok.

—No es lo que crees pervertido —SeokJin rió—. Tae quiere perforarse las orejas y mientras tanto, yo me haré un tatuaje.

—¿En serio? ¿Dónde te lo harás? —preguntó YoonGi.

—En un lugar donde solo mi pareja lo podrá ver —sonrió con picardía.

—Entonces tuve razón —dijo HoSeok—. Siempre terminará en sexo.

—No puedes tener sexo si recién acabas de hacerte un tatuaje.

—¿Tú que dices, YoonGi? —JiMin volteó en su dirección—. ¿Irás con nosotros?

—No —negó con la cabeza—. Debo llegar a casa antes de que Nam se vaya a trabajar —frunció el ceño cuando sus amigos emitieron sonidos que daban a mostrar todo su disgusto—. Oigan, sé que no les agrada pero es mi novio, así que lo lamento.

—Ya, no te enojes —pidió EunWoo.

—No lo haría si respetaran mis decisiones.

—Solo queremos lo mejor para ti —aseguró SeokJin.

—Chicos —afortunadamente TaeHyung llegó a interrumpir con el inicio de aquella discusión—. No les he presentado formalmente a mi viejo amigo. JungKook ellos son JiMin, HoSeok, EunWoo, WheeIn y YoonGi.

—Vaya —susurró WheeIn, completamente encantada con la presencia de ese hombre tan atractivo.

EunWoo se dio cuenta de eso, por lo que sin poder evitarlo, le dedicó una mala mirada a la chica.

Todos saludaron a JungKook luego de eso. Todos menos la persona que él realmente esperaba que le hablara.

YoonGi parecía querer evitarlo ante todo, probablemente porque en verdad lo había incomodado al haber estado viéndolo tan fijamente por tanto tiempo.

—Oye, ¿quieres acompañarnos a la fogata? —preguntó la única chica.

—Será un placer —dijo JungKook, con una suave sonrisa, antes de volver a posar su mirada en Min.

YoonGi recibió una llamada en su celular, y al comprobar de quién se trataba, parecía que su piel había adoptado un color mucho más pálido.

—Ya debo irme —fue lo único que le dijo a sus amigos antes de emprender camino hacia las afueras del establecimiento.

Luzbel pudo sentir cierto temor intensificarse en el interior de YoonGi. Y de alguna forma eso le hizo llegar a otra conclusión.

Tal vez Min YoonGi seguía con vida, pero él ya estaba viviendo en un infierno.

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