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Conociendo a una hechicera (Yuri +18)

Aquella noche estaba buscando un humano para alimentarme ya que sí, de vez en cuando necesito beber algo de sangre y prefiero la humana. Ya no es tan necesaria como cuando recién me convertí pero aún me da sed cada cierto tiempo.

Confieso que me gusta jugar un poco con mis presas, me gusta sobre todo hipnotizar las solo para quitarles el miedo (Cosa que no se me ocurrió hasta que lo ví en una serie, debo admitir) de manera que sus repuestas y actos sean debido a su personalidad y no al miedo, cosa que los vuelve bastante entretenidos y divertidos.

Una de las experiencias más entretenidas que me han ocurrido fue la de aquella noche en que conocí a una hechicera, aunque en primera instancia no sabía que lo era, yo solo estaba cazando y algo en su aura llamó mi atención.

Cuando la localice, ella caminaba sola y deprisa por un callejón solitario, aunque bien iluminado (es curioso como los humanos siempre se sienten más seguros rodeados de luz). La joven llevaba una larga falda de color violeta que le tapaba los pies y una chaqueta de mezclilla. Tenía el largo cabello castaño, chino y alborotado, gasta casi media espalda y una bolsita de mano colgada a un lado.

Me apresure para llegar detrás de ella sin hacer ruido y la toqué en el hombro, tal como esperaba ella volteo sobresaltada y con nos ojos muy abiertos, lo idóneo para la hipnosis.

-No tengas miedo- le dije lanzando mi poder -¿A dónde vas pequeña?-

-A mi casa, que está al final de la calle.-

-Muy bien. Me dejarás acompañarte pues la noche es oscura y peligrosa.-

-Acompáñame a mi casa- repitió, satisfecha caminé a su lado. -¿Cuál es tu nombre?-

-Soy Valezca, ¿Cuál es el tuyo?-

-A mi madre la pareció buena idea llamarme Luna.- dijo la chica.

-Es un nombre bonito e interesante.- comente con una ligera risa.

-Claro, así debe parecerlo para una criatura de la oscuridad.- me sorprendí por sus palabras -Ya llegamos- me dijo abriendo una puertecilla antes de que pudiera decirle nada.

Una vez dentro me encontré en un apartamento amplio y bien iluminado. Había un centenar de libros desperdigados por aquí y por allá, cosa que me agradó; aunque había algo que me ponía inquieta, como si hubiera algo que debía ver mas no definía bien qué era así que intenté ignorar la sensación.

Luna desapareció un momento por una puerta, que era en realidad un millar de cuentas multicolores que colgaban del marco y que tintinearon cuando ella pasó.

Me senté en una silla que se veía bastante cómoda, con reposabrazos de madera pulida y mullidos colchones en el asiento y en el respaldo. Tomé por ociosidad uno de los libros cercanos y lo abrí al azar, la imagen de un pentagrama rodeado de distintas runas ancestrales volvió a impresionarme. Levanté la vista, Luna ya se encontraba frente a mí con una serie de cuerdas plateadas en una mano y una especie de daga en la otra.

-¿Cómo supiste que soy una criatura de na oscuridad y no un simple vampiro?- le pregunté con calma mientras dejaba el libro de hechicería a un lado.

-Pues por que yo no soy una simple humana, obvio.-

Me levanté en un movimiento rápido, pero Luna soltó la daga y levantó la mano, cuando la palma quedó frente a mi una fuerza invisible me empujó de nuevo a la silla y me impidió volver a levantarme.

-No, tienes demasiada fuerza para ser una simple humana, así que dime ¿Qué eres?- la miré divertida, pensaba en lo diferente y divertida que sería esta cacería.

-Soy una hechicera.- se cercó a mi sin bajar el brazo. Intenté moverme pero era inútil.

-Eso ya quedó claro desee hace rato, pero no explica como tienes tanta fuerza.-

Luna dejó caer las sogas en mi regazo, pude sentir el calor que emanaban al estar cerca de mi pues eran de plata pura. Ella comenzó a amarrame a los reposabrazos y al respaldo. Agradecí llevar un suéter de manga larga, de lo contrario la plata me habría quemado directamente la piel. Cuando terminó se recargó en la silla para verme a los ojos.

-Mi padre era un demonio también, él usó a mi madre y la dejó sin decirle nada. ¡Todos ustedes son igual de insensibles! Así que, además de desarrollar mis poderes, me he dedicado a investigar sobre ustedes para poder encontrarlo y vengarme- se alejó para recoger la daga del suelo.

-Si esperas que yo te diga dónde está, necesito más señas que «también es un demonio»-

No esperaba que Luna volteara furibunda y me clavara la daga en el muslo, que también era de plata, por lo que fácilmente de clavó en mi carne. Cuando la sacó estaba llena de sangre obscura.

-Oye, este pantalón me agradaba ¿Sabes?- agarró la parte que había roto con la daga y terminó de desgarrarlo todo.

-¡Todo es una burla para ustedes! ¡Un juego! Dime ¿disfrutas sentirte tan indefensa como tus víctimas?- poco a poco se había calmado, cosa que era más preocupante que verla alterada y fuera de control.

-Es un cambio interesante en mi rutina.- quería volverla a hacer enfadar, no funcionó. Se acercó amenazante.

-¿Quieres sentir en realidad lo que sienten tus presas cuando te alimentas de ellas?-

Iba a decirle que lo sabía, pues muchas veces con la sangre me llegaban todos sus sentimientos e impresiones. Pero antes de que pudiera decir nada ya estaba sobre mi con la daga clavada en mi hombro, gruñi y por instinto moví la cabeza hacia el otro lado, Luna aprovechó para morderme el cuello.

No había forma de que sus dientes traspasaran mi dura piel pero esa era una zona muy sensible para mí lo que me hizo gemir y tensar todo el cuerpo. Cuando comenzó a mover la boca y los dientes mi respiración se agito, no pude evitar jadear. Luna se sentó en la silla sobre mi y me rodeó con uno de sus brazos para mantener el equilibrio. Confieso que todo eso me tenía ya bastante excitada.

Después de unos segundos levantó la cara, ella también estaba sonrojada y tenía la respiración agitada.

-¿Qué te parece? Eso es lo que sienten tus víctimas cuando las atacas ¿Piensas que es bueno?-

-Lo único que puedo pensar en estos momentos es que me gustaría que fueras una súcubo. Tienes el cuerpo y el toque para parecer una.- jadeé mirándola a los ojos.

De nuevo una sorpresa, pues yo esperaba un golpe o una nueva puñalada, por el contrario Luna se acercó y me besó en los labios. Podía sentir la irá que transmitía aquel beso, pero también una pasión constante que se ocultaba tras dicha ira. Tarde un poco en responder al beso.

Luna se levantó y, al igual que hizo con mi pantalón, rasgó todo mi suéter y mi playera. Para mi fortuna las mangas se quedaron en su lugar pues el calor hizo que la tela se rompiera justo donde empezaban los hilos. Y así quedé semidesnuda e inmovilizada frente a una hechicera con plata pura a la mano, sí ya sé que mi sentido de diversión es un poco vacuo.

El problema fue que Luna se manchó con mi sangre la rozar la herida del hombro, y su primer reacción fue llevarse el dedo a la boca; de un tirón solté mi brazo derecho justo a tiempo para detenerla, pero ocasione que la plata me tocara directamente y me quemara todo el brazo.

-No lo hagas. Una gota o dos de mi sangre serían como una potente droga en su sistema, pero más te vincularía a mi y creeme, en este momento es lo que menos desearías.- dije con voz grave a causa del dolor en el brazo. Limpie la sangre con mi mano y la dejé en la misma posición de antes, Luna no tardó en volver a atármelo.

Después terminó de desgarrar lo que quedaba de mi ropa y volvió a sentarse sobre mi.

-Esto ya no parece una simple venganza.- le susurré antes de que volviera a silenciarme con un beso.

-Ustedes violan a sus víctimas muchas veces, yo soy fruto de una de aquellas veces, así que es hora de que uno de ustedes conozca la que se siente.- se justificó, aunque no podía ocultarme el placer que salía de su piel no iba a echárselo en cara.

Volvió a mordisquear mi cuello mientras sus dedos comenzaban a hurgar en mi interior. Solté un jadeo de placer, no podía hacer más que disfrutar del placer que ella me daba, pensé que no era del todo justo.

-Tu vestido... ¿Puedes quitártelo? Quiero que tú... Disfrutes...- gemí

Ella se incorporó, temí haberla asustado pues me miró con sus ojos enormes y atractivos. Afortunadamente me hizo caso y se desvistió; admiré su cuerpo, tal como había dicho tenía la belleza de una súcubo maravillosa. Se acercó pero la desconfianza apareció de nuevo en sus ojos, no iba a soltarme claro, así que optó por sentarse en el reposa manos justo sobre mi mano. Así que me dediqué a estimularla mientras ella hacía lo mismo.

Su boca jugaba de mi boca hasta mi pecho y se detenía constantemente en mi cuello haciéndome jadear con fuerza cada vez mayor. Ella misma comenzaba a dejarse llevar por el placer, su húmeda cadera oscilaba contra mi mano mientras que la suya cada vez se movía con mayor insistencia.

-Espera, Luna... Si sigues así yo...- me silencio con su habitual treta e imprimió mayor fuerza a su ataque.

Me esforce por arrastrarla en la misma vorágine que yo experimentaba. Hasta que el éxtasis explotó en mi interior y me cegó.

Epílogo.

Atrapar a aquella criatura había sido una buena jugada. Había planeado vengarme con ella aunque en realidad no tenía más culpa que la de ser una especie parecida a la de mi padre. Sin embargo las cosas fueron bastante diferentes a como las tenía planeadas, la actitud y la belleza de Valezca, unidad al hecho de que la tenía totalmente bajo mi poder, me descontrolaron y terminé acostándome con ella... Bueno, en realidad lo hicimos sobre una silla pero bueno, eso es lo menos importante.

Cuando ambas llegamos al orgasmo, ella se soltó de los amarres sin mayor problema, me rodeó con los brazos y caímos en el suelo alfombrado. Cuando las oleadas de placer se despejaron me quedé profundamente dormida, contra toda lógica de seguridad.

Cuando desperté Valezca estaba tan dormida como yo hacía unos pocos minutos: estaba boca abajo, con una brazo bajo la cabeza y el otro rodeando mi cintura. Me di cuenta de que el brazo con el que me rodeaba tenía varias quemaduras que parecían dolorosas. Ella me había detenido cuando, sin pensar muy bien en lo que hacía, casi me llevó la mano manchada con su sangre a la boca. "Te vincularás a mi y eso es lo último que quieres" me había dicho.

¿Por qué me había detenido? ¿Por qué no solo ligarme a ella? Según lo que había leído, eso mr habría obligado a obedecerla por el resto de mi vida, o tal vez por ser híbrida se hubiera convertido en mi señora. "Es lo último que deseas, creeme" ¿En verdad se preocupó por mi? No quería creerlo, pero ahí estaban las marcas en su brazo.

Me levanté con cuidado para no despertarla y volví a mi cuarto, volví con algunos materiales de curación. Valezca dormía boca arriba, ahora podía ver las heridas en su hombro y su pierna. No pude dejar de pensar que, al final, ella no me había hecho daño. "Pero iba a hacerlo" dijo una vocecilla en mi interior, yo pensaría que era mi parte racional.

Arrodillada a su lado comencé a curar su brazo, ella gimió y cuando levanté la vista noté que estaba despierta y me veía.

-Déjalo, sanará con un poco de sangre.- me dijo con voz tranquila.

Indecisa, tomé la daga que había caído en el suelo, ella echó la cabeza hacia atrás, tal vez esperando que volviera a dañarla. Antes de pensarlo mejor hice un corte en mi propia palma y pasé la herida por su brazos, dejando un reguero de sangre por todas sus quemaduras. Dejé la mano sobre la herida de su muslo por varios segundos antes de dirigirme a su hombro.

Valezca tenía los ojos fijos en mi mano, sus ojos se habían vuelto totalmente negros y sus colmillos se habían agrandado bastante. Intenté mantener el miedo oculto en lo más profundo de mi ser y dejé la mano pegada a su hombro sin despegar la mirada de la suya. Cuando iba a quitarla su mano voló y me detuvo de la muñeca, asustada intenté alejarme pero su fuerza era demasiada. Se llevó mi mano a la boca y sentí como su lengua lamía la herida varias veces, para mi sorpresa cuando me solté pude ver que el corte se había cerrado completamente.

»Gracias« dijimos al mismo tiempo.

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