Epilogo.
El último de los últimos.
—Y esta es su habitación —el botones empuja la puerta y nos deja pasar. Ni siquiera le miro cuando paso, la emoción que tenia era enorme.
Corro y me encuentro con lo que es una sala de estar. Contaba con un televisor, sillones, un mini bar cargado de bebidas alcoholicas y cuadros en las paredes. Una puerta doble y bastante grande daba hacia la habitación, la cual tenía una cama de ensueño.
Me lanzo a la enorme cama.
—Claro, déjame atrás —farfulla Hunter entrando a la habitación—. Pero que botones tan pesado, no quería irse hasta que le pague. ¡Solo nos ha traído hasta la habitación!
Río.
—Así es la vida en Maldivas.
—Bueno preciosa —dice Hunter asomándose al balcón con una preciosa vista a la playa—. Iré a ducharme. Salir de la sesión directo al aeropuerto no fue una buena idea.
—Esta bien, no demores —digo dejándo de prestarle atención mientras descubro los canales de televisión.
En poco, oigo el ruido de la ducha caer.
Un mensaje me llega.
De Cara.
¡Ya llegaron! Gracias por avisar, eh. Si no fuese por los Snapchats de Hunter llegando al hotel no me hubiese enterado nunca.
Fijate en tu valija, te dejé un regalo.
Pd: no vale volver virgen.
Pd2: no respondas, no voy a contestar. Es tarde y duermo.
¿No vale volver virgen? Inmediatamente salto de mi cama y camino hasta mis valijas. Un conjunto de lencería rojo me esperaba a dentro. Era una tanga diminuta y un bracier de encaje.
Joder, Cara.
Lo tomo y me lo llevo a la habitación. Dejo el conjunto sobre la cama y es cuando me planteo serías cosas. Hunter nunca me ha presionado con el tema de tener sexo y es que mas que nada hemos estado arreglando nuestros sentimientos, pero ahora todo es mas claro. Mis deseos iban más allá de simples besos y era necesario tomar este paso. Si que lo era.
Miro hacia la puerta del baño, seguia duchandose.
Que va.
Me deshago fugazmente de mis leggins, remera y ropa interior comun para ponerne este conjunto de lenceria que, bueno, dejaba nada a la imaginación. Me miro al espejo que tengo enfrente. Me siento desnuda. Me pongo un vestido blanco encima como para disimular.
Dejo mi ropa sucia en mi maleta y vuelvo a la habitación. Me acuesto con nerviosismo.
Hunter sale, con una toalla blanca colgando de sus caderas y otra la usa para secarse el rostro y cabello.
Lanza al suelo la mas chica y su mirada se dirige a mi. Traga saliva, este vestido blanco tampoco deja mucho a la imaginación.
Me escanea con la mirada por severos segundos, hasta que decido hacer algo.
—Hunter, hoy decidi algo —respiro profundo sintiendome como una comoleta idiota por decirlo, pero vamos, yo no sabia como estas cosas iban.
—¿Qué cosa? —pregunta desviando forzosamente sus ojos a los mios.
Me pongo de rodillas y camino así hasta donde esta él, justo en el borde de la cama. Qudamos a la misma altura.
No soy capaz de formular las palabras así que simplemente me inclino para besarlo. Hunter sigue se adhiere al plan rápido cuando devuelve el beso con la misma ferocidad y me hace retroceder hasta que mi espalda golpea la cama.
Se separa unos segundos para mirarme. La pregunta es clara en sus ojos. Solo me queda asentir. Estoy segura y quiero que esto pase.
—¿Estás segura? —pregunta y pega su frente a la mía.
—Lo estoy —contesto y vuelvo a besarlo antes de que siga haciendo preguntas.
—Te amo, Julie —murmura contra mis labios y sé que nunca estuve tan segura sobre algo como lo estoy ahora.
[...]
—¿Más, señorita? —un camarero, se acerca a mí. Bueno, no solo un camarero. Rai, un chico de quizás veintitantos años quien ha demostrado ser extremadamente amable en estos dos días en los que estuvimos aquí.
—Eh, claro —me alzo de hombros y acepto el nuevo trago que me trajo. Hunter me hizo probar un trago llamado "Mai Tai" prometiéndome que no iba a arrepentirme. Definitivamente no me arrepentí. Es una mezcla de ron y frutas, unos cuantos y estabas cono una cuba, definitivamente.
La vida en Maldivas es perfecta. Dejo que mi cuerpo se toste al sol mientras con la mirada sigo a Hunter con la mirada que se cree Nemo nadando por todos lados. Es feliz en el mar.
De repente, mi celular, el cual apenas he revisado en estos días suena. ¿Pero quién carajo es tan suicida para llamarme cuando estoy en India?
Me reincorporo con duda. Ato mi bikini con rapidez y me quito las gafas de sol.
"Cara Reynolds"
Me debes estar jodiendo.
Atiendo.
—¿Hola?
—¡Julie! —exclama feliz. ¿Y a esta que la tiene así? Terminó su relación con Derek hace dos semanas, no se supone que debe estar así.
—¿Estas loca? —es lo primero que pregunto—. ¡Te va a costar una barbaridad esta llamada!
—¿Y a mi que? Nada interesa cuando mi mejor amiga tiene tanto para contarte.
Muevo mis piernas con nerviosismo.
—¿Tanto para contarte? —una risita nerviosa abandona mis labios.
—¡No te hagas la desentendida, Williams! Ya les di dos días, ya no eres virgen.
Por poco y me muero ahogada con Mai Tai. Ahora que lo pienso bien, tiene nombre arte marcial. Dejo la copa en la mesa que tengo al lado y me siento. Levanto la mirada, Hunter se esta alejando demasiado. El salvavidas rápidamente hace pitar su silbato. Apuesto millones a que esta gruñiendo.
—¿Qué dices?
—No juegues a la desentendida conmigo, Juliette —su voz es clara y alta. Ojalá este sola. Cara siempre ha sido de caracter fuerte—. Hunter me mando un mensaje para agradecerme por la lenceria.
—¿¡En serio hizo eso!?—ahogo un grito.
—¡Ja! ¡Te tengo! —escucho su risa malévola por el otro lado de la costosa linea—. Quiero absolutamente todos los detalles.
—Joder —murmuro con enojo. Volteo para inspeccionar la playa, no había mucha gente. Tenía una pareja de viejos a fácil, seis metros, imposible que escucharan—. Esta bien —accedo cuando va a volver a reclamarme—. Fue... Fue perfecto —una sonrisa boba se escapa de mis labios al recordar aquel momento—. Dolió al principio pero él hizo que lo disfrutara.
—Dicen, dicen que tener sexo con Hunter es como hacerlo con un Dios.
Frunzo el ceño. ¿A qué viene ese comentario?
—No tengo para compararlo —hablo—. Pero para mi fue lo mejor.
—¿Solo una ve...?
—No —respondo inmediatamente sintiendo mi lengua mas suelta de lo normal. Esos tragos de Mai Tai están haciendo efecto, al fin—. Luego en la ducha, ayer y hoy por la mañana.
—¡Joder que no descansan! —exclama con sorpresa—. Ugh. Debo dejarte Julie, Peter y Lola van a venir a casa. Pero, no sin antes decirte que no hay fiesta sin gorrito.
—Ya lo sé —pongo mis ojos en blanco.
Me despido de mi mejor amiga y vuelvo a mi rutina de no hacer nada mientras dejo mi celular a un lado.
Vuelvo a quitarme las tiras de la bikini y cierro mis ojos.
No pasan ni cinco minutos cuando siento gotas de agua caer en mi estomago. Abro mis ojos con lentitud.
Hunter esta parado enfrente mío. Viene en traje de baño y mojado de pies a cabeza. Fue la sacudida de su cabello lo que me mojó.
—¿Terminaste de jugar a Nemo? —bromeo sin moverme.
—Galletita, yo soy el tiburón —estira una sonrisa—. Hazme espacio —se refiere a la tumbona.
—¿Eres idiota? —claro que sí—. Hay miles de reposeras en todos lados.
—Pero yo quiero estar contigo —hace un puchero ridiculo.
—Pero nada —cierro mis ojos y lo ignoro. Hunter, como lo he sabido toda la vida es un dolor en el culo cuando se lo propone. Sin embargo, si lo ignoras se va solito.
De repente siento unas manos frías en mi cintura. Chillo cuando me eleva de la tumbona, esto hace que la parte de arriba de mi bikini salga volando. En un rápido movimiento me coloca con mis piernas enrollando su cintura para no caerme.
—¡Hunter! —exclamo sintiendo mis mejillas volverse rojo carmesí. Pego mi cuerpo al cuerpo de Hunter, rogando que nadie haya visto—. Que vergüenza por Dios, nos han visto.
—Sé que soy idiota, me lo has dicho miles de veces pero ¿de verdad crees que haría eso sabiendo hay alguien mirándote? Ni de juego. Estas chicas son mias.
Golpeo su hombro con mi mano. Es un imbecil.
Escondo mi cabeza en su hombro de la vergüenza.
—¿Puedes alzar mi bikini?
—Solo si me dejas compartir la reposera contigo —dice mientras me balancea lentamente como si fuese un bebé.
—¡Estaremos incómodos!
—Yo te haría sentir muy cómoda, no te preocupes —su voz se torna mas grave.
Interpreto sus intenciones y antes de poner mis ojos en blanco, lo medito bien. No sonaba como una mala idea.
[...]
—¡Maldivas fue estupendo! —exclamo saltando de felicidad.
Acacia sube la mirada al verme llegar. Peter me recibe de brazos abiertos. Dejo de me de vueltas en el aire.
—¡Pero que bronceado! —exclama Cara bajando las escaleras. Se acerca a mi con la sonrisa mas maliciosa y picara que haya visto en mi vida.
—Dos semanas en ese paraíso es mas que suficiente —observo mi piel morena.
—Al fin, vivir con Cara es un desastre —se burla Acacia acercándose a mi.
—Me amas, mocosa.
Abrazo a mi hermana menor.
—¡¿Alguien me ayuda?! —Hunter llega por detrás cargando como puede las cuatro valijas. No me tome lo de las compras a la ligera.
Peter suelta un risa y se acerca a ayudarlo.
—Espero que hayas traído regalos —Acacia eleva una ceja y se cruza de brazos.
—¡Claro que les traje regalos!
—Woah, amiga. Luces mas relajada, me pregunto que será —habla Cara metiendose en la conversación.
Alguien que la calle.
—Voy a subir esto a mi habitación –indico la única valija que tenia en mano y subo con una rapidez que me sorprende.
En media hora, logramos juntar a todos y hacer una cena improvisada. Cara me había hablado sobre una supuesta bienvenida pero como de costumbre, se olvidó.
Ordenamos pizza y helado. Me pone mas que feliz.
—Ya dejen de aburrirse, ¡llegue yo! —exclama Tanner apenas le abro la puerta. Trae entre sus manos, las bebidas que le habíamos pedido.
—Dije refrescos, Tanner. No bebidas alcohólicas —digo cuando veo como ingresa con vodka y cervezas.
—No había —responde alzandose de hombros.
Pongo mis ojos en blanco y dejo que pase.
Saluda a Hunter como si no se hubiesen visto en siglos.
—Me enteré que el águila llegó al nido —habla lo suficientemente alto para que escuche.
—A la cocina —empuja a su amigo para que entre.
Se acerca a mi con una sonrisa.
—¿Estas bien? —me pregunta.
Desde que mamá murió, Hunter me trata como si en cualquier momento fuese a romperme. Es muy protector y preocupado conmigo, siempre preguntándome como estoy, si necesito algo.
Me parece muy dulce de su parte y siempre le digo que deje de pare, que no es necesario. Sé cuidarme sola y vamos, ya han pasado seis meses.
—Sí —respondo.
Pasa sus manos por mi cintura.
—¿Segura?
—Sí, Hunter —digo en un tono de cansancio.
—Entonces vamos a cenar —toma mi mano y juntos caminamos hacia la cocina, donde el caos se esta desatando.
—¡Peter, saca la mano de ahí carajo! —exclama Cara viendo como mi mejor amigo comenzaba a sacar un pedazo de pizza sin esperarnos.
—Bueno —bufa este y deja la pizza donde estaba.
En breve, nos sumamos todos y comenzamos a comer medianamente como podría llamarse "civilizadamente".
[...]
Tres horas después nos encontramos con el estomago lleno. O al menos yo lo estoy.
Mañana es domingo, por lo que me veo tentada a correrlos a todos de casa hasta que se les ocurre convertir la cena en una noche de películas, no la discuto. Me gustó.
Todos se acomodan estratégicamente en los sillones para ver la película. Tanner decide una de comedia, y para mi sorpresa, nadie dice nada acerca de la elección.
Coloco mi cabeza en el pecho de Hunter y dejo que me abrace. No era muy cómodo. Ojalá tuviera mas grasa.
La película comienza. Peter, esta en un sillón individual al igual que Cara. Tanner y Acacia comparten uno, solo que no de la misma manera que Hunter y yo.
La trama parece divertida, aunque no al punto de sacarme carcajadas. Todo lo contrario al resto quien parece estar viendo la mejor película del mundo.
Llevamos media hora cuando el celular de Acacia suena. Rápidamente se levanta y sale al patio trasero a atender.
—Quiero café —anuncia Cara—. O si no me dormiré ahora mismo. ¿Alguien quiere?
—Yo por...—empieza Tanner.
—Ja, ¿qué me ves cara de imbecil? —contesta mi mejor amiga—. Ven y prepáralo tu.
—Encantadora —bromea él y se levanta para ir juntos a Cara.
Peter pone pausa a la película y entre los tres nos ponemos a charlar hasta que todos vuelvan.
Pasan quince minutos y ninguno de los tres muestra indicios de volver.
—Mh —dice Peter fijándose en la hora—. ¿Qué estarán haciendo estos dos? Iré a ver.
Abandona la sala de estar, dejándonos a mi y a Hunter.
—Mañana tengo que ir a supervisar la sesión —digo elevando la cabeza para verlo a los ojos.
—¿La sesión en donde yo tengo que modelar mañana? —eleva una ceja.
—Esa misma —bajo la mirada—. Mañana soy tu jefa.
—Supongo que no vale seducir a la jefa, ¿verdad?
—Eso lo veremos mañana —me giro para dejarle un casto beso en los labios que podría haberse convertido en algo mas a no ser por Peter.
—¡Estaban besándose! —grita este viniendo hacia donde estábamos.
—¿Nosotros? —que estupido, Dios.
—¡Tanner y Cara! —exclama.
Me reincorporo y comienzo a toser al digerir su mensaje.
—¡Es mentira! —Cara se acerca corriendo con dos tazas humeantes de café.
—¡No corras! —exclamo al ver como derrame líquido caliente al suelo. Aunque es tarde, viene tan nerviosa que en un rápido movimiento tira una taza entera a Hunter.
—¡Mierda! —exclama este al ver su remera negra mojada por café caliente. Se levanta del sofá y se la quita con una rapidez impresionante, lanzándola lejos.
—Pero... —habla Tanner llegando—. ¿Esas son...?
Pongo mis manos en los hombros de mi novio para girarlo y ver que tan mal esta. Tiene todo el torso rojo.
—¡Pero que salvaje, "galletita"! —Cara deja sus nervios a un lado y el supuesto beso con Tanner.
Observo bien y es cuando veo la espalda de Hunter. Rasguños de parte de mis uñas están sobre toda su parte de atrás. Nunca me había percatado d esto.
¿Yo hice eso?
Mis mejillas se vuelven rojas y Hunter lo nota por lo que le gira, dejándole la vista de su espalda a la pared.
—¿Qué tal las vacaciones, eh? —bromea Tanner.
—¡Juliette! —me regaña Peter.
—Al parecer se divertieron mucho —agrega Cara.
Bajo la mirada y los dejo hablando con Hunter. No soporto lo que dicen. Salgo al patio trasero donde sorprendentemente, Acacia sigue hablando por teléfono.
—Nunca más, Derek. Debes prometerlo —me congelo al oírla hablar.
¿Derek de nuestro Derek? Acacia se gira, percatando mi existencia y corta la llamada.
Alguien me debe explicaciones.
[...]
—¿Crees que debería hablar con él? —pregunta Hunter a medida que se viste.
—Sí —digo—. Cameron va a volver de Francia luego de un año entero de estar lejos, no le vendrán mal un par de amenazas.
—Entonces eso haré —dice y se acerca para darme un beso de despedida—. Nos vemos mas tarde.
Sale de la habitación y me deja sola, en pijama y con mucha tarea para hoy. Por suerte, ya no de la escuela.
Luego de ducharme y vestirme, bajo las escaleras lista para ir a desayunar. Hoy estoy sola en casa ya que Cas esta en lo de una amiga o eso es lo que me hace creer.
Llevo mi desayuno en bandeja al estudio de mamá, bueno. Ahora es mío. Me siento en el escritorio y antes de empezar a sacar muestras de telas y lápices para armar bocetos, observo la fotografía enmarcada que esta en un costado.
Somos mamá y yo. La foto es una de las últimas que nos habíamos tomado. Era yo, en el uniforme de porristas de la escuela y ella abrazándome. Sonrío inconscientemente, hacia tiempo que no le prestaba atención.
Había aprendido a no llorar más. Pero a recordarla con una sonrisa, como ella me lo había pedido.
Si de algo estaba segura era de que las hojas caen en otoño y que nunca la olvidaré. Siempre será un constante recordatorio de que si te lo propones, lo logras. Si te hace feliz, te aferras a eso. Si te pone triste, lo dejas ir.
Ahora mismo, Hunter, mi hermana y mis amigos me hacen feliz. Planeo aferrarme a ellos el resto de mi vida.
Fin
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