51. Te diré la verdad.
sta agitado el capitulo, respiren bien que no quiero ningún paro...
—Joder, Hunter —se queja Tanner mientras ve sus heridas—. ¿Es que no sabes que tienes una carrera de modelo?
—¡No fue culpa mia! —exclama y al mismo tiempo, Jenna hace presión de más en una de sus heridas. El castaño gime de dolor.
Tanner me da una mirada de "¿qué hacemos con este imbecil?" Pero yo simplemente ruedo mis ojos mientras dejo escapar un largo suspiro.
Las cosas se dieron, como siempre, mal. Shane, con su rostro inflamado, comenzó a proporcionarle golpes a Hunter. Logan y Luke intentaban alejar a su amigo, cuando lo lograron solo paso lo peor. Tanner parece que estaba despistado porque dejo que Hunter se abalanzara a el ojiazul con todas sus fuerzas.
La policía termino interviniendo y nos terminamos volviendo al hotel con el estómago vacío. Agradezco que Hunter sea mayor de edad ya que si no, habría problemas legales.
Ahora estamos en la habitación de los chicos mientras Jenna aplica lo último que aprendió en su curso de primeros auxilios en el violento. Estoy aquí porque es esto o soportar a Becky en la habitación.
—No debiste golpearlo en primer lugar —lo regaña Tanner como si fuese su padre. En nuestro camino al hotel, me dediqué a contarles con detalle lo que había sucedido con Hunter. Claro, todo menos el que había decido no hablarle más. Hunter se queda callado, sin argumento alguno. ¿Qué iba a decir? "Soy un loco de mierda, lo golpee de reflejo"—. No me interesan tus escenitas de celos...
Justo ahí es cuando abandono la conversación. No me sentía con ganas de seguir oyendo la estúpida discusión de el idiota y Tanner. Me voy de la habitación, encontrando el silencioso pasillo y respirando paz, por fin. Luego de tomar el ascensor, llego al lobby y me quedo dando vueltas sin rumbo alguno. Lo encuentro vació ya que no estamos en temporada alta y nosotros parecíamos ser los únicos huéspedes del hotel. Me siento en uno de los sofás del fondo y saco mi celular para llamar a mamá, desde ayer que no hablo con ella.
La conversación es amena. Me cuenta que fue a visitar a Acacia, quien ya hace dos días puede recibir visitas. Esta internada en un centro de salud mental privado, no soy capaz de recordar su nombre ahora. Irónico, ya que fui yo quien firmó los papeles de admisión dado que mamá se encontraba hospitalizada también. Hace dos semanas que no la veo y no sé como sentirme. Mucho menos cuando mamá me cuenta sutilmente que no quiere que la visite. Literalmente, ha pedido que no me dejen entrar y al ser un centro de salud mental, no le han negado eso sin importar que sea yo su hermana. Me duele. Me duele tanto que no logro expresarlo, no tengo ganas de llorar. Es como si ya hubiese superado esa etapa y ahora simplemente... Me siento cansada y quiero que esta locura termine. Quiero volver a reír con mi hermana y charlar con mamá sin tener el corazón en la boca porque puede ser la última vez que la vea. Si tan solo...
—Hay algo más que debo decirte —dice y noto chispas de alegría en su voz.
—¿Son buenas noticias? —es lo único que pregunto. No creo poder soportar otra mala.
—Sí —responde inmediatamente. Hago silencio, indicando que hable—. Mi doctor me llamó para que vaya a verlo —oigo su respiración—. Y... Me ha dado buenas noticias.
Me levanto de golpe del sillón mientras sostengo el celular con fuerzas.
—¿Qué tipo de buenas noticias?
—Estoy mejor —dice finalmente y puedo oírla suspirar de felicidad—. Las quimioterapias tuvieron efecto tardío, al parecer, el cáncer esta desapareciendo.
Una sonrisa se plasma en mi rostro y no puedo contenerme a soltar gritillos de entusiasmo mientras salto como conejo.
—¿Eso significa que...?
—Tenemos más de un mes juntas, Julie —afirma—. Espero que sepas soportarme.
—¡No puedo creerlo! —grito mientras suelto chillidos de alegría, llamando así la atención de varios empleado—. Son las mejores noticias del mundo. ¡Y vamos a celebrar apenas vuelva!
Mamá cede a eso y nuestra charla toma un rumbo de que haríamos para celebrarlo. Que si una fiesta en casa o una cena más tranquila, pero sinceramente, yo quiero tirar la casa por la ventana. Son ese tipo de noticias que se lo merecen. Luego de unos minutos, ella se despide diciendo que han llegado los de una revista de modas para hacerle una entrevista, le deseo suerte y cuelgo.
Me lanzo en el sofá con una sonrisa. Ni Becky podría quitármela ahora. Oh, Becky. Hunter. Debo avisarle, después de todo, mamá es como una tía para él y me arriesgo a decir que la ama tanto como a Theresa. No interesa que estúpida promesa haya hecho, se merece saber esta noticia. Estoy por ir a buscarlo cuando pasa por el lobby como un rayo. Abandona el hotel y a juzgar por su rostro, no venía feliz.
Sin dudar, me apresuro a salir del hotel también para seguirle. El sol me da de lleno en el rostro y no recordaba que era tan molesto. Veo como se aleja por la vereda.
—¡Hunter! —exclamo sintiendo como si ácido saliera de mi boca cuando lo digo. El castaño se gira y en ese mismo instante puedo notar que algo no va bien. Sus ojos están ligeramente mojados, como si estuviese a punto de largar un mar de llanto. Aprieta la mandíbula, haciendo que esta se vea mucho mas formada que siempre.
Se queda quieto y aprovecho para acercarme. Menos de un metro nos separa. Ahora soy capaz de ver su rostro con claridad.
—¿Qué sucede? —pegunto con preocupación en mi mirada. Algo realmente no andaba bien y confiaba que esta vez, no era Shane. Era algo mucho más como para que Hunter este al borde de las lagrimas.
—Nada —responde esquivando mi mirada al girar el rostro.
—Hunter, mírame —digo y dejo que el silencio espectral nos llene a nosotros. Las calles estaban completamente vacías y un auto pasaba de vez en cuando. Al ver que no me obedece, tomo su rostro con cuidado y le obligo a hacer contacto visual.
Una lágrima se resbala por su mejilla y es cuando todo sentimiento maligno contra Hunter se esfuma como humo. Es solo el chico indefenso al cual pocas veces me dejaba ver, el chico que se preocupa y no es un cretino.
—Ju...—
No dejo que termine y lo abrazo. Lo estrecho con mis brazos con fuerza, tomándolo por sorpresa. Demora en entender el gesto y más viniendo de mi, la chica que le juraba odio eterno y no volver a hablarle nunca más. Me devuelve el abrazo,poniendo sus brazos cerca de mi cintura. Me sostiene con fuerza y en un acto de egoísmo dejo que mis pulmones se llenen de su fragancia, de nostalgia y de amor.
Mi cabeza descansa en su hombro y esta sensación nunca se sintió mejor. Básicamente, era todo lo que necesitaba para que mi mundo se sienta en orden. Para que mi cabeza se aclare y encuentro una paz momentánea.
Siento como solloza en mi hombro. ¿Qué habrá pasado para que termine así? Sin embargo, conozco la sensación de necesitar un abrazo tan mal que ni ganas de explicar tengo, simplemente que desaparezca. Así que me quedo callada, mientras acaricio su espalda, buscando consolarlo.
Al cabo de un tiempo, se separa y es como si al toque, mi cuerpo necesitara estar junto al suyo de nuevo. Se me hicieron segundos. Ya dejo de llorar. Solo están sus ojos rojos que indican que lo hizo y una mirada desolada es lo único que obtengo.
No me atrevo a preguntar que pasó.
—¿Por qué me seguiste? —pregunta en un hilo de voz, no muy propio de él—. Pensé que no ibas a volver a hablarme.
—Tengo buenas noticias —digo. Quizás esto logre alegrarlo—. Mi mamá esta mejor.
Un brillo de felicidad se apodera de sus ojos marrones.
—¿Eso significa que...?
—Sí —digo sonriendo—. No va a morir.
Hunter eleva sus cejas con sorpresa y sonríe. Extrañaba esa sonrisa y después de verlo llorar, es como un regalo. Suelta un suspiro de felicidad y luego hace algo inesperado, me toma de la cintura y me abraza con fuerzas haciendo que mis pies dejen de tocar el suelo. Me da vueltas en el aire.
Un gritito de sorpresa sale de mis labios y me río. Me río aunque no debería, aunque fue un hijo de puta que rompió mi corazón, un buen momento no es de ser privado.
—Esas son grandes noticias, Galletita.
—Lo son —asiento.
Su sonrisa es cada vez más grande al igual que la mía. Si cualquiera nos ve, seguramente pensará que somos la pareja mas feliz del universo. Un amor juvenil que quizás no dure para siempre pero tiene la alegría de uno que sí.
—¿Por qué llorabas? —me atrevo a preguntar.
—No quiero hablar de eso —su tono cambia dramáticamente a uno cortante y frió. SU sonrisa de felicidad desaparece y sé que el Hunter de siempre ha vuelto.
—Bien —suelto con amargura y me giro sobre mis talones. Comienzo a caminar de vuelta al hotel de brazos cruzados. ¿No podía dejar de ser un hijo de puta por mas de quince minutos?
—¡Julie! —me llama. Lo oigo trotar hasta donde estoy. Me frena—. Lo siento, pero es...
—¿Complicado? —no me contengo, no quiero hacerlo—. Porque estoy harta de que la única respuesta que obtenga de ti sea "complicado".
—Verdaderamente lo es.
—¿Crees que no soy lo suficiente inteligente como para entenderlo? —elevo mis brazos en señal de protesta—. Hunter, me tienes malditamente harta. Solo quiero... Ahg, quiero dejar de sentir toda esta mierda que siento por ti.
Se adelanta un paso con determinación. Me toma de la cintura en un rápido movimiento pero yo ya le he leído las intenciones.
—¡Ni se te ocurra besarme! —exclamo. Pongo mis manos en su pecho y lo empujo, deshace su agarre y retrocede unos pasos—. ¿Crees que con un inesperado beso solucionarás las cosas? ¿Dejaré de odiarte y todo volverá a ser como antes? ¡No Hunter, joder que no!
—Tienes razón. No servirá —dice—. Fue estúpido, lo siento. Pero Julie, debes entenderme también.
—¿Entenderte? —bufo—. Hunter, vienes un día de repente, dices que quieres terminar las cosas, estas con Becky, luego dices que me extrañas pero no puedes volver conmigo. ¿Crees que esto es saludable? ¿Qué lo disfruto? No pidas que te entienda si no me das razones para hacerlo.
Humedece sus labios y por cuestión de un instante, mis ojos se desvían a ese sector. Y me odio porque sea así. Porque la verdad es yo también quería besarlo. Besarlo con ganas, pero no iba a dejar ceder mi orgullo.
—Y tienes toda la razón —pasa una mano por su cabello, estando frustrado. Mira al suelo y luego a mis ojos—. Se acabó. Te diré la verdad.
Nervios son lo que recorren mi cuerpo. No esperaba que diga eso, si no que diga «es complicado» y zanjemos la conversación ahí. Esto me tomó de clara sorpresa. Tanto que no confió que verdaderamente quiera saber la verdad.
—Becky...—
—¡Juliette, Hunter! —un grito nos interrumpe. Me giro y veo que Tanner se acerca trotando hacia nosotros—. ¡Los estoy buscando hace horas! Debemos irnos.
—¿Irnos? —frunzo el ceño—. Pero el coach...
—Al parecer hay un problema con el hotel, debemos irnos ya.
—Estábamos hablando...—empieza Hunter no tan feliz de que su mejor amigo lo haya interrumpido.
—Lo siento, chicos. Pero enserio, debemos irnos.
Miro a Hunter. No quería irme, al contrario, quería quedarme y escuchar lo que le sigue a ese misterioso y tedioso «Becky...». No obstante, Tanner comenzaba a ponerse tedioso. Suspiro rendida y decido seguirle.
Entramos al hotel y veo como en el lobby han juntado a el equipo de lacrosse y el de las porristas. Todos están con pintas de no haber tenido suficiente tiempo para empacar ya que no luce contentos y aun llevan cosas en sus manos.
—¡Ahí están! —exclama la entrenadora Sánchez el vernos—. Casi me dan el susto de mi vida. ¡Volver a Santa Mónica con dos chicos perdidos! ¡Ja!
Esta loca.
Le dedico una sonrisa incomoda y por suerte se va. Miro a Thompson y le hago una seña con la cabeza para indicarle que vayamos al ascensor. Teníamos que ir a buscar nuestras cosas y que mejor que un momento a solas para que termine de contarme.
Él asiente y estábamos por ir cuando una señora choca con Hunter. Era de cuerpo ligero y piel oscura, de seguro, huésped del hotel. Va, y yo pensando que eramos los únicos.
—Lo siento —dice Hunter.
—¡Mi perro! —exclama de repente la señora dejándonos confundidos. Señala a la calle y al girarme, veo que efectivamente un chihuahua feo iba corriendo por esta. Al parecer cuando chocó con Hunter, debió haberse escapado.
La señora se queda en su lugar y mira a Hunter como diciendo «Tú me empujas, tú vas a buscar el maldito chihuahua». Se gira y corre a buscarlo. Salgo también para ayudarle ya que he perdido de vista al perro y al ser tan diminuto me alarma que llegue a desaparecer y la dueña termine echándole la culpa al castaño.
Una vez en la calle, Hunter busca al perro con la mirada, hago lo mismo. No lograba encontrarlo. Giro hacia la izquierda y lo veo olfateando un basurero cercano. Le señalo la ubicación a el idiota con mi dedo indice. Se acerca trotando. El perro, quien no parece cumplir el año, se asusta al ver a Hunter y con miedo, sale disparado a la calle.
Mi cuerpo se pone en alerta. Un auto viene a una velocidad que seguramente no es la permitida y va a darle al perro, lo sé porque es tan chico que no creo que el conductor, quien parece no importarle un bledo nadie, se de cuenta de que esta ahí.
—¡Hunter, no! —exclamo cuando veo que el idiota sale a buscar el perro. El conductor, quien ya esta cerca, toca bocina pero es demasiado tarde. Lo único que veo es sangre.
Nota:
que se me quieren matar. (idk, hunter ya esta muerto HAJSHAKhdashdajjajajajajajAJAJAJAJAJ)
Tengo esta semana libre así que ponele que actualizo seguido. es que tengo otra novela también, saben? es complicado saltar de historia en historia, me confundo je.
suena estúpido pero verdaderamente lo es.
Mishas says yes.
tengo noticias! Alejense, Playboys esta resubiendose! Ahora estará editada, actualizo todos los miercoles!!!
TENEMOS BUENAS NOTICIAS: la mamá de Julie no se va a morir!!! honestamente, no podía dejarla morir, it's justt.. no va con la novela, jaja. Por otro lado, ¡HUNTER SE VA A MORIR!
-ESTOY FESTEJANDO
-NOOO QUE NO SE MUERA.
se vemo en disney, chau chau
mamá problems♥
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