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34. No te pongas nerviosa, galletita.


NARRA HUNTER.

Observo el salero de la mesa como si fuera lo mas interesante del mundo. Pero la verdad es que concentrarme en solo eso, es lo único que me calma en estos momentos. Mi pierna se mueve en un constante tic que me hace parecer adicto al crack y no puedo dejar de moverme en la silla.

Becky no debería demorar en venir. Le he dicho a las siete y ya son las siete pasadas. Sabe perfectamente lo que quiero decirle cuando le pedí que me encuentre en esta cafetería. Tal vez simplemente quiere evadir la charla. Pero soy capaz de ir hasta su casa con tal de hablar con ella.

Estoy a punto de llamarla para preguntarle porque tarda tanto cuando la campanita de el café suena y mis ojos vuelan a la rubia que entra por ella.

Pero algo no está bien. Lo siento desde ya.

Nada nunca puede salirme bien.

Su mirada busca la mía entre toda la gente de la cafetería a la que solemos frecuentar. Esta cerca de la playa y algo alejada de la ciudad, el lugar es tranquilo y la comida es muy buena. Con el tiempo, se convirtió en un lugar habitual para Becky y yo.

Sus ojos conectan con los míos y efectivamente puedo ver que esta llorando. Becky no es de llorar. Al menos no en frente de mi. Puede ser muy emotiva pero casi nunca llora. Verla así me descola un poco, ¿cuándo había sido la última vez que la vi llorar? ¿cuando teníamos nueve y se calló de su bici?

¿Por qué...?

Hunter, no seas idiota. Has besado a Juliette hoy a la mañana en frente de ella para luego saltarte practicas y no verla mas.

Definitivamente me merezco el premio al más imbécil del mundo.

Se acerca a mi a paso decido y seguro. Es cuando me pongo de pie y decido encontrarla a mitad de camino.

—Becky...—

—Antes que digas algo —habla rápidamente y su voz tiembla. Un escalofrío me recorre el cuerpo—. Yo... —empieza pero se calla.

Esperaba que Becky venga y me suelte un martillo en la cabeza, que me grite cuanto me odia y me arrastre de los pelos por todo el lugar. Eso es lo que me merecía.

—Hunter, lo siento.

—"¿Lo siento?" —musito completamente confundido. ¿Lo siento? En todo caso yo debería ser el que se disculpe.

Su labio tiembla, pequeñas lágrimas se escapan de sus ojos y caen por su mejillas. Me mira a los ojos luciendo realmente apenada.

—¿Becky?

—Estoy embarazada.

***


NARRA JULIETTE.

—¿Estas lista para la sesión? —me pregunta mamá al entrar a la cocina a paso apurado.

Dejo mi manzana casi terminada en la mesa y la observo entrar. Siempre que la miro una pequeña parte en mi se rompe y no sé como hacer que pare.

Llevaba un vestido hasta las rodillas y formal, como todo lo que suele usar. Esta vez es de color azul Francia. Lleva unos tacones aguja, como siempre. Debe de tener miles de pares diferente porque siempre los usa. Parecen tortura, pero según ella no lo son.

Si te fijas bien, está usando una peluca que es la réplica exacta de lo que era su cabello antes de las quimioterapias. Empezó con ellas hace un poco menos de una semana. Verla sin cabello ha sido duro, tan duro que llore todo un día en silencio.

Por lo menos yo lo llevo así. Llorar sin que nadie me vea se ha convertido en algo normal. No sé como lo estará llevando Acacia. No hablo con ella, cada vez que intento acercarme, me aleja como si fuera la peste.

Y estoy preocupada, preocupada por como mi hermanita menor esta llevando su primer corazón roto, cómo esta llevando el tema de mamá. Si tan solo pudiera...

—Julie —mamá vuelve a llamarme y es cuando subo la mirada algo desconcertada. Y lo había hecho otra vez. Esto de quedarme pensando y divagando en mis distintos problemas como si me desconectaran por unos momentos.

—¿Mmh? Sí —murmuro.

Hoy es la sesión de fotos para lanzar la nueva linea de ropa masculina de mamá y Theresa. Por lo tanto, significa que veré a Hunter.

Ayer fue viernes.

El viernes en el que nos reconciliamos, y ese mismo viernes Hunter se despidió de mi para terminar con Becky. No lo he visto desde entonces.

—¿Estás bien? —pregunta.

—Sí —respondo mientras me levanto con mi manzana terminada en la mano y la tiro al cesto se basura—. Iré a hacer una cosa, ya vuelvo.

Salgo de casa justo cuando mamá me advertía de no ir tan lejos porque nos vamos en diez minutos. Para su suerte, mi destino no es nada lejos.

Una vez en el patio de los Thompson entro por una de las puertas traseras y subo las escaleras hacia el sector de las habitaciones.

La casa está inusualmente en silencio. Desde que Cameron cerca se ha vuelto así.

Dios mío Cameron... ¿Por qué no eras un poquito mas decente? Esta familia te necesita.

Toco dos veces la puerta de la habitación de Hunter sintiéndome algo nerviosa. ¿Qué si decidió volver con Becky? ¿Y si es por eso que no me habla desde ayer? Que ridículo me siento. Probablemente debería volver.

Estoy a punto de dar la vuelta y correr a casa cuando la puerta se abre. Me quedo estática ante la imagen de Hunter sin remera y en unos simples jeans. Parece que acaba de ducharse porque su cabello está mojado.

—Galletita —sonríe juguetón para luego dar un paso hacia adelante, tomarme de la cintura, ponerme de espaldas a el marco de la puerta y besarme. Siento que le devuelven vida a mi cuerpo cuando sus labios se mueven contra los mío. Él lleva el beso, como la mayoría de las pocas veces que nos hemos besado. Cuando se separa de mi, sigo estando algo cohibida con el saludo. No es que me queje, pero todavía no me he acostumbro a esto. El miedo de que todo cambie repentinamente no se va.

—Eh... Hola —soy capaz de murmurar.

—¡Hunter! —la potente voz de Theresa resuena por la gran casa. Por como lo escuché, esta subiendo las escaleras. Miro a Hunter alarmada pero él parece no querer soltarme. Lo empujo y me alejo de su atractivo, muy atractivo cuerpo, dejando una buena distancia entre los dos.

Theresa llega a nosotros. Nos mira con los ojos entrecerrados, como si intentara descifrarnos. La miro sin miedo, no teniendo nada que ocultar. Los años y Hunter me han hecho una buena mentirosa.

—Debemos ir a la sesión —habla Tessa finalmente viendo a su hijo—. Vístete.

Él asiente sin decir nada mas. Ella se gira, lista para irse pero luego vuelve a girarse para decirnos algo que se olvidó, seguramente.

—Hijo, tienes brillo labial en la boca —dicho eso, se gira, dejándome estupefacta. ¿Por qué estas dos señoras siempre lo saben todo? ¿Tendrán cámaras en la casa?

Miro a Hunter con las mejillas sonrojadas. Larga una carcajada. Lo fulmino con la mirada, y se encoje de hombros para luego volver a su habitación dejando la puerta abierta para que entre y eso hago.

—¿Hablaste con Becky? —le pregunto olvidando lo que dijo Theresa mientras me siento en su cama y veo como se acerca a su armario para elegir una camiseta.

Se demora en contestar y eso me pone nerviosa. Como si elegir una camisa fuera difícil.

—Sí —responde pasándose la remera por la cabeza y se gira a verme—. Hemos terminado.

Quiero no sonreír pero diablos que es inevitable.

—Ah...

—Interiorizando emociones, ¿eh?

Me río soltando la alegría que sentía en un solo sonido. ¿Tengo ganas de bailar, saltar y correr por todos lados? Sí. ¿Lo iba a hacer? No. Sé que de algún retorcido modo esto fue difícil para Hunter. Después de todo, él es el que mas interioriza emociones de los dos, solo le dejo creer lo contrario.

***

—Tenía que ser un vestido —suspiro observando el primer atuendo de hoy. Es un vestido color amarillo brillante sin tirantes y con un escote en corazón. Me llegaba hasta las rodillas en forma campana. Es pintoresco y bonito. Perfecto para empezar con la sesión en la playa.

Hoy, sábado, es la sesión en exteriores. El lunes será en el estudio.

Para poner la cuestión mas adolescente, me dan unas zapatillas color blanco comunes. Me siento en la silla de nuevo para que Marleen termine los últimos toques del maquillaje. Este no es muy cargado ya que después de todo, estamos en la playa.

—Listo, Julie —Mar aleja sus brochas y sonríe con orgullo al ver su trabajo.

Marleen, es rubia y es mas baja que yo. Debe tener unos cuarenta ya y es la maquilladora profesionalde la empresa. La conozco hace años. Me ha maquillado un par de veces antes de que deje el mundo del modelaje. Es amigable y siempre tiene una sonrisa en su rostro como si no tuviera problemas. Desearía tener ese entusiasmo.

—Gracias Marly —le digo mirándome al espejo. Me veo bien y me siento bien también.

Estoy saliendo con Hunter, mi mamá es feliz y yo estoy por hacer algo que me emociona por primera vez en un largo tiempo.

—Julie, ¿ya estás lista? —Emily, la representante de Hunter y asistente de la empresa  se acerca a mi carpa.

Asiento y me paro para ir a paso apresurado detrás de ella.

Hablando con el fotógrafo, en la orilla se encuentra Hunter. Se que es él aunque este de espaldas. Mira atento a como sea que se llame el fotógrafo y asiente de vez en cuando con las indicaciones.

Debo caminar con cuidado para que no me entre arena en los pies. Es súper incómodo.

Para esta ocasión, hemos venido a las afueras de Santa Monica donde en las playas no molestamos a nadie y tenemos el permiso para hacerlo. Hay un equipo de muchas personas dando vueltas por el lugar. Mas que nada estilistas aunque no le encuentro mucho sentido ya que solo somos Hunter y yo los que haríamos de modelos.

Mamá y Theresa se encuentran en unas sillas plegables que siempre están en los estudios. Charlan mientras observan a Hunter, pero cuando me acerco, terminan su conversación abruptamente.

Me hace acordar a lo que Theresa le dijo hace unas horas a Hunter... «Hijo, tienes brillo labial en la boca» es bastante obvio. Saben que algo está sucediendo, no son idiotas. Aun así, no creo estar lista para admitirle a mi mamá todo esto luego de haberlo negado por años. Solo necesito tiempo y seguridad de que esto que Hunter y yo tenemos no se ira por la borda en unos días.

—¿Ya estás lista? —me pregunta mamá a lo que asiento.

—Te ves preciosa, Julie —Tessa me sonríe. Le murmuro un "gracias" a lo que agrega—. Mi hijo va a quedar sin habla.

Siento como mi corazón da un vuelco. Disimula, Juliette, disimula.

—Lo dudo —me río algo nerviosa.

Tessa me guiña un ojo algo cómplice y es cuando decido darme vuelta e ir con el fotógrafo y Emily.

—Tú debes ser Juliette —el fotógrafo, al cual le desconozco el nombre me examina de arriba a abajo luego de decir aquello.

—Sí.

—Un gusto, soy Mike.

Mike es alto, mas alto que Hunter y calvo. Debe tener unos cuarenta y tanto. Y a juzgar en como se desenvuelve lleva bastante tiempo en ese mundo.

Miro de reojo a Hunter mientras este Mike me da algunas indicaciones. O quizá sea otra cosa, no estoy prestandole realmente atención. Él también estaba mirándome. Lleva unas bermudas y una camisa. Conociéndolo, nunca en su vida usaría esto a su voluntad. Lleva unos zapatos de los cuales estoy seguro que prefiere quemarlos para avivar el fuego en vez de usarlos.

—¿Entendido? —Mike sube la voz y es cuando lo miro. Asiento sin saber mucho—. Deberías dejar de mirar a Hunter así, no has escuchado nada. Empezare con él ya que lo que intentamos promocionar es la línea masculina.

Me ruborizo y me hago hacia atrás, maldiciendo en voz baja. Al lado de Theresa, veo que me agregaron otra silla. Me siento con cuidado por el vestido. Como no tengo mi teléfono en mano, me dedico a observar a Hunter y a las olas que se arrastran por detrás de él.

¿Hay alguien mas atractivo que él?

No creo.

La cosa inicia rápido y en menos de lo que pensé, Hunter se encuentra posando y Mike con su cámara profesional. A su alrededor, hay personas que sostienen placas metálicas para reflejar el sol

Quince minutos después y varias pausas para indicaciones, Emily se acerca a mi.

—Julie, ya te toca —habla y de repente, una oleada de nervios me recorre el cuerpo. Asiento y camino junto a Emily hacia donde esta el equipo de Mike.

Sin previo aviso, Marleen se acerca y retoca mi maquillaje aunque este perfecto. Estas son una de las cuantas cosas que no me gustaban de modelar, que te traten como un títere.

—Hunter, rodeala por la cintura —indica Mike cuando estoy lista—. Quiero que parezcan una pareja, seductora, fresca.

La sonrisa del idiota se estira cuando esas palabras salen de la boca del fotógrafo.

Bajo la mirada de nuestras madres, fotógrafo, managers y el equipo, Hunter me toma por la cintura y comenzamos a posar.

Mike me dice que este relajada, que sea casual y que no opaque mucho a Hunter ya que es él a que quieren promocionar. Después bromea de que igualmente lo opaco con mi "belleza".

Pero por mas chistes y "relájate" que me digan, no puedo hacerlo. Hunter me tiene agarrada por la cintura y básicamente respira en mi nuca.

Me pongo de perfil y Hunter pone su boca muy cerca de mi cuello y es cuando debo obligarme a no caer en la arena con lo que me tiemblan las piernas.

—No te pongas nerviosa, Galletita —murmura.

—No estoy nerviosa.

—Puedo sentirte temblar, Juliette —dice y en un rápido movimiento cambia nuestra posición.

Intento enfocarme en otras cosas que no sean las personas que están a mi alrededor. ¿Qué pensarán sobre esto?

—No importa cuantas cosas digas, no me pones nerviosa —pongo un poco de mi parte y dejo de posar como si fuese un perrito asustado. A Mike parece gustarle porque comienza a sacar mas fotos y mucho mas motivado.

—¿Segura? —pregunta y antes de que pueda responderle algo, me toma de la mano y me hace dar una vuelta, haciendo que el vuelo de mi vestido se abra. Oigo muchos "clicks" en esa parte. Cuando vuelvo a acercarme a él, se acerca a mi oído mientras simulo que estoy riendo para la cámara—. ¿Qué pasa si te digo que tengo ganas de besarte ahora mismo?

—Te diría que sería un movimiento estúpido.

Abre su boca para volver a hablar, pero Mike dice que ya tuvo demasiadas fotos y los estilistas nos toman y nos llevan por lugares diferentes para poder cambiarnos la ropa.

Y en eso se basa mi tarde, fotos, cambios de ropa, retoques de maquillaje y claro, la presencia de Hunter. Esto no puede ser mejor.




Nota de la autora:

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