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29. Completamente irresistible.

Dedicado a: Unicornio_Dallas4849  ❤️ que pases un lindo cumpleaños ❤️

Dedicado tambien a: cristalapr27  y a Maday_xoxo por cumplir otro mes de amistad ❤️ vayan por mas chicas❤️❤️❤️



—Gracias por todo, Ethan —sonrío de manera un poco forzada mientras bajo de su auto.

No esperaba que se baje del auto también y se acerque a mí para despedirme, pero acá está.

Una brisa hace que su cabello rubio se desordene un poco.

—¿La pasaste bien?—pregunta tomándome de las manos mientras me mira a los ojos.

¿Qué si la había pasado bien? Supongo que sí. Fue una cita normal... hablo de que fuimos al cine y fuimos a comer algo. La película estuvo genial, era de acción y drama que ni permitían que quites tus ojos de la pantalla, pero yendo al chico, Ethan... tiene un gran sentido del humor, pero siento como si hubiese algo detrás de él que no termina de convencerme.

—Sí, fue divertido —admito.

—¿Crees que se repita? —pregunta.

Le observo con detenimiento.

Nop, no creo.

—Claro —digo sin saber. Ni siquiera me gusta, pero quizá vuelva a ser divertido.

Una sonrisa de extiende por sus labios, como si le gustara lo que le dije.

—Entonces, te llamaré —dice acercándose a mas a mi. Por instinto, me alejo de él.

—Espero la llamada —digo rápidamente, esperando que algo se haya entendido.

Me apresuro a ponerme de puntitas y dejar un fugaz beso en su mejilla. No quiero besarlo y definitivamente no quiero que me bese.

Puedo ver cómo su sonrisa se desvanece un poco. ¿Esperaba algo más? Es una primera cita y ni que lo conociera de antes. Además, creo que me revuelco con extraños... estando borracha y ahora estoy demasiado cuerda y sobria para besarlo. Quizá con un poco de vodka las cosas cambien.

—Nos vemos —carraspea recuperando su postura—. Cuídate, Julie.

Asiento sintiéndome algo mal. Suelta mis manos con cuidado y sin mirarme, sube al auto y hace rugir el motor, acelera y veo como se aleja por la carretera.

Suspiro cuando se va.

Ethan no me gusta, y todo era una simple apuesta con Hunter.

Jesús, ya me parezco a Cameron.

Está atardeciendo para cuando pongo un pie en casa, algo cansada. Casi no he dormido y me siento exhausta.

—Juliette —la voz de mi madre se acerca desde la cocina.  Me congelo en la entrada.

Ella llega con sus gafas para lectura y me mira con desaprobación. Casi nunca hace eso... Porque nunca le doy razones para que lo haga.

—Hola, mamá —sonrío.

—¿Dónde estabas? ¿Acaso has perdido la cabeza? Sé que de doy libertad pero no abuses de ello.

Asiento algo apenada.

No le había dicho dónde iba anoche y menos ahora.

Sé que no tengo diez años pero mientras viva bajo su techo, debo obedecer. Siempre han sido así las reglas.

—Lo siento.

Mamá se acerca a mí. Bajo la mirada al suelo sin poder evitar sentirme como un perrito abandonado. Ella acaricia mi cabeza y con una mano en mi mentón, me obliga a verla.

—¿Estás bien? —pregunta mirándome a los ojos.

—¿Por qué no debería estarlo?

—Es que te note muy rara en el almuerzo de hoy y... Julie, esta no eres tú. Has vuelto con un chico a casa para luego irte con otro. Mira, no quiero entrometerme en tu vida privada, ambas sabemos lo que sucedió la vez pasada...

—No sucede nada —le explico rápidamente antes de que esto se vuelva incómodo—. Anoche me quede dormida por accidente en esa fraternidad, James solo me trajo a casa. No paso nada de nada. Y el otro, Ethan, es solo un amigo.

Asiente. Me sorprende que no esté regañandome por quedarme dormida en una fraternidad.  Se queda en silencio. No digo nada.

—Hay algo que debo decirte —suelta luego de varios minutos de silencio. Me tenso al oír aquellas palabras y me es inevitable recordar aquel pañuelo con sangre. Mi cabeza sabe que están relacionadas.

—Puede ser más tarde —balbuceo y me alejo de ella. Antes de que pudiera decir algo, corro hacia las escaleras y una vez que cierro la puerta tras mi, volteo y me tiro a mi cama.








***






—Yo no puedo creer esto —oigo la voz de Peter, mi mejor amigo, filtrándose por mis oídos.

—¡Jules, arriba! —un cuerpo cae justo a mi lado, haciendo peso. Me quejo en un gruñido, pero termino abriendo mis ojos poco a poco, intentando acostumbrarme a la repentina luz.

—¿Qué sucede? —pregunto adormilada cuando me siento en mi cama para ver mi habitación con más claridad. Derek, esta a mi lado, Peter en frente de mí y luego Cara, en mi vestidor. Puedo ver su cabellera castaña moverse entre las prendas—. ¿Qué hacen aquí?

—Hay una fiesta al lado, no sé si recuerdas —Derek pasa sus brazos por detrás de su cabeza y se acuesta como si fuese su propia cama.

—Ahg —mascullo al recordar la fiesta que Becky estaba lanzando en la casa de su novio—. Ya fui a una ayer. No tengo ganas.

—¡Sobre eso! —Cara sale del vestidor y camina hacia la cama con sus tacones. Lleva un vestido blanco, pegado a su cuerpo que le llega hasta la mitad de sus muslos, va perfectamente maquillada, como siempre—. ¿Por qué mierda te quedaste a dormir ahí?

Peter cierra sus ojos con fuerza.

—Julie dime que...

—Tranquilos, tranquilas, mi virginidad sigue intacta —pongo mis ojos en blanco.

No sé que me avergüenza más, que todo el mundo supiera que soy virgen o que quieran proteger esa virginidad.

Todos sueltan un suspiro de alivio.

—Cómo sea, ya son las diez de la noche y queremos ir a esa fiesta —dice Derek.

—No dejen que les impida ir —bromeo volviendo a recostarme.

—Ja, que idiota —ríe Cara—. Saldremos de fiesta. Otra vez.

No me dan tiempo de protestar cuando siento que alguien me toma de brazos, observo que Derek ha actuado rápido.

—¡Suéltame! —exclamo intento soltarme de su agarre.

En un rápido movimiento, estoy en el vestidor. Derek me deja en el suelo, para luego irse, cerrando la puerta. Giro sobre mis talones, encontrándome a Cara.

—Me tomé la libertad de escoger tu atuendo de esta noche.

—Qué amable de tu parte —ruedo mis ojos.

Ella me desafía con la mirada por unos momentos, pero termina por extenderme con sus brazos un vestido color fucsia, fluorescente y unos tacones color negros.

—¿Esto? ¿De verdad? —pregunto observando el vestido. Este fue diseñado por Josh Ross, el padre de mi querida falsa amiga, Diena Ross. Me lo regaló el año pasado, indicando que era de la nueva temporada y que tenía un adelanto en mis manos. Es horrible. Aún no se porque es algo que viene de Diena o por su color. 

—De verdad.

—No me pondré eso—arrugo mi nariz al mismo tiempo que me cruzo de brazos.

—Ponte el vestido y te regalo helado —declara,

Niego con mi cabeza.

—Imagínate, películas, ese helado, una cuchara...

Vuelvo a negar.

—Pronostican lluvia para mañana —suelta.

Sabe como manipularme. Voy a darle créditos por eso.

—Dame ese vestido —espeto y se lo quito de las manos. Le quito la estorbosa etiqueta y me lo pongo. Se siente extrañamente cómodo. Es corto, hasta la mitad de mis muslos, quizá un poco más. Es un rosa de esos que te hacen quedarte mirando mucho más tiempo del normal. Y es bonito, de no ser por que es tan corto, no diría que es muy revelador, no muestra un gran escote—. Esto me queda muy corto.

—Para todo hay solución, Williams —Cara se acerca a mi y le da un tirón a el vestido hacia abajo, este se termina de moldear a mi figura.

—¿Estás bromeando? —bufo.

—Te queda bonito —sonríe.

Todo sea por ese helado.

***

NARRA HUNTER.

Becky está mandando la casa por la ventana, literalmente.

Nunca había organizado una fiesta en casa, por el simple hecho de que tener borrachos rompiéndolo todo no es la mejor idea del mundo. Pero mi novia había logrado convencerme.

El lugar está genial, a decir verdad. Hay luces por todos lados, pero lo que le da el toque sinceramente, es la luz negra. Becky había insistido en que la compre. Había asistido a un club en no recuerdo donde, y tenían este tipo de luz que hacen que todos los colores claros resalten. Por eso, insistió a todos que se vistieran de blanco. Y nadie le desobedeció, excepto por mi. Claro. Me vestí completamente de negro.

Camino entre la multitud de gente, yendo a buscar un poco de agua. , agua. A veces, como hoy, no me gusta beber. Me parece una idiotez que para divertirte debas consumir alcohol. Además, debía mantener un ojo en todos estos idiotas. Mamá salió con unas amigas pero fue más que clara con él "No rompan nada". Y creanme, ni madre da miedo cuando rompemos algo en casa.

Me sofoca un poco que casi toda la escuela esté aquí.

Bebo de mi vaso rojo con agua. Y mis ojos vuelven a bailar por el lugar lleno de gente fluorescente en busca de una persona en particular. Bufo al no verla.

—Hola, bebé —ronronea una voz a mis espaldas. Me giro para encontrarme a Becky, mi novia, sonriéndome.

Me abraza con fuerzas. Paso mis manos por su cintura.

—¿Te estás divirtiendo? —le pregunto.

—¡Sí! Todo esto es... Perfecto.

Le sonrió y dejo un corto beso en mis labios.

Tiene puesto en vestido blanco suelto y lleva su rostro con pintura que brilla en esta luz. Me gustaría besarla sin toda esa mierda en el rostro, pero decirle que se lo quite, sería como decirle que no me gusta, según ella y entonces, que ella en persona no me gusta. Estoy aprendiendo lo que es ser un novio... O al menos novio de Becky.

Una chica morena pasa al lado de nosotros, Becky le sonríe y se va a saludarla, dejándome solo otra vez.

Tengo ganas de buscar a Tanner y pedirle que se eche algunas partidas de Beer Pong conmigo pero no lo veo por ningún lado. Y también está esta puta sensación que tengo. Siento como si recién cuando la mirara, mi fiesta puede comenzar.

Y como si la hubiese llamado, aparece en mi campo de visión. Entró por la puerta del patio trasero. Claro, es Juliette, no vendría por la puerta principal, nunca lo hace. Abro mis ojos con sorpresa al ver que tiene puesto un vestido color rosa fluorescente y bastante corto. Obtiene casi todas las miradas curiosas de la sala, claro, todos de blanco y ella resalta. Siempre resaltó entre todas. Con vestido rosa o blanco.

Juro que todo el mundo la está mirando y ella es capaz de devolverle la sonrisa a todos, menos a mi. Por razones obvias.

Me acerco a ella, un poco embobado por su belleza natural. Le observo el rostro, está muy confundida y avergonzada. Seguro no recibió el memo, "todos de blanco" y ahora se siente muy avergonzada.

—¿Alguien no comprendió las reglas, Galletita? —le pregunto cuando estamos bastante cerca para que pudiera escucharme sobre la música.

—Creo que ese eres tú —se cruza de brazos, inmediatamente a la defensiva. Su vergüenza se ha esfumado como polvo en el aire.

—Yo estoy guapo, por lo menos —juego con ella.

Pone sus ojos en blanco.

—Creo que debería cambiarme... —dice.

¿Cambiarse? No-hay-manera.

—Creo que deberías dejar de preocuparte y disfrutar de la fiesta —sugiero observando su rostro. No tiene ni una pizca de maquillaje y estoy seguro de que es porque no tenía planeado venir y uno de sus amigos la arrastró hasta aquí estaba como estaba.

Nos quedamos haciendo contacto visual por lo que parecen ser horas. Me pierdo en el celeste de sus ojos. Todo el mundo que la conoce se queda más de un segundo admirando sus preciosos ojos.

—Tienes razón —dice de repente, sacándome de mi trance. Se mueve y camina a mi lado. Cuando decido que no quiero entablar una conversación con el aire, me giro para verla caminar.

Con ese vestido resalta demasiado. Aunque sin el vestido lo puede hacer perfectamente igual. Me quedo observando sus largas piernas que parecen kilométricas con los tacones que llega puestos. Joder.

Veo como chicos comienzan a girar alrededor de ella como si fuera el sol. Respiro hondo para calmar mis celos.

Juliette, Juliette, vas a hacer que la peor parte de mi salga. Como siempre.







NARRA JULIE.

Ahora mismo, estoy maldeciendo a Cara en mi cabeza. Claro que ella sabía las reglas. Ahora todo cuerda, me dijo que vaya yo mientras ella termina de retocarse y los chicos se quedaron esperándola.

Sigo algo aturdida por mi encuentro con Hunter. Se ve tan bien en negro... y luego de caminar entre la gente, me doy cuenta de algo. Hunter y yo somos los únicos diferentes y aún no se si quiero tomármelo como una metáfora o no.

Mis pasos son automáticos, cuando llegó a la cocina. Por lo menos, no hay luz negra. Hay poca gente por aquí. Una chica sobre la mesa y un chico besándola, y luego un chico con su celular.

Veo varias botellas sobre la misma mesa en donde la pareja se revuelca. Ignorándolos, tomo la única lata de cerveza que veo. Esto de emborracharme debe parar. Así como también debo olvidarme de Hunter.


Unos minutos después, aparecen mis amigos, ya cambiados. De blanco.

—Son unos idiotas —digo cuando les veo.

—Luego nos agradeces —murmura Peter en mi oído.

Puedo ver que ahora está dándole la mano a su novia bebé, Lola. La saludo.

—Ahora, ¡a beber! —grita Derek, promoviendo el desenfreno y tira de mi mano de vuelta hacia la cocina para seguir bebiendo.

Mi amigo parece querer meterme alcohol por todos lados, pero me niego a algunos shots de tequila. Imagínense si algo como ayer me sucede, solo que no con un chico tan agradable y bueno como James. No quiero saber cómo hubieran terminado las cosas.

Al cabo de una hora, mi mejor amiga decide aparecer.

—¡Julie! —la inconfundible voz de Cara llega a mis oídos. La veo entrar tambaleándose a la cocina.

—Uh, ¿quien te dio tanto alcohol? —pregunto acercándome a ella. Puedo notar que tiene pintura en los brazos y en el rostro.

—Yo solita —dice con orgullo—. ¡Pero vamos, hay que divertirnos! —exclama y toma mi brazo y el de Derek.

—¿¡A dónde vamos!? —pregunto mientras nos movemos entre la gente, atravesando la sala de estar.

—¡A una habitación!

—¡No haré ningún trío con ninguna de las dos! —exclama Derek horrorizado.

—¡No un trío, idiota!

Subimos las escaleras. Ahora, nosotros tiramos de nuestra amiga, por su bien. Se iba tambaleando y a ese paso, iba a caerse y romperse el cráneo en un parpadeo.

Cuando llegamos al segundo piso, abre la primera puerta, la cual es la sala de juegos. Conozco esta casa tan bien como la mía.

—No... —murmuro.

Si Beer Pong no me gusta, menos me gusta verdad o reto.

—¡Si! —exclama mi mejor amiga.

Nos arrastra hacia ronda. Están todos en el suelo, formando un círculo. Personas como Ashley, Jenna, Plastassie, Tanner, gente del equipo y finalmente, Becky y Hunter. La otra parejita del millón. La rubia está sentada encima de las piernas de su novio.

—Siempre queriendo llamar la atención, Williams —Jenna me mira con superioridad.

La ignoro.

—¿Enserio? ¿Vamos a jugar a este juego de bebés? —protesto mirando a mi mejor amiga.

—Cállate que ayer estabas bastante bien jugando Beer Pong con ese idiota —arrastra sus palabras y todos captan su atención a mi, con intriga. Si hubiese habido una fiesta, se habrían enterado.

Me arrastra a mi y a Derek para que nos sentemos en el suelo, junto a los demás.

—Hola, Derek —Summer le sonríe coqueta a mi amigo.

—Joder, ya empezamos—murmuro cansada.

Me quedo solamente porque Cara está muy emocionada por este juego y no quiero ser una idiota, arruinándolo para ella. Además, está muy borracha y no en sus cinco sentidos, así que también debo vigilarla.

No sé en qué momento, apagaron las luces normales, y fueron reemplazadas por luces negras. Ahora todos resaltamos y la pintura de sus brazos también. Yo no tengo ni labial puesto. Alguien pone una botella en el centro de la ronda y puedo ver que está cubierta de pintura naranja y brilla.

El juego empieza.

Unos idiotas se están besando, cuando alguien abre la puerta violentamente. Entrecierro mis ojos para ver quiénes son, con estas luces cuesta un poco distinguir caras.

—¡Hola, niños! —exclama alguien y en el acto reconozco la voz, sintiendo como mi piel se congela.

¿Que hace James aquí?

Tardo unos instantes quitar mi confusión y me levanto del suelo de un tirón. Soy consciente que todos los babosos de mis compañeros me están mirando y no precisamente caballerosamente, pero los ignoro.

—¡James! —exclamó y corro a sus brazos como niña pequeña.

—¡Julie! —exclama elevándome un poco del suelo. En el abrazo, puedo ver a Ben y a Kyle por detrás del castaño. Los saludo, igualmente.

—¡Pero si es la chica de Tho...! —le cubro la boca al pelirrojo antes de que pudiera terminar la frase.

Quito mi mano, no sin antes darle una mirada de advertencia.

—¡Thompson! —exclama Bennet sonriéndole. Este quita a Becky de encima suyo y siento cómo le entra un poco más de aire a mi organismo. Se para y saluda a los chicos, como si fuesen hermanos de toda la vida.

—¿Qué hacen aquí? —les pregunto.

—No lo sé, queríamos revivir estar con gente joven —sonríe Kyle.

—Aww, todos son tan chiquitos...

Pongo mis ojos en blanco.

—Así que universitarios... —Jenna observa a los chicos de arriba a abajo, sin pudor alguno.

Ben le guiña un ojo.

—¿Juegan? —les pregunta Ashley jugando con su cabello mientras los mira coqueta.

—Claro —contesta James y los demás se alzan de hombros, estando de acuerdo.

Les hago un espacio a mi lado y los tres se sientan.

—Kyle exagera —me dice James a mi oído para que nadie nos escuchase—. La idea de las luces negras está genial. Nosotros las teníamos hasta que un idiota, Ben, desaprobó un parcial y se le dio por romperlas con un bate de béisbol.

Me río.

Cara, con emoción, vuelve a girar la botella.

—Momento —pide Kyle mientras la botella rueda—. Julie, ¿ella es la rubia de quien hablabas? —el chico señala a Becky, la cual ha vuelto en las piernas de su novio.

No puedo evitar sonrojarme de la vergüenza. Bajo la mirada cuando la rubia me mira mal.

—Ya, pesado —Ben, el pelirrojo, golpea a Kyle en el hombro. Este le murmura algo que nadie logra oír.

La botella para en Jenna.

—¡Jenna! —exclama Cara con emoción—. Besa a... —se gira a mis tres amigos. Oh no, solo le estará haciendo un favor—. ¿Cómo te llamas, tú? —señala a Kyle y este responde—. Perfecto, Jenna besa a Kyle. Pero queremos ver manoseo incluido.

Frunzo el ceño ante el pedido de mi mejor amiga, ¿ahora se había aliado con la chica para conseguir sus nuevas conquistas?

Jenna no se lo piensa dos veces cuando se acerca a Kyle.

—Solo un beso —le dice a Jenna—. No quiero ir a prisión.

Me río en lo bajo y noto como Hunter me mira. Hacemos contacto visual por segundos y luego la bajo al suelo.






NARRA HUNTER

Miro a Juliette reírse y no puedo evitar que se ve muy tierna. Estoy jodido. Lo peor es que lo se y que lo estoy haciendo nada para evitarlo.

Me puso celoso. Recalco, muy celoso como se levantó y corrió a abrazar a James. Él y yo somos algo así como amigos. Mason, quien maneja la fraternidad, es hijo de un amigo de mi padre, nos conocemos de pequeños. Me hizo entrar a fiestas de universidad, a cambio yo llevaba a algunas de mis amigas modelos. Ese era el trato.

El problema es que esos dos mundos no deben mezclarse. Cuando estoy borracho se me escapan muchas cosas, por eso decidí no beber en las fiestas. James, Kyle, Bennet y toda la fraternidad saben muchas cosas de mi. Solo que nunca pensé que Juliette los llegaría a conocer. Y claro, a estos chicos se les escapan las palabras de la boca.

Becky esta encima de mi. No hace mucho, sino que apenas Juliette entró. Es si hubiera cambiado por completo cuando Julie y sus amigos aparecieron.

Tanner tiene que separar a Jenna de Kyle porque esta no se quiere alejar. Vuelve a regañadientes a su lugar. La botella gira nuevamente. Este juego es estúpido.

Me sorprendo cuando para en Juliette.

—¿Verdad o reto? —pregunta Jenna. Tenía que ser Jenna.

—Uhm... Verdad —dice Juliette y agradezco mentalmente. Sé que si elige reto, esa perra despiadada, hará que se bese con alguien y no se si estoy listo para verla besarse con alguien más. Incluso si no la he besado antes.

La sonrisa de Jenna se extiende aún más y me hace volver a meditar mi razonamiento.

—¿Es verdad que eres virgen, Juliette?

¿Qué mierda con esa pregunta?

Me tenso cuando dice eso y Becky parece notarlo, porque se gira a mi y me acaricia el cabello.

Todos observan a Juliette con detenimiento, esperando su respuesta. Sé de sobra que se siente abrumada y muy avergonzada. Tengo ganas de golpear a todos para que dejen de mirarla así.

—Responde, Julie —insiste la otra hija del mal, Ashley, sonriendo con falsedad.

Suficiente.

Aclaro mi garganta, muevo un poco a Becky para dirigirme a Jenna y Ashley.

—¿Les parece bien? ¿Usar eso como una inseguridad? ¿En qué año se quedaron? —arqueo una ceja—. Es ridículo lo que están diciendo. ¿Y por qué mierda usan ese tono de superioridad? Si van a seguir diciendo mierdas, váyanse de mi casa. No voy a tolerarlo.

Jenna y Ashley se sonrojan avergonzadas. El silencio en la habitación es de otto mundo. Si no fuera por la música que retumba de afuera, hubiera escuchado una aguja caer.

—¿Entendido? Estoy harto de esa pregunta. No vuelvan a hacerla. Ni a ella, ni a nadie. Ustedes quedan como unas ridículas, nadie más —sentencio, sin pasar por alto como Becky está complemente tensa.

Ellas se miran incómodas y asienten avergonzadas.

Mejor.

—Sigamos con este juego de mierda —ordeno.

Tanner es rápido. Aclara su garganta y vuelve a girar la botella.

Mis ojos encuentran los de Juliette porque ya estaba mirándome. No soy capaz de leer sus emociones a través de esos ojos celestes que tantas historias cuentan. No cuando mi corazón late tan fuerte que podría salirse de mi pecho.

Soy yo el que corre la mirada y se concentra en el juego.

Varias rondas más, y con los tres universitarios tocados por todos lados, finalmente la maldita botella me apunta a mi. Como Becky está encima de mi, Tanner, el cual hizo girar la botella, debe elegir a uno de los dos.

—Hunter —dice sin dudar y una oleada de miedo me recorre el cuerpo. Este idiota me conoce más de lo que yo me conozco a mi mismo, me da miedo lo que pueda hacerme hacer—. ¿Verdad o reto?

—Reto —suelto sin pensar. No iba a contarle nada de nadie a nadie.

—Besa a Juliette —dice. Todos nos quedamos sorprendidos. Yo, el más, claro. Becky es la que se tensa ahora. Miro a Julie, se encuentra con sus ojos abiertos como platos y luego a Tanner, el cual sonríe como idiota—. Pero no aquí, en el pasillo.

—¿Entonces cómo sabemos que se han besado? —pregunta Cara, cruzada de brazos y claramente borracha.

—Lo sabremos cuando vuelvan —dice simplemente Tanner, alzándose de hombros.

—Si es que vuelven —bromea Kyle.

—Apresúrense —dice Tanner.

—¡No permitiré que la beses! —exclama Becky cuando la tome por la cintura para darle un respiro a mis piernas.

—Es un simple reto, Becky —le dice Tanner—. Además, todos sabemos cuánto se odian Hunter y Juliette. Será divertido que se besen.

Está haciendo esto a propósito, no tengo dudas.

—No dejaré que la beses —la rubia niega con la cabeza rotundamente.

—No siento nada por ella —le miento en el oído. Juro estar armandome un espacio personalizado en el infierno—. Solo es un reto, soy todo tuyo —vuelvo a mentir.

El día que yo sea de alguien, el mundo parara de girar.

Ella parece relajarse ante mis palabras. Asiente y se quita de encima mío, luego gira su cabeza y fulmina con la mirada a Tanner. 

Me levanto de el suelo y me acerco a Juliette algo nervioso. Le extiendo mi mano para que se levante, ella la toma, algo aturdida, debo suponer. Con nuestras manos juntas por primera vez en muchos años, nos dirigimos hacia la puerta.

—¡La chica de Thompson! —exclama Ben por detrás nuestro. Cierro mis ojos con fuerza. No quiero imaginarme cómo estará Becky. Tendría que tener una buena charla con ellos.

Salimos de la habitacion, encontrándonos en un pasillo vacío. No había permitido la entrada aquí arriba. Lo último que necesitaba era a una pareja en la cama de mi madre y gente drogandose en mi habitación.

La música no se oye demasiado aquí arriba.

Me pongo enfrente de Juliette, ella mira sus zapatos. No puedo evitar sonreír de la ternura. 

Le elevó el rostro suavemente con una mano en su barbilla.

—Si no quieres besarme, podemos volver y decirles que lo hemos hecho —le digo cuando veo su rostro. Aún con tacones puestos, sigue siendo un poco más baja que yo.

—Ese es el problema —suspira—. Una parte de mi quiere alejarte lo más lejos posible...

Se queda en silencio.

—¿Y la otra? —pregunto un poco ansioso.

—La otra quiere besarte, acariciarte, tocarte. La otra parte te quiere a ti —confiesa mirándome a los ojos. No creo que nunca se haya abierto así conmigo.

Con mis manos, hecho su cabello hacia atrás con delicadeza.

—Me pasa lo mismo —le confieso.

—¿Qué estamos haciendo? —pregunta de repente.

Nos estamos enamorando. ¿No es obvio?

—No lo sé —murmuro en respuesta—. No sé si está bien, no sé si deberíamos, ni siquiera sé el porque. Pero tengo claro una cosa.

Recuerdo lo que quise decirle hoy temprano pero no pude cuando Becky nos interrumpió.

—¿Qué cosa? —pregunta en un hilo de voz.

Suponiendo que me arrepentiré por esto...

—Que siento cosas por ti —suelto.

Se queda muda. Observo su cara, está sorprendida. Diablos, soy un bocazas... nunca digo las cosas si no estoy seguro, pero simplemente me arriesgué con esto.

—No podemos hacer esto —dice y se voltea para irse, pero la tomo de su brazo y la detengo.

—¿Por qué no? —frunzo el ceño. Ya meti la pata, mejor estirarla hasta el fondo—.  ¿Me dirás que no sientes nada por mi?

—Yo... —balbucea, para luego gruñir y mirarme a los ojos—. Hunter, tienes novia. Y esto se supone que es una tregua, no un "nos llevemos bien hasta que nos enamoremos".

—¿Sientes cosas por mi? —pregunto ignorando sus excusas.

—Bueno, pienso que eres bastante lo...—

—Juliette —la interrumpo—. ¿Sientes algo por mi?

Ella mira hacia todos lados con nerviosismo, excepto mis ojos. Esta chica es exasperante, pero de alguna manera, me tiene siguiéndola como un tonto.

—Jul... —

—Sí —ahora es ella quien me interrumpe. Me quedo estupefacto—. Siento cosas por ti que no debería estar sintiendo y estoy hech...

No la dejo terminar su nervioso argumento cuando la tomo rápidamente de la cintura y la atraigo hacia mí, uniendo al fin nuestros labios. Siento un cosquilleo recorrerme el cuerpo cuando mis labios tocan los suyos. Nuestro primer beso... juro que me hace replantear muchísimas cosas. Muevo mis labios contra los de ella y responde inmediatamente. Con mis manos en su cintura, la atraigo más a mi, haciendo que nuestros cuerpos se acerquen más. Pasa sus manos por mi cabello, desordenandolo. Generalmente odio que las chicas hagan eso, pero ahora no puede interesarme menos. Creo que hasta me gusta la forma en cómo tocaba mi cabello.

Su boca se abre, dejándole lugar a mi lengua, la cual se adentra como una experta. Definiéndonos, nuestras lenguas comienzan una dulce batalla que nadie parece ganar.

¿Por qué no la he besado antes? Ese cosquilleo constante es genial. Me siento como un idiota experimentando estas cosas por primera vez.

Sin poder resistirme, muerdo su labio inferior. Un gemido se escapa de sus labios, cosa que me prende y me pone demasiado pero debo obligarme a separarme de ella cuando siento que no tengo más oxígeno.

La veo, sus apetecibles labios están húmedos e hinchados. Respira agitadamente al igual que yo. Apoyo su frente con la mía y me quedo mirando sus ojos celestes.

—Eso fue... —comienza a decir.

—Malditamente genial —murmuro terminando por ella—. Tus labios son...

—Completamente irresistibles —me interrumpe antes de que pudiese terminar. Sonrío al oírla.



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