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25. Cara siempre tiene razón.

—Julie... —murmura Becky Halbrook intentando controlar su respiración.

Sin entender nada, me hago a un lado. Ella entra a casa con sus manos enterradas su rostro. Nunca le he visto tan perdida y destruida como ahora.

Frunzo el ceño.

—¿Qué pasó? —le pregunto cuando cierro la puerta.

No contesta.

Mis ojos la ven tan frágil y vulnerable que no le doy crédito a la situación. Es como si Becky la capitana de porristas se hubiera ido.  Me acerco y la rodeo con mis brazos cuando pone su cabeza en mi hombro, solloza con más intensidad—. ¿Estás bien? ¿Algo le pasó a Hunter?

No sé por qué pregunto eso último. Pero si unimos todo, Hunter y ella son mejores amigos, no sería sorpresa que esté llorando para informarme su muerte. Uh... Mejor alejo esos pensamientos.

Comienzo a desesperarme al ver que no contesta. Apenas somos amigas y viene a mi casa a las dos de la mañana hecha un desastre. Le doy una rápida mirada al piso de arriba para ver si he despertado a alguien, pero no veo a nadie y las luces siguen apagadas.

—Ven, vamos —digo y tomo su brazo para que me siga.

A paso lento, subimos las escaleras. Ya ha dejado de llorar para cuando entramos a mi habitación. Enciendo la luz y le digo que se siente en mi cama.

Con una mejor luz, puedo ver su aspecto completo. Tiene las mejillas sonrosadas y sus ojos hinchados y rojos de tanto llorar. Percato que tengo una botella de agua a medio beber en mi mano y se la extiendo. La acepta y le da un trago. Cuando la deja en mi mesita de luz,  por fin habla:

—Lo siento por haber venido así, no sabía qué hacer —dice con la cabeza gacha.

—No hay problema, pero... ¿Qué pasó? —le pregunto muerta de la intriga. No soy la persona más paciente del universo.

La rubia sube la mirada y se corre un mechón de pelo que estorba su vista.

—Hunter —suspira.

—¿Murió? —elevo una ceja.

Niega.

—Yo... Creo que estoy enamorada de él — murmura finalmente.

Alzo mis cejas sorprendida. Estoy segura de que el idiota estará más que feliz al oír eso. Más feliz que niño en navidad. Quizá yo no tanto como lo estaría antes, pero qué se puede hacer.

—¿Y por eso lloras? Sé que es un insufrible pero...—titubeo.

—Sabía que Hunter tenía sentimientos por mí, pero yo... Yo nunca los correspondí. Me siento como una mierda, está enamorado de mí desde hace años...

Huh, no me digas.

—Eso todos los sabíamos —le cuento y su rostro parece perder el color.

—Soy una estúpida.

Puede.

—¿Entonces por qué viniste aquí? —pregunto. Esta chica está más lejos de ser mi amiga que las vacas de volar.

—Porque estaba en casa de Hunter. Estábamos viendo una película, una de sus favoritas y él ni siquiera le prestaba atención. Estaba... perdido. Le pregunte mil veces que le sucedía y de repente se levantó y me dejo sola —toma aire y noto que está a punto de volver a largarse a llorar—. Corrí a buscarlo y comenzó a comportarse extraño... Me dijo que no podía seguir haciendo esto nunca más y esas cosas. Que ahora le gustaba más que antes y yo nunca sentiría lo mismo.

»Entonces... Le dije, le dije que me gustaba. Quedó sorprendido, me miró y no sé... Lo conozco demasiado, fue como si un balde de agua fría le hubiese caído en la cabeza. Me dijo algo que no entendí y se fue. ¡Se fue y me dejo sola! Quise ir a buscarlo, pero había sacado su auto y solo pude verlo desaparecer por la calle.

No sé por qué pero algo, muy dentro de mí, se siente mal por las palabras que le dijo a Becky. ¿Ahora le gusta más que antes? Eso solo confirma más que solo quería jugar un rato conmigo.

Gracias a mi mamá por interrumpirnos, no quiero saber como habrían terminado las cosas.

—Qué idiota —bufo.

—Juliette... Sé que no quieres admitirlo pero... —la sangre se me congela por unos instantes. ¿Que no quiero admitir qué?—. Tú conoces a Hunter más que a nadie. ¿Qué le pasó? ¿Por qué reacciono así? Y más importante, ¿Dónde está?

Respiro aliviada.

—Ehm... —murmuro intentando buscar las palabras—. Seguramente solo quiere tiempo para procesar. Becky, nunca diste signos de que él te gustara, le largaste la bomba de esa manera. Hunter no sabe procesar ese tipo de noticias.

Recuerdo esa vez que le dijeron que sus padres se iban a separar. Tenía cinco y aun así, salió corriendo por las calles de Santa Mónica. Theresa casi llama a la policía pero luego de tres horas, regresó a casa. Todo mojado y sucio. Le preguntaron qué le sucedió, pero solo le contó a Cameron, el cual no creo que se acuerde ya que tenía tres años.

—Además, le mentiste que tenias un novio.

—Ahg, ¿Por qué mierda acepté a hacer eso? —bufa.

Porque mi primer nombre es Juliette y mi segundo "manipulación".

—Si quieres, disolvemos el pacto y me voy del equipo —le digo intentando negociar con ella ahora que tiene su guardia baja. Soy un monstruo.

—¿Por qué no quieres estar en las porristas? —me pregunta reincorporándose y mirándome a los ojos.

Así que vamos a tener esa charla.

—Porque... —comienzo a decir y de repente recuerdo que no tengo una excusa muy válida—. Porque... Las chicas me odian.

—¿Jenna y Ashley?

Asiento.

—Cassidy, también —agrego. Por poco me sale "Plastassie".

—Son mis amigas, las conozco, no son así. Simplemente te tienen envidia.

—¿Tenerme envidia?

—Julie, ¿le has echado un vistazo a tu vida? —bromea y le sonrió con calidez.

—Como sea, no las soporto —resoplo. ¿Por qué mi vida sea "mejor" tienen derecho a odiarme?—. ¿Rompemos el pacto?—una sonrisa se estira por mi rostro.

Me observa unos instantes, como si quisiera leer mis intenciones. Yo odio el uniforme y eso de alentar a Hunter no me va.

—Está bien —dice después de un largo suspiro—. ¿Sabes dónde podría estar Hunter? Debo hablar con él...

Sí. Se me ocurre un lugar. Lugar en donde casi me besa.

—No, no tengo idea —pongo una mueca.

Ella asiente algo apenada.

—¿Quieres quedarte a dormir? Ya es muy tarde  —digo echándole un vistazo a la ventana, en donde una fina parte de la luna es visible entre las nubes.

—Si no es molestia, sí.

No tengo que prestarle nada para que duerma. Ya tenía puestos unos shorts de pijama y una remera del doble de su tamaño, debo suponer que es de Hunter. Mi cama es lo suficientemente grande como para que entremos las dos sin problemas, cuando se acuesta, noto el olor de la fragancia de Hunter, confirmando mis sospechas. Algo se me estruja en el pecho cuando lo huelo a la distancia.

Suspiro en voz baja y me doy la vuelta, apagando la luz y cerrando mis ojos.

***

—Becky, ¿Qué haces aquí? —una voz se filtra por mis oídos. Gruño con enojo al oír que es Acacia.

—Uhm, hola Cas —dice la capitana aparentemente ya despierta—. Tu hermana me invitó.

Mhm, yo volvería a replantear esa oración.

—Oh, está bien. Mamá se fue temprano hoy pero Sasha ya preparó el desayuno  —dice ella desde la puerta—. Juliette, levanta el culo.

—¡Sal de mi habitación! —chillo y le arrojo una almohada.

Oigo un fuerte portazo, tan fuerte como para terminar de despertarme.

—¿Por qué se llevan tan mal? —pregunta la Becky levantándose.

—No nos llevamos mal  —respondo al pararme. ¿Acaso no tiene hermanos? Esto es la normalidad—. Es una larga historia.

Becky asiente, seguramente entrelazando la situación con Cameron. Debo suponer que Hunter lo puso al tanto.

—Deberías dejar que...

Carraspeo para interrumpirla.

—Te daré mi uniforme ya que no lo uso, puedes usar mi baño, no sé si quieres tomar una ducha, pero hay un cepillo de dientes sin usar en uno de los cajones —le explico antes de que me venga con la mierda de "aprender con sus propios errores".

Se da cuenta de que no quiero hablar de Acacia y su estúpida relación y desaparece en el baño.

Mientras ella está adentro, me lanzo a mi cama con un suspiro.

¿Por qué me encuentro tan enojada?

Está bien, ayer casi me beso con Hunter y luego él estalla volviendo a confesar su amor a Becky. No debería sentirme así, no somos ni siquiera amigos. Lo último que necesito es comenzar a sentir cosas por el idiota de nuevo.

De repente, cortando mi paz, oigo algo chocar contra el vidrio de mi ventana. Si mi memoria no me falla, sé exactamente quién es.

Me siento en la cama y obtengo una perfecta vista de Hunter. Está en su habitación y me lanza piedras que sacó de no sé donde.

Salto de la cama y llego hasta la ventana. Me va a escuchar. Le quito el seguro y la abro. Inmediatamente, una piedrita me golpea en la frente.

—¡Pero pedazo de...!

—¡Lo siento! —exclama con los ojos bien abiertos—. Bueno, miento, no lo siento.

Y volvió.

—¡¿Te diste cuenta de lo que hiciste ayer?! Becky vino anoche a casa a las dos de la mañana cuando la dejaste sola.

Resopla con frustración.

—Lo sé, no esperaba que fuera a tu casa —explica—. ¿Te ha contado? Necesitaba tiempo para pensarlo bien.

—¿Pensar qué bien? —pregunto observando su cara pensativa.

Rápidamente su expresión cambia a una sonrisa burlona.

—¿Curiosa, Galletita?

Quiero lanzarle algo en la cabeza que lo deje moribundo en el suelo de su habitación.

—Está muy mal —digo cambiando el tema.

—Por fin admitió que siente cosas por mí.

Una sonrisa se extiende por su cara, no puedo identificar si es falsa o verdadera. Una parte de mi quiere que sea más falsa que los pechos de Ashley pero otra, otra quiere que siga con Becky así yo puedo seguir con mi vida. No quiero que ese estúpido casi beso, bueno, esos dos estúpidos casi besos se apoderen de mi mente.

Giro mi cabeza para comprobar bien, aún no ha salido del baño.

—Eso sí, tengo que ver como hago desaparecer a ese estúpido novio que tiene. Y para eso, tengo que averiguar quién es, nunca me lo ha presentado...—empieza a divagar.

—Es porque no existe —lo interrumpo con mis ojos cerrados.

—¿Qué?

—Por favor, idiota —espeto mirándolo con obviedad—. Heriste a mi hermana y luego quedaste con tu corazoncito mujeriego roto. ¿No ves que...?

—¿Tú...? —comienza. La indignación flota en cada respiración que toma.

Cierro mi ventana, callando sus gritos al mismo tiempo que la rubia abre la puerta, envuelta en una toalla.

Le sonrió y me alejo de la ventana mientras cierro la persiana. Le doy mi uniforme, el cual se encontraba por ahí. Ella me agradece y vuelve al baño para cambiarse. Si fuese Cara, probablemente me hubiese lanzado su toalla y desfilado desnuda hasta que se le pintaba cambiarse.

Mientras ella se cambia, decido hacerlo yo. Quiero tomar una ducha pero ya no tengo demasiado tiempo para eso y si hay algo que odio es bañarme a las apuradas. Agradecida por no tener que usar ese uniforme más, me pongo unos shorts color blanco que están rasgados en algunas partes y una blusa blanca, termino con mi camisa escocesa colgando por mis hombros. Me paseo por las cuatro paredes llena de ropa y veo que me pondré en los pies. No tengo ganas de usar nada alto así que termino con unas zapatillas negras. Peino mi cabello rápidamente y como siempre, no uso maquillaje.

Becky sale y entro para lavarme los dientes. Cuando termino, en cuestión de segundos, salgo y bajamos juntas. Abajo, esta mi hermana, quejándose porque nos demoramos. Desayuno con mis cereales de siempre mientras que Becky se decide por fruta. En toda lo que dura la comida, tengo que cerrar mi pico y oír como Cas habla de una nueva línea de maquillaje que saldrá dentro de un mes. Becky la escucha atenta y hace comentarios de vez en cuando.

—Me iré con Cameron hoy —sonríe Acacia mientras recogemos nuestras cosas y las dejamos en el fregadero.

—¿Tiene edad para manejar? —bromeo y ella me mira mal.

Sale de la casa dando saltitos. La sigo y veo el auto negro de Hunter estacionado justo enfrente de nosotras.

Becky se pone algo nerviosa pero igualmente se acerca a él. Me quedo atrás de ellos. Hunter le dice un par de cosas que no puedo oír y ella se sube al auto algo insegura.

—Galleta, llevaré a Becky hoy. Tenemos que... —mira a la rubia con ojos indescifrables—. Hablar.

—Oh no, a mi no me dejas así —espeto de brazos cruzados.

¿Cómo quiere que llegue a la escuela? Mi auto está más dañado de lo que esperaban y sigue en taller.

—No te preocupes, llamé a Cara —explica.

Bufo pero asiento. ¿Qué otra opción tengo? Pone el auto en marcha y me dejan en la entrada.

Cálmate Julie, cálmate...  ¡La odio! ¡Los odio! ¡A todos! ¡A Hunter, a mi hermana, a Cameron, a Becky, a todos!

Me quedo sentada en las escaleras de mi porche, esperando a que Cara me venga a buscar. Segundos después, veo el auto color blanco de mi mejor amiga aparecer. Suspiro aliviada y corro hacia él.

—Hola —saluda pero no le devuelvo el saludo. En mi cabeza solo es "Odio a Becky, odio a Hunter, odio a todos"—. Te dije hola —golpea mi hombro y caigo a Tierra.

—Lo siento —mascullo.

—¿Mala mañana? —pregunta y asiento—. Cuéntame.

—Es largo —le digo. Sé que ya habremos llegado para cuando esté en la mitad de mi relato.

—Qué bien —dice sonriente—. Ya me agarraban ganas de saltarme el primer periodo.

Me río, pero dejo que me lleve a donde quiera.

No tengo muchas ganas de verles la cara a todos después de todo.

Cara hace un recorrido por toda la ciudad mientras le cuento todo muy detalladamente, desde que decidimos ponerle ropa interior al cuarto de Cameron, lo que sucedió en la playa y finalmente lo de ayer a la noche, incluido lo de mi nuevo contrato y lo que sucedió con Becky. Mi mejor amiga golpea el volante, se rie, chilla, y amenaza con llorar mientras le contaba.

—¿O sea que ya te llevas bien con Hunter?

—¡No! —exclamo y Cara se detiene cerca de la playa, me indica que me baje y eso hago.

—Mira, dejaré de hacerte preguntas. Sé lo que te pasa —dice y la miro con intriga a lo que tiene para decir—. En el interior de los interiores, estás comenzando a sentir algo por Hunter Thompson.

Vacilo y miro mis pies. Mi mejor amiga me toma de los brazos y me obliga a mirarla.

—No quiero enamorarme de él—digo decidida y con sinceridad.

Ella asiente comprensiva. Eso es lo bueno de Cara, le diga lo que le diga, siempre me apoyará.

Pasamos una hora jugando en la playa, la cual estaba desierta al ser tan temprano a la mañana y encima, un jueves. Cuando pensamos meternos al agua, la cual se ve tan tentadora, percato que faltan quince minutos para que el segundo periodo comience. Me alarmo y le grito a Cara, la cual intentaba construir un castillo de arena que debíamos irnos. Quiere quejarse, pero la mirada que le doy hace que se levante y caminamos hacia el auto.

Luego de cinco minutos, entramos a la escuela sacudiendo nuestra ropa llena de arena. Al entrar, notamos que están cambiando de clases y... Nada parece andar normal.

La gente susurra más de lo normal, todos parecen estar pasándose el chisme del año. Frunzo el ceño mientras nos movemos hacia nuestros casilleros.

—En serio comenzaba a amar a Omar —se queja mi mejor amiga.

—¿Quién mierda es Omar?

—Mi castillo de arena —dice en un puchero y me río.

Por suerte, nuestros casilleros se encuentran cerca. Diviso a Derek y a Peter charlando enfrente de nuestros lockers.

—Hola, desaparecidas —Derek es el primero que nota nuestra presencia. Peter se me acerca y sacude mi cabello, el cual sigue con rastros de arena.

—¿Qué le pasa a todo el mundo? —pregunta Cara.

—Oh —murmura Derek y su sonrisa desaparece—. Ha pasado algo con Hunter y Becky.



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