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22. Los "enfermos"


Cargando mi cara de "odio mi vida" salgo afuera, donde los rayos del sol me dan de lleno en la cara, obligándome a entrecerrar mi ojos. A un costado, como de costumbre, los chicos del equipo de lacrosse están entrando en calor.

Sinceramente no entiendo el punto de practicar al lado de ellos. Nosotras tendríamos que usar el gimnasio, el cual se encuentra adentro pero de alguna manera, las chicas consiguieron una manera de convencer a la entrenadora que fuera, justo al lado de los chicos de lacrosse, es mejor para practicar.

Saludo a la gente me cae bien cuando llego a ellos, por ejemplo a Zack y a Kyle que son los dos únicos chicos que están en el equipo. Son super amigables y no tienen la actitud de las otras chicas, eso es bueno.

Mi hermana, Acacia, la cual antes estaba a los besos con su noviecito, se encuentra ahí con su melena rubia atada y sus piernas cruzadas en las gradas. Habla y se ríe con sus amigas.

La entrenadora nos dice que practiquemos la rutina para el entretiempo del juego de mañana.

—¡Bueno, juntense! —Becky da órdenes mientras mira a todos, comprobando que no falte nadie.

La rutina ya está hecha y es aburrida como todas las rutinas que se hacen en este equipo, por esa razón nunca clasificaron en las competencias de porristas.

—Ya decidí quien va a estar en la punta de la formación—anuncia y noto como todas se emocionan, soñando ser elegidas. Yo, por otro lado, me recuesto en el césped. No hay chances de que sea yo. Acabo de entrar y ya tengo mi cómodo lugar al fondo.

—Es obvio que soy yo —escucho a Plastassie decir. Alguien que le baje el ego o si no mi puño y yo lo haremos.

—Esta vez no seré yo, quiero darle lugar a alguien más... Por lo que la que estará en la punta es... ¡Julie! —exclama.

¿Qué dijo?

Me paro rápidamente del suelo y miro a Becky con confusión.

—¡¿Qué?! —grita una morena que no conozco—. ¡Esta en el equipo hace un mes! ¡Solo vino tres veces a los entrenamientos!

Tiene razón. Hay chicas que se merecen el puesto mucho más que yo.

—Sh, sh. No la elegí al azar —la capitana pone una mano en su cintura—. Juliette es talentosa, aprende rápido y... Ustedes solo han visto un poco de lo que esta chica puede hacer —se acerca a mí y pone una mano en mi hombro—. Hice un año de baile con Julie cuando éramos niñas hasta que la pasaron con las más avanzadas, es increible.

Quizá no esté mintiendo.

De todas formas, ¿esta chica tiene una obsesión conmigo? ¿es ahora cuando le paso mi número de teléfono y empezamos a salir?

—Pero... —Jenna intenta protestar.

—Sin peros. Ahora, practiquemos.

Quedó estupefacta con lo que Becky dice. Apenas tengo ganas de respirar en las prácticas, ¿me pone en la punta de la formación? Debe ser un chiste... Oh, seguro Hunter le pagó para que me haga esto, seguramente el idiota tiene algo planeado... un plan malévolo que ejecutará cuando nos presentemos... Seguro seré la vergüenza de la secundaria luego de esto... Maldito idiota...

—Hunter no tiene nada que ver en esto —me dice Becky pasando al lado mio, como si leyera mis pensamientos. No la culpo, mi rostro debe decirlo todo.

Me quito esos pensamientos de mi mente y me enfoco en la práctica por primera vez.

***

—¿Por qué esa carita? —pregunta mamá cuando me ve entrar a casa.

Oh nada, solo que mi hermana está siendo manipulada por el chico al que llamas sobrino.

—La practica fue muy dura —explico. En parte, no mentía. Practicamos la rutina una y otra vez.

Ella asiente y me dice que me dejo fruta en el refrigerador por si me agarra hambre. Mamá desaparece por la puerta que lleva a su estudio, ahí dentro es todo un desastre. Lleno de revistas de moda, muestras de tela, bocetos... No me gusta entrar ahí aunque sea bastante grande. Es una extensión de su mente.

Dejo mi mochila en uno de los sillones sabiendo que tarde o temprano me regañarán por dejarla ahí, pero no me interesa.

Recibo un mensaje de Hunter diciéndome que ya está en la casita del árbol asi que salgo al patio trasero y cruzo la valla que separa nuestros jardines. Veo su silueta arriba, esta con su celular. Subo las escaleras.

—Te vi en el uniforme hoy. Te queda horrible —es lo primero que me dice si siquiera mirarme. En vez de enojarme, le doy la razón.

Me queda horrible.

—Como sea, hay que ver qué haremos —hablo con mi espalda recostada en la madera.

Aclara su garganta y asiente. Noto que tiene el cabello húmedo porque se ha ducho al igual que yo después de la práctica.

—Mira, tengo dos planes. Si el plan A no funciona, iremos al drástico, que es el plan B —me dice.

—¿Cuáles son los planes? —pregunto intrigada, mientras que yo no hago nada, Hunter ya ha salido con dos planes. ¿Qué tipo de aliada soy?

—No te diré el B —empieza y ruedo mis ojos—. Pero el A es bastante divertido —asiento, como diciendo que continúe—. Primero, necesitaremos una peluca, un bigote falso, cinta adhesiva y cuerdas. Tú te pones la peluca, yo el bigote y engañamos a Acacia. Luego, la secuestramos y...

—Espera, espera —lo interrumpo—. ¿Es chiste?

—Está bien —bufa molesto—. Tú te pones el bigote y yo la peluca.

—¡No es eso, tonto! —exclamo golpeándolo en el hombro—. No vamos a secuestrar a mi hermana.

—Bueno. Tú te pones la peluca, yo el bigote, engañamos a Acacia y la tomamos prestada por un par de horas en la cajuela de un auto...—quiero interrumpirle otra vez y decirle que su idea es completamente descabellada, pero me pone la palma de su mano enfrente mio para que me calle—. Le decimos que todo es culpa de Cameron y luego que si quiere irse, solo Cameron puede sacarla pero... ¡Nunca le decimos a mi hermano! Luego de un día, la liberamos y ella se enoja con Cam por no rescatarla y... ¡Adios pareja!

Analizo la idea por unos segundos. No suena tan mal...

¿¡Pero que estoy diciendo?!

Pasar tanto tiempo con Hunter me está arruinando la cabeza.

—No hay forma de que hagamos eso —sentencio negando con la cabeza.

—¿Entonces qué quieres?

—¿Cual es tu plan B? —inquiero.

—Oh, no. Aún no... es muy... Aun no.

—¿Me estas diciendo que es peor que secuestrar a mi hermana?

Asiente.

No pregunto más, seguro sería entrar a hurtadillas a la habitación de alguno de los dos y matarlo. Así no podrán estar juntos. Momento... Entrar a sus habitaciones.

—¡Ya sé! —exclamo luego de unos minutos de silencio, asustando a Hunter—. Ponemos evidencia de que tu hermano se estuvo acostando con otras chicas en su habitación, entonces cuando Acacia lo descubra, se enojará y lo dejará.

Se queda sin decir nada por unos segundos, analizando la idea que propuse en su mente. No está mal. De todas formas, él ya la está engañando y esta jugando con ella.

—¡Eso es genial! —exclama al cabo de un rato de consideración y chocamos los cinco.

Somos unos malditos genios.

***

—Sí mamá, me siento mal —toso falsamente y pongo mi mejor cara de enferma.

—Uhm, me cuesta creerte —murmura acariciando mi cabello.

Mi reloj marca las siete de la mañana y aquí estoy, fingiendo estar enferma para que me deje faltar y así ejecutar mi plan con Hunter.

—Mamá, por favor —suplico con la voz ronca.

—Qué raro, Theresa me llamó hace unos minutos preguntándome si no tenía pastillas para la fiebre... —murmura—. ¿No te irá a juntar con Hunter?

Frunzo el ceño. Me descubrieron. ¿Por qué me conoce tanto?

—No lo soporto sana, lo soportaré enferma —digo y ella parece comerselo porque asiente y me dice que irá a buscar una pastilla para que el dolor de garganta se me pase rapido.

Se gira y se va, dejándome sola en la habitación. Me apresuro a sacar mi celular que descansa entre las sábanas y le mandó un mensaje a Hunter, diciéndole que todo estaba bien. No creo que hayamos hablado tanto por mensaje que como lo hacemos ahora.

Luego de unos minutos, oigo como unos pasos se acercan. Bloqueo mi celular y lo dejó donde estaba antes. Pongo mi cara de enferma otra vez. La puerta se abre y mi mamá, deslumbrante como siempre para ir al trabajo, entra y me deja un vaso de agua con una pastilla en mi mesita de luz.

—Tómala y me avisas cualquier cosa —me dice—. No quiero que salgas, está haciendo frio. No sé que le pasa al clima —suspira.

Asiento, ella se acerca a mí y deja un beso en mi frente para luego irse. Hago mi mejor esfuerzo para ocultar una sonrisa triunfante.

Salgo de la cama una vez que estoy sola y envuelvo la pastilla que me dio en un papel, la guardó en el cajón de mi mesita de luz y bebo un poco de agua para que parezca que la tomé.

Espero a oír la puerta cerrarse y sé que tengo la casa para mi sola cuando lo hace.

Me levanto otra vez y me visto. Me pongo algo normal y cómodo, unos leggins negras y una sudadera ya que mamá no miente, sí hace frío. Sujeto mi cabello con una liga y en el baño, cepillo mis dientes y lavo mi cara.

Salgo de mi habitación y como ayer, cruzo la puerta que separan nuestros jardines. Hunter ya me espera del otro lado con la puerta trasera abierta. Me acerco hacia él.

—¿Cómo está el enfermo? —bromeo cuando entramos.

—Muy enfermo, enferma —dice.

Subimos las escaleras y nos dirigimos hacia la habitación de Cameron. Cuando entramos, vemos cómo dejó todo desordenado cuando se fue de casa.  Nunca estuve aquí.

Hunter saca una caja, y la veo bien. Está llena de lencería.

—¿De dónde mierda sacaste eso? —pregunto viendo como levanta pequeñas tangas de encaje de diferentes colores con la mano.

—Las señoritas a veces se dejan cosas... —murmura y sé que no quiero saber más.

Hunter pone una tanga entre las sábanas y yo dejo un sostén color negro en el suelo.

—Listo —digo.

—Espera, espera —dice y abre el armario de Cameron y deja más ropa interior. ¿En serio es necesario tanta evidencia? Acacia va pensar que Cam esta prostituyéndose o algo así.

Recuerdo la muestra de perfume que llevo en el bolsillo de mi sudadera. Lo saco y pongo perfume en toda su cama. Ahora apesta a mujer. Y no a Acacia.

Salimos de la habitacion con Hunter diciendome que cuando pasen a limpiar su habitacion, harán lo que siempre le hicieron a él. Dejan todo ordenado con la ropa interior en el mismo lugar.

—Uh, tengo hambre  —se queja a lo que asiento. Me desperté hace un rato y aun no desayuné nada.

—Por eso, me voy ahora mismo a desayunar —digo mientras bajamos las escaleras.

—Momento, momento —me hace frenar—. ¿Vas a desperdiar un día sin escuela en tu casa?

Junto mis cejas—. ¿Hay algun problema con eso?

Niega con diversión.

—No sabes vivir.

—¿Y tú sí?

—Te mostraré —sentencia y tira de mi brazo, obligándome a que le siga mientras cruzamos la casa y me lleva hacia el garage.

—¿Qué haces? —me quejo.

—Robando el Porsche rojo de mi madre, el cual me dejó muy claro que no debo usar.

Me río pero de todas formas me subo. Antes de que él lo haga, busca en su auto un bolso negro y lo trae a este, dejandolo en los asientos traseros los cuales se encontraban vacíos.

—Tengo practica después —me explica cuando le doy una mirada curiosa.

Con un control, hace que la puerta del gran garaje se abre y sale a toda velocidad de este, sin darnos tiempo para ver cómo se vuelve a cerrar. Me pongo el cinturón cuando arranca.

Hunter no va rápido y silenciosamente lo agradezco. Me deja poner música y yo elijo All Night de Icona Pop porque me tiene obsesionada.

Durante el camino, no hablamos. Es solo la música, Hunter quejándose de mis gustos y yo cantando las canciones solo para molestarlo más.

Veinte minutos después, estamos en el camino de la costa. Hunter estaciona cerca de una cafetería que conozco pero nunca antes vine. Sé que es famoso por su comida, por ser costoso y buffet, y por estar frente a la playa.

La música se detiene cuando Hunter quita la llave del auto. Entramos al lugar, no hay mucha gente. Es normal. Es martes y son las 7 de la mañana. Hay unas cuantas personas bebiendo café y dos chicas que se ríen escandalosamente en una esquina.

Una de las camareras nos lleva hasta una mesa con vista a la playa.

Es buffet, así que no dudo en ir a elegir todo lo que mi estómago pueda almacenar, olvidandome la mierda de comer sano. En varios platos, me llevo todo lo que puedo, desde frutas hasta waffles y tocino. Hunter me sigue, eligiendo cosas parecidas a lo mío.

Volvemos a nuestra mesa y le sonrió a la comida.

—¿Crees que va a funcionar? —le pregunto cortando el silencio.

Deja sus huevos revueltos y sube la mirada. Pone una mueca.

—Casi seguro —dice él—. Acacia siempre viene a casa luego de la escuela, seguramente subirán...

—Como los dos cerdos que son se pondrán a hacer sus cochinadas... —arrugo mi nariz al recordar lo que me pasó ayer en los vestidores. Soy interrumpida por la risa de Hunter—. ¿Que mierda te pasa?

—Es que eres muy inocente —me dice entre risas.

—¡No soy inocente! —exclamo con indignación.

Hunter eleva una ceja. Me mira sin creerme. Y sí, primero: Soy demasiado inocente como para admitirlo y segundo: Mentir se me da bastante mal.

—Claro, claro —dice bebiendo de su café.

Pongo mis ojos en blanco.

—¿Qué tengo que hacer para probarte que no soy tan inocente como tú dices? —bufo retando con la mirada.

Niega con la cabeza.

—Ya me demostraste bastante en la fiesta cuando mentiste que Tanner era tu novio.

—Hunter, no lo soy —intento hacerle cree.

—Está bien, está bien, ¿quieres probarlo?

Asiento. No sé por qué pero estamos congeniado bastante bien, mamá y Theresa... Bueno, el mundo debería de sorprenderse.

Hemos venido hasta aquí por propia voluntad... Esto es de locos. Además, no tengo que probarle nada a este idiota pero por alguna razón, quiero hacerlo.

Se gira, inspeccionando el gran lugar como si estuviera buscando algo, a lo que yo sigo con la mirada a lo que el ve.

—¿Ves ese chico de ahí? —señala a un rubio que acaba de entrar con lo que parece ser su padre. Lleva una camisa, jeans, botas y anteojos de sol, los cuales le quedaban de muerte con su cabellera rubia desordenada. Se quita los lentes y lo veo entrar como si fuese el rey del lugar.

—Mh, esta bastante guapo —murmuro—. ¿Qué pasa con él?

—Dios, Galleta. No quiero saber quien mierda te parece guapo —pone una mueca de asco. Qué inmaduro. Ruedo mis ojos y él continúa—. Ve por él, consigue el número de ese idiota.

Abro mis ojos como platos al escuchar lo que me acaba de decir.

—¿Hunter se te zafó un tornillo? —empiezo a alterarme.

—Está bien, no lo hagas, bebé —se burla.

Mi boca se abre con indignación. Sin decir nada más, me levanto de mis silla y veo como Hunter me mira con curiosidad.

¿Qué estoy por hacer?

Acomodo mi cabello y me acerco al chico, él cual está sirviéndose de la mesa.

Tomo un plato de porcelana color blanco que aunque ya tenga para alimentar a un ejército en mi mesa, es parte del plan. Me pongo justo al lado de él para calentar mis tostadas.

¿Cómo hago esto? Intento recordar qué hacen películas sin éxito y sin tener ninguna táctica de coqueteo, se me ocurre algo.

Me hago la desentendida, sin saber cómo rayos funciona la tostadora. La verdad es que había usado miles de estas en hoteles anteriormente, pero debo llamar la atención de este chico.

—¡Ugh! —suelto un bufido de frustración y coloco mis manos en mi cintura. Miro a la tostadora como si me hubiese contado un chiste que no logro entender.

—¿Necesitas ayuda? —finalmente el chico se gira a mí. Levanto mi mirada para ver sus ojos azules capturarme. Wow, wow.

Este chico es lindo enserio. Solo lo vi de lejos pero tenerlo tan cerca... Seguro es modelo o algo así, ¡tiene que ser un crimen dejar a estos chicos sueltos! Me quedo en una especie de sueño por unos momentos. El desconocido tose para captar mi atención y caigo de nuevo.

—Uhm, sí. Sería genial —sonrió. Se acerca a la tostadora y se pone a tostar mis queridos panes, en eso, miro a Hunter el cual me mira sorprendido. Vuelvo al chico.

—En unos segundos estarán listas —me explica y noto su acento.

—No eres de aquí —frunzo el ceño.

—Soy de Inglaterra —respondo.

¡Perfecto! Encima de guapo tiene un acento matador. ¡Perfecto, otra vez, puedo inciar una conversación!

—¿Y qué te trae por aquí? —pregunto.

—Mi tío me invitó a pasar unos meses aquí —se alza de hombros—. Y acepté.

—Oh, es genial —contesto lista para hacer más charla—. Así nos podremos ver más —Sonríe cuando termino de decir eso. Vamos bien, Julie, vamos bien—. Por cierto, soy Juliette.

—Ethan —se presenta sacando mis tostadas y poniéndolas en mi plato—. Listo, belleza, aquí tienes.

Me extiende el plato blanco y le agradezco cuando lo tengo en mi mano.

—Sí sabes usar la tostadora, ¿verdad? —me mira intentando descifrarme e inmediatamente me pongo nerviosa. ¿Qué se supone que hago ahora?

—Ehm... —bajo la mirada con nerviosismo—. Sí...

Se ríe.

—No pasa nada. Si quieres podemos quedar.

Elevo la mirada y festejó internamente. ¡Sí! ¡En tu cara, Thompson! No solo un número, pero una cita.

Intercambiamos números. Dejo que escriba el suyo en mi celular con una sonrisa maliciosa.

Luego de una pequeña conversación, se acerca a mí y deja un beso en mi mejilla, con la promesa de enviarme un mensaje pronto.

Asiento y vuelvo a la mesa con mis mejillas hechas un infierno.

—Creo que el beso lo dijo todo —me siento sonriendo triunfalmente.

—Me dejaste sorprendido, Williams —responde con las cejas arqueadas.

Termino mi desayuno mientras charlamos temas tontos. Por ejemplo, yo quiero saber cuál es su plan B, pero se niega a decirme.

Le cuento que ultimamente estuve distanciada de mi hermana por el tema de separarlos, me dice que él igual y que Cameron no desaprovecha ninguna oportunidad para decirle cuán estúpidos somos por querer cortar su burbuja de amor.

Quise preguntarle por Becky y me dijo demasiado cortante que no quiere hablar sobre ella, lo entiendo. Me sigo sintiendo mal por hacer que ella le mienta.

Dado su tiempo, lo solucionaré para que se casen y tengan muchos minis Beckys y mini idiotas.

Terminamos y nos vamos luego de pagar. Yo no tengo dinero encima, no pense que ibamos a salir a desayunar así que Hunter tuvo que pagar.

—Muero por ir a casa a dormir —suspiro cuando vuelvo a subirme a su auto.

—¿A dormir? —se ríe mientras se pone sus lentes de sol negros.

Lo miro confundida. ¿Qué mierda quiere hacer un martes a la mañana? Hunter a veces puede ser medio rarito e insoportable pero desde que somos niños tiene ese sentido de la aventura, quiere experimentar, probar cosas nuevas aun así puedan llegar a matarlo. Esa es una de las cosas en las que no congeniamos.

—¿Qué quieres hacer?

Suspira  como si no supiera nada mientras arranca y vamos a toda velocidad por la avenida en frente de la playa. Me quedo embobada la vista, nunca me cansaré del océano. Las olas chocan entre ellas, con las rocas y se arrastran suavemente a la orilla.

—Te llevaré a un lugar —me dice.

—¿En serio, un lugar? Pense que iriamos a...—mi sarcasmo comienza a rebalsar.

—Juliette —me corta algo enojado—. No llevo a nadie a este lugar, me gusta estar solo ahi pero por alguna razon te estoy llevando. Creo que estoy loco... Es como si Joker descubriera la baticueva de Batman... —sacude su cabeza—. El hechizo que tienes sobre mí es muy fuerte, Galleta.

Lo mismo digo, idiota.

Llevamos diez minutos de viaje cuando veo que las casas y comercios comienzan a desaparecer, dejándonos en básicamente el desierto. En lo que vamos, solo vi dos autos pasar por aquí. Seguro es todo una broma y su plan B es matarme para que Cas quede en duelo y con el corazon roto y decida alejarse de Cameron...

Debo salir de aquí.

No tengo tiempo para saltar y salir corriendo cuando dobla y estaciona en la playa. Frunzo el ceño. ¿Este es su lugar?

—¿Qué hacemos aquí? —pregunto.

—Mi lugar —es lo único que responde y se quita el cinturón de seguridad. Hago lo mismo y bajo del auto.

Es una playa completamente desierta, rodeada por dos montículos de piedra enormes y está llena de dunas. Entiendo porque no hay nadie por aquí.

Sin esperarme, se adentra y comienza a escalar una duna. Sin querer perderlo de vista y quedarme varada en este lugar, le sigo.

Me quejo toda la subida, mi ropa se esta llenando de arena y mis zapatillas... Bueno, ni hablemos. Terminamos de escalar, conmigo toda quejosa pero me quedo callada cuando veo dónde estamos. Me quedo impresionada con la vista que tengo desde aqui de el mar. La duna, se transformó en piedra, que continua solo unos dos metros. Luego, es un precipicio, no es muy alto pero si alto como para que me de miedo y nos de una buena vista. Hunter se acerca al precipicio y se sienta en el borde. Se gira, quitándose sus lentes de sol y le da dos palmadas a su lado.

Oh no, no me sentaré ahí.

—Vamos, Juliette —insiste en tono molesto.

Lo miró con desconfianza pero despacio, me acerco a él y con mis ojos cerrados, me siento.

—Inocente y miedosa —niega con la cabeza como si fuese un caso perdido.

—¡Ey, ya no se vale decir eso! ¡Conseguí el número del chico! —exclamó.

—¿Saldrás con él? —me pregunta.

Y luego me lo pregunto a mi misma. ¿Saldré con el? Ethan me llamará en cualquier minuto y yo, supuestamente estoy interesada. El pobre no tenia idea que es una simple apuesta.

—Tal vez —me alzo de hombros.

—¿Ya te olvidaste de Tanner? —tercia con un poco de enfado.

—¿Olvidarme de que lo separaste de mí? —le doy una mirada acusadora.

Hunter se alza de hombros. Aún sigo enojada por Tanner. Obviamente también con Tanner. Ni siquiera se acerco a informar que iba a dejar de hablarme, simplemente se alejó. Y como se la causa, no me arrastraré como idiota a preguntarle porque lo hizo. Me gustaría conservar mi dignidad. Además, si el chico hubiese estado un poco más interesado en mi, deberia de haber luchado por lo menos un poco.

No le gusto y no lo culpo.

—Tanner no solo se alejó porque yo le pedí que lo hiciera, lo hizo por algo más.

Mi corazón se hunde un poco más.

—¿Y por qué lo hizo?

—No te diré porque me prometí a mi mismo no decirle a nadie y planeo cumplir esa promesa.

Suelto un bufido. No esperaba menos de Hunter. Ponerme de mal humor es su talento.

Seguimos con nuestras conversación con otro tema. Es sorprendente, pero llevamos tres horas sin gritarnos, pelearnos o agredirnos físicamente. Eso es bueno, tan bueno que me parece malo y sospechoso.

—Hagamos algo —dice luego de terminar de contarme como conoció a Tanner.

—¿Otro lugar?

—¿Dónde está tu sentido de aventura, Galleta?

Se levanta, haciendo que algunas piedras se desprendan de la gran roca y caigan al agua.

Lo observo con curiosidad. Mi corazón da un vuelco cuando se quita la remera.

—¿Pero qué mierda estás haciendo? —lo regaño cuando se baja sus jeans, quedando en unos simples bóxers que marcan todo su... eso.

No me responde nada, simplemente me guiña un ojo y salta. ¡Sí! ¡El muy maldito, salta!

Me asomo a ver. Hunter da vueltas en el aire y aterriza en el agua, no lo veo salir por unos segundos hasta que sube a la superficie y sacude su cabello. Eso parece divertido. Y estúpidamente peligroso.

—¡Tu turno! —junta sus manos alrededor de su boca y grita.

Veo su ropa tirada en el suelo y como la llave del convertible rojo se asoma por uno de los bolsillos de su jean. Uhm... Podría tomar las llaves e irme...

No soy tan mala. Hunter podría morirse.

Niego con la cabeza, me da miedo.

—No seas un bebé... —se rie.

—No me tiraré. Hace frío —espeto y me cruzo de brazos.

—¡Te tiras y te cuento el plan B! —exclama nadando y mis ojos se iluminan...

Total, ya comienza a hacer calor.

Me levanto y me doy cuenta de una cosa...

—¡No tengo bikini! —exclamo.

—¡Uh, qué tragedia! —se hace el dramático—. Será en ropa interior.

Abro mi boca para protestar, pero me regaño a mi misma. ¿Dónde está mi sentido de aventura?

Este es mi último año de secundaria, mi último año en Santa Mónica... Luego será la universidad y... Aunque eso signifique nadar en ropa interior con mi persona menos favorita en el mundo, será una aventura.

Luego de varios minutos de auto conversación y convencerme a mí misma de que esta no es una loca idea, me quito la sudadera, quedando en una simple blusa blanca y me la quito también, fuera de la vista de Hunter. Me deshago de mis leggins y de mis zapatillas. Quedo en mi sostén blanco y bragas del mismo color.

Miro el precipicio con miedo, pero sin cuenta regresiva, sin vueltas, cierro mis ojos y salto.

Mierda. Voy a morirme.

Grito en la caída, la cual no dura mucho cuando me veo sumergida en el agua. No está tan fria como pensé. Toco la arena abajo y subo a la superficie donde no, no toco el suelo pero solo por poco.

—Entonces no eres ni inocente, ni miedosa —dice Hunter acercándose a mi. Agradezco que mi cuerpo no está visible gracias al agua—. ¿Cuándo dejarás de sorprenderme?

Pongo mis ojos en blanco. Sin embargo, sonrío un poco estando feliz de haberme animado a saltar.

—Entonces... ¿Cuál es el plan B? —pregunto intrigada.

—Ah, a eso... No te diré —murmura sonriendo con inocencia. Sí, la inocencia que no tiene.

Me enojo con él, por engañarme así pero en parte, debía esperarlo. Estamos hablando de la rata más traicionera del mundo.

—Serás idiota... —me acerco a él para intentar ahogarlo, pero me lo impide, subiéndose encima de mi—. ¡Hunter idioa, no ooco el uelo! —exclamo con agua en la boca.

Se quita y comienzo a toser.

El agua ha entrado por todos lados, haciendo que tosa como loca intentando expulsar toda esa agua.

—Uhm, Galleta, lo siento. No quise ahogarte —murmura el idiota y se acera a mi, poniendo sus manos en mi cintura, no me inmuto, estoy intentando respirar de nuevo. Quiero decirle que es un mentiroso. Ahogarme es exactamente lo que quería.

Al parecer él si puede tocar el suelo, por lo que dejar de nadar por unos momentos para poder sacar el agua de mi organismo ahora mismo es genial. No me interesa que el idiota más idiota de todos los tiempos estuviese sosteniendome de la cintura, ni qué centímetros nos separen.

Cuando puedo respirar con normalidad, me giro y lo fulmino con la mirada. Saco sus manos de mi cintura y lo miro con indignación.

—¿¡Es que querías matarme!?

—¡No, tonta! Nunca haria algo así... No estoy listo para matarte aún. Necesito planearlo. Ya sabes, una coartada y eso.

—Hunter Thompson, ¡juro que eres la persona más desagradable, idiota, arrogante y mala que existe! Todo siempre revuelve a tu alrededor y te odio —lo suelto a todo rápidamente. Respiro y luego suspiro frustrada—. Solo sabes arruinarme la existencia. No puedo vivir dos segundos sin que estés molestándome y haciéndome sentir mal.

Me mira atónito.

—Te iba a callar con un beso cuando ibas por arrogante, pero tenía miedo de que me contagiaras de algo.

Parpadeo atónita. No puedo creer el nivel de estupidez.

—¿Yo contagiarte de algo? —me río—. ¡En todo caso, tu me contagiaras hasta la peste negra con tus tenden...!

—Ya, cállate, por favor —me interrumpe. Se acerca un poco más a mi.

—Ni se te ocurra acercarte —declaro. Hunter da un paso más y voy a averiguar la forma de irme de aquí y me iré.

No me hace caso. ¿Cuándo me hizo caso? Nunca.

Se acerca más y yo intento alejarme.

¿Qué le sucede? No quiero que cosas que no deberían pasar, pasen. Seguramente me arrepentiré toda la vida por este error... No quiero que se acerque.

—¿Te pongo nerviosa? —alza una ceja.

No, ¿cómo crees?

—¡No me pones nerviosa!—exclamo poniendo mis manos en su pecho en un intento de alejarlo pero es en vano porque no deja de hacerlo.

Estira una sonrisa.

—Cuidado —murmura. Cuando quiero preguntar a qué mierda se refiere, si es que un tiburón viene hacia nosotros o solo lo dijo porque penso que iba a sonar bien, mi espalda choca con una roca. Maldito idiota... Me acorralo. ¡Me acorraló! Me voy a morir acá y nadie va a escucharme.

—Hunter, o haces veinte pasos hacia atrás o te dejo estéril de por vida —advierto.

Niega con la cabeza y se acerca más a mi, ¡Como si eso fuera posible! Nuestros rostros están a escasos centímetros y siento como mi respiración comienza a acelerarse.

Baja la mirada a mis labios y yo sin querer, hago lo mismo.

No, no, no, no.

Arrepentida, subo la mirada para encontrarme con esos ojos café que tantos problemas me dan.

No sé si agradecer o llorar cuando gira la cabeza y se dirige a mi oído. Con sus dientes, muerde suavemente mi lóbulo, enviando descargas eléctricas por todo mi cuerpo.

Sus manos recorren toda mi figura desde un más arriba de mi cintura hasta mis caderas, sin tocar nada más. Mi respiración se entrecorta. Si lo hacía, probablemente ya estaría muerto. Soy nueva experimentando este tipo de cosas pero si así se siente... Joder, quiero esto cada segundo de mi vida.

—Deberíamos irnos —de repente se aleja, dejándome en confusión.

Momento, no debería dejarme confundida, debería estar festejando porque decidió alejarse. Pero no lo siento así, me siento extraña.

Quiero mas de esas caricias pero al mismo tiempo quiero que Hunter deje de jugar conmigo así. Aunque ninguno de los dos tenga sentimientos por el otro, no me siento bien con él jugando conmigo así, pero al mismo tiempo quiero que haga todo lo que tenga que hacer.

Esto es una tregua, me recuerdo. No "amigos con derechos" no, "seamos novios" .

Es una tregua y tengo que recordarlo. No puedo permitirme que todo nuestro plan se vaya por el caño por las inquietas manos de Thompson.

Una tregua.




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