17. Llevarnos bien es un juego peligroso.
—¡Acacia, son las seis de la mañana! —le grito perdiendo la paciencia por completo. Vuelvo a cubrirme hasta el cuello con el edredón y cierro mis ojos.
La oigo resoplar cansada.
—No me hagas llamar a Hunter.
—No me interesa —espeto con toda la sinceridad del mundo.
Mi hermana sale de mi habitación, dejándome en paz de una buena vez. Dios, al fin. Necesito dormir
mínimamente, diez horas más. Fue mala idea ver un maratón de la cuarta temporada de The Vampire Diaries (la mejor, por cierto). No me arrepiento de nada, pero estoy pagando la factura.
Estoy volviendo a conciliar el sueño cuando la puerta vuelve a abrirse. ¿Acacia no va a cansarse nunca?
Espero paciente a que hable, pero en vez de su voz, siento un liquido helado filtrarse por el edredón y llegando a mi cuerpo.
Abro mis ojos de golpe y salto de la cama, sintiendo el cuerpo congelado.
—Hora del baño, galletita —oigo a Hunter hablar en su usual tono burlón mientras sostiene un balde vacío.
Le grito, como de costumbre.
Algún día mis cuerdas vocales se romperán de tanto esfuerzo, pero mientras sea por gritarle a Hunter, no me molestaría que se rompan.
No le interesan mis insultos y me lo demuestra cuando se gira y se va de mi habitación dejándome que hable sola.
Suspiro de la frustración. Mi cama está toda mojada y yo completamente despierta, imposible que vuelva a dormir.
Me arrastro hasta mi baño, dejando un camino de agua. Cada vez que pienso que no puedo odiar más a Hunter, la vida me sorprende.
Rápidamente tomo una ducha para calentarme. Al cabo de algo así como cinco minutos, estoy lista.
Hoy es domingo por la mañana, esto significa que partiríamos hacia la casa de vacaciones que tiene mi padre en San Bernardino. Es solo una hora y media de viaje en auto pero aún así, es una hora y media soportando al idiota, porque mamá y Theresa insistieron en que vayamos en el mismo auto.
Me visto rápido con la ropa que preparé ayer y bajo con mi maleta ya terminada de armar. Abajo, ya todos me esperan.
Mamá me dedica una sonrisa y noto su mirada de aprobación a lo que tengo puesto, porque estoy estrenando unos pantalones de su última colección y los combiné con unas blusa a la perfección. Cómodo, pero nunca fuera de moda.
—Bueno —dice Theresa viendome bajar las escaleras—. Ya es momento que se vayan. Y recuerden, pórtense bien.
—En especial, Juliette y Hunter —recalca mamá. Ruedo mis ojos—. No se maten.
—Yo puedo mantenerme en linea, tia Grace. ¿Juliette? Pff.
—En la única línea en la que puedes mantenerte es en una de cocaína —espeto aunque nunca lo haya visto cerca de las drogas. Me sirvió la respuesta en una bandeja de plata.
Está por responderme—veo que estamos con muchas energías para ser tan temprano—, pero Theresa presiona con que es momento de que nos vayamos.
Dios. Esto parece un plan para deshacerse de nosotros cuatro por una semana.
Nos despedimos con un abrazo y ellas, como siempre arman todo un drama, como si estuviésemos yendo al otro lado del mundo a vivir.
Es solo una semana con el idiota, la parejita del millón, mi papá, su nuevo hijo de tres años que... creo que se llama Theo... O Dylan, no lo tengo muy seguro y su esposa, ¿Kelsey, creo? Una rubia que ni sé si me cae bien o mal porque casi no he hablado con ella.
—Hunter, ¡conduce con cuidado! —exclama Theresa desde la puerta cuando hemos terminado de cargar nuestras maletas.
Me subo inmediatamente en el asiento de adelante.
—Ese no es tu lugar, Galletita.
—¿Entonces cuál es? —espeto empezando a molestarme. Las mañanas no son para mi. Definitivamente. Alguien debería prohibirlas.
—Si es por mi, te ato al techo para que te caguen los pájaros encima.
Cuánta ternura.
—Vete a la mierda —respondo poniéndome el cinturón de seguridad. Detesto sentarme en los asientos traseros.
—Por favor, guíame —dice poniendo en la llave en contacto con el auto.
—Ya te sabes el camino de memoria, idiota.
Hunter voltea a mirarme con fuego en los ojos.
—Bueno, basta — sentencia Cameron al interrumpir nuestra conversación—. ¿Los vamos a tener que oir todo el viaje?
—¿Los vamos a tener que oír y ver besuqueándose todo el viaje? —su hermano mayor se gira a verlo con cara de pocos amigos.
—Solo... —suspira mi hermana cansada—. Vámonos.
Antes de que pudieramos continuar, pongo mi bolso —Louis Vuitton, porque si vamos a viajar al bosque lo haremos con estilo— justo entre Cameron y Acacia. Mi hermana me lanza una mirada asesina pero como siempre la paso de alto y sigo con lo mío.
—¿Crees que una bolso estúpido les va a impedir montárselo ahí atrás? —el idiota, otra vez.
—Estúpido eres tú —señalo mirándome las uñas. Ayer fui a que las pinten de rojo—. El bolso es Louis Vuitton, vale más que toda tu vida. Arranca el auto.
—A tus órdenes, Galletita.
El agua fría y pelear con Hunter, me quitaron todas las ganas existentes de volver a dormir. Además, no puedo confiar en este imbécil. Seguramente estaciona el auto y me abandona al costado de la carretera a la primera chance que tenga.
Acacia se pone sus auriculares y apoya su cabeza en la ventanilla, luego de un rato en silencio y en compañia de la música conectada al celular de Hunter, empiezo a oír la respiración pesada de Cameron. Volteo a confirmar que se ha dormido.
—¿Sin sueño? —me pregunta cuando ya vamos media hora de viaje. Salimos de la ciudad hace tiempo.
—Sin sueño —afirmo un poco extrañada de que estemos haciendo conversación. Se siente raro no discutir. Reformulo: Se siente raro oír el tono de voz normal de Hunter, el tono con el que le habla a Tanner y a Becky.
—Yo sí tengo sueño.
Me giro a él con el ceño fruncido. Tiene su espalda recargada en el asiente y conduce con una sola mano, luciendo demasiado cómodo para mi gusto.
—Tú no puedes tener sueño —apunto lo obvio.
Se ríe. ¿Se rió? No escucho la risa no sarcástica de Hunter hace años.
—Lo sé.
Por alguna razón de universo, quizá los astros se hayan alineado o alguna rara magia negra nos afectó porque, me río con él.
Muchas veces me hago la misma pregunta. Hunter y yo, ¿de verdad nos odiamos? Es decir, siempre digo que todo eran bromas inofensivas hasta que jugó conmigo, pero ¿eso me afecta ahora? No, dejo de afectarme hace mucho tiempo.
Generalmente nos decimos cosas ofensivas y nos comportamos borde cuando estamos con otras personas. Temo que esa sea la razón de nuestro odio. En realidad, no quiero averiguarlo. De todas formas, no quita el hecho de que sea un idiota.
—¿Estás mal por Becky? —me atrevo a preguntar luego de unos minutos en silencio.
Hunter se demora en contestar, pero me sorprende cuando lo hace.
—No puedo creer que estoy por serte sincero, pero... sí. Becky nunca tuvo novio antes. Toda la situación me descolocó por completo.
No seas débil, Juliette. No ahora.
Asiento, sin saber que decir.
—Me parece raro, ¿sabes? —hace una pausa sin dejar de ver la carretera—. Ella nunca me dijo nada sobre ningún chico especial en su vida. Somos de contarnos todo y... Además de lo obvio, me pone mal que no me lo haya confiado.
Termino de escucharlo y mi corazón se hunde un poco. Ya me siento suficiente mierda por jugar con los sentimientos de Hunter, ahora solo crece más la sensación de ser una imbecil.
Sé que se lo merece por lo que hizo conmigo pero... Soy una persona demasiado sensible aunque no lo deje ver seguido. Esto solo termina de romper una parte en mi que pensaba que no podía estar mas rota.
—Hunter, odio decir esto pero... —resoplo ya sintiendo el arrepentimiento por soltarlo—. Probablemente me odie dentro de unas horas.
—¿Qué?
—Detrás de toda esa fachada, no estás tan mal.
5 años atrás.
—¡Basta! —les grito intentando zafarme del agarre de Jenna con todas mis fuerzas.
—¡Por favor! —exclamo en una súplica.
Nadie parece apiadarse de mi lo suficiente. Solo oigo risas y más risas.
¿Esto les parece gracioso? Están enfermos.
Jenna y su grupo nunca desperdician una chance para decirme algo ofensivo. Mamá dice que solo están celosas por la vida que yo tenía.
Por suerte, Peter siempre estaba conmigo y ellas no se acercaban a hacerme daño físico. Así que sí, gracias mejor amigo por agarrar un resfriado y faltar.
—¿Ya no eres tan fuerte sin Peter dando vueltas, no? —pregunta la que me sostenía.
—Por favor, no me golpees —pido. Me siento patética, vulnerable y lo peor, aterrada de lo que pueda pasar.
—¿Tienes miedo, Juliette? —ríe.
—Suéltala, Jenna —espeta una voz acercándose al vestuario.
Jenna voltea para ver quien le habla y se congela al instante. Subo la cabeza para encontrarme a nadie más que Hunter Thompson. Noto por su rostro sudado y la camiseta que acaba de salir de práctica:
—Solo estamos jugando —responde ella.
Hunter pone sus ojos en blanco como si no creyera ni el cuarto de la mentira. Acorta la distancia, ahora estando a unos cuantos pasos de nosotras. Todo el vestuario está en silencio.
Tenemos trece y que un chico irrumpa al vestuario de chicas es la noticia del año.
—No lo repetiré otra vez, Jenna. Suéltala —ordena. Su rostro me indica que no esta de bromas.
Estoy sorprendida con cada segundo que pasa que me olvido que Jenna sigue sujetándome del brazo hasta que me deja ir.
Un quejido se me escapa de la boca al notar al ver las marcas rojas que me dejó en el brazo. Jenna me mira como si quisiera matarme con sus propias manos antes de voltear e irse. Pronto, el vestuario se vacía. Imagino que todas están aterradas de Hunter. Gracioso, por tan solo un año después, todas estarían babeando por él.
—¿Por qué hiciste eso? —interrogo con desconfianza.
—Porque la única persona que puede hacer de tu vida un infierno, soy yo —responde antes de voltear sin darme una última mirada.
Se va del vestuario y pronto, estoy sola.
Me apuro a recoger mis cosas para irme.
Arreglo las hojas que tengo sueltas en mi bolso, una de ellas, tiene la lista con la siguiente broma que le haré Hunter. Esta sí, será épica.
Ahora.
—¿Puedes repetirlo? Necesito grabarlo.
—No seas idiota —empiezo ya frustrada—. Estoy intentando hacerte sentir mejor y tú lo arruinas.
—Lo siento. Continúa, soy todo oídos.
Por supuesto que cuando es para aumentarle el ego es todo oídos.
Resoplo. Voy a odiarme por esto.
—Hunter, detrás de toda esa mierda de "soy el mejor y nadie me supera", hay una persona bastante decente. Deberías mostrarla más.
Al contrario de lo que yo pensé, se queda en silencio.
—¿Lo dices en serio? ¿No es ninguna de tus bromas enfermas?
—Es en serio. Si te comportas como realmente eres en vez del imbecil que siempre sacas a relucir, estoy segura que le gustaras a Becky. Ella no necesita a tu versión de mierda, necesita al verdadero Hunter.
***
—¡HUNTER ERES UN IMBECIL! —vocifero cuando me harto.
Esto no puede estar pasando.
—¡¿Yo que mierda iba a saber que cambiaron los carteles?! —exclama golpeando el volante con su palma.
—¡Tienes un GPS, pedazo de inservible! ¡Tenías un solo trabajo de mierda y ni siquiera para eso sirves!—exclamo perdiendo toda la paciencia existente en mi. Y como si fuera poco, tengo hambre.
—¿¡Entonces por qué no conduces tú, señorita perfección?!
—¡¿Pueden callarse?! —tercia mi hermana desde atrás.
—¡NO! —le gritamos Hunter y yo al mismo tiempo.
Era una tarea fácil. Seguir una puta ruta hasta encontrar el cartel de "BIENVENIDOS A SAN BERNARDINO" pero no, Hunter, en algún momento de nuestra charla sentimental de la cual me estoy arrepintiendo, dobló en una curva que no tenia que doblar y ahora estamos perdidos.
—Bueno, silencio —pide Cameron siendo un poco más sensato que el resto—. Miren, ahí, un cartel.
Miro y se ve un claro cartel que pone "Bienvenidos a Long Beach". Oh, no.
—¿En donde estamos? —pregunta Cas.
—Demasiado lejos de San Bernardino —respondo dándome cuenta que tanto nos habíamos alejado. ¿Hunter es tan estúpido como para haberse desviado de esta manera?
—Dejen de gritarme. Tengo hambre —habla Hunter.
Solo por esta vez, todos estamos de acuerdo con él.
Entramos a Long Beach. No es nada feo, a decir verdad. La playa es larga y linda, los edificios no llegan a ser rascacielos pero me gustan... Tiene un aire agradable y tranquilo.
Vemos a mucha gente paseándose y a más todavía en la playa.
Paramos en la primera cafetería que vemos. "Bill y Joe's Cafetería".
Cuando entramos, vemos que el lugar estaba casi lleno. Claro, es domingo. Muchas familias disfrutando sus mañanas.
Conseguimos mesa al final y nos sentamos.
—Bienvenidos a Bill y Joe's —una amable chica rubia nos atiende—. ¿Qué les traigo?
¿Que no les traigo? Es la pregunta.
—Cuatro zumos de naranja, cuatro hotcakes con chocolate y fresas, cuatro ensaladas de frutas y para terminar, cuatro refrescos —dice Acacia cerrando el menú. Eso es lo que siempre nos daba mamá cuando éramos niños.
—Memoria fresca como lechuga —se burla Hunter con una mueca. Acacia sigue detestándolo, pero estamos actuando como si la fiesta nunca hubiera pasado.
—Hay cosas que nunca se olvidan —responde.
Mientras esperamos nuestro desayuno, intentamos decidir que hacer.
—¿Llamamos a mi papá? —pregunto.
—Si no tenemos más opciones... —me contesta Hunter.
—Me fijaré en el mapa —habla Cameron usando su celular, pero no hace falta. Si algo tengo claro en la vida es que odio a Hunter y que estudié demasiado geografía como para saber que Long Beach y San Bernardino están lejos—. Estamos a solo una hora de San Bernardino —nos informa.
Bueno, quizá no haya estudiado tanto geografía.
—Eso si Hunter no se vuelve perder.
—Supéralo, Galletita.
—No lo superare, porque tú eres un...—
—¡Hola! —una voz me interrumpe. Todos giramos nuestras cabezas para ver a —desgraciadamente no a la camarera con nuestra comida— una chica de unos quince años, quizá. Tiene su pelo castaño claro trenzado, unos shorts color rosa pastel y una blusa blanca.
Frunzo el ceño.
—¿Si...? —inquiero esperando a que elabore pero cuando pone sus ojos en Hunter, sé a donde va esto.
—¿Eres Hunter Thompson? —le pregunta con un poco de timidez.
Aquí vamos.
—Sí —le contesta Hunter con una sonrisa, puedo apostar a que la niña casi se desmaya.
—¿Puedo tomarme una foto contigo? —pregunta algo tímida.
—Por supuesto.
Le pide a su amiga que le tome la foto con Hunter. El idiota parece olvidarse del drama de la ruta porque sonríe sin preocupaciones a la cámara.
Cuando se despide de nosotros, nos traen la comida.
No me sorprende cuando luego de esa chica, mas gente se quiere sacar fotos con Hunter. Yo solo quiero embriagarme en chocolate. ¿No puedo comer tranquila?
Esto pasa cuando estamos en otra ciudad, en casa nadie nos pide fotos. Pero bueno, es otra ciudad.
A mirad del desayuno, Cameron decide abrir la boca.
—Tengo una pregunta... —empieza.
—Dispara —dice Hunter.
—¿Ya nos dejaran en paz? —pregunta después de darle un trago a su bebida—. Me refiero al tema este de que nosotros seamos novios. Porque nos peleamos después de la fiesta, pero ya estamos juntos de nuevo.
—No —contestamos Hunter y yo inmediatamente, llenos de sincronización.
—¿Y entonces?
—Tuvimos unos problemas... —bebo de mi zumo—. Pero estamos listos para atacar otra vez.
—Exacto.
La pareja suspira, pero nosotros no le hacemos caso. Si bien habíamos frenado este tema de separarlos por nuestros propios juegos mentales, yo estoy lista para volver a atacar. Espero que Hunter también. Desde que la tregua se rompió, no tengo idea de sus planes.
Cuando terminamos de comer, nos vemos listos para irnos. Entre el idiota y yo pagamos y dejamos el lugar.
Estábamos en el auto, listos para partir, cuando mi teléfono comienza a sonar. Miro quien es. Mamá.
—¿Hola? —pregunto al atender.
—Ponme en altavoz —su voz cortante me asusta y por eso me apresuro a hacerlo.
—Estás en altavoz.
—¿¡Me pueden explicar qué hacen en Long Beach!? —nos asusta a todos con su tonoz
Nos quedamos en silencio.
—Verás... Es una divertida historia... —comienza Acacia.
—¡Nada de divertido! —exclama ella—. ¿Saben volver?
Miramos a Cameron. Él asiente, estando seguro de si mismo.
—Sí, sabemos.
—Espero que estén en San Bernardino en una hora —sentencia y corta la llamada.
***
—¡Niños! —MalcolmWilliams, (papá, progenitor, como sea) sale de su gigante casa a recibirnos.
Espero que con "semana en el bosque" no hayan esperado una cabaña de dos habitaciones, esto es... Básicamente mi padre. Tiene una casa, alejada de toda civilización. Esta cuenta con un solo piso pero hay piscina, terraza, dos asadores, sala de juegos y vaya Jesús a saber que mas le agregó con el tiempo.
—¡Papá! —Acacia salta al encuentro de su precioso padre. La verdad es que no tengo nada en contra de él, quizá este algo resentida por dejarnos y formar otra familia, pero nunca lo admitiré.
Saludo a mi padre con un abrazo, él me estrecha como si mañana me fuera a morir. Luego saluda a los chicos. Antes del divorcio, papá un muy buen lazo con los Thompson. Ya que no tiene hijos varones —bueno, ahora sí con mi hermanastro bebé—, ellos fueron de gran alivio. Ni yo o Cas íbamos a agarrar un palo de lacrosse, ver partidos de fútbol con él y hacer todas esas cosas que a ellos les gusta hacer.
—¿Por qué demoraron tanto? —pregunta.
—Hunter te pondrá al tanto—sonrió sarcásticamente.
—¿Siguen odiándose? —interroga con cierto cansancio.
—Sí —contestamos al unísono.
A nuestro encuentro, sale la nueva esposa de papá. Creo que se llama Kelsey o algo así. Lo único que sé es que tiene treinta y tres años. Bastante joven para mi papá que tiene cincuenta.
—¡Juliette, Acacia! —exclama.
La verdad, es que de las pocas veces que estuvimos juntas me di cuenta de que no es muy odiosa. De verdad intenta llevarse bien con nosotras. Luce como Meredith Blake de "Juego de Gemelas" pero no realmente no es como ella.
—¡Kate! —mi hermana la abraza efusivamente. Así que Kate...
—Hola, Kate —digo en una sonrisa forzada. Ella me abraza, quizá demasiado eufóricamente para mi gusto.
Luego saluda a los chicos. Y puedo jurar que al verlos, Kate se replanteo el hecho de estar casada con un hombre mucho mas mayor que ella. Creo que comenzó a babear cuando Hunter la saludo.
¿Está bromeando?
—Pasen —nos dice. Al entrar, me doy cuenta que han remodelado la casa. La última vez que vine fue hace dos años, para festejar el cumpleaños de papá. Para ese entonces, todo era de color blanco. Ahora se ve mas rustico, supongo que porque Kate pasó por aquí. De todas formas, me agrada la idea que hayan adaptado todo al ambiente en donde se encuentran.
—Dylan esta durmiendo, pero ya lo despertaré así los saluda —nos avisa la rubia. Así mi hermanastro se llama Dylan. No Theo.
Kate Winston, ahora que recuerdo. Tiene el cabello rubio corto, hasta los hombros y lo lleva desordenado en ondas. Es alta y esbelta, puede ser modelo si quiere pero estoy segura de que mi madre la destruirá, no importe en que agencia se apunte. Sí, quedó algo resentida. Sus ojos son grandes y de color marrón. Las facciones de su rostro son tan delicadas que probablemente la confundirás con una muñeca. Y bueno, de su personalidad no tengo mucho para decir.
—Vamos, les enseñaré sus habitaciones —papá se gira a nosotros. Dejamos de dar vueltas por la casa y lo seguimos por un ancho pasillo—. Esta, es de los chicos —dice. Les abre la puerta color blanco, dentro, habían dos camas individuales, una televisión, armario y una puerta que lleva al baño. Los dejamos para que se instalen y papá nos muestra nuestra habitacion. Es igual a la de Cameron y Hunter solo que con una cama de dos plazas.
Nos deja para que nos instalemos y una vez que estamos solas, aprovecho para hablarle a mi hermana.
—Cassie, estás son vacaciones familiares...
—Sí, ya lo sé —responde con el ceño fruncido.
—Quiero decir, nada de Cameron.
—¿Qué?
—Digo que estamos en familia y lo último que necesitamos, especialmente papá es verlos cariñosos, besándose y todo esas cosas.
Mentira, en realidad, busco separarlos como siempre... aunque un poquito de razón si tengo.
—Estas celosa —escupe mi hermana.
—¿Celosa? —pregunto confundida.
—Sí, celosa. Celosa de que tú hermana menor tenga novio y sea feliz y que tú no tengas a nadie.
—Eso no es verdad —río.
—Sí es verdad. Y lo sabes, solo que no lo quieres admitir. Por eso intentas separarnos, porque tuviste la misma oportunidad con Hunter, solo que él te hizo daño. Ahora, pones la excusa de que es Cameron el del problema cuando solamente tienes celos.
Woah.
Me cuesta procesar todo lo que me dice. Estoy a punto de negar todo como un acto reflejo pero... ¿Tendrá razón?
—Acacia... —empiezo intentando tranquilizarla.
—Admítelo Juliette, sigues enamorada de Hunter.
Acaba de perder la cabeza.
No aguanto más y estallo a carcajadas.
—¿Qué dices? —no paro de reír. Mi hermana me fulmina con la mirada pero no puedo detenerme.
—Ríete, niégalo —espeta—. Al final, la verdad siempre se hace saber.
No me deja decirle nada mas ya que furiosa, se gira y se va de la habitación, dejándome con las palabras en mi boca. De repente, paro de reír. ¿Qué acaba de pasar?
¿Yo estoy enamorada de Hunter?
Nota de la autora:
Por que siempre me olvido de la existencia de esta novela?
YA NO MÁS. Lo anoté en recordatorios.
En fiiiiin, EL MARTES 13 ES MI CUMPLEAÑOOOS OH POR DEOS. YA CUMPLO CATORCEEEEEEEEEEEEEEE NO ME CALMO NADAAAA!!!!!!! FIEEESTAA, CANILLA LIBRE, TODOS INVITADOOOOOOOOS!!!
Ya bueno.
Muchos me dirán, ¿martes 13? baibes, nací un viernes 13. Quizá eso explique muchas cosas... En fin, no soy supersticiosa.
¿Juliette esta enamorada de Hunter? APUESTAAAS
#CasLeDioEnElClavo
Me vooooooooy♥
—MAMA PROBLEMAS OUT.
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