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16. "Sentimientos" ha entrado al chat.




Se dice que solo usamos el 10% de nuestros cerebros. Pero yo crecí con Hunter Thompson. Me regaló su 7% cuando éramos niños, porque claramente, en el suyo solo funciona el 3%.

Así que no será ningún inconveniente que se me ocurra algo para vengarme. Algo ingenioso, inteligente y astuto. Sin embargo, Becky no debe sufrir por la idiotez de su mejor amigo, así que nada de consecuencias para ella.

Eso sí, necesito de su cooperación, porque si no, esto será misión imposible.

Echó otro vistazo rápido por la ventana de mi habitación. Becky y Hunter, la parejita imposible siguen en los mismos lugares que hace veinte minutos.

***

Una vez afuera, rodeo la vistosa casa de los Thompson y entro por la puerta de la cocina que siempre está sin llave.

Entro como si fuera mi propia casa. Theresa está trabajando y Cameron haciendo... Lo que sea que Cameron esté haciendo estos días. Así que no espero encontrarme a nadie en el camino.

Subo las escaleras de dos en dos y una vez que estoy en frente de la habitación, toco la puerta, porque un pelo de educación me sigue quedando.

Oigo el "pase" de Hunter y giro el pestillo de la puerta, adentrándome en la habitación.

Puedo contar con una sola mano las veces que estuve aquí.

No es nada de otro mundo. La habitación es cuadrada, tiene las paredes blancas y la decoración en negro. Una cama en el medio, juro que me agarra algo con tan solo sentarme ahí. ¿Sabe Becky cuántas personas estuvieron en esa cama? No, por supuesto que no sabe. Hunter intenta jugar al angelito con Becky Halbrook con la tonta esperanza de que algún día, ella le dará una chance.

La cama tiene un grueso edredón color negro y almohadas blancas. Un sillón, color negro y amarillo —en el cual está Becky— se encuentra en una esquina. Luego le sigue un escritorio y una estantería, la cual está... escasa de libros. Hay dos puertas más en la habitación, una dirige al baño y otra a su closet.

Hunter y Becky giran a mi dirección y yo estiro una sonrisa burlona. Siempre a tres metros de distancia, dejando lugar para Jesús.

—¿Qué necesitas? —pregunta Hunter con el ceño fruncido.

—Hola para ti también —bufo y me cruzo de brazos al mismo tiempo que recargo el costado de mi cuerpo en el marco de la puerta.

—Hablar con Becky —respondo dirigiendo mi atención a la rubia, quien ahora me sonríe. ¿Por qué es tan dulce? ¿En que se baña? ¿En azúcar?

—Está conmigo —sentencia en tono de pelea.

—No es tu propiedad, Hunter. Solo quiero hablar con ella —espeto. Me mira como si estuviera a punto de asesinarme y es así como comenzamos una pequeña batalla de miradas, la cual se interrumpe  con la voz de nuestra tercera.

—Que sea rápido, Jules —se para del sofá, acomodando su falda floreada en el proceso. Una decisión de moda cuestionable. Le sonrió burlona a Hunter.

—Adiós, cazador —respondo en broma, cuando en realidad, aún no sabe que yo soy el cazador y él la presa.

Becky me sigue, saliendo de la habitación. Ahogo las protestas de Hunter cuando cierro la puerta. La alejo un poco para que el chismoso nos escuche. Me apoyo en la balaustrada del pasillo y le sonrió maliciosa.

—Sea lo que sea, no es bueno —afirma al notar mi rostro de psicópata.

—No, no lo es —le confirmo y suelto un resoplido. Ella me mira intrigada y espera paciente a que elabore—. Hunter y yo estamos en medio de una pelea. Necesito tu ayuda... para que pague.

Apenas lo digo en voz alta, me doy cuenta lo estúpido que suena. ¿En qué pensaba al pedirle ayuda a la mano derecha del enemigo?

—Sea lo que sea, no voy a meterme. Menos de tu lado. Hunter es mi mejor amigo.

Miss Simpatía tiene garras, ¿quién lo hubiera dicho?

Asiento como si entendiera su punto, pero en realidad, no lo hago. ¿Cómo puede ser amiga de una rata traicionera?

—¿Sabes lo que le hizo a Acacia? —inquiero y decido ir por el plan B que armé, en caso de que una simple pregunta no hiciera el truco. Becky niega con la cabeza y yo continuo—. En la fiesta de la semana pasada. Hunter la puso en ridículo y le dijo una cantidad de cosas horribles para que termine con Cameron. La dejó destrozada, Becky. Tú conoces a mi hermana, ella no es capaz de matar ni a una mosca.

Aunque... realmente, es capaz de eso y mucho más, pero necesito que Becky piense que es un ángel.

—¿Esto es verdad? —inquiere alzando sus cejas.

—Lo es.

—¿Y qué tienes planeado? —pregunta interesada y sé que ya la tengo en la palma de mi mano. Intento ocultar mi sonrisa victoriosa.

—Mira, es simple. Pretendes hablar con un chico por teléfono, le dices que te mueres de ganas por la cita que tendrán mañana y finalizas con un "te quiero".

—¿Qué conseguiré con eso?

Destruir un poquito más el corazón podrido de Hunter Thompson.

—Mucho, creeme —me limito a responder en caso de que Hunter no haya renovado su cuota de sentimientos por Becky. 

—¿Qué gano yo con esto?

—Lo que quieras —respondo alzándose de hombros. Cualquier cosa con tal de ver el rostro destruido de hunter.

A Becky se le escapa una sonrisita. Por un momento, tuve miedo.

—Glenda, a la que reemplazas en el equipo, pensamos que su lesión era más seria, pero vuelve en dos semanas. Quiero que te quedes en el equipo cuando lo haga.

—Otra cosa —le pido y niego rotundamente con la cabeza. Estoy contando los días para salir del equipo. No voy a quedarme voluntariamente.

—No hay otra cosa que quiera de ti a parte de tus habilidades. Es eso, o no hay trato —espeta y sé que esta chica no anda de juegos.

Asiento.

—Está bien. ¿Pero esto de las llamadas secretas? Tiene que ser usual. Hunter tiene que creer que estás con alguien más.

—Hecho —responde alzándose de hombros, sin darse cuenta todo el daño emocional que está a punto de causarle a su mejor amigo.

Estrechamos manos y ya sé que tenemos un trato.

—¡Hunter! —exclamo lo suficientemente alto para que me escuche.

Como un perro, abre la puerta y camina hacia nosotras con los ojos entrecerrados, intentando descifrar qué demonios está pasando. En ese mismo instante, Becky se lleva el celular a la oreja y simula hablar con alguien. Me gusta que piense rápido.

—¿Por qué quieres robarme a mi mejor amiga? —pregunta molesto—. No es como si yo intentase robarte al estúpido de Peter. Primero Tanner y ahora...

—Shh —interrumpo su monólogo dramático y señalo a Becky.

—Que sí, pesado. Estoy bien —dice y una sonrisa idiota, como las que me aparecían a mi cuando hablaba con Tanner por teléfono, se ve reflejada en su cara—. ... Claro, esta noche me viene genial. Me encantaría —se ríe y hasta yo quedo asombrada de lo bien que actúa—. Bueno, adios. Te quiero.

Pronuncia esas palabras y al ver la expresión en el rostro de Hunter, se que ha valido la pena. Observo sus hombros decaer y su expresión entera colapsar en un a mirada triste y decepcionada. Le di jsuto en donde más le duele: Becky. SAbe que nunca va a poder estar con ella, que nunca estará en su nivel y que todos los años que lleva enamorado e intentando deshacer esos sentimientos acostándose con desconocidas, no van a terminarse en un futuro cercano. Miro hacia otro lado, haciendo un esfuerzo inhumano para no arrepentirme.

Becky "termina" la "llamada" y mira a Hunter.

—¿Y él era...? —mi vecino traga saliva luciendo incómodo.

Hunter Thompson luciendo vulnerable y fuera de su elemento, es algo precioso de ver.

Becky me mira en busca de ayuda, pero eso sería delatarnos. Simplemente los miro a los dos como si fuese completamente ajena a la situación.

—Uhm... él era solo un amigo...

—No parecía una amigo —Hunter eleva una ceja.

—Sí, lo sé. Es algo más.

—¿Novio? —creo que hasta a mí me dolió escuchar esas palabras salir de su boca nerviosa.

Ella niega con la cabeza rápidamente.

—No, no –responde. Tengo ganas de decir "aún" pero eso sería delatarme.

—Bueno, me voy —digo sin poder soportar el rostro triste de Hunter un segundo más.

¿De verdad eso fue una venganza? Porque odio admitirlo pero lo sentí el efecto rebotar en mi.


***


Una vez en casa, decido poner música para relajarme y esperar el mensaje de Peter para saber que tal le fue en la cita. Ojalá que bien. Peter se merece a una chica buena que lo quiera mucho.

Me recuesto en mi cama mirando al techo y dejo que mi mente deambule por todas partes. Y siempre termina en el mismo punto. Hunter Thompson.

¿Estuvo bien hacerle eso?

Sí. Se lo merece.

Es incontable la cantidad de veces que le hice bromas a Hunter. Le quitaba los zapatos, lo bañaba en pintura, rayaba su precioso auto. Pero nunca jugué con sus sentimientos. Él tampoco lo hizo hasta una semana. Le dijo cosas horribles a mi hermana, dejándome a mí también. Sabe que si Acacia está triste, yo estaré peor.

Estoy jugando mi carta más peligrosa. Becky.

Me estoy ganando mi espacio personalizado en el infierno.

Estoy a punto de arrepentirme absolutamente de todo, cuando tocan mi puerta dos veces. ¿Será Hunter? Mhm, no. Hunter no me visita en mi habitación desde que tenemos quince. No veo por qué eso cambiaría ahora.

Pauso la música.

Mamá entra, aún con su ropa del trabajo. La observó con atención. No tuve la chance de preguntarle si se estaba sintiendo bien o no, apenas estuvo en casa esta semana. Parece haberse recuperado de lo que sea que le estaba pasando. Luce bien. Saludable, con el maquillaje perfecto y sin ojeras.

—Hola —saluda y entra para acomodarse en el borde de mi cama. Le devuelvo el saludo.

—¿Qué tal tu día? —pregunto.

—No tan agotador como los otros —responde en un suspiro—. ¿El tuyo?

—Bien.

Haciendo planes contra la existencia de Hunter Thompson, lo usual.

—Jules, tú padre quiere verte —suelta de repente.

¿Papá? Bueno, bueno. No es que lo odie o algo así, solo que me sorprende oír de él. Hace mucho tiempo que no hablamos.

—Estuvo en un viaje de negocios todo el mes pasado— y ahí mi explicación. ¿Por qué no me avisó ese pequeño GRAN detalle?—. Quiere verlas.

—Pues que venga —respondo alzándose de hombros. ¿Acaso no sabe usar un auto?

—Las invito a su casa en el bosque. Toda la semana que viene.

—Pero... Tenemos clase.

—Faltarán.

¿Qué? Esto esta todo mal. Mamá nunca nos deja faltar, menos por un viaje al bosque. Frunzo el ceño, esperando más explicaciones por su parte.

—Será solo una semana, e irán con los Thompson —agrega la jodida cereza al postre.

—¿Qué? ¿Por qué ellos? —protesto.

—Tu padre también quiere verlos —dice.

¿Papá quiere ver a los idiotas? Apenas se hablan.

—Pero... ¿por qué...?

—No más preguntas —me interrumpe sin siquiera dejarme elaborarlas—. Parten un domingo, vuelven un domingo.

Dicho eso, deja un beso en mi frente y se aleja. Dejándome un mundo de confusión.








Nota de la autora:

Holaholaholaholaholaho... bueno la.

¿Qué piensan de la novela hasta el momento? 🤔

¿Qué creen que va a pasar? Porque ni yo se ajajjaa. La verdad es que con todo esto de Hunter enamorado de Becky, Juliette con el flechazo por Tanner y la parejita del millon... no se a donde mierda se va la novela 😂❤️

-mamá problems.

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