15. Sed de venganza.
Acacia llora desconsoladamente en mi hombro. Hace años que no pasa esto.
Siento como si hubiésemos vuelto en el tiempo, a cuando Cas tenía cinco años y yo siete, ella siempre venia a mi cuando algo malo pasaba. Recuerdo vívidamente esa vez, que estábamos con Hunter y Cameron afuera de la cabaña en el bosque que nuestras madres habían alquilado por el fin de semana. A Cas se le dio por correr a lo salvaje en el el bosque porque estábamos jugando. Se cayó de bruces y se lastimó todo el rostro. Hunter y Cameron salieron corriendo asustados por la sangre, mientras que yo me quedé con ella. Le dije que todo iba a estar bien, aunque básicamente tenía ganas de largarme a llorar ahí con ella, no lo hice. Porque sabía que si yo lloraba también, solo iba a empeorar la situación y hacerle creer que todo es mucho más grave de lo que realmente es. Así que me resistí. Al igual que estoy haciendo ahora, pero no. Es vez no tengo ganas de largarme a llorar. Tengo ganas de ahorcar a Hunter con mis manos.
—Si me dijeras que te dijo... —murmuro acariciándole la espalda. Estuvo silenciosa como una tumba desde que llegamos a casa.
Se separa de mi. Su cabellera rubia está hecha un completo desastre, su maquillaje está corrido y sus ojos hinchados de tanto llorar. Me parte el corazón verla así.
—No.
—Vamos, Acacia. No lo defiendas, sabes que de todas formas le haré daño.
—Lo sé.
—¿Y entonces? —inquiero casi con aburrimiento.
Aprieta sus labios en una línea , estando insegura sobre decirme la verdad o no. Espero paciente.
—Es que creo que lo que me dijo, no iba para mi... Era para ti. Me miraba a mí, pero todas sus palabras iban dirigidas para ti. Supongo que soy el mensajero y no quiero que te sientas mal —murmura ella.
Respiro profundo. Thompson debería empezar terapia. Presiento que le haría bien.
—Acacia, llevo toda una vida de riñas con Hunter. Me dijo cosas que no sabía que existían. Puedo con esto y más. ¿Qué te dijo?
Resopla y vuelve a acurrucarse conmigo.
—Me dijo que no merece mis malos tratos. Algo sobre mi.. tu humor de perros. Pero es como si la mitad me lo dijera a mí y la otra parte se refería a ti. Me dijo que no me merecía a su hermano, que no era lo suficiente, que él solo jugaba conmigo.
Oh, Cassie. Se refería completamente a mí. No estamos hablando de su hermano Cameron, pero del otro que es su mejor amigo.
—Bueno, mejor dejémoslo así —aclaro mi garganta—. Vamos a dormir. Es mejor que terminemos esta noche del infierno.
Ella asiente.
Nos levantamos del sillón de la sala de estar, agradezco que mamá haya salido con Teresa esta noche. Si veía que Acacia volvió llorando de la fiesta, es capaz de prender en fuego mitad del Estado con tal de averiguar quién le hizo daño a su ricitos de oro.
—No quiero oír un ruido en tu habitación —le digo haciendo referencia a Cameron. El cual me entere que suele colarse a la habitación de mi hermana por las noches.
—No va a pasar —me asegura.
Le sonrió con ternura, hace mucho tiempo que no tenemos este tipo de momentos. Acacia aprovecha el silencio para acercarse a mí y darme un último abrazo.
La rodeo con mis brazos.
—Gracias —murmura contra mi hombro.
—Siempre estaré para ti. Nunca lo olvides, Cassie.
***
Siento la brisa golpearme el rostro con más fuerzas a medida que aumento la velocidad de mis piernas.
Sonrío al aire, sintiéndome bien, llena de adrenalina y divertida. La arena ya no es molestia hace dos kilómetros y la vista de la playa es impresionante El vaivén de las olas es capaz de hipnotizarme.
Creo que la playa es mi sitio en el mundo. Es decir, me crié cerca, acostumbrada al relajante sonido de las olas chocar entre sí y a veces contra las rocas.
Extraño un poco el verano, y todo el tiempo libre que tenía para venir a pasar tiempo aquí.
Desde que tengo memoria, papá y mamá nos llevaban a la playa. Ya sea para comer, relajarnos, jugar, lo que sea. Era lo mejor del mundo. Esperaba con ansías toda la semana para pasar tan solo unas horas aquí.
Lo hicimos hasta que mis padres se separaron y dejamos de hacerlo.
Tengo ganas de resoplar. No puedo hablar de mi pasado sin mencionar a los Thompsons. A veces ellos nos acompañaban.
Cameron y Acacia jugaban con otros niños que conocían por ahí, mientras que el anormal de Hunter y yo nos peleábamos. Nos lanzábamos agua, arena, insultos... pero en ese momento era diferente, luego terminabamos riéndonos y compartiendo un helado. Nunca dijimos ser amigos, pero sabíamos que lo hacíamos por diversión. Hasta que el idiota decidió tomar mi corazón y romperlo.
Aunque no haya sido la gran cosa, se sintió horrible y bueno, las peleas se volvieron más en serio, las bromas crecieron mas y mas, y la tensión era bastante obvia. Hace poco tiempo, entramos en la fase de "te ignoro, tú me ignoras" pero no está durando mucho.
Llego a casa, con la respiración agitada. Bebo de mi botella de agua sin detener la música que sale de mis auriculares. Correr no es bailar, pero algo es algo.
En el porque, me quito los auriculares y detengo la música. Mi gusto culposo es que me gusta correr con Pitbull de fondo.
—¡Juliette! —exclama ¿Becky Halbrook? ¿Qué está haciendo aquí?
Giro sobre mis talones. Tiene su cabello en una coleta, vaqueros ajustados y un top negro que le queda demasiado bien.
—Becky, qué sorpresa. ¿Qué te trae por aquí? —le pregunto con la voz entrecortada porque sigo intentando recuperar el aliento.
—Iba a casa de Hunter y te encontré aquí. Así que pensé en saludarte.
Asiento y estoy muy segura de que puse una cara de odio inmensa, porque Becky retrocede. Rápidamente intento recomponerme. No quiero que piense que la odio. Para nada. Es solo que mencionan a Hunter y mi mal humor crece notablemente. Odio que con solo oír su nombre consiga cambiar mi humor.
—Nos vemos, Julie —dice ya no tan animada y sigue su camino.
Ruedo mis ojos una vez que no puede verme y entro a casa.
Acacia y Cameron están charlando en el sofá. Los ignoro. Sinceramente, hace semanas —desde que pasó eso en la fiesta— que no sé qué hacer con la parejita, ya agoté mis esperanzas desde que Hunter saboteó la tregua que habíamos creado. Ni siquiera duró un día entero.
Y también, hace semanas que Tanner no me habla. No sé qué mierda le dijo o hizo Thompson, porque ni me mira en los pasillos. Eso me está haciendo sentir como la mierda. Uno pensaría que aprendí a no ilusionarme tanto después de el fiasco con Hunter, pero no. Me ilusiono más rápido con un chico que auto formula 1.
Me gustaría saber si Tanner se alejó de mí por algo que Hunter le dijo o porque yo hice algo mal. ¿Lo asusté con todo este tema de ser virgen? Dios. Los chicos son unos idiotas.
Estando en la cocina, recargo mi botella de agua y sigo bebiendo de ella. No sé cuántos kilómetros fueron, pero estoy segura de que un poco más de cinco. En eso, Peter me llama. Dejo que el ringtone suene un poco antes de atender.
—Diga.
—Hola, Jules —dice del otro lado de la línea.
—¿Necesitas algo?
—Qué humor —oigo su risa.
—Lo siento. No es un gran día.
—Me di cuenta —me dice. Escucho como se mueve. Está recostado en su cama, y puedo apostar dinero—. Necesito tu ayuda.
—Estoy escuchándote.
Resopla.
—Una chica me esta haciendo la vida imposible —lo oigo decir finalmente.
Huh.
Me reprimo las ganas de reír. Una chica nunca fue difícil para Peter. Nunca, en tantos años de amistad, lo oí hablar sobre problemas con chicas.
—Uh, ¿será esta la indicada? —interrogo agregando dramatismo a mi voz.
—No lo sé. Lo sabría, si no me estuviese haciendo la vida imposible.
—Uhm.... Que te esté haciendo la vida imposible es suficiente evidencia. Es la indicada —me río. Se queda en silencio.
—¿Te diste cuenta de lo que acabas de decirme? —inquiere.
—¿A qué refieres? —frunzo el ceño.
—Nada, nada. ¿Te parece si voy a tu casa y lo hablamos mejor?
—Solo ven a casa, te espero —digo y cuelgo.
Rápidamente, subo las escaleras y me apresuro para tomar una ducha ya que Peter es muy rápido en llegar a donde sea. Termino de ducharme en cinco minutos y me pongo unos cómodos pantalones coloridos y una remera blanca. Ni me molesto en peinar mi cabello, odio hacerlo cuando está mojado.
Como de costumbre, pongo música en el equipo que tengo en una esquina. "Fast car" de Jonas Blue suena de manera aleatoria y, identificando una de mis canciones favoritas, le subo el volumen al máximo. Sinceramente, no me interesan los vecinos o la conversación que mantienen Cas y Cameron abajo.
Paso por la ventana de mi habitación, la maldita ventana que da al cuarto de Hunter. Generalmente, no gusta espiarlo. Pero ahora que está con Becky, es una historia diferente. Me detengo a un costado, para que ellos no puedan verme.
Hunter está recostado en su cama, lanzando un balón de fútbol al techo y volviendo a atraparlo. Becky en una especie de sofá negro, los dos charlando y Becky con su misma sonrisa y carisma. Es obvio porque a Hunter le gusta. Es encantadora, linda, divertida y sobre todo, buena persona. Conclusión de mi tesis: Thompson no se merece ni un pelo de Becky Halbrook. La va a arruinar.
Arqueo mis cejas cuando me doy cuenta. Mi vecino está en una habitación, con una cama con una chica y está manteniendo sus manos lejos. Creo que de verdad quiere a Becky y no quiere arruinar su amistad con porque ella va a rechazarlo sin siquiera pestañear dos veces. Ya lo hizo. Adorable.
Eso es prueba de que cuando Hunter está con ella, es capaz de hacer cualquier cosa. Es vulnerable.
Alto, alto, alto.
Sonrío al darme cuenta. Hunter encontró mi punto débil... Bueno, pues yo acabo de encontrar el suyo. Becky Halbrook. Es capaz de venderle su alma al diablo por ella. Noble. Aunque sería mucho más real si la alma de Hunter no fuese ya pertinencia del diablo.
Bajo la persiana. Vi lo suficiente.
En ese mismo instante, la puerta de mi abre y Peter entra. Tiene la capucha de su sudadera blanca puesta y luce como si acabara de tomar una ducha.
—¡Llegó la luz de tus mañanas! —exclama.
Me río De repente, mi humor mejoró notablemente, y todo se lo debo a mi pequeño descubrimiento. Bueno, también a que Peter acaba de llegar.
—¿Eres mi sol?
—Soy tu universo entero, Williams —sentencia. Desordena mi cabello como si fuese su Poodle y se lanza a mi cama.
Me siento en el borde, y lo miro con seriedad.
—¿Quién tiene a mi mejor amigo tan estresado?
—Una chica —suspira. Estoy disfrutando demasiado esta situación.
—Eso es evidente.
Peter pone sus ojos en blanco y continua de todas formas.
—Bueno, se llama Lola. No es de la escuela, la conocí en un partido. Era animadora del equipo contrario... Uhm, durante el partido dije algo que no debía sobre su equipo frente de ellas y esta Lola, me lanzó una botella de agua en la cabeza. ¿Entiendes eso? No fue agua, fue la botella y me sigue doliendo, joder esa chica pega fuerte. Bueno, cuestión que me fui enojado y luego ella vino a buscarme y me pidió perdón.
Me río. Sea quien sea, ya la estoy aceptando.
—Estaba molesto, pero le dije que no había problema —sigue relatando—. ¿Qué? ¿Iba a quedar resentido de por vida? Nop. Entré a los vestidores y cuando estaba por ducharme, adivina quien apareció.
—¿Te vio desnudo?
Esta señorita tiene agallas.
—No... O eso creo —responde juntando sus cejas.
—Uhm, bueno sigue —respondo algo preocupada.
—Comencé a gritarle como loco, ¿cómo se anima a entrar a un lugar lleno de chicos sudorosos y mayormente desnudos? Ella me dijo que no le interesaba, cuando le pregunté qué hacía aquí me dijo que quería invitarme a salir —me muerdo el labio para evitar largar una carcajada, la cara de mi mejor amigo es todo un poema—. Y yo... ¡Yo entré en pánico! ¡Ninguna chica me había invitado a salir antes, siempre soy yo el que las invita! Le dije que sí, pero le dejé claro que no estoy buscando nada serio. Lola me dijo que no era para eso, solo quería disculparse por su comportamiento. Pero a ver, ni que me hubiese roto una pierna. Sé de sobra que las chicas estan muy agresivas hoy en día, pero ninguna me invitó a salir...
—¿Y cuál es el problema? —pregunto confundida.
—¡Tengo miedo de que este jugando conmigo! ¿Y si me invita a salir para humillarme por lo que dije sobre su escuela?
Ruedo mis ojos. Esto tiene que ser chiste.
—Bienvenido al mundo de ser una chica. ¿Esta chica te gusta?
—Solo hable dos veces con ella —me dice.
—Lo sé, pero dos veces es tiempo de sobra como para saber si te atrae o no.
—No lo sé, supongo que sí —dice alzándose de hombros—. Es linda, tiene actitud, me pareció agradable sin sumarle ese accidente con la botella...
—¿Entonces qué pierdes con ir a esa cita? —bufo—. Iras. ¿Cuándo es?
Peter se fija en el reloj que descansa en su muñeca.
—Técnicamente, empezó hace quince minutos —dice tocándose la nuca.
—¿¡Eres idiota!? —digo levantándome de mi asiento—. ¡Vamos, vamos!
Tiro de su brazo para que se levante de mi cama, lo hace de un salto. Los dos salimos corriendo, más que nada, yo empujo a Peter para que vaya más rápido. Cameron y Acacia nos dan una mirada extraña cuando pasamos al lado de ellos.
—Vas a ir a esta cita con esta chica que te gusta y serás el chico lindo que todos conocemos —digo y me pongo de puntitas para dejar un beso en su mejilla.
—¡Y por favor, compórtate! No quiero que te tire una botella por la cabeza otra vez.
—No prometo nada —se ríe y arranca el motor del auto.
Nota de la autora:
Me había olvidado que tenia esta novela JAJAJAJAJAJA POR DIIOS😂❤️ los amo, gracias eternamente por esperar.
Besos💕💕💕
love,
cande
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