10. La cita perfecta.
¿Acaso el mundo me odia?
No, Juliette solo eres tú. Hunter te odia y te hace creer que todo el mundo te odia.
Ahí estas conciencia, siempre lista con las palabras justas. Abro la ventana y observo como llueve a cántaros afuera. En California casi nunca llueve, ¿es en serio?
De seguro Hunter le dio a Zeus un cheque importante para que me traiga la tormenta del siglo el día de hoy. El día de mi cita con Tanner.
Alguien toca mi puerta y me giro. Acabo de volver de la escuela y al minuto que pisé la casa, comenzo a llover. Encuentro a Acacia apoyada en el marco de mi puerta.
—Si me vienes a pedir permiso para irte a la casa de Cameron, te diré que no —le digo de antemano mientras me meto a mi vestidor.
¿Qué me pondré hoy?
—No necesito permiso para esas cosas —responde acercándose.
—¿Entonces qué?
Se apoya en la pared de mi vestidor y me observa revolver mi ropa.
Hace silencio por unos minutos, no le doy importancia ya que estoy demasiada concentrada en encontrar el conjunto perfecto para hoy. No dispongo de mucho tiempo ya que Tanner me pasa a buscar en una hora.
—¿Has notado a mamá algo rara? —inquiere.
Dejo las blusas que sostengo y me giro a mi hermana, la cuál parece estar preocupada.
—¿En qué sentido? —
—En todos. Está mas decaída, falta al trabajo mas seguido, es decir entiendo que sea la dueña pero ella siempre va. Ya casi ni se maquilla... Sabes todo lo que le gusta maquillarse... y no... Simplemente no la noto igual.
Me pongo a pensar en las palabras de Acacia. No noté a mamá así. Quizá porque subo ocultarlo bien de mi, o porque estuve muy pendiente de otras cosas como para darme cuenta.
Siendo sincera, no noto ninguno de los cambios que ella menciona.
—No —respondo finalmente—. No he notado nada. Y Acacia, no seas paranoica. Sabes que cada tanto se estresa con todos sus diseños... La semana de la moda no tarda y ya sabes como es —le digo en un intento de tranquilizar a mi hermana ya que parece que le viene dando muchas vueltas al tema.
Ella asiente pero sigue luciendo insegura. Sin decir mas, se va.
Pongo música para desconcentrarme un poco de lo que Cas me dijo y cierro mis cortinas ya que Hunter está besándose con una chica en la ventana del frente y no es algo que disfrute de ver. (Sorpresa, ya ha dejado a Plastassie atrás)
Luego de media hora viendo hasta lo que no uso hace años, termino eligiendo unos jeans negros gastados, unas botas color marrón y una blusa blanca. El atuendo más simple del mundo y me odio por haberlo pensado tanto.
Dejo mi cabello como esta, total con la humedad que arrastró la lluvia no se encuentra demasiado favorable. Me maquillo como siempre, delineador y labial.
Cuando estoy por bajar por un vaso con agua, me lleva un mensaje.
Cara: No te olvides de hacerte esas ondas en el cabello que te quedan preciosas.
Ruedo mis ojos divertida pero contesto con un:
Yo: No voy a hacerme ondas. Está lloviendo.
Una vez en la cocina, tomo agua y dejo el vaso en el fregadero. Subo las escaleras de vuelta, recordando que deje mis llaves arriba. Apenas las agarro, el timbre suena por toda la casa.
—¡Acacia no abras! —grito.
—¡Tarde! —la oigo decir desde la puerta principal mientras bajo las escaleras lo más rápido que puedo sin matarme.
Me acerco a la puerta. Acacia esta ahí. Sonriéndole como el gato de Cheshire a Tanner. Luce demasiado bien en sus jeans y camiseta negra.
—Oh, Tanner ¿Que intenciones tienes con mi hermana? —inquiere Acacia.
Se ríe y niega con la cabeza divertido.
—De las mejores, te aseguro.
—Adiós, Acacia —mascullo empujándola. Ella se queja, pero es lo que menos me interesa ahora.
Saludo a Tanner. Sostiene un paraguas y ambos caminamos juntos hacia su auto para no mojarnos tanto.
Entro en el asiento de adelante y Tanner se apresura a dar la vuelta.
—Lo siento por Acacia —murmuro cuando ya estamos adentro y arranca—. A veces se le da por ser comediante.
—Se veía tierna intentando proteger a su hermana mayor.
Supongo.
***
Estallo a carcajadas con lo que me dice Tanner, es muy gracioso. ¿Por que no había salido con el antes? Ah claro, porque nunca me ha invitado.
Me trajo a un lindo lugar llamado... uf, no lo recuerdo. Ordené un batido de chocolate. Él pidió lo mismo, encontrándonos con que es la bebida favorita de ambos. Supongo que el chocolate es especial para los dos.
No puedo determinar cuanto tiempo llevamos sentados. Quizá una hora, quizá tres. No me fijé.
Tanner mira asombrado la pantalla de su teléfono cuando le llega una notificación y se ilumina dejando ver la hora.
—Ya han pasado tres horas.
—¿Tres horas? —inquiero. Nunca estuve en una cita por tanto tiempo—. Siento que han pasado como minutos.
Asiente.
—Vámonos, ya es tarde —dice volviendo a bloquear su celular—. No quiero tener mala fama con tu madre.
¿Osea que abra mas citas? Mh... Puedo vivir con eso.
Pedimos la cuenta. La chica que nos atendió en un principio se acerca. Su pelo es rubio y lo lleva recogido en una coleta. También usa unas gafas negras, ocultando unos grandes ojos verdes. Debe ser un poco mas grande que yo. Mira a Tanner algo avergonzada.
Nos deja la cuenta y se va para darnos espacio.
—¿Viste como te miraba? —inquiero.
—¿Celosa? —pregunta divertido.
—Claro que no —respondo y busco mi bolso.
—Oh, detente Williams. Yo pago.
Ruedo mis ojos. Pensé que esto había terminado el día que termine con Derek.
—¿Mitad y mitad?
—Nada —sentencia dejando el dinero con propina incluida.
Decido no pelear por esta estupidez y lo dejo ir. La mesera mira de reojo a Tanner cuando nos estamos yendo.
Mi instinto psicópata, toma de la mano de Tanner sin dudarlo. Este sorprende ante mi tacto, pero solo sonríe y cierra mi mano sobre la suya.
Una vez en el auto, decido conectar el Bluetooth de mi celular. Pongo mi canción favorita del momento.
—Oh don't you dare look back. Just keep your eyes on me. I said you're holding back —canto sin ningún tipo de vergüenza.
—¿Somos almas gemelas y no lo sabía? —Tanner me pregunta mientras le sube el volumen a la canción, abro la ventanilla así no retumbe tanto.
—Oh don't you dare look back. Just keep your eyes on me. I said you're holding back. She said shut up and dance with me. This woman is my destiny. She said oh oh oh. Shut up and dance with me —cantamos como dos locos. Tanner le da golpes a el volante de el auto, y grita las notas altas.
No conocía este lado de Tanner Cooper y me encanta.
Dos canciones mas a todo pulmón pasamos y nos dimos cuenta de que tenemos los mismos gustos musicales. Respiro profundamente luego de cantar la última canción.
—No quiero volver —murmuro en un puchero al ver que Cameron y Acacia están abrazados en el porche.
—No digas más nada —declara y de repente arranca el auto.
—¡Tanner! —grito algo asustada por él brusco cambio de velocidad. El corazón casi se me sale del pecho. Detesto las altas velocidades.
—Dijiste que no querías volver —me dice y enciende el limpia parabrisas ya que unas gotas han empezado a caer de nuevo.
—No pensé que te lo tomarías tan literal —me sincero—. ¿Y a donde me llevas? —pregunto.
—Bueno, eso es sorpresa.
—¿Me llevas a la playa? —pregunto intentando adivinar. El niega con la cabeza.
—¿Por qué pensarías que te llevaría a la playa de noche y con lluvia?
—Tienes razón —me río, sintiéndome avergonzada por haberlo dicho.
—Solo... con cuidado, está lloviendo.
—Tranquila, princesa.
Intento no sonreír como idiota aunque el truco no me funciona mucho.
Luego de quince minutos de viaje, nos acercamos más a la ciudad y estacionamos enfrente de un edificio residencial. Parece tener veinte pisos, quizás unos cuantos menos.
—¿Qué hacemos aquí?
—Tú solo sígueme —responde. Le hago caso sin chistar ya que la curiosidad me estaba superando y bajo del auto.
Tanner me extiende su mano. La tomo y le da un apretón. Una sensación de seguridad me inunda el cuerpo. Camina y yo lo sigo. Llegamos a la entrada de el edificio, veo que hay un guardia detrás de un mostrador.
—No nos van a dejar pasar... —murmuro poco convencida.
Tanner no me dice nada, solo se alza de hombros en mi direccion. ¿Acaso está probando su suerte?
El guardia de seguridad se acerca a nosotros. Le la dos vueltas a la cerradura de la puerta con la llave y la abre.
—Tanner. Tanto tiempo, pasa —dice el guardia haciéndose a un lado. Frunzo el ceño al escuchar sus palabras.
¿Dónde se supone que estamos?
Tanner me guía por el lobby hacia uno de los elevadores. Una vez adentro presiona el botón que lleva a la azotea y habla:
—El edificio es de mi familia —me explica a lo que alzo mis cejas con sorpresa.
En todo el trayecto hacia arriba, no ha soltado mi mano y yo tampoco la suya. Me siento cómoda así y parece que él también.
Finalmente las puertas se abren, dejándonos en un gran salón. O eso parece ser, todo está sumergido en la oscuridad, cosa que me resulta escalofriante.
Tanner se acerca a un interrumpor al lado de el ascensor y de repente, todas las luces se encienden.
Es un gran salon vacío cubierto por ventanales, los cuales dejan apreciar toda la ciudad de noche y sus luces.
—Todavía no llegamos —me explica.
Su voz retumba en el salón por la falta de objetos. Aún sosteniendo su mano, me lleva por un pasillo hacia una escalera. Hay un pequeño entrepiso y una puerta que luce pesada.
—En estas situaciones te dejaría que subas primero, pero dado a que yo tengo la llave... —dice comenzando a subir las escaleras.
Se detiene cuando sus manos alcanzan la cerradura. Da una vuelta y media y empuja la puerta. Me extiende su mano y yo subo a gusto el resto de los escalones para unirme a él.
Esta es la verdadera azotea. Caminamos unos cuantos metros, alejándonos de la puerta.
—Dios, está lloviendo —murmuro al darme cuenta de que las gotas de llovizna chocan contra mi cuerpo y el viento me congela los huesos. Me abrazo a mi misma ya que no traje abrigo porque no pensé que lo necesitaría. Tanner tampoco trajo.
—Ven aquí —pide y me rodea con sus brazos.
Siento las gotas de agua caer en diferentes partes de mi cuerpo. Sin embargo, ya no tengo frío.
Luego de un rato así, le digo que mejor nos sentemos en el suelo. Eso hacemos.
Observo toda la ciudad con admiración. La vista es preciosa.
La lluvia y el frío, se volvieron en lo menos importante. Estar apoyada en el cuerpo de Tanner y sentir sus brazos rodearme mientras el espectáculo de las luces de la ciudad nos rodean, lo es todo.
—Solía venir muy seguido —rompe el silencio—. Muy poca gente conoce este lugar y de ellos yo soy el único que sube. Es algo peligroso.
Asiento. Los dos estábamos en el medio de la azotea, pero luego no había barandales por ningún lado. Es una trampa mortal.
—¿A qué vienes normalmente? —le pregunto.
—Por la tranquilidad. Ya sabes, para despejarme un poco de todo. Pensar en cosas sin sentido, tomar decisiones, contemplar la ciudad, cuando se puede las estrellas.
Hoy no hay cielo estrellado, sino nubes pesadas.
—Este lugar es impresionante.
—Lo es —asiente.
Deja un beso en mi cabeza y siento mi estómago cosquillear. Nunca tuve una cita tan buena como esta.
—Mañana pescaré un resfriado por tu culpa —bromeo—. Espero que me hagas de enfermero porque vas a tener que pagarmelas.
—Encantado —responde a lo que me río—. ¿Por qué no te invité a salir antes? —inquiere. La pregunta es mas para él que para mi. Igualmente decido responderla.
—En parte... Hunter —respondo—. De cierta manera siempre nos mantuvo lejos y yo no quería cruzar la línea e involucrarme con personas de su vida.
—Puede ser algo estupido pero es mi mejor amigo.
No contesto eso.
—Julie, sé lo que paso hace años. Quiero que sepas que fue un idiota y no lo justifico. Y yo también lo fui.
—¿Tú también qué? —pregunto confundida.
—No te presté atención cuando Hunter te uso... Eres una persona increíble y no supo valorarte.
Sonrío.
—No tienes porque culparte, no tenías que hacerte responsable por ninguno de los dos. Lo que pasó con Hunter ya está mas que enterrado.
Algo me suena fuera de lugar en todo esto pero me digo que es una idiotez.
—Julie, hablo enserio —toma mis manos y me mira a los ojos—. Eres una persona increíble. Hunter no supo verlo.
Me alegra que tú sí hayas podido hacerlo.
No se lo digo. El pensamiento queda para
mi. Tanner rompe la distancia y se funde conmigo en un beso.
Voy a admitir que me quedé con muchas ganas de volver a probar sus labios desde el último viernes.
Al principio lleva un ritmo lento, sus manos acunan mi rostro y yo me siento como la chica más feliz del mundo.
Toma por sorpresa cuando el beso se vuelve más desesperado y mucho más cargado. Se inclina hacia mi lo suficiente para hacer que mi espalda se recargue contra el suelo. Siento mi cuerpo entero mojarse por la lluvia pero realmente es lo último por lo que me preocupo.
En vez de querer alejarme porque el beso ya fue suficiente, cada vez lo quiero más. Mi estómago comienza a cosquillear. Escucho un trueno y corazón salta del susto. Sin embargo, no rompo el beso en ningún momento.
Las manos de Tanner me recorren los costados de mis muslos y me hace arquear la espalda. Nunca sentí algo parecido con alguien más y me encanta.
Despega sus labios de los míos y por un instante me siento decepcionada, hasta que sus labios van a parar en mi mandíbula y mi cuerpo entero cosquillea. Esto es otra cosa.
—Tanner —murmuro cerrando mis ojos.
—Vamos a dejarlo hasta aquí —anuncia dejando un rastro de besos desde mi clavícula hasta mi mejilla—. Es mejor que lo dejemos hasta aquí.
Uh. Porque es de público conocimiento que soy virgen. Claro. Hunter está a kilómetros y sigue encontrando la manera de meterse en mi vida. Lo que Hunter sabe, Tanner también lo sabe.
Asiento avergonzada. Me reincorporo y acomodo mi blusa la cual se había movido un poco.
Pasamos otros diez minutos abrazados, empapados por la lluvia pero disfrutando de la compañía del otro.
Definitivamente, la noche perfecta.
nota:
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