Terremoto. Capítulo 3
Era la mañana de un jueves soleado y el señor Gutierrez tenia que ir al cercado a cumplir con unos compromisos de la compra de una habichuelas, lo cual era su negocio habitual. El y doña Mecerdes se fueron, dejaron al perro con sus alimentos junto a la disposición de todos los aconteceres de la casa.
En el transcurso del viaje Mercedes habla con su esposo.
—Hay Gutierrez lo que me hiciste anoche me dejo encantada, hacía tiempo que no te comportabas como un macho. —dice Mercedes.
—Mercedes tu no estabas a menos, tenias un maremoto en esa cintura y hoy estoy yo que me duele todo el cuerpo. —responde Gutierrez.
—Debes repetirmelo de nuevo cuando regresemos. —alienta la doña. —pero hay algo que quiero decirte, la vecina de al lado me vendió una docena de los panties más hermoso que he visto, de todas las formas, pero como por arte de magia se me han estado perdiendo, luego los encuentro enterrado en el patio—añade.
—Pero que bueno Mercedes, sabes que soy loco con los panties, y más como los que usas, hay que ver que pasa que se desaparecen, solos no se van a ir mujer, cambiando de tema yo siento que algo nos mira de noche, me voy a poner a acechar ver que es lo que pasa. —comentó Gutierrez.
—Pero yo siento lo mismo, esa mirada tiene una fuerza enorme ¿Quien será que nos acecha? . —se pregunta la dama.
Llegaron al Cercado y compraron las habichuelas, ya en la tarde regresaron a su casa pero Terremoto los recibió con frialdad, muy cariñoso con Mercedes pero de mal humor con Gutierrez.
Gutierrez tiene en el deposito de la casa toda las habichuelas y prepara un viaje a Santo domingo para llevarla al día siguiente en su camión para su venta. Al día siguiente parte a entregar sus ventas, y para mala suerte Gutierrez tiene un accidente en el cual mueren dos personas, el señor quedo con algunas heridas, el pobre hombre fue internado en un centro médico y cuando se restableció quedo retenido por las muertes del otro vehículo.
Su detención y el juicio duro tres meses, cuando regreso a Las Matas de Farfan, llego a su casa como una persona cualquiera, su esposa le recibió con frialdad, Terremoto le miró y le cortó los ojos, pidió agua y se la sirvieron de la llave y caliente, cuando se sintió cansado y entro a su habitación, pero Terremoto le salto encima, mostrando sus dientes y dejando salir un gruñido —grrrr—
Todo fue al extremo que Gutierrez no pudo dormir en su habitación esa noche.
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