15✓
John y Sion caminan en dirección a las afueras de la comisaría. La reunión con los familiares de los muchachos había acabado hace tan solo unos minutos y ellos necesitaban un poco de aire, tantas preguntas y cuestionamientos los dejaron algo aturdidos.
—¿Que es lo que te dió la madre de Yuta?— John le pregunta una vez que están afuera y busca en sus bolsillos los cigarros que normalmente consume.
— Una libreta, dice que la encontró en el departamento de Yuta.
Sion dice y cierra un poco sus ojos al sentirse tan cansado.
— Ha dicho también que la policía encargada se allanar el lugar no la encontró, pero siendo sincero creo que ella la sacó de allí antes de que llegara Naeun.
—¿Por qué lo crees así?— Seo frunce su ceño y le da una mirada de soslayo.
— Porque ya no confío ni en sus familiares. Es claro que no saben nada de sus hijos—Murmura con cierta tristeza—. Quizás los chicos tampoco fueron muy demostrativos a la hora de exponer lo que sentían, tan solo debes observarlo con la madre de Jaemin. Ella ni siquiera se inmutó en decir que al chico lo seguían cuando, claramente, su psicóloga te dijo que lo sabía.
Eso es cierto, la madre de Jaemin ni siquiera tuvo el tupé de decir lo que él le manifestó una vez, ¿Por qué guardarselo y no comentarlo? ¿Por qué no lo hizo como MinLing?
— Solamente confío en MinLing, él dijo que Lee DongHyuck y Chittaphon Leechaiyapornkul jodieron a Kun en su estadía escolar— Con algo de dificultad, Sion pronuncia el apellido del tailandés—. Espero y Doyoung pueda sacar algo relevante.
— Y yo espero que Sungchan y Luhan hayan podido encontrar a esos mocosos.
Cruzándose de brazos, John pasea su vista por la fría imagen de Busan. Últimamente no había muchas personas por la calle.
Su esposa Stella, quien trabaja como estilista le dijo que varias clientas no le permiten a sus hijos salir de noche ya que temen que ocurra lo peor.
«Cariño, esas madres que suelen frecuentar la peluquería solo hablan de los chicos desaparecidos y tampoco dejan salir a los suyos por temor a no volver a verlos.»
Él lo entiende porque también es padre y si le llegará a suceder algo así, podría perder la cabeza.
— Oye, mira.
Sintiendo un leve apretón en su brazo, John sale de su estado de ensimismamiento y mira en la dirección que Sion le señala. Allí ve como Sungchan y Luhan bajan del coche patrulla. Apenas puede sonreír pero esta mueca se ve interrumpida cuando nota sus rostros serios y para nada amigables.
¿Que había ocurrido? ¿Y por qué no traían a ninguno consigo?
Sin esperar más tiempo, Seo es el primero en comenzar a caminar hasta ellos y por las pisadas detrás suyo, sabe que Sion también lo está siguiendo.
— Ofici-
—¿Que ocurrió?— Ni siquiera deja que Sungchan los salude, quizás sonó un poco idiota y brusco, pero no podía quedarse con la duda.
Ya no tenía paciencia. Ya no había ni una gota de ésta en su cuerpo.
¿Y aún mantienes esperanza, John?
—¿Dónde están DongHyuck y Chittaphon?— Sion es el siguiente en preguntar con apresuro—¿Por qué no los trajeron con ustedes? ¿Se resistieron?
— No encontramos a ninguno de los dos, Oficiales— Luhan toma la palabra cuando siente que puede hablar. Levantando su vista, deja ver sus ojos levemente brillosos—. De hecho, ninguno se encontraba por los barrios bajos.
—¿Cómo?
— Lo que escucha, Oficial Seo— Ahora es Sungchan—. Fuimos a la casa de Lee DongHyuck y nos encontramos con su madre, más no con él.
—¿Y no les ha dicho en dónde puede estar? Tenemos nueva información que implican a Chittaphon y DongHyuck, ellos eran los agresores de Qian Kun en su colegio y quizás tengan algo que ver o-
— DongHyuck no tiene nada que ver en esto, Oficial Oh— Luhan lo interrumpe ganándose una mirada confundida por parte de su superior—. Créame que no.
— Por favor, sabemos que DongHyuck era un desastre en todos los sentidos, Luhan.
Xiao solo puede conectar su mirada con John y se acerca un poco hasta casi invadir su espacio personal, pero el más alto no hace caso a ese acercamiento. Ni siquiera se inmuta.
— DongHyuck no tiene nada que ver porque está muerto.
La noticia cae sobre los Oficiales como un balde de agua fría, pues John abre sus ojos tanto como puede y Sion debe sostenerse del primer nombrado para no perder la compostura.
¿Lee DongHyuck está muerto?
—¿D-de que hablas?
— Su madre casi nos asesina cuando preguntamos por él— Sungchan baja su vista sintiéndose apenado por el estado de la señora—. Insultó a Luhan diciéndole que podría haber hecho algo para que se hiciera justicia, pero que aquí hicieron como si nada sucediera y cerraron la causa.
— Cerraron la causa por falta de pruebas y porque sabían que DongHyuck estaba metido en las drogas, así que lo tomaron como un ajuste de cuentas— El rubio siente un pequeño nudo en su garganta y carraspea—. Siendo sincero creí que DongHyuck había logrado salir de esos barrios por eso no supe nada más de él.
— Pero está muerto...— John susurra y traga con fuerzas—¿Aquí se notificó si quiera su muerte o llevaron el caso, Sion?
Sintiendo la mirada de los tres hombres, Sion solo puede negar en silencio. Él recordaría muy bien si hubiese visto a DongHyuck en algún momento.
—¿Hace cuánto fue esto, Luhan?— Pregunta observándolo con intensidad.
— Por lo que su madre dijo, hace casi un año.
— Alguna otra estación tuvo que tomar el caso, porque aquí no hay registros de la muerte de él— Xiao asiente ante las palabras de Sion—¿Y que con Chittaphon?
— Nadie habita la casa dónde vivía anteriormente— Sungchan informa—. Recorrimos gran parte del barrio y preguntamos a personas cercanas, dijeron que desaparecieron de repente y no hay rastros de ellos. Suponen que volvieron a Tailandia.
A John se le sale una maldición y mira al cielo.
Ni Mark Lee, ni Lee DongHyuck y Chittaphon Leechaiyapornkul estaban presentes como para preguntarles sobre Park Jisung y Qian Kun.
— Creo que debemos buscar por otros lados, John. Quizás podamos contactarnos con Mark y Chittaphon— Sion llama su atención haciendo que vuelva a observarlo.
— Si me permiten, quiero investigar que sucedió con Lee DongHyuck, Oficiales— Luhan toma la palabra en un murmullo bajo—. Realmente quiero saberlo.
— Hazlo, Luhan. Tienes todo el derecho, que Sungchan te ayude si es necesario.
John ni siquiera lo piensa. Dejaría que se encargará de eso...
— Está bien, con su permiso.
Los dos jóvenes hacen una reverencia y pasan por el lado de Johnny y Sion, los cuales se quedaron en un silencio totalmente sepulcral.
—¿Qué hacemos, Johnny? Me siento perdido.
— Yo igual, Sion— Por primera vez, a Johnny se lo escucha sin esperanzas.
<...>
Dos horas después.
Los chicos restantes que se encuentran en aquél lugar tétrico y lleno de sangre, sienten como hay pisadas arriba en el otro piso y poco a poco parecen acercarse.
Solo dos están casi lúcidos, por lo que sus cuerpos comienzan a temblar notoriamente al no saber que podía suceder con ellos.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Estaba de día o de noche?
¿Sus familiares realmente los están buscando o simplemente se sacaron un peso de encima?
— Renjun...— Jaemin llama en un susurro a su amigo, pero éste no responde— Renjun, óyeme.
Golpeándolo con su hombro, espera con esperanzas a recibir siquiera una mínima respuesta pero nada.
Renjun no respondía.
—¡Renjun!— Exclama un poco más nervioso— D-deja de jugar, respóndeme.
— No creo que lo haga, chico.
Alguien más le habla y Jaemin sabe que se trata de los demás chicos que estaban con él ahí.
—¿Y por qué no lo haría?
— Porque está drogado, usan drogas contra nosotros. Conozco la sensación, es...
— Es como si estuvieras en un sueño— Jaemin acota y suspira pesadamente—¿Quién eres?
— Yuta. Nakamoto Yuta.
Oh. El chico con el que fue llevado a las afueras para que viera todo el desplazamiento que estaba haciendo la Policía.
— Soy Jaemin. Na Jaemin, quizás lo sepas, pero yo no recuerdo mucho de lo que está pasando. Creo que voy bloqueando todos los sucesos. ¿Eso está mal? Es decir, si salgo de aquí tengo que contarle a alguien todo lo que sucedió para que sepan que no desaparecí porque quise...— Jaemin habla tan rápido que su voz comienza a cortarse debido a las ganas de llorar—. Y si no recuerdo, no sé si alguien pueda creerme porque la mayoría me toma por un loco psicótico. Y yo no estoy loco, s-solo advertí lo que vi.
Soltando un quejido de dolor, Jaemin golpea sus piernas heridas y cierra sus ojos al no sentir respuesta.
Renjun estaba drogado al lado suyo y no hablaba, el tal Guanheng tampoco y el único que estaba allí con él en un estado de casi consciencia es Yuta.
— Yuta... Tengo miedo, no quiero morir— Musita totalmente abatido—. A-aun me falta mucho por vivir, además tengo que encontrar a Jisung, a él se lo llevaron y no lo trajeron como s-siempre.
El japonés sonríe con total tristeza, pues también se llevaron a JungWoo y a otro de los chicos llamado YangYang y no volvieron a traerlos.
Ya sabe el final de esos chicos y de su mejor amigo, lo sabe. Porque como así desapareció Jaehyun de su lado y como aquel chico Kun, lo hicieron tres más de ellos.
Los están asesinando uno por uno. Lenta y dolorosamente.
—¿Crees q-que pueda volver a verlo, Yuta?
¿Cómo decirle que quizás y no lo volvería a ver? ¿Cómo él podía convencerse de que tampoco volvería a ver a Jungwoo ni a Jaehyun? ¿Cómo decirse de no perder la fe en esta situación caótica?
— Estoy seguro que sí, saldremos de aquí y los buscaremos hasta encontrarlos— Con su tono ronco, dice una gran mentira para calmar al chico—. Quizás y hasta ellos dieron aviso a la policía en dónde estamos, ¿Mira si escaparon? Sería un lujo.
Na traga con fuerzas e intenta creerse todas esas palabras. ¿Sentía que le mentía? Claramente, pero él se negaba a dejarse caer en la realidad.
«Quizás todo esto sea un sueño, Jaemin. Quizás estás en un sueño y pronto despertarás»
— Cuando salgamos de aquí, espero verte Yuta.
— Yo espero lo mismo, Jaemin— El mayor susurra.
<...>
Un sudor frío recorre todo su cuerpo, la imagen de su amigo cayendo directamente hacia el vacío lo vuelve a atormentar. El sonido de su cuerpo estrellarse contra el húmedo suelo de tierra hace eco en sus oídos.
Quiere gritar, quiere maldecir a los causantes de ese horrible escenario pero su garganta está cerrada, lo único que puede hacer es esconderse cuando los ve correr en su dirección y claro está, ruega porque no lo vean. Quizás y hasta termina igual que él.
Acallando un sollozo, su cuerpo se ve cubierto por un gran árbol y allí observa como los tres hijos de perra se suben al coche perteneciente a uno y salen de allí entre gritos de desespero y alguna que otra risa.
¿Realmente disfrutaron hacerlo?
Cuando se cerciora de que nadie lo está viendo, comienza a correr en dirección a dónde se encuentra su hermano de otra madre.
—¡Oye! ¡Oye!— Llamándolo con desesperación, sus piernas le juegan una mala pasada y cae de unos cuantos metros logrando golpear su torso, sin embargo eso no es nada comparado a lo que siente en su corazón—¡Despierta, maldición!
Sin embargo cuando llega hasta él, se encuentra con un charco de sangre y suelta un llanto desesperado lanzándose contra su amigo.
—¿Me escuchas?— Susurra y lo toca con un poco de temor.
Sin embargo, cuando ve como el pecho del chico sube y baja en forma lenta y pausada, una corazonada lo impulsa a tomar su teléfono para marcar a emergencias.
— Por favor, resiste...— Murmura tocando su frente y limpiando las lágrimas que hay en el rostro del joven— Perdóname, debí acompañarte. Perdóname.
Y cuando todo se está volviendo cada vez más realista, el verlo escupir sangre, el escucharlo gemir de dolor y agonía... Él vuelve al presente.
—¡No!— Grita incorporándose de repente en su cama.
Su habitación se encuentra levemente iluminada y eso le molestaba si no fuera por el leve brillo del sol que traspasa las ventanas.
Tallando sus ojos, vuelve a tirarse hacia atrás y sin darse cuenta una lágrima traicionera cae por su mejilla derecha. Éste la seca furioso.
— Todos y cada uno de ellos están pagando por todo lo que han hecho— Susurra para si mismo.
Tironeando sus cabellos lacios, suspira con fuerzas y decide prender la televisión que tiene frente suyo y como es de esperarse, las noticias siguen pasando información de los idiotas.
«¿Que pudo suceder con los nueve jóvenes? ¿Que ha sucedido con ellos y por qué dos han aparecidos sin vida?»
— Porque se lo merecen— Escupe con enojo y procede a levantarse de su cama para buscarse ropa.
« La ciudad está enloquecida y temerosa, nadie quiere salir de sus casas. Las discotecas y pubs fueron cerrados ya que las mismas autoridades pudieron prudencia ante la gran pérdida de los jóvenes, que hasta ahora, no han podido encontrar»
A él se le escapa una risa y niega.
La única forma que los encontrarían serían muertos.
Buscando en su armario, siente como el móvil de repuesto que tiene resuena en la habitación, así que dejando de lado su quehacer, va en busca de éste.
—¿Qué?
— Ella quiere verlo ahora. Necesita que la pases a buscar.
—¿Y tú por qué no puedes?— Pregunta un poco cansado— No he dormido bien.
—¿Y crees que yo sí? Idiota— Rodando sus ojos ante el evidente tono de burla, se acomoda mejor mira sus uñas con desinterés—. Ve y búscala. Hazlo antes de que las cosas se vuelvan un poco más jodidas.
—¿Por qué jodidas?— Indaga curioso.
— La policía está avanzando en la búsqueda. Pronto llegarán hasta donde estamos.
—¿Y eso? Ya sabes que haremos cuando eso pase, debo colgar.
— No te olvides de pasar por ella.
— No.
Y luego de unos segundos corta la llamada posando su vista en aquel cuadro que tiene. Una pequeña sonrisa de tristeza se forma en sus labios, allí todos estaban más que felices y sin ninguna tragedia de por medio.
«... Esto será sin duda un acontecimiento que se contará por lo largo de los años, porque Busan quedará marcada para siempre».
Sí, claro que quedara marcada. Él mismo se encargará de eso.
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