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Capítulo 4: el pueblo parte 2

La tormenta
Capítulo 4: el pueblo parte 2

Habían pasado unos días y el cuerpo de Ramiro aún no se recuperaba completamente, pese a esto el chico se había asentado en un pequeño refugio que hizo en un árbol hueco.

—Para usted, señor — Ruri apareció y dejó una canasta con frutas.

—No las quiero, lárgate — Ramiro suspiró.

—Pero…

—QUE TE VAYAS!

La chica salió corriendo.

—¿Cuántos años se supone que tiene? Se comporta como nena de salita — Ramiro se levantó y suspiró —Si me pongo a hacer algo de ejercicio capaz mi cuerpo se recupere más rápido.

Mientras tanto, en un lugar misterioso, tres figuras estaban hablando.

—Así que ubicaron a Ramiro… ¿Terminamos el trabajo, jefe? — un chico encapuchado miró a uno que estaba más lejos.

—No — el jefe suspiró —El quiere reunirse con ella… cuando estén juntos atacaremos y haremos un 2x1.

—Pero jefe… — el mismo replicó.

—El jefe tomó su decisión, deja de hablar — uno más grande lo agarró del hombro —Además… le ganó al jefe…

—Eso solo habrá sido suerte, grandote — una chica se le subió al tipo.

—Ya veremos. Volveré con su cadáver.

—¡Oye espera! — el grande intentó detenerlo.

—Déjalo ir, no volverá — el jefe miraba a la nada, en sus manos tenía una extraña katana —No está bien que tenga esto…


En la noche de ese día Ramiro estaba durmiendo cuando Ruri apareció notando que no había comido nada.

—Le voy a dejar otra por si tiene hambre… — la chica dejó otra canasta y se llevó la anterior.

Ramiro abrió levemente un ojo, estaba despierto, pero cuando vió que la chica se iba se durmió de verdad.

En la mañana Ruri estaba ahí de nuevo, dejando otra canasta.

—Espera — Ramiro paró a la chica —¿Por qué haces esto?

—Us-usted salvó a nuestro pueblo, es mi forma de agradecerle.

—Si fuera eso no vendrías tu, la hija del líder de la aldea, dime cuales son tus intenciones.

—Ehh yo ehhh… ¡Debo irme! — la chica salió corriendo.

—¿Otra vez…? — Ramiro suspiró —¿Que le pasa a esa chica?

En ese momento el estómago de Ramiro gruñó y vió la canasta.

—…Bueno, no se molestará si como.

En la tarde Ruri volvió y sonrió al ver que la canasta estaba vacía.

—Te gustó la comida — ella rió dejando otra canasta.

—¿Ya estás libre como para decirme porque haces esto? — Ramiro estaba cruzado de brazos.

—Bueno yo… — Ruri miró al suelo —Cuando mi padre lo trajo a casa yo… — la chica se sonrojó.

—¿…Tú qué?

—Emh bueno yo… ya sabe…

—Dime cuántos años tienes, por favor.

—Yo eh… pues 18.

—Justito… — suspiró Ramiro —Niña, no es seguro estar conmigo además ya tengo a alguien.

—Eh…!? Bueno… discúlpame — la chica se fue.

—¿Que tengo que las chicas se enamoran de mi? Encima todas menos la que me interesa.

En esa noche el encapuchado llegó al pueblo.

—Veamos veamos… De tin marín — empezó a señalar casa por casa —de do pingüé, cúcara, mácara, vos… — el tipo se detuvo en una casa, la del alcalde.

El llegó y derribó la puerta de una patada.

—¿Quién me dirá el lugar donde está Ramiro León Dagna? — el tipo rió.

—¡Ruri! — el alcalde empujó a su hija detrás de él.

—Oh, solo son un padre y su hija… que adorables — el hombre se acercó —Lo preguntaré solo una vez… ¿Dónde está Ramiro León Dagna? — se destapó mostrando una cara de locura.

—¡NO TE DIREMOS NADA, FEO! — Ruri gritó.

—¿Me dijiste… ¡CÓMO ME LLAMASTE!? — el hombre tomó a la niña del cuello.

—¡Ruri! — el padre tomó un cuchillo de la mes dónde estaban comiendo y se lo clavó al tipo en la espalda.

—Ohhh… — el hombre gimió —Sentí ese.

El hombre dejó a la niña y se dió vuelta como si nada, aterrando al alcalde.

El hombre lanzó una patada que mandó al alcalde fuera de la casa.

—¡ENTONCES DESTRUIRÉ TODO HASTA QUE VENGA!

Ramiro se despertó por escuchar varias explosiones pero realmente no le dió importancia.

—¿Estarán celebrando una fiesta? No sé nada de los brazucas de hace 10 años y menos de los de ahora. 

Cuando las explosiones habían seguido por más de 10 minutos Ramiro se preocupó y se acercó.

—EH!? Ese es… — Ramiro reconoció al tipo.

·Flashback·

Mark y otros 3 estaban frente a Ramiro.

—No intentes escapar — el líder de los 4 amenazó.

—Vengan por mi — Ramiro se rió.

—Ese tipo es de los que me hicieron mierda… ¿Cómo se llamaba? — Ramiro saltó detrás del tipo y le dió una patada que lo hizo volar unos metros —¿Que haces acá…? No me acuerdo tu nombre.

—Así que has llegado RAMIRO LEÓN DAGNA.

—¡Ah! Ya lo recordé, tu nombre era Marquitos.

—Ngh, Mark, ingrato — el tipo gruñó.

—¿Y tu poder era………?

—¿Mi poder? Ja, si no te acuerdas no te diré.

Mark apareció delante de Ramiro que recibió el golpe de lleno siendo enviado a un árbol.

Mark se acercó a gran velocidad pero Ramiro lanzó una patada.

—Ja, sentí ese — Mark esquivó la patada por literalmente medio milímetro encajando un golpe en el pecho de Ramiro.

—¡NGH! — Ramiro gruñó de dolor.

—Rindete y no te mataré — Mark tomó a Ramiro del cuello.

El chico intentó lanzar un cabezaso pero Mark usó su mano libre para detenerlo.

—Sentí ese.

En ese momento Ramiro recordó el poder de Mark… y se dió cuenta que no tenía ninguna posibilidad de ganar…
La habilidad de Mark era la de sentir cuando y como iban a atacarlo… una versión mejorada del instinto del peligro de los humanos.

—Si tuviera mis poderes ganaría… — Ramiro rió —Pero me vas a acabar ahora, como terrible rata topo.

—¿Rata topo dices? No me importa lo que pienses de mi — Mark separó a Ramiro del árbol y lo usó como bate de béisbol para mandarlo a volar junto con el árbol.

Ramiro cayó al suelo generando todo un camino de tierra en su caída.

—Ngh… volvimos al inicio — Ramiro suspiró —Estoy hecho percha y no me puedo ni mover.

—¡Voy a acabar contigo! — Mark empezó a reír.

Ramiro intentó levantarse pero no pudo.

—Maldición… — Ramiro cayó al suelo.

"Me lo prometiste" una voz apareció en la mente de Ramiro.

—Samy…— Ramiro apretó los dientes —MALDICIÓN! — empezó a golpear el suelo —MIERDA MIERDA MIERDA MIERDA! — los golpes al suelo solo provocaron que los nudillos de Ramiro empezaran a sangrar —No voy a… ¡NO VOY A DEJAR QUE UN RATA TOPO ME MATE, tengo una promesa que cumplir!

La expresión de Ramiro cambió y Mark frenó.

—Veo que la habilidad del jefe ha desaparecido completamente — Mark rió.

—No me reiría en tu lugar — Ramiro apareció detrás de Mark sin que este lo note —Porque acabas de perder —Ramiro lanzó un golpe pero Mark rió.

—Sentí ese… — el golpe de Ramiro entró igual —…Pe-PERO QUÉ!?

—Mark, mi poder abuela al tuyo — Ramiro sonrió —Por si no lo recuerdas mi poder es…

—Ver unos segundos en el futuro — Mark abrió sus ojos.

—Solo debo engañarte, lanzar un ataque pero en realidad lanzar uno a otra zona.

—Pero si me lo dices… ¡No funcionará!

—¿Seguro? — Ramiro lanzó un golpe al pecho de Mark aunque finalmente cayó en su cabeza, mandándolo a volar —Mi habilidad me dice dónde debo golpear para engañarte.

—MALDITO!!! — Mark lanzó una patada que Ramiro esquivó al agacharse.

Ramiro lanzó un barrido por lo que Mark saltó pero entonces recibió una patada en su estómago, seguido de un jab a la misma zona pero que era la tapadera para un cabezazo.

—Perdiste, meu amigo da guilda.

Mark cayó al suelo y se levantó temblando.

—¿¡Cómo es que te recuperaste tan rápido!?

—Solo hay una respuesta — Ramiro amagó con un patada pero en realidad preparó un golpe de dedo —Exigencias del guión — el dedo cayó sobre la frente de Mark que salió volando hacia el cielo. 

—Fiuuuu… ahora a buscar a Samy — Ramiro apretó su puño.

El chico volteó al pueblo y vió que este estaba casi totalmente destruido.

—…Creo que Samy podrá esperar.

Unos días pasaron y Ramiro ayudó a todos a reconstruir el pueblo.

—Muchas gracias, Ramiro — el alcalde suspiró cuando terminaron con la última casa.

—No es nada, fue mi culpa después de todo.

—Aún así podrías haberte ido…

—No soy ese tipo de persona…

—Bueno, por eso quiero darte un regalo.

—¿Mh?

—Tines mi consentimiento para mi hija.

Ramiro fue la viva imagen de:

—¡Gracias papá! — la niña salió de la casa con una pequeña mochila. 

—Ruri me contó que quiere ir contigo, te la encargo.

—Pero es peligroso…

—Da igual, llévatela… por favor — el alcalde rió.

—…No me hago cargo de lo que pase.

—Ni yo — rió el alcalde —Digo no te preocupes.

—…Ok — Ramiro se levantó de hombros —Vamos, niña.

—¡SI!

Ambos se fueron.

En ese momento alguien salió de la casa del alcalde…

—Ella ha sido entregada — el alcalde miró hacia atrás.

—Perfecto — Franco se paró junto al alcalde —Me quedaré un tiempo más.

—Claro, después de todo eres el verdadero alcalde, señor Rei.

—Ya te dije que no… aunque haya Sido elegido por votación.

—Bueno, no importa. ¿Pero que es lo que tienes contra ese chico?

—El me traicionó, cosas que no le incumben.
Quiero saber… que hará Ramiro cuando se entere que esa chica es en realidad… un demonio.

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