Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Regresa a tu habitación

Myoui Nayeon.

En el momento que desperté tuve la tonta ilusión de que lo primero que vería sería el bonito rostro de mi esposa, aun cuando yo era más que consciente de que tipo de personalidad ella poseía, creí ingenuamente que en esta ocasión, tras ser testigo de lo que había ocurrido, habría tomado la decisión de mantenerse a mi lado, aunque fuese solo para asegurarse de que estaba con vida, pero el golpe de realidad me dio de lleno en el momento en que amplié mis párpados observando el blanquecino techo del lugar tan conocido para mis memorias. Con cuidado estiré mis manos queriendo palpar la mano de mi esposa mientras que, de fondo era capaz de escuchar una voz masculina llamándome desde la lejanía, ¿Realmente no fuiste capaz de quedarte? Pensé deslizando mi mirada en dirección del sonido. Rápidamente pude notar la presencia de un agotado Chan apareciendo en mi campo de visión con aquel cabello marrón completamente alborotado junto con esas oscuras bolsas bajo sus ojos que indicaba lo poco que había descansado, ¿Cuánto llevas sin dormir?, me cuestioné siendo más que consciente que ese tipo de cansancio no sería capaz de reflejarse en tan solo un día, ¿Cuánto llevó inconsciente?, me pregunté a la vez que los recuerdos de lo que había sufrido comenzaba a bombardear el interior de mi cabeza, Seungwoo, fue todo lo que pude pensar al mismo tiempo en que giraba mi rostro queriendo buscarlo en el interior de la habitación. Rápidamente mi corazón se estrujó en el momento que vi como mi pequeño bebé estaba sentado con sus ojos fijos en mi expresión: a simple vista parecía estar genuinamente aliviado de ver que había despertado. Estas bien... pensé sintiendo unas terribles ganas de llorar.

—S~Seun... ¡Cough! ¡Cough!.

A pesar de que no había sido realmente mi intención no pude evitar el comenzar a toser al tratar de llamarlo provocando que otra persona apareciera al costado de la cama. El miedo por volver a vomitar sangre frente a mi hijo me hizo llevar impulsivamente mis palmas contra mi boca, la sensación de ardor, la misma que tuve el día que bebí ese maldito té lentamente estaba acariciando el interior de mi cuerpo; era tan incomoda la sensación que sentía que mi garganta se cerraba mientras que mis pulmones seguían contrayéndose ante la fuerza de mi tos. Aquel aterrador sentimiento de que me faltaba el aire comenzaba a ponerme de los nervios, con fuerza entreabrí mi boca queriendo llenar mis pulmones, pero el aire simplemente no quería ingresar en mi organismo. Mis ojos se cristalizaron, podía sentir la cabeza caliente ante la fuerza de mi tos mientras que unos dedos se envolvían alrededor de una de mis muñecas tratando de llamar mi atención. La desesperación que estaba pasando en aquellos instantes me impidió el prestarle atención al extraño que había osado en tocarme.

No era capaz de despejar mis pensamientos, el miedo aterrador de morir antes que Mina me abrumaba. La tos continuó en todo momento, no podía tranquilizarme, y estaba completamente segura que no hubiese sido capaz de calmarme si no fuese por el hecho de sentir aquel extraño calor envuelto en la zona donde los dedos ajenos estaban envueltos, ¿Huh?, pensé en el instante que me percaté de aquella nueva sensación comenzando a deslizarse a través de mi muñeca en dirección de mi hombro hasta llegar a mi pecho y cuello logrando por fin el relajar mi apretada garganta; no dudé en tomar una buena bocanada de aire que llenó por completo mis pulmones.

Ligeramente más calmada decidí girar mi rostro viendo con cierta confusión aquella mujer de cabello castaño y unas delicadas facciones que harían sacudir las emociones de cualquiera que le viera. Durante los primeros segundos se mantuvo completamente concentrada en trasladar su maná hacia mi cuerpo, así que por eso pude calmarme, pensé manteniendo mi atención fija en su rostro tratando de recordar de donde le había visto. No puede ser... pensé mientras que mis párpados bruscamente se ampliaban, ¿Es la Santa?, me cuestioné sin poder creer que realmente estuviese Park Jihyo, mejor conocida como la Santa traidora del Imperio Karst curándome. ¿Cómo es posible que estes acá?, pensé sin poder ocultar mi sorpresa, en estas fechas deberías estar muerta, y según los recuerdos que poseía de mi vida anterior, antes de que yo me hubiese casado con Mina, la Santa había sido sentenciada a la guillotina por la Iglesia y el mismo Rey Karst con la excusa de querer eliminar a todo aquel que tuviese intenciones de crear una rebelión, recuerdo perfectamente esa situación ya que el Marqués Im no constantemente se quejaba de que Mina había abandonado el Norte para instalarse indefinidamente en la Capital impidiendo de esa forma que yo pudiese comprometerme con ella. Ahora que lo pensaba, ¿Por qué Mina se fue en aquel momento? Me cuestioné manteniendo mi atención fija en como ella continuaba deslizando su maná en mi cuerpo, ¿Qué tipo de relación tenían o tienen para que ahora estes acá?, y no es que estuviese precisamente celosa, más que nada, sentía curiosidad por saber si Mina ya la conocía antes de su muerte o si esto se debía a un efecto causado por mi regresión.

Me mantuve en un completo silencio con mis ojos fijos en la Santa, no podía evitar el cuestionarme si aquella mujer, que en su momento había sido la dama más amada y adorada del Imperio volvería a terminar siendo acusada y maltratada por los mismos cleros que osaban en amarla incondicionalmente hasta darle una de las muertes más humillantes y horribles que pudiese realizar a un ser humano, ¿Hay alguna forma de que pueda evitar su muerte? Pensé viendo como ella eleva su mirada permitiendo que sus grandes, pero preciosos ojos castaños se enfocaran en mi expresión, si la salvo, ella sería capaz de salvar a Mina, no sentía culpa por pensar en la manera de poder usarla, simplemente no podía permitir que su poder divino, el más fuerte que ha tenido el Reino Karst fuese desperdiciado con su muerte, así que buscaría la manera de poder impedir que sea acusada de traición.

—¿Se siente mejor? —cuestionó Jihyo con una suavidad que erizó por completo mi piel.

No supe que decir, frente a mi continuaba estando la Santa, aquella mujer que fue tachada como perfección impidiendo de esa forma que pudiese encontrar el amor, terminando, siendo usada por el Rey y la Iglesia. A pesar de que jamás la conocí, era consciente de cuan triste había sido su historia: El Marqués Park la llevó a la capital cuando ella tenía tan solo quince años transformándola en la Santa más joven del Imperio, no existe registro que indique que ella hubiese tenido amigos o que siquiera se hubiese relacionado con otro ser humano que no fuese parte de la iglesia. Era conocimiento popular que su abrumador poder curativo la aisló de la sociedad, por eso mismo era conocida por rechazar todo tipo de propuestas, sin importar que tan alto fuese tu poder entre los nobles, si tu realmente no le interesabas o no eras de interés para la Iglesia, simplemente ignoraban tu petición, así que como... ¿Cómo demonios terminó curándome?, me cuestioné queriendo saber que sucedió para que ella terminase usando su poder en mi cuerpo.

—Sé que soy hermosa, pero no hay necesidad de que me mires por tanto tiempo...—coqueteó sin ningún tipo de pudor provocando que yo simplemente la viese con sorpresa—no es que me moleste... pero realmente no me gustaría perder mi cabeza a manos de tu psicópata esposa—confesó mientras que soltaba de mi muñeca para así poder colocarse de pie—trata de tomar bastante agua, y por hoy, trata de hablar lo menos posible, tu garganta esta irritada por lo que bebiste.

Me quedé en silencio notando como ella se arreglaba su cabello para luego darle toscas palmadas a la espalda el ansioso Chan quién impulsivamente enderezó sus hombros.

—La pequeña Tirana se encuentra en la Capital, debería llegar de inmediato así que ten paciencia—¿Pequeña Tirana? Pensé tras escucharla mientras que veía la forma en que ella rodeaba la cama hasta lograr llegar donde Seungwoo—quiero comprobar algo—comentó al mismo tiempo que tomaba su mano, no deberías hacer eso, pensé al mismo tiempo que veía como mi bebé contraía su extremidad negándose rotundamente a ser tocado—¿Es algún defecto de los Myoui? Siempre tan a la defensiva.

—Santa... un poco de respeto por nuestro Príncipe—pidió Chan mientras que se arreglaba su ropa tratando de estar lo más . Jihyo, tras escucharla simplemente rodó sus ojos sin darle mucha importancia al pedido ajeno—Duquesa—esta vez me llamó provocando que mi atención se enfocase en su rostro—¿Usted recuerda algo? —cuestionó consiguiendo que yo asintiera con mi cabeza—¿Todo? —siguió preguntando logrando que esta vez yo negara con mi cabeza—esta bien... no se preocupe, llamaré un doctor para que le hagan un chequeo.

—Mientras que yo me encuentre en el Ducado, ella no necesitará un doctor—Jihyo exclamó ligeramente ofendida por estar siendo remplazada, provocando que mi atención se enfocara su rostro notando como ella estaba de brazos cruzados viendo con irritación al incómodo Chan—no hay nadie más capacitado que yo, para cuidar de la joven Duquesa—agregó encogiéndose de hombros mientras que yo le veía en silencio. Sus ojos marrones, tan normales, pero a la vez atractivos se enfocaron en mi expresión—te encuentras bien, tu memoria perdida se debe al tiempo que llevas inconsciente, pero no hay nada de qué preocuparse porque regresará con el pasar de los días—confesó con tal confianza.

—¿C~Cuant... ¡Cugh! ¡Cugh!

—¿Qué parte de que no hables por hoy tu no entendiste? —preguntó al mismo tiempo que veía como Chan me llevaba un vaso de agua—ha...—suspiró rodeando la cama para agarrar de mi mano brindando un poco de su maná—no seas terca, y mantente tranquila—pidió mientras que alejaba su mano de mi cuerpo como si realmente temiese que mi esposa la llegase a matar—...—se quedó en silencio viendo como yo estaba bebiendo—llevas una semana inconsciente—confesó tras notar mi silencio, provocando que yo simplemente ampliara mis parpados—varias cabezas rodaron en el interior de esta habitación durante ese transcurso de tiempo.

—Santa...

—Solo estoy diciendo que nuestra pequeña Tirana tiene más corazón de lo que hubiésemos imaginado—aclaró encogiéndose de hombros—si tu me hubieses dicho que llegaría el día que vería a la psicópata de Mina haciendo todo lo posible por salvar a su joven esposa, yo no te hubiese creído.

—Es suficiente—aclaró Chan mientras que yo simplemente escuchaba en un completo silencio la conversación que ambos estaban manteniendo—la Duquesa y el joven Príncipe no necesitan oír este tipo de cosas—comentó al mismo tiempo en que yo sentía como Seungwoo presionaba su cabeza contra mi brazo, impulsivamente envolvió mis extremidades sobre su delgado cuerpo queriendo cerciorarme de que realmente estuviese bien—por favor... descanse.

—Ya descansó una semana—se quejó Jihyo mientras que caminaba hacia la silla que estaba a un costado de mi cama tomando asiento en este—si la veo cerrar nuevamente los ojos, estoy segura de que Mina me matará.

—La Duquesa no hará algo como eso—replicó Chan con plena confianza provocando que Jihyo tan solo elevara una de sus cejas como si le estuviese preguntando con esa simple acción si realmente estaba hablando en serio—bueno... estarás a salvo mientras no la molestes.

—Vaya... que alentadoras palabras—comentó Jihyo con cierto sarcasmo provocando que Chan se mordiera su labio inferior, visiblemente frustrado por la interacción entre los dos.

Ellos parecen conocerse muy bien, pensé al notar por primera vez una actitud relajada y jovial por parte de Chan, ¿Desde cuando se conocen?, me pregunté genuinamente interesada por saber que tipo de relación tenían esos dos. Probablemente hubiese estado completamente enfocada en la interacción de aquel par sino fuese porque Seungwoo sostuvo de mi camiseta llamando mi atención, confundida agaché la mirada notando sus ojos ansiosos viéndome fijamente, ¿Qué sucede?, pensé deslizando mis manos hacia su rostro acunando sus delgadas mejillas en un vano intento por ver alguna señal de incomodidad por su parte, pero él lentamente entreabrí sus labios dejándome ver algo que realmente no debía estar ahí, ¿Eh?, pensé con los párpados completamente ampliados, ¿Por qué tienes eso?, me cuestioné mientras que las lágrimas impulsivamente comenzaban a descender por mis mejillas, al notar esa pequeña, pero rosada lengua en el interior de su boca.

—¿Duquesa? —ambos detuvieron su conversación para centrarse en mi rostro notando como las lágrimas continuaban resbalando silenciosamente por mis mejillas.

—¿Qué sucede? ¿Le duele algo? —esta vez fue Chan quién preguntó mientras que yo envolvía mis brazos sobre los delgados hombros de Seungwoo negándome rotundamente a soltarlo—¿Duquesa?

—Déjala respirar... creo que solo esta aliviada—logré escuchar la suave voz de Jihyo a un costado de mi cama, pero realmente no le di mayor importancia, simplemente me mantuve con mis manos sobre el cuerpo de mi pequeño hijo tratando de asegurarme de que realmente lo que estaba sucediendo era real.

Seungwoo podría recuperar su habla, podría escucharlo llamándome mamá.

Después de ese histórico suceso, transcurrieron alrededor de cuatro días desde que desperté, más de noventa y seis horas, de las cuales seguía sin tener señales de mi esposa: sentía que ella había desaparecido de la fas de la tierra, no podía mantener la calma, así que Chan sugirió que ocupara el rol que a Mina le correspondía. Decidí aceptarlo, siendo consciente que si no me distraía no podría descansar en paz, así que en un completo silencio en estos momentos me encontraba en el interior del despacho de mi esposa revisando los papeles que ella había dejado amontonado sin darle mayor prioridad, a pesar de que no poseía mayor conocimiento sobre las finanzas del Ducado, seguía siendo una de las mejores estudiantes de la Academia Cristal, así que estaba más que capacitada para mantener el Ducado equilibrado.

Releí cada uno de los papeles y respondí de la manera más correcta que mi mente fue capaz de formular, para luego colocar el sello por parte del Ducado lo que le daba credibilidad a cualquier cosa que estuviese escrita en el papel; sin importar si la escritura no era parecida al de mi esposa. Realmente no sé cuanto tiempo llevaba sumergida en las cartas, pero ante la tensión en mis hombros supe que debía llevar un buen rato. Con calma solté la pluma mientras que recostaba mi espalda contra el respaldo de mi silla, solté un suave suspiro mientras que alzaba mi mentón enfocando mis ojos en la puerta deseando poder ver a mi esposa ingresar, no seas ingenua, me ordené llevando mis dedos contra mis ojos presionando mis yemas sobre mis párpados, la dejaré en abstinencia por descuidarme, pensé aun cuando sabía que sería más un castigo para mi que para ella. Volví a suspirar mientras que deslizaba mis dedos hacia mi mentón, ¿Quién trató de asesinarme?, cambié de preocupaciones queriendo recordar si en algún momento de mi vida pasada logré tener alguien que me odiase lo suficiente como para querer acabar con mi existencia, pero además de mi padre, realmente no se me venía nadie más a la cabeza, ¿Acaso sucedió por culpa de mi regresión?, me pregunté sintiendo mis palmas sudar, ¿Qué cambios más tendré?, estaba preocupada.

Las cosas no estaban yendo como yo recordaba.

Mi cuerpo se tensó en el momento que la puerta bruscamente había sido abierta. Sorprendida deslicé mi mirada hacia esa dirección notando como Chan simplemente se aferraba al marco de la puerta con sus ojos ansiosos fijos en mi expresión.

—La Duquesa regresó—confesó con un hilo de voz provocando que yo me colocara impulsivamente de pie—ella esta bien—aclaró mientras que yo comenzaba a caminar hacia su dirección—dijo que tenía cosas que resolver, pero que la vería después—comentó al mismo tiempo que yo continuaba caminando—Duquesa... solo le avisé para que no se preocupara—admitió queriendo que yo regresara a mi asiento, pero no había manera de que yo hiciese algo como eso.

—¿Qué no me preocupará?, no estoy preocupada, estoy enojada, así que será mejor que te muevas porque no estoy de humor—admití mientras que me abría paso a través del pasillo sintiendo como él me seguía el paso, visiblemente preocupado de que las cosas salieran mal—¿Te dijo el por qué tardó tanto? —cuestioné deseando que mediera una respuesta satisfactoria.

—No dijo mucho—confesó Chan mientras que yo le daba un mirada notando lo incomodo que se veía.

—¿Qué me estas ocultando? —pregunté consiguiendo que él tensara sus hombros para luego simplemente sacudir su cabeza en negación—Chan... ¿Qué pasa?

—Se veía extraña—confesó tratando de no dar mayores detalles, pero visiblemente preocupado por la situación—no sé como explicarlo... y me disculpo por estar dando mi opinión, pero ella... ella no parecía ser la Duquesa que yo conozco—confesó encontrándose por fin con mi mirada, logrando de esa forma que yo comprendiera lo serio que estaba siendo esta conversación.

—Así que algo pasó en la Capital—respondí observando como el asentía.

—¡¿Quieres luchar contra mi?! ¡Estoy segura de que te ganaría! —mi atención se enfocó hacia el frente notando una chica de cabello negro moviendo sus manos en el aire mientras que Sehun y Jackson trataban de ignorarla—¡No me ignoren! ¡Soy Hirai Momo! ¡La capitana de los colmillos sangrientos! —parecía bastante energética, pero yo simplemente no podía dejar de pensar en el hecho de que se trataba de Hirai Momo.

Hirai Momo no debería estar en el Ducado de Norte, pensé mientras que me detenía viendo aquella melena negra moviéndose ante su hiperactivo cuerpo, tu moriste en la Capital junto con la Santa, pensé recordando perfectamente como su nombre también había estado escrito en la carta que terminó llegando a la casa del Marqués Im; ella también había sido catalogada como traidora del Imperio. Me mantuve en un completo silencio observando como ella giraba bruscamente de su rostro al ver como los guardias tras notar mi presencia simplemente hacían una suave reverencia, ¿Qué hizo para ser tratada de esa forma?, pensé observando como comenzaba a caminar hacia mi dirección, ¿Y por qué sigue estando con vida?, no podía entenderlo, y el hecho de no saber que más cambió por culpa de mi regreso comenzaba a ponerme ansiosa, ¿Qué sucede si...? ¿Qué pasa si la muerte de Mina no es como la que yo recuerdo?, mi piel no tardó en erizarse ante la posibilidad de que yo no fuese capaz de cambiar el final de nuestra trágica historia, no lo permitiré, no importa qué, no dejaré que ella muera.

—Usted es la famosa Duquesa, ¿Verdad? —cuestionó Momo tras detenerse frente a mi—es más guapa de lo que hubiese imaginado.

—¡Momo! —por primera vez escuché la forma en que Chan había alzado la voz, sorprendida giré mi rostro notado la frustración reflejada en sus facciones—un simple caballero no tiene permitido tratar de esta forma a la gran Duquesa.

—Vaya... ¿Eso será lo primero que me dirás? Llevas siete años sin ver mi rostro, por lo menos di que me extrañaste o alguna cursilería barata de ese estilo—comentó mientras que se cruzaba de brazos—igual nunca espero nada de ti—al parecer se conocían bastante bien, quizás más de lo que se conocían con la Santa, ¿Qué tanto estas ocultando? Pensé manteniendo mi atención en el incomodo Chan—en fin... pido disculpas si es que le falté el respeto, su majestad—su atención nuevamente regresó a mi cuerpo.

—No tienes que usar tantos honoríficos—aclaré tratando de restarle importancia al asunto—¿Has visto a mi esposa? —cambié el tema siendo consciente que aun no estaba preparada para indagar en su existencia.

—No creo que sea un buen momento para ir a verla... ¿No le gustaría saber más de mí? —cuestionó fingiendo interés mientras que Chan simplemente se inclinaba agarrando de su brazo en un vano intento para calmar su comportamiento burlón—oye...—comentó posando sus ojos en lo que él estaba sosteniendo, pero luego alzar esa morada mirada suya hacia el rostro ajeno—sabes perfectamente que odio que los hombres me toquen.

—Debes parar—ordenó el contrario.

—No eres mi hermano mayor, ni mi jefe, así que no me estes dando órdenes—se quejó moviendo bruscamente de su brazo logrando soltarse de su palma. Sus ojos filosos se posaron en mi inexpresivo rostro, al parecer, comprendió que no era lugar ni maneras de comportarse ya que rápidamente me brindó una cálida sonrisa; ella era completamente diferente a la personalidad de Mina y Chan—¿Qué me dice, Duquesa? ¿No tiene interés por saber como era su esposa de pequeña? —cuestionó tratando de tentarme, pero yo simplemente la observé.

—¿Me harás repetir mi pregunta? —pregunté inclinando suavemente de mi cabeza logrando ver como ella alzaba una de sus cejas, para luego elevar sus comisuras en una sonrisa complaciente.

—Ahora entiendo todo—comentó causando que yo la observara con confusión—fue al calabozo, probablemente a torturar a algún pobre bastardo.

—¡Hirai!.

—Es la Gran Duquesa, tiene la mayor autoridad en el interior del Ducado... nadie, ni siquiera tú, esta capacitado para negarle algo—comentó encogiéndose de hombros mientras que sus ojos seguían estando enfocados en mi expresión—¿Verdad? —cuestionó provocando que yo simplemente la ignorara comenzando a caminar hacia la zona de los calabazo.

Seguí caminando, sintiendo como los guardias me seguían el paso.

—¡Duquesa! —la voz de Momo resonó en el interior del pasillo provocando que yo girara mi rostro notando la forma en que se había acercado—sea lo que sea que Mina le diga, no se lo tome tan en serio... ha sido difícil.

—¿De qué estás hablando? —pregunté sin poder entender sus palabras.

—Solo digo que sea paciente, es la primera vez que veo a Mina tan enamorada.

—Mina no esta enamorada de mi—repliqué mientras que retomaba mi caminar—ella no es capaz de amar a nadie, pero no me importa, de alguna manera lograré entrar en su corazón—admití sin darle oportunidad de decir algo más.

Si lo hice una vez, podré hacerlo de nuevo, pensé viendo como los guardias frente a las puertas que daban hacia el calabazo se tensaban al notar mi presencia.

—No puede pasar—aclaró uno de los chicos, pero yo simplemente alcé una de mis cejas consiguiendo que su compañero bruscamente lo empujara, permitiendo que yo me abriese paso en el interior del frío lugar.

—Esperen aquí—ordené.

Ninguno de los caballeros que en esos momentos me estaba escoltando hizo el intento de tratar de persuadirme, así que con calma descendí por las escaleras escuchando desde la lejanía una respiración entrecortada, junto con unos ahogados quejidos. El lugar era frío, y húmedo, se notaba que ni siquiera habían tratado de colocar magia, como si quisiesen que el frío del Norte también fuese parte de las torturas que debían vivirse en el interior de estas cuatro paredes. Continué caminando, yendo directamente hacía la zona del sonido notando como la tenue luz no lograba iluminar el pasillo, ¿Por qué vino acá? ¿Por qué no me buscó?, pensé haciendo mi mejor esfuerzo por no tratar de descargar mi ira contra su persona, debe existir una explicación, ella no sería capaz de ignorarme, traté de animarme mientras que el sonido de mis zapatos resonaban en el silencioso pasillo. Si debo ser sincera, no sé realmente por cuanto tiempo estuve caminando, la zona de calabozos era extensa, y el olor a sangre y sudor se mezclaba en el ambiente lo que me causaba nauseas, aunque claro, mi preocupación por saber como se encontraba mi esposa era mucho más grande que el deseo de vomitar.

—¡U~Ugh! p~piedad... p~por favor.

Una voz suave y temblorosas llenó mis oídos, así que rápidamente me acerqué hacia una de las habitaciones notando con sorpresa como una figura alta con una ancha espalda estaba de pie mirando en un completo silencio a aquel cuerpo encogido que estaba al borde de sus pies: era evidente que la persona en el suelo no era capaz de defenderse. Impulsivamente tragué saliva sintiendo mi corazón estrujado, Mina estaba de pie con la sangre goteando de sus manos, sin estar realmente preocupada por prestarle atención a mi presencia.

—¿Mina? —cuestioné casi sin voz mientras que veía como ella lentamente giraba su rostro viéndome por sobre su hombro mi aturdida expresión—¿Qué estás haciendo?

No sé realmente el por qué pregunté algo que claramente ya estaba viendo, pero no supe que más decir al notar la mitad de sus facciones salpicadas en sangre con esos fríos ojos que parecían que en cualquier momento destruiría el imperio, yo conozco esa mirada, pensé sintiendo mis dedos temblorosos, son los mismos que me brindó el día que la perdí, y sentía que cada fibra de mi cuerpo se contraía ante el miedo de que las cosas siguieran el ritmo que yo ya conocía.

—Vete—ordenó regresando su atención al cuerpo que tenía frente suyo—tu no te atrevas a desmayarte... aun no estoy satisfecha—aclaró al mismo tiempo que se inclinaba agarrando de su camiseta para elevarlo.

Con fuerza pude escuchar su puño hundiéndose sobre el rostro ya desfigurado de su contrincante.

—¿Realmente solo me dirás eso? —pregunté dando un paso hacia su dirección viendo como soltaba el cuerpo casi inerte del desconocido, para luego llevarse una de sus manos contra su bolsillo sacando una pequeña botella—Minari.

Le llamé observando como vertía el material sobre el cuerpo ajeno logrando recuperarlo.

—En estos momentos estoy ocupada.

—Tu...—murmuré presionando mis palmas sobre los barrotes sintiendo la ansiedad carcomiendo mi cabeza—¿Ni siquiera piensas mirarme? —pregunté sintiendo que en cualquier momento rompería a llorar—¿Ni siquiera me dirás que me echaste de menos? —indagué viendo como ella pateaba el rostro ajeno—¡Mina!

—Lo siento—se disculpó mientras que se giraba caminando hacia mi dirección. Yo la observé con el corazón casi desbocado viendo como ella salía del lugar cerrando bien la puerta para luego comenzar a caminar a través del pasillo.

No parecía estar interesada por esperarme.

—Mina.

—Lo siento, volví a llegar tarde—respondió sin siquiera tomarse la molestia de mirarme—volví a fallarte, lo siento.

A pesar de que se estaba disculpando, a pesar de que yo sabía que era una disculpa sincera, ¿Por qué sentía tanta rabia?

—Estoy decepcionada—confesé logrando que ella se detuviera de golpe, cállate, Nayeon cállate, supliqué mientras que apretaba mis puños sintiéndome frágil ante su indiferencia—¿Por qué tardaste tanto? —cuestioné llevándome mis manos contra mi rostro, limpiando con el dorso de estas las lágrimas que habían impulsivamente resbalado—¿P~Por qué ni siquiera puedes abrazarme? —pregunté con un hilo de voz notando su inexpresivo rostro.

—Estoy sucia—respondió provocando que yo apretara mis dientes.

—¡No me importa! ¡Abrázame! —supliqué caminando hacia su dirección notando su cuerpo empapado por la sangre—¡Mina, por favor! —lo pedía a gritos, tócame, ámame, no me dejes, no me sueltes, pero ella simplemente no parecía estar interesada.

La vi dar un paso hacia mi dirección, la expresión en su rostro era idéntica al día en que yo había vomitado sangre así que creí que por fin podría llegar a sentir su calor, pero algo pasó por su cabeza, no sé realmente el qué, pero sus ojos... aquellos angustiantes ojos simplemente perdieron su brillo regresando a la indiferencia tan propia de su personalidad. En un completo silencio retrocedió, como si estuviese marcando una línea imaginaria entre su cuerpo y el mío, pero por qué... ¿por qué estas haciendo esto?, pensé queriendo golpearla por su actitud.

—Regresa a tu habitación.

Fue todo lo que me dijo mientras que comenzaba a caminar hacia la salida. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro