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Preparación

No tengo que colocar una advertencia por contenido explicito, ¿Verdad?

Narrador omnisciente.

Mina se quedó en un completo silencio observando de forma atenta como la piel de su esposa brillaba bajo la tenue luz de la luna que ingresaba por los empapados ventanales, sus hombros rápidamente se tensaron al notar como su acompañante enderezaba su espalda permitiendo que su largo cabello castaño cayera sobre sus hombros cubriendo suavemente los pequeños botones rosados que sobresalían de su piel lechosa, esto me está matando, pensó la contraría a la vez que llevaba impulsivamente una de sus manos directo a su rostro queriendo cubrir su evidente sonrojo. Mina realmente estuvo tentada en simplemente huir ante la sofocante situación en la que involuntariamente había sido involucrada, pero era consciente que el hacer eso conllevaría el lastimar los sentimientos recién expuestos por parte de su esposa, así que tomó la decisión de terminar lo que claramente ya habían empezado. De forma brusca se inclinó logrando sorprender a su acompañante mientras que sus toscas manos agarraban posesivamente la cintura ajena. Nayeon dio un brinco ante el susto, pero trató de mantener la calma al notar los ojos ansiosos por parte de la más alta, todo va a estar bien, trató de transmitirle calma con una simple sonrisa. Mina al notar aquello simplemente tragó saliva a la vez que, sin siquiera tomarse la molestia de preguntar tomaba la decisión de girarse tumbando a la pobre castaña contra el colchón mientras que ella quedaba atrapada dentro de sus piernas.

Nayeon al caer presionó ambas manos a cada costado de su cuerpo dejando sus palmas apuntando en dirección del techo mientras que su largo cabello ligeramente ondulado se desparramaba sobre la cama; ella estaba prácticamente desnuda con la tela de su vestido apenas cubriendo por debajo de su ombligo. Mina nuevamente tragó saliva observando atentamente cada sección de su cuerpo tratando de jamás olvidar lo que se le estaba ofreciendo mientras que Nayeon podía sentir el calor envuelto en sus facciones; el notar como su acompañante le estaba observando realmente la avergonzó así que con cierto pudor tomó la decisión de llevar ambos brazos contra sus senos expuestos tratando de esa forma evitar que su silenciosa amante continuase mirando. Mina al comprender que había sido atrapada simplemente giró su rostro queriendo mirar hacia otra dirección para tratar de calmar su vergüenza, pero Nayeon no le estaba dando tiempo de tranquilidad. Con rapidez la chica se las arregló para presionar su talón directamente contra el trasero ajeno causando que está nuevamente regresara su atención a lo que tenía debajo de su cuerpo.

—Acércate—pidió Nayeon con cierta suavidad logrando que la piel de su amante se erizara por completo.

Mina relamió sus labios a la vez que presionaba sus muslos contra la parte interna de las piernas de su acompañante consiguiendo de esa forma que Nayeon alzara sus cejas, ¿Acaso hice algo mal? se cuestionó con evidente ansiedad sin ser consciente que su entrepierna se estaba presionando directamente con la ajena; ella estaba preocupada de haber sido muy brusca. Claramente la castaña se percató de su evidente inseguridad, así que rápidamente estiró una de sus manos sin importarle que los ojos de su amante volviesen a recaer sobre su seno. Ella podría tolerar su mirada si eso conllevaba a tener por fin su tan aclamada primera vez. Con calma sostuvo la muñeca de la pelinegra y cuando se aseguró de tenerla, firmemente tiró de su cuerpo hasta conseguir que su abdomen tocara con el ajeno. Mina la observó con sorpresa mientras que presionaba sus palmas sobre el colchón, francamente era abrumador el notar la confianza con la que la castaña estaba actuando mientras que ella simplemente se sentía muy torpe como para poder actuar por cuenta propia.

—Deja de pensar—pidió Nayeon mientras que estiraba sus manos envolviendo ambas palmas alrededor de su nuca. Mina le sostuvo la mirada sintiéndose avergonzada de ser nuevamente atrapada—no vas a lastimarme... así que solo haz lo que quieras hacer—murmuró inclinándose suavemente para que su boca tocara tenuemente los labios de su acompañante—siempre diré que sí, así que no te preocupes demasiado.

Los ojos ansiosos de la pelinegra se sacudieron de un lugar hacia el otro, ¿Qué tanto estás pensando? Se cuestionó la castaña mientras que veía como su acompañante simplemente se incorporaba provocando que ella tuviese que presionar sus palmas contra sus senos sintiéndose ligeramente abatida por la posibilidad de que Mina estuviese dispuesta en dejarla en ese estado, pero para su grata sorpresa su esposa al enderezarse no dudó en llevarse ambas manos contra el borde de su camiseta tirando de esta para sacarla de su cuerpo como si de alguna forma le estuviera estorbando. Nayeon amplió los ojos ante la sorpresa que le había causado notar esa repentina acción; sus ojos curiosos observaron atentamente como sus músculos se contrarían por cada movimiento que estaba ejerciendo, demostrando de esa simple manera que todo eso le pertenecía. Sus piernas se sacudieron con nerviosismo al ver la forma despreocupada en que Mina se llevaba una de sus manos hacia sus facciones tratando de alejar el cabello de su atractivo rostro mientras que sus ojos rojizos brillaban bajo la tenue luz de la luna; ella parecía querer devorarla, ¿Realmente estaré bien? y ahora recién se cuestionaba si es que Mina sería igual de dulce que en su vida anterior o le mostraría una faceta distinta. Sin mucho interés la pelinegra lanzó su prenda detrás de ella para luego simplemente inclinarse presionando toscamente sus labios sobre los de su aturdida amante.

Realmente Nayeon no esperaba esa actitud en la contraria, pero alegremente entreabrió sus labios queriendo que Mina la dominara por completo. Lamentablemente, los problemas no tardaron en hacerse de notar para la joven castaña; Mina no estaba haciendo nada más que mover sus labios siendo incapaz de meter su lengua en su interior, ella no pudo con la ansiedad que le causaba quedarse con las ganas, así que tomó la decisión de deslizar su lengua como si se tratase de una maliciosa serpiente logrando tocar fácilmente la de su amante. Impulsivamente la pelinegra rompió el beso, sentir aquella repentina húmeda y cálida extremidad tocando directamente la suya la sorprendió, pero temía que Nayeon se llegase a preocupar por su evidente rechazo así que velozmente deslizó una de sus manos del colchón agarrando posesivamente de su mentón tirando de este hacia bajo para que ella abriera la boca. La castaña amplió sus párpados mientras que sentía como Mina hundía su lengua en su interior besándola con cierta brusquedad que erizó cada poro de su cuerpo.

La Gran Duquesa jadeó tratando de recuperar el aliento mientras que se inclinaba manteniendo aún su boca unida con la de su amante; ese pequeño vaivén que creaba impulsivamente con sus caderas tratando inconscientemente de tocar su entrepierna con la ajena estaba causando que un fuego interno recorriera por todo su cuerpo. Mina tenía la sensación de estar envueltas en las llamas, y el hecho de sentir como su pequeña amante sin siquiera cuestionar tomaba la decisión de elevar una de sus piernas restregando parte de su muslo y rodillas al costado de su cuerpo como si estuviese buscando con cierta desesperación algo de calor realmente no la estaba ayudando a mantener la calma. Con el corazón desbocado la pelinegra soltó los suaves labios de la castaña viendo tan solo por unos segundos lo sonrojada que ella estaba, adorable... pensó a la vez que impulsivamente una sonrisa adornaba sus labios. Nayeon al observar esa repentina reacción estuvo tentada en volver a inclinarse para arrebatarle nuevamente el aliento, pero Mina tan solo huyó de su boca presionando sus labios toscamente sobre el contorno de su rostro queriendo silenciosamente probar cada parte de su piel.

Por un segundo la castaña realmente creyó que Mina se centraría netamente en sus facciones, y eso la preocupó, así que estuvo tentada en pedir abiertamente que fuera más allá, pero antes de siquiera tener la oportunidad de soltar una palabra Mina ya la estaba sorprendiendo, presionando sus labios esta vez directamente contra su cuello. Con el pecho agitado trató de tomar grandes bocanadas de aire mientras que el deseo abrumador de querer marcar el cuello de la menor inundaba su cabeza, pero la pelinegra realmente no sabía cómo hacer eso así que tan solo entreabrió sus labios deslizando su caliente lengua por sobre la tibia piel ajena escuchando cómo rápidamente Nayeon trataba de contener su aliento, para luego simplemente estirar sus manos posando sus palmas bruscamente contra sus hombros como si le estuviese pidiendo con esa simple acción que no se atreviera a alejarse. Mina no dudó en encajar suavemente sus dientes sobre el hombro de su acompañante escuchando atentamente como ella jadeaba por la acción. Francamente era sorprendente el escuchar los sonidos que se desprendían de su boca así que entusiasmada la pelinegra continuó besando, lamiendo y mordisqueando cada parte de su cuerpo mientras que sus manos ansiosas en vez de estar en el colchón no dudaron en deslizarse tentativamente sobre los senos de Nayeon sintiendo a través de las yemas de sus falanges lo emocionado que estaba su corazón, ¿Yo estoy provocando todo eso? Se cuestionó con cierta ingenuidad.

Nayeon ya no era capaz de soportar esa repentina ola de estímulos que estaba recibiendo sin parar, así que simplemente se llevó uno de sus antebrazos contra su rostro queriendo ocultar sus mejillas sonrojadas mientras que Mina tan solo dejaba de besarla para poder nuevamente enderezarse. En un completo silencio la pelinegra observó como su amante parecía querer esconderse permitiendo que tan solos sus labios enrojecidos llamaran su atención mientras que las marcas que ella misma había dejado recorrían su tronco superior, estuvo tentada en disculparse, pero rápidamente la preocupación invadió su mente al notar como el vaho se desprendía de su boca ante cada exhalación; era evidente que el frío se estaba deslizándose a través de la habitación así que le preocupó que la temperatura le pudiese afectar. Nayeon rápidamente envolvió sus piernas alrededor de las caderas de su amante al notar como esta quería colocarse de pie, enfadada alejó su brazo de su rostro para poder notar como Mina tomaba grandes bocanadas de aire expandiendo y contrayendo su esternón, permitiendo de esa forma que ella fuese capaz de ver como la piel lechosa de sus hombros dejaban en evidencia sus dedos marcados.

—¿A dónde crees que vas?—preguntó notando como su avergonzada esposa se rascaba el mentón. Estuvo tentada en quejarse ante esa evidente interrupción, pero al ver como el vaho se desprendía de su boca supo el por qué quería alejarse—si es por el frío...—murmuró a la vez que presionaba uno de sus codos contra el colchón logrando estirar su mano para agarrar el borde de su pantalón—entonces caliéntame—ordenó consiguiendo de esa forma que la contraria elevara una de sus cejas para luego simplemente llevarse su mano contra su boca tratando de ocultar su vergüenza—por favor... se una buena esposa y asegúrate de mantenerme cálida—pidió a la vez que se recostaba dejando sus piernas aun puestas sobre las caderas de su amante.

Mina tan solo la miró.

—Sí...—respondió con un hilo de voz mientras que se volvía a inclinar presionando sus labios sobre la piel de su amante sintiendo como Nayeon envolvía sus dedos contra su cabello para luego simplemente deslizarlos hacia su espalda.

Mina besó y tocó el cuerpo de su esposa hasta que sintió la boca adolorida. Francamente la posición en la que estaban; ella sobre Nayeon, comenzaba a fatigar sus brazos así que decidió sentarse presionando sus talones contra su propio trasero mientras que agarraba la cintura ajena y con fuerza la elevaba presionando toscamente su palma contra su espalda mientras que sus pieles seguían tocándose entre sí. La castaña jadeo ante la sorpresa que le causó sentir como su trasero tocaba directamente contra su dura entrepierna indicando con esa simple acción que su esposa ya no sería capaz de aguantar por más tiempo. Ella sabía que Mina no trataría de ir más lejos, era alta la probabilidad de que se estuviese sintiendo a gusto con lo que llevaban, pero no estaba satisfecha con tan solo un par de besos y caricias, así que tomó la decisión de inclinarse presionando su boca con la ajena llevando el ritmo del beso a la vez que comenzaba a mover suavemente sus caderas restregando de esa forma su trasero con la entrepierna ajena. Mina amplió los parpados ante la sorpresa causada por esa repentina fricción que sentía en su duro miembro, impulsivamente entreabrió sus labios dispuesta en pedirle que se detuviera, pero tan solo salió un rasposo jadeo chocando sobre los labios de su amante.

Nayeon no le dio oportunidad de poder defenderse. En el momento que Mina soltó otro pesado jadeo ella hundió su lengua en el interior de su boca silenciando de esa manera sus eróticos quejidos. A pesar de que el ataque le sorprendió, la pelinegra de todas formas presionó una de sus manos contra el colchón tratando de soportar el peso de ambos cuerpos mientras que su otra extremidad envolvía posesivamente la pequeña cintura de su juguetona compañera. Nayeon soltó su boca solo para hundir sus dientes sobre su hombro derecho; a diferencia de su esposa ella no quería ser escuchada así que instintivamente presionó sus labios contra el hombro ajeno hundiendo sus dientes sobre su musculo mientras que sus curiosas manos se deslizaban en dirección del botón de su pantalón.

Impulsivamente la pelinegra agarró su muñeca deteniendo toda acción que más tarde pudiese lamentar.

—No—ordenó la Duquesa mientras que Nayeon dejaba de mover sus caderas para poder alzar su mirada encontrándose con esos lujurioso ojos rojizos—...—se quedó abruptamente en silencio al notar como ella se inclinaba deslizando su lengua por su labio inferior. Sentir la humedad que quedó sobre su boca erizó por completo su piel, pero aun así no fue capaz de moverse—e~esposa...—le llamó con un hilo de voz sintiendo como su entrepierna chocaba violentamente con el trasero de la castaña—y~yo... no soy igual que tu—trató de explicar la situación sintiéndose agobiada por la forma en que la contraría la seguía observando—r~realmente soy un monstru...

—Mina—su serio llamado la preocupó, así que rápidamente la mencionada se quedó en silencio con su vista completamente enfocada en cómo Nayeon se bajaba de su muslo para levantarse de la cama—observa atentamente—pidió quedándose de pie con sus senos expuestos y el pijama a medio llegar bajo su ombligo—no quites tus ojos de mi cuerpo—continuó hablando con calma a la vez que tiraba de la tela de su vestido permitiendo de esa forma que este se deslizara desde sus caderas hasta los tobillos.

El aliento de la pelinegra quedó atrapado en su garganta al notar la desnudez completa de su amante.

—¿Q~Qué estás...?—cuestionó siendo incapaz de terminar su frase mientras que veía atentamente la forma en que Nayeon se subía al colchón comenzando a gatear hasta lograr quedar a escasos centímetros de su rostro.

—Mina... yo realmente estoy enamorada de ti—confesó con suavidad a la vez que se sentaba presionando sus talones contra sus nalgas desnudas, permitiendo de esa forma que su acompañante fuese capaz de ver cada centímetro de su desnudez—te amo en todas tus presentaciones... hasta esas que me lastiman—siguió hablando mientras que estiraba una de sus manos para agarrar los dedos ajenos. Con cuidado tiró de ella hasta conseguir presionar su palma directamente contra su seno izquierdo—mi corazón te pertenece... tanto así que no latera por nadie más que no seas tu—Mina no sabía donde esconderse ante esa abrumadora confesión—te amo tanto que daría mi vida por ti... así que no vuelvas a llamarte monstruo.

La pelinegra se quedó en un completo silencio durante los primeros minutos con su mano aun puesta toscamente sobre el seno de su amante, por su cabeza las inseguridades no dejaban de golpearla, realmente quería disculparse con la castaña, pero al notar la forma en que ella le sonreía simplemente la hizo incapaz de poder alzar la voz, maldición, pensó a la vez que contraía su extremidad. Con el corazón prácticamente desbocado y el miedo latente por el posible rechazo acariciando maliciosamente tras su nuca, Mina tomó la decisión de levantarse del colchón quedando de pie frente a su esposa sintiendo como sus pensamientos continuaban gritando que no lo hiciera. Con el cuerpo tembloroso y el sudor acumulándose en su frente llevó sus manos en dirección del botón de su pantalón, se quedó en esa posición durante otros largos segundos cuestionándose si realmente esto era lo correcto. Tras llegar a una conclusión, soltó un pesado suspiro mientras que, bajo la curiosa mirada de la menor tomaba la decisión de bajarse de un solo tirón sus pantalones junto a su ropa interior permitiendo de esa forma que ella también fuese capaz de ver su completa desnudez. Nayeon amplió los párpados ante la sorpresa que le había causado el observarla sin ropa mientras que veía como Mina inútilmente trataba de cubrirse con sus manos, pero no había forma de poder ocultar la evidente emoción en su anatomía.

—No me pareció correcto que solo tu estuvieses sin ropa—confesó con cierta timidez provocando que Nayeon tan solo sonriera fascinada por la actitud que estaba tomando—mmh... ¿Puedes mirar hacia otra dirección?—pidió sintiendo aun sus mejillas calientes, pero su esposa no parecía estar dispuesta a quitarle los ojos de encima; ella ni siquiera estaba haciendo un esfuerzo por fingir el no estar mirando, de forma descarada mantenía toda su atención en lo que sus manos tan desesperadamente trataban de cubrir—Nayeon.

—¿Sí? —respondió la mencionada alzando la mirada para encontrarse con esa afilada mirada por parte de la pelinegra.

—¿Puedo volver a ponerme la ropa? —preguntó provocando que Nayeon simplemente agitara su cabeza en negación—... estoy avergonzada—confesó sintiendo sus orejas hirviendo—es mi primera vez.

—La mía también—respondió la castaña. Decidió mantener toda su atención en su esposa notando como ella tomaba una bocanada de aire haciendo un gran esfuerzo por poder tranquilizarse, pero fallando rápidamente en el proceso, va a huir si continúo jugando con ella, pensó llevando sus dedos contra sus labios queriendo ocultar su sonrisa divertido—ven...—pidió dándole ligeras palmadas a la cama—solo toma asiento, yo me encargo—aclaró observando como los ojos ansiosos de la más alta veían la zona donde ella golpeó para luego simplemente regresar a su rostro—no te preocupes, lo vas a disfrutar—aclaró con excesiva confianza.

Mina apretó su mandíbula mientras que, con cierta obediencia tomaba la decisión de acercarse tomando asiento sobre el colchón bajo la atenta mirada de su esposa. Con clara evidencia de ansiedad recostó su espalda contra el respaldo de la cama mientras que sus manos nuevamente se posaban sobre su emocionada entrepierna, esto es vergonzoso, pensó a la vez que se mordía el labio inferior intentando por todos los medios el distraerse. A diferencia del estado en que ella se encontraba, la castaña continuaba manteniendo una envidiable calma que la llegó a sorprender. Tranquilamente esperó a que Mina relajara su respiración para subirse a horcajadas sobre sus muslos presionando sus nalgas desnudas sobre sus piernas. Mina impulsivamente se encorvó sintiendo como sus nudillos rozaban la intimidad de su silenciosa acompañante. Francamente, el hecho de sentir su piel estimuló demasiado su miembro así que tuvo que ejercer más presión sobre este para poder mantenerlo tranquilo.

Nayeon en silencio decidió agarrar entre sus dedos la muñeca ajena provocando que Mina bruscamente alzara su mirada para notar aquellos ojos lujuriosos fijos en su extremidad.

—¿Qué vas h...—.

—Silencio—ordenó a la vez que llevaba su mano en dirección de su propia boca. Con calma presionó sus yemas contra sus labios, mantuvo sus ojos fijos en como Mina tragaba saliva—solo no hables—pidió mientras que sacaba su lengua deslizando peligrosamente su húmeda extremidad sobre dos de los falanges de la pelinegra provocando que el corazón de la más alta simplemente se paralizara en el interior de su caja torácica—tengo que acostumbrarme—aclaró a la vez que llevaba la mano ajena hacia su intimidad. Mina instintivamente quiso contraer su brazo al no saber lo que estaba pasando, pero la castaña la tenía bien agarrada—no seas ruda—pidió causando que su acompañante simplemente relajara su mano.

Realmente fue una sensación extraña el que estaba experimentando Mina a través de sus falanges, pero a pesar de que no era capaz de comprender de donde provenía tanta humedad que empapaba casi por completo su palma, de todas formas, consiguió que una extraña emoción se instalara en su vientre mandando ondas de hormigueo por todo su cuerpo. La pelinegra hizo todo lo posible por quedarse quieta mientras que sentía como su dedo índice ingresaba por una pequeña cavidad que ahorcó prácticamente su falange, la sensación la sorprendió, porque era una zona cálida y húmeda, nunca en su vida había tocado algo parecido así que instintivamente giró su dedo queriendo tocar más, pero se detuvo de golpe al escuchar como Nayeon se quejaba de una forma peculiar.

—Lo siento—se disculpó mientras que veía como la castaña simplemente sacudía su cabeza en negación.

Decidió no mover más sus dedos, permitiendo de esa forma que su acompañante hiciese el trabajo tomando su dedo medio y tratando de introducirlo en la cavidad que anteriormente había estado ahorcando su dedo índice. Era evidente que la situación parecía lastimarla, su rostro se encogía ante el dolor mientras que los jadeos y quejidos sonaba por debajo. Mina se quedó en un completo silencio observando como Nayeon se mordía su labio inferior, le pareció una actitud atractiva a pesar de la situación en la que se encontraban así que impulsivamente se inclinó presionando sus labios sobre su cuello escuchando atentamente cómo su acompañante jadeaba en alto. Mina no tenía ni la más menor idea de lo que había hecho, pero pudo sentir como dos de sus dedos se las arreglaban para ingresar en el interior de la castaña; sentir las cálidas paredes rodeando sus falanges junto con pequeños relieves húmedos la hizo perder ligeramente el control. A pesar de que era consciente que no debía ser ruda, algo más fuerte que su voluntad la hizo elevar bruscamente las caderas provocando que Nayeon no le quedase de otra más que presionar su palma libre contra su hombro por culpa de la perdida de equilibrio que obtuvo a causa de su repentina acción.

Pese a que Mina no entendía lo que estaba ocurriendo en esos momentos, escuchar los quejidos de su esposa y como sus dedos seguían apretados dentro de esa extraña cavidad fue estímulo suficiente para emocionar su cuerpo, así que Nayeon decidió mantenerse en silencio aceptando que fue una reacción que Mina simplemente no pudo controlar, y enfocándose netamente en seguir guiando la mano ajena para acostumbrar su cavidad.

Cuando Nayeon sintió que había sido suficiente estímulo tomó la decisión de deslizar la mano de su esposa fuera de su estimulada intimidad llevando su húmeda palma directo contra su miembro. Mina impulsivamente se irguió observando atentamente como Nayeon con calma alejaba su mano para poder agarrar sin muchas complicaciones su tronco. Era una situación que sobrepasa todo lo que había imaginado, así que instintivamente quiso alejarla, pero la castaña tan solo presionó su mano húmeda sobre su caliente piel tratando de humectarlo lo mejor que pudo.

—Mina...—le llamó causando que ella impulsivamente alzara su mirada—¿Crees poder hacer lo mismo que hiciste con tus dedos, pero con tu pene? —cuestionó consiguiendo que la pelinegra primero frunciera su ceño para luego simplemente ampliar sus párpados—¿Lo tomo como un sí? —preguntó a la vez que, con su mano aún envuelta alrededor de su duro miembro tomaba la decisión de comenzar a moverlo; de arriba y hacia abajo provocando que la contraría simplemente retuviera el aliento—podrás aguantar, ¿Verdad? —seguía haciendo preguntas sin detener el suave movimiento de su mano.

—Y~Yo... haré mi mejor esfuerzo—murmuró la pelinegra con sus ojos completamente fijos en la manera en que Nayeon sin siquiera dudarlo le brindaba una cálida sonrisa que abrumaba su ya extasiado corazón, para luego sin siquiera avisar tomaba la decisión de elevar sus caderas con una de sus manos puesta sobre su hombro y la otra guiando tranquilamente a su miembro hacia su intimidad.

—Por favor, se amable conmigo—pidió con suavidad mientras que presionaba la cabeza justo en el hueco de su cavidad. La tensión en esa zona era evidente, Mina era capaz de sentir como este se resistía a su aparato—¡Ugh! —se quejó en alto a la vez que presionaba con más fuerza el miembro de su esposa contra su intimidad sin importarle lo apretado que estaba—ha...ha...—jadeó tomando grandes bocanadas de aire mientras que la pelinegra simplemente echaba su cabeza hacia atrás contrayendo los dedos de su pies ante la excesiva estimulación que estaba sintiendo en esos momentos.

—N~Nayeon~...—jadeó en alto el nombre de su esposa mientras que la mencionada simplemente se inclinaba presionando sus labios sobre los suyos.

Ambas hicieron todo lo posible por callar los jadeos y lamentos con la boca de la otra mientras que la pelinegra podía sentir como su duro miembro ya empapado por la esencia de su esposa lentamente se las arreglaba para entrar en la apretada cavidad sintiendo como las cálidas paredes no dudaban en darle la bienvenida al igual que lo habían hecho con sus dedos. Era una sensación extraña, Mina no iba a negar aquello, pero no era precisamente una sensación que odiase. Nayeon impulsivamente elevó sus caderas ante lo duro que estaba el miembro de la pelinegra y lo doloroso que estaba haciendo el sentirlo en su interior, queriendo de esa forma poder aliviar, aunque fuese un poco su malestar, pero su acompañante rápidamente envolvió sus brazos alrededor de su pequeña cintura impidiendo que pudiese levantarse por completo.

Francamente, la castaña había olvidado lo doloroso que era la primera vez.

Ambas se quedaron completamente quietas con sus bocas perdiendo cierta pasión terminando por convertirse en suaves toques como si fuesen consciente de lo que estaba pasando bajo sus caderas. Mina suspiró chocando su caliente respiración en el interior de la boca de su amante mientras que Nayeon tan solo soltó su miembro al notar que este había quedado bien encajado para presionar ambas manos sobre sus hombros. Cuando sus labios se terminaron por separar tan solo se miraron a los ojos, la castaña mantuvo sus rodillas firmemente presionadas en el colchón tratando de no sentarse a la vez que su acompañante simplemente mantenía su piernas lo más relajadas posible sabiendo que si hacia un movimiento podría llegar a lastimarla. Ninguna de las dos trató de llenar el silencio a la habitación, no se veían capaces de decir algo al respecto, así que simplemente dejaron que fuesen sus ojos quienes transmitieron sus sentimientos.

Estuvieron durante un par de minutos sin moverse, esperando que las paredes de Nayeon fuesen capaces de acostumbrarse al miembro de su esposa. Fue una tarea difícil, para ambas, ya que a pesar de que no estaba completo, la presión que ejercía el musculo estaba haciendo estrago en sus cuerpos.

—M~Mina...—le llamó consiguiendo que ella simplemente se inclinara—¿Podrías besarme? —pidió con suavidad mientras que veía como la pelinegra sin decir nada presionaba sus labios sobre los suyos.

Con fuerza sus labios comenzaron a moverse mientras que sus lenguas chocaban entre sí, la saliva, los gemidos y el calor del momento se estaba convirtiendo en un sobre estímulo para ambas, así que fue cuestión de segundos para que Nayeon tomara la decisión de sentarse permitiendo que el miembro ajeno se enterrara en su interior. Fue doloroso, tanto así que por impulso mordió el labio inferior de la pelinegra mientras que su grito fue prácticamente ahogado por la boca ajena. A pesar de que Mina tampoco lo estaba pasando precisamente bien, de todas formas, fingió tranquilidad deslizando sus dedos sobre la espalda de la castaña queriendo distraerla mientras que su boca suavemente se movía sobre la ajena; la besó con calma haciendo todo lo posible para que se enfocara en lo que estaba pasando sobre sus labios que lo que tenía entre sus piernas, pero Nayeon no tardó en romper el contacto permitiendo que ella notara como sus ojos se llenaba de lágrimas.

—Esposa... podemos parar si no te sientes bien—como no, Mina estaba priorizando la seguridad de la castaña ante de que sus deseos, pero la muchacha simplemente sacudió su cabeza—no me gusta verte llorar—confesó a la vez que presionaba sus palmas sobre sus mejillas limpiando sus lágrimas mientras que Nayeon tan solo se inclinaba presionando suavemente sus labios sobre los ajenos para luego simplemente dejar caer su frente sobre uno de sus hombros.

—Solo dame un segundo—pidió mientras que la pelinegra tan solo la abrazaba. 



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Se alargó demasiado jeje, asi que tendremos segunda parte.

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