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No hagas preguntas

Pov: Im Nayeon.

Habían transcurrido alrededor de dos horas desde el primer momento en que me encontré con el futuro tirano del imperio estando ni más ni menos que entre los brazos de mi silenciosa esposa. No lo pude asimilar durante los primeros minutos aún cuando lo tenía frente a mí, así que decidí con calma tomar al niño para luego llevarlo en dirección del baño queriendo limpiar sus mejillas envueltas en polvo y sangre seca que habían quedado quizás desde cuando, Mina al percatarse de mis claras intenciones simplemente me siguió el paso manteniendo toda su atención en el pequeño que tenía entre mis brazos como si estuviese esperando que él hiciera algo contra mi para poder alejarlo de mis extremidades. Debo admitir que fue netamente mi culpa lo que sucedió al ingresar en la habitación, francamente no fui capaz de comprenderlo como correspondía; había invadido demasiado su espacio así que no fue para nada una sorpresa que él terminara mordiendo mi mano hasta conseguir soltarse de mi agarre. No lo iba a negar, realmente fue doloroso, las marcas de sus pequeños dientes no tardaron en quedar envueltas alrededor del contorno de mi pulgar al punto de que se podía ver como la sangre lentamente envolvía la zona, pero aún así me las arreglé para mover mi otra extremidad agarrando la muñeca de mi acompañante antes de que está decidiera sacar su espada con claras intenciones de querer asesinarlo. No podía dejar que el futuro príncipe heredero muriera antes de tiempo, mucho menos bajo las manos de mi esposa, así que la sostuve con todas mis fuerzas mientras que veía como el pequeño niño simplemente huía en dirección de unas de las paredes donde no dudó en presionar bruscamente su espalda en señal de estar buscando algo de protección.

Me quedé en silencio viendo la forma en que su pequeño y delgado pecho desnutrido subía y bajaba con la suficiente fuerza para dejar en claro el pavor que debía estar sintiendo aún cuando sus ojos color rubí me veían con cierta determinación. A pesar de que era evidente el hecho de que estaba completamente aterrorizado el niño aún poseía aquellos característicos ojos determinantes propios de la familia materna de mi esposa; era evidente el hecho de que eran familia lo que me hacía cuestionar cómo era posible de que Mina no se hubiese percatado de ello en mi vida anterior, ¿Realmente no sentía interés por las personas? me cuestioné sin poder entender la razón que le llevó en su vida anterior el esperar más de un año para recién considerarlo parte de su familiar. Por impulso di un paso hacia atrás mientras que elevaba mis manos junto con la muñeca de mi acompañante tratando de dejarle en claro que no tenía intenciones de lastimarlo, o por lo menos no por mi parte. 

El niño simplemente entreabrió sus labios tratando de decir algo, pero ante la falta de lengua tan solo un par de quejidos fueron capaces de brotar de su boca hasta que él mismo decidió presionar sus labios entre sí en señal de frustración. Eso también había sido un cambio que en verdad ella no había estado esperando; se suponía que, cuando él estuviera rondando entre los quince y dieciséis años sería el momento en que ingresaría en el gran palacio junto al apoyo de un tercero jamás revelado. Fue en ese instante que, el mismo Rey había tomado la decisión de cortarle la lengua ante la falta de respeto que el chico había ejercido contra su propia persona, o por lo menos esa fue la información que terminó llegando al anexo donde me encontraba viviendo. A pesar de que nadie tenía el valor suficiente como para decirlo a viva voz, no se podía negar el hecho de que el Rey estaba haciendo todo lo posible para deshacerse de su propio hijo, y aquel pensamiento que todo noble tenía en lo más recóndito de sus mentes, se hizo más presente a la hora que salió la noticia de que el joven príncipe había sido enviado a luchar hacia las fronteras del Norte, lugar, donde tras un año y medio de estar batallando sin parar terminó encontrándose con la fría y solitaria Duquesa del Norte. 

Por esta simple razón, se suponía que Sungwoo a esta edad debería estar aún conservando su lengua, por ende, el hecho de que no estuviera significaba un gran cambio en la realidad que yo ya conocía, porque si deseaba hacer que su lengua regresará para así continuar con la línea de tiempo de la cual ya había estado siendo presente tendría que buscar a la gran Santa, pero a esta edad, ella aún no posee el suficiente poder Divino como para ser capaz de regenerar una extremidad. Las cosas que ya conocía y de las cuales daba por hecho lentamente habían comenzado a cambiar, en sí, estaban sucediendo una realidad de la cual desconocía. 

Francamente, me sentía nerviosa, porque si esto continuaba yendo por este camino entonces había una gran posibilidad de que las cosas con mi esposa también cambien. 

—Déjame matar a esa pequeña rata—gruñó Mina a la vez que, sin siquiera dudar en sus acciones decidía llevar su mano libre en dirección del mango de su espada con claras intenciones de querer revelar su arma. Agobiada giré mi rostro permitiendo que mi mirada se encontrara con sus fríos ojos demostrando que, a pesar de estar disgustada aún así mantenía toda su atención en mi persona—hazte a un lado—ordenó mientras que deslizaba su mirada hacia el cuerpo de Sungwoo—no debí sentir lastima por ti—aclaró dispuesta en dar un paso hacia su dirección. Era evidente que Mina no parecía estar dispuesta en ceder, así que no me quedó de otra más que soltar su muñeca para bruscamente colocarme frente a ella consiguiendo de esa forma que frunciera el ceño ante mi audaz movimiento—¿Qué estás haciendo?—cuestionó viendo atentamente la manera en que yo estaba mis manos hacia los lados en señal de estar protegiéndolo con mi cuerpo. 

—No dejaré que lo toques—aclaré sin siquiera ser consciente de la forma en que mis manos estaban temblando. Mina en cambio simplemente me miró, parecía ligeramente desconcertada, pero sus ojos rapidamente se oscurecieron como si hubiese comprendido algo que yo claramente no estaba entendiendo—h~he decidido que voy a criarlo—repetí la decisión que ya había tomado mientras que la gélida mirada de mi esposa seguía estando completamente fija en mi inquieta expresión—es mi hijo—aclaré sintiendo un latigazo caliente alrededor de mi corazón ante los amargos recuerdos que, hasta el día de hoy he estado tratando de borrar. 

Por favor... por favor simplemente no lo lastimes, y esta era la primera vez que realmente estaba deseando que ella dejara las cosas como estaban, pero gran parte de mi sabía que, no sería la primera vez que ella rechazaría mi opinión sin siquiera tomarse la molestia de preguntarse el por qué se lo estaba pidiendo en primer lugar. 

—No lo permitiré—confesó Mina tras un par de segundos en que estuvo en un completo silencio causando que su respuesta me hiciera jadear sintiéndome realmente derrotada por su evidente terquedad—te he dicho que no quiero niños—aclaró a la vez que daba un paso hacia el lado dispuesta en ir donde el príncipe para acabar de una buena vez con su existencia. Lo sé, maldición lo tengo completamente claro, respondí sintiendo la fuerza con la que estaba temblando mis manos y mentón dando una clara señal de estar a punto de romperme—los niños no son acorde para estar en el Ducado—admitió. Aun siendo consciente de que ahora había conseguido notar el propio temor de mi cuerpo ante el daño recibido a mano de mi padre y hermanos, de todas formas me armé del suficiente valor para agarrar nuevamente de su muñeca y comenzar a tirar de ella en un vano intento por impedir que lograra alcanzar al menor. 

Mierda, maldije en mis pensamientos a la vez que apretaba los dientes sintiendo la ansiedad carcomiendo el interior de mi cabeza, si lo matas entonces tú podrías morir, y ese en verdad era mi mayor temor; no estaba preparada para repetir el final que ya conocía, pero sabía que la muerte del príncipe heredero realizándose antes de tiempo perfectamente podría causar un cambio significativo en la línea de nuestras vidas y yo no iba a permitir volver a ser testigo de la forma en que las espadas estaban atravesando su cuerpo. Me niego, pensé mientras que sentía los ojos ardiendo, no puedo perderte, admití observando como ella mantenía toda su atención en mi rostro, pero con claras intenciones de querer terminar con la vida del menor.

No lo había notado en un principio, quizás eso se debía por mi intenso deseo de querer salvar su vida, pero ahora que la tenía frente a mí con su cuerpo emanando ese claro deseo de querer acabar con la vida del príncipe Seungwoo fui capaz de comprender que aún quedaban rastros de aquel miedo latente que mi padre y hermanos habían dejado en mí durante tantos años de maltrato. Rápidamente noté la forma en que mis manos se estaban sacudiendo así que impulsivamente las llevé detrás de mi espalda: no quería que ella pensara que estaba asustada por su presencia porque sabía que eso haría retroceder aún más nuestra relación. Tragué saliva sintiendo unas ganas indescriptible de agachar la cabeza y pedir perdón, simplemente es Mina, traté de hacerle recordar a mis emociones de que solo era mi esposa, aquella mujer de la cual estuve diez años casada y siendo la única persona que jamás me lastimó aun cuando sabía de todas esas infidelidades que había ejercido en nuestra relación. 

—P~Por favor.

—Muévete—ordenó Mina mientras que yo tragaba saliva sintiendo la forma en que había encogido los hombros ante la dureza con la que me estaba tratando. Odiaba el hecho de que mi cuerpo hubiese tomado la decisión de revelar la forma en que me protegía cuando me sentía amenazada—no me hagas repetirlo—estaba realmente molesta, yo lo sabía, pero aún así no pude evitar el paralizarme en mi sitio al sentir la fuerza con la que había sostenido de mi brazo con claras intenciones de querer alejarme—¡Te he dado una orden!.

—¡U~Ugh!. 

Fue todo lo que dije a la vez que apretaba los párpados por culpa de la sorpresa que me había causado sentir su dura mano envuelta en mi delgado antebrazo. Maldición, pensé al comprender el sonido que había salido de mi boca, preocupada decidí alzar mi mirada deseando que Mina no hubiese sido capaz de escuchar lo que yo había liberado. Oh no, pensé al notar la manera en que mi acompañante se me había quedado viendo, el cuerpo se me paralizó ante lo que tenía frente a mi; aquellos ojos... ella me estaba observando de la misma forma en que lo había hecho el día que yo perdí a mi primer y único hijo. Ella parecía tenerme lastima. E~espera... traté de estirar mi mano sintiendo la forma en que la ansiedad golpeaba una y otra vez mi angustiado corazón acompañado por la manera en que sentía como ella sin siquiera dudar de sus acciones tomaba la decisión de soltarme para luego simplemente comenzar a dar uno que otro paso hacía atrás como si hubiese comprendido el error que había involuntariamente cometido. 

—...—se quedó en silencio viéndome como si de un cachorrito se tratase, a pesar de que obviamente no poseía orejas de animal, estaba segura que, si las tuviera ahora mismo estarían caídas ante la culpa que la carcomía—él te lastimó—aclaró tratando de excusarse mientras que yo solo me abrazaba a mi misma notando la forma en que guardaba su arma demostrando de esa forma sus claras intenciones de querer arreglar la situación—...—volvió a quedarse en silencio al entender que no había excusa lo suficientemente buena y convincente para poder explicar el arrebato que acababa de tener—ha...—suspiró llevando su palma libre contra su nuca— haz lo que quieras—finalmente terminó por huir de la responsabilidad que le correspondía mientras que yo veía como su espalda ya estaba prácticamente adherida contra la puerta dando la señal de querer marcharse lo antes posible—te harás cargo de él... pero si me irrita lo regresaré donde corresponde—no dudó en dejar en claro su evidente descontento por la presencia del menor aún cuando fue ella quién lo llevó a través del Ducado con claras intenciones de dejarlo permanecer en sus tierras al igual como lo había hecho con el par de niños que deambulaban por la mansión siendo cuidados por uno que otro guardia. 

—Si lo echas entonces me iré con él—aclaré viendo atentamente como ella me sostenía la mirada. A pesar de que realmente lo deseaba, no podía ser capaz de entender lo que estaba pasando por su cabeza, me veía con frialdad, casi sin tener emociones, cuando creyó que había sido suficiente simplemente apretó gran parte de su quijada, para luego darme la espalda abandonando finalmente la habitación sin siquiera tomarse la molestia de darme un último vistazo. 

En el momento en que la puerta se cerró mis piernas no dudaron en flaquear terminando por colapsar con mis rodillas chocando directamente contra el suelo mientras que tomaba grandes bocanadas de aire en un vano intento por poder respirar como correspondía. Tomé la decisión de quedarme en silencio al darme cuenta que no era capaz de pensar con claridad. Fingiendo tranquilidad me llevé ambas manos contra mis muslos para poder ver la forma en que estas seguían temblando demostrando de esa forma que mi cuerpo no parecía tener intenciones de volver a ocultar los estragos que habían dejado los demás. Esto era malo, lo sabía, pero no podía evitarlo, no seas patética, me ordené llevando esta vez mi palma contra mi rostro tratando de quitar uno que otro mechón siendo consciente de que el niño seguía estando en la habitación: podía sentir sus ojos en mi nuca. Tras unos segundos donde tan solo se podía oír mi pesada e irregular respiración, rápidamente esta fue opacada por las suaves pisadas de Seungwoo yendo hacía mi dirección. Sorprendida de notar su presencia solo atiné a alzar mi mirada notando en silencio como el niño se me había quedado viendo; él, al igual que Mina no parecía tener emociones así que decidí sonreír queriendo que él no se preocupara. 

—Mamá Mina no quiso decir todo eso—aclaré manteniendo mis manos sobre mis muslos mientras que veía como él agachaba su mirada posando sus fríos ojos rojizos esta vez en el dorso de mi dedo donde la sangre producto de su mordida ya se había secado—por favor no la odies—pedí aún cuando él no parecía estar siquiera escuchando todo lo que yo estaba diciendo, simplemente daba la sensación de que estaba plenamente enfocado en la herida que sobresalía de mi delgada mano—ella simplemente no sabe cómo expresar sus preocupaciones... nadie le enseñó así que está en proceso de aprender—confesé viendo como el menor simplemente me daba la espalda comenzando a caminar hacia el lavamanos, genial... él también parece odiarme, pensé mientras que volvía a enfocar mi vista en mis manos.

Me quedé en silencio sin prestar mucha atención a mi alrededor, fue por esa razón que me sorprendió notar sus pequeños pies nuevamente estando en mi campo de visión, para luego sentir la fría tela cayendo toscamente sobre mi mano. 

—¿Huh?—cuestioné alzando mi mirada para notar como Seungwoo mantenía su ceño completamente fruncido al tratar de limpiar mi pulgar, pero sus manos eran muy pequeñas y torpes como para poder hacer el trabajo como correspondía—¿Seungwoo?—pregunté manteniendo toda mi atención en la manera en que él estaba haciendo todo lo posible por curar mi herida visiblemente acongojado por sus propias acciones—...—al notar que realmente se estaba esforzando tomé la decisión de no decir nada esperando simplemente a que él terminara cuando se sintiera verdaderamente satisfecho. Al finalizar se enderezó quedando a la misma altura en la que yo estaba, por lo cual, fue bastante fácil el hecho de que nuestros ojos volvieran a encontrarse dejando en evidencia la parecido que era con mi esposa—gracias eres muy amable—fue realmente un agradecimiento sincero de mi parte al igual que lo había sido mi amplia sonrisa.

Al parecer él se percató de ello ya que rápidamente se sonrojo mientras que giraba su rostro tratando de enfocarse en otra cosa que no fuese mi rostro al igual que lo haría Mina cuando mis coqueteos terminaban por agobiarla. Realmente eran muy parecidos, así que sabía que tenía que protegerlo. En un completo silencio tomé la decisión de colocarme de pie notando fácilmente la forma en que él, con cierta brusquedad volvía a colocar toda su atención en mis facciones para luego impulsivamente dar uno que otro paso hacia atrás demostrando de esa forma que aún desconfiaba genuinamente de mi persona. Francamente, no lo culpaba ya que no tenía ni la más menor idea de cuan grande era el daño que había sufrido a tan corta edad, así que era natural que ahora estuviese desconfiando de todo aquel que pareciera estar dispuesto en darle una mano. Por esa razón, tomé la decisión de ser más calmada con respecto a la crianza que iba a darle, entendí que no podía acercarme y esperar que él me reconociera como su familia.

Le iba a dar su tiempo hasta que el príncipe se sintiera lo suficientemente cómodo como para no rechazar el cariño que yo tenía para ofrecerle. 

—Prepararé la bañera—fue todo lo que había dicho a la vez que tomaba la decisión de levantarme para comenzar a caminar en dirección de la bañera. El niño no se movió de su sitio, el simplemente se quedó en silencio con sus fríos ojos fijos en cada acción que yo estaba realizando como si estuviese analizando cualquier situación que llegase a ser desfavorable hacia su persona—¿Sabes bañarte?—cuestioné a la vez que giraba mi rostro—...—me quedé abruptamente en silencio al notar que el niño sin emitir ruido se había colocado a mi lado viendo con desconfianza como el agua comenzaba a subir—puedes tocarla—aclaré provocando que él me mirara—no te pasará nada—confesé a la vez que decidía meter mi mano en el agua sintiendo la calidez de esta—lo prometo.

Francamente, había sido fugaz lo que había visto, pero estaba segura que sus fríos ojos habían ligeramente temblado ante una extraña emoción que claramente desconocía. El niño, al percatarse de que yo me había dado cuenta del movimiento involuntario de sus orbes decidió apretar sus labios a la vez que posaba toda su atención en el interior de la bañera. Realmente era notorio el hecho de que deseaba meter su mano, pero el miedo era mucho más grande que su misma curiosidad. Decidí mantenerme en un completo silencio con mi mano aún sumergida bajo el agua, esperando con paciencia a que él se animara a hacer lo mismo. Tras unos minutos de completo silencio Seungwoo por fin se atrevió a deslizar lentamente su mano hacia el interior de la bañera. Impulsivamente retuve el aliento mientras que veía como sus yemas tocaban suavemente la tranquila capa de agua, instintivamente contrajo sus brazo, parecía asustado llevando sus dedos contra sus labios, así que yo sin emitir ruido deslicé aun más mi mano hasta dejar sumergida mi muñeca tratando de demostrar de aquella manera de que no había nada de que temer. 

Seungwoo me miró desconcertado.

 —No te quemaras—aclaré a la vez que veía la ansiedad corriendo por sus fríos ojos—puedes intentarlo—animé manteniendo mi mano en el agua. 

El niño, visiblemente preocupado decidió deslizar nuevamente su mano, yo pude notar como sus hombros se tensaban al hundir sus dedos bajo el agua, parecía querer contraer su extremidad, pero con tenacidad se mantuvo en su sitio haciéndole frente al miedo que recorría su espina dorsal. Estoy casi segura de que no había sido su intención, pero él bruscamente giró su rostro permitiendo que yo notara sus mejilla sonrojada y ese peculiar brillo en su mirada; por fin parecía un niño de su edad.

—¿Ves?—cuestioné a la vez que alejaba mi mano del agua para presionar el dorso de mi extremidad en el borde de la bañera con mis ojos fijos en la forma en que Seungwoo se animaba a hundir su otra mano—no hay peligro—aclaré observando la manera en que volvía a mirarme.

Seungwoo parecía estar dispuesto en bañarse, pero para la sorpresa de ambos la puerta repentinamente sonó provocando que el niño impulsivamente retrocediera colocándose en posición defensiva con sus pequeños puños temblando por sobre su rostro. El miedo era evidente en él, así que yo bruscamente me coloqué de pie comenzando a caminar en dirección del sonido notando como la puerta se abría revelando la cabeza de Chan, este tonto, pensé sintiéndome realmente irritada por su repentina aparición. 

—Disculpe Duquesa—comentó posando su mirada momentáneamente en mis facciones para luego simplemente centrarse en el menor notando como el miedo corría violentamente por sus fríos ojos rojizos—...—se quedó abruptamente en silencio al percatarse de como yo me había colocado frente a él impidiendo que tuviese oportunidad de seguir observando al príncipe—¿Huh?—cuestionó visiblemente confundido ante el inesperado empujón que yo le había brindado contra su pecho haciéndolo retroceder bajo la atenta mirada de Seungwoo—¿D~Duquesa?—seguí presionando mi palma contra su esternón hasta que su cuerpo quedó completamente fuera de la habitación.

—No ingreses así, se asusta con facilidad—comenté mientras que me colocaba en el borde del umbral de la puerta en señal de estar protegiendo a mi pequeño invitado. Chan simplemente me miró confundido mientras que jugueteaba distraídamente con sus dedos enguantados en señal de nerviosismo—¿Qué se te ofrec...—guardé abruptamente silencio al escuchar el inesperado crujido proveniente de mi lado izquierdo, por impulso giré mi rostro preocupada de que alguien estuviese espiando nuestra conversación. Grande fue mi sorpresa de notar a Mina de brazos cruzados con su espalda apoyada en la pared y sus fríos ojos color vino fijos en mi aturdida expresión—¿Eh?—exclamé sin poder ocultar mi sorpresa mientras que observaba como ella seguía manteniendo la misma expresión.

—La Duquesa me pidió que bañera al joven heredero—comentó Chan al notar que Mina no parecía querer alzar la voz.

Fruncí el ceño al escucharlo.

—¿De qué estas hablando?—cuestioné regresando mi atención en mi esposa notando como ella simplemente huía de mi mirada fingiendo estar más interesada en ver la punta de sus zapatos que hacerle frente a mis inquietudes—¿Por qué lo has hecho?—pregunté con cierta suavidad, me sentía aturdida, la Mina que yo conocía no se tomaría el tiempo de tratar de alejarme de un niño, mucho menos de uno que era tan parecido a ella así que el hecho de que se estuviese comportando de esta manera me desconcertaba demasiado. 

—Él podría lastimarte—aclaró a la vez que alzaba su mentón posando sus fríos ojos en mi intranquila expresión—es peligroso—afirmó manteniendo en todo momento una expresión neutra—y el contrato que ambas firmamos dice específicamente que debo protegerte de todo aquel que amenace tu vida—se estaba excusando, solo estaba escondiendo sus verdaderas intenciones bajo el contrato, lo sabía a la perfección y quizás, el hecho de ser consciente de ello me irritaba más de lo que tenía planeado—no te dejaré estar a solas con él hasta que me asegure de que no es un peligro.  

—Solo tiene siete años—aclaré sin poder entender el por qué estaba tan a la defensiva.

—Su edad no es un impedimento a la hora de querer matar—replicó Mina manteniéndose con los brazos cruzados—si él te quiere muerta lo hará... sé que lo hará—hablaba con confianza como si conociera a ese tipo de niños—así que no te quedes a solas con él. 

—¿Y si me niego?—cuestioné.

—Entonces te trasladaré de palacio—confesó haciendo que yo ampliara mis párpados al notar como, a pesar de verse con seriedad sus ojos no habían dejado de temblar en señal de estar asustada de la posibilidad de que yo abandonara el Ducado.

Lo comprendí. No importaba cuanto me esforzara por cambiar las cosas, estas parecían seguir el mismo rumbo que había llevado mi vida anterior como si nuestras vidas ya estuviesen escritas de ante mano sin posibilidades de cambios. Me quedé en silencio llevando mis manos contra mi espalda para poder esconder el temblor de los fríos ojos de mi acompañante y del silencioso Chan quién veía la interacción de ambas sin ánimos de querer interferir. No quiero volver a ese lugar, pensé sintiéndome ansiosa de la posibilidad de regresar al Anexo donde en mi vida anterior había pasado los últimos diez años viviendo en una pequeña burbuja perfecta sin tener contacto con mi esposa; realmente no deseaba estar lejos de ella, pero... ¿Qué podía hacer? no parecía haber forma de poder ir contra lo que ya estaba escrito. 

Los suaves pasos de Seungwoo llamaron mi atención así que simplemente me giré notando lo nervioso que se veía. A pesar de quera tan solo un niño, de todas formas parecía haber comprendido la situación ya que al llegar no dudó en agarrar la tela del pantalón de Chan comenzando a tirar de él en señal de querer que ingresara en la habitación.

—¿Joven amo?—cuestionó el muchacho mientras que veía como el menor estaba haciendo su mejor esfuerzo por no verse asustado—¿Desea que lo ayude a bañarse?—preguntó consiguiendo por fin que el niño asintiera con su cabeza. 

Me quedé en silencio observando la interacción de ambos. 

—Chan no lo matará así que no te preocupes—comentó a viva voz una preocupación que estuvo escondida en lo más profundo de mis pensamientos. En silencio me giré observando como ella ya estaba detrás de mi con sus manos metidas en sus bolsillos mientras que veía sin mucho interés como el niño comenzaba a ser desnudado—... no mires a otro hombre—ordenó estirando su mano para presionar su fría palma contra mis ojos—aunque sea un niño... no lo hagas—parecía estar hablando en serio mientras que yo sentía las orejas calientes ante su audaz movimiento. 

—No te entiendo—confesé mientras que escuchaba como la puerta se cerraba frente a mis narices. Solo cuando oí el sonido de la madera adherida contra el marco de la puerta Mina se atrevió a soltarme permitiendo que mis ojos regresaran a su rostro—¿Por qué te comportas de esta forma?—me atreví a preguntar notando como ella se acariciaba la nuca para luego simplemente suspirar. 

—No hagas preguntas que sabes que no tendrás respuesta—aclaró mientras que daba un paso hacia atrás—...—en silencio se giró comenzando a caminar por el pasillo—... yo tampoco lo sé—confesó con suavidad permitiendo que tan solo yo fuese capaz de escucharla.

Me mantuve en mi sitio. Estaba confundida. 

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