
Im Nayeon = Desconcierto.
Pov: Myoui Mina.
No me podía concentrar, simplemente no importaba cuánto lo intentara para leer los papeles que debía rellenar y tener listo esta misma semana. En sí, mi cabeza no daba señales de querer enfocarse en lo que tenía que hacer. Quiera o no admitirlo, mis pensamientos estaban completamente sumergidos en la existencia de mi esposa, desde sus ojos verde esmeralda hasta en el sonido de su voz, podía sentirla junto a mi reclamándome por cosas que yo no era capaz de comprender y por lo cual tampoco deseaba entender. No me había percatado de ello los primeros días, pero Nayeon se había deslizado en el interior de mi cabeza al punto de ya no poder sacarla de ella; comenzaba a volver a loca. Frustrada decidí presionar mis palmas contra la mesa impulsando mi cuerpo hacia arriba para poder levantarme. En silencio arrastré la silla hacía atrás para luego simplemente girarme observando el gran ventanal que tenía detrás de mí. Con calma me crucé de brazos observando el exterior, fácilmente pude notar las flores color verde agua que sobresalían por la nieve, eran las únicas que sobrevivan a este gélido clima, ¿Por qué de ese color? y no podía recordar la razón del por qué se habían plantado específicamente esas, mucho menos tengo noción del día en que comenzaron a florecer, era simplemente extraño, pero no me importaba lo suficiente como para querer indagar al respecto de ese tema. Ahora que lo pensaba con mayor calma, habían transcurrido dos días desde la última vez que mantuve un tema de conversación con mi esposa, luego de que ella se hubiese encargado de insultarme y abofetearme no volví a verle, ni siquiera cuando por mera casualidad ingresaba en el comedor o caminaba por los pasillos; simplemente se sentía como si, en primer lugar, ella jamás hubiese puesto un pie en el interior del frío Ducado.
En sí no me preocupaba el estado en que se encontraba, yo sabía perfectamente que ella estaba bien porque Chan se encargaba cada vez que tenía la oportunidad de hacerme saber cómo había amanecido. A pesar de que jamás había preguntado por ella, ese idiota continuaba platicándome de su existencia, de esa forma fui consciente en que los últimos dos días se la había pasado bordando o simplemente saliendo hacia uno de los cuatro jardines del Ducado en compañía de un par de escoltas y de su sirvienta principal. Solo porque Chan lo había dejado en evidencia, supe que a Nayeon le gustaban las flores verdes que sobresalían de la espesa nieve y de las rosas rojas que estaban en el interior del jardín de cúpula. Francamente yo jamás había ido al jardín, no me gustaban las flores porque eran frágiles, mucho menos habia ido al jardín de la cúpula porque está había sido construida como un regalo hacia mi difunta madre; a ella le gustaban las rosas rojas y doradas, porque le recordaban a su amor por mi padre, así que él se encargó de esparcir aquellas rosas por todo el norte, hizo un sobreesfuerzo estúpido para llenar sus tierras de los colores que ella tanto ama, para que al final, cuando su muerte se llevó a cabo por culpa de mi existencia, las flores que en algún momento estuvieron resplandeciente ahora simplemente se trataban de tallos secos en tierra muerta. Todas murieron, a excepción de las flores en el interior de la cúpula, aquel recinto era el único que podía mantenerlas bien durante invierno y verano, eso me hacía pensar que las cosas frágiles sólo deben estar encerradas para estar a salvo.
Con calma me llevé una de mis manos contra mi nuca notando desde mi posición como Jeongin hacia acto de presencia junto con la pequeña niña que había sido rescatada de las tierras muertas del Barón Choi, la niña tenía las mejillas rojas al igual que su nariz ante el gélido clima que golpeaba su escuálido cuerpo, aún cuando está mas abrigada que mi guardia, seguía temblando como perro mojado lo que indicaba que la ropa no estaba siendo suficiente para calentar su pequeño cuerpo. A pesar de ser tan pequeña y de estar en una vidente desnutrición, no parecía querer detenerse, su hambre voraz por querer tener venganza la estaba manteniendo en pie, pero yo sabía a la perfección que eso no dudaría por mucho tiempo; tarde temprano la frustración la consumiría, aún así Jeongin le entregó la espada y la ayudó a practicar intentando lo más seguro no hacer que la niña se diese por vencida con tanta facilidad. La mocosa carecía de fuerza, no podía sostener bien el arma por mucho que la intentara, eso me pareció patético porque me recordaba a mi yo de pequeña. Ahora que veía la mocosa, luego de haber asesinado con mis propias manos a Jooheon no me tomé la molestia de saber que había ocurrido con ella, asumí que mis guardias harían el trabajo de mamá y papá que tanto la niña anhelaba y necesitaba, así que el hecho de notar que Jeongin estaba siendo severo, pero a la vez amable con la niña me hizo entender que no había necesidad que yo interfiriera.
Mis ojos se ampliaron de la sorpresa en el momento que logré percatarme de la presencia de mi esposa acercándose tranquilamente hacia donde se encontraba Jeongin y la mocosa. Mantuve todo mi interés en la forma en que su presencia no tardaba en hacer que ambos se giraran para prestarle atención, ¿Por qué está ahí? me cuestioné observando la manera en que ella había comenzado a entablar un tema de conversación con mi perro mientras que la niña por impulso simplemente se escondía detrás de él tratando de que Nayeon no se percatara de su existencia. No tengo ni la menor idea de que estaban hablando, pero luego de unos segundo simplemente se inclinó presionando sus delgadas manos sobre sus propios muslos para poder quedar a la misma altura que estaba la mocosa, ¿Por qué se está colocando al mismo nivel? me pregunté manteniendo aún mis ojos en ella. Me mantuve en mi sitio observando la forma en que ella había estirado su mano dispuesta en tocar la cabeza de la mocosa, pero esta sin importarle estar frente a la Duquesa simplemente huyó de su tacto volviendo a las piernas de Jeongin mientras que este avergonzado posiblemente estaba tratando de disculparse por lo descortés que había sido la niña con Nayeon. Para mi desconcierto, mi esposa en vez de ofenderse por las acciones de la mocosa, simplemente decidió sonreír haciendo que yo tuviese que llevar una de mis manos contra mi rostro para tratar de ocultar el sorpresivo sonrojo en mi piel, ¿Huh? pensé con mis ojos aún estando puestos en ella. Rápidamente los músculos de mi cuerpo se contrajeron al instante que me percaté de cómo ella esta vez le sonreía a Jeongin haciendo que él se sonrojara, ¿Por qué te sonrojas, imbécil? cuestioné dando un paso hacia su dirección llevando por inercia mi mano libre contra la ventana. A pesar del sonrojo en él, el chico no dudó en comenzar amover su boca con rapidez en señal de estar manteniendo una fluida conversación con Nayeon, ¿Qué tanto hablan? pensé a la vez que apretaba mis dientes sintiendo como la presión la presión de mis dedos seguían estando sobre el cristal de la ventana. No tardé en perder el control en el momento que me percaté como él había estirado su mano en dirección de mi esposa quitando algo de su cabello, no la toques, ordené sintiendo la ira deslizarse de mi cuerpo acompañado por aquel peligroso instinto asesino propio de mi esencia, en sí, fue tanto la rabia que surgió en mí que no tardó en llegar a mi palma reventando el cristal en miles de pedazos. Por instinto me giré presionando mi espalda contra la pared al percatarme de la forma en que tanto Nayeon como Jeongin habían mirado hacia mi dirección.
—¡DUQUESA!—rápidamente el grito de Chan llamó mi atención. En un completo silencio alcé la mirada observando como él ingresaba velozmente en la habitación, a simple vista parecía estar asustado con su cabello revuelto, la respiración entrecortada y su traje completamente arrugado, en señal de haber corrido para ver lo que había ocurrido—...—se quedó en un completo silencio viendo el ventanal destruido y mi mano empapado en sangre. Yo no dije nada, con calma observé mi piel notando los cortes que había recibido por la explosión mientras que escuchaba como él cerraba la puerta para comenzar a caminar hacia donde yo me encontraba—¿Qué fue lo que sucedió?—cuestionó en el momento que quedó frente a mi.
Continué sin decir absolutamente ninguna palabra sintiendo como él tomaba mi muñeca para ver el estado en que había dejado mi palma, yo lo miré sorprendida por su audaz movimiento mientras que él sin siquiera preguntar decidía sacar su pequeño pañuelo envolviéndolo sobre mi extremidad. Francamente, esta era la primera vez que él hacía algo como esto, así que simplemente me quedé en mi sitio notando lo cálido que podía llegar a ser este idiota si es que realmente se lo proponía. Por impulso contraje mi mano llevándola contra mi pecho sintiéndome repentinamente incómoda por estar recibiendo este tipo de atención. Con calma di un paso hacia el lado logrando quedar nuevamente frente al ventanal que segundos atrás había destruido tan solo con desprender mi instinto asesino. A pesar de que no había sido realmente mi intención, no pude evitar girar mi mentón para ver hacia el exterior notando que solo estaba la pequeña mocosa viendo directamente hacia mi dirección. Hicimos contacto visual, a simple vista ella parecía estar sorprendida mientras yo no podía dejar de pensar dónde demonios se había ido mi esposa con el otro idiota, ¿Debería simplemente trasladar a Jeongin de sector? me lo pregunté con genuina seriedad, sin saber el por qué me molestaba tanto la idea de ver a Nayeon interactuando con alguien más.
En silencio me llevé mi mano sana contra mi nuca sintiéndome avergonzada por haber perdido el control de esta manera, esto está mal, pensé sabiendo que no era correcto el desear poseerla cuando nadie más que yo había sido la persona que prácticamente le estaba obligando a marcharse del Ducado, ¿Por qué dije es? y la vergüenza en mi simplemente empeoraba al recordar las palabras que había soltado; no me importa si tienes amantes, mucho menos si gastas todo mi dinero, mi voz resonaba en mi cabeza así que me golpee con fuerza en la nuca tratando de borrar mis propias acciones.
—Chan...—le llamé mientras que giraba mi rostro escuchando como la puerta se abría de golpe—...—me quedé en silencio notando como Nayeon rápidamente ingresaba a la habitación corriendo hacia mi dirección sin importarle el perder toda etiqueta de nobleza propia de ella. Me mantuve en mi sitio sorprendida de notar la manera en que había agarrado de mi muñeca mientras que Jeongin simplemente decidía quedarse en el umbral de la puerta viendo en silencio lo preocupada que estaba mi esposa—...—continué sin decir nada viendo atentamente la forma en que ella parecía estar a punto de llorar, ¿Por qué te preocupa tanto? me pregunté a la vez que, de forma impulsiva estiraba mi mano presionando mi palma sana contra su mejilla consiguiendo que ella me viera con sorpresa. Francamente también me sorprendió mi acción así que impulsivamente contraje mi extremidad—...estoy bien—aclaré mirando hacia otra dirección mientras que sentía como ella no dudaba en quitarme el pañuelo que había puesto Chan para envolver el suyo. Volví a guardar silencio deslizando mi mirada de la pared hacia el frente notando sin mucho interés el rostro incómodo de Jeongin—¿Qué haces acá?—cuestioné al darme cuenta que él no me estaba mirando a mi, ¿Qué haces idiota?, no la mires, pensé a la vez que, sin saber realmente el por qué decidía el envolver posesivamente mi brazo sano contra la pequeña cintura de mi esposa consiguiendo que ella tensara por completo su espalda—te arrancaré los ojos—la amenaza salió de mi boca antes de que tuviese tiempo de pensar lo que estaba diciendo. Sorprendida Nayeon alzó su mirada, podía sentir sus ojos fijos en mi quijada, pero ni siquiera me tomé la molestia de devolver la mirada, mantuve mis ojos fijos en la incomodidad que brotaba del trabajado cuerpo del muchacho—lárgate.
—¿Uh?—exclamó confundida. Incómodo el chico miró hacia los lados tratando de asegurarse de que realmente era él a quién yo estaba echando. Cuando comprendió que en efecto, era a él quién yo estaba sacando no dudó en hacer una brusca reverencia en forma de disculpa para luego darme la espalda.
El chico no tardó en marcharse con el rabo entre sus piernas. Francamente no tengo ni la menor idea del por qué me importaba tanto el dejar en claro que ella estaba conmigo, no sé la razón por la que mi cuerpo se comporta de esta forma, mis manos temblaban y mi corazón se agitaba ante la simple idea de pensar que otras manos podrían llegar a tocarla; el hecho de imaginarlo me volvía loca, al punto de querer poseerla como mi más preciado tesoro. Al asegurarme de que no regresaría decidí deslizar mi mano de la cintura de mi esposa para luego presionar mi palma contra su hombro dándole un pequeño empujón en señal de querer retomar mi espacio personal. Sinceramente, no era capaz de hacerle frente a la mujer que había presionado su frente contra mi pecho, así que simplemente atiné a girar mi rostro notando la sorpresa en las facciones de Chan.
—Lárgate—repetí causando que él velozmente asintiera con su cabeza como si fuese consciente de lo que pasaría si no se marchaba de una buena vez. Luego de hacer una reverencia el chico se marchó cerrando la puerta detrás de él, lo que indicaba que ahora solo estaba con Nayeon—...—en silencio di un paso hacia atrás sintiendo como ella agarraba de mi camiseta tirando de mi prenda en señal de no querer alejarse de mi presencia—...—continué sin decir nada, con mis ojos fijos en la forma en que ella alzó la mirada permitiendo que sus bonitos ojos verdosos se encontraran con mi incómoda expresión. Mi corazón se agitó así que de forma instintiva traté de huir de ella, pero la chica no parecía querer darme posibilidad de marcharme—... ¿Qué eres?—cuestioné armándome de valor para dar un paso hacia su dirección—¿Por qué me sucede esto?—pregunté haciéndola retroceder hasta que su espalda baja chocó contra el borde de mi escritorio—¿Qué me hiciste?.
—Mina...
—¿Por qué?—cuestioné agarrando con mi mano libre su muñeca obligándola a dejarla detrás de su espalda mientras que mi mano la volvía regresar a su hombro. A pesar de que siempre lo supe, esta era la primera vez que comprendía que fácilmente podría romperla ante lo delgada y pequeña que era a comparación de mi cuerpo—...—volví a guardar silencio empujando a la chica hasta que su espalda quedó adherida a la mesa.
Por inercia decidí el presionar mis palmas a cada lado de su cuerpo manteniendo mis ojos fijos en la expresión que realizó su pequeño rostro. Mantuve todo el peso de mi cuerpo en mis extremidades, a pesar de que podía sentir la sangre en mi palma tratando de filtrarse del pañuelo ajeno, de todas formas no me moví; por algún motivo tenía la sensación de que si me alejaba no iba a conseguir las respuestas que tanto anhelaba. Decidí tragar saliva al comprender lo que ella me estaba provocando. En sí, el hecho de ver su cabello castaño revuelto sobre la madera y aquellos ojos verde esmeralda brillando bajo su tes blanca comenzaba a causar estragos en mi interior.
—Y~Yo...—se veía tan patética tartamudeando mientras que sus mejillas se calentaban al punto de llegar a envolver sus pequeñas orejas. Francamente, odiaba ese tipo de reacción en las personas, me gustaban las personas que daban respuestas cortas y concisas, pero el hecho de que fuese ella quien tartamudeaba por alguna razón, no me desagradaba para nada.
—¿Acaso eres un bruja?—murmuré inclinándome lo suficiente para sentir su pierna rozándose contra mi muslo externo, la piel de mi nuca se erizó al darme cuenta que ella había tratado de subir su pierna, así que por impulso me volví a inclinar inmovilizando sus extremidades inferiores con ayuda del peso de mi cuerpo—quédate quieta—ordené con frialdad mientras que notaba como ella tragaba saliva para luego asentir con su cabeza. Francamente, yo ya lo sabía, si ella enredaba sus piernas sobre mis caderas yo perdería el control, y si soy sincera al respecto, no estaba preparada para dar ese paso. Aun cuando me decía mentalmente el no estar preparada, de todas formas mi cuerpo no acataba las órdenes que le daba mi cerebro. Con calma mi mano sana se deslizó sobre su delgado antebrazo hasta conseguir el sostener nuevamente de su muñeca. A pesar de que ella no decía nada, podía sentir la facilidad con la que su cuerpo temblaba por cada acción que yo realizaba—¿Con quién demonios me casé?—pregunté tirando de su mano para presionar su palma sobre mis labios mientras que las yemas de sus dedos acariciaban parte de mi quijada. Mantuve mis ojos fijos en su expresión notando como su piel cada vez se veía más rojiza—...—decidí en un completo silencio alejar un poco la palma de su mano para poder hablar con tranquilidad—¿Por qué...? ¿Cuál es la razón?.... por algún motivo, cada vez que te veo me invaden unas ganas insoportable de devorarte—confesé a la vez que entreabría mis labios encajando suavemente mis dientes sobre su tersa piel viendo atentamente como ella arrugaba el puente de su nariz acompañado por el cierre de sus párpados ante el inesperado movimiento que yo había realizado—...—al soltarla simplemente decidí presionar mis labios sobre la zona donde ya había lastimado observando como ella volvía a arrugar su nariz en señal de dolor—explícamelo...
—N~No lo sé—murmuró ella mientras que yo, con una completa tranquilidad doblaba suavemente de su dedo índice para luego morder el borde de este, y así continuar con el resto de su falanges. Francamente, no sé por qué razón lo estaba haciendo, no tendría una respuesta razonable si es que ella me lo llegaba a preguntar, simplemente algo más en mi me gritaba que la marcara para que nadie más tuviese la osadía de ponerle los ojos encima—M~Mina...—me gustaba la forma en que mi nombre sonaba en su boca, me gustaba escucharla llamándome, no olvides mi nombre, pedí mientras que veía como ella comenzaba a retorcerse ante la presión de mis dientes y el cálido aliento que chocaba contra sus húmedos dedos, pierde la cabeza por mi, pedi disfrutando de su sufrimiento mientras que esta vez encajaba mis dientes en su muñeca—y~yo soy tu esposa.
—Eso ya lo sé—aclaré soltando de su mano para poder ver nuevamente su rostro. Nayeon por inercia se llevó su mano contra su pecho mientras que yo veía atentamente las marcas de mis dientes sobre su lechosa piel—...—en silencio decidí estirar mi mano presionando mi dedo sobre la marca que yo había dejado en su muñeca notando como su cuerpo nuevamente comenzaba a temblar—tengo completamente claro que eres de mi propiedad, pero eso no responde lo que me esta sucediendo—admití agarrando su mano al notar que ella la había estirado a uno de mis hombros en señal de querer alejarme—responde—ordené llevando su muñeca contra mis labios para deslizar suavemente mi lengua sobre su piel notando como ella apretaba sus labios—¿Quién eres?—volví a preguntar viendo atentamente como ella por fin parecía estar dispuesta en responder.
—Im Nayeon—respondió mientras que yo soltaba de su muñeca. En silencio le di un vistazo a su ropa, como estaba recostada sobre la mesa parte del dobladillo de su vestido se había levantado ante la fricción que mi cuerpo había causado al querer mantenerla quieta en su sitio. Era peligroso el continuar mirando así que decidí simplemente enfocarme en las expresiones que realizaba su bonito rostro—hija ilegítima del Marqués Im—agregó provocando que yo simplemente me inclinara notando como la piel de su cuello se erizaba ante mi presencia—h~hermana menor de Eric y Max Im—murmuró al sentir como yo había encajado suavemente mis diente sobre su quijada—M~Mina...
—Te estoy escuchando—aclaré a la vez que me alejaba de su rostro para notar como el rojizo en sus mejillas había cubierto con totalidad su cuello y orejas—...—me quedé abruptamente en silencio al percatarme que, a pesar de estar maquillada se podía notar las marcas que yo había dejado en sus mejillas ante la fuerza con la que la había agarrado días atrás, idiota ¿Qué estás haciendo con ella?, me insulte al comprender que había perdido el control. Por impulso me alejé por completo de su cuerpo notando como ella presionaba sus codos contra la mesa para poder verme mejor mientras que yo simplemente me colocaba detrás de la silla—¿Por qué decidiste realmente casarte conmigo?—cuestioné sintiendo la repentina incomodidad abrazando mi cuerpo, mierda... por esta razón la quería lejos de mi, pensé llevando mi mano lastimada contra mi espalda al notar como la sangre se estaba filtrando del pañuelo—hay más nobles en esta tierra, así que.. ¿Por qué ir con la Tirana?.
Ella se sentó permitiendo que yo pudiese notar como sus pies quedaban colgando.
—Simplemente necesitaba estar fuera de esa casa antes de que me quitaran el derecho de poder decidir—admitió mientras que llevaba una de sus manos contra su largo cabello castaña para comenzar a ver las puntas de estas como si estuviese interesada, pero yo sabía que solo estaba huyendo de mi intensa mirada—sabía que en estas tierras solo tú eres capaz de rechazar la orden de mi padre, así que creí que estar contigo me impediría el regresar—me quedé en silencio, si ella realmente estaba hablando en serio con respecto a sus razones para elegirme, entonces, eso significaba que en comparación a su hogar el Ducado era un paraíso, carajo ¿Qué demonios ocurrió allá? me pregunté notando como sus ojos se encontraban con los míos—solo deseo vivir en paz—confesó dándome una sonrisa falsa.
—Pero lastimé tu rostro—repliqué a la vez que, con calma empujaba la silla sin antes asegurarme de que nada extraño estuviese ocurriendo con mis pantalones—yo realmente te lastimé—confesé comenzando a caminar hacia su dirección. Francamente, era consciente de lo nerviosa que se sentía cuando yo me acercaba, pero no esperaba realmente la reacción que tuvo en el momento que alcé mi mano dispuesta en tocar su rostro para reafirmar mis palabras. Ella al notar mi extremidad aproximándose simplemente encogió sus hombros mientras que agachaba la cabeza, como si estuviese acostumbrada a reaccionar de esa forma. Notar eso me sorprendió así que de forma instintiva contraje mi brazo llevando mi palma hacia mi nuca—...—me quedé en un completo silencio con mis ojos fuera de su cuerpo, pero a pesar de que trataba de no prestarle atención, pude percatarme fácilmente de la forma en que ella me veía; en sí, parecía más sorprendida que yo—será mejor que te vayas—aclaré mientras que daba un par de pasos hacia el lado derecho para comenzar a caminar en dirección de la salida—ya no tengo más preguntas—mentí sin importar cuan descarada me estaba viendo.
—E~Espera... Mina espera—rápidamente me llamó mientras que a base de tropezones se las arreglaba para llegar donde yo me encontraba presionando una de sus palmas contra la puerta para volver a cerrarla mientras que la otra simplemente agarraba de mi muñeca para llevarla contra su pecho. Sorprendida por aquel audaz movimiento solo atiné a contraer bruscamente de mi brazo notando como sus dedos temblaban bajo mi piel en señal de estar asustada, ¿Por qué está haciendo esto? me cuestioné viéndola atentamente, ¿Acaso se debe por que la mordí? y me preocupaba que mi descontrol le hubiese hecho creer que, mediante esos servicios yo estaría satisfecha, mierda—s~seré una buena esposa—murmuró tirando nuevamente de mi mano para presionar mi palma sobre su caliente mejilla en señal de completa sumisión. Francamente, esto no me gustaba—solo déjame volver acostumbrarme—pidió provocando que yo frunciera el ceño.
La rabia rápidamente burbujeo en mi interior ante la desagradable idea que cruzó en mi cabeza.
—¿Volver?—cuestioné notando como ella ampliaba los párpados; al parecer, había hablado más de la cuenta—¿Cuántas veces?—pregunté dando un paso hacia su dirección notando como ella soltaba de mi muñeca para dar un paso hacia atrás. Ja... dice que se va a acostumbrar, pero tiembla cada vez que me acerco, pensé sintiendo como la frustración en mi simplemente empeoraba con el pasar de los segundos—he hecho una pregunta—aclaré sintiéndome furiosa por la simple idea de imaginar a alguien más ordenándole que se acostumbrara, ¿Quién fue? lo voy a matar—¿Cuántas veces te has tenido que acostumbrar?—repetí viendo atentamente como ella simplemente abrazaba su propia cintura—...—me quedé en silencio. Francamente, era consciente de que si realmente lo quería podía obligarla a hablar, sabía que, mediante la fuerza física o monetaria podría conseguir respuestas para mis dudas, pero... ¿Realmente quería hacerle eso? no, realmente no quería lastimarla, pero no sé realmente la verdadera razón del por qué, con ella en especial las cosas tenían que ser distintas—ha... olvídalo, regresa a tu habitación—pedí queriendo abrir la puerta, pero sintiendo como ella agarraba nuevamente de mi muñeca.
¿Por qué insiste tanto? ¿Por qué sigue esforzándose? me cuestioné con genuino interés mientras que, de forma momentánea posaba mis ojos en su rostro notando rápidamente como una que otra lágrima se deslizaba por su mejilla, ¿Eh? pensé aturdida notando como ella al ver la expresión que yo realicé torpemente se llevaba su mano libre hacia su rostro notando por fin el por qué me había desconcertado tanto.
—¿Huh? Ha... l~lo siento—se disculpó soltando mi muñeca para poder llevarse ambas palmas a los ojos tratando de detener de esa manera las lágrimas, pero estas simplemente no parecían querer ceder—y~yo realmente no te tengo miedo—confesó mientras que trataba con todas sus fuerzas el secar la humedad de su piel. Yo me quedé en mi sitio, francamente no entendía lo que estaba sucediendo, ¿Siempre fue así? pensé sintiendo genuino interés por saber que tantas reacciones podría llegar a realizar—y~yo realmente l~lo siento.
—¿Por qué te estás disculpando?—cuestioné a la vez que, por mero instinto decidía estirar mi mano aún sabiendo la alta probabilidad que existía de que ella nuevamente huyera de mí, pero en sí, Im Nayeon era francamente desconcertante, así que al notar como se había quedado quieta, simplemente decidí presionar mi palma suavemente sobre su mejilla limpiando con ayuda de mi pulgar las calientes lágrimas que trataban de continuar con su recorrido—deja de llorar—pedí deslizando mi pulgar de forma tosca sobre su humeda piel, haciendo todo lo posible por detener su llanto.
Sinceramente, sigo sin entender muchas cosas relacionadas con mi esposa, hay un sin fin de situaciones y acciones viniendo de ella que simplemente me desconciertan, y cuando creo que tengo una mínima noción de cómo es, ella se encargaba de derrumbar esa idea para dejarme nuevamente en la nada misma. Suspiré con suavidad con mis ojos fijos en la forma en que ella hacía una suave puchero con su nariz rojiza ante el llanto que la atacó, a pesar de que realmente me desconcertaba, el hecho de verla asustada, llorando o desesperada me volvía loca, sentía una extraña necesidad de simplemente destruir todo aquel que la hacía sentir aquellas emociones negativas, quería aplastar al o los bastardos que se encargaron de dejar aquellos traumas en ella, quería verlos suplicar por misericordia, quería escuchar sus llanto mientras que yo me encargaba de desgarrar sus extremidades. Los quería matar de la forma más lenta y dolorosa posible solo para aminorar el sufrimiento que ella debió vivir, pero a pesar de que esos eran genuinamente mis más grandes deseos internos, sigo sin tener ni la más menor idea del por qué deseo con tantas fuerzas realizar esas acciones inhumanas.
De repente, tocaron la puerta así que simplemente giré mi rostro notando como Chan asomaba su cabeza viendo con sorpresa mi mano sobre la mejilla de mi esposa y como ella trataba de secarse sus lágrimas.
—Estás juntando puntos para morir, ¿Lo sabes, verdad?—cuestioné notando como sus ojos rápidamente iban hacia mi serio rostro. Él asustado hizo una reverencia mientras que yo simplemente terminaba de secar las mejillas de mi vergonzosa esposa—... ha... solo ve al grano—ordené notando lo nervioso que se veía mientras que mis ojos nuevamente iban hacia Nayeon notando como ella se sonrojaba al comprender que alguien más que yo había sido testigo de su llanto—espero que valga la pena, porque me has interrumpido—aclaré dando un paso hacia atrás notando como Nayeon no dudaba en huir de mi presencia—esp...—guardé silencio al notar que ella ni siquiera miró hacia atrás. Por impulso apreté mis dientes mientras que mis fríos ojos iban hacia el cuerpo de mi sirviente—Chan...
—L~Lo siento—rápidamente el chico se disculpó haciendo una y otra vez una reverencia, llegando al punto que comenzaba a molestarme ver su patética desesperación por mantener el cuello adherido a su cabeza.
—Solo dime que quieres—aclaré notando como él se llevaba una de sus manos hacia su nuca para luego simplemente dar un paso hacia a mi dirección. A simple vista parecía nervioso, eso era raro en él, así que asumí que lo que estaba a punto de suceder era algo importante.
—El Marqués y su hijo mayor la están esperando en el salón principal.
Oh... por fin se dignaron a venir, pensé sonriendo por impulso.
—Mantén a mi esposa fuera de esto, asegúrate de que siempre alguien esté con ella—aclaré mientras que daba un pie fuera de mi despacho—...—guardé silencio mientras que me detenía al recordar algo más. Con calma me giré permitiendo ver cómo sus hombros se tensaban—si llora o se encuentra con su familia, ten por seguro que te mataré—confesé dándole una dura mirada para luego simplemente comenzar a caminar en dirección de donde se encontraban aquella familia peculiar sin importarme como él habia reaccionado a mis palabras—espero que me entretenga... Gran Marqués.
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