¿Estás tratando de huir?
Pov: Myoui Mina.
Me quedé en silencio presionando mis codos contra la mesa de mi escritorio mientras que mi pie subía y bajaba con tanta rapidez que el sonido comenzaba a colocar de los nervios a mi acompañante. El chico rápidamente comprendió mi pregunta así que no dudó en colocarse de rodillas en el frío suelo a la vez que presionaba tanto su frente como sus palmas contra la madera, permitiendo que yo pudiese escuchar sus claras disculpas, a pesar de que estaba completamente segura de que ni siquiera debía tener idea del por qué se estaba disculpando en primer lugar. No dije nada. En silencio crucé mis dedos apoyando mis labios sobre el dorso de mis dedos índices mientras que los pulgares se encargaban de sostener mi barbilla. Yo era consciente de que esta vez él no había tenido la culpa. El hecho de que la Condesa Taeyeon hubiese hecho lo que quiso en mi despacho fue netamente causado por el hecho de que yo se lo había permitido. No debía disminuir mi propia carga de culpa. Si tan solo no hubiese dejado que ella me sedujera, si no hubiese pedido a Chan que le enviara flores como una tonta ilusionada, entonces aquella serpiente no hubiese tenido el valor de besar mi mentón, y por consiguiente, mi esposa no estaría ahora encerrada en su habitación, pero claro, si lo veo de otra perspectiva, Nayeon tampoco debería estar molesta, al fin y al cabo, ni siquiera nos conocemos, debió esperar que yo tuviese a alguien más, como yo también debería esperar que ella tuviese a alguien más.
¿Eh?, pensé al sentir la fuerza con la que había hundido mis dedos entre mis nudillos, ¿Por qué me molesta tanto la idea de que tenga a alguien más? me cuestioné sintiendo la rabia floreciendo a través de mi cuerpo. Chan pudo sentir mi instinto asesino ya que su cuerpo rápidamente comenzó a temblar. Imposible, pensé mientras que sacudía mi cabeza en negación. No es posible que ella me guste, ni siquiera la conozco, y trataba de minorizar mis sentimientos con el hecho de que no conocía a mi esposa, pero los matrimonios por contratos ninguna de las dos partes se conocían antes de llevar a cabo la unión, así que técnicamente no era tan extraño el poder tener sentimientos por ella. ¡No! y mi cabeza se negaba a esa posibilidad, y yo lo entendía; no podía ni debía sentir algo por mi esposa, tan solo debía darle todo lo que quisiera y cuidar de su dignidad como dama de la nobleza, por lo demás, no debía interferir, ni siquiera se ella llegaba a encontrar a alguien más a quién amar.
El monstruo simplemente no debía amar, papá me dijo eso, no debía por nada del mundo olvidar cual era mi verdadero propósito.
—...Olvídalo, no fue tu culpa—aclaré causando que él levantara su frente enrojecida. Me miró en silencio, con una clara evidencia de sorpresa y miedo en sus ojos—... No permitas nuevamente el ingreso de la Condesa—pedí mientras que agachaba la mirada observando los papeles sobre la mesa—...—guardé silencio sintiendo sus ojos fijos en mi frente—estuve leyendo lo que el Barón Choi informó con respecto de cómo estaba la situación en la limitación del Norte y la Capital—cambié de tema provocando que Chan pudiese respirar con tranquilidad—al parecer los monstruos están en época de apareamiento así que han aumentado en grandes cantidades llegando al punto de que el pueblo se encuentra en peligro—aclaré pasando a la siguiente hoja—el Barón no cree que las cosas mejoren, informa que hay una escasez de guerreros así que está seguro que el pueblo solo se mantendrá en pie una semana más—le di una vaga explicación de la situación permitiendo que él simplemente asintiera con su cabeza—¿Cómo están los chicos?, ¿No han estado vagando, verdad?.
—Los caballeros están listos para salir en el momento que usted de la orden—respondió de forma tranquila, como si no hubiese recibido una amenazada de muerte hace minutos atrás—Wonwoo y Wonho han mejorado exponencialmente, y el subcapitán Jungkook sigue manteniendo el primer lugar entre sus demás compañeros—aclaró mientras que yo miraba los demás papeles, pero sin olvidar el principal—¿Quiere que prepare los caballos?.
—Sí—respondí mientras que me colocaba de pie—avisa que partiremos de inmediato—aclaré a la vez que comenzaba a caminar hacia la salida ignorando por completo hecho de que él continuaba estando de rodillas en el suelo.
—¿Quiere que le avise a su esposa?—cuestionó provocando que me quedara quieta en mi sitio.
Mierda, pensé al recordar el hecho de que ahora tenía a alguien que me estaría esperando en casa. Rápidamente aquel extraño calor volvió a alojarse en mi pecho, no me gustaba la sensación, en sí, la encontraba repugnante, pero no había nada que yo pudiese hacer al respecto, así que simplemente ignoré ese sentimiento mientras que me giraba notando lo incómodo que se veía mi acompañante. Por inercia me llevé mi mano sana contra mi nuca deslizando mis dedos aún enguantado sobre la piel, para luego simplemente agachar la mirada siendo incapaz de poder hacer frente a mi nueva realidad. ¿Debería salir sin más? me cuestioné con seriedad, aun cuando sabía que habían dos opciones. La primera que no le importase lo que hiciese, francamente esa opción me haría sentir mal mientras que la segunda opción sería que las cosas simplemente empeoraran aún más, y en verdad, esa opción me haría sentir peor. Bruscamente suspiré mientras que ignoraba su presencia volviendo a girarme para comenzar a caminar hacia la salida.
—Encárgate de avisar a los caballeros y preparar los caballos—di la orden mientras que abría la puerta saliendo de mi despacho para comenzar a caminar por el pasillo, pero en vez de ir directamente a mi habitación o a la zona de entrenamiento, me fui directamente a la habitación de mi ahora esposa. Al llegar, lo primero que hice fue dejar caer mis nudillos contra la madera. Di tres toques, pero no recibí respuesta por el otro lado—Duquesa...—le llamé sin alzar la voz logrando escuchar algo de movimiento del interior—debemos hablar.
No tuve que seguir insistiendo ya que la puerta se abrió a los pocos segundos desde que yo hice acto de presencia. Rápidamente pude notar a mi acompañante descalza y con aquel largo vestido verde que hacía juego con sus ojos, aturdida guardé silencio notando la expresión que mantenía la muchacha; parecía estar viendo la nada misma. No fui capaz de comentar lo que estaba observando, se veía tan cansada con aquellos ojos verdes caídos y el cabello revuelto, como si hubiese tratado de descansar, pero sus propios pensamientos no le hubiesen permitido el hacerlo como correspondía. Incómoda llevé mi palma contra mi nuca mientras que sentía la culpa azotándome violentamente la espalda, una y otra, y otra vez. Ella, al alzar la mirada me vio con sorpresa como si no hubiese esperado que realmente fuese yo quién estuviese de pie, pero rápidamente cambió de actitud sorprendiéndome al acortar la distancia entre ambas para poder colocarse de puntillas. Mi aliento quedó atrapado en mi garganta mientras que sentía su pulgar chocando contra mi mentón, ¿Eh? pensé sintiendo su cálida yema deslizándose contra mi piel como si no estuviese preocupada por estar tocándome.
—Tenías labial—aclaró mientras que contraía su brazo, permitiendo que el calor envolviera mis orejas, maldito Chan, maldije a mi subordinado ante el hecho de que no me hubiese comentado que aún tenía rastros de Taeyeon en mi cuerpo. Por inercia agaché la mirada notando que los botones seguían estando sueltos en mi camiseta. Ni siquiera había tenido el interés de cambiarme de ropa antes de verla, yo era un desastre—¿Qué se le ofrece Duquesa?—cuestionó escondiendo la mitad de su cuerpo detrás de la puerta mientras que sus dedos se aferraban en la madera.
—Quería hablar con usted—admití a la vez que llevaba mi palma contra mi mentón tratando de limpiar cualquier rastro que pudo haber quedado de la Condesa—¿Puedo ingresar?—cuestioné notando como ella veía con inseguridad sobre su hombro, para luego simplemente asentir con su cabeza haciéndose aun lado para poder dejarme ingresar—...—en silencio ingresé escuchando como ella no tardaba en cerrar la puerta detrás suya, avisando de esa forma que nuevamente estábamos a solas.
—¿Qué necesita?—cuestionó con tanta simpleza que me llegó a incomodar. En silencio apreté mis labios mientras que le daba un rápido vistazo al lugar notando que la habitación no parecía ser agradable, ¿Debería cambiarla de habitación? me cuestioné mientras que me cruzaba de brazos, pensando seriamente que tal vez eso la podría llegar hacer sentir mejor—¿Mina?.
—¿Ah?—y me sorprendí de notar su repentina cercanía. Por impulso di un paso hacía atrás sintiendo sorprendentemente nerviosa por la poca distancia que había entre ambas—saldré a subyugar monstruos, así que como Duquesa tendrás que hacerte cargo del Ducado—aclaré con simpleza omitiendo los detalles como que sería entre el límite del Norte y la Capital y el hecho de que partiría de inmediato. Ella al escucharme simplemente se mantuvo en silencio con sus fríos ojos fijos en mi calmada expresión—les avisaré a todos que estarás a cargo, para que no tengas inconvenientes—agregué a la vez que le daba la espalda—eso era todo... descansa—me despedí comenzando a caminar hacia la salida.
—¿Estás haciendo esto porque te encontré con tu amante?—cuestionó provocando que yo bruscamente detuviera mi caminar. Francamente no esperaba que sacara el tema de esa forma, mucho menos que lo hiciera con tanta facilidad, así que solo atiné a girar mis talones para ver como ella en silencio se había cruzado de brazos permitiendo que sus bonitos ojos verde oscuro me miraran con tranquilidad—sinceramente, me hubiese gustado saber que tenías una pareja antes de firmar el contra...
—No la tengo y nunca he tenido una—le interrumpí observando lo poco que me creía, pero aún así se mantuvo en silencio esperando que yo explicara lo que había sucedido en mi despacho—... ha... ella era la Condesa—aclaré incómoda de estar tratando de explicar lo que había ocurrido. Francamente, nunca pasó por mi cabeza que en algún momento tendría que explicar mis propias acciones—siempre coqueteo conmigo y generalmente nunca le decía que no, pero sea lo que sea que esté pasando por tu cabeza no ocurrió de esa manera—admití observando como la chica simplemente me seguía mirando de la misma forma; ella seguía sin creerme—antes de que entraras le estaba explicando que no me gustaba y que no la quería cerca de mi. Eso le molestó así que trató de besarme, pero como la rechacé terminó rompiendo mi camiseta y besando mi mentón—sabía perfectamente cómo sonaba, pero realmente estaba diciendo la verdad—...—guardé silencio mordiendo el interior de mi mejilla ante la seriedad con la que me observaba—no me importa si no me crees, solo quiero que sepas que ahora que estamos casadas yo seré completamente fiel a ti, así que no debes preocuparte por el rumor de infidelidad.
—¿A pesar de que no estés enamorada de mi?.
—Los sentimientos son una pérdida de tiempo para mi, yo solo debo asegurarme de protegerte y eso debe ser lo único que te importe—aclaré encogiéndome de hombros sin siquiera tomarme la molestia de saber que estaría pensando ella al respecto de oír mis palabras—...—me quedé en silencio al notar la forma en que apretó sus labios para luego simplemente girarse caminando hacia su cama hasta lograr recostarse en el colchón—... me iré, así que descansa bien.
Quizás debí preguntar cómo se sentía con respecto a lo que había visto en mi despacho, quizás debí demostrar algo de interés por ella. Al fin y al cabo era mi esposa y lo seguiría siendo por el resto de mi vida, porque tampoco tengo ni tenía planes de divorciarme de ella, pero a pesar de ser consciente de todos aquellos deberías realmente ninguno estaba siendo acorde con la personalidad que me forjaron así que, como siempre, simplemente ignoré lo que estaba ocurriendo mintiéndome a mí misma con solo preocuparme de mantenerla a salvo. En un completo silencio retomé mi camino hacia la salida, ni siquiera me tomé la molestia de esperar una respuesta por parte de mi esposa, sabía perfectamente que ella no tenía ningún interés de hablarme así que no esperé nada de ella. Con calma abrí la puerta sacando un pie en dirección del pasillo, pero antes de salir por completo de la habitación logré escuchar aquel suave y cálido "Te creo, ve con cuidado", que desprendió de su boca haciendo que, por inercia saliera rápidamente de la habitación para luego simplemente con el mismo peso de mi espalda cerrar la puerta. En silencio me llevé las manos a la boca sintiendo la forma en que estaba latiendo mi corazón. Sé que no es posible, pero estaba segura que podía sentir los latidos en mi garganta, así que mantuve mis labios sellados para no dejar que mi órgano quedase expuesto. La fuerza de mis latidos cada vez se hizo más fuerte, llegó al punto de que ni siquiera fui capaz de oír a mi alrededor, solo escuchaba aquel, Bomb Bomb, que hacía ecos en mi cabeza.
La sangre caliente no tardó subir desde mi pecho hacia mi cabeza, envolviendo mis mejillas al punto de que cualquiera podría fácilmente darse cuenta que algo malo estaba ocurriendo conmigo. Esta es mi primera vez, pensé manteniendo mis manos sobre mi rostro tratando con los dedos ocultar el calor en mi piel, esta es la primera vez que alguien me dice que tenga cuidado, y no podía creerlo, ¿Por qué? me cuestioné a la vez que perdía la fuerza de mis piernas deslizando mi espalda sobre la madera hasta que mi trasero logró tocar el suelo, ¿Por qué ella dijo eso? no lo entendía. Mierda, yo no era capaz de entenderla. Me quedé unos segundos en aquella posición hasta que el latido de mi corazón volvió a atraer mi atención. Por inercia me puse de pie sintiendo como mi espalda seguía estando adherida a la madera de la puerta. Maldición. Maldición. Maldición y lo repetía una y otra vez mientras que, velozmente desprendía mi espalda de la puerta para caminar con cierta torpeza hacia mi habitación, sintiendo como mi entrepierna no tardaba en reaccionar ante el recuerdo de mi esposa, ¿Por qué lo dijo de esa forma? ¿Por qué me miró así? y las preguntas no dejaban mi cabeza en paz a la vez que la tensión en mis pantalones me obligaban a llevar una de mi mano contra mi entrepierna en un vano intento por ocultar el evidente bulto que se había formado. ¿Por qué me hace esto? ¿Por qué reaccionó de esta manera? y no lo entendía lo que causaba que las cosas se volvieran lentamente más frustrantes para mi.
Al llegar a mi habitación no dudé en comenzar a desnudarme manteniendo la esperanza que, con el mismo frío del lugar mi cuerpo pudiera enfriarse, pero al agachar la mirada y notar mi ropa interior pude darme cuenta que todo seguía estando igual, como si el frío que erizaba mi piel no tuviese ningún efecto con mi miembro inferior, piensa en Taeyeon, piensa en la Condesa, me ordené a la vez que cerraba los ojos tratando de traer a mi mente los recuerdos de aquella mujer, pero antes de que su imagen quedase expuesto en mi mente aquellos ojos verdes y ese suave "Ve con cuidado" resonó en mi cabeza haciendo que mi cuerpo por completo hirviera. Maldición... ¿Que hago? me cuestioné a la vez que abría nuevamente mis párpados notando que el pensar en cosas desagradables tampoco había funcionado, ¿Por qué ahora? ¿Por qué a mi? pensé frustrada ante la falta de solución a mi problema.
Las cosas no parecían querer mejorar así que simplemente solté un suave suspiro mientras que llevaba ambas manos contra mi rostro restregando mis guantes sobre mi piel en un vano intento por conseguir calmar mis emociones. Volví a suspirar haciendo un esfuerzo por controlar la fuerza con la que latía mi corazón. No es posible, pensé sabiendo que, ni siquiera cuando estuve en la guerra mi corazón latió con la intención que lo estaba haciendo ahora, solo es una simple mujer, y no importaba cuanto lo pensara, muy en mi interior sabía que Nayeon no era una simple mujer.
De repente, mientras que yo trataba por todos los medios calmar mi problema, logré escuchar aquellos característicos tres toques provenientes de la puerta, pero antes de siquiera poder negar su entrada Chan ya había ingresado en la habitación permitiendo que sus ojos fácilmente quedaran enfocados en mi cuerpo semidesnudo. Mi asistente no hizo comentario a lo que estaba viendo, mientras que yo no podía dejar de pensar en el hecho que, por segunda vez en el día él me estaba siendo testigo del desastre de mi cuerpo provocado por la misma persona. Esto es vergonzoso, pensé, pero velozmente aquel pensamiento murió al comprender que, por primera vez en mi vida estaba sintiendo genuina vergüenza.
—... ¿Qué sucede?—cuestioné mientras que comenzaba a colocarme unos pantalones ligeros tratando de esa forma ocultar la disminución de mi bulto—¿Los chicos ya están preparados?—seguí hablando tratando de llenar los silencios incómodos, sin saber por qué lo estaba haciendo en primer lugar.
—He venido a dejarle su armadura—aclaró a la vez que regresaba por sus mismos pasos tomando el pesado traje negro que solía ocupar cuando debía dirigirme hacia las sangrientas batallas—el herrero ha perfeccionado los hombros y ha puesto una doble capa de metal sobre los antebrazos para impedir que reciba nuevamente un golpe como lo que sucedió la última vez—comentó acercándose hacia donde yo estaba sin importarle como yo envolvía mi abdomen con una blanca camiseta.
Dejo la armadura sobre la cama y comenzó a dividir las partes. Por lo general no dejaba que nadie más que él tocara mi cuerpo, en sí, tenía malas experiencias con respecto a mi desnudez expuesta así que solo con el pasar del tiempo me animé que alguien más me ayudara. Antes de que yo diera un paso hacia su dirección él simplemente se giró permitiendo que yo notara una de las partes de la oscura armadura en sus manos. Por lo general, siempre comenzaba con la parte superior ya que era la más complicada. Me mantuve en silencio pasando primero mis brazos para luego enfocarme en mi cabeza. Pude escuchar el sonido del metal oscuro chocando contra mi piel mientras que oía la manera en que Chan trataba de distraerme. Francamente, no era fanática de usar armadura, esta era incómoda y casi siempre me sofocaba a las horas de estar usandola, pero aún así no me quejé. Como de costumbre pude sentir el frío material penetrando mis extremidades al tacto, pero a pesar de que el frío dolía, no hice ningún tipo de sonido. Cuando Chan terminó de arreglar la parte superior decidí darle un vistazo a mi pecho notando cómo, a pesar de que la armadura era completamente negra, se podía apreciar perfectamente cuán brillante era su material. Sinceramente me tomó alrededor de cinco años el tenerla en mis manos, con mucho esfuerzo y ganando un que otra cicatriz en mi cuerpo conseguí que el herrero tuviese el mejor material para crearla. Francamente fue por casualidad que logré encontrar el hierro oscuro. Un día simplemente decidí ir de excursión por las montañas de mi territorio y ahí lo encontré, en el interior de una cueva abandonada. En un principio no creí que fuese un material tan precioso, pero cuando se lo entregué al herrero y vi como sus ojos brillaban me alegré a ver salido ese día.
Al finalizar envolvió mis hombros con aquella capa roja que resaltaba mi mirada haciendo un gran contraste de todo lo negro que llevaba encima. Yo me mantuve en silencio escuchando el sonido del metal con cada movimiento que ejercía mientras que sentía las pies pesado ante los botas del mismo material. Chan en cambio solo observó mi traje intentando asegurarse de que todo estuviese en su sitio correspondiente.
—Protege a la Duquesa—pedí sintiendo sus manos en mi espalda tratando de arreglar los últimos detalles de la capa. Él no dijo nada, lo más seguro es que estaba sorprendido ante mi pedido, porque esta era la primera vez que yo mostraba algo de interés por alguién más que no fuese yo misma—no interfieras públicamente porque eso solo empeorará las cosas, pero si hazlo entre las sombras. Asegurate de que ella no lo pase mal—aclaré a la vez que me giraba notando la forma en que me veía—pude que no me guste, pero sigue siendo mi esposa, así que debo velar por su seguridad.
Fue todo lo que dije mientras que regresaba mi atención hacia el frente dispuesta en caminar hacia la salida, sin esperar el oír alguna respuesta por su parte.
—... ¿Realmente no le gusta?—cuestionó provocando que me detuviera de golpe. Esta vez no fui capaz de mirarlo, simplemente me mantuve en mi sitio sintiendo las orejas caliente.
—No importa lo que yo sienta por ella, las cosas no cambiarán—fue todo lo que dije mientras que me abría paso hacia el pasillo ignorando por completo cualquier intento por su parte de querer lavarme el cerebro con respecto a lo que realmente pensaba de mi ahora esposa.
En un completo silencio caminé a través del pasillo notando la ausencia de caballeros y sirvientes. Ni siquiera me tomé la molestia de ver donde se encontraban, sabía perfectamente que todos debían estar preparando las cosas para mi viaje, así que era normal la falta de presencia de mis trabajadores. De forma impulsiva llevé una de mis manos contra mi nuca mientras que soltaba un suave y pesado suspiro, a pesar de que le dije a Chan que no importaba lo que yo sintiese por mi prometida, si que era verdad que mi cuerpo no pensaba de la misma forma. Aún era capaz de sentir el calor en mis orejas, perdía el control de mis emociones cuando se trataba de ella al punto que ni siquiera era capaz de controlar el calor en mis orejas. Esto era extraño... simplemente sentía que estaba algo estaba mal, yo no podía tener sentimientos, ni por mi esposa ni por otra persona, porque papá lo habia dicho, yo al ser un monstruo podría lastimar lo que amara, así que para evitar el hacerle daño sería mejor no sentir nada por ella.
La mataste. Abrí los ojos con fuerza mientras que me detenía de golpe. Rápidamente el lugar cambió, ya no estaba precisamente en el pasillo, sino que me encontraba en aquel frívolo e intimidante despacho del Gran Duque. Si tan solo no tuvieras sus ojos, y mi cuerpo se tensó en su sitio ante las frescas palabras de mi padre resonando con violencia en el interior de la habitación. Por impulso deslicé mi mano de mi nuca hacia mi rostro tratando de no ver al hombre que me mantuvo con vida. Si tan solo tuvieras mis ojos... yo podría acabar con tu miserable existencia. Cállate, pedí mientras que daba un paso hacia atrás sintiéndome sofocada ante el pequeño espacio que tenía a mi disposición. Las paredes lentamente comenzaban a cerrarse, no podía verlo, pero podía sentirlo; ellos querían matarme, querían que muriera con él. Por impulso alejé mis manos de mi rostro notando a mi padre de pie frente a mi mientras que sentía como mi espalda chocaba contra la puerta.
—Tu la mataste—me acusó mientras que, con una de sus amplias manos sostenía con fuerza de aquel peligroso cuchillo. Sus ojos se enfocaron en mi, él parecía decidido en acabar con su vida, no lo hagas, supliqué en el interior de mi mente a la vez que veía como él, sin siquiera dudar en lo que estaba por causar, simplemente deslizó la afilada hoja por debajo de su cuello permitiendo que la sangre comenzara a derramarse hacia su camiseta—e~eres un monstruo—murmuró a la vez que perdía el equilibrio cayendo casi a los pies de donde yo estaba. No supe que hacer. Entumecida en mi sitio simplemente me quedé viendo la forma en que la sangre no tardaba en deslizarse hacia donde yo estaba, como si tuviese el deseo de tocarme.
De forma instintiva volví a dar un paso hacia atrás sintiendo la fuerza con la que latía mi corazón, pero no importaba cuánto esfuerzo pusiese para huir, la pared tocaba firmemente mi espalda. Yo no podía escapar de esta realidad.
—N~No es...
—¿Duquesa?—oír mi título detrás de mí me hizo bruscamente girar el rostro notando como Chan me veía con una visible confusión en su expresión—¿Sucede algo?—cuestionó a la vez que yo regresaba mi atención hacia el frente notando la ausencia de mi padre. Yo ya no estaba en el despacho de aquel intimidante hombre—¿Gran Duquesa?.
Me quedé en silencio unos segundos tratando de borrar el recuerdo que él me dejó.
—Todo está bien.
Fue todo lo que dije mientras que regresaba mi atención hacia el frente comenzando a caminar nuevamente por el pasillo en dirección de la salida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro