Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

En busca de tu perdón

Pov: Myoui Mina.

Al parecer mi esposa no había estado mintiendo en el momento que me amenazó con impedir que mis manos llegasen a tocarla, en un principio, sobre todo la primera noche creí que tan solo era un extraño berrinche causado por mi negación, pensé que, al día siguiente tras ver que Seungwoo era capaz de terminar el entrenamiento necesitando tan solo cinco pociones de recuperación en vez de diez las cosas se podrían calmar entre las dos, pero me equivoqué y no tardé en notarlo ante la forma en que los días comenzaron a transcurrir y ella ya no estaba yendo a mi habitación, ni siquiera conseguía toparme con ella más allá cuando venía a recoger a Seungwoo, para mi sorpresa cuando eso ocurría ella no dudaba en rechazar a cualquier tipo de interacción entre las dos, con palabras monótonas se aseguraba de saludarme para luego darme la espalda en señal de rechazo; sinceramente, era extrañamente doloroso su indiferencia. Al entender que las situación no mejoraría traté de toparme con ella a la hora de comer, a pesar de que sigo sin tener la más menor idea de como arreglar el desastre que yo misma cree, hice mi mejor esfuerzo para poder crear una situación que nos hiciera conversar, pero aun cuando ordené específicamente a los sirvientes el avisarme con cierta antelación el horario que tenía para comer, no fui capaz de interactuar con ella. No quería admitirlo, pero su evidente rechazo me estaba haciendo sentir inquieta.

Con fuerza solté un pesado suspiro a la vez que dejaba caer mi frente sobre mis nudillos, en estos momentos me encontraba en el interior de mi despacho, desde la mañana que había tratado de terminar todo el papeleo que aún seguía teniendo desde que regresé. Chan como siempre se mantuvo de pie, aún par de metros de donde se encontraba mi escritorio, esperando en un completo silencio de que yo diera algún tipo de orden que lo hiciese abandonar la habitación, pero francamente, en estos momentos él, era el menor de mis problemas. Mierda... pensé sintiéndome genuinamente irritada ante la falta de interacción entre yo y mi esposa. Me quedé quieta durante unos segundos tratando de dejar mi mente en blanco, pero fue un fracaso, de alguna manera Nayeon se las arregló para meterse bajo mi piel haciendo una con mi mente, impidiendo de esa forma poder quitarla de mis pensamientos, lo odio, y no podía evitar el sentirme frustrada ante la pérdida de control, ¡Maldición! ¡Realmente lo detesto!, francamente, no tengo ni la menor idea de cómo aún mi instinto asesino seguía estando en mi interior. Visiblemente frustrada y siendo consciente de que no tendría ningún tipo de respuesta que satisficiera mis pensamientos, decidí alejar mi frente de mis manos para poder echar mi espalda contra el respaldo de mi asiento. En silencio elevé la mirada deslizando mis fríos ojos rojizos en dirección de Chan notando como este instintivamente tensaba sus hombros por culpa de mi repentino interés por su existencia.

—Chan—le llamé mientras que cruzaba mis brazos por debajo de mis pequeños pechos, a pesar de que era consciente de lo inquieto que se veía mantuve mi atención fija en sus facciones viendo atentamente como él daba un paso hacia mi dirección.

—¿Sí? Gran Duquesa—fue todo lo que se atrevió a decirme provocando que yo apretara mi quijada—¿Necesita algo? —trató visiblemente aterrado de conseguir el satisfacerme, pero no había manera de que él pudiese hacerme sentir mejor.

—¿Cómo va la preparación de mi boda? —cuestioné observando como él me veía con sorpresa para luego mirar hacia otra dirección—ni siquiera he visto sastres ingresando al Ducado—comenté dejando en claro que las cosas no se estaban llevando a cabo como yo lo había ordenado—¿Acaso no has sido capaz de llegar a un acuerdo con mi esposa? —pregunté queriendo una explicación mientras que mi vista seguía estando fija en como sus temblorosas manos se escondían detrás de su espalda, patético, pensé sintiendo mi mal humor empeorando—Chan.

—...La Duquesa me ordenó paralizar los preparativos—confesó haciendo que yo lo viera con sorpresa.

—¿Desde cuándo? —pregunté a la vez que, con cierto impulso me colocaba de pie provocando que el contrario tan solo diera un paso hacia atrás—te he hecho una pregunta... ¿Desde cuándo lo sabes? —traté de formular mejor la pregunta queriendo una pronta respuesta, pero mi acompañante simplemente daba la impresión de estar demasiado asustado como para poder hablar con claridad—¡CHAN!.

—Lo postergó cuando vino el represente del Rey—confesó haciendo que yo me quedara quieta sintiendo la fuerza con la que estaba latiendo mi corazón—dijo que esperaría que todo estuviese calmado para hacerlo, que de momento no era algo importante—siguió hablando mientras que yo me llevaba una de mis manos contra mi nuca sintiéndome incómoda por haberlo asustado, aún cuando era lo normal en mi el provocar ese sentimiento en el resto de las personas—m~me pidió que no le comentara... la Duquesa simplemente no quería darle más preocupación—al parecer realmente se llevaba bien con mi esposa ya que no dudó en defenderla ante la expresión que yo había realizado—por favor... Descargue su ira conmigo—suplicó a la vez que hacía una perfecta reverencia provocando que yo, de forma impulsiva apretara mi quijada.

—Silencio—me quejé mientras que deslizaba mis dedos hacia el comienzo de mi mentón tratando de pensar con mayor claridad—no necesito escuchar tus estupideces—aclaré dejando en claro que no tenía intenciones de realizarle algún tipo de castigo—...—me quedé en silencio a la vez que caminaba hacia la salida teniendo toda la intención de querer marcharme de ese lugar, pero no tardé en detener mis pasos cuando cierta individua se apoderó nuevamente de mis pensamientos—tu...—murmuré manteniendo mis ojos fijos en la puerta—cuándo te dio esa orden... ¿Qué tipo de expresión viste en su rostro? —pregunté sin saber muy bien el por qué lo estaba haciendo.

—Ella... La Madame parecía estar dolida—confesó como si temiese que yo perdiese el control, pero tras escucharlo simplemente comencé a caminar sintiendo una extraña opresión en el pecho que lentamente comenzaba a quitarme el aliento.

Continué caminando en dirección de la salida sin siquiera tomarme la molestia de mirar por sobre uno de mis hombros su conocida reverencia; no tenía tiempo, ni gana de observar aquello. Preocupada y sin poder controlar mis propias emociones terminé abandonando la habitación, ni siquiera alcancé a dar un paso hacia el exterior cuando ya me había topado con dos guardias, estos al reconocerme como su maestra simplemente hicieron una reverencia en modo de saludo, el cual, yo cruelmente ignoré para comenzar a caminar a través del silencioso pasillo teniendo toda la intención de encontrarme lo más rápido posible con mi mujer. La fuerza con la que estaba latiendo mi corazón me incomodaba, así que impulsivamente llevé mi palma contra mi esternón sintiendo la violencia con la que mi órgano latente golpeaba mi mano, con ayuda de mis dedos tamboreé sobre mi ropa tratando de hacerle entender a mi cuerpo que era momento de calmarse mientras que mis piernas continuaban manteniendo el mismo ritmo yendo directamente hacia la salida del Ducado. Si debía ser del todo sincera no quería aceptar lo que estaba sucediendo en estos momentos, porque sabía que si aceptaba que mi corazón había reaccionado por el simple hecho de saber que mi esposa lo había estado pasando mal me obligaría a tener que cuestionar acciones y situaciones de mí misma que no estaba aún preparada de tener que afrontar. Jadee en alto manteniendo mi mano aún posada sobre mi esternón, a pesar de que era consciente que en otra ocasión no hubiese dudado en regresar a mi despacho para terminar de una buena vez con el papeleo que me esperaba, fingiendo interés por el contenido de cada una de las cartas enviadas por esos ambiciosos nobles, ahora simplemente no podía hacer eso; básicamente porque no podría soportar otro día estando lejos de mi esposa.

Mis mejillas no tardaron en calentarse, la vergüenza en mi era evidente, pero aún así hice mi mejor esfuerzo por no prestarle mayor atención. Al llegar al final del pasillo los guardias que generalmente escoltaban la entrada y salida del Ducado me vieron con sorpresa, pero solo bastó con una mirada dura de mi parte para causar que ellos rápidamente abrieran la puerta. En silencio salí hacia el exterior notando con cierta sorpresa cómo en medio del campo de entrenamiento se encontraba el pequeño Seungwoo moviendo una y otra vez su espada mientras que pequeñas gotas de sangre resbalaban de sus palmas hacia sus codos, ¿Desde cuando estas entrenando? Pensé sorprendida de notarlo mientras que alzaba mi mentón para ver como ya comenzaba a oscurecerse, acaso... ¿Estuvo desde la mañana? No quería pensar en esa probabilidad, pero por su rostro pálido, el sudor que escurría por su ropa y la sangre envuelta a su alrededor daba la impresión de que realmente había hecho eso, este mocoso estúpido..., pensé a la vez que, por mero instinto comenzaba a correr hacia su dirección. El pequeño mocoso parecía estar completamente sumergido en cada uno de los movimientos que repetía que ni siquiera notó mi presencia aún cuando me había detenido a su lado, no parece que quiera detenerse, y no pude evitar el verme reflejada. No termines como yo... supliqué a la vez que estiraba mi mano recibiendo el golpe de lleno, con fuerza sostuve la hoja de madera notando como por fin Seungwoo alzaba su mirada viéndome con cierta sorpresa.

—¿Quieres morir? —pregunté notando como el menor me veía con confusión—lo pregunto porque si sigues así ese será tu único destino—aclaré a la vez que tiraba de su arma consiguiendo ver el mango de esta. Grande fue mi sorpresa de notar sus dedos y palmas marcados sobre la madera por culpa de la sangre; es evidente que debía llevar un tiempo sangrando, pero aun así no dijo nada, pensé manteniendo mi atención nuevamente en su rostro, Nayeon me matará—ha...—suspiré mientras que soltaba la espalda dejándola caer al suelo—tienes prohibido volver a entrenar—ordené consiguiendo que él ampliara sus párpados de la sorpresa para luego, simplemente lanzarse contra mi cuerpo agarrando de mi pantalón—¿Q~Qué estás haciendo?.

—Ha... aaah...ha...ahh...—parecía querer decir algo, pero la falta de su lengua le impedía el poder expresarse. Sus ojos ansiosos no tardaron en enfocarse en mi aturdido rostro tratando de hacerme entender lo que estaba sintiendo—¡Haa... Ha...!—yo no era capaz de entenderlo, pero solo bastó con observar la desesperación en su mirada, aquella que estaba a punto de romperse para comprender lo que estaba pasando por su pequeña mente.

En silencio me arrodille notando como sus temblorosas manos se aferraban contra el cuello de mi camiseta.

—Tu... ¿Realmente quieres hacerte fuerte? —cuestioné mirando atentamente como asentía con su cabeza sin siquiera tomarse la molestia de pensar en mi pregunta—pero lo que estás haciendo te va a matar—aclaré consiguiendo que se mordiera el labio inferior, para luego volver asentir con su cabeza como si estuviese tratando de decirme que él aceptaba ese final—pero... ¿No sabes lo que tu muerte le pueda causar a mi mujer? —pregunté provocando que elevara sus cejas, como si simplemente no hubiese pensando en la posibilidad de que algo malo le ocurriese a Nayeon—aunque si tu intención es esa, entonces no te detendré, pero espero que seas consciente de que tu muerte causará una tristeza profunda en mi esposa—trataba de alguna manera de persuadirlo mientras que lo veía mirando el suelo—no olvides que nosotros prometimos que no íbamos a permitir que ella estuviese triste o acaso... ¿Lo olvidaste? —cuestioné consiguiendo que sacudiera su cabeza en negación.

—Ha...—y era frustrante esta falta de comunicación entre los dos, pero sabía que no debía seguir exigiéndole.

—Acepto tu deseo de querer hacerte más fuerte—comenté mientras que me colocaba de pie consiguiendo que él alzara su mirada—admito que es mi culpa el haberte dado una orden y que terminaras en este estado, así que tengo que asegurarme de que el entrenamiento que te de no te mate—estaba aceptando las cosas, y hasta haciéndome responsable de mis propias acciones, si Nayeon hubiese estado aquí, pensé sin saber el por qué quería una felicitación de su parte—¡Cough! —tosí falsamente solo para que el pequeño sonrojo en mis mejillas no llamara su atención—por esa razón, tienes prohibido entrenar sin mi supervisión—aclaré sintiendo como él nuevamente se aferraba de mi pantalón—no voy asignarte un horario... puedes venir a mi cada vez que quieras entrenar y a la hora que quieras... exceptuando en la noche—no quería dar mayores detalles, pero esperaba que él entendiera—¿He sido clara?.

—¡Ha! —.

No tengo ni la más menor idea de que significa eso, pensé aun cuando había asumido que debía tratarse de un simple sí, será difícil la comunicación si no hago algo al respecto con esto y a pesar de que no era prioridad, sabía que si buscaba un sanador del nivel de una Santa podría hacer que él hablara, tendría que hablar con el Marqués Park para que traiga a su hija, pensé siendo más que consciente que la hija de ese bastardo debía tener el suficiente poder divino como para poder regenerar una extremidad. Francamente eso sería una muy buena idea, si no fuese por el hecho de que terminaría debiendo una favor a la sanguijuela Park mejor conocida como la perra del Imperio, y uno de los que más hincapié hizo para no casarme con Nayeon, esto me molesta, pensé sintiéndome realmente inquieta por tener que deberle a alguien de su índole. Tras entender que no llegaría una respuesta que me satisficiera decidí mantener mi atención en el mocoso notando como este se veía sus palmas permitiendo que yo también pudiese observar la gravedad de sus heridas causadas por la fricción de la madera, eso... eso debe doler, pensé a la vez que me inclinaba agarrando de su brazo para así alzar de su escuálido cuerpo consiguiendo sin mucho esfuerzo cargarlo con solo la ayuda de una de mis extremidades.

—No te muevas—ordené a la vez que podía sentir como aquella incomodidad que generalmente se creaba cuando ambos estábamos a solas no tardaba en llenar el lugar—voy a llevarte a que te sanen tus heridas—aclaré sin saber realmente el por qué le estaba avisando de mis próximas acciones—a pesar de que las pociones pueden regenerar las heridas, no significa que puedas entrenar de inmediato—francamente, me sentía un hipócrita ya que yo hacía cosas peores solo para lograr cumplir mis objetivos aún si eso podría o no matarme—tienes que descansar—y si alguien me llegaba a escuchar probablemente no dudaría en reírse de mi comportamiento.

No dudé en quedarme en un completo silencio a la vez que ingresaba en el interior del Ducado notando cómo los guardias parecían genuinamente sorprendidos por lo que tenía entre los brazos, como era de costumbre simplemente ignoré sus existencias continuando con mi caminar en un vano intento por llegar lo más rápido posible a la zona de curaciones mientras que podía sentir como el pequeño cuerpo ajeno lentamente comenzaba a desprender todo el frío que estuvo siendo sometido quizás por cuantas horas; era tanto el frío que emanaba su cuerpo que yo había sido capaz de sentirlo por debajo de mi ropa. Agaché mi mirada notando su cabello negro completamente revuelto, a simple vista no parecía estar preocupado por su fría anatomía, ¿Qué pasa por tu mente? Me cuestioné sin saber muy bien el por qué siquiera me importaba lo que le pasara, mocoso... realmente pudiste morir, y era sorprendente el hecho de estar siendo consciente de ese pequeño detalle, es que ni siquiera podía creer que dejé pasar algo tan importante como eso, ¿Realmente fui tan tonta? Me cuestioné genuinamente preocupada de haber actuado como si él tuviese la misma capacidad que yo tenía a su edad. Al sentir como él impulsivamente comenzaba a temblar no dudé en agarrar el borde de mi capa envolviendo tranquilamente su cuerpo con ese grueso material. Durante mi caminar Seungwoo no emitió ningún tipo de sonido, a pesar de que debió sentirse desconcertado por mi repentino actuar, aún así, simplemente se quedó en silencio apoyando quizás sin ser realmente su intención, su pequeña cabeza sobre uno de mis hombros mientras que yo continuaba caminando. Era obvio que ambos nos sentíamos incómodos por la presencia del otro, pero si que hay que admirar que hicimos el mejor esfuerzo para ocultar ese sentimiento.

Tras llegar al salón de curaciones no dudé en abrir la puerta de golpe notando como los sacerdotes y sacerdotisas se encontraban curando uno que otro caballero que salió lastimado; posiblemente a causa de un entrenamiento intenso mientras que el resto parecía estar completamente inmersos en el papeleo o revisando los frascos de pociones, en sí, cada uno parecía estar sumergido en sus propias tareas. Como era de esperarse rápidamente los ojos terminaron recayendo en mi cuerpo y en lo que estaba sosteniendo, por lo general, no me incomodaba el ser observada, tras convertirme en la Gran Duquesa me vi en la obligación de tener los ojos sobre mí así que era algo por lo que ya estaba acostumbrada. Rápidamente los sacerdotes y sacerdotisas se pusieron de pie, sin importarle el terminar el tratamiento con los caballeros hicieron una perfecta reverencia mientras que, al unísono resonaba ese claro "Buenas noches, Gran Duquesa", a pesar de que era lo normal para mí, no pude evitar el agachar la mirada notando lo sorprendido que se veía Seungwoo.

—Necesito que lo curen—ordené mientras que alejaba la capa del cuerpo de Seungwoo permitiendo que rápidamente una sacerdotisa se acercara.

La mujer en un completo silencio tomó suavemente de la mano del pequeño mocoso, y con cuidado comenzó a deslizar su maná curativo sobre su palma permitiendo que yo pudiese ver como su herida causada por la fricción lentamente comenzara a cerrarse. En un principio él parecía estar asustado, y en sí, eso no era lo que me había sorprendido ya que a pesar de que se llevaba bien con mi esposa seguía sin ser capaz de interactuar con otras personas que no fuese parte de su círculo cercano, lo que realmente no había estado esperando es que él se apegara contra mi esternón, como si se estuviese adhiriendo a mi cuerpo buscando de alguna manera protección, ¿Realmente esperaba eso de mí? Me cuestioné sin poder evitar el estar sorprendida.

Incómoda miré hacia otra dirección mientras que, por el rabillo de mis ojos podía notar como el tenue brillo dorado que desprendía la palma de Seungwoo lentamente comenzaba a desaparecer.

—He terminado—aclaró la mujer mientras que daba un paso hacia atrás observando con cierta sorpresa como Seungwoo envolvía sus brazos alrededor de mi cuello permitiendo de esa forma que tanto mis ojos como los de él estuvieron enfocados en ella—¿Huh? —era normal ese tipo de expresión ya que estaba en presencia de la mirada de los Myoui.

—Sigan trabajando—fue todo lo que dije mientras que me giraba comenzando a caminar hacía la salida, teniendo toda la intención de abandonar la habitación, pero el fuerte agarre de Seungwoo sobre mi camiseta me hizo detenerme, con cierta confusión le di una mirada notando la forma en que él me estaba viendo, a pesar de que poseía el mismo color de mi mirada, la forma en que me veía era idéntica a la de Nayeon—...¿Tú? —cuestioné al aire solo para que él fuese capaz de escucharme, a pesar de que no dijo nada, sentía que sabía lo que quería de mi—ha...—suspiré a la vez que giraba mi rostro observando por sobre mi hombro como el resto de los sacerdotes me estaba viendo—gracias por curarlo—aclaré consiguiendo que me vieran con sorpresa mientras que yo regresaba mi atención hacia el frente—¿Satisfecho? —pregunté viendo como asentía con su cabeza.

Tras decir aquello no dudé en abandonar rápidamente la habitación sintiendo como el silencioso pasillo no tardaba en envolvernos. A pesar de que el pequeño mocoso había recibido la atención correspondiente, por lo cual, estaba completamente capacitado para caminar por su cuenta, decidí aun así el mantenerlo sobre mis brazos sintiendo como él posaba suavemente una de sus manos contra uno de mis hombros como si de esa manera estuviese tratando de apoyarse. Ni siquiera me tomé la molestia de quejarme, él era tan pequeño y delgado que realmente no se sentía como estar cargando a alguien de su edad, ¿Debería aumentar su alimentación? Pensé deslizando suavemente mi mirada hacia su perfil notando como él continuaba manteniendo sus ojos completamente fijos hacia el frente. No dije nada, francamente, no podía dejar de pensar que de alguna manera aquel mocoso se las había arreglado para hacerme decir gracias, era extraño, por no decir peculiar; un ser tan frágil y pequeño, alguien que fácilmente podría llegar a matar sin ningún esfuerzo había conseguido lo que nadie más hizo, ¿Qué tengo que hacer con él? Pensé temiendo que estuviese provocando los mismos efectos que mi joven esposa causaba sin siquiera esforzarse por ello. Suspiré en alto mientras que sentía como Seungwoo con fuerza agarrada nuevamente de mi camiseta.

—¿Huh? —cuestioné ante el repentino tacto, con cierta confusión le di un vistazo notando como él estaba apuntando hacia el frente—¿Qué quieres? —pregunté con suavidad mientras que alzaba mi mirada notando como Sehun corría hacia mi dirección. Instintivamente di un paso hacia atrás a la vez que llevaba mi mano libre contra mi cintura dispuesta en desenvainar mi espada aún cuando sabía que aquel caballero no era capaz de lastimarme—Sehun—le llamé en el momento que se detuvo frente a mi—¿Qué sucede?.

—Disculpe mi repentina aparición—el chico comenzó hablar haciendo una pequeña reverencia en señal de estar avergonzado mientras que yo simplemente me mantenía quieta sintiéndome ligeramente irritada por la repentina interrupción—bueno... cuando estuvimos de viaje protegiendo el borde del Norte encontré algo—comentó a la vez que se metía la mano dentro de los bolsillos—estuve preguntando por su propietario y ninguno de los caballeros que estuvo en incursión parece reconocerlo, así que no sabía si era parte nuestra o quizás le correspondía a alguno de los fallecidos del pueblo—seguía explicando la situación, pero en verdad, a mi no me importaba—sé que usted no posee joyas, pero... ¿Reconoce esto? —cuestionó alzando un pequeño collar.

—N...—y estuve a punto de decir que no si no fuese por las pequeñas piedras azuladas alrededor del medallón que llamaron rápidamente mi atención—¿Huh? —cuestioné a la vez que me inclinaba. Estaba frente un pequeño colgante de plata con adornos celestes envueltos alrededor del medallón con la imagen de la primera santa encontrada en el Reino Karts dibujada en medio de este—es mío—confesé consiguiendo que él me viera con sorpresa. Ni siquiera di las gracias, tan solo le arrebaté el objeto para poder observar con mayor detalles las siglas A.S escritas detrás de esta, ¿Qué significa esto y por qué es tan importante para Nayeon? pensé recordando cómo ella había enfatizado en ser un objeto importante—si quieres alguna recompensa ven mañana a mi despacho—aclaré manteniendo mi atención en el colgante.

—No necesito nada—confesó el chico mientras que yo asentía con mi cabeza demostrando de esa manera lo poco que importaba su respuesta—solo quería devolvérselo a su dueño—y esa actitud tan perfecta me incomodaba, pero el chico siempre había sido de esa forma así que tan solo lo dejé pasar—... bueno... no le molesto más—aclaró visiblemente incomodo mientras que, sin siquiera dudar realizaba nuevamente una reverencia finalizando de esa forma la conversación—gracias Gran Duquesa y pequeño príncipe por darme un poco de su tiempo—había visibilizado la existencia de Seungwoo dándole el titulo que le correspondía por ser el próximo heredero del Ducado.

—Ah...—fue todo lo que Seungwoo hizo, pero fue más que suficiente para provocar que Sehun alzara su mirada dándole una sonrisa que realmente me hizo sentir fuera de lugar.

No le sonrías así, pensé notando como sus ojos oscuros se deslizaban hacia mis facciones. Rápidamente agachó la cabeza, como si tuviese temor de causar mi ira. Al notar que él no volvería a hacerme frente tomé la decisión de continuar con mi camino en busca de mi esposa dejando el pequeño colgante envuelto entre mi palma por puro temor de llegar a perderlo, Nayeon me hubiese matado, pensé siendo consciente de la poca importancia que le había dado al olvidar de su existencia, no quiero admitirlo... y me avergonzaba el hecho de ser consciente de que la parte humana de Sehun había logrado devolverme un objeto que claramente si yo lo hubiese visto no hubiese dudado en dejarlo donde estaba, lo que demostraba lo poco que me importaba la gente en general.

—Ha...—suspiré en alto mientras que veía como Seungwoo le prestaba atención a lo que tenía en mi palma—es un objeto de tu madre—aclaré simplemente para rellenar la incomodidad en el ambiente—se me tuvo que haber caído cuando estaba luchando—confesé tratando de restarle importancia al asunto, pero el mocoso realmente parecía estar interesado—... ¿Crees poder cuidarlo? —pregunté consiguiendo que él alzara su mirada encontrándose con mis ojos—se supone que es como una especie de amuleto... no creo en esas cosas y soy consciente de que nada puede matarme, así que probablemente tu lo necesites más que yo—confesé viendo como él ni siquiera era capaz de ocultar su emoción. Tsk... ahora si pareces un niño, pensé deteniéndome, con cuidado lo bajé permitiendo que él tan solo se quedara quieto siendo completamente incapaz de ocultar el brillo en su mirada—no lo pierdas—ordené en el momento que envolví torpemente el collar sobre su delgado cuello dejando el deje prácticamente a mitad de su esternón. Él, tras escucharme no dudó en asentir con su cabeza haciendo que yo elevara una de mis comisuras—tu madre nos matará si eso llega a pasar—admití mientras que, sin siquiera preguntarle volvía alzar su cuerpo.

No esperaba la repentina ola de vergüenza que envolvió mi rostro, quizás se debía por el hecho de que había estado actuando de forma distinta o tal vez por haber hablado con tanta normalidad con el mocoso como si de alguna manera me estuviese familiarizando con su existencia. No quise pensar mucho en ello porque sabía que la respuesta que obtendría me avergonzaría más, así que tan solo continúe caminando hasta que conseguí llegar al pasillo que daba directamente con la habitación de mi esposa. Rápidamente pude notar a los guardias que constantemente estaba custodiando a mi esposa. Francamente, no podía negar el hecho de que estaba esperando el saludo por parte de los guardias, ya que eso era lo que normalmente ocurría, pero fue una grata sorpresa notar como ellos tras hacer una reverencia no dudaron en dar un paso hacia el lado demostrando de esa forma que yo no tenía permiso de ingresar.

—¿Qué se supone que están haciendo? —cuestioné tratando de no malinterpretar la situación.

—La Duquesa ha dado la orden de prohibirle la entrada... Gran Duquesa—confesó uno de los chicos visiblemente asustado, pero aun manteniéndose en su sitio, lo que demostraba que, a pesar del miedo, él no se iba a mover—solo está permitida la entrada del príncipe Seungwoo—agregó consiguiendo que yo apretara mi quijada.

—Admito que estoy satisfecha por notar que ustedes ven a mi esposa como su dueña...—aclaré dejando en claro que ante mi silencio había un remarcado "pero" que los haría temblar—pero nadie tiene derecho... ni siquiera mi mujer de impedirme el paso en mis propias tierras—confesé consiguiendo que ellos temblaran en su sitio, pero sin mover siquiera un milímetro de sus cabellos—ha...—suspiré mientras que presionaba mi mano libre sobre las costillas de Seungwoo quién simplemente miraba toda la situación sin atreverse de emitir sonido—esposa... sé que me estas escuchando—hablé un poco más fuerte, tratando de llamar su atención—si no haces que estos devotos guardias tuyos se muevan de mi camino, haré que sus cabezas rueden por el pasillo—amenacé consiguiendo que uno estuviese a punto de flaquear ante mi amenaza, pero solo bastó con una mirada por parte de su compañero para que enderezara su espalda demostrando de esa manera que estaba dispuesto a morir, que estupidez... pensé sintiéndome irritada por su inquebrantable voluntad—Myoui... a la cuenta de una... dos...

Rápidamente la puerta se abrió permitiendo que yo pudiese notar los ojos llenos de frustración por parte de mi esposa. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro