¿Amor?
Recomendación: I Wanna Be Yours / Arctic Monkeys.
Narrador omnisciente.
Tras el pedido de la castaña Mina no le quedó de otra más que mantenerse en silencio deslizando tranquilamente sus dedos sobre la espalda desnuda de su acompañante a la vez que escuchaba atentamente como ella tomaba una grande, pero temblorosa bocanada de aire que dejaba en evidencia lo doloroso que debía estar siendo toda esta situación para ella. Mina creyó por un momento que tan solo se mantendrían en esa posición hasta que una de las dos decidiera dar finalizada la unión, pero para su sorpresa Nayeon se aventuró inclinando su cintura en dirección del cuerpo de la más alta provocando que el asfixiante miembro ajeno se tensara alrededor de sus paredes. Mina estuvo tentada en mover sus caderas para volver a dejar su miembro hundido en el interior de la castaña, pero en el momento que escuchó aquel suave quejido lastimoso por parte de su esposa hizo su mejor esfuerzo para mantenerse quieta; no le quedó de otra más que apretar con fuerza sus dientes entre sí sintiendo como las venas en su cuello resaltaban ante la presión que estaba ejerciendo para detener el impulso estúpido de querer chocar sus caderas con las de su amante.
La unión que se suponía que debía ser agradable y pasional se estaba convirtiendo en una situación dolorosa, ambas lo estaban pasando mal, pero ninguna de las dos daba la impresión de querer detenerse, así que continuaron estando en la misma posición; Nayeon sobre Mina, permitiendo de esa forma que la castaña encajara sus dedos sobre los hombros de su amante haciendo su mejor esfuerzo por no romperse a llorar ante lo apretado que estaba su entrepierna mientras que la gran Duquesa tan solo continuaba acariciando su espalda queriendo poder distraerla de esa forma, pero Nayeon parecía estar siendo muy consciente de lo que ocurría entre sus piernas.
Mina irguió su cabeza observando con preocupación como la castaña cerraba sus párpados haciendo todo lo posible por retener sus lágrimas. Realmente estuvo tentada en parar toda esa situación, pero Nayeon parecía ser capaz de leer sus pensamientos ya que rápidamente se inclinó presionando toscamente sus labios contra los suyos. En todo momento la pelinegra mantuvo su vista fija en las expresiones lastimosas que su esposa estaba realizando mientras que devoraba su boca sin pudor alguno, francamente ella estaba sorprendida de que, a pesar de todo el dolor que debía estar padeciendo, aún mayor del que en sí, ella misma sentía, de todas formas no era suficiente para hacer que se alejara de su cuerpo, así que decidió estar a su mismo nivel entreabriendo sus labios para así permitir que la lengua de su acompañante invadiera su cavidad. Fue una lucha agresiva, sus dientes chocaban entre sí a la vez que los jadeos llenaban la boca de la otra demostrando de esa forma cuan emocionante estaba siendo para ambas. Mina se entusiasmó ante la idea de poder ir más allá así que simplemente apretó sus brazos alrededor de la espalda de la castaña tratando de fundirse con ella mientras que Nayeon simplemente gimoteaba deslizando su lengua sobre su labio para luego regresar a su boca queriendo tocar cada parte de ella.
La castaña con fuerza aferró sus dedos sobre los hombros de la pelinegra queriendo poder mantener la estabilidad de su cuerpo mientras que ésta simplemente presionaba sus palmas sobre su nuca y espalda queriendo mantenerla adherida contra su torso. El beso entre ambas cada vez aumentaba en nivel, la fuerza con la que sus lenguas se acariciaban y los jadeos por culpa de la perdida de aliento que continuamente se mezclaban entre sí provocaron que tanto Nayeon como Mina olvidaran tan solo por un momento el dolor que sentían bajo sus cinturas. Con la piel ardiendo ante el deseo por ir más allá, la castaña nuevamente se aventuró elevando su cintura hasta sentir como el pene de su acompañante por poco se salía de su cavidad, Mina estuvo tentada en romper el beso para cuestionar si estaba bien, pero fue gratamente sorprendida al sentir como su acompañante lentamente comenzaba a deslizarse hasta quedar su trasero nuevamente adherido contra sus caderas. La sensación que ambas experimentaron provocó que una explosión de quejidos y jadeos llenaran la boca de la otra; a pesar de que Nayeon en su primera vida ya había experimentado el vasto mundo del sexo, sí que es verdad que esta era la primera vez que sentía tantas cosas, o quizás el hecho de que estuviese con Mina marcaba la diferencia, en cambio la pelinegra no tenía ni la menor idea de lo que estaba sucediendo, ni siquiera podía explicar lo que sentía. Lo único que tenía claro es que no quería que esto se detuviera y eso le preocupaba porque no sabía si sería capaz de seguir manteniendo la calma. De forma instintiva Mina llevó sus manos esta vez en dirección de los muslos de su acompañante, a pesar de que solo estaban tanteando el terreno a ver si ambas estaban preparadas, ella ya había dejado en claro con la simple presión de sus palmas que quería llevar el control de la situación.
Nayeon al darse cuenta de que ya no dolía o que por lo menos no con la misma intensidad que antes tomó la decisión de romper el beso presionando esta vez sus manos contra el esternón de su desconcertada esposa, con una suave sonrisa maliciosa que indicaba que prontamente haría una maldad empujó el pecho ajeno hasta conseguir que su espalda quedara completamente recostada sobre el respaldo de la cama, no dijo nada, pero esperaba que con eso fuese suficiente para que su acompañante comprendiera que ella tenía el control. Mina dócilmente la dejó ser, era consciente que no podría ir contra sus deseos así que simplemente se quedó en su sitio observando con cierta atención como la menor entreabría su boca deslizando suavemente su lengua por el contorno de sus labios como si estuviese saboreando el beso recién brindado. Mina la miró con sorpresa, francamente el hecho de notar aquella erótica acción la emocionó lo suficiente para querer mover sus caderas, pero no tenía el suficiente valor como para poder hacerlo así que simplemente hundió sus dedos sobre sus suaves muslos tratando de que con eso fuese suficiente para que Nayeon comprendiera que la estaba haciendo perder su cordura.
—No hagas eso—pidió al notar como la castaña encajaba sus dientes sobre su labio inferior para luego simplemente mover suavemente sus caderas como si la estuviera tentando a que hiciera algo—e~esposa—le llamó con la voz ligeramente temblorosa provocando que la contraria tan solo ladeara su cabeza fingiendo confusión e inocencia—...—se quedó en silencio tomando grandes bocanadas de aire para poder llenar sus pulmones manteniendo en todo momento su atención fija en como la castaña seguía jugando con su mente.
Rápidamente Mina se inclinó demostrando el verse incapaz de estar por mucho tiempo lejos del calor corporal que brindaba la anatomía ajena consiguiendo de esa forma que Nayeon elevara sus cejas haciendo todo lo posible por no reírse.
—¿Sucede algo?—cuestionó con suavidad disfrutando de la ansiedad que corría a través de los ojos rojizos de su acompañante.
Mina suspiró presionando su frente sobre uno de los hombros de la castaña haciendo su mejor esfuerzo por no perder la cordura.
—Me vas a matar—susurró mientras que sentía como Nayeon volvía a inclinarse moviendo su cadera en dirección de su torso consiguiendo de esa forma que Mina tuviese que echar la cabeza hacia atrás llevando una de sus palmas contra sus ojos para ocultar el deseo de querer perder el control—m~maldición...—se quejó a la vez que tomaba la decisión de deslizar su mano de sus ojos para colocar su palma posesivamente sobre el cuerpo de su amante—habló en serio—aclaró sintiendo como la contraría deslizaba sus dedos de su esternón para presionar sus yemas directo contra su afilado mentón—...—se quedó en silencio con sus ojos fijos en esa provocativa expresión realizada por la castaña—... estoy haciendo un gran esfuerzo por no abalanzarme sobre ti—confesó observando como Nayeon se inclinaba lo suficiente para conseguir el sentir sus labios acariciando peligrosamente los suyos, pero sin alcanzar a presionarse entre sí.
—¿Qué te detiene? —preguntó con suavidad consiguiendo que Mina la viera con sorpresa—acaso... ¿Estas asust... ¡Ah! —no alcanzó a terminar su frase cuando Mina bruscamente la tumbó contra el colchón manteniéndose lo suficientemente cerca para no perder la unión entre ambas—... ¡Ugh! —se quejó ante el brusco movimiento realizado con sus caderas. Sinceramente, no había esperado que la pelinegra hiciese algo al respecto.
—¿Estás bien?—cuestionó Mina presionando sus muslos contra la parte interna de los muslos de su acompañante para mantenerse en su interior. Nayeon la observó en silencio, ella simplemente no podía creer que a pesar de que debía ser doloroso la fuerza con la que sus paredes estaban asfixiando su miembro, aun así la pelinegra no parecía estar siquiera prestando atención, como si realmente no le importara y su única preocupación fuese saber si ella estaba o no bien—...—se quedó en silencio analizando su expresión. Francamente ella no era capaz de aguantar por más tiempo sin moverse—si no dices nada... asumiré que quieres que comience.
—Sorpréndeme—.
Realmente Mina no tenía ni la menor idea de cuánta fuerza podía utilizar, mucho menos que tan rápido o lento tenía que llevar el ritmo, pero sabía que algo debía hacer, así que simplemente hizo lo primero que se le vino en mente desde que vio a Nayeon completamente desnuda. Con fuerza agarró los muslos de su acompañante y tiró de ella obligando que la castaña jadeara en alto sorprendida de notar como la parte interna de sus muslos se adhirieran contra el abdomen de la agitada pelinegra. La castaña tragó saliva sintiendo la forma en que el miembro de su esposa trataba de abrirse paso en su interior como si quisiese apoderarse de todo a su paso. Si Nayeon debía ser sincera, le estaba doliendo, pero no sería capaz de decirlo a viva voz porque sabía que Mina rápidamente pararía y no quería arruinar su voluntad de querer experimentar el mundo de los adultos.
La pelinegra ajena de lo que estaba pasando simplemente llevó las piernas de su esposa en dirección de sus hombros y con fuerza envolvió sus brazos a cada una de sus extremidades tratando de usarla como soporte. Rápidamente tomó la decisión de quedarse quieta sintiendo como las paredes de las castañas asfixiaban por completo de su miembro; a pesar de que le incomodaba no estaba siendo lo suficientemente doloroso como para quejarse, pero si que es verdad que la sensación era extraña. La castaña en cambio simplemente se quedó en un completo silencio con su pecho subiendo y bajando con fuerza ante lo agitada que sentía por la repentina acción realizada por la más alta.
Nayeon en verdad estaba sorprendida, no podía creer que, de todas las posiciones que Mina podía hacer, hubiese decidido para su primera vez el dejarle los talones alzado en dirección de sus hombros. La pelinegra sin siquiera tomarse la molestia de avisar decidió con cierta brusquedad alejar su cadera del cuerpo de la castaña para luego, de una sola estocada hundir su resbaladizo miembro en el interior de su amante consiguiendo que esta perdiera por completo el aliento. La sensación de penetrar el interior de su esposa fue una algo que fácilmente podría volverla adictiva y a pesar de que eso le causaba pavor, de todas formas, realizó el mismo movimiento escuchando como esta vez Nayeon jadeaba con suavidad. Su mente no tardó en nublarse, así que dejó de pensar si es que Nayeon se encontraba bien para comenzar rápidamente a moverse en un vaivén continuó manteniendo sus ojos completamente fijos en la manera en que los senos de su amante se movían con la misma velocidad de su ataque.
Las venas de sus manos resaltaron ante la fuerza con la que estaba sosteniendo los muslos de su esposa. Podía sentir cada músculo de su cuerpo contrayéndose ante el fuerte movimiento de sus caderas mientras que sus ojos seguían fijos en la manera en que Nayeon decidía presionar sus manos contra sus muslos en un vano intento por detener, aunque fuese un poco su fuerte ataque. Mina se estaba volviendo loca, quería morder, rasguñar y apoderarse de cada centímetro de piel que la castaña poseía así que con sus quejidos resonando en la habitación deslizó una de sus manos sobre el muslo ajeno hasta agarrar su pierna para llevar esta extremidad contra su boca. Sus dientes suavemente se encajaron sobre la parte interna de su pierna mientras que sus ojos rojizos veían atentamente como Nayeon simplemente se llevaba sus dedos contra su boca queriendo silenciar sus gemidos, pero no había forma de callar el erótico sonido que brotaba de su boca llenando por completo la sofocante habitación.
Mina al sentir la tensión envuelta alrededor de su espalda baja no dudó en presionar su amplia palma contra el muslo interno de su acompañante estirando de aquella extremidad para poder inclinarse dejando a la castaña prácticamente atrapada bajo su cuerpo. Ni siquiera detuvo sus movimientos, manteniendo el mismo ritmo con el que empezó presionó su mano contra el colchón sintiendo como Nayeon hundía sus dedos sobre su trasero para luego simplemente subir hasta enterrar sus uñas sobre sus hombros; al parecer ella no era la única agresiva en esta relación. La gran Duquesa ni siquiera intentó ocultar lo mucho que lo estaba disfrutando, sin pudor alguno jadeó en alto mientras que su atención se mantenía fija en como Nayeon no podía con la vergüenza y simplemente decidía cerrar sus párpados negándose rotundamente a ver lo que estaba sucediendo entre las dos. Mina no pudo evitar el pensar que a pesar de la situación en la que se encontraban, su actitud por querer huir de sus ojos le pareció adorable, así que con calma soltó su muslo llevando aquella extremidad en dirección de su rostro. Cuando sus dedos tocaron sus mejillas presionó sin llegar a lastimar su piel obligando a la castaña a tener que prestarle atención.
—Tus ojos fijos en mí—ordenó con la voz rasposa y casi sin aliento demostrando de esa forma que realmente se estaba agotando aun cuando su expresión demostraba todo lo contrario.
Tras decir eso simplemente se inclinó presionando su boca sobre el de la castaña mientras que su pierna seguían estando atrapada entre sus cuerpos demostrando cuán flexible era la muchacha. El sonido violento de sus pieles chocando entre si estaba haciendo competencia con los gemidos y quejidos que brotaban impulsivamente de los labios de la castaña, los mismo que la pelinegra inconsciente estaba silenciando con sus propios labios. A Mina realmente le estaba emocionando el escuchar lo que su cuerpo podía causar en el ajeno así que simplemente aumentó la velocidad mientras que su boca se separaba de los labios de su acompañante, para así poder oír con mayor comodidad como el seco sonido de sus pieles conseguían ganar a los gemidos de Nayeon.
Cuando la castaña comprendió lo que su boca impulsivamente estaba soltando no dudó en llevarse ambas manos contra su rostro; estaba avergonzada por el sonido que desprendían su garganta, pero Mina no iba a tolerar el perder sus expresiones mucho menos dejaría que el sonido que ella misma estaba provocando fuese silenciado por sus palmas. Bruscamente se detuvo consiguiendo que Nayeon jadeara sorprendida de sentir como su acompañante se detenía antes de siquiera alcanzar su clímax, confundida alejó sus manos de su rostro dejando estas recostadas a cada lado de su rostro mientras que sus ojos veían con cierta ansiedad como Mina, con calma se levantaba bajando su pierna para poder dejarla al costado de su cadera. Habían regresado a la misma posición que adoptaron cuando la pelinegra aun había estado conversando su ropa así que se dedicó a simplemente admirar las mejillas sonrojadas de su esposa disfrutando con la respiración entrecortada el desastre estado de su amante.
En silencio Mina estiró su mano agarrando fuertemente de las muñecas de su amante, Nayeon la miró con sorpresa mientras que sentía como ella dejaba sus manos por sobre su cabeza impidiendo de esa manera que pudiese esconder sus expresiones bajo sus palmas. La emoción por ser nuevamente dominada la hizo morder su labio inferior mientras que la pelinegra tan solo hacía todo lo posible por no atacarla con la misma velocidad que actuó segundos atrás.
—D~Déjame ver tu rostro—pidió a la vez que se inclinaba presionando toscamente sus labios sobre la quijada ajena. Nayeon tragó saliva mientras que presionaba sus talones contra el colchón alzando de esa forma su cadera para comenzar lentamente a moverse—ha...—jadeó disfrutando de su repentino movimiento, pero aun así continuó repartiendo besos esta vez en dirección del contorno de las facciones ajenas sintiendo como ella continuaba moviéndose a su antojo—p~permíteme admirarte—suplicó casi sin aliente mientras que Nayeon simplemente aumentaba la velocidad de sus propias embestidas—mmh... ah... mmh—y los sonidos que salían de su boca rasposa eran tan eróticos que la castaña continuaba aumentando su velocidad queriendo escuchar más de sus gemidos.
Mina sentía que estaba a punto de llegar; lo sabía ya que tuvo la misma sensación cuando exploraba su cuerpo en el interior del baño, así que bruscamente se inclinó presionando con fuerza de sus caderas con las ajenas provocando que el cuerpo de Nayeon se deslizara sobre el colchón. Había sido una estocada profunda que le quitó el aliento ambas. Jadeantes se miraron a los ojos, la castaña no tardó en comprender que su acompañante estaba haciendo un esfuerzo por no acabar primero y eso la enterneció.
—... ¡Pfff!...—soltó mientras que mordisqueaba la punta de su lengua tratando de detener las carcajadas que trataban de brotar de su garganta por culpa de lo adorable que su amante se veía sin siquiera esforzarse por hacerlo. Rápidamente Mina se quedó en silencio sintiendo como su entrepierna no dudaba en emocionarse ante esa simple e inofensiva acción—cariño...—le llamó tras calmarse provocando que las mejillas de la pelinegra se encendieran de un fuerte tono carmesí al escuchar ese lindo apodo brotando de su bonita boca—no te contengas... aceptaré con gusto todo lo que me des—admitió con confianza provocando que Mina soltara de sus muñecas para comenzar bruscamente a moverse.
La pelinegra fue lo más rápida y agresiva que pudo escuchando como Nayeon no tardaba en gemir en alto a la vez que movía sus piernas envolviéndolas impulsivamente alrededor de las caderas de la más alta tratando de esa forma el poder aferrarse a su cuerpo. En tanto Mina no dudó en jadear llevando sus labios contra el cuello de la menor para mordisquear toscamente sobre su piel sintiendo como lentamente sus órganos se contrarían queriendo expulsar todo el contenido que podían ofrecer; esto definitivamente se sentía mucho mejor que utilizar su mano. Mina continuó moviéndose, golpeando la punta de su miembro directo con el punto más sensible de la castaña notando fácilmente como ella parecía no ser capaz de aguantar por más tiempo, pero aun así estaba haciendo todo lo posible para seguir humildemente la rapidez de sus movimientos. Nayeon sentía que prontamente llegaría al tan ansiado clímax, pero no quería que los sonidos llegasen más allá de la habitación así que simplemente estiró su mano en dirección del rostro de su amante tirando de su quijada para así poder juntar sus labios mientras que sentía como Mina envolvía sus manos sobre su espalda y sin siquiera preguntar tomaba la decisión de alzarla haciendo que ella bruscamente chillara ante el sobresalto.
—¿M~Mina? —cuestionó casi sin aliente notando como la mencionada simplemente presionaba sus nalgas en el colchón para poder abrirse ligeramente de pierna permitiendo que ella quedase cómodamente sentada sobre sus muslos y miembro, hundiendo aún más este en su interior.
—Ha... bueno... me dio la sensación de que deseabas moverte—comentó de forma agitada mientras que deslizaba su mano contra su trasero hundiendo sus dedos sobre su suave carne para luego simplemente soltarla consiguiendo que las paredes que mantenían atrapado a su miembro bruscamente se tensaran a su alrededor—déjame confirmar que tan buena eres—pidió casi sin aliento.
Nayeon perfectamente podía quejarse con respecto al repentino interés de su amante por querer conversar y burlarse de ella, pero prefirió simplemente guardar silencio; ella se iba asegurar de que Mina tras entrar al mundo de la vida adulta no tuviese ningún tipo de interés o deseo de querer mirar a ninguna otra mujer, ni siquiera a esa tal Condesa Taeyeon. Con cuidado y bajo la atenta mirada de la pelinegra presionó sus pies sobre el colchón dejando estos a cada lado de los muslos ajenos, mientras que llevaba sus manos contra sus hombros queriendo asegurarse de mantener el equilibrio. Francamente, le avergonzada de que Mina estuviese mirando con tanta atención cada parte de su anatomía, así que simplemente se inclinó agarrando su boca entre sus labios mientras que comenzaba a moverse; de arriba y hacia abajo, restregando su cuerpo contra el ajeno permitiendo de esa forma que sus pechos se tocaran entre sí. Mina jadeó sobre su boca a la vez que envolvía su brazo sobre su cintura atrayéndola con más fuerza hacia su cuerpo, su lengua no tardó nada en deslizarse al igual que una serpiente en el interior de su cavidad tratando de asegurarse de ganar en esa pelea. Se besaban con ganas, como si trataran de devorarse mientras que ambas eran capaces de sentir como sus cuerpos no dejaban de chocar entre sí acompañadas por el brusco vaivén de sus caderas; sus acciones se están transformando en una guerra carnal por ver quién llegaba primero a su clímax.
Nayeon al sentir que estaba a punto de llegar soltó la boca de la pelinegra y simplemente llevó sus dedos contra su cabello tirando de este para dejar su cuello expuesto. Con el cuerpo envuelto en llamas se inclinó presionando sus labios sobre su piel, y a diferencia de Mina, ella no dudó en succionar queriendo marcarla. Sentir su piel atrapada en el interior de la boca de su amante causó que Mina llegara su punto máximo expulsando todo lo que había estado retenido en el interior de la castaña, pero sin dejar de moverse queriendo escuchar como ella también era capaz de terminar.
Nayeon acabó a los pocos segundos de que Mina había terminado contrayendo sus paredes alrededor del miembro de la pelinegra consiguiendo el escuchar como ella se quejaba mientras que su fuerte gemido llenaba la silenciosa habitación.
La castaña cayó rendida sobre los fuertes brazos de la pelinegra los cuales no dudaron en volverse sobre su cintura para asegurarse de que estuviese cómoda. En silencio trataron de recuperar el aliento anteriormente arrebatado, en un principio ninguna de las dos parecía querer moverse, pero Mina tenía una recuperación que abrumaría a cualquiera, así que ella simplemente se giró recostando ambos cuerpos sobre el colchón mientras que, soltaba un quejido al alejar su miembro del interior de la castaña.
—¿Huh? —cuestionó en alto al notar como su órgano estaba envuelto por una fina capa de sangre—y~yo... ¿Te lastimé? —preguntó alzando su mirada para ver con ansiedad como Nayeon simplemente observaba su entrepierna—¿Estas bien? ¿Necesitas un sanador? —y era evidente lo preocupada que estaba, tanto así que parecía que en cualquier momento saltaría de la cama para ir en búsqueda de ayuda, pero rápidamente la castaña la agarró de su nuca y tiró de ella presionando sus labios sobre los suyos—¿Mmh? —no fue capaz de preguntar sintiendo como la menor deslizaba su lengua en su interior para luego con la misma rapidez romper el beso dejándola severamente aturdida.
—Estoy bien—aclaró recostándose bajo las sábanas hasta cubrir sus senos sintiéndose genuinamente avergonzada por estar desnuda bajo la atenta mirada de la aun preocupada pelinegra—es parte de la primera vez—confesó observando como Mina no parecía estar segura al respecto, pero aun así tomaba la decisión recostarse a su lado—solo tenemos que hacerlo seguido para que no vuelva a ocurrir—aconsejó con diversión en tanto la pelinegra no podía dejar de mirarla por temor de que realmente estuviese mal—deja de poner esos ojos—pidió a la vez que estiraba su mano presionando su dedo índice sobre su ceño—no hiciste nada que me lastimara... en realidad... lo disfruté bastante—la halagó consiguiendo que Mina inflara impulsivamente su pecho de orgullo—pero no seas tan brusca o por lo menos no al principio... ya sabes—murmuró mirando hacia otra dirección—por un segundo creí que me partirías.
—¿E~Eso es posible?—cuestionó la pelinegra con ansiedad.
Nayeon regresó su atención a su rostro notando como ella se había inclinado para ver con mayor detalle sus facciones queriendo asegurarse de esa forma si es que estaba hablando en serio o no.
—Espero que no—confesó Nayeon mientras que se reía llevando las sábanas esta vez contra su rostro para ocultar su vergüenza—...—se quedó en silencio al notar como Mina simplemente suspiraba presionando su espala contra las almohadas para posar sus ojos en el techo—Mina—le llamó consiguiendo que ella la mirase—Te amo.
La pelinegra le sostuvo la mirada, ella no supo que decir, nunca en su vida había amado ni había sido amada, así que no sabía realmente que significaba esas palabras.
—No sé que significa esas palabras—confesó provocando que su amante tan solo sonriera con sus ojos permitiendo que se perdiera el color verdosos de su mirada a través de sus largas pestañas—pero...—trató de agregar llevando sus dedos contra su mentón—admitió que estoy haciendo cosas que no son parte del contrato—eso si que sorprendió a la castaña quién no dudó en quedarse en su sitio con su mirada fija en su avergonzada expresión—porque siempre te tengo en mi mente, a cada segundo estoy pensando en ti... francamente, es angustiante el no poder sacarte de mi cabeza—Mina tenía una extraña manera de poder expresarse, pero no importaba porque Nayeon había entendido su significado—no sé si ese sentimiento es el amor que tu sientes por mí, pero solo sé que no tengo ninguna intención de alejarme de ti.
Nayeon no supo que decir, así que simplemente se inclinó presionando suavemente sus labios sobre los de la pelinegra mientras que sus manos lentamente comenzaban a deslizarse sobre sus pequeños senos indicando que su cuerpo aun estaba en optimas condiciones para una segunda ronda.
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Espero que lo hayan disfrutado almas pecadoras porque nos iremos directito al infierno.
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