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XVIII. not today.

Una recomendación personal, a partir de este cap, hasta que les diga, escuchen "girls" de Aespa, JESUS, COMO PEGA LA LETRA CON ESTA PARTE DE LA HISTORIA TOT

Lili intentaba animar a Rosé todo lo que podía, pero la dolida Diosa solo se quedaba en la cama, la conejita se acurrucaba a ella para abrazarla, pero no estaba funcionando para nada bien, porque solía correrla.

Por su parte, Rosé aún sentía algo del aroma de Lisa en las sábanas, olía como a flores, como a algo rosa, algo bonito y a algo suave, era tan difícil de describir, y le parecía horrible que sólo en ese momento pudo notar aquel aroma de la menor, solo cuando estaba ausente podía notar ese detalle.

Un golpe en su puerta, ni siquiera podía mirar.

—Roseanne, soy JiSoo...

Asintió, sabía que era ella, si ya no tenía a nadie más en aquel mundo.

Antes de Lisa estaba sola, y ahora, sin ella, volvía a ser igual.

Todo parecía haber retrocedido en el tiempo, todo parecía lo mismo, pero todo se sentía tan vacío, y no ayudaba que JiSoo intentara hablarle como si las cosas estuvieran bien, ni que Lili la molestara.

—Las Catástrofes terminaron... Los Humanos están a salvo —dijo aquella Diosa, Rosé no respondió—. ¿Necesitas algo?

—Quítame este conejo de encima. —dijo, con su voz ronca, sonó mucho más enojada de lo que estaba.

Lili bajó las orejas dolida, ella solo quería ayudar, y le había prometido a Lisa que cuidaría de Rosé, no sabía que iba a ser tan difícil, poco a poco sentía que no podría hacer nada, que era una inútil.

—Rosé, la chiquita solo quiere ayudar.

—¿Por qué duele tanto? —preguntó, JiSoo tardó en entender a qué se refería, pero no tenía respuesta—. ¿Tú sabías? —preguntó, por primera vez se levantó ligeramente para mirarla—. ¿Sabías que se iría no?

—Eso no es el punto, Rosé, venía a-...

—Tú le abriste un portal, estoy segura, tú la ayudaste, a ella y a Wendy... Todo a espaldas mías...

—Rosé, no entiendes, ¿Qué querías? ¿Qué más Humanos siguieran muriendo? —dijo JiSoo, enojada—. Dios, eras tú la que tiene que cuidarlos, Rosé.

—No entiendes. —se giró para dejar de verla, volvía a llorar.

—¿Qué no entiendo? Explícame.

—Lisa... Cuando la tocaba no sentía dolor, no sentía a mis Humanos, cuando ella estaba conmigo era solo ella y yo... Desde que llegué aquí he estado sola, mira la única que viene a verme es la estúpida dueña y creadora de este lugar... —JiSoo suspiró al escuchar eso sobre ella—. Yo estaba sola, no lo sabía... Lisa me enseñó.

>> Antes... Yo iba a ver a los Humanos para tener una compañía, aunque sea un rato... Para no sentirme sola, no sabía que era así.

>> Y cuando Lisa llegó, ella... Ella vino para abrazarme y calmar todos mis dolores, ella me hacía sonreír, me hacía poder descansar y poder estar despierta también, ¿Sabes lo que es eso? Con ella... No importa qué hacía, con ella podía hacer todo.

>> Ella me escuchaba y me preguntaba muchas cosas pero sería aprender... Aprender a vivir, a ser libre... Ella quería ser libre, solo eso, ¿Por qué todo tiene que ir tan mal por un deseo tan justo como ese? —las lágrimas volvían a caer de sus mejillas, sorbió su nariz, Lili se acercó a su espalda y se acurrucó detrás de ella, en un intento de apoyarla un poco, aunque estaba segura que no serviría de nada—. Lisa era libre de ir a dónde quería... Y eligió estar conmigo, ¿Sabes lo que es eso? Ella me hace sentir como sí... Como si importara.

—Rosé, eres importante, claro que lo eres. —murmuró JiSoo.

—Es distinto a que tú lo digas a qué alguien lo demuestre —replicó—. ¿No sabes lo que es? Querer ver a alguien, querer abrazarlo, querer tenerlo a tu lado... Querer descubrir el mundo, y poder hablar de lo que sea... Con Lisa era así... Con ella sentía que... Como si encajáramos juntas, perfectamente.

JiSoo no podía hablar, Rosé estaba evidentemente mal.

—Lo siento mucho, Rosé —dijo—. Espero que sepas que fue una decisión que ella misma tomó, quizás deberías respetar su deseo.—añadió, la Diosa de los Humanos no respondió, y JiSoo se marchó con lentitud y silencio del lugar.

Afuera, Jennie estaba esperándola, estaba junto a SeungWan también, la joven de cabello cenizo se encargaba de hacer mimos a su unicornio, de un blanco brillante.

—Jennie, en verdad confío en tí pero... Parece que las cosas no están bien. —dijo JiSoo, la más alta asintió levemente.

—Lo sé, pero... Es cuestión de tiempo, puedo ver qué se resolverá—dijo, tomó la mano de la mayor con suavidad—. Por favor, solo necesitamos tiempo.

JiSoo asintió, la joven tenía un plan, uno que estaba siguiendo ciegamente, Jennie no tanto porque ella lo había visto, al futuro, y según ella, todo estaría bien.

El tiempo seguía corriendo, lo sabía, sentía como si sus pies estuvieran enterrados en la arena de un reloj, pero junto con ella estaban tanto Rosé como Lisa, tenía que salvarlas.

Pero ahora venía una parte del plan que no le gustaba para nada.

Estaban de viaje, rumbo al Mundo de los Humanos, todo para hacer algo que ella había evitado desde el principio de los tiempos.

Enfrentar a su hermana.

—¿Segura que estás bien? —preguntó Wendy a SeulGi, quien apenas se había puesto de pie después de mucho tiempo, sus piernas aún estaban débiles.

—Si, si... Lalisa no va esperar por siempre. —dijo la pelinegra, sabía que podía aguantar un poco más.

Aún sosteniéndose de Wendy, fueron hacia el templo de la Creadora, que poco a poco estaba siendo rodeada por otros Dioses que no sabían qué estaba pasando, al ver a Wendy de regreso muchos se sorprendieron, la rubia apenas los saludó levemente.

Sus ojos se enfocaron en unas luciérnagas, que escapaban del lugar, pronto cada vez eran más y más, y supo que algo estaba mal.

—Lisa...

Las puertas dobles se abrieron de golpe, y solo JooHyun salió de allí, evidentemente enojada, pero por su forma de caminar, arrastrando sus pies, supo que estaba muy cansada, quizás solo estaba siendo movida por su furia interna que aún perduraba, el silencio reinó en el mundo y las miradas confundidas y asustadas acompañaron.

—¿Dónde está Lalisa? —preguntó SeulGi por lo bajo, pero JooHyun pudo escucharla.

—Lalisa ya no existe —dijo, fríamente, aunque dentro de sí sabía que era una mentira—. Y en cualquier momento no va a ser la única que tenga que ser destruida.

Aquellos ojos intimidantes se posaron sobre la rubia.

—Wendy, Diosa del Sol... Has pasado mucho tiempo en el Inframundo —dijo —. No deberías estar aquí de nuevo, ¿Qué clases de cosas podrías haber visto que puedan ser amenazas para los Mundos que me pertenecen?

Wendy estaba por estallar de furia, estaba cansada de tener miedo, venía planeando en su mente tantas cosas que quería decirle.

—Dijiste que podría volver si traía a Lalisa conmigo. —se defendió.

—No te dije que te quedarías —dijo, acercándose a ella—. Te dije que si no cambiaba de opinión... Y lo hice, ¿Qué me da la certeza de que no eres igual de rebelde que ella? ¿Qué me puede decir que no eres la misma porquería?

Wendy apretaba la mandíbula, SeulGi se afirmaba a su brazo con fuerza, como si así pudiera evitar que JooHyun le hiciera algo, apenas había regresado después de tanto tiempo, no podía perderla de nuevo.

Antes le hubiera hecho caso, antes hubiera callado y suplicar por quedarse, antes hubiera seguido convenciéndose que aquello no estaba mal, pero ahora no, hoy no, hoy iba a pelear.

—Yo te lo puedo decir —dijo la rubia—. Lo soy si es lo que quieres escuchar, pero la verdadera porquería aquí eres tú.

>> Manejas el orden usando el miedo, porque estás aterrada de que nosotros te asustemos primero, porque sabes que nosotros tenemos más poder de lo que nos quieres hacer creer.

>> ¿Crees que te necesitamos? —Wendy abrió sus brazos, abarcando a todos los Dioses—. Tú nos necesitas más que nosotros a tí, para hacerte creer a tí misma que tienes el poder sobre algo.

—Wendy... —SeulGi tomó su brazo en un intento a que de calmara.

—¡No! ¿Sabes qué, JooHyun? —nunca llamaban a la Creadora por su nombre, e incluso, muchos Dioses no sabían cuál era—. JiSoo es mejor líder que tú.

Se hizo un gran silencio, la Creadora estaba apretando sus puños con fuerza, al igual que su mandíbula, su rostro estaba rojo.

—Y ella está viniendo hacia aquí para demostrártelo. —finalizó la Diosa del Sol, y eso hizo la expresión de la Creadora cambiar, a una de completa sorpresa y algo de desesperación.

Como si lo hubiera sentido llegar, la Creadora abrió rápidamente un portal hacia la Tierra de los Humanos, aquella que estaba entre ambos mundos de ambas hermanas, separadas por miles de años.

Wendy quiso seguirla, pero la ventana se cerró frente a ella, SeulGi la seguía abrazando con fuerza, no quería perderla otra vez.

—¿Era parte de tu plan? —preguntó la pelinegra.

—Algo así... La Diosa del Destino me dijo qué hacer... Dijo que le dijera lo más hiriente que se me pudiera ocurrir —murmuró—. Pero no me dijo nada de Lisa... —sus ojos estaban vacíos, al igual que el templo.

En verdad, Lisa ya no estaba, no en ese mundo, y dudaba si estaba en otro.

Después de todo, JooHyun tenía el poder de crear y destruir.

¡Gracias por leer!

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