XVI. gone.
—¡Lisa!
Rosé corrió hacia el exterior de la cabaña, para encontrar al mundo vacío, de nuevo volvía a tener esa luz pálida y de tono azul, la que era característica, la misma de siempre, esa que estaba antes de que el dorado sol de Wendy.
Su rostro se iluminó el recordar a la mas baja, ella tampoco estaba.
—No... No... ¡Wendy!
Comenzó va correr, sin rumbo alguno, intentando inútilmente de encontrar algo, creyendo en alguna parte de sí que podría llegar a Lisa a tiempo.
—¡Maldita traidora!
Debía ser la Diosa más estúpida en toda la existencia de los universos.
¿Cómo podría haber confiado en Wendy tan fácil? Ella estaba allí para llevarse a Lisa, para nada más.
Lo había dicho desde el primer día, ella quería volver con SeulGi, a toda costa, no le importaba nada más.
Eso quería creer.
Porque estaba segura que tendría que haber sido ella, porque Lisa había prometido que no se iría, y aquella que llamaba ‹‹amor›› no rompería una promesa, ella no la dejaría sola de nuevo.
—Prometió que no se iría, en serio... —se repitió a sí misma, en un intento de convencerse a sí misma mientras se detenía luego de tanto correr y se tambaleaba por el esfuerzo—. Lils... — sus piernas fallaron y calló de rodillas al suelo, su pecho dolía demasiado, no sabía por qué dolía tanto.
¿Serían sus Humanos? Pero no, si no era la misma sensación... Aquello se sentía dentro de sí, pero a la vez ajena, como si aquellos sentimientos la rodearan, pero esto parecía venir desde el centro de su pecho, nacer de su corazón para extenderse a todo lo demás, y pulsaba aquel veneno con cada uno de sus latidos para que sintiera dolor hasta en la punta de sus dedos.
¿Sería su propio dolor?
Nunca había sentido algo así, tan vacía, tan rota, tan fría por dentro, se sentía temblar tan fuerte que parecía que toda su energía se iba en aquellos temblores, en poco estuvo en el suelo y lo único que pudo notar era un golpeteo, como pasos, que pronto lo acompañaron chillidos, su vista estaba nublada pero pudo notar ese brillo dorado que conocía, esa pequeña presencia.
—No me digas que te dejó a tí... —murmuró, viendo a la coneja.
Lili se acercó a ella para acurrucarse en su cuello, mientras daba pequeños chillidos, en parpadeos torpes notó que había un hilo atado al cuello de la conejita dorada, y junto con este, un papel.
No podía ser...
—No... —susurró, antes de tomar el papel con brusquedad y verlo, era lo que temía, una nota—. Lils... Por qué...
‹‹Amor, Rosé.
Te dije que todo estaría bien pronto, y lo estará, lo prometo, esta vez, lo prometo de verdad.
Lo siento, pero tengo que terminar lo que he iniciado.
Te he dejado a Lili, para que te proteja, es una buena protectora al final de todo, ella no te va a abandonar nunca.
Ella es una parte de mí, una parte de mí está contigo, una parte de mí siempre seguirá contigo.
Gracias, por amarme a pesar de que siempre fui la causa de tu dolor.
Mi alma siempre será tuya.
Lisa››
—Wendy... Creo que es mejor que actúes como si de verdad me estuvieras trayendo. —dijo Lisa, la rubia estaba tan asustada que temblaba, y la menor tenía que alentarla.
La Dios del Sol asintió con nervios, Lisa se colocó de espaldas a ella, juntando sus muñecas a su espalda, la otra tomó sus muñecas, como si la estuviera llevando.
—¿Listas? —preguntó JiSoo—. Nunca he abierto un portal al Mundo de Arriba, y en realidad... Está prohibido, estoy rompiendo reglas muy importantes-...
—JiSoo, ya entendimos. —dijo Jennie, que estaba a su lado, el Oráculo fue a tomar su mano y la Diosa del Inframundo se ruborizó, aunque intentó ignorarlo.
—Bien... Hagámoslo de una vez.
JiSoo soltó la manito de Jennie, seguido, alzó sus manos al aire, imaginando la forma y el lugar, lo más lejos que podía llegar su poder, llegaba apenas a la frontera del Mundo de Arriba con el Mundo de Abajo, justo en las puertas que alguna vez se le negaron la entrada, hacía muchos miles de años. Rápidamente una ventana apareció, dejando ver una nueva vista, en algún momento era de un cielo azul claro y nubes que formaban un suelo perfecto para aquel lugar, tan exclusivo para JooHyun y sus Dioses; pero ahora era solo una vista oscura, nubes de tormenta y un cielo oscuro, lo que apenas se notaba como una escalera entre toda la oscuridad se alzaba frente a ellos.
—Es lo más lejos que puedo llegar. —dijo la mayor.
—Alcanza, gracias —murmuró la castaña—. Wendy, ¿Tienes a tu Sol? —preguntó Lisa.
—C-Claro que lo tengo, es una parte de mí. —dijo Wendy, por su tono, estaba completamente aterrada.
—Bien, pueden ir —dijo JiSoo, sus manos temblaban del esfuerzo del portal—. No tengo control en estás Tierras, el portal no va a durar mucho.
Lisa asintió, y aún a pesar de estar temblando y de que el miedo estaba recorriendo sus venas, igual avanzó, y Wendy la siguió.
El portal de cerró de golpe a sus espaldas, dejándolas solos, en aquel Mundo del cuál Lisa creía que nunca debía haber salido.
—Lisa, lo siento mucho, en serio si hubiera otra forma de que esto... —Wendy hablo de forma apresurada, parecía que iba a llorar—. De que esto terminara en serio yo no, no tenía la intención de hacerte daño cuando vine, lamento mucho haberte lastimado y-...
—Wendy... Es mejor que te detengas —la calló Lisa—. Mejor céntrate en otra cosa... Ya vas a ver a SeulGie de nuevo —dijo, con una sonrisa, la mas baja asintió—. Ella estará muy emocionada de verte de nuevo, Wendy.
—S-Si... Desde aquí puedo ver la Luna todavía, en el cielo —giró el rostro para ver aquel orbe plateado que brillaba levemente—. Si está allí es porque Seul todavía está despierta, eso alivia mucho mi corazón.
Lisa no respondió, por su parte su corazón estaba doliendo demasiado.
Por todos los Dioses, amaba a Rosé tanto, se lo tendría que haber dicho más veces, la extrañaba tanto, le dolía tanto el corazón que le dolía todo el cuerpo, y lo que daría por volver atrás y abrazarla otra vez, para no soltarla nunca.
—¿Rosé sabe de esto? —preguntó Wendy al ver su expresión.
—No... Lo sabrá cuando despierte supongo —Lisa tenía ganas de llorar—. No podría decirle... Le rompería el corazón, que lo rompí igual pero al menos... No la veré triste y puedo recordarla como la Rosie que yo conocí.
>> Feliz, positiva y cariñosa, y que siempre se preocupaba por los demás, yo, o los Humanos, o tú... O quién sea, ella siempre estaba pensando en otros... Y-Y la voy a extrañar... Porque ella me enseñó a ser libre, incluso si sólo lo fui por poco tiempo.
Wendy no supo qué decir, si bien se sentía feliz por volver a ver a SeulGi, sabía que otros iban a sufrir, y le dolía en el alma que tuviera que ser así.
—Quizás en otro mundo... Pueda haber un final feliz, Lisa. —dijo la rubia.
Lisa no respondió, y continuaron subiendo aquellas escaleras que parecían infinitas, hasta que una luz rompió en la oscuridad, alzó su rostro y la luz la cegó por completo, haciéndola parpadear varias veces.
—Diosa Creadora, le traje a quien me pidió —dijo Wendy, su voz sonaba temblorosa y asustada—. ¿Estoy perdonada?
JooHyun apenas sonrió, sus hoyuelos adornaron sus mejillas, fue lo primero que Lisa vió, era igual de malvada que siempre y sintió asco.
—Pasa, Wendy, hay alguien esperándote.
—¡SeulGi!
La pelinegra estaba recostada sobre una nube, sus párpados pesaban y apenas podía levantar su cabeza para ver a aquella que tanto estaba esperando.
La rubia corrió hacia ella rápidamente, y fue a abrazarla, escuchó la suave risa de la pelinegra, Wendy la acomodó sobre su regazo, para abrazarla y besar todo su rostro.
—Seullie~ —apretó su rostro contra la de la Diosa de la Noche, haciendo que siguiera riendo—. Lo siento tanto mi, hermosa Luna... Lamento no poder decirte, lamento mucho todo.
—No te disculpes —SeulGi llevó una mano hacia los dorados cabellos de la otra, se sentía muy débil, pero ahora que Wendy estaba de vuelta podría descansar en paz—. No es tu culpa... —frotó sus narices juntas—. Me mantuve fuerte para tí, Wendy... Ya casi estaba por dormirme, creí que ya había empezado a alucinar cuando te escuché...
—No, amor, no... No podría dejar que eso pasara —dijo, besó suavemente sus labios, SeulGi correspondió en un pequeño beso, que repitieron varias veces, la pelinegra estaba muy cansada y eso se notaba en sus gestos también, por lo que no quiso presionarla mucho—. Ya estoy aquí... Puedes descansar.
SeulGi asintió levemente, mientras se acurrucaba contra su cuello.
—JooHyun dijo que si volvías era porque traías a Lalisa. —murmuró la pelinegra.
—Sí... Es una larga historia, espero que ella esté bien, pero no lo estará por mucho. —la pelinegra asintió, estaban pensando en lo mismo.
—La Creadora está muy enojada, no sé qué le hará —dijo Seul, aún sonaba débil, pero muy preocupada—. No fue buena conmigo y lo único que hice fue obedecer, ¿Qué le espera a Lalisa?
Wendy se mordió el labio, sin saber la respuesta.
—No sé pero... Hay que ayudarla.
¡Gracias por leer!
—🌷
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