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O16. still with you.

—¡HyunJin!

SeungMin corrió hacie el exterior de la cabaña, para encontrar al mundo vacío, de nuevo volvía a tener esa luz pálida y de tono azul, la que era característica, la misma de siempre, esa que estaba antes de que el dorado sol de JiSung.

Su rostro se iluminó el recordar al rubio, él tampoco estaba.

—No... No... ¡JiSung!

Comenzó va correr, sin rumbo alguno, intentando inútilmente de encontrar algo, creyendo en alguna parte de sí que podría llegar a HyunJin a tiempo.

—¡Maldito traidor!

Debía ser el Dios más estúpido en toda la existencia de los universos.

¿Cómo podría haber confiado en JiSung tan fácil? Él estaba allí para llevarse a HyunJin, para nada más.

Lo había dicho desde el primer día, él quería volver con ChangBin, a toda costa, no le importaba nada más.

Eso quería creer.

Porque estaba seguro que tendría que haber sido él, porque HyunJin había prometido que no se iría, y aquel que llamaba ‹‹amor›› no rompería una promesa, él no le dejaría solo de nuevo.

—Prometió que no se iría, en serio... —se repitió a sí mismo, en un intento de convencerse a sí mismo mientras se detenía luego de tanto correr y se tambaleaba por el esfuerzo—. HyunJinnie... —sus piernas fallaron y calló de rodillas al suelo, su pecho dolía demasiado, no sabía por qué dolía tanto.

¿Serían sus Humanos? Pero no, si no era la misma sensación... Aquello se sentía dentro de sí pero a la vez ajeno, como si aquellos sentimientos lo rodearan, pero esto parecía venir desde el centro de su pecho, nacer de su corazón para extenderse a todo lo demás, y pulsaba aquel veneno con cada uno de sus latidos para que sintiera dolor hasta en la punta de sus dedos.

¿Sería su propio dolor?

Nunca había sentido algo así, tan vacío, tan roto, tan frío por dentro, se sentía temblar tan fuerte que parecía que toda su energía se iba en aquellos temblores, en poco estuvo en el suelo y lo único que pudo notar era un golpeteo, como pasos, que pronto lo acompañaron chillidos, su vista estaba nublada pero pudo notar ese brillo dorado que conocía, esa pequeña presencia.

—No me digas que te dejó a tí... —murmuró, viendo al conejo.

Jiniret se acercó a él para acurrucarse en su cuello, mientras daba pequeños chillidos, en parpadeos torpes notó que había un hilo atado al cuello del conejo dorado, y junto con este, un papel.

No podía ser...

—No... —susurró, antes de tomar el papel con brusquedad y verlo, era lo que temia, una nota—. HyunJinnie... Por qué...

‹‹Amor, SeungMin,

Te dije que todo estaría bien pronto, y lo estará, lo prometo, esta vez, lo prometo de verdad.

Lo siento, pero tengo que terminar lo que he iniciado.

Te he dejado a Jiniret, para que te proteja, es un buen protector al final de todo, él no te va a abandonar nunca.

Él es una parte de mí, una parte de mí está contigo, una parte de mí siempre seguirá Jiniret.

Gracias, por amarme a pesar de que siempre fui la causa de tu dolor.

Mi alma siempre será tuya.

HyunJin››.

—JiSung... Creo que es mejor que actúes como si de verdad me estuvieras trayendo. —dijo HyunJin, el rubio estaba tan asustado que temblaba, y el menor tenía que alentarlo.

El Dios del Sol asintió con nervios, HyunJin se colocó de espaldas a él, juntando sus muñecas a su espalda, el otro tomó sus muñecas, como si lo estuviera llevando.

—¿Listos? —preguntó MinHo—. Nunca he abierto un portal al Mundo de Arriba, y en realidad... Está prohibido, estoy rompiendo reglas muy importantes-...

—MinHo, ya entendimos. —dijo JeongIn, que estaba a su lado, el Oráculo fue a tomar su mano y el Dios del Inframundo se ruborizó, aunque intentó ignorarlo.

—Bien... Hagámoslo de una vez.

MinHo soltó la mano de JeongIn, seguido, alzó sus manos al aire, imaginando la forma y el lugar, lo más lejos que podía llegar su poder, llegaba apenas a la frontera del Mundo de Arriba con el Mundo de Abajo, justo en las puertas que alguna vez se le negaron la entrada, hacía muchos miles de años, rápidamente una ventana apareció, dejando ver una nueva vista, en algún momento era de un cielo azul claro y nubes que formaban un suelo perfecto para aquel lugar, tan exclusivo para Christopher y sus Dioses; pero ahora era solo una vista oscura, nubes de tormenta y un cielo oscuro, lo que apenas se notaba como una escalera entre toda la oscuridad se alzaba frente a ellos.

—Es lo más lejos que puedo llegar. —dijo el mayor.

—Alcanza, gracias —murmuró él castaño—. JiSung, ¿Tienes a tu Sol? —preguntó HyunJin.

—C-Claro que lo tengo es una parte de mí. —dijo JiSung, por su tono, estaba completamente aterrado.

—Bien, pueden ir —dijo MinHo, sus manos temblaban del esfuerzo del portal—. No tengo control en estás Tierras, el portal no va a durar mucho.

HyunJin asintió, y aún a pesar de estar temblando y de que el miedo estaba recorriendo sus venas, igual avanzó, y JiSung lo siguió.

El portal de cerró de golpe a sus espaldas, dejándolos solos, en aquel Mundo del cuál HyunJin creía que nunca debía haber salido.

—HyunJinnie, lo siento mucho, en serio si hubiera otra forma de que esto... —JiSung hablo de forma apresurada, parecía que iba a llorar—. De que esto terminara en serio yo no, no tenía la intención de hacerte daño cuando vine, lamento mucho haberte lastimado y-...

—JiSunh... Es mejor que te detengas —lo calló HyunJin—. Mejor céntrate en otra cosa... Ya vas a ver a Binnie de nuevo —dijo, con una sonrisa, el más bajo asintió—. Él estará muy emocionado de verte de nuevo, JiSung.

—S-si... Desde aquí puedo ver la Luna todavía, en el cielo —giró el rostro para ver aquel orbe plateado que brillaba levemente—. Si está allí es porque Bin todavía está despierto, eso alivia mucho mi corazón.

HyunJin no respondió, por su parte su corazón estaba doliendo demasiado.

Por todos los Dioses, amaba a SeungMin tanto, se lo tendría que haber dicho más veces, lo extrañaba tanto, le dolía tando el corazón que le dolía todo el cuerpo, y lo que daría por volver atrás y abrazarlo otra vez, para no soltarlo nunca.

—¿Seung sabe de esto? —preguntó JiSung al ver su expresión.

—No... Lo sabrá cuando despierte supongo —HyunJin tenía ganas de llorar—. No podría decirle... Le rompería el corazón, que lo rompí igual pero al menos... No lo veré triste y puedo recordarlo como el Seung que yo conocí.

>> Feliz, positivo y cariñoso, y que siempre se preocupaba por los demás, yo, o los Humanos, o tú... O quién sea, él siempre estaba pensando en otros... Y-y lo voy a extrañar... Porque él me enseñó a ser libre, incluso si sólo lo fui por poco tiempo.

JiSung no supo qué decir, si bien se sentía feliz por volver a ver a ChangBin, sabía que otros iban a sufrir, y le dolía en el alma que tuviera que ser así.

—Quizás en otro mundo... Pueda haber un final feliz, HyunJinnie. —dijo el rubio.

HyunJin no respondió, y continuaron subiendo aquellas escaleras que parecían infinitas, hasta que una luz rompió en la oscuridad, alzó su rostro y la luz lo cegó por completo, haciéndolo parpadear varias veces.

—Dios Creador, le traje a quien me pidió —dijo JiSung, su voz sonaba temblorosa y asustada— ¿Estoy perdonado?

Christopher apenas sonrió, sus oyuelos adornaron sus mejillas, fue lo primero que HyunJin vió, era igual de malvada que siempre y sintió asco.

—Pasa, JiSung, hay alguien esperándote.

—¡ChangBin!

El pelinegro estaba recostado sobre una nube, sus párpados pesaban y apenas podía levantar su cabeza para ver a aquél que tanto estaba esperando.

El rubio corrió hacie él rápidamente, y fue a abrazarlo, escuchó la suave risa del pelinegro, JiSung lo acomodó sobre su regazo, para abrazarlo y besar todo su rostro.

—Binnie~ —apretó su rostro contra el del Dios de la Noche, haciendo que siguiera riendo—. Lo siento tanto mi, hermosa Luna... Lamento no poder decirte, lamento mucho todo.

—No te disculpes —ChangBin llevó una mano hacia los dorados cabellos del otro, se sentía muy débil, pero ahora que JiSung estaba de vuelta, podría descansar en paz—. No es tu culpa... —frotó sus narices juntas—. Me mantuve fuerte para tí, HanJi... Ya casi estaba por dormirme, creí que ya había empezado a alucinar cuando te escuché...

—No, amor, no... No podría dejar que eso pasara —dijo, besó suavemente sus labios, ChangBin correspondió en un pequeño beso, que repitieron varias veces, el pelinegro estaba muy cansado y eso se notaba en sus gestos también, por lo que no quiso presionarlo mucho—. Ya estoy aquí... Puedes descansar.

ChangBin asintió levemente, mientras se acurrucaba contra su cuello.

—Chris dijo que si volvías era porque traías a HyunJin. —murmuró él pelinegro.

—Sí... Es una larga historia, espero que él esté bien, pero no lo estará por mucho. —el pelinegro asintió, estaban pensando en lo mismo.

—El Creador está muy enojado, no sé qué le hará —dijo ChangBin, aún sonaba débil, pero muy preocupado—. No fue bueno conmigo y lo único que hice fue obedecer, ¿Qué le espera a HyunJin?

JiSung se mordió el labio, sin saber la respuesta.

—No sé pero... Hay que ayudarlo.

¡Gracias por leer!

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