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extra: time out.

Los primeros momentos de HyunJin y SeungMin en el sueño eterno, fueron un gran pesar para MinHo, quien como el Dios Mayor, siempre se había sentido muy responsable respecto a los Dioses más jóvenes, pero especialmente con aquellos dos, los amantes eternos.

JeongIn fue el que le advirtió, que HyunJin caería en el Sueño Eterno, junto a su amado, y que no había nada que pudiera evitarlo, así que cuando el día llegó y JeongIn se presentó en el cuarto personal de MinHo, con un asentimiento el Dios Mayor lo supo.

El mayor paso mucho tiempo en la habitación de aquellos dos, mirando como dormían con toda la paz del mundo, JeongIn se quedó a su lado en todo momento, pero incluso cuando MinHo estaba al borde de las lágrimas no se dejaba consolar.

JeongIn sabía que el mayor estaba algo enojado con él.

—¿Tu sabías que este pasaría? —preguntó MinHo, rompiendo el silencio de la habitación, fue la primera vez que lo miro a los ojos desde que SeungMin se había dormido—. Desde antes, me refiero, desde antes de que ocurriera con Seung, ¿Sabías que los dos terminarian así?

JeongIn apretó sus labios, pensando como explicarlo mejor.

—Ay veces en las que... El destino no es claro, el destino no es como un camino, no es una línea recta, es más como... Como una red de cosas, que de va tejiendo y destejiendo dependiendo de lo que se elija hacer —dijo JeongIn, intentando hablar claro, por más que era complicado de entender, incluso para él—. Si yo le decía a HyunJin que SeungMin caería en el Sueño Eterno, él no iba a aceptar volver con Christopher... Eso lo pude ver claramente, las catástrofes seguirían hasta que ya no queden humanos y en ese caso el destino de SeungMin hubiera sido todavía peor.

>> Tuve que mentirle para poder salvarlos, MinHo —sus ojitos lo miraban con súplica—. Pero no te miento, sé que la última vez que dije que crean en mí si había mentido y eso llevó a esto... pero en serio, lo mejor está por venir, esto solo es por ahora, solo necesitan tiempo.

MinHo asintió, sabía que no era la culpa de JeongIn, si bien él los había dirigido en las decisiones que tomaron... El destino era una fuerza mayor, el Oráculo solo lo había leído.

—¿Puedes ver si despertarán?

JeongIn dudó unos momentos, luego negó.

—Cuando HyunJin estaba despierto aún pude ver que... Si él aguantaba un poco más, SeungMin despertaría —dijo el peliplateado, MinHo quería llorar de nuevo—. Pero era una visión muy leve y borrosa, no había muchas posibilidades de que él aguantara.

>> Ahora no está claro, pero lo harán, estoy seguro, si yo desperté, ellos también podrán... El Sueño Eterno es único y diferente para cada uno, pero ellos pueden lograrlo, solo tienen que esperar... Pero ellos están juntos, están compartiendo el mismo sueño, y estarán bien, MinHonie.

MinHo asintió, volvió a quedar en silencio, y sus ojos se apartaron de JeongIn, de nuevo, aquel Dios parecía volver a ignorarlo, y eso le dolió al enamorado Oráculo.

—Los dos se aman mucho. —dijo MinHo, viendo cómo se abrazaban aún dormidos con tanto amor.

—Sí —JeongIn asintió, sonriendo—. Yo ví la llegada de HyunJin, y sabía que él iba a generar un caos, que terminaría con la monarquía de Christopher... Cuando se le dije eso fue la razón de mi expulsión.

—¿En serio? —preguntó MinHo, JeongIn asintió.

—Se lo dije para ver sí él... Cambiaba, él ya estaba advertido, y no lo hizo, incluso creo que se volvió un poco peor.

—No, claro que él no le haría caso a nadie —MinHo negó—. Christopher es muy terco a veces... Era.

ChangBin y JiSung también venían a verlos a menudo y solían hablarles, a veces Felix también, pero el rubio cenizo solía quedarse en la puerta, como si tuviera miedo de entrar y solo permanecía en silencio, JeongIn solía quedarse solo en aquel cuarto a veces, intentando no sentirse tan mal, esperando ver algo del futuro de ambos.

El tiempo no transcurre igual para los humanos y para los Dioses, lo que pueden ser siglos para los mortales se sienten como minutos para los inmortales, por ello no era fácil saber cuánto tiempo pasaron dormidos aquellos dos amantes infinitos.

MinHo los encontró reencarnados en vidas humanas, y con alegría llamo a JeongIn, solo para que el Dios de cabello plateado le dijera que ya lo sabía.

—¿Y por qué no me dijiste?

—Es que... Estabas enojado conmigo así que no quería hablarte de ellos por si llegaba a molestarle.

MinHo frunció sus labios al escuchar aquello, se acercó al menor para abrazarlo con firmeza, JeongIn se dejó abrazar.

—Lamento haberte hecho sentir mal, JeongIn —murmuró—. Esos dos son muy importantes para mí, pero sé que... Hiciste lo correcto, siempre he confiado en tí.

JeongIn sonrió un poco.

—Te dije que estaban compartiendo el mismo sueño, ellos prometieron ir al mundo de los Humanos juntos y eso están haciendo... Lo están viviendo.

MinHo velo la existencia de ambos en el mundo humano, e hizo todo lo posible para que ellos sean felices, se encontraran y se amaran de la forma que estaban destinados a ser amados.

—HyunJin entregó su alma a SeungMin antes de marcharse —dijo JeongIn, él también lo había visto—. Es un acto enorme, su alma fue directo hacia él cuando se rompió, ellos están destinados a amarse, están más unidos de lo que creen.

—¿Los dos se crearon a partir de una flor de la tierra es verdad? —preguntó MinHo, ya que había escuchado a HyunJin mencionar algo de eso.

—Sí, mismo tipo de flor, son almas gemelas —JeongIn sonrió, el saber tantos detalles de la historia de ambos lo hacía un romántico empedernido—. Es algo muy único entre los Dioses, no cualquiera tiene a alguien igual a tí... Ellos tenían una conexión que todavía no comprenden, pero la sienten, por ello son tal para cual.

MinHo miro las vidas de ambos en el mundo de los humanos, JeongIn le recordaba que ambos se habían prometido ir a aquella Tierra con aquellos seres que tanto amaban, y una y otra vez, vivieron, se encontraron, amaron, cumplieron sus sueños en cada una de sus vidas, y el Dios Mayor los ayudaría en cada obstáculo que pudieran encontrar.

El día en que ellos iban a despertar, JeongIn lo sabía, pero también necesitaban su espacio, por lo que el Dios de cabello plateado no le dijo nada a MinHo, poniendo escusas de que ‹‹no estaba claro›› aunque en realidad, visualizo perfectamente el reencuentro de ambos en aquellas vidas eternas.

El primero en despertar fue SeungMin, y al ver a m HyunJin, sus ojos se entreabrieron con lentitud, aquel sentimiento de pánico, lo último que había sentido antes de dormir, lo volvió a inundar.

—HyunJin...

Su vista se enfocó en el rostro que tenía a centímetros del suyo, sus ojos cansados y recién despiertos tardaron en verlo, su sonrisa apareció con amplitud en su rostro, sus manos fueron a las mejillas siempre sonrosadas del menor, que estaban frías.

—HyunJinnie... Buenos días~ —su mente aún aturdida por tanto tiempo dormido no podía procesar aún que aquello no había sido una siesta, sus ojitos vieron aquella habitación blanca y sin ninguna pertenencia con confusión, poco a poco su mente empezó a unir cabos y se dió cuenta de que HyunJin no estaba simplemente dormido, que esa no era su cama, y que aquel lugar no era su humilde cabaña—. HyunJin, HyunJinnie, despierta... —sus manos fueron hacia el rostro del menor, que seguía sin reaccionar—, Hyun.... Vamos, amor, despierta —las lágrimas subieron a sus ojitos de nuevo, abrazó el cuerpo dormido de su amado con más fuerza de la que debería—. HyunJin, vamos HyunJinnie... Despierta, p-por favor —poco a poco comenzó a recordar, las últimas imágenes de él mismo, buscando a Jungkook, extranandolo tanto, lo que comprendió que había sido una alucinación antes de caer dormido, y entendió que él también había pasado por aquello que tanto temía, y que HyunJin se había dormido luego de él—. Oh, mi Dios, cuánto lo siento...

Escuchó un leve murmuró contra la piel de su cuello, se separó para verlo, apoyandose sobre sus codos para no aplastarlo, mirando desde arriba de él como sus pestañas se agitaban, y sus ojitos llenos de estrellas volvían a mirarlo, una sonrisa surcaban sus labios perfectos.

—Seung... —aquel apodo susurrado con la voz más perfecta de todas, SeungMin sonrió, sintió su corazón revivir, con una risa fue a abrazarlo—. SeungMin... Estás despierto...

—Amor, tú estás despierto —dijo SeungMin, para besar todo su rostro, sus narices quedaron tan cerca que se acariciaban en un beso esquimal—. HyunJin ... Creí que no te vería otra vez.

—SeungMinnie... —las manos de HyunJin fueron hacia el rostro del Dios, acariciaron sus mejillas, notó la humedad de estás debido a las lágrimas—. Tardé mucho en regresar, amor... Lo siento tanto, cuando volví ya te habías dormido, y y-yo... Nunca te lo dije, pero ahora ya podemos estar juntos, lo prometo, y esta vez sí lo voy a cumplir.

—SeungMinnie... Mi Dios hermoso de todo lo Bello —SeungMin dejó un beso sobre su frente, sus manos sujetaban la nuca del menor con delicadeza—, al final, estamos aquí, tú y yo ¿No? Mi Dios, eso ya pasó, por favor no te preocupes por ello... —notó las lágrimas en los brillantes ojitos del menor, y aquel ceño fruncido.

—Seung yo no... Yo no soy un Dios —murmuró HyunJin, con algo de dolor por las palabras que aún recordaba, aquellas palabras frías y asquerosas provenientes de su creador—. Christopher me lo dijo cuando volví, él solo, me creó para usarme, pero como ya lo había hecho contigo él ya no me quería —explicó, su labio inferior tembló al recordarlo, le hacía sentir mal, un objeto, algo que solo servía para un deseo carnal e impuro, su existencia era una mentira y su razón de ser le daba asco—, no soy el Dios de lo Bello... Eso no existe, solo soy-... —no podía decirlo, se mordió el labio para no romper en llanto.

—Pues... Yo te veo, y te siento —murmuró SeungMin, su sonrisa estaba en su máxima expresión en su rostro, era el mayor consuelo para HyunJin, el mayor dejó besos en sus mejillas—. Para mí eres lo más real de todos los mundos, y eres mucho más de lo que Christopher alguna vez creo, y los dos lo sabemos, mi amor, no eres nada de lo que él planeó alguna vez... Tu eres HyunJin, y eres libre —le recordó, el castaño asintió—. Y siempre serás mi Dios, eres el único al cual me pondría de rodillas para venerar.

El rubor subió rápidamente a las mejillas de HyunJin, una sonrisa se dibujó en su rostro, y se inclinó hacia él para el encuentro tan esperado de sus labios, el beso más hermoso de su vida.

Con aquel contacto las vidas humanas que habían compartido pasaron frente a sus ojos, cumpliendo una promesa que ambos habían hecho mucho tiempo atrás, en al beso, sonrieron al recordarlo todo lo vivido.

Las manos de ambos se entrelazaban, los abrazos no eran suficientes, los besos tampoco, el encuentro más esperado del amor en toda la eternidad estaba sucediendo finalmente, con ambos felices de estar juntos otra vez, está vez para toda la eternidad.

Su beso fue interrumpido por el estruendoso sonido de la puerta al abrirse y golpear la pared de la habitación.

—¡MinHo, dales privacidad! —escucharon la aguda voz de JeongIn gritar, el Dios Mayor los miró y sonrió, una gran cargajada surgió de sus labios y luego se abalanzó sobre ambos para abarcar a la pareja en un solo abrazo, grande y apretado.

Oh, están devuelta, mis tortolitos favoritos... Los ví todo el tiempo, todo el tiempo, en la Tierra de los Humanos pero los estaba extrañando tanto-...

—MinHo, no me estás dejando respirar —se quejó SeungMin, el Dios Mayor se apartó de ambos para que volvieran a tomar aire, la sonrisa que tenía en el rostro también era imposible de borrar—. Ahora son libres, chicos, pueden amarse tanto como quieren, no hay más Christopher para impedirlo.

—Lo sé —dijo HyunJin, SeungMin lo miró con sorpresa, eso él no lo sabía, el castaño se volteó hacia su amor de nuevo—. MinHo lo enfrentó, Christopher está dormido, ahora él es el jefe de todos los mundos, y no hay barreras entre las Tierras, todos somos libres de nuevo... Podemos visitar a los humanos tanto como quieras, amor.

—Eso es... Exelente —SeungMin sonrió ampliamente—. Ya hemos pasado bastante tiempo con los humanos, necesito ver a JiSung... Y quizás romperle la cara un poco.

—No, no —HyunJin negó, sabía por qué lo decía, podía suponerlo—. JiSung no me entregó... Yo lo hice, él me acompañó para salvar a ChangBin, no lo golpees, él es muy bueno.

SeungMin no podía negarle a los ojitos de ciervo triste de HyunJin, y solo suspiró para volver a asentir.

MinHo se apartó de arriba de ambos, para dejarlos que se levantaran, algo tambaleantes, el mayor los ayudó a estar de pie, cuando el mayor no estaba a la vista ambos vieron a JeongIn, que estaba con una sonrisa penosa, los saludó haciendo una reverencia.

—Hola, estoy muy feliz de que hayan despertado, los estábamos esperando. —HyunJin hizo una mueca, SeungMin lo notó, y supuso que había algo mal.

—HyunJin, lo ocurrido no fue culpa de JeongIn, él me explicó que pasaría si no te lo hubiera dicho, y créeme que fue la mejor decisión. —dijo MinHo, el mayor se colocó junto al peliplateado y tomó su mano con firmeza, entrelazando sus dedos ambos lo vieron.

—¿Qué pasó qué? —preguntó Seung, su vista iba hacia JeongIn y luego hacia HyunJin.

—Yo sabía que caerias en el Sueño Eterno, y no se lo comuniqué a HyunJin porque si se lo decía, él no se entregaría a Christopher, y el plan no funcionaría —dijo el Dios de cabello plateado—. Y si él no aceptaba hacerlo, Christopher continuaría con las catástrofes hasta que no haya ni un solo Humano vivo, y eso haría que tú, SeungMin, cómo su Dios, desaparezcas con ellos.

—¿En serio? —preguntó SeungMin, con sus ojos muy abiertos, HyunJin también se sorprendió, sintió su corazón desbocar.

Comprendió que al final sólo había tenido dos opciones, una mala y otra peor, y JeongIn había sido responsable de elegir una o la otra, pero solo pensando en el bienestar mejor.

—No se puede ser Dios de algo que no existe, SeungMin —explicó JeongIm—. Lamento haberte engañado, HyunJin, pero era la única opción.

HyunJin lo miró con el ceño fruncido, finalmente asintió, cómo diciendo que estaba bien, para su sorpresa el Dios de cabello plateado fue a abrazarlo con emoción al ser perdonado.

SeungMin rió por aquello, él también tenía ganas de abrazar a HyunJin.

—JiSung y ChangBin vienen hacia aquí. —dijo JeongIn, aún abrazando al castaño, se separó para señalar al umbral y tal como lo predijo, el rubio apareció en la puerta, de la mano del pelinegro, una gran sonrisa estaba en el rostro de ambos, respiraban agitados por correr hacia allí luego de recibir la noticia.

—¡HyunJin! ¡SeungMin! —el rubio fue el primero en ir a abrazarlos—. Por todos los Dioses, que alegría que estén de vuelta.

—JiSung —HyunJin lo abrazó con una sonrisa—. ¿Cómo está ChangBin? ¿Él estaba bien? —miró al pelinegro, que esperó su turno para abrazarlo también.

—Llegó justo a tiempo —dijo el Dios de la Noche—. Pero eso fue mucho tiempo atrás, HyunJin, no te preocupes por mí. —añadió, se notaba mucho más sonriente y tranquilo que antes, la libertad los había hecho mucho más felices.

—Cuando llegamos quisimos ir a ayudarte, pero ya era tarde —dijo el rubio —, lo sentimos mucho.

—Tenías algo más importante que cuidar, JiSung, yo hubiera hecho lo mismo. —admitió el castaño, su mano se aferraba a la de SeungMin, no la soltaría nunca.

Pasaron el día juntos, Felix también llegó a saludarlo, seguía luciendo igual de terrorífico que antes, pero JiSung había bromeando de que se parecía a ChangBin, y que solo era una versión más oscura, cosa que los había hecho reír, luego ya no podian verlo con el mismo temor.

Luego de un gran banquete para todos a modo de celebración, MinHo le dió un nuevo título a HyunJin.

—Dios de la Valentía —dijo, mirándolo directamente a los ojos—. Ojalá que todos los seres, mortales e inmortales, encuentren en tí la fuerza para seguir sus deseos más puros provenientes de un corazón tan digno como el tuyo, eres muy admirable y serás recordado como tal por mucho tiempo —añadió, HyunJin estaba muy ruborizado, el mayor le sonrió con un gran orgullo—. Salud, por HyunJin. —finalizó, alzando una copa de vino, los demás presentes lo imitaron.

—¡Por HyunJn! —repitieron los demás presentes.

—Por ti, amor, mi HyunJinnie, mi Dios valiente y bonito —murmuró SeungMin en su oído, luego de tomar un sorbo de vino, los ojitos del menor lo vieron con admiración, a veces se le olvidaba lo bello que era el Dios de los Humanos, no sé cansaría de verlo nunca—, se me olvido decirte algo importante, mi vida. —SeungMin se puso muy serio, sus ojos oscuros parecían penetrar su alma.

—¿Eh? ¿El qué? —HyunJin sonó preocupado, SeungMin mantuvo el drama unos momentos, mirándolo con aquella expresión seria e indescifrable que tenía a veces.

—Te amo.

HyunJin se sintió como un tonto al caer con algo tan simple, su sonrisa volvió a aparecer, aquella que SeungMin tanto amaba y podría ver por siempre, Seung también rió con él, amaba poder reír juntos de nuevo.

HyunJin lo besó con lentitud, nunca se cansaría de aquellos labios, los sentía tan suyos, dulces por el vino, embriagados de su amor, se dejaron llevar por el beso hasta que los presentes comenzaron a aplaudirles, escuchó comentarios molestos como que debían invitar, y que se consigan un cuarto, con vergüenza se alejaron, y con el rubor en su rostro por el alcohol HyunJin le volvió a corresponder, hablando al oído del mayor, rojo como un tomate.

—También te amo, mi amor.

Ahora si, ya no hay más de esta bella historia, lloremos.

¡Gracias por leer!

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