III: Marvels #1
¡NO DEJARÉ MORIR ESTE FIC!
Aún...
Lamento mucho la espera. Resulta que describir cómics de 40-50 páginas tarda en hacerse. También me la pasé leyendo fics malos de Watching Marvel, para mejorar conceptos mal utilizados. Pero aquí está el capítulo después de 6 meses.
Para los lectores que comentaron «este» en el capítulo anterior, la lista de cómics que puse no era un tipo de votación. Es el orden en el que saldrán. La comprensión lectora se fue de sabático, cariño.
Saben, me da gracia que algunos piensen que Marvels es la Kingdom Come de Marvel. Lo único que tienen en común es el arte de Alex Ross, Marvels sólo es un cómic que recopila las primeras historias de los personajes. Lo más cercano a un Kingdom Come sería la Tierra-X.
Ah, y también se me vinieron a la mente otros cómics que usar. No los diré porque de seguro pensarán que es una votación. Aunque alteré la lista anterior, unos cómics serán utilizados en la parte 2 de la historia.
Guión: Kurt Busiek
Dibujo: Alex Ross
————————————————————
Había fuego en el 39. Hasta yo podía sentirlo.
Yo no era más que un arrogante chico de Brooklyn, aún en pañales...
Algunos se interesaron en saber quién era esta vez la persona, otros se mostraban desinteresados.
SKATCH
Un joven adulto encendió un encendedor para prender su cigarro, le dio una calada y exhaló.
—Me avisas cuando las cosas se pongan interesantes, Barton —bostezó Yelena.
—No lo haré.
Kate le envió una mirada sucia a Yelena. ¿Cómo podría aburrirse viendo una Tierra alterna?
Pero éramos un país arrogante por aquel entonces. Habíamos vencido la Gran depresión, y el conflicto en Europa no nos asustaba.
Los que tenían conocimientos en historia, la mayoría, hicieron una mueca.
Namor miró sutilmente a Shuri.
—Corrígeme si me equivoco, princesa —dijo—. La Gran Depresión fue una crisis financiera que perjudicó al mundo en comienzos de los años 30's, ¿no?
—Sí, fue eso. Aunque no afectó en nada a Wakanda —respondió ella. Luego parpadeó y lo miró por unos segundos—. Es raro que sepas de eso.
—Mi pueblo y yo no somos tan ignorantes sobre ustedes.
El joven estaba reunido con sus cinco amigos, charlando sobre algunas cosas.
—¿Tú te fías de ese Hitler y ese cuento de «voluntad de paz»?
—Qué manera tan rara para referirse al genocidio —se burló Carol.
—Sí, claro... ¡mientras inunda Renania de tropas de asalto!
Kamala se confundió por eso.
—¿Qué tenía que ver Renania? —preguntó—. No recuerdo sobre eso.
—Creo que tiene que ver porque no dejó que fuerzas militares pudieran acceder al país —respondió Peter.
—Oh.
—¿Cuánto crees que tardemos en intervenir?
—Pregúntaselo al senador Toby... ¡cuando FDR haya acabado con él!
... Nuestro fuego era más ardiente, y estábamos dispuestos a demostrarlo.
—¿Por qué siento que al final alguien más demostrará más valía? —pensó en voz alta Bucky.
—Necesitarán buenos fotógrafos allí... ¡y yo soy de los buenos! —dijo el joven—. Puede que el nombre de Phil Sheldon no signifique nada aún... ¡pero esperen y lo verán! ¡Allí es donde freguan carreras!
—Oh, creo que ese es el protagonista —sentenció Scott. Luego sus ojos se abrieron mucho—. Espera, ¿piensa en ir a la guerra sólo a tomar fotografías?
Sam lo miró arqueando una ceja.
—¿Cómo pensabas que había fotos sobre los sucesos?
—Claro... y donde la gente está muriendo —le dijo Jonah—. Yo aún no me he cansado del viejo y sórdido Nueva York. ¡Ni creo que me canse nunca! —se levantó—. Pero cada quien lo suyo. Cuando yo dirija el Bugle...
Peter se tensó visiblemente. Miró fijamente la variante más joven de J. Jonah Jameson, teniendo emociones encontradas. Era raro verlo joven, y más con cabello. Lo otro era enojo, aunque lo trató de reprimir para no llamar la atención.
Kate no parecía reconocerlo, pero Kamala sí. Frunció el ceño, no le parecía bien las notas en sitios web que Jameson hacía sobre Spider-Man. Provocaba unos mensajes de odio acerca de él.
—¿Ese no es el hater número uno de Spider-Man? —preguntó América. Por lo poco que ha estado viviendo en este universo, lo primero que le disgustó fue ese hombre.
—Sí —respondió Stephen—. Me sorprende que comenzó como alguien irreverente para después ser dueño un noticiero más visto de Nueva York.
—Al parecer, odiar algo popular llama la atención —asintió Wong.
—¿Qué hace ese tipo? —preguntó Thor a sus compañeros.
—No veo ese tipo de cosas —Bruce se encogió de hombros.
—Es alguien que es relevante por odiar a Spider-Man —respondió Scott. Thor asintió con comprensión.
—Y ahí vamos otra vez...
—Como iba diciendo, cuando yo dirija el Bugle, te dejaré llevar la sección internacional. Si aún me apetece. Pero, por ahora... —Jonah se colocó su sombrero y sonrió con su cigarro en la boca—. No somos más que unos ilusos. Y hacemos los trabajos que nos salen. Claro que algunos trabajos son más divertidos que otros...
—Hm, parece un buen tipo —murmuró Kamala—. ¿Qué le pasó para que se convirtiera en un viejo cascarrabias?
Peter pudo escucharla y pensaba lo mismo. Claro que no todas las personas pueden llegar a tener unos buenos motivos para actuar de esa manera, pero, tal vez, Jameson sí.
—Bueno, chicos, luego nos vemos. Tengo una jugosa disputa laboral que cubrir. Gracias por traerme... ¡y diviértanse con ese chiflado!
—¡Eso, tú restriéganoslo!
—¡Vete al diablo! —le dijo Phil.
Estaba encima de alguna buena foto, pero no esperaba ninguna.
Ahora Phil estaba en una conferencia con varios espectadores y periodistas. Phineas estaba diciendo unas palabras al micrófono.
Inmediatamente, todos prestaron atención.
—¡Oh! —dijo Kate—. ¡Es la conferencia donde aparece Jim!
Yelena se restregó los ojos y los entrecerró en dirección a Kate.
—Dime que hubo una buena razón para que chillaras —gruñó.
—Eh... P-Pues va aparecer otra vez Jim —señaló, de forma nerviosa.
Phineas T. Horton era uno de esos científicos... Sus teorías menos atrevidas hacían que las de Einstein pareciesen recetas de sopas de pollo.
Algunos, por lo que vieron en la proyección anterior, asintieron.
—Es sorprendente que haya creado un androide en el siglo XX —comentó Bucky.
—Bienvenidos, caballeros. Me alegra ver a tantos de ustedes —dijo Phineas.
Pero era un día de pocas noticias... Soltó unas palabras de novelas baratas sobre los problemas que le estaba dando un hombre sintético...
—¿Cómo no le llamó la atención eso? —dijo Scott.
... Yo pensaba en Europa sin prestarle atención...
—Ah, cierto.
Hasta que...
—Dejaré que entre un poco de oxígeno en la cámara... —dijo Phineas—, y así verán... a lo que llamo...
—¡DIOS MÍO! —gritó una persona.
—¡HUMAN TORCH! —presentó Phineas, ante el público incrédulo.
No se vieron tan sorprendidos, ya que es la segunda vez que lo miran.
Una brusca ola de sorpresa y terror nos hizo retroceder como algo físico.
Thor se rascó la barba, pensativo. No pasó gran parte en la Tierra en un inicio, ya que tenía cosas que resolver, y nunca lo había pensado: ¿qué tan difícil, los humanos, tuvieron que asimilar que existen seres antinaturales? ¿Le tuvieron miedo a él? ¿Lo odiaron al principio?
Tal vez los humanos de alguna religión lo odiaron por ser un «dios blasfemo».
Luego, el sentido común se impuso. Aquello era un fraude. ¡Tenía que serlo!
Algunos bufaron, otros se rieron.
—Bueno, ya están en negación —se burló Clint.
El público, al pensar que es un fraude, se empezaron a burlar:
—¡Revise su calendario, Horton! ¡Aún faltan varias semanas para Halloween!
—¿Qué hizo? ¿Rociar un maniquí con queroseno?
—¡Debimos haber traído dulces!
—... El humor en esos tiempos era raro —dijo Rhodey.
—¿Cómo es el humor en los tiempos actuales? —le preguntó Carol. Al no pasar mucho tiempo en la Tierra, se encontraba desactualizada.
—Pff. Peor.
Yo también me habría reído... pero estaba haciendo mi trabajo, pensando que quizá podría colocar una foto en páginas interiores... Así que yo fui el único que estaba mirando a esa cosa... Cuando...
—¿Se movió...?
Todos ya sabían qué iba a pasar.
Las manos de Jim empezaron a moverse...
Parecía vivo... Tan humano como tú y yo... Pero está ardiendo. Y juro...que me miró fijamente.
—Eso en otras circunstancias podría ser aterrador —comentó Bruce.
Algunos concordaron.
Los flashes de cámaras no cesaban. Ahora el público observaba a Human Torch con la boca abierta y perplejidad.
—¿Quiere salir en los periódicos, Horton? —preguntó un hombre, mientras se ponía su sombrero y se marchaba—. Pues saldrá... ¡pero no como esperaba!
—Pero, caballeros —comenzó a decir Phineas.
Kate y Kamala se sintieron un poco mal por Horton. Aunque después se animaron, recordando que pasó en la primera proyección.
—¿Eso no perjudicará su carrera? —preguntó Peter.
—Puede que lo haga, muchacho —le dijo Bruce—. Pero si hace lo que le digan, puede que esté bien.
—¡Esa cosa es un peligro para toda la ciudad! —le gritó otro—. ¡Destrúyala... o lo obligaremos a hacerlo!
Con que así fue la situación, pensaron.
—¿Cuándo retomaremos donde nos quedamos? —preguntó Rhodey a Watch, quien hizo la seña de pronto.
La gente ya se encontraba saliendo.
A camino de los coches, no sabía qué decir. Creo que nadie lo sabía.
—Pero saben bien qué hacer —dijo Bucky.
Algunos lo miraron sin saber a qué se refería, otros pensaron lo mismo.
Pero conocíamos nuestro trabajo...
—¡Extra! ¡Extra! —gritaba un niño con periódico en mano—. ¡Lea todo sobre el hombre de fuego!
Oh. Ahora ya lo entendieron. Los rumores, chismes y, sobre todo, los prejuicios que harán con eso.
No pude evitar sentir un poco de lástima por Horton.
Phil observaba al niño desde una ventana de su oficina de trabajo.
Esa... cosa... me miró. Igual que una persona. ¿Cómo se sentiría al... destruirla?
Namor bufó ante eso. Él tampoco lo entendía al principio, pero al convivir con Jim aprendió su manera de pensar. En su corta vida, Jim desarrolló sentimientos y comprensión humana. ¿Tenía sentido que un androide sintético tuviera eso? Tal vez no.
—¿Te pasa algo? —le susurró Shuri, mirándolo por el rabillo del ojo.
—No. Para nada.
Más tarde supe que lo había enterrado. El poder de la prensa.
Peter asintió. Ya sean ciertas o falsas noticias, la gente lo creerá y harán cosas o buenas o cuestionables. Un claro ejemplo sería él.
Pero las semanas pasaron. Y había otras clases de fuego.
Phil se encontraba observando unos anillos de lujo junto a su novia.
Kate y Kamala se maravillaron al ver los anillos.
—No quiero saber cuánto cuestan —se estremeció Scott.
—Tic tac, son los años cuarenta. De seguro valen menos en comparación a la actualidad —le dijo Sam.
—Eso es genial. Maldita inflación.
—¿Qué me dices, cariño? —preguntó él con una sonrisa—. ¿Los de la caja azul?
Estaba el trabajo, y la vida, y la noche en la ciudad...
... Y, en mi caso, estaba Doris Jacquet...
Bruce soltó un suspiro, triste. Recordó a Betty y su fallida relación, todo por su culpa. Siempre se ha preguntado cómo hubiera sido su vida con ella, sin que tuviera una bestia luchando por el control de su cuerpo. Y esa cosa tuvo el control dos malditos años.
—Son carísimos. Te amo... —dijo Doris, mientras negaba—. Pero no quiero arruinarte...
—Oh —Rhodey parpadeó—. Es una chica considerada.
—¡Hagámoslo, Doris! ¡Corramos ese riesgo! —insistió él, tomándola de los hombros—. Ya lo estoy viendo. Iré a Europa... ¡me haré famoso! Podré darte todo lo que te mereces... La casita en Queens... la valla de estacas blancas... ¡todo!
—Me recuerda a mí —se rió Thor.
—¿Y qué tal te fue? —le preguntó Clint.
—No quiero hablar de eso...
No hacía falta que se preocupara por eso. Yo era inmortal. Todos lo éramos por entonces.
Los adultos se rieron. Claro, los jóvenes se creían inmortales y les pasaban cosas terribles.
EEEEEK
Algunos se sobresaltaron, no esperando ese grito.
—¡No grites, Bishop! —se quejó Yelena.
—Pero no hice nada... —respondió.
—¿Y ese grito...? —cuestionó Phil.
No existía peligro real...
—¡Esta puede ser la exclusiva que convenza al Sr. Goodman de que me envíe a Europa! —dijo Phil, mientras sacaba su cámara del auto.
Todos suspiraron cansados. ¿Por qué los periodistas corren al peligro? Ah, sí, trabajo.
Cerca de la pareja se escuchaba a gente gritar:
—¡¿Q-Qué es eso?!
—¡Atrás! ¡Atrás! ¡Charlie... haz algo!
—¡P-Por favor!
—Adivinaré —dijo Stephen—: Hammond
—Por la calle, diría que sí —comentó América.
—¡Quédate aquí, cariño! —le pidió Phil a Doris, mientras comenzaba a correr hacia los gritos—. ¡Estarás a salvo! ¡Enseguida vuelvo!
—Y nunca volvió.
—No es gracioso, Yelena.
—Para mí sí lo es, Barton.
Pero cuando di la vuelta a la esquina...
—¡N-No! —gritó una mujer aterrada.
—¡Jim! —aplaudió Kamala, contenta.
Se veía en sus rostros: habían leído las historias del periódico... Se habían reído de ellas mientras se comían sus huevos con tocino.
Bufaron ante eso. Por supuesto que pensarían eso.
Pero ahora esos rostros reflejaban algo distinto... Miedo y asombro, y un mundo que había perdido sus engranajes. Claro que yo no los miraba a ellos.
—Claro. El espectáculo es otro —comentó Scott.
La gente se alejaba con temor de Jim mientras que Phil tomaba fotografías.
Mientras yo me preguntaba cómo había escapado Torch, pensaba que él parecía tan sorprendido como yo...
—No pavimentaron bien —se burló Carol.
Human Torch miraba los rostros aterrorizados de las personas.
«No pienses en ello», pensó Namor.
Si bien le importaba un bledo los humanos, respetaba la decisión y coraje que tenía Jim al protegerlos. Siempre se mostraba afectado por la opinión que tenían sobre él.
Y al mismo tiempo me decía que eso era ridículo... Que él... eso... era un objeto, no una persona...
Namor frunció el ceño y chasqueó la lengua. No le agradó mucho ese pensamiento.
—Eso es ridículo —dijo Thor—. Vision es un robot y también puede tener emociones. Fue un digno compañero.
Rhodey, Bruce, Sam y Bucky se paralizaron. Ahora que recuerdan, Thor no sabía del caso de White Vision. Se miraron entre ellos, pensando en qué momento le dirían.
Jim saltó por encima de la gente y se fue... volando.
...Se marchó...
—¡¿Puede volar?! —Peter tenía la boca abierta.
—¡Qué genial! —vitorearon Kate y Kamala.
—¿Eso siquiera es posible? —cuestionó Yelena.
Bruce y Shuri se mostraron interesados en saber cómo funciona esa habilidad de Jim.
... Dejando detrás sólo huellas llameantes que titilaron y se apagaron al frío aire nocturno.
La gente salió de su estupor.
—Debo de estar viendo cosas.
—¡Fue efecto de la luz!
—¡Sí!
—Demasiado champagne.
—¿Siguen en la negación? —América parecía incrédula.
—¡Phil...! —llamó Doris, acercándose a él—. ¿Qué fue eso? Vi algo en el cielo.
No podían comprender lo que habían visto... así que lo desestimaron. Ya había acabado... Ahora ya podían olvidarlo.
—No lo harán —dijo Clint.
Pero yo lo había visto dos veces...
...Así que, mientras el resto de Nueva York volvió al trabajo, bailando con Jimmy Dorsey y observando la guerra en Europa como si fuera un partido...
Phil se encontraba en una cafetería, desayunando y leyendo el periódico.
...yo esperaba el siguiente paso.
—¿Qué más podría pasar? —cuestionó Rhodey.
—¡Phil! —llamó Doris, mientras entraba al local. Parecía que le faltaba el aliento—. ¡Phil! Oh, Phil, gracias a Dios que estás aquí.
—¿Qué ocurre, Doris...? —al ver su estado, se acercó a ella levemente preocupado—. ¿Qué pasó?
—Fue tan... tan...
—Mejor que tome un respiro, se puede llegar a desmayar —aconsejó Stephen.
—Tranquila, cariño, respira hondo.
—Era hora del almuerzo... me llevé el sándwich al muelle, como suelo hacer... ¡pero allí estaba ese hombre, Phil! ¡Ese extraño hombre desnudo!
Se vieron confundidos.
—¿Un exhibicionista? —preguntó Kate, perturbada. Eso fue lo que pensaron todos.
Watch se rió.
—No exactamente.
—¿Quién es el cejas raras? —preguntó Sam.
—Es Namor Mckenzie, rey de Atlantis. Tiene a su gente atlanteana —presentó Watch—. A diferencia de la Tierra principal, Namor de la Tierra-199999 es rey de Talokan. En su mundo son llamados talokanil. En ambos mundos tienen la piel azul, pueden respirar bajo el agua, tienen fuerza mejorada y son difíciles de matar.
La IA decidió no decir nada sobre que los atlanteanos están relacionados con la magia.
Los presentes vieron al Namor de la sala y luego al de la pantalla. Se preguntaron si habrá tantas diferencias con sus propias variantes. Aunque algunos se rieron por el apellido.
—No se parecen —Scott dijo lo obvio.
—Gracias, tic tac. No me di cuenta.
—¿Gente azul? ¿Son como pitufos? —Kamala se calló, tratando de no faltarle el respeto a un rey. Peter bufó, divertido por la comparación.
Afortunadamente para ella, Namor no le importó.
—Una pregunta —le dijo Scott a Namor—. ¿Para qué son tus alas en los tobillos?
—Me permiten volar.
—¿En serio?
Scott no era el único escéptico, todos tenían duda de que unas alas pequeñas podrían siquiera levantar el peso de un hombre.
—Podrán hablar más tarde —intervino Watch.
Disculpándose, guardaron silencio.
—Verlo es incomodo —murmuró Shuri, posando una mano en su rostro—. Y yo pensaba que tu forma de vestir era indecente.
—¿Qué tiene de malo, princesa? —él arqueó una ceja. Su vestuario era casi igual, con la diferencia de accesorios de vibranium. Actualmente bajo su manto llevaba puesto un pantalón verde con un toque de corales negros.
—Comparado con tu variante, nada —dijo. Luego se rió—. Entonces, ¿tu apellido es Mckenzie?
—No. Mi apellido es Almehen —respondió. Shuri tarareó y se preguntó si él le diría su verdadero nombre. Ya era algo que le dijera su apellido.
—Llevaba a una mujer vendada... La policía dijo que la había secuestrado de un hospital.
Namor arqueó una ceja. ¿Por qué habrá hecho eso su variante? Esperaba que hubiera una buena razón.
—¡La policía... le disparó! Pero, Phil... ¡las balas no le hicieron nada!
—Eso es tan genial —Kamala chilló suavemente. Kate asintió.
Se interesaron un poco con eso. No conocían al hombre de la sala (a excepción de Shuri), pero la variante en pantalla podría mostrar sus poderes.
Peter tenía envidia de las personas invulnerables a las balas. Él pensó que al tener súper fuerza tendría una piel resistente, pero no fue así. Con suerte, puede flexionar los músculos y hacer que una bala rebote.
—Tomó un coche de policía... ¡y lo lanzó! ¡Lanzó un coche!
Disimuladamente, algunos miraron de reojo a Namor. Saben que no pueden juzgarlo por algo que no ha hecho, así que tendrán que esperar.
Namor era consciente de las miradas, y sonrió en broma. ¿Cómo reaccionarían cuando se enteren que asesinó a la reina de Wakanda?
—Saltó al agua... y miró hacia los policías como si no fueran más que un estorbo para él! —Doris fue abrazada por Phil, tratando de tranquilizarla—. La policía salvó a la chica... pero el hombre desnudo se fue nadando... sin salir siquiera a respirar.
—¡Bah! Llevo toda la mañana oyendo de ese «submarinero»... —bufó un cocinero de tercera edad—. Ha destruido una central eléctrica... sobrevoló cerca de Central Park... ¡Son patrañas! Es uno de esos trucos de Orson Welles... ¡un montón de tonterías que sólo un tonto se creería!
—¡Eso! —apoyó un cliente.
«Bueno, al parecer no tendré buena imagen para los presentes», Namor se pellizcó el puente de la nariz. Shuri se rió de su desgracia.
—Orson Welles era un director de cine, ¿no? —dijo Scott.
—Lo era —confirmó Bucky—. Algunas de sus películas fueron buenas.
—Pero... ¡yo estaba allí! —dijo Doris—. Yo... lo vi.
—Sólo fue un truco, señorita —le dijo un señor.
—¿Phil? —ella miró a su pareja, esperando que él le creyera.
—Tranquila, cariño. Tú viste lo que viste.
—¿Están en la negación aún? —bufó Yelena.
—¿Puedes culparlo? —le preguntó Clint.
Todos acordaron que ella estaba equivocada, que no era nada. Y yo me pregunté cuánto tiempo podrían seguir así.
—No mucho —dijo Rhodey. Tarde o temprano tendrían que asimilarlo.
Resultó que no mucho.
Rhodey puso los ojos en blanco mientras Carol soltaba una risa.
A nosotros, Manhattan nos parecía el mundo. Pero sólo era una isla...
Dejando una estela de fuego en el cielo, volaba Human Torch. Las personas miraban al cielo con la boca abierta y señalaban el cielo.
La mitad de la sala miraba maravillada eso, otros seguían buscando cómo funcionaba eso.
...Y los prodigios no se ocultaban, precisamente.
Había un coche con la parte del motor fundido.
Eso llamó la atención. Por lo que han visto de Jim, empezaron a especular la razón del por qué hizo eso.
—Espero que ese auto tenga seguro —dijo Kamala.
—...Fundió el coche de ese pobre hombre...
—... Ese espantoso rostro...
—...Detuvo a esos timadores hace unas semanas...
—¡...Dicen que atrapó a un peligroso demente! Unos gangsters con trajes inflamables...
—¿De dónde sacarían esa idea? Claro... no es natural...
—Es lo que quiere que creamos...
Kate, Kamala y Peter soltaron un suspiro, aliviados. Contentos que haya una razón, aunque, con la mayoría, fruncieron el ceño. ¿Por qué tratarían de pensar lo peor?
—¿Así también son las personas en su universo? —América le preguntó a sus acompañantes.
—En su mayoría —respondió Stephen—. Muchos de la sala han sido difamados en noticias.
—¿Incluso tú?
—No. Pero sí el actual Hechicero Supremo, por peleas clandestinas —señaló a Wong.
—No tengo idea de qué hablas —tosió.
En otro lugar, policías estaban sacando a personas de un agujero del subterráneo. Otras estaban siendo atendidas.
Guardaron un poco de silencio, levemente confundidos. ¿Qué pasó?
—...El túnel entero estaba inundado...
Instintivamente, todos miraron a Namor.
—...Sin duda nos habríamos ahogados...
—¿Y quién dice que no fue él quien provocó la inundación?
—¡... Atravesó el acero! ¡Levantó toneladas de metal y cristal... y ni siquiera le dimos las gracias!
Se sorprendieron levemente y se preguntaron si su Namor podría hacer eso.
Namor, por otra parte, no recordaba hacer eso reciente. La última vez fue hace noventa años.
—No me gustan nada esas orejas...
Namor por instinto tocó sus orejas. ¿Qué tenían de malo?
Shuri sofocó una risa.
Y la verdad es que la isla no era tan grande.
Phil estaba en un restaurante con Jameson.
—¡Mira esta noticia! «Human Torch lleva medicinas a ciudad aislada». ¡Bah! —bufó Jameson.
—¿Qué tiene de malo eso? —cuestionó Thor—. Ayudó a gente.
—No hagas caso, Thor —dijo Bruce.
—Vamos, vamos... ¿Dónde está ese sarcasmo tuyo? —dijo Phil, de buen humor—. ¿Ese alegre desprecio por el mundo y todo lo que contiene?
—Esos monstruos hacen cosas... que nos hacen quedar como inútiles a los tipos como tú y yo... ¡y nosotros tan contentos! —dijo Jonah—. ¡Me gustaría encerrarlos y tirar la llave!
Clint comprendió el sentimiento, él junto a Natasha eran personas normales a comparación de el resto del equipo de los Vengadores. Steve era superior en fuerza y pelea, Stark con cualquier armadura podía destruir una montaña y ayudar a cientos o miles de personas, de Thor y Bruce no hacía falta hablar. Él sólo tenía flechas.
Miró en dirección a Kate, quien observaba con atención a la pantalla. Se preguntó: ¿cómo asimilaría ella ser una de las personas sin poderes en un mundo donde había bestias con fuerza bruta?
Sea como sea, él la preparará para eso.
El hombre junto a ellos los miró con el ceño fruncido.
Todos lo reconocieron.
—¿No es...? —Scott dijo.
—Sí, lo es, tic tac —respondió Sam—. Y no se ve contento.
—¡Ya... basta! —Jim se prendió en llamas y se retiró—. Además, la comida aquí es asquerosa.
Tanto Phil como Jonah, sin palabras, miraron la ventana derretida por donde salió Jim. El señor que los atendía utilizó un vaso de agua para apagar el fuego del asiento.
Namor se rió de buen humor. Sí, éste Jim era alguien de mecha corta.
No era tan grande, en absoluto. Fue entonces cuando por fin tuve oportunidad de ir a Europa, pero...
—¿Lo rechazas? —preguntó el Sr. Goodman. Phil estaba parado en frente de su escritorio—. Phil, ¡llevas meses suplicándomelo!
—Lo sé, Sr. Goodman, y no puedo explicárselo. Pero... por ahora prefiero quedarme.
Muchos entendieron el por qué. ¿Por qué desaprovechar la oportunidad de investigar a «fenómenos»?
Al lado de Phil estaba un periódico del Daily Bugle titulado: «SUB-MARINERO ESCAPA DE LA MUERTE EN SILLA ELÉCTRICA».
Algunos vieron hacia Namor sorprendidos, otros incrédulos.
Namor se burló de eso. Las armas humanas no le afectarían, a menos que sean las de Wakanda.
—¿Por qué tu variante se mete en tantos problemas? —suspiró Shuri.
¿Qué podría decirle? ¿Que la ciudad había cambiado y que las cosas ya no encajaban?
—Lo siento —dijo Phil. Luego se retiró.
Pero eso era lo que sentía. No es que no hubiera hombres misteriosos antes... Angel, Phantom Eagle... por no mencionar a Rawhide Kid... Pero esto era distinto. Estas nuevas criaturas... eran más que humanas.
Se miraron entre ellos, preguntándose quiénes eran.
—Eh, señor Watch —llamó Kamala.
Watch reapareció en la sala.
—¿Sí, señorita Khan?
—¿Nos podría decir quiénes son Angel, Phantom Eagle y Rawhide Kid?
—Por supuesto —asintió—. Thomas Halloway, alias Angel, fue el hijo de un guardia de la prisión, su madre murió en el parto. El director lo mantuvo de forma aislada, en la propia prisión, y fue instruido por varios expertos que le había enseñado «todo». Thomas también fue enseñado por los presos, que pasaron en los secretos del mundo subterráneo. Cuando Thomas descubrió que uno de los detenidos estaba a punto de ser electrocutado lo salvó. Por este hecho fue llamado Thomas un «ángel» por el preso.
Se esperaban cualquier tipo de historia, pero no en donde un niño se crió en una prisión. Tenían mas preguntas y dudas al respecto.
Peter por alguna razón piensa que no soportaría a Angel.
—Karl Kaufman, alias Phantom Eagle, era un piloto experto que había nacido en Estados Unidos de padres alemanes que desde entonces habían regresado a su ciudad natal de Hamburgo, Alemania. Después de la secundaria, Kaufman se convirtió en un experto piloto de acrobacias y copropietario de un circo volador. Más tarde, para proteger a sus padres de las represalias, ideó un estilizado uniforme de aviador con gafas oscuras y una capa y adoptó la identidad enmascarada del Phantom Eagle. Él participó en muchos deflectores aéreos, derribó un número notable de aviones alemanes y así se hizo conocido como quizás el mayor guerrero aéreo de la Primera Guerra Mundial.
Eso les pareció interesante.
—Jonathan Clay, alias Rawhide Kid, nació en 1850 en el Medio Oeste de Estados Unidos durante los días de la Frontera Americana. Durante su infancia, sus padres fueron asesinados en una redada de los nativos americanos. El hijo mayor, Joe, huyó presa del pánico durante la redada. Más tarde, en un esfuerzo por expiar su culpa por abandonar a su familia, Joe Clay se convirtió en sheriff de la ciudad de Willow Flats.
Tardaron en procesar la información y se cuestionaron cómo Jonathan Clay estaría siquiera vivo.
Bucky preguntó:
—¿Existieron en nuestra Tierra?
—Sí —confirmó Watch. Luego aclaró—: Pero sólo fueron personas normales en su universo.
Fueron comprensivos con eso. Kate y Kamala comentaron que hubiera sido genial conocerlos.
Ahora Phil estaba con la mirada perdida, a sus costados Doris y su madre charlaban.
Y con Doris y su madre planeando, entusiastas, la boda...
¿Qué podrían decir ante eso? ¿Felicidades? Sería estúpido sabiendo que eso ya pasó.
—¿Tú que dices, Phil? —preguntó Doris—. ¿Rosa... o malva?
—Ah... El que quieras. Los dos están bien.
—¿No son iguales? —parpadeó Scott, confundido.
—¿Cómo hacen las mujeres para diferenciar colores? —preguntó Sam, recordando a su hermana.
—Phil... ¿te pasa algo? Llevas toda la tarde muy inquieto.
—No es nada. Estoy bien —se levantó del sofá y se dirigió a la puerta—. Saldré a fumar un poco.
¿Cómo podía ser un marido... o quizás un padre... en un mundo en el que un monstruo podía atravesar la pared en cualquier momento?
—Ah, era eso —dijo Bruce—. El que haya más peligro con sujetos con poderes hizo que muchos comenzaran a sobre pensar en el bienestar, ya sea el de los demás o el propio.
—Sí, entiendo un poco eso —comentó Clint.
Phil caminaba por las calles en la tarde, como toda la gente.
Prodigios los llamaba yo... y eso eran. A su lado, ¿qué éramos nosotros? Antes que llegaran, éramos tan grandes... tan importantes. Éramos americanos... ¡Jóvenes, fuertes, vitales!
—Ah, claro. El patriotismo —se burló Yelena—. Apuesto que cuando conozcan al Capitán América estarán tranquilos porque alguien de su nacionalidad sea especial.
—Eso me causa gracia. Ya que en cierta parte es cierto —se rió Bucky—, pero creo que muchos no lo saben. Steve solo es americano legalmente.
Yelena se mostró curiosa.
—¿En serio?
—Sí. Él es irlandés y sus padres eran inmigrantes, sólo está registrado legalmente.
—¿Y hasta ahora nadie lo sabe?
—Algunos —respondió Sam.
Un tipo con un disfraz azul y capa roja saltaba en edificio a edificio, por encima de Phil.
Algunos notaron que era Angel.
Éramos los que hacían las cosas. Pero habíamos empequeñecidos. Lo veía en esos mismos rostros... que antes habían sido tan confiados, tan arrogantes.
—Sí, lo fueron —comentó Bucky.
Phil junto a los demás civiles vieron como lo último que se veía de Angel era su capa, que curiosamente hacía que su sombra pareciera una águila.
—Eso se vio genial —dijo Peter. Se preguntó si él podría hacer que su sombra tuviera la silueta de una araña.
Ya no éramos los intérpretes. Éramos espectadores. Esperábamos algo... sin saber qué... Y a finales de la primavera de 1940...
—¡Chicos, el señor Goodman los quiere a todos en su oficina... ya! —informó un empleado—. ¡No van a creer lo que pasó?
...la espera terminó.
—¿Ahora qué? —Clint se frustró.
El Sub-Marinero estaba furioso y lo estaba pagando la ciudad... y el jefe de policía envió a Human Torch.
Prestaron atención en eso. Shuri miró a Namor, confundida.
—¿No dijiste que eran amigos?
—Al principio no —él se encogió de hombros—. Incluso puede que en ese universo no sean amigos por un tiempo.
Era como si los dioses de las leyendas hubieran vuelto a la Tierra... al menos si lo leías en los periódicos. Seguir a los prodigios en su combate, mientras el Sub-Marinero iba de monumento en monumento, sembrando la destrucción, Human Torch iba tras él, como un rastro de fuego...
—Van a perder tiempo —bostezó Yelena.
... Debió parecer un glorioso ballet aéreo. Peligroso. Hermoso y emocionante.
Y quizá lo fue. Pero no para nosotros. Lo que nosotros vimos fue masacre, destrucción y confusión...
Un tranvía estaba fuera de su carril destruido. Algunos ayudaban a que pudieran salir las víctimas de los vagones.
La mayoría se preocupó por las personas.
—¡Demonios! ¡Mira el tranvía!
—¿Por dónde fueron, chico? —preguntó Jameson, que era el que conducía.
—Por allí... Hacia el edificio Empire State —señaló el niño.
...y gente asustada que se sentía a salvo uno o dos minutos antes, intentando huir pero sin saber a dónde.
Hicieron una mueca ante eso.
Esto le traía malos recuerdos a Bruce. Se quitó los lentes para masajear su entrecejo. Juró que vio a Hulk por el reflejo del lente y le dijo: «Eso no fue mi culpa».
—Tengo que encontrar un teléfono... —dijo Phil, mientras preparaba su cámara.
Apenas vimos nada de la acción. Se movía tan rápido...
—¡Miren! ¡Allá va! —señaló Jonah, viendo como Human Torch volaba lejos del Empire State—. No soy fan de ese tipo... No confío en la gente hecha en laboratorios... ¡pero ahora espero que le dé su merecido a ese cretino Sub-Marinero!
Namor bufó.
—¡No diga eso! —le reprendió una mujer policía—. ¡No sabe de qué está hablando!
Tanto Namor como Shuri prestaron más atención.
—¿Eh? —Jonah la miró—. ¿Y usted es...?
—Betty Dean, mujer policía. Conozco a Namor... ¡Sólo busca conseguir lo que cree justo para su pueblo! —dijo ella—. ¡No deberían juzgarlo sin antes conocer la versión de las dos partes!
—Vaya —se rió Namor—. Qué sorpresa que haya alguien que lo entienda.
—¿La conoces? —preguntó Shuri.
—Lamentablemente, no. En mi salida a la superficie sólo desviaba la atención de fuerzas enemigas a otros países o las exterminaba —respondió—. Nunca llegué a Nueva York.
Ella asintió con comprensión.
—¿«Pueblo»? ¿Hay más como él?
—¡Ey! ¿Se enteraron? ¡Ese tipo Sub-Marinero acaba de inundar el Túnel Holland... y está lleno de coches!
—Namor, dime que no harás desastres aquí —pidió Shuri.
—Me ofendes, princesa.
—Tengo que encontrar un teléfono... —siseó Phil.
—Tendrá que disculparnos, agente Dean... —dijo Jonah, corriendo hacia el auto—. Nos encantaría quedarnos a escuchar sus excusas para ese maníaco salvaje... pero tenemos trabajo que hacer.
Namor en serio quería saber el tipo de relación que tenía su variante con esa mujer.
No alcanzamos a ninguno de los dos en el túnel... ni en el zoológico de Central Park... ni en el Puente de George Washington. No conseguimos más que un atisbo de ellos hasta que llegaron a la Estatua de la Libertad...
Peter se rió nervioso, recordando que llevó una batalla a ese lugar.
—¡Miren... allí! ¡En lo alto de la estatua! —señaló Iggy.
... Y aún así, fue desde bastante distancia...
Jim iba cayendo hasta el mar.
—¡No, Jim! —exclamó Kate. Kamala se veía angustiada.
—¿No creen que exageran? —preguntó Yelena, sarcásticamente. Fue ignorada.
—¡El Sub-Marinero consiguió apagar el fuego de Torch... y está cayendo!
—Si no me avisa no me doy cuenta —comentó Stephen. América se rió.
Contuvimos la respiración, mientras Torch se inflamaba de nuevo... pero...
Jim cayó al agua. Namor también se sumergió.
Namor confiaba que su variante lo sacaría del agua.
—¡Demasiado tarde! ¡Cayó al agua! ¡Y miren! ¡Esa rata de cara de pez va tras él! ¿Puede ahogarse un robot?
—Buena pregunta —dijo Scott.
Una barcaza nos tapó la huida de Torch algunos minutos después, así que también nos perdimos eso... Pero al menos encontré un teléfono...
—¿Estás bien, Doris? No te...
—[No... Hubo un poco de ruido y el edificio tembló, pero nada más. Eres tú el que me preocupa... Allí, en medio de todo...]
Oh, era por eso que buscaba un teléfono.
—Mira... ve al bar de Lanigan y espérame allí. Habrá periodistas, así que si ocurre algo lo sabrás de inmediato —dijo Phil—. ¡Y el edificio es sólido como una roca...!
—¡Phil! ¡Despídete y cuelga! ¡Nos vamos a Radio City! —Iggy lo apresuró.
—¿Ahora se dedica a secuestrar a presentadores? —cuestionó Jonah, viendo la televisión de una tienda—. Todo un estudio de televisión. Echa un vistazo.
Shuri le envió una mirada a Namor. Él levantó los hombros, no tenía idea de qué va a hacer su variante.
—[Soy el príncipe Namor, el Sub-Marinero... ¡con un mensaje para Human Torch! —dijo en la transmisión—. Este es mi último aviso. Deja de perseguirme, Torch... ¡o sufrirás las consecuencias!
—Sonaste muy dramático —se rió Shuri. Namor tenía que admitir que a sus primeros veinte años hablaba así.
—Habla como Thor —comentó Clint. El dios se mostró ofendido.
Por supuesto, todo lo que encontramos en Radio City fueron empleados asustados, equipos destrozados y agujeros en las paredes.
Peter frunció un poco el ceño, preocupado de que personas estuvieran heridas. No fue el único.
Torch y Sub-Marinero se habían ido, y las carreteras estaban demasiado llenas de neoyorquinos asustados para poder seguirlos.
«Bueno, ¿qué otras cosas harás para que desconfíen de mí, otro yo?», pensó Namor.
Así que mientras giraban, volaban y chocaban bajo el sol de la primavera... nosotros nos mantuvimos en las sombras, esperando cualquier noticia de ellos.
—Oh, vamos —se quejó Yelena—. Quiero ver algo de acción.
—¿No puedes sintonizarlo mejor, Lanigan?
—¡Shh!
La voz del locutor ahora era clara.
—[... Últimos acontecimientos: Human Torch había aprisionado al Sub-Marinero bajo una cortina de llamas en un embalse... ¡pero la dinamo submarina se liberó, mientras el ejército bombardeaba su ardiente prisión!
—Estaría bien si se mostrará eso —dijo Carol.
—[Seguiremos informándoles de todo lo que ocurra. Pero ahora, un mensaje de...]
—¡Malditos sean! —exclamó Phil.
—Oh, ya llegó a su límite de tolerancia —se interesó Rhodey.
—¿Qué pasa, Phil? —preguntó Doris, levemente preocupada.
—Míranos... aquí sentados, esperando. No podemos hacer nada... ¡y esta es nuestra ciudad! ¡Nuestro mundo! ¡¿Quién les dio derecho de aparecer y arrebatárnoslo?!
Se quedaron pensando sobre eso.
—¿El destino? —opinó Kamala, sin estar segura.
—¡Escuchen, muchachos! ¡La policía dice que Torch volvió a la ciudad... y se dirige a la planta química Torpey! —informó un hombre al teléfono—. ¡Seguro que trama algo!
—¿Lo dijo de buena o mala manera? —Scott entrecerró los ojos.
A decir verdad, nadie estaba seguro.
—¡En marcha! —Jonah le dijo a sus amigos.
Por suerte, la policía controlaba los puentes, y pudimos pasar con nuestras credenciales de prensa...
—A veces olvido el poder de los periodistas —bufó Bucky.
—Phil... ¡tengo reconocer que eres un tipo listo! —le dijo Iggy.
—¿Eh?
—¡Si hubieras aceptado ese trabajo, ahora estarías en un barco hacia Europa... y te estarías perdiendo esto! ¿A quién le importa ya la guerra en Europa? Tenemos nuestra propia guerra aquí... ¡y esta vez estamos en el sitio justo!
Era la primera cosa con sentido que oía en todo esto.
Esperaban que esto acabara rápido.
Rápidamente, los tres salieron del coche y entraron a la planta química.
Y lo único que podíamos hacer... era agarrarnos con fuerza y esperar a que pasara.
La agente Dean estaba convenciendo a Namor y Jim de hacer algo, mientras los tres periodistas miraban desde una ventana.
Se sintieron confundidos al ver eso, menos Namor. Anteriormente se encontraban peleando a muerte y ahora se sonreían.
—¿No hay pelea? —Yelena se decepcionó.
—¡Es esa policía... esa Dean! ¡Pudo reconciliarlos! ¡No puedo creerlo! —dijo Jameson—. ¡Se están sonriendo el uno al otro! ¡Si se dan la mano, vomito!
Había acabado... así, sin más. Y, por supuesto, no hubo reproches, ni castigo.
—Debió ser anticlimático para ellos —se rió Carol.
—Y para nosotros —comentó Bruce. A su lado Thor asintió, esperaba una pelea digna.
Torch sale disparado hacia el cielo.
Nadie salió herido, salvo nosotros, la gente normal.
—¡Oh, rayos! —dijo Iggy, sentado en el suelo—. ¡Después de todo lo que ha hecho, Torch lo deja ir! ¡No es justo!
En cierta parte, pensaron lo mismo. Hasta Namor lo sabía.
—Olvídalo, Iggy. ¿Acaso una tormenta paga los daños que ha causado? —preguntó Phil, retóricamente—. ¿O le importan los muertos a una guerra?
—¡¿Eh?!
—Olvídalo.
—Lo entendió rápido —dijo Clint.
Al día siguiente amaneció como si nada hubiera ocurrido. Todos se pusieron a excavar, a reparar los daños. Como hormigas. Y todos refunfuñamos, todos dijimos que había que hacer algo. Pero, ¿qué podemos hacer? ¿Qué podría hacer un hombre...?
—Lo que pueda —dijo Peter.
Phil repartía madera para los daños.
Encontré a Doris en una clínica improvisada en el East Side...
—Éste es el Sr. Compton, Phil —presentó Doris—. Estaba en el tranvía cuando cayó.
—¡Fue un buen viaje! ¡Yupiii! —se rió el señor.
—Qué bueno que se lo tome con humor —comentó Kamala.
—Es eso o se lastimó la cabeza —susurró Kate. Peter alcanzó escuchar eso y sonrió, divertido.
—Um... —Phil dudó—. Doris, ¿tienes un minuto?
Algunos bufaron, sabiendo lo ocurrirá a continuación.
La pareja se encontraba cerca del mar por la noche.
—Lo que ocurrió ayer... lo que lleva meses ocurriendo... pasará. No puede durar eternamente —dijo Phil. Doris colocó su mano en el hombro—. Pero, hasta que... la cordura se restablezca, bueno... un hombre no es nada comparado con esas cosas...
—Entiendo el sentimiento —murmuró Sam. Él era uno de las pocas personas en esta sala que era alguien común. No era especial, no podía competir con lo que fue Steve Rogers.
Pero lo intentaría. Lo demostrará.
—Phil... ¿qué estás diciendo?
—Quizá... deberíamos retrasar la boda por algún tiempo. Sólo... Sólo hasta que esto haya acabado.
Stephen soltó un suspiro solemne, esto le recordaba un poco a su relación con Christine. América notó eso, y golpeó levemente el costado. Se quejó sarcásticamente, pero la mirada que ella tenía era de leve preocupación. Le sonrió articulando un «no te preocupes».
—Yo no quiero un superhombre, querido. Yo sólo...
—No lo comprendes —Phil la tomó por los hombros—. Un hombre... tiene que ser capaz de proteger a su familia. Si no pudiera hacerlo... no valdría nada como marido.
Todos no sabrían qué opinar sobre esto. Sentían que era algo muy íntimo para verlo.
—Si así es como te sientes, Phil... —ella se quitó el anillo de compromiso y se lo entregó—, será mejor que te devuelva esto. No quiero ser una carga.
—Doris... yo...
—¿Ahora se arrepiente? —bufó Yelena.
—Si alguna vez quieres devolvérmelo, ya sabes dónde encontrarme.
Cuando esto haya acabado, dije. ¿Cuándo sería eso?
Posiblemente nunca, opinaron todos.
Ya pasaría. El mundo no se quedaría así. No podía. ¿O sí?
—¿Cuánto podría durar una época donde no se detiene en hacer personas con superpoderes? —cuestionó Scott, interesado.
—Es algo incalculable por el momento —dijo Bruce—. Cada año parece que hay personas con poderes.
El otoño dio paso al invierno y el cuarenta al cuarenta y uno, y nada cambió. Todo estaba alborotado. En todas partes.
Se preguntaron si verían a alguien conocido pronto.
—¿Y...? —preguntó Jonah.
—Yo quiero llamarla —admitió Phil. Los dos iban caminando por una avenida—. Anoche pasé dos horas mirando el teléfono. Pero...
—Eres un imbécil, Phil.
—Hm, no se equivoca —comentó Bucky.
Las cosas cambiaron. Pero no como esperaba...
—Escucha, Phil...
—¡Pero siempre me toca ser los nazis! ¡No quiero! —se quejó un niño con su amigo—. ¡Quiero ser el Capitán América!
Algunos sonrieron por el juego de los niños. A Peter le recordó a un grupo de niños que siempre jugaban a ser los Vengadores cerca de su departamento.
Namor frunció el ceño al oír la palabra nazi. Esa maldita palabra le traía recuerdos de los cuerpos, la sangre...
Fue una masacre.
Shuri notó su mirada perdida. Colocó su mano en su hombro y lo sacudió un poco, sacándolo del trance. Le envió una mirada interrogativa y él simplemente le susurró:
—No pasa nada, princesa. Sólo pensaba cosas sin importancia.
Su voz era ronca, notó ella. Iba a seguir insistiendo, pero la mirada y sonrisa plana de Namor hizo que desistiera.
—Bien... —aceptó el otro niño—. ¡Pues yo seré un bombardero nazi y te tiraba todas mis bombas encima!
—¡No seas estúpido, Maxie! ¡Las bombas no son nada para el Capitán América! —sacó el periódico Life—. ¡Mira esto!
Había tres fotos en pantalla: una donde el Capitán América golpeaba un hombre, otra donde estaba «cayendo» a gran altura y protegiendo a un tipo de disparos con su escudo normal.
Sam y Bucky se rieron. Claramente los niños no tenían idea de que eso era parte del show publicitario que hizo Steve.
Aunque Sam esperaba que ningún idiota se le ocurriera hacer algo así con él.
—¡Es el mejor! ¡Saltaría sobre ti, rompería tu carlinga... y te haría tragar tus bombas! ¡Nada lo detiene!
—Bueno, eso no es tan alejado a lo que fue —dijo Scott. Algunos sintieron.
—¿Un tanque? ¡Le daría la vuelta como una tortuga! ¿Un batallón? ¡Los derribaría como bolos! ¡Es el Capitán América, Maxie! ¡Es el mejor!
Thor sonrió un poco solemne, extrañaba a Steve. Todos lo hacían. Aún no entiende el por qué decidió ir al pasado.
Atacaba como el rayo. No podías ir a ningún lado sin oír de él.
La mayoría sonrió un poco ante eso.
«Hubiera sido interesante conocerlo», pensó Namor. Ya había oído hablar de él desde hace mucho tiempo, fue más la sorpresa de que los humanos hayan podido potenciar sus habilidades.
La gente conversaba en un día lluvioso.
—... Un amigo me dijo que el gobernador...
—... todo un escuadrón...
—... arma secreta...
—... de buena fuente, una estrella fugaz...
—Buena fuente —se burló Yelena en un susurro—. Más bien lo soñó.
Kate rodó los ojos ante ese comentario.
Nadie admitía saber nada en el Departamento de Defensa... pero estaba claro que presumían algo. Y los titulares...
—¿Tan famoso era este Capitán? —preguntó América.
—¿No existía en algún universo en el que cruzaste? —Stephen la miró de manera curiosa.
—Creo recordar uno donde él era presidente.
—Oh.
BOSTON GLOBE – ¡CAPITÁN AMÉRICA ATRAPA A ESPÍA!
DAILY STAR – ¡CAPITÁN AMÉRICA EVITA LA EXPLOSIÓN DE LA PRESA
THE NEW YORK TIMES – CAPITÁN AMÉRICA CAZADOR No. 1 DE ESPÍAS
DAILY BUGLE – ¿QUIÉN ES EL CAPITÁN AMÉRICA?
—Solo un chico de Brooklyn —Bucky sonrió de manera triste.
... Yo conocía a los tipos que redactaba las noticias. Y, aún así, me costaba creerlas. Los saboteadores nazis... las organizaciones asesinas... los columnistas... Parecía que cada día hubiera algo nuevo.
Los ojos de Peter brillaron. Aún recordaba las investigaciones que hacía junto al tío Ben del Capitán América.
Escapaba de fortalezas nazis como quien pasea por el parque...
—Lo contaba como si fuera lo más fácil del mundo —Clint bufó con una sonrisa.
Bucky frunció el ceño al ver a un adolescente en la guerra. Parecía tener catorce o quince años, pero ¿quién era?
Otra donde levantaba a un soldado enemigo sin problema, su rostro estaba cubierto por sombras.
... Se reía de las balas y bayonetas... y lo seguíamos encantados.
—Siempre me pregunté cómo nadie le disparaba a las piernas —murmuró Kate.
—El traje no era solo un spandex, Bishop —respondió Yelena—. Era blindado.
—¿En serio?
—Sí. Honestamente, ¿quién no llevaría protección a menos que fuera a prueba de balas?
Peter se encogió en su asiento.
Pasamos a entrevistas que hizo Phil.
Primero fue un señor de la tercera edad.
—Ese Capitán América... ¡le dará a Hitler su merecido! —dijo, sonriente.
—Se parece a Popeye —comentó Kamala. Luego abrió los ojos de par en par—. ¡¿No es Frank Fiegel?!
Peter y Kate jadearon emocionados y exclamaron al unísono:
—¡Sí, lo es!
—Son unos nerds —Yelena bufó. Clint se rió entre dientes.
—Deja que actúen como frikis.
Las siguientes fueron tres chicas jóvenes.
—¿Vieron esas fotos en la revista Life? —preguntó una a sus amigas.
—¡Esos hombros!
—¡¡Esos ojos!!
Bruce se rió junto con Thor, Scott y Clint, divertidos. Sam y Bucky pusieron los ojos en blanco, no sorprendidos. Yelena asintió mientras Kate y Kamala suspiraban. Scott sonrió orgulloso.
Namor miró a Shuri, buscando una respuesta. Ella se encogió de hombros. Realmente no se fijaba en eso.
—Era muy atractivo —comentó América. Había estado investigando a varias personas importantes en este universo, y Steve Rogers era uno.
—Demasiado —admitió Wong. Stephen lo miró con una ceja alzada.
Peter encontró divertido los comentarios de esas chicas. Comparadas a sus excompañeras hormonales, eran muy educadas.
Pero sus ex compañeros eran peores.
El último fue un adulto joven con cigarro en la boca.
—Él hace lo que deberíamos hacer todos... ¡llevar la guerra al tipo que la empezó! —comentó—. Estoy deseando que intervengamos. ¡Entonces verán lo que es bueno!
—Los que dicen eso no sobreviven —dijo Clint.
Otro joven le rodeó su brazo por el cuello.
—Y tú, Fury, encabezarás el ataque, ¿eh? —dijo burlón.
Clint se atragantó con su propia saliva mientras los demás se desconcertaron visiblemente.
—¡No jodas! —se rió Yelena—. ¡El Fury de nuestro universo es inclusión forzada!
—Ese es el peor chiste que has hecho —dijo Clint, recuperándose. Él y la mayoría miró a Watch, queriendo información.
—¿Qué? —Watch estaba tranquilo—. No todos son iguales en el multiverso. Hasta hay un universo donde algunos de las damas y caballeros, aquí presente, son del género opuesto.
Todos se miraron entre ellos, confundidos.
—La rule 63 es real —jadeó Scott.
—Ah, el gender swap es mi dinámica favorita —suspiró Kamala. Tenía en unos borradores unos fics de fem!Tony Stark siendo pareja de Steve Rogers donde en vez de hacer una Guerra Civil hicieron el...
Peter y Kate miraron raro a una Kamala riéndose sola.
—¡Quizá puedas ser su compañero si Bucky le da varicela! —dijo otro chico.
Bucky alzó las cejas, levemente desconcertado. ¿En este universo no era amigo de Steve?
—¡Cállense antes que los golpeé! —amenazó Fury.
—Mm. Supongo que a este Fury lo cambió la guerra —susurró Clint.
—¿A quién no? —resopló Yelena.
Phil apartó la cámara de su rostro y miró a los jóvenes, pensativo.
Y lo más sorprendente era que nadie le tenía miedo. Era tan prodigioso como Torch o el Sub-Marinero... pero nunca fue una amenaza como ellos.
—¿Por qué será? —Namor sonrió burlesco. Shuri le dio un golpe a su costado.
Los que lo escucharon brevemente entendieron a lo que se refería.
¿Era porque ellos eran extranjeros, y él era de los nuestros? ¿Nuestro propio campeón americano?
Algunos quisieron pensar que había otra razón.
En una sala de cine, Phil y Iggy se toparon con Doris en una cita.
—Eh... hola, Doris... —saludó Phil, incómodo.
—Oh —Scott hizo una mueca, teniendo la misma experiencia de ver a su ex con alguien más.
—Tú... —comenzó Doris, señalando al joven con lentes a su lado—. Ya conoces a Bill Lumpkin, ¿no?
—Eh... no estoy seguro...
—Nos conocemos... —dijo Bill, sonriendo—, pero seguro que no me recuerdas.
—Se ve amigable —dijo Kamala. Algunos tuvieron que admitirlo.
—Entonces, me alegro de volver a verte... creo.
—Dios, eso fue tan incómodo —suspiró Sam. No quería saber si habrá momentos igual o más incómodos de ver.
Phil e Iggy fueron hacia sus asientos.
—No lo entiendo, Phil —le susurró Iggy—. ¿No es esa tu chica?
—Lo era hasta que se puso inseguro de sí mismo —dijo América.
—¡Shh!
—¡Espero que les guste la película! —les dijo Bill.
En serio parecía un hombre amigable, no pudieron evitar pensar eso.
La función estuvo bastante bien. Pusieron un «Silly Simphony» y luego una de esas canciones de «Siga la Bola»...
—¿Silly Simphony? —preguntó Thor.
—Es una serie de cortometrajes animados —le respondió Bruce. Thor asintió, comprendiendo.
Y luego pusieron el noticiero.
—[... Dramáticas imágenes rescatadas de los archivos del alto mando alemán por agentes británicos... mostrando una impresionante victoria de las fuerzas de la libertad y la justicia...]
Decidieron prestar un poco de atención a eso.
—[... Mientras la increíble Human Torch y el infatigable Sub-Marinero arrollan la maquina de guerra japonazi!]
Namor se enderezó, más interesado. Ése fue el primer ataque que hicieron él y Jim. Aunque al parecer éstas versiones suyas atacaron antes.
—Eso es tan cool —dijo Kamala, sus ojos brillaban ante la batalla. Aunque hizo una mueca al ver que Namor golpeó a un alemán con un cañón de tanque.
—Supongo que esos japonazis no tuvieron suerte al enfrentar a esos dos —comentó Yelena. Alzó la voz hacia Namor—. ¿Verdad, pececito?
«¡¿No puedes si quiera mostrar respeto a un rey?!», Kate se mostró escandalizada por eso.
Kamala y Peter sudaron cuando la mirada de Namor se dirigió a su dirección. ¿Por qué decidieron sentarse cerca de esta mujer?
Clint simplemente suspiró cansado.
Namor después de unos segundos decidió ignorarlo.
—Por un momento pensé que harías algo al respecto —le susurró Shuri.
Él le ofreció una sonrisa simple.
—He permitido tus burlas, princesa. El apodo de esa terrestre es inofensivo.
—[¡Parece que los asombrosos ases del fuego y del agua descubrieron un intento conjunto de los nazis y japoneses para cavar un túnel de invasión bajo el estrecho de Bering hasta Alaska...! ¡Y vaya sorpresa que se llevaron esos truhanes de recibir la vista de dos inesperados visitantes!
—Sí, no sobrevivieron —dijo Scott. Él esperaba ver a Cap.
—[¡Los japonazi tenían tanques y gas venenoso...!]
Jamás vi callarse tan rápido a todo un cine.
—Wow. Eso es algo difícil de ver actualmente —Peter parpadeó sorprendido.
—¡Ja! No te equivocas, niño —se rió Rhodey. Peter se paralizó por un momento, pero forzó una sonrisa. Eso lo confundió.
Stephen y Wong agradecieron que haya hechizos de protección. Y América agradecía conocerlos para aprovechar esa habilidad.
Yelena miró directamente a Kate y Kamala, las dos serían perfectamente del tipo que gritarían en el cine. Bruce miró a Thor y Scott, pensando lo mismo.
—En mis tiempos la gente disfrutaba las películas en silencio —bufó Bucky.
—Cálmate, anciano —se burló Sam.
Los espectadores ni parpadeaban, prestando atención.
—[¿Pero le importó eso a Torch? No, señor... ¡No le importó! Y el Sub-Marinero...]
—Mm. Un digno guerrero —asintió Thor.
Namor levantó un tanque y lo arrojó.
—[¡Bueno, está claro que cree en el viejo dicho de que las acciones dicen más que las palabras!
Demostraron demasiado, concordaron en eso.
Y cuando terminó.
El público empezó a aplaudir y vociferar:
—¡Adelante, Torch!
—¡Dale a esas ratas nazis!
—¡Acábenlos!
—¡Húndelos!
—¡Qué gran tipo es ese Sub-Marinero!
Namor arqueó una ceja mientras sonreía burlesco, Shuri esperaba que esa opinión se mantuviera.
Aunque sería mucho pedir, ¿no?
—¡Qué combinación!
Human Torch y el Sub-Marinero ya habían luchado antes contra soldados. Pero nunca tan públicamente, tan espectacularmente... y nunca juntos.
Namor esta vez sonrió con nostalgia. Al menos en su universo, después de eso su relación se volvió amistosa.
Y si podía resultarme extraño aplaudir a dos hombres que habían causado tanta destrucción recientemente... estaba muy emocionado para notarlo. De la noche a la mañana, adoptamos a los prodigios como a «nuestros chicos»... y no lo ocultamos.
—Tal vez el punto de vista de las personas cambiará —se animó Kate.
—Puede ser —le dijo Clint. Luego murmuró—: O tal vez no dure mucho esa emoción. No quiero saber si ellos caerán tan bajo en hacer algo cuestionable.
—Dicen que vivía por aquí —explicaba alguien a dos hombres, señalando un local—. ¡Y salvó mi negocio de un sindicato de gasolineras, sí señor!
—Eh, ¿a quién se refiere? —Kamala ladeó la cabeza.
—Tal vez al señor Hammond —se encogió de hombros Peter.
Ahora Phil conversaba con Iggy mientras leían unos periódicos.
—¡Diablos con ese Namor! ¡Aquí dice que evitó una fuga de prisioneros de guerra en Canadá! —leyó Iggy—. ¡Seguro que les demostró quién manda!
—¿Estuviste ahí? —Shuri miró a Namor.
—No. Sólo fui a países europeos.
—Bah... Torch tampoco se queda atrás —bufó Phil—. ¿Te enteraste de que atrapó a ese incendiaro?
El mundo había vuelto a cambiar. Las amenazadoras sombras habían salido a la luz... y resultaron no ser monstruos, después de todo.
«Hay algunos que sí lo son», pensó Bruce.
Phil y Doris caminaban por la playa.
—¿Habrá reconciliación? —habló América.
—En el mejor de los casos, sí —dijo Stephen.
—Me alegra que accedieras a verme, Doris. Ese Bill...
—Es sólo el cartero... Nos conocimos en el portal...
—Me comporté como un idiota...
—En efecto —asintió Yelena.
—No pienso discutírtelo, Phil.
—Bueno, yo... ya sabes... —él dudó—. ¿Crees que podríamos...?
—¿Volver a como estábamos...? —adivinó ella—. No, no lo creo. Aún sigo enfadada contigo. Pero si quieres volver a empezar... —besó su mejilla—, creo que eso podría arreglarlo.
La mayoría suspiró. Se alegraron de que no hubiera un momento incómodo.
No recuerdo un otoño más espléndido.
Estaban en coche, dirigiéndose a su cita. Se enviaban miradas fugases.
El aire era limpio. Los días eran luminosos y frescos y el mundo estaba lleno de maravillas.
—Parece que se la pasan bien —comentó Carol.
Yo pensaba en la casita y en la cerca de madera blanca, y los únicos prodigios que me importaban eran los ojos de Doris...
«Difícilmente puedo burlarme de él por eso», pensaron Clint, Scott y Thor.
Platicaban cómodamente en su mesa, las sonrisas no desaparecían de sus rostros.
Y no había peligro. Nada que no pudiera ser tranquilamente ignorado.
—Al verlos tan felices me hace sentir solo —murmuró Peter. Realmente extrañaba a MJ.
Ahora bailaban juntos con las demás personas, al ritmo de la música suave.
Así que me sorprendió tanto como a cualquiera...
—Espero que no se arruine su momento —dijo Kate.
...Cuando...
—Paren la música, por favor —pidió un hombre al micrófono—. ¿Podrían prestarme todos si atención?
Kate hizo una mueca.
—Gracias, Bishop. Tenías que decirlo —bufó Yelena.
—Se me ha pedido que les diga... que, al parecer, el Sub-Marinero ha lanzado un tanque militar contra toda la civilización. Hay noticias de combates con fuerzas británicas e italianas en España. Y se ha apoderado de Gibraltar. Human Torch encabezó un contraataque británico... pero no se sabe nada de él desde hace horas.
Namor sintió las miradas en él de nuevo. Shuri cubrió su rostro con una mano y suspiró.
—Se considera improbable que las fuerzas del Sub-Marinero lleguen a los Estados Unidos, pero, sin embargo, se están preparando refugios herméticos en los túneles del metro. Se expondrán instrucciones de emergencia en los lugares públicos.
Las personas asimilaron las noticias en silencio, aún procesándolas.
Cada frase cayó como un trueno. No... no tenía ningún sentido.
El Sub-Marinero era uno de «nuestros chicos», ¿no?
—¿Desde cuándo? —preguntó Namor irónicamente. Al que ayudaba era su amigo.
—¿Cómo... Cómo puede estar ocurriendo esto? —cuestionó un hombre.
—¡No es posible!
Así debieron sentirse los londinenses durante el «Blitz». Se sentían tan seguros, a su lado del canal, y entonces... entonces el canal ya no significó nada.
—La tranquilidad no duró nada.
—No me digas, tic tac.
Estaban en su hogar. Phil fumaba su cuarto cigarrillo y Doris movía sus manos, esperaban las noticias por la radio ansiosamente.
Escuchamos las instrucciones... los planes de evacuación... y escuchamos las noticias de los ataques de el Sub-Marinero a África... Berlín... Canadá...
—¿Qué rayos hiciste en esos países? —le preguntó Sam a Namor desde su asiento.
Namor volteó a verlo.
—No tengo idea. Por favor, no piensen que yo también ataqué esos países —su voz era tranquila—. Simplemente no es necesario que asuman que he hecho lo mismo que mi variante. Les diré las cosas que sí hice cuando sea así.
La mayoría asintió estando de acuerdo, otros lo vieron con desconfianza.
—Parece agradable —comentó Scott.
«Si lo conocieras no pensarías eso», pensó Shuri.
¡AOOOGAH! ¡AOOOHAH!
Hicieron una mueca, no esperaban que se escuchara demasiado alto.
—¡Mis oídos! —se quejó Bucky, frotándose las orejas.
—Bájale al volumen, o el abuelo se enojará —se burló Sam, aunque él también estaba aturdido. Watch asintió e hizo lo pedido.
Los que más se vieron afectados fueron los que tenían sentidos mejorados; siendo Bucky, Shuri y Peter (aunque no lo sepan). Namor no se mostró afectado.
—[¡Atención! ¡Atención! ¡Esto no es un simulacro! —era un vehículo militar con bocina—. ¡El Sub-Marinero se aproxima a Nueva York! ¡Esto no es un simulacro! ¡Por favor, diríjase de inmediato al refugio más cercano!
—Será mejor que a nadie se le ocurra ir a ver ese exhibicionista —Yelena tiró una indirecta.
—¿Piensas que el señor Sheldon irá? —Kate la miró. Yelena le devolvió la mirada, diciendo: «¿de verdad crees que no?».
—¿Phil...?
Sabía lo que estaba pensando. Ya lo había dicho antes: «Un hombre tiene que ser capaz de proteger a su familia... si no pudiera hacerlo...»
Kate ignoró el «te lo dije» de Yelena.
Besó a Doris.
—Será mejor que vayas al refugio, querida —dijo Phil, mientras se ponía su chaqueta.
—¿Y él no? —cuestionó Kamala. Le preocupaba que Phil resultara herido.
—Pero... ¿qué hay de...?
—Yo tengo un trabajo que hacer —tomó su cámara.
—¡Phil! —llamó Jonah, preparando el coche y luchando contra el viento—. ¿Traes la cámara?
—¡Sí! ¡Por la radio han dicho que al sur!
—¡El «Battery»! ¡Vamos!
—¡Ustedes, a los refu...! —los llamó un policía.
—¡Prensa! —ambos mostraron sus identificaciones.
—¡Torch está en camino! ¡Acabamos de saberlo...!
—El poder de la prensa —bufó Clint. Peter no pudo evitar estar de acuerdo.
Ahora se encontraban en un edificio, para estar seguros del viento.
—¡Aquí! —dijo Phil—. ¡Si podemos subir a la azotea...!
—Yo me quedo aquí —dijo Jonah—. Desde aquí veo bien, y la reja aguantará...
—Será mejor que suban —dijo Namor, distraídamente—. Se aproxima un tsunami.
Muchos lo miraron raro. ¿A qué se refería con tsunami? Por lo que podían ver, era sólo una pequeña tormenta. Shuri sólo podía pensar en esos dispositivos de agua comprimida que utilizan los talokanil, pero no inundan tanto para ser un tsunami.
—¡Yo no! —vociferó Phil, subiendo las escaleras—. ¡Estoy harto de esconderme de ellos!
Llegué a la azotea justo cuando...
Había un enorme tsunami dirigiéndose a la ciudad.
—¡¡AHÍ VIENE!!
Los ojos de todos se abrieron por eso.
Era algo digno de verse.
La boca de todos estaban muy abiertas. Miraron a Namor, buscando respuestas.
—Probablemente, si es como en nuestro universo, utilizó a ballenas y turbinas para provocar un tsunami —respondió.
Se preguntaron si eso era siquiera posible.
—Si tú y tu gente podían hacer eso, ¿por qué no lo usaste contra Wakanda? —le susurró Shuri.
—No valía la pena —dijo, suspirando—. Sólo lo hemos hecho dos veces y provocaron demasiados desastres. Mayormente utilizamos terremotos subacuáticos. Y accidentalmente provocamos el terremoto de Chile en los 60's —le sonrió—. Además, tu país vale la pena para que no sea destruido.
Ella lo miró con desconfianza.
«¿Que él qué?», pensaron Peter y Bucky al unísono, escuchando por casualidad con su oído mejorado. Ambos tenían los ojos muy abiertos, asegurándose de que se mantuvieran a la pantalla.
Phil no dejaba de tomar fotos.
Más tarde supimos que había usado ballenas y super-turbinas para generar la ola. Pero cuando llegó... fue la naturaleza desencadenada.
Bueno, eso le contribuye, pensaron.
—¡NAMOR! —gritó Jim, planteándole cara a su oponente—. ¡Esto se acabó!
—¡No te resultará fácil, luciérnaga! —se burló.
Namor no pudo evitar bufar. Ese resulta ser el apodo que le puso a Jim.
Fue como si todo lo que había estado acumulándose desde que vimos por primera vez a Torch hubiera estallado en una colosal tormenta...
Namor esquiva bolsas de fuego con gracia, cerca de la azotea donde se encuentra Phil.
...y yo estaba en su centro.
En las gafas de Phil se proyectaba la pelea de los prodigios, mientras él observaba maravillado.
Todos se maravillaron por el combate. Carol y Thor sintieron saber qué tan fuerte era el Namor de su mundo. Kate y Kamala chillaban emocionadas mientras Yelena se animaba al ver que había pelea.
Formaba parte de ello. Estaba donde debía. Era el testigo.
Jadearon, no esperaban que Phil resultara herido.
—Eso debe de doler —murmuró Peter. Él lo sabía a primera mano.
—¿No murió, verdad? —preguntó Scott nervioso.
—Por supuesto que no lo hizo —se burló Yelena—. ¿No recuerdas que él es quien narra esto?
Scott se avergonzó, había olvidado eso.
—Con suerte sólo perdió el ojo —se encogió de hombros Clint, ignorando la mirada que recibió por parte de Kate.
Thor hizo una mueca. No era bonito perder un ojo.
Un trozo de pared, me dijeron los médicos. Arrojado durante la lucha... por uno o por ambos.
Todo era oscuridad.
... Me marcó de por vida...
Phil se encontraba despierto en una cama de hospital, tenía vendajes sobre su ojo izquierdo. Alrededor había ramos de flores.
—Bueno, está vivo al menos —dijo Stephen. Elogió el trabajo medico.
Cuando desperté, todo había terminado... en más de un sentido.
—Quiero ver algo de acción —se quejó Yelena.
Las reparaciones estaban en marcha, y el Sub-Marinero volvía a estar del lado de los buenos. Pero lo más importante era que Japón había atacado Pearl Harbor; estábamos en guerra con las Fuerzas del Eje, y ya nadie tenía tiempo de preocuparse de los prodigios.
Deben recordarse a sí mismos que no pueden culpar al Namor de su universo por algo que haga su variante.
—¿Phil? —llamó Jonah, estando en la puerta con Doris—. Dijeron que estabas...
—Hola, preciosa —saludó Phil—. ¿Trajiste tú todas estas flores?
—Lo veo muy positivo —dijo América, algo desconcertada—. ¿También se golpeó la cabeza?
—Es lo más seguro —suspiró Stephen mientras Wong se reía.
—No... —respondió Jonah, señalando a Doris—. Fue ella.
Algunos no pudieron evitar reírse por ese chiste, otros vieron a Jonah como si fuera un impostor por tener sentido del humor involuntario.
Doris abrazó a Phil.
—¡Oh, Phil! ¡Tu ojo...! Los médicos dijeron que... —él posó su mano en su mejilla—. Um... ¿Cómo te...?
—¿Cómo me siento? —adivinó—. ¿Te refieres aparte de preguntarme cómo mejorarán mis fotos con visión monocular? ¿Si estoy furioso con los prodigios? ¿Si voy a jurar venganza contra ellos...? ¿Si voy a dedicar mi vida a destruirlos o a expulsarlos del mundo para que todo vuelva a ser como era? ¿Eso es lo que me preguntas?
—Oh, sería la típica historia de venganza —se rió Kamala. Realmente no le agradan ese tipo de trasfondo.
Doris y Jonah lo miraron por unos segundos en silencio.
—Um... más o menos.
—No —Phil sonrió—. Voy a tener cosas más importantes que hacer. Para empezar, hay una guerra. Y tenemos una boda... Si te quieres casar con Popeye el Fotógrafo, claro.
Algunos se rieron por el último comentario.
—Pero... yo... Pero... Pero...
—Oh, cállate y bésame, ¿okey? —la atrajo a él y la besó apasionadamente.
—Bueno, yo diría que está recuperado —sonrió Jonah.
—Bien. Me alegro por ellos —bufó Bucky, aliviado que la parejita ya no tuviera dramas.
—¡Vivan los novios! —habló Scott en español. Algunos se desconcertaron pero otros se rieron. Sam puso los ojos en blancos.
Me declararon no apto, debido a mi ojo, pero fui a Europa... como el corresponsal de guerra que siempre quise ser.
Por la noche, Phil estaba escribiendo una carta en su tienda de campaña.
—¿Será este el fin de nuestro protagonista? —bromeó Yelena.
—Ya sabemos que está vivo. Literalmente él está narrando la historia.
—Qué buen sentido del humor tienes, Barton.
"La comida aquí es asquerosa, pero ¿qué se puede esperar? Creo que son los restos del año pasado de la cafetería del Bugle."
Bucky hizo una mueca, estando de acuerdo. Lo bueno era que actualmente a los soldados les dan comidas menos peores.
La comida seguía siendo mala, pero mejor que antes. Era raro.
—Salimos en unos minutos, Phil —avisó alguien.
—Estaré listo, Casey.
"He estado pensando en lo que intentaba decirte cuando me fui... en ese día y en lo que ocurrió. Creo que ahora sé cómo explicarlo. Había estado esperando que los prodigios desaparecieran, y aquel día comprendí... quizá todos comprendimos... que no eran algo temporal, como la Exposición Universal, o las Olimpiadas, o incluso la guerra. Eran reales."
Realmente, ¿alguna vez dejarán de salir? Eran más los casos de alguna persona con poderes.
"Los prodigios van a quedarse, y cada vez son más... Citizen V... Whizzer... Blue Diamond... Podía esperar eternamente si quería, pero eso sólo me detendrá a mí, no a ellos."
Miraron a Watch, esperando que les diera información. Él se encogió de hombros, pero prometió explicarles después. Fruncieron el ceño pero aceptaron.
—Acaban de dar la señal —informó otro—. En marcha.
"Y lo que comprendí hasta que estuve en esa azotea, con la ola a mi alrededor...
Se encontraban caminando por el bosque.
... es que no serán ellos los que se adapten a nosotros."
Varios habían llegado a esa conclusión, era algo que tenía de similitud a su mundo. Las personas normales serán los espectadores, los no-normales serán los interpretes.
"Ahora el mundo es distinto. Las reglas han cambiado."
—Allí abajo —dijo Phil. Estaban ocultos en arbustos viendo la base enemiga—. ¿Los ves?
—Esos son muchos alemanes... —comentó Casey en voz baja.
—Necesitan refuerzos —dijo Bucky, ansioso. Esta sería una forma de ver a su amigo.
"Para siempre. Y nadie tiene ni idea de lo que el futuro nos deparará."
—Sí... —asintió Casey. Luego señaló el cielo y exclamó—: ¡pero mira quienes vienen!
Lo primero que vio Phil fueron llamas. Luego demasiadas personas.
Prestaron más atención, esperando ver a alguien conocido.
Sólo a dos reconocieron.
"Pero ¿sabes qué?"
"Va a ser muy emocionante descubrirlo."
–Tu amante esposo Phil
—¿Quién es el niño? —preguntó Bucky finalmente. Quería quitarse la duda.
—Es su variante, señor Barnes —respondió Watch con sencillez.
Bucky parpadeó. Se molestó cuando escuchó las risas de Scott y Sam.
—Dios, ¡eres un mocoso allí! —se burló Sam.
—¿Una calavera con fuego? —Peter arqueó una ceja. Por un lado, no era lo más raro que había visto. Por otro, era cool.
—Este universo está igual de loco como el nuestro —suspiró Bruce.
—Lo cual es un alivio que no seamos los únicos en ver cosas raras —Rhodey sonaba cansado.
Namor observó al niño junto a Jim. ¿Quién era? No había conocido a alguien con la misma habilidad de su amigo.
Un mini Watch apareció a su lado le dijo:
—El chico se llama Thomas Raymond. En tu universo era hijo de unos ayudantes de laboratorio de Phineas Horton. En la Tierra-616 es un mutante, en su Tierra fue un chico normal.
Asintió, comprendiendo. Watch volvió a su altura normal y pasó a una esquina.
—Oye, ¿no nos dirás quiénes son? —llamó Yelena.
—Por el momento no —respondió—. Lo único que les diré es que ellos son los Invavores. Ahora presten atención, la historia continúa.
Hicieron caso, queriendo saber qué más pasaría.
————————————————————
Como me fascina el arte de Alex Ross.
Este capítulo fue largo. Pueden hacerme saber si fue de su agrado o no. Perdón por tardar 6 meses.
Este fic tendrá en su mayoría cómics de origen, atentos.
Publicado: 31/03/2024
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro