☆Narradora☆

   En el patio de una secundaria, una eriza rosada con los ojos esmeraldas caminaba con un libro de tapa azul con inscripciones brillantes en la portada. Se trataba de un libro que Amelia Rose había retirado de la biblioteca las semanas previas a ese día, que era especial para ella, pues se trataba de su cumpleaños número 17. La eriza estaba emocionada, pues sus amigas le dijeron que le prepararon algo especial. En lo que caminaba y abrazaba el libro azul, desvió su mirada hacia el cielo, encontrándose con la terraza del Edificio #111, que se encontraba algo lejos.

   Cuando miró directamente a la terraza, su sonrisa se desvaneció y recordó todas las cosas extrañas que ocurrieron en ese lugar últimamente, y no eran solamente las numerosas desapariciones que ocurrían ahí con frecuencia, sino las que ocurrían más seguido de lo habitual. Antes sólo habían desapariciones, o sucesos extraños, en un lapso de 1-2 años, o incluso 10, pero ahora, eran cada 8 días o menos apróx. Ella solía pensar, tenía la creencia y la sostenía, que ese lugar estaba encantado o maldito de alguna forma. Y hace días se decidió a llegar al fondo de esto.

   No lo hacía sólo porque era alguien curiosa o para hacerse la heroína, de hecho, no le importaba en absoluto la terraza, claro, eso antes de que uno de sus amigos desapareciera también. Habían pasado unos meses desde que él había desaparecido, y luego le siguió otra, que se volvió la más reciente. Mientras pensaba en su amigo perdido, se sentó en una de las mesas que había en el patio para comenzar a leer aquel libro. Lo abrió y fue hasta donde estaba el marcapáginas que había puesto, pues era la única que agarraba ese libro de Historia azul índigo.

   Aquel era el único libro que tenía información del Edificio #111 en sí, pues los otros con suerte lo mencionaban por arriba, pero sólo a la terraza, que según era lo más importante. Amelia era una creyente de lo paranormal con toda su alma, para ella todo lo que tuviera que ver con ángeles, demonios, espíritus y/o entidades malígnas o benígnas era ciento por ciento verídico, a pesar de que no tuviera alguna prueba que lo respaldara. Existía una leyenda que decía que el espíritu de la terraza era una princesa guerrera, la más reciente que este reino a conocido, remontándose a los 50 años que lleva el edificio en la ciudad.

   La leyenda no sólo era eso, sino que venía acompañada de una pequeña historia, que se encontraba escrita en el libro que Amy leía. Cuenta que sólo una persona logró la tal hazaña de desenmascarar el secreto de la terraza y del Edificio #111, y obvio, nunca se supo más nada de él. Esta información era útil para la chica, quien deprisa fue a buscar a su mejor amiga, pues con ella tenía la confianza suficiente para hablar de ese tipo de cosas sin preocuparse de que se fuera a reír en su cara.

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   En un salón de clases vacío se encontraba otra eriza, aunque esta contaba con ojos azules y sus púas eran ligeramente más oscuras que las de Amy. Ella escribía algo en su cuaderno, se trataba de algunos borradores para sus apuntes, aunque se le estaba acabando la imaginación. Un ruido la regresó a la realidad, por lo que decidió guardar su libreta en su mochila y salir de ahí. Sonia tenía un pastelito, que era para su amiga Amy, sólo que recién recordó que lo traía. Empezó a buscarla por los salones del colegio, los pasillos, la biblioteca, etc. Mientras caminaba miró hacia un lado, allí vio la terraza antes mencionada, la miró con cierta indiferencia por unos minutos y luego siguió su rumbo.

   Sonia era bastante escéptica con el tema de la terraza o lo que estuviera relacionado con lo paranormal, para ella nada de eso era cierto, sino que pensaba que se trataba de un invento absurdo de la gente para darle importancia a un condominio abandonado. Ella no era la única con esos pensamientos, sino que la mayoría de personas en la actualidad también los tenían y dudaban de su verosimilitud, pero a diferencia de ellos, Sonia no se pondría a discutir sobre si tal cosa era real o no.

   En su mente rondaban un montón de cosas, lo que más destacaba era algún que otro recuerdo de su hermano Sonic, ella estaba visiblemente inquieta con eso, tratando de averiguar por qué desapareció sin dejar rastro alguno. Algunos podrían decir que fue a la terraza y alguien le hizo algo o simplemente se lo llevó. Esa opción la perturbaba, como ella no creía en lo paranormal pensaba que había alguna especie de mafia en el edificio que desapareciera a quien se atreviera a ir ahí.

   No era extraño pensar eso, después de todo ese edificio había sido tomado por las bandas criminales como tres veces, aunque no tardaban en esfumarse sin dejar rastro. Mientras pensaba en eso encontró a su amiga rosada leyendo el libro de tapa azul, se acercó a ella y le ofreció el pastelito con una vela encima. Se sentó a su lado dejando el postre frente a la rosa, que estaba concentrada leyendo y no notó su presencia.

   \- Feliz cumpleaños, Amy -deseó Sonia, sonriendo dulcemente hacia su amiga. Amelia alzó la mirada y volteó hacia el lado, encontrándose con su amiga. Al verla, le sonrió y le agradeció, y luego tomó el pastelito.

   \- Hola, Sonia. Gracias. ¿Cómo estás? -agradeció la rosada con una amplia sonrisa. Sonia movió su mano, haciéndole la seña de "más o menos" a la contraria para responder su pregunta. La rosada sonrió aún más, tomó el libro que estaba leyendo y se lo mostró a su amiga con una amplia sonrisa.

   \- Estaba leyendo sobre la Terraza del Edificio #111, alias La Terraza de los Deseos, tú sabes -explicaba alternando la mirada entre un lado y el otro. Sonia se encontraba escéptica sobre el tema, y eso se notó en su expresión. Ese tema en específico siempre ocasionaba discusiones entre las chicas, aunque la mencionada quiso evitarlo esta vez. Al no recibir una respuesta por parte de su amiga despertó la curiosidad en la rosada, pero no tardó en dejarlo pasar por el simple hecho de que siempre era el mismo problema entre ellas.

   La tensión se discipó con la llegada de la delegada del curso, María Robotnik, quien les informó que debían alistarse para una excursión al dichoso condominio. Ambas reaccionaron con sorpresa al recordar eso, una más asustada que la otra. La mayoría de personas, como ya se mencionó, eran escépticas, así que, para los demás sólo era una excursión al edificio más famoso de Mobius y ya. Amy era la única en estar preocupada de perderse ahí dentro, pero estaba obligada a ir porque sus notas eran muy bajas, y eso le ayudaría a mejorar su promedio.

   Amy soltó un suspiro pesado y miró a la rubia de ojos azules, no dijo nada, sólo asintió con la cabeza y le sonrió. María le regresó la sonrisa y luego se marchó. Tanto Amelia como Sonia quedaron pensativas, pero justo sonó la campana y regresaron al salón de clases.

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   Después de las clases, y mientras Amelia regresaba a casa junto con Sonia, miraba al suelo pensando detenidamente en su amigo Sonic, él había desaparecido hace ya unos meses sin dejar rastro alguno y eso la tenía muy preocupada. A Sonia también le preocupaba la desaparición de su hermano, pero dos adolescentes poco podían hacer al respecto, casi nada. Ambas soltaron un suspiro de frustración.

   \- ¿Qué crees que le haya pasado a Sonic como para desaparecer? -preguntó Amelia a su amiga, se notaba que a pesar de ser su cumpleaños ya no estaba muy feliz.

   \- No lo sé, pero tiene que ver con esa maldita terraza, tal vez alguien lo secuestró o hizo algo aún peor -sugirió Sonia, a pesar de que no quería pensar en la posibilidad de que su hermano esté en el más allá había que ser realistas ante todo, eso podría llegar a pasar.

   \- ¿Y si fue el espíritu? -cuestionó Amy con una voz temerosa, mientras miraba a los alrededores. Sonia entrecerró los ojos como siempre hacía cada que la pelirosa insinuaba lo del espíritu. Igual no hizo nada, porque a fin de cuentas cualquier teoría es válida hasta que se demuestre lo contrario.

   \- Sea lo que sea que haya pasado, lo vamos a averiguar en esa excursión, es una promesa -aseguró la de ojos azules, mientras continuaban su caminata. Amelia asintió, estaba totalmente de acuerdo con lo que su amiga había dicho, así que, sólo tenían que esperar a esa dichosa excursión hacia posiblemente el edificio más misterioso de Mobius. Este sólo iba a ser el principio, pues ellas tenían muchas cosas en mente para develar este misterio, y quizás localizar a la mayor cantidad de desaparecidos posibles, rendirse no estaba en su diccionario.

   Tras una intensa caminata que pareció durar horas, las chicas llegaron a casa de Amy, Sonia se despidió y continuó con su camino. Ahora que estaba sola tenía un breve tiempo para pensar, tiempo que aprovechó muy bien. Pasó junto a unas personas que murmuraban una nueva desaparición, exigiéndole a los Zone Cop que lo encontraran. Pero, ¿quién era? ¿Y por qué tantas personas querían que apareciera? Sonia decidió acercarse, y ahí vio el cartel de "se busca". Le sorprendió mucho al saber que el que desapareció era... Él.

   To be continued...

   ¡Hellouder, Wolves! ¿Cómo están? Espero que bien, el día de hoy, y por fin, traigo el primer capítulo de este fanfic. De todo corazón espero que les guste. Algo que les aclaro, y como habrán notado, es que este libro se actualizará de forma irregular, a veces tardará más y a veces, menos.

   Pero no se desanimen y por favor denle una oportunidad, no olviden comentar, dejar su voto y compartir. Antes de irme les haré unas preguntas:

☆¿Quién creen que desapareció al final de este cap? Los leo☆ ➡

☆¿Qué les pareció?☆ ➡

   Ahora sí, sin más que decir, ¡adiós!