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Capítulo Veintiuno


21.


Ser un desertor no es algo de lo que alguien pueda enorgullecerse, menos cuando se trata de dejar el ejército.

Los años que pasaron y el entrenamiento al que fue sometido eran cosas que quería dejar atrás por muchas razones, y la principal, es que había abandonado la base sin autorización alguna.

Ser parte de las fuerzas armadas  de Estados Unidos durante el inicio de la década de los años dosmil no era algo que te hiciera apostar por seguridad.

El conflicto en medio oriente se había extendido de tal forma desde septiembre once del año anterior, que Agustus Min, no tenía ninguna intención de morir como cualquier otro soldado en plena línea de fuego.

Así que terminó vagando por las calles de Nueva york en medio del invierno, sin dinero y sin tener idea de a donde ir después de fugarse. Estaba demás decir que nunca terminó la universidad y que su culpabilidad le hizo tomar la salida que su padre le planteó por años.

Es que, ni siquiera estaba del todo cuerdo pero la moña negra colocada en una de las casas vecinas y la esquela con fotografía en la entrada de la escuela le hicieron sentir culpable, así que quedarse en el Condado dejó de ser una opción para él.

Tal vez marcharse fue su forma de castigarse a sí mismo, o una cobarde salida. Sin importar la respuesta, eso no cambiaba el hecho de que ya habían pasado muchos años desde que dejó su pueblo, y ahora, no tenía un lugar a donde ir.

Así era en la segunda línea, y todas las que le siguen.

Estaba oscureciendo, preocupado, se sentó en las escaleras de uno de los tantos edificios viejos de la ciudad mientras pensaba en qué hacer; pero no esperaba que su espalda se empapara por completo de un momento a otro.

—¡Como lo siento! —dijo una mujer detrás de él desde la puerta de su casa, pues había lanzado un gran balde con agua para limpiar la entrada.

Yoongi se puso de pie y volteó a verla molesto. Pero la expresión de pena en ella disipó su enojo.

—No, no. No importa —dijo viéndola de pies a cabeza. Tenía un mandil a cuadros roto, y su cabello de tono rojizo hacía lucir más pálido su rostro lleno de pecas.

—No puede ser... lo lamento. ¡No quise arruinar su ropa!

—No es nada, sé que no fue intencional. Además, no es como si esta ropa vieja valiera algo —dijo con una sonrisa casi lastimera dispuesto a marcharse.

—Espere —le llamó ella viéndolo atenta, notando la bandera bordada en su maleta y sus botas militares —. Puede pasar a limpiarse, si quiere.

—No. No hace falta.

—Le daré ropa seca —hablaba con mucha seguridad—. Además, es muy tarde, lloverá pronto.

El pelinegro vaciló por unos segundos, él no tenía un lugar a donde ir y todo lo que tenía en su maleta era ropa sucia. Esta era la oportunidad perfecta para no tener que dormir en la calle.

—Voy a aceptarlo, pero solamente porque hace mucho frío aquí afuera —le dijo siguiendo a la mujer hacia adentro.

La casa tenía varios niveles, como un mini edificio de apartamentos común de Nueva York. Ella abrió la puerta del primer apartamento y le dejó entrar con pena. Sus últimos inquilinos habían dejado muy mal la entrada y por eso ella se había dado a la labor de limpiarla.

Observó por un segundo al otro, sus botas y su bolsa eran cosas que ella conocía perfectamente bien, por eso le inspiró confianza, eran iguales a las de su esposo.

—Disculpe mi imprudencia pero tengo que preguntar... ¿No debería estar en servicio?

Se tensó.—¿Cómo sabe eso?

—Mi esposo, Dominic, se fue hace un par de días, lo eligieron para el despliegue de fuerzas —dijo mientras se disponía a buscar ropa para él.

—Yo también debí hacerlo —confesó—. Pero no pude, así que técnicamente, soy un fugitivo, y...—él bajó la cabeza apenado— vagabundo también al parecer.

Pensó que lo juzgaría pero le sonrió y a él sorprendió la reacción tan pacífica que tuvo.

Ella nunca lo diría en voz alta pero su esposo siempre puso a su país antes que a su familia, en el fondo su ausencia no le calaba tanto como se supone debería y ver un desertor le hizo gracia por un segundo.

—Parece que... usted es alguien con muchos problemas —le dijo mientras le entregaba un juego de ropa que había tomado del clóset acompañado de una toalla—. Puede cambiarse por allá —le indicó señalando un pequeño cuarto detrás de él.

Asintió y se movió hasta este, al entrar notó un par de maniquíes y un mantel a medio bordar en una vieja máquina que le llenó de nostalgia, al pensar que el hilo estaba mal colocado y que en esa tela sería imposible coser con ese número de aguja.

Se secó con la toalla y se vistió con lentitud, pensando en lo mal costurera que debía ser ella. Pero no lo diría, no quería ser malagradecido, nadie había sido amable con él en años.

Cuando salió de la habitación, encontró que la mujer había servido dos tazas de café y se movía por la cocina tranquilamente.

—Lamento las molestias pero yo... —dijo regresando a la cocina— no escuché su nombre.

Ella le sonrió. —Serenity Heart —respondió extendiéndo su brazo para invitarlo a sentarse.

—April Min, es un placer.

Un romance complejo, para alguien complejo.


...

20 Días antes de.

Si no hay tiempo, ni espacio; cuando no existe, creo que eso es la nada. Un vacío infinito en el que la consciencia y los atares físicos no son reales.

Quizás lo que Jeon Jungkook experimentó después de desmayarse fue exactamente eso, la nada.

Estar en contacto con múltiples versiones de su realidad le hizo colapsar de una forma que no había conocido antes.

Jeon era ajeno a las personas a su alrededor en el hospital; ignorante ante la destreza de los médicos que le inmovilizaron una pierna para poder salvarla, y a la piel morada de su rostro que era iluminada por la fuerte luz de la sala de operaciones.

Fueron varias horas de trabajo, y días de incertidumbre hasta que finalmente lo trasladaron a otra habitación. Hubo algo de desconcierto entre los médicos por la forma en la que una de las heridas en su muslos parecía cicatrizar demasiado rápido.

Pero Jungkook no tenía idea de nada. Lo que fueron días, fue una vida entera para él, ese camino a través de la nada se convirtió en algo cuando su mente se esforzó por organizar sus memorias de una forma lógica en el espacio y tiempo.

La vida entera es incierta, y Jungkook nunca lo entendió pero su existencia se reprodujo una y otra vez, de a pequeños instantes.

Era momento de decir que los cambios que hizo causó que cayera en un bucle; pero no siempre fue así, sino que este apareció sin que lo notara cuando el catalizador de su historia empezó a cuestionarse su rumbo. 

El efecto mariposa y un bucle son opuestos, en varios aspectos, porque uno implicaría cambios divergentes y caóticos cada vez más incontrolables, y el otro, un ciclo que se repite. Así que, estaba bastante jodido, en uno o en el otro.

Y es que, quizás ahora estaba atrapado en una especie de bucle, pero en medio de este encontró algo que no pareció ser tan malo.

Sedado, no del todo inconsciente y así estaba bien, ese estado le ayudaba a mantenerse tranquilo mientras sus memorias cambiaban.

Había cosas de su vida que no sabía que antes existían. Por ejemplo, el divorcio de sus padres, porque sucedió mucho antes de lo que había sido en el primer círculo, dándole aunque sea unos años más de infancia feliz.

Por lo que se encontró a sí mismo abrazando a su conejo en el jardín de su casa cuando su madre echó a su padre de esta y él apenas lo recordaba al ser tan joven pero ya no existía el pequeño apartamento de Busan.

Recordaba peleas y dificultades pero todo de una manera distinta.

Parte de su vida nunca sucedió porque con sus padres separados su madre se levantó más rápido. Y sin Seokjin en la compañía, quien obtuvo el puesto de trabajo fue ella; e irónicamente, por su dominio del idioma y ese carisma que  tenía, fue enviada de Corea a Estados Unidos para las negociaciones, pero fue un par de años antes de lo esperado.

Jungkook llegó a ese lugar desconocido con apenas dieciséis años, y si bien, nunca conoció las manos de los chicos que le daban atención a costa de su satisfacción física, siempre se sintió extraño.

Su madre se sentía culpable por dejarlo todo el día solo en la casa en San Francisco y decidió que hacerlo tener un pasatiempo no sería tan malo.

Una tarde en específico de abril, después de ver un anuncio, decidió conducir hasta la jaula de bateo para inscribirlo al equipo de béisbol de ligas menores, Jungkook estaba nervioso y asistió con algo de pena; pero ninguno de los dos se imaginaba que allí encontraría al complemento que le hizo falta a su familia por años.

Cuando un castaño se presentó como entrenador del equipo de los muchachos y sonrió en dirección a la tribuna, ella sintió que colapsaría, tal vez tener un reencuentro en cámara lenta y con laureles de fondo era algo a lo que estaban destinados.

Jungkook se llenó de celos, pero estos solo desaparecieron cuando descubrió que no era una amenaza, sino alguien a quien podía ver como un ejemplo a seguir.

El entrenador Kim era un tipo relajado y bastante liberal.

Se apareció en su cumpleaños diecisiete con un pastel sin gluten de zanahoria y globos para adornar la sala de su casa. Hizo un montón de bromas malas que no le dieron risa a nadie más que a su madre, y le obsequió un viejo casete de uno de sus cantantes favoritos.  Le agradaba.

Y es que, el Kim Seokjin producto de su bucle nunca logró ser tan famoso o adinerado como esperaba, se había deprimido por mucho tiempo y había tomado malas decisiones pero... los años lo habían premiado.

Jungkook nunca tuvo una familia feliz, y en el fondo, era todo lo que quería. Por eso, cuando él se mudó con ellos, en su mente se clavaron las memorias de las tardes en las que jugó béisbol con Seokjin, y de su madre tiñendo el cabello de ambos, sintió una paz tan inexplicable; llena de brillo y deseos por ser mejor.

Ellos... eran el tipo de padres que cerraban su ventana por la noche y apagaban la luz cuando dormía antes de arroparlo. Y Jungkook comenzó a dormir tan a gusto en su habitación con la calefacción encendida, que dejó de preocuparse por lo demás.

Algunas personas se empeñan en decir que la felicidad es una decisión personal, y tal vez haya algo de verdad en eso. Pero, sin duda alguna, es más fácil ser feliz cuando sabes lo que es ser amado.

Sin embargo, como en toda telaraña, habían puntos en los que las líneas volvían a tocarse.

Incluso con los recuerdos de su nueva vida perfecta, pensó en el chico que le observó con desdén desde afuera del campo mientras bateaba, con esa sonrisa extraña que siempre tenía y la mirada fija; pero que parecía ser demasiado conflictivo, tanto como para que su madre no lo aprobara.

Aún así, se acercó a él para hablarle con la sensación de que ya había tenido esa conversación antes, en un deja vu constante en el que vivía.

Fue esa necesidad de buscar algo que lo atara a la otra realidad la que le hizo seguirlo esa noche por las calles de San Francisco a un mal barrio donde terminó siendo golpeado, pero... él apareció para salvarlo, o bueno, para que los golpearan a ambos. 

Dominic Heart y la causalidad de su existencia.

El tal Heart era el chico que le desagrada a todos, al que pasaban por alto. Algunos hasta parecían hartos de oírlo mencionar, pero él no era más que un efecto colateral de esto. Nunca mereció todo ese odio irracional de personas que no se esforzaron en ver más allá de él o leer entre líneas.

Inocente y ajeno a cualquier historia, porque no conocía de dónde venía, ni quienes eran los suyos.

Quizá era necesario preguntarse cuál de todos los sucesos detonó su existencia, o por qué apareció únicamente para encontrarse con Jungkook pero era difícil saberlo. Porque no era una constante en la línea original; y de pronto, en la segunda y tercera se volvió importante.

Jungkook nunca entendió porqué este chico Dominic terminó enamorado de él, pero así fue. Aunque Jungkook no podía quererlo de la misma manera, lo sentía y la versión de Jeon que se encontraba en el 86' siempre supo la razón, era tan fácil como intentar decir que amaba a alguien que todavía no conocía.

Aún así, le enseñó a preparar ramen y lo dejó dormir en su cama, incluso si Seokjin enloqueció cuando lo vio salir por la ventana y por las perforaciones que Jungkook comenzó a hacerse o las clases que se saltó para vagar con él por la ciudad mientras fumaban.

Fue por eso mismo que en agosto, Seokjin no lo dejó salir por la mañana y en su lugar decidió llevarlo a pescar a la ciudad de su juventud para pedirle que se alejara de esas amistades, pero solo logró hacer que Jungkook se molestara con él.

Heredó lo peor y eso no cambiaría. Por eso cuando Kim le dijo que si seguía por ese camino terminaría igual de jodido que su padre, Jungkook volvió a ponerse de pie en el bote y a caer en las profundidades del lago rompiendo con la tercera línea para regresar a la segunda.

De alguna forma, las cosas sucedieron de nuevo hasta colapsar en un punto en donde su existencia en 1986 fuera posible, así que sí, varios círculos, una especie de bucle recientemente creado por los cambios más grandes y un espacio entre las líneas temporales que comenzó a gustarle mucho.

Si no odiaba a Seokjin, nunca caería al lago; pero si él no caía, nada cambiaba y volvía a odiarlo; así que creó un ciclo por accidente. Pero la historia encontró otra forma de arrojarlo de regreso allí, enredándose aún más.

Quizá esta era la primera vez que todo sucedía; pero si estaba destinado a repetirse de nuevo, el único propósito de Dominic Heart era y sería llorar solo en la playa, por un Jungkook que jamás apareció.

Lo cual era complejo y un poco burdo de explicar.

Quizá él cayó o el lago lo jalo hacia su interior, nadie nunca lo sabría, pero allí estaba, conviviendo en una realidad que había creado tras facturar la segunda línea; sedado, y con suero, pero profundamente tranquilo.

Afuera, en la sala de espera en el hospital, Taehyung recargaba sus codos en sus piernas y se mordía las uñas nervioso.

No sabía qué más hacer, quizá debió prever que esto sucedería pero nunca creyó que todo fuese tan rápido.

Se burlaba de sí mismo... la palabra "rápido" implicaba menos tiempo, tiempo con el que había estado jugando y que ya no tenía.

Su ropa estaba sucia, al igual que su cabello, alborotado mientras el cansancio parecía querer ganarle.

Él se despertó en una camilla, le dijeron que se había desmayado pero ahora estaba estable, que todo debió haber sido a causa del shock que le provocó ver un accidente tan de cerca. 

Ni siquiera lo entendía; le dijeron que lo mejor era ir a casa pero él no iba a irse. Así que estaba allí, en las sillas de la sala de espera mientras pensaba en cómo salir de esto.

Tenía miedo. Mucho miedo.

No había nada qué hacer, Jungkook estaba mal y él no podía curarlo como las otras veces. Y se preguntó qué tanto de todo esto valía la pena.

Le habría gustado tener su libreta para actualizar su bitácora mientras esperaba.
Bueno... ¿A quién quería engañar? En realidad, se había convertido en algo así como su diario, y él necesitaba desahogarse.

Sonrió a medias.

¿Que por qué habían llegado tarde a la obra? Sencillo, fue porque les tomó demasiado tiempo conseguir monedas.

Y es que, para hacer llamadas de larga distancia era necesario tener mucho cambio o una línea telefónica.

Jungkook insistió en que debían conseguir esa casa antes de que alguien más decidiera comprarla. Logró negociar el pago y parecía absurdo, pero... el dueño confió en él desde el momento en el que supo de quién se trataba.

Ahora no sabía en qué pensar o cómo actuar. Nunca había experimentado tantos sentimientos, y estaba allí, deseando abrazarse a sí mismo. Jungkook permanecía estable, pero no le dejaban verlo.

Kim Taehyung necesitaba estar allí para controlar su ritmo cardíaco y para evitar que la electricidad se disparara. Pero estaba atando de manos.

Sus padres estaban preocupados por el estado del chico y se habían encargado del papeleo en el hospital, así que todo parecía normal. Taehyung sabía que él debía hacerlo, pero no tenía cabeza para nada.

Estaba bloqueado, para alguien con un intelecto como el suyo, sentirse así era el sinónimo de estar desesperado. Pero no lloraría, porque él sabía que... no serviría de nada.

No prestaba atención hasta que sintió como una suave tela caía sobre sus hombros. Alzó su vista y se encontró con su hermano con una manta, sonriéndole para animarlo.

—Tae... ¿Cómo te sientes? —le dijo con suave voz, sentándose a su lado. Dejó la bolsa de entrenamiento que cargaba en el piso.

Seokjin había ido a la escuela en la mañana, como debía hacerlo, y ahora por la tarde, se encargaría de cuidar a su hermano.

El castaño suspiró. —Estoy bien...

—Has estado aquí por mucho tiempo, te ves muy cansado. 

—No importa, necesito que me dejen entrar a verlo. ¡Han pasado días!

—Lo sé... pero es así como funcionan los hospitales. Solo espera un poco, ¿Sí?

—Es que no lo entiendo —no cuadraba y su cerebro no daba para pensar más. 

—¿Qué fue lo que te dijeron?

Suspiró, los enfermeros estaban nerviosos, y lo evitaban. Quizá los había hostigado mucho.

—Está mejor, pero sedado. Perdió mucha sangre y no puede esforzarse mucho por ahora.

Taehyung estaba asustado, tenía sus anteojos colgados en el cuello de la camisa; cosa que hacía cuando estaba estresado y su ceguera le impedía concentrarse.

Seokjin negó con la cabeza y recostó su espalda en el respaldo de la silla, después extendió su brazo para poder rodear con este Taehyung y atraerlo hacia él.

Cerró los ojos, y sintió a su hermano acurrucarse contra él. No sabía cómo debería de actuar. 

Taehyung siempre había sido muy reservado. Ahora Seokjin tenía que lidiar con sus propias emociones, y además, las del pequeño.

—Él es fuerte, estará bien —le dijo intentando ayudar.

Seokjin estaba triste, pero ver a tu novia marcharse no se comparaba con tener a tu novio en el hospital. Así que tenía que ser condescendiente, y ese instinto protector que era tan distintivo de él se compungió al ver a su hermanito mal así, que no le dejaría ver su tristeza.

Deprimido pero siempre rudo, ¿Eh?

—Eso creo... —murmuró cuando Seokjin le quitó el cabello de la frente.

—Ahora, tú... deberías ir a descansar. No lo sé, comer algo. Te traje ropa para que te cambies.

Taehyung negó cerrando los ojos, el sueño y el calor de su hermano comenzaron a ganarle.

—No, me quedaré aquí... El doctor podría decir algo y... —bostezó— tengo que estar aquí.

El mayor de los Kim siempre tuvo un arma secreta contra su hermano. Es decir, Taehyung sabía cómo noquearlo, pero él tenía algo más simple y efectivo. Cuando eran pequeños, y el Seokjin de ocho años quería un poco de tiempo a solas, la mejor forma de librarse del pequeño era hacerle tomar una siesta.

Así que le pasó la mano el cabello peinándolo poco a poco para que se relajara y cerrara por completo los ojos.

Para alguien que llevaba días sin conciliar el sueño, caer rendido fue bastante fácil.

Seokjin se sentía extraño, diferente; la física cuántica plantea que existen millones de universos y realidades diferentes creándose a cada momento. Pero esto de estar en contacto con ellas y de alguna forma ser consciente de que eran reales le enfermaba.

—¿Tampoco quiso irse hoy de nuevo, cierto? —dijo alguien, el mayor volteó a ver encontrando a Yoongi, acercándose por el pasillo con su abrigo para el frío.

—No sé cómo lo hizo pero convenció a una  enfermera de dejarlo ducharse aquí, y ordenó todas las revistas de la sala de espera por año de publicación y tipo de papel. Ya está loco.

Min negó y se sentó junto a Taehyung, dejándolo en medio. Todo se había vuelto muy extraño de pronto.

Hace unos días, ambos sintieron la misma presión que Jungkook sentía en el pecho todo el tiempo al desmayarse; pero cuando Yoongi despertó, lo primero que encontró fue el rostro de Seokjin dormido frente a él.

En la camilla de a su lado, el castaño permaneció dormido por más tiempo que él.

Todos las personas que estaban en el partido se alarmaron, y ellos terminaron en las camillas de la enfermería de la escuela mientras se despertaban.

La enfermera lo regañó cuando le vio levantarse, al igual que su abuela, ambas supusieron que el chico había pasado demasiado tiempo sin comer. Y de hecho era verdad, no había estado comiendo mucho; pero eso no explicaba por qué Seokjin se había desmayado al igual que él.

—Su novio se estaba desangrando, yo también me habría vuelto loco ya.

Suspiró. —Aún no me acostumbro a eso.

—¿Lo del "novio"? —asintió—. ¿Por qué?

—No lo sé, es raro para mí. El otro día hice una broma en doble sentido y Tae la entendió. Eso no me ayuda mucho.

—¿Y qué esperabas? No podía ser casto e inmaculado toda su vida.

—Ahora no sé cómo procesar esa información.

—Vele el lado positivo, al parecer ustedes son igual de sucios —dijo con algo de gracia. —¿Vas a decirle que lo viste?

—Estoy intentando olvidarme de eso.

—No seas anticuado, grandote. Creí que ya lo habías asimilado.

—¡Eso intento! Aunque saberlo solo hace que se active el modo asesino en mi interior.

Agustus negó, divertido con la situación sin dejar de verlo. —Por favor. ¿Vas a empezar con eso?

—Lo siento, me preocupa mi niño. Los hombres son idiotas.

—Tú eres un hombre.

—¡Exacto!

—Dios. —No pudo evitar sonreír—. Me encanta la forma en la que te insultas a ti mismo, me ahorras trabajo.

—Ya no voy a darte ese privilegio —le respondió Seokjin alzando las cejas.

Taehyung abrió apenas los ojos cuando la risa y el movimiento de Seokjin le hicieron despertar.

Había cosas que siempre observó pero nunca preguntó por simple respeto a sus secretos. Pero ahora, si sus hipótesis eran correctas... no podía ser así de condescendiente.

Se removió inquieto, sentándose correctamente mientras restregaba sus ojos, haciendo que ellos se movieran.

—¿Cuánto tiempo me fui? —dijo interviniendo—. ¿Dijeron algo?

—Hola... quince minutos —Min aclaró la garganta—, y no, todo sin novedad.

Asintió con la cabeza; pero el sonido de su estómago fue tan fuerte que incluso los otros dos pudieron escucharlo.

—Kim Taehyung —dijo severo el castaño mayor—. ¿Cuánto tiempo llevas sin comer?

—No sé, déjalo así.

—Sabes que eso no está bien.

—Ya, ya, mamá. Lo siento, comeré unos dulces después.

Rodó los ojos. —¿Y planeas comer golosinas? 

—No es tan malo, una gaseosa y estaré bien de nuevo —se excusó.

—Dios, quiero golpearte —dijo poniéndose de pie—. Iré a buscar algo para cenar, April, quedas a cargo.

—¡Estoy bien! ¿Yo no puedo opinar? —dijo Taehyung ganándose una mirada seria y una negación del mayor.

Seokjin se movió para ir en busca de comida para su hermano; pero se detuvo en el pasillo y volteó a ver.

—Disculpa, no te pregunte —dijo viendo a Min—. ¿Tú quieres algo?

—No, no... no te preocupes —le respondió algo apenado.

Seokjin negó rodando los ojos.
—Entonces... chocolate caliente para el otro irresponsable, lo tengo —dijo antes de darse la vuelta y alejarse por el pasillo.

Agustus bajó la cabeza sabía que estaba mal darle importancia a Seokjin pero... se sentía tan bien.

Sonrió apenas, como perdido en sus pensamientos cuando la voz de Taehyung le sacó de ello.

—No sabía que tu segundo nombre era ese —dijo con una ceja alzada.

—Es el primero, de hecho, y es... una tontería de mi madre. No me gusta, no lo uso mucho por eso.

—Es lindo.

—Ni se te ocurra decirme así porque voy a golpearte.

—Claro, y dejas que Seokjin lo haga porque es él.

Negó. —Es una broma entre nosotros, no es algo que te interese.

El silencio que se formó entre ellos fue acusador, al igual que la voz de Taehyung cuando rompió con este.
—Escucha, sé lo que pasa y no voy a reprocharte nada pero... no lo hagas, por favor.

Min ladeó la cabeza. —¿A qué te refieres con eso?

—Escucha, entiendo que quieras estar cerca de él y que pretendes ser maduro. Pero sé que en el fondo te estás encariñando con Seokjin, y mi hermano... —suspiró— esto no va a terminar bien.

—Creí que te gustaba que fuéramos amigos...

Taehyung se quedó en silencio un momento y después se atrevió a enfrentarlo.

—¿Recuerdas que hace unos años Seokjin tenía un cachorro? —le preguntó de pronto, a lo que el otro asintió confundido—. Se perdió en el bosque y mamá le compró un hamster para consolarlo.

—¿Cuál es el punto?

—El punto es que su cachorro regresó... y él dejó morir al hamster.

—No entiendo tu afán por acusarme. Taehyung, yo no...

Intentó negarlo pero la mirada cansada del castaño le impidió seguir mintiendo.

—Espero que entiendas lo que acercarte a él implica. —Le vio con dureza—. Él está deprimido e inconscientemente quiere que lo saques, pero hacerlo va a hundirte.

—Supongo que... —Yoongi se pasó una mano por el cuello, después de todo, le había dicho a Sunhee que lo cuidaría aunque no aceptara que solo era una excusa— todos terminaremos en el fondo, ¿Cierto?

Agustus se levantó, no había tenido ningún malestar los últimos días. Y eso lo hacía sentirse seguro de sí mismo, demasiada seguridad para ser honestos.

—¿A dónde vas? —le dijo cuando le vio desde abajo.

—Yo... no importa, vuelvo pronto —respondió en voz baja tomando la bolsa deportiva de Seokjin y se la dio—. Ve a cambiarte, hace frío.

Taehyung estaba muy cansado como para lidiar con él. Así que la tomó, y asintió retrocediendo para caminar en dirección opuesta al chico.

¿Qué tanto influía él en la historia? Quizás era preciso preguntarselo, pero era una casualidad.

Agustus caminó por los pasillos del hospital en silencio hasta llegar a la cafetería del lugar en donde se quedó parado en la puerta.

Quizás era buen momento para contarle a los demás que había entrado a la universidad; pero algo no se sentía correcto.

No se había hablado mucho de su futuro antes; pero Agustus Min llegó a nueva York para en enlistarse, a esa ciudad en específico, porque siempre soñó con estar allí. Y su futuro borroso ahora tenía un artista fracasado que terminó en el ejército cuando botó su carrera a la basura.

Pero... su aparición en el Condado Mariposa, en California, se debía a los refugiados inmigrantes que su familia solía alojar.

Así que la sangre que corría por sus venas siempre tuvo la maldición de ser benevolente con otros.

Por eso, aunque no se lo propusiera, se sentía atado a aquellos que lo necesitaban; pero no podía pensar del todo en Taehyung y sus acusaciones, en su particular caso, le interesaba el castaño que luchaba por caminar con varias bolsas de comida y las bebidas, que le sonrió al verlo y lo confundía mientras su realidad chocaba y Jungkook tambaleaba.

Tragó saliva pesadamente. Para Agustus Min era extraño, porque la persona que le gustaba era un Seokjin más llenito y con acné que no veía nada de extraño en abrazarlo. Pero el Seokjin alto y en forma que chocaba su puño con él no era tan malo.

Y puede que Seokjin pensara igual, así que rozaban constantemente la posiblidad de otra línea más.

Sin Jungkook cerca, la naturaleza de Yoongi parecía... conflictiva.

Más allá de eso, todo este ambiente se sentía incómodo.

—¿No se supone que te dejé a cargo? —dijo Seokjin al verlo.

—Taehyung está bien, necesitaba algo de tiempo a solas para cambiarse.

Pareció aliviado. —Bien, entonces ayúdame ¿Quieres? —sonrió.

Se acercó lentamente a él con pasos pesados, como si el universo entero le gritara que no bailara sobre las líneas fracturadas.

Y quien no notó al hombre cualquiera en la cafetería que le dio la señal al cajero para luego asentir.

—¿No crees que es demasiada comida? —cuestionó con una ceja alzada.

—Es mi dinero —. Seokjin negó—. Así que cállate, y ten —extendió frente a él un vaso acompañado de una bolsa de papel pequeña— algo dulce para el enano amargado.

Quiso sonreír; más esa extraña sensación de que alguien lo observaba le hizo desviar la vista hacia el cajero de la cafetería, era extraño.

Tomó lo que ofrecían y se movió a su lado con desconfianza de regresó al ala de cuidados donde Jeon se encontraba.

—Jin... —murmuró— ¿Te pidieron identificación para entrar al hospital, cierto?

Al castaño le pareció curiosa esa pregunta de repente. —Sí, ¿Por qué?

—Por nada... —avanzaron por el pasillo cuando pasaron cerca de la recepción y efectivamente una chica más lo estaba viendo—. Curiosidad —dijo cuando el silencio del área le pareció más extraño.

Cuando regresaron a la sala de espera de ese área, les sorprendió que Taehyung no hubiese regresado aún. Así que se sentaron de nuevo en sus puestos, colocando la comida en la mesita frente a ellos.

Las manecillas del reloj se mueven con un ritmo constante, como si fueran un corazón que late mientras todo avanza.

Mordió el emparedado que Seokjin le había dado y  le dio un sorbo a su vaso, era chocolate con crema; pero el sabor se sentía diferente. 

Se mordió la lengua ligeramente cuando le provocó náuseas al tragarlo. Volteó a ver a Seokjin beberse su refresco y dejar de masticar poco a poco para voltear a verlo igual de asqueado.

Agustus Min comenzó a sudar frío y su respiración se sintió pesada de pronto.

Respirar.

Un lento respirar.

Frente a ellos, aparecieron por el pasillo otras tres personas vestidas con ropa particular bloqueando la salida.

Seokjin soltó su vaso causando que cayera y se derramara cuando entendió lo que sucedía.

Ni siquiera tuvieron que seguirlos esta vez, estaban demasiado controlados, y oh, no. Los lunáticos del lago se habían multiplicado.

—Pase lo que pase... —murmuró al menor— quédate detrás de mí.

Se levantó lentamente, alzando las manos como si diciendo que no intentaría nada; pero ellos habían fracasado antes intentando raptar a esos dos, y esta vez, no podían fallar.

—Maldición... —murmuró Yoongi cuando la náusea fue demasiada—, es la comida.

Puso los ojos en blanco antes de desfallecer en su lugar; y de los tres desconocidos, uno señaló al pelinegro antes de escuchar por su radio la orden:

"Avancen".

Se aproximaron velozmente con intenciones de levantar a Min; pero Seokjin se interpuso.
No es como si pudiera pelear contra los tres, pero si eso querían, eso iban a tener.

Le lanzó un golpe al rostro de uno de ellos y aprovechó su desconcierto para empujarlo contra los otros dos para hacer que tambalearan.

Por un demonio, ¿Y dónde mierdas estaba Taehyung? Él lo hacía personalmente responsable de esto.

Quiso levantar al Yoongi sedado del sofá; pero él también se había tomado demasiado somnífero y empezó a ver todo doble.

"Plan B". Escuchó decir.

Su visión borrosa no le dejó prever el momento en el que sintió un toque eléctrico que le dolió hasta la espalda, en el cuello cuando trastabilló y aunque puso resistencia quedó demasiado dopado como para moverse. 

Lo dejaron caer en el piso para sujetarle con esposas los brazos detrás de la espalda.

El líder del equipo exhaló con fuerza antes de hablar por su intercomunicador:
—Tango a Bravo, procedemos a trasladar, cambio.

"Adelante, Tango. Tienen diez minutos, cambio y fuera".

El rubio que se divertía dirigiendo a todos desde las cámaras soltó una fuerte carcajada después de apretar el botón del radio.

Este niño Seokjin y su cómplice le dieron muchos problemas. Park Jimin se peinó hacia atrás antes de levantarse y ver con gracia como sus cuerpos eran cargados fuera del hospital.

Era tiempo de dejar su tarea remota e ir a acompañar al equipo.

La situación era la siguiente: el profesor Kim no dejaría jamás que algún médico cualquiera se atreviera a poner sus manos en su experimento.

Así que por la noche y con los infiltrados que tenían por todos lados, cuando les informaron de la colisión, no les costó nada aparecer con una ambulancia señuelo en medio de la carretera para encargarse de su "querido" Jungkook.

Dejaron que los paramédicos hicieran los suyo frente a las personas del pueblo, como una gran obra de teatro.

El hospital era grande, y a nadie tenía que importarle lo que pasaría allí. Cuando la ambulancia se estacionó en la entrada de emergencias, la camilla con el viajero en el tiempo entró directamente a su custodia.  

Se preocupó enormemente cuando lo vio desangrarse, pero... Jungkook se recuperaba rápido.

Tras unos días monitoreando descubrió que sus células se movían en un patrón distinto. Y eso le daba una noción de porqué la electricidad no lo dañaba físicamente.

Así que, durante esos días en los que necesitaba estabilizar al chico antes de avanzar, se encargó de que todo a su alrededor pareciera normal.

Desde los policías en la carretera del accidente, los mirones, hasta el papeleo del hospital y el supuesto médico encargado. Cada pieza en su lugar, y el  profesor Kim estaba por darle un premio a la actuación del año a su equipo.

Finalmente tenía a su esperado sujeto en sus manos, y eso, lo hizo enloquecer de poder.

Bueno, siempre estuvo loco de todas formas.

...

Taehyung se secó el rostro con una toalla de papel en el baño y se vio al espejo con desdén.

Se veía muy acabado y esa era su propia opinión.

Salió del baño después de cambiarse, con la bolsa de Seokjin en el hombro y regresó más tranquilo por el corredor cuando las luces parpadearon ligeramente.

Ladeó la cabeza porque no era común, se colocó sus anteojos (que no había estado usando) y alzó una ceja mientras pensaba que era inusual.

Dobló la esquina a pasos lentos y lo primero que le llamó la atención fue el refresco de naranja derramado en la sala de espera y la comida a medio probar en la mesa de esta.

Se acercó a esta y tragó saliva pesadamente cuando por el reflejo de una estantería de vidrio de enfrente pudo ver al guardia del hospital haciendo ronda como siempre.

Siguió caminando como si nada pasara para no lucir sospechoso, mientras su cerebro volvía a enchufarse.

Pensó en que la electricidad fallaba cada vez que el pulso Jungkook era irregular, porque la energía que le extraía era lo que alimentaba a parte del pueblo.

Pero, si habían tenido que intervenirlo, debieron haberlo conectado y sus pulsos cardiacos no serían normales. La electricidad debería haber fallado desde hacía días, a menos que...

«Mierda...» pensó apretando los ojos, su generador debía estar encendido.

Supo que algo estaba mal cuando se percató de que de entre todo el hospital, no había visto una sola persona además de ellos tres en horas.

Doctoras... enfermeros... nadie específicamente en ese pasillo.

—No... esto es demasiado conveniente para ser bueno. —Negó con la cabeza y se acercó a la ventana cuando su sentido de alerta se activó, había camionetas aparcadas en la parte trasera del hospital.

Se pasó la mano por la frente, y volteó a ver discretamente. Esos no parecían ser guardias de seguridad convencionales; sí, ahora eran dos.

Todo el tiempo estuvieron aislados, o peor, acorralados.

Le importó una mierda y corrió en el pasillo de regreso hasta la habitación donde tenía a Jungkook.

No le pusieron resistencia, es más, lo estaban esperando.

Abrió la puerta cuando su respiración comenzó a agitarse, pero no esperaba ver a tantas personas adentro, quiso retroceder, pero le bloquearon el paso en la puerta. La persona de la cafetería y la chica de recepción, lo hicieron entrar por completo en la habitación.

Le sorprendió ver el montón de cables que había alrededor de Jungkook; pero le sorprendió más reconocer su propio generador monstruo a su lado.

Un hombre, notoriamente más alto y mayor que él, volteó a verlo y dio tres pasos en su dirección.

—Vaya, justo a tiempo —le dijo con una sonrisa fija.

—Pero qué demonios... —masculló. Taehyung tragó saliva pesadamente, esos no eran médicos comunes.

—Todos, por favor, ¡Un aplauso a la mente más brillante de la generación! —se burló dando aplausos lentos.

—¿Cómo sabe quién soy?

—¿Bromeas? Yo sé todo sobre ti —volvió a reír—. Kim. Tae. Hyung. El niño prodigio, ¿O me equivoco?

—¿Quién es usted? —dijo dando un paso hacia delante pero al hacerlo el personal médico que los rodeaba pareció alarmarse y le apuntaron con una especie de arma extraña.

—Soy... el dueño del experimento que te robaste.

Volteó a ver a Jungkook y la forma en la que la pantalla marcaba un gran voltaje.  —No tienen ni idea de lo que hacen, van a joderlo todo, no pueden contenerlo.

—Nosotros nos encargaremos del experimento de aquí en adelante.

—No es un experimento, ¡Es un humano, maldita sea! ¡Y está herido!

—Créeme, ya me he ocupado de eso, aunque tener que intervenir quirúrgicamente a mi experimento por tus descuidos no me hizo muy feliz que digamos.

—¿Qué fue lo que le hicieron? —dijo pero fue ignorado.

—¿Sabes cuál es la parte más importante de la experimentación, Taehyung? —El chico negó. —La atención al detalle.

—¿Eso qué tiene que ver conmigo?

—Tu mente es muy brillante pero tu trabajo es desordenado. Como sea, gracias por el estabilizador, por cierto.

—¿Qué? —dijo desconcertado.

—Usualmente no doy explicaciones innecesarias pero... necesito saber —se acercó al castaño—, ¿De dónde sacaste la información para hacer eso? —le dijo señalando a su máquina.

—Yo... —Taehyung tenía miedo, pero aún así, tenía que encontrar una salida. Y las piezas en su mente se unieron cuando entendió a quién pertenecía la carpeta que se había robado— tengo mucha imaginación.

Lo habían dejado vagar por el hospital, a él e incluso a su familia. Estaban esperando, pero, ¿Por qué?

Si lo habían dejado acercarse tanto era porque les interesaba algo en su cabeza, concluyó.

El castaño se acomodó los anteojos. Si cerebro mata fuerza, los dos podían jugar a esto.

Quizás el propósito original de Taehyung cuando intentó replicar lo que vio en las anotaciones de Namjoon era encontrar una forma para enviar a Jungkook de regreso a casa. Pero cuando comenzó a entender la situación, descubrió un error meramente técnico.

Desde la perspectiva del creador se veía como una falla en sus cálculos, de allí las hojas tachadas. Pero desde la perspectiva de alguien como Taehyung, quién lo vio al revés, lució como una salida.

Y es que, nunca se lo dijo a nadie pero su amado generador nunca fue capaz de producir nada. En su lugar, funcionaba como una radio, una especie de difusor que canalizaba las ondas que recibía, y las convertía en algo positivo.

Jungkook era el emisor, y la electricidad del pueblo, el receptor.

—Suficiente imaginación como para crear un canal difusor de energía...

—¿A qué se refiere con eso? —dijo intentando saber qué tan expuesto estaba ya.

—No finjas demencia, puedes engañar a todos con tu actitud de niño bueno pero yo sé exactamente qué es lo que has estado haciendo.

—¿Piensa que puede intimidarme? —se jactó aún cuando sabía que estaba desprotegido.

Namjoon le sonrió acomodándose la bata y pasando una mano por el cabello—. Quizá debí encargarme de ti de la misma forma en la que lo hice con los otros dos pero... me parece que te ganaste una presentación adecuada.

Negó confundido. "Los otros dos..." —¿Dónde está mi hermano? —dijo agresivamente—. ¿Qué hicieron con mis amigos?

—Oye, oye... tienes mi tolerancia pero no mi simpatía —dos de los enfermeros sujetaron a Taehyung colocando una aguja cerca de su cuello—. Así que, será mejor para ti estar tranquilo a menos que quieras tomar una siesta.

—Dije, ¿Dónde está mi hermano? —repuso con voz grave y removiéndose inquieto.

—¿Por qué piensas que tienes derecho de hacer preguntas?

—Porque sé más que ustedes, evidentemente.

Namjoon  alzó una ceja.
—Si lo pones así... será más entretenido de lo que pensé. —El moreno se quitó los anteojos y negó cuando sus palabras le hicieron gracia—. Vamos a comparar teorías, niño.

—Hijo de... —no pudo terminar de hablar porque la aguja que lo amenazaba finalmente se clavó en su cuello.

Su espalda se volvió rígida al mismo tiempo que sus piernas cedieron haciendo que tambaleara. Quiso luchar por contenerse pero no pudo, sus ojos se cerraron cuando cayó sedado en los brazos de sus captores.

—Lo quiero vivo y en una pieza —ordenó Namjoon. Su voz sonó fuerte viendo a Taehyung desmayado y alzó una ceja.
—Sáquenlo de aquí, yo me encargo de mover al experimento —dijo Kim Namjoon dándole una vista rápida a Jungkook.

Su asistente personal se había mantenido en una esquina, recargado en la pared como un espectador después de completar su parte del plan exitosamente.

—Profesor... —llamó Park— Jungkook sigue en observación, es peligroso sacarlo de aquí.

—Mírale la pierna, Park, el imbécil está sanando más rápido de lo que un humano normal debería, y no perderé la oportunidad de ver eso. No puedo esperar más tiempo.

—¿Cómo va a sacarlo sin que nos vean?

—Somos diez personas con bata blanca en un hospital —se burló— saldremos por la puerta grande.

Jimin sonrió satisfecho cuando se movió hacia la salida.

—¡Muchachos! Cambio de locación —dijo Jimin haciendo a todos moverse de puesto.

A plena luz del día y mientras dos de sus asistentes vestidos de civiles cargaron al castaño inconsciente para sacarlo por la parte posterior, liderados por Jimin hasta las camionetas negras que los esperaban.

Namjoon caminó con total seguridad detrás del resto de su equipo, quienes aún con camilla, oxígeno y ropa médica se atrevieron a movilizar a un inconsciente Jeon Jungkook por los pasillos del hospital.

En cámara lenta, sin levantar sospecha alguna de poseer el descubrimiento del siglo.

No parecía ser algo extraño, en un pueblo al que el gobierno no le daba muchos recursos, era común que los enfermos fueran trasladados a otras partes del estado.

Así que con total tranquilidad, se abrieron las dos puertas de la salida de emergencias por dónde empujaron la camilla de Jungkook seguido del generador que lo mantenía estable hasta llegar a una ambulancia cuyo chófer había sido reemplazado por alguien de su equipo.

Los motores se encendieron; desde una vista aérea se podría haber visto a las cinco camionetas negras que escoltaron a la ambulancia por la carretera, en donde los árboles desnudos y la nieve estaban de fondo.

Kilómetros que parecieron ser eternos para llegar a la base en el lago mientras cometían un gran error al ignorar el poder de su sujeto.

En una de las camionetas, al pasar un bache, el efecto de las drogas pareció disiparse poco a poco cuando la luz de la ventana chocó con la vista del Kim mayor.

Seokjin abrió los ojos, estaba desorientado y ah, sí, esposado y amordazado también aparentemente.

Yoongi estaba cerca de él pero permanecía aún inmóvil. Estaban en un vehículo que se movía veloz.

¿Cuánto tiempo había pasado? A juzgar por el cielo naranja de la tarde llegando al anochecer, solo un par de horas.

Vio el vidrio y pensó en qué tan difícil sería atravesarlo.; pero no podía dejar a su amigo allí. Así que tendría que deshacerse de sus custodios, o joderse en el intento.

Yoongi abrió los ojos ligeramente; Seokjin lo pateó para llamar su atención. A diferencia de sus manos sus pies estaban atados, no esposados.

Así que intentó acercarlos a las manos de Min y rogó a Dios que el chico entendiera el mensaje y le ayudara a zafarse.

Lo hizo y se movió un poco para llegar a él. El pelinegro estaba molesto y muy mareado así que esto debía funcionar o él mismo se iba a entregar con San Pedro para dejar de pasar estos momentos de mierda.

Con dificultad, se esforzó por llegar a los tobillos del otro para buscar quitarle el nudo, lo cual era difícil con una cuerda tan gruesa y una sola mano en la tarea.

Pero lo logró, justo a tiempo para el momento en el que les vieron por el retrovisor.

Seokjin tomó impulso para pasarse a los asientos de adelante del auto haciendo que el conductor y el copiloto se alarmaran cuando él pateó en la cara a alguno, no supo de cuál fue pero sabía que le dio en la nariz y que su espalda golpeó con el tablero.

Jimin estaba a cargo del castaño menor; su piloto seguía la ruta de la operación y él desde su asiento vio por el retrovisor para percatarse de la camioneta trasera zigzagueando en la carretera.

Encendió su radio para poder comunicarse.
—Bravo a Tango. ¿Todo en orden? —soltó el botón pero no obtuvo respuesta—. Tango, responda.

Seokjin había logrado sacarle las llaves al más débil y las lanzó hacia atrás.

Yoongi apenas podía moverse y aún así intentaba encontrar una llave para poder liberar sus brazos, a ciegas, porque estaban esposados detrás de su espalda.

Kim apenas logró ver los otros autos entre el copiloto y el piloto que intentaban sedarlo de nuevo pero era muy difícil ver algo cuando el chico lanzaba golpes en cualquier dirección con sus piernas a medio a atar e intentar no soltar el volante al mismo tiempo.

No faltaba mucho para llegar al laboratorio, sólo debían atravesar esa barrera y los rehenes serían trabajo de los militares que aún custodiaban el lugar.

Jimin suspiró porque estaba harto del tal Seokjin y le dió orden a su piloto de esperar a la otra unidad. Pero tenían problemas más serios que esos.

Su intercomunicador se encendió con un mensaje entrante:

—¡Alfa a todas las unidades, avanzar al punto, preparar área de contención!—Era el profesor, y su voz sonaba alterada—. ¡Alfa a Bravo, tenemos una mala reacción, repito, tenemos una mala reacción! Cambio.

Tic tac, y un poco de energía; el estruendo que resonó fue impresionante cuando las luces de los vehículos explotaron en medio de la carretera lanzando pequeños vidrios a su alrededor haciendo que los neumáticos  de los autos derraparan de la impresión y estos mismos comenzaran a fallar.

Jimin negó con la cabeza confundido. «¿Qué carajos?» pensó cuando las luces de la carretera parpadearon incesantemente estallando una a una sobre ellos mientras avanzaban.

—¡Bravo a todas las unidades, aléjense de la ambulancia, ya! —gritó Jimin, por el intercomunicador.

Volteó a la parte trasera donde Taehyung se encontraba, y maldijo mentalmente cuando lo tuvo que inyectar de nuevo para despertarlo.

Taehyung abrió los ojos exaltado y tomó aire por la boca respirando agitado, como desesperado cuando su pulso se aceleró y la cabeza le dolió como si se la martillaran.

—¿¡Qué mierda!? —gritó sin tener idea de qué sucedía.

—¡Las luces! ¿¡Qué sucede!? —le dijo Jimin esperando obtener una explicación.

Taehyung parecía perdido pero cuando vio a lo lejos como explotaban las lámparas de la carretera negó preocupado.

—Es la sobrecarga —murmuró—. Es malo, muy malo. Estamos jodidos.

Como Kim Namjoon dijo a Kim Taehyung, era importante prestar atención a los detalles. Así que cuando las luces de la ambulancia y la señal de radio se perdió definitivamente se inquietaron.

Namjoon negó repetidamente, el monitor al que había conectado a Jungkook comenzó a parpadear.

—Pero qué mierda... —masculló poniéndose de pie en el interior de la cabina.

Estaban demasiado cerca del lugar de origen, y como la teoría de Kim Taehyung decía, la energía del lago comenzó a repeler a Jungkook.

«—Profesor, tenemos un problema. » Namjoon escuchó decir a través de su propio radio pero la señal era débil y se cortó.

Jungkook en medio de su trance sentía que había vivido una vida entera alterna, y de hecho, así era.

Pero la corriente comenzó a quemarle y el dolor le hizo ser apenas consciente de esta realidad. Abrió los ojos enormemente mientras luchaba por respirar. 

Los músculos de su abdomen estaban rígidos al igual que sus piernas; le dolía el cuerpo entero por sus heridas y más aún por la corriente que intentaba alejarlo.

Namjoon se movió para evitar que se moviera pero sintió una leve descarga eléctrica cuando intentó tocarlo.

Entonces supo que esto ya no estaba dentro de su control.

La noche llegó, y las luces, no solo del condado mariposa, sino de toda California parpadearon como endemoniadas cuando la caravana de autos atravesó la malla de seguridad que rodeaba el bosque en cercanías del lago.

El primero en llegar fue el auto que tenía al rehén problemático que se negaba a ser sometido.

Los neumáticos de la camioneta derraparon ligeramente en la nieve al estacionarse. Pero las puertas se abrieron desde afuera, entonces, al equipo militar le importó una mierda cuando tomaron a Seokjin para lanzarlo hacia el suelo para apuntarle con un arma real después de darle un golpe en el estómago que le dejó sin aliento.

Agustus Min apenas comenzaba a recobrar la cabeza cuando también fue empujado fuera de la camioneta para hacerle arrodillar en medio de la nieve.

Seguido de ellos se aproximó la ambulancia y tres de los autos de los asistentes. Pero no podían hacer mucho, las puertas del vehículo se abrieron y los falsos enfermeros que acompañaban a Namjoon salieron veloces, como huyendo.

Kim estaba sudando, era el único que se había atrevido a tocar al Jeon. Pero sus guantes de látex no eran suficientes, dolía mucho estar cerca de él.

Por último, llegó la camioneta restante, en donde Park y su más importante herramienta se transportaban.

Porque en ese momento, de nada les servía tener a Jungkook sin los conocimientos que Taehyung tenía sobre él.

Taehyung estaba mareado y no sabía en dónde estaba; lo siguiente que supo fue que le tomaron del cuello para hacer que se moviera hasta donde sus amigos se encontraban.

Le dolió ver que a Seokjin le estaba sangrando la nariz por su culpa y la forma en la que la punta del arma de uno de los militares estaba en la espalda recta de Yoongi por haber intentado escapar.

El cielo nocturno lució como una gran pantalla; eran ajenos a saber el colapso que se vivía en la ciudad.

Kim no flaqueó, cuando le dieron un golpe para que se arrodillara lo hizo sin bajar la cabeza.

Se burló un poco de sí mismo; de haber sabido que acercarse a ese laboratorio le causaría tantos problemas, se lo hubiera pensado dos veces antes de hacerlo.

Analizó con cuidado la situación. Solo militares... ningún científico afuera.  Algo estaba mal.

Entre cerró los ojos viendo cómo el cabello de Seokjin se había esponjado; y era irónico, porque eso solo pasaba por la humedad o la estática.

Apretó los ojos uniendo todo, esto era malo.
Los daños de una una sobrecarga de tal magnitud eran casi imposibles de calcular.

El rubio de bata blanca y larga salió de entre la compuerta con una careta puesta, seguido del mayor.

—Niño, repite lo que dijiste antes —le ordenó Park a Taehyung.

—Causaron una sobrecarga, imbéciles —El castaño tenía un privilegio en este lugar, era el único que no estaba inmovilizado, así que no pudo evitar levantar el dedo medio en su dirección—. ¡Nos jodieron!

Casi inmediatamente los militares lo empujaron sobre la nieve para reducirlo al orden; pero al profesor no le importaban sus altanerías.

—Déjenlo hablar—dijo Namjoon haciendo que se alejaran de Taehyung—, el estabilizador, está perdiendo fuerza.

—¿Es que no lo entiende? Solo funciona como un canal, debe estar conectado a algo más que solo Jungkook. Además...

—¿Además de qué?

Taehyung pensó en si debería decir la verdad, pero estaba seguro del daño que la corriente le hacía a Jungkook, y no podía permitir eso.

—Tenemos que aislar a Jungkook o... su corriente hará colapsar todo el pueblo —dijo serio—. Es como una bomba, al explotar la carga será expansiva.

Namjoon asintió con la cabeza al entender al chico.

—Esos dos, enciérrenlos —dijo señalando a Seokjin y Min—. Niño listo, tú vienes conmigo —dijo dando la orden para que lo soltaran.

Dio un paso incierto al frente, volteó por unos instantes para ver a su hermano y amigo ser empujados por los militares para llevarlos hacia el interior del laboratorio.

Él no era un hombre precisamente libre tampoco, sabía que le estaban apuntando por la espalda.

—No intentes salirte con la tuya, o ellos pagan las consecuencias —dijo Jimin cuando se acercó a él y lo empujó para que se moviera rápido.

El club de los fenómenos se separó cuando fueron enviados en diferentes direcciones.

Seokjin regresó a la misma sala donde había estado encerrado meses antes pero ahora en compañía de Yoongi; y para asegurarse de que esta vez no huyera, le colocaron esposas en las manos y pies.

Cuando Taehyung apostó a que ese lugar era un laboratorio no se se había equivocado. Las paredes blancas y metálicas parecían cerrarse cuando entró empujado para que caminara siguiendo la espalda del desconocido frente a él.

Este sujeto sin nombre que aparentemente estaba tan desesperado como él.

Llegó hasta una habitación de vidrio desde la cual pudo observar a Jungkook en su interior con cables adheridos a la sien y el pecho, además de un tubo en la boca.

Se le revolvió el estómago cuando comenzó a sudar. El vidrio no dejaría salir por completo la energía de Jungkook pero eso solo la contenía, seguía en contacto con él.

«Lo está lastimando» pensó con enojo.

Volteó a ver hacia el frente, había un pequeño cuarto, atravesó las cortinas de plástico hasta entrar poco completo en el estéril lugar.

—¿Cómo lo detenemos? —dijo Namjoon al chico.

—Revirtiendo su corriente.

El moreno asintió, colocándose lo que para Taehyung era una especie de casco.

—Profesor —dijo uno de los ayudantes quién tomó un traje de caucho bastante extraño para ayudar al hombre a vestirse—. El voltaje sube.

—Lo sé, por eso está él aquí —respondió señalando al chico quién tragó pesadamente, no tenía ni una idea de qué esperaban que hiciera—. Denle un traje.

Pesaba; los guantes eran ásperos por dentro y la careta le hizo sentir que se asfixiaba cuando le ajustaron el casco a la cabeza, aún más cuando le cerraron el traje por la espalda.

Esto lo supera por mucho; tragó saliva y se armó de valor para dar el primer paso al frente cuando la entrada de la habitación que resguardaba a Jungkook se encontraba.

Las botas de su traje le hacían moverse lento, y todas las luces de alrededor se alteraron cuando entraron allí. El hombre al que llamaban "profesor" lo siguió observando con cautela sus movimientos.

—¡Estabilízalo! —le ordenó cuando se acercó al cuerpo del chico. Era la misma situación que en la piscina, pero a mayor escala.

—¡Es demasiada energía, es como si algo lo atrapara!

Namjoon se quedó callado unos segundos con el ceño fruncido; el lago lo repelía, pero algo volvía a hacerle entrar en tetanización.

Se movió rápidamente hacia el intercomunicador que daba hacia afuera.

—¡Apaguen las torres! —ordenó—. Bobinas fuera de funcionamiento, ¡Ya!

Taehyung asintió cuando vio todas las herramientas a su lado, tomó una pinza para poder sujetar unos cables pequeños que estaban adheridos a su pecho, hasta el generador que solo él sabía cómo utilizar.

El sonido punzante de la alerta le estresaba por lo fuerte y agudo que sonaba.

Quizás era demasiado obvio para explicarlo pero, el castaño comenzó a desvariar cuando encontró una salida diferente.

Había comenzado a extraer la energía a Jungkook para que pudiera acercarse al lago; al estar en el punto de origen, regresar a su tiempo sería mucho más fácil pero después descubrió que mientras más energía le quitaba, Jungkook parecía más feliz allí.

Y no sabría explicar si eran los recuerdos cambiantes, el calor humano o sus turbios experimentos lo que estaba haciendo que Jungkook deseara quedarse; pero no le importaba, él quería sentir que era suyo, y estaba completamente entregado a lograrlo.

Taehyung descubrió algo el día que lo entendió, algo que en alguna otra realidad descubrió mucho antes:

Kim Taehyung, era increíblemente egoísta y deseaba controlar la vida como cualquier otro humano.

Y es que, después de cientos de intentos, no encontró una forma de enviarlo de regreso, o bueno, no quería hacerlo.

Así que era igual de culpable que todos aquellos a su alrededor por desear que existiera una realidad diferente.

Habían dos paneles eléctricos cerca de los controles que la sala poseía, Taehyung encontró la forma de unir el generador  en medio de ellos y del muchacho antes de encenderlo por completo esperando que funcionara.

En ese momento, el condado entero se iluminó como si de un árbol de navidad se tratara cuando la electricidad se dirigió correctamente.

Negó con la cabeza, él no entendía mucho sobre el extraño experimento pero, sabía de sobra que algo estaba mal calculado.

Respiró agitado; le temblaban las manos y quería llorar. Soltó sus herramientas cuando la pantalla con el pulso de Jungkook pareció estable.

Le puso la mano en el pecho queriendo pedirle disculpas por no saber cómo salvarlo. Quería decirle que lo amaba, que tenía una solución pero no podía mentir.

La señal en el radar volvió a ser constante, y Namjoon entendió que efectivamente, el chico sabía controlarlo.

Namjoon se aproximó a él y le puso la mano en el hombro. Taehyung volteó a verlo sin importar que sus ojos estuvieran cristalizados cuando el mayor le dijo:

—Tenemos mucho que hablar.

El destino es un río, cuya corriente fluye siguiendo su caudal. A veces tranquilo, usualmente, peligroso.

A Kim Taehyung siempre le gustó pensar que en la vida había mucho por descubrir.

Le parecía tonto, pero en el fondo, siempre tuvo la esperanza de que su destino fluyera como la de los demás.

Y así quizás un día él también tendría lo que todo joven desea: libertad, amor y una oportunidad de descubrir las maravillas del mundo.

Cuando entendió que la libertad empezaba por aceptarse a sí mismo, lo demás comenzó a aparecer en cosas simples. Como... en las charlas sin sentido y ese sentimiento de  ser como un niño llegando al gran mundo adulto.

Pero esto no le servía de nada, al menos no en la posición en la que se encontraba.

Sentado dentro de la oficina del Profesor, pensó en que había subestimado mucho la capacidad de Jungkook para dañar a todos a su alrededor.

Había una fotografía suya pegada al tablero, al igual que una de sus amigos, Incluso sus padres y de varias personas del equipo de béisbol.

Namjoon encendió un cigarrillo mientras caminaba por la oficina; el experimento estaba contenido, y sus asistentes se encargaban de hacer una recopilación de los daños alrededor del pueblo.

—Entonces, Taehyung —le dijo, estaban igual de cansados—. La "sobrecarga" ¿Cómo sabías que sucedería?

—Su cuerpo funciona como una clase de pulso electromagnético, se expande y colapsa las cosas a su alrededor.

—¿En qué condiciones?

—Estrés, contacto con corriente externa. El tamaño de la onda expansiva depende mucho del nivel de electricidad al que se someta.

Namjoon se dio la vuelta y tomó el marcador de su escritorio para caminar hacia el pizarrón de la pared.

—La coraza de electricidad, hace que las corrientes externas reboten en sentido contrario —dijo haciendo un círculo y unas flechas que aparecían indicar 'hacia afuera"—. ¿Qué más?

—¿Qué es eso de "coraza"?

—La electricidad que rodea a Jungkook —dijo directo—. Lo protege.

Taehyung abrió los ojos, eso era lo que estaba adherido a su cerebro. Perose estaban equivocando y no estaba a su alrededor sino dentro de él.

—Necesito saber de qué se trata todo esto —dijo desafiante, no esperaba que el otro le contestara.

—Lo que ves aquí —le explicó—, es el proceso para la creación de un vórtice entre el espacio y el tiempo. Un...

—... Agujero de gusano —murmuró cuando una de sus teorías se confirmó.

Asintió. —Sabemos cómo contenerlo, cómo exponenciar su poder y hacer que la brecha se abra a voluntad pero el problema es que... no sabemos qué hay del otro lado ni tampoco controlar a sujeto de prueba.

Dudó por un segundo.
—Pero yo sí —dijo levantando la cabeza mientras buscaba una salida.

—Decir eso no te deja en una buena posición.

—Están demasiado equivocados —intentó explicar—. Su primer error fue traer a Jungkook aquí, casi lo matan y el segundo, los agujeros de gusano forman una curva, pero esta va en un solo sentido.

Namjoon estaba sobrio, y le pareció intrigante la forma en la que el chico aseguraba que estaba equivocado.

—Explícate —dijo extendiendo el marcador hacia Taehyung.

Esto era irreal pero ya no tenía mucho que perder. Siempre se preguntó qué tan lejos llegaría por conocimiento, y el límite parecía estar muy lejos de allí.

—No es complejo, es algo más lógico.  —Taehyung se acercó al pizarrón y realizó dos puntos en este, para luego trazar una línea entre ambos. —Aquí —realizó una curva del segundo al primero—. ¿Ve esta línea? Es el punto de origen. Estamos hablando de viajar en el tiempo.

—¿El origen de qué?

—No del experimento o de la llegada de Jungkook. Sino, de la creación del vórtice. Si lo que dice es verdad, él podría haber caído en el año tres mil en el y de todas formas habría terminado aquí. Un agujero de gusano solo puede volver al momento en que fue creado porque su trayectoria está limitada.

—¿Basándote en qué? —el chico respondía rápido, eso lo sorprendió.

—En que debería haber viajado a velocidad de la luz, pero eso lo habría llevado hacia el futuro.

—A menos que... vaya en sentido contrario —murmuró viendo al castaño.  Ese chico tenía más información de la que creyó, pero era algo positivo, había mucho de donde explotar.

—Puede que sea real, pero eso no significa que sepa controlarlo. Jamás podría dirigirlo a su antojo si sigue en esa dirección. Más masa, es igual a más peso y por lo tanto necesitaría más energía.

—¿Cómo es que entiendes todo eso? O bueno, ¿Por qué? ¿A dónde intentabas llegar?

Taehyung podría comenzar diciendo: "Resulta que... Conocí a un chico del futuro con problemas familiares que quería cambiar su vida."

Podría haberle explicado la forma en la que la realidad estaba cambiando.

Quizá por eso no le tenía miedo, o quizá porque  a Jungkook y su padrastro los dejaron entrar a pescar al lago lo que significaba que ese laboratorio en algún punto de la historia ya no existiría y por consecuente el experimento había fracasado.

Así que no se lo diría no iba a explicarle que estaban en una línea temporal diferente, iba a esperar.  Una de dos cosas: el experimento fracasa y todo seguirá como hasta ahora o funciona, y Jungkook nunca viajó en el tiempo.

Sí, eso podría causar una "paradoja del abuelo".

Eran un sin fin de posibles paradojas que le estaban atormentando. Pero eso no le impediría encontrar los detalles técnicos de esa investigación.

—Creo que estamos hablando en círculos, diga lo que tiene que decir de una vez.

Alzó una ceja. —...Pienso que podemos ayudarnos mutuamente.

—¿Qué? —Eso lo tomó por sorpresa.

—Te dejaré ver al sujeto y dejar a tus amigos en paz. Yo me quedo con él, y tú, y las personas que te importan podrían seguir con su vida tranquilamente. ¿Entraste al M.I.T. cierto, Taehyung?

—¿Quiere mis teorías, cierto? —le contestó casi con gracia.

La pregunta le sorprendió un poco; y Namjoon, quién ya había estudiado todos los movimientos del chico encontró la forma de manipularlo.

—Te robaste las mías desde el inicio, me parece lo justo —se jactó—. Además, no es como si no pudiera entrar a tu casa y darle la vuelta a todas las cosas hasta encontrar todo lo que descubriste.

—¿Piensa que dejaría por allí mis apuntes? Yo no soy como usted —se burló, su libreta y todos sus borradores secretos estaban seguros en otro lugar—. Ábrame la cabeza si quiere, pero no obtendrá nada.

—Entonces, negociemos tu cerebro. Tú me ayudas, yo te ayudo.

—¿Y para qué necesitaría su ayuda?

—Para enviar a tu querido Jungkook de regreso por donde vino, como si nunca hubiera salido del lago.

Taehyung se quedó callado de pronto. Hacer eso crearía una paradoja más grande, pero una en la que podía salvar a Jungkook.

—Miente, no sabe cómo hacer eso.

—Tengo el equipo, y con tus descubrimientos, todo lo necesario para recalcular la trayectoria. Él volvería a casa y yo entendería cómo funciona el vórtice, nadie sale herido.

—No puede prometer eso.

—Incluso si no, estar aquí ya lo ha lastimado mucho. ¿O no? Un colapso más y... perderíamos todos nuestros avances, o él podría morir.  Así que, ¿Qué dices?

—Quiero monitorearlo yo.

—¿Qué?

—La zona sur, cerca de la escuela, casi llegando al límite. Es la mejor zona para tenerlo en observación. 

—Tu casa —le dijo directo.

—Sí, mi casa. Durante el tiempo que tarde en reformular, yo me encargaré de él. Todo seguirá normal hasta el momento en el que sea seguro que regrese.

Taehyung tenía clara una cosa: ellos no tenían ni idea de la gran paradoja en la que estaban metidos. Y eso le gustaba, jugaba a su favor.

Y Namjoon no tenía una jodida idea de cómo regresarlo y no le importaba el chico pero parecer benevolente era la carta que tenía.

—Dejarte solo con el experimento no me parece sensato.

—Quiero al menos unos quince días.

—¿Para qué?

—Quiero —tragó saliva— quiero despedirme de él.

Taehyung no sabía que tanto habían descubierto; pero él tenía la teoría de que el organismo entero de su Jungkook funcionaba más rápido.

Recordaba un raspón que se hizo el chico cuando apenas lo conocía. Él anotó en su libreta que debía monitorearlo, y de hecho, lo hizo. Pero nunca tuvo con qué comparar sus datos hasta ahora.

Lo que normalmente debía sanar en cuatro o cinco días, sanó en un día y catorce horas aproximadamente. Así que si su teoría era correcta, la energía de sus células las reproducía a un mayor ritmo.

Pero no iba a explicarle eso, era su descubrimiento personal.

—Parece que tienes una especie de vínculo codependiente con él... —le dio la espalda para ver por la ventana—. ¿No te parece que es producto de la radiación?

—¿A qué se refiere?

— Esa "onda" que mencionaste antes. ¿No crees que te está haciendo daño? No lo sé, mareos, dolor... ¿Algo de ese estilo?

Taehyung se quedó callado. En realidad no tenía una respuesta para eso.

—No lo sé, pero si lo hiciera... terminaría en el momento que él regrese, ¿Cierto?

«O te estaría causando una reacción cancerígena, ¿Pero quién soy yo para decirlo?» pensó Namjoon.

—Sí, es probable

—Entonces, no veo ningún problema. Yo me encargo de cuidar de él y ustedes, de su vórtice. Es ganar-ganar.

Kim Namjoon lo meditó por unos minutos.
A él le servían un par de manos extras y el niño estaba desesperado.

Además, aún le faltaban muchos expedientes por revisar. Estando en el hospital había recabando los datos de todas las personas fallecidas en ese pueblo, si encontraba a lo más cercano que tenía a una familia, no habría desperdiciado millones de dólares en vano.

—Con una condición —dijo antes de darse la vuelta. ¿Cómo confiar en el chico? —No pueden dejar el pueblo.

—¿Piensa que intentaré escapar?

—Es lo más lógico. Pero, en el momento en el que la energía de Jungkook salga del radar del pueblo, le daré la orden a los francotiradores de atacar.

—Oh, claro. Vigilancia en los límites de la ciudad, un clásico.

—De hecho, afuera de tu casa. Así que, ustedes huyen, y yo le disparo a tu hermano, tus padres, ¿Quién falta? ¿Tu amigo? No lo sé, quién sea. ¿Te parece justo?

Taehyung tragó saliva pesadamente. Solo quería tomar al chico que amaba y abrazarlo fuerte, y si este era el camino para hacerlo, iba a tomarlo.

—Si se atreve a lastimarlos, quién se pondrá una bala en la cabeza seré yo. Y usted, su equipo y toda su investigación de mierda se joden.

—¿Así de valioso crees que eres?

—Así de valioso es lo que sé.

El profesor extendió la mano frente a él. Y el castaño la tomó para estrecharla cuando se sentó a la orilla del abismo mental en donde siempre estaba.

—Tienes mi palabra, Kim.

...

La ley de Talión dicta que las cosas deben ser ojo por ojo, y diente por diente; así que Jimin estaba divirtiéndose mucho viendo a los dos menores colgar de cabeza dentro de la sala de de interrogatorio.

Inicialmente estaban en el suelo, pero pensó que le faltaba creatividad a su secuestro.

Así que verlos pendular con los ojos vendados, y los pies sujetados al techo mientras lo maldecían le estaba haciendo mucha gracia.

Se puso su equipo de seguridad correctamente antes de entrar, solo en caso de que tuvieran energía adherida.

—A ver, a ver, niños —dijo—. En vista de que no tienen nada de experiencia secuestrando, díganme, ¿Qué tal les pareció todo?

Sarcástico, burlándose de ellos por lo fácil que habían caído esta vez.

—Te daría un ocho por tu creatividad —dijo Yoongi, ya tenía dormidos los brazos. Park lo empujó haciendo que se balanceara un poco haciendo aumentar el dolor de su cuerpo colgante—. Pero te mereces un cinco por no hacer tu propio trabajo.

—¿Te quieres dormir otra vez?

—Hazlo, por favor, mi boca es la única parte de mi cuerpo que no está entumecida ya.

Jimin no entendía porqué no le tenían miedo, Seokjin llevaba media hora intentando alcanzar con sus brazos la cadena que sostenía y el otro estaba hablando demasiado.

Su única tarea por el momento era vigilarlos, y esto se estaba volviendo tedioso. Así que decidió quitarles la venda de los ojos.

Ambos los apretaron cuando la luz de la sala los golpeó. Estaban de cabeza y lo primero que vieron fueron las piernas de la sombra que los seguía.

Ninguno de los dos se lo esperaba pero el primero en recibir un golpe en el abdomen fue Seokjin.

Ya estaba lo suficientemente golpeado pero eso no era impedimento para que Jimin pudiera desquitarse.

—¿¡Qué mierda te pasa!? —gruñó cuando ni siquiera podía compungirse de dolor.

—Tenemos algo pendiente —le respondió dándole uno ahora en el rostro que le partió el labio y una bofetada que sonó fuerte..

—¡Déjanos ir! —le gritó Min agitándose—. ¡No lo toques!

Jimin volteó hacia él.
—No te preocupes, también hay para ti —dijo antes de levantar la pierna para patearlo en el estómago—. ¿O crees que debería cortarte un dedo en algo?

Yoongi entendió a qué se refería, apenas pudo recobrar el aliento e intentó hablar.

—Oye, amigo. Creo que en el secuestro anterior todos dijimos cosas que no sentíamos. 

—¿Estás jodiéndome?

—¿Qué te parece si empezamos de nuevo? Tú nos bajas, nosotros nos disculpamos, nos borran la memoria como en los cómics y nos dejan ir. ¿Te parece?

La sangre de la boca de Seokjin se le había corrido hacia la frente.
—¿Podrías dejar de hablar con él secuestrador?

—Creo que estoy logrando algo aquí, cállate —Jimin rodó los ojos y le dio un golpe en la garganta a Yoongi para que se ahogara.

Cuando la gota de sangre de Seokjin se deslizó por su cabeza hasta caer, el castaño notó que el piso estaba recubierto.

—¿El suelo tiene plástico? —murmuró Jin.

—No soy un sádico ni nada, no quisiera tener que matarlos. Pero son peso muerto y no tenemos tiempo para lidiar con esto.

—¿Qué hicieron con mi hermano? —dijo temiendo lo peor.

—No lo sé, no está dentro de mi jurisdicción.

—¿Tú solo te encargas de los raptos fallidos? —cuestionó Yoongi a su lado ganándose otra patada y una mordaza.

—Ustedes dos son un problema —dijo antes de darles la espalda para salir de la sala  y volver a encerrarlos.

Las luces se apagaron y ambos se clavaron en el desconcierto. Ninguno entendía a totalidad la situación pero sin duda no era la forma en la que esperaban pasar el inicio de la nevada.

Seokjin creía en el destino siempre lo hizo pero justo en ese momento creyó que a lo mejor estaba destinado a morir en el anonimato.

No sabía si realmente iban a hacerles daño pero no quería morir siendo cobarde. Así que aclaró la garganta y cerró los ojos antes de comenzar a hablar:

—Oye, en caso de que nos maten hay algo que quiero que sepas —dijo Seokjin a sabiendas de que el otro no le contestaría—. Yo te quise —murmuró— más de lo que quisiera admitir.

April Min cerró los ojos porque quisiera no haber escuchado  eso, y  hubiera querido contestarle con un:
«¿Entonces por qué no me dejaste hacer lo mismo?»

El castaño quiso seguir hablando pero el sonido de la cadena desenrollando resonó acompañado de un golpe secó y un quejido de dolor. Habían bajado a Seokjin.

Tras unos minutos hicieron lo mismo con el otro chico, cuyo rostro chocó directamente con el suelo.

Cuatro personas entraron para levantarlos, pese a lo apaleados que estaban los hicieron caminar afuera de la sala mientras lo sujetaban ellos... ¿Los estaban dejando ir?

Taehyung les vio con pesar desde el pasillo mientras los llevaban a una de las camionetas, y es que todo era tan extraño que no podían ni detenerse a pensar.

—Los llevarán a casa —dijo Taehyung, su mirada estaba perdida—. No intenten nada estúpido, por favor...

Namjoon había dado la orden de llevarlos a ambos a casa, y de dejarlos al margen de esto a cambio de algo tan exquisito como la mente del castaño que se quedó con ellos esa noche en el laboratorio.

Justo como el profesor prometió, y en contra de la voluntad de su asistente; la camioneta negra los dejó a ambos en la esquina de la calle de sus casas en medio de lo que fue la primera gran nevada de diciembre.

Seokjin tenía demasiado miedo de estar solo, y muy golpeado como para entrar así a su casa.

Así que terminó de polizón en la habitación de April Min después de que se curaran los golpes mutuamente en la madrugada hasta quedarse dormidos.

Y Kim Taehyung, se encargó de regresar a Jungkook al lugar a donde ahora pertenecía, su habitación, con la diferencia de que no regresó solo.

Nunca había tenido tanto equipo o herramientas para trabajar pero los ayudantes de laboratorio le obedecían cuando les dijo qué hacer.

Se sintió tan culpable.  Tuvieron que sedar a sus padres para poder trabajar tranquilos, así que cuando entró por esa habitación y los vio dormidos juntos tan plácidamente intentó convencerse de que era necesario.

Así que él solo observó a los trabajadores del laboratorio unir su máquina a los fusibles de la casa en caso de que Jungkook volviera a tener una sobrecarga mientras lo monitoreaba.

La habían reestructurado, ahora parecía una antena parabólica pequeña.

Namjoon se encargó de que todo luciera natural, esa era su especialidad.

Dejaron a Jungkook sobre la cama del castaño, y le colocaron suero, además de revisarle la herida de la pierna antes de dejarla un poco más elevada.

La tuvieron que enyesar. Su carne sanaba rápido, pero no podían decir lo mismo de su hueso, no aún.

Cuando Taehyung vio que su palabra se cumplía, tomó de su escritorio la carpeta que le pertenecía a Namjoon y se la devolvió.

El moreno le puso la mano en el hombro complacido. Sin saber que las anotaciones que Taehyung le hizo eran pocas a comparación de la gran cantidad de apuntes y dibujos que había recabando en su propia libreta.

Pero confesar la existencia de la misma sería muy poco inteligente de su parte.

Así que solo bajó la cabeza, como si estuviera derrotado cuando el sol comenzaba a salir.

Esa madrugada en específico, cuando todo volvió a su lugar después de un gran colapsó, Kim Taehyung se sentó en la alfombra de su habitación a llorar.

Era inteligente, pero también un joven atado de manos en la orilla de un abismo en el que saltar iba a matarlo y quedarse allí también.

Taehyung estuvo presente cuando los primeros rayos de sol atravesaron la ventana, veía al techo, mientras el pecho le dolía.

Escuchó un leve quejido y se levantó para ver a Jungkook removiéndose en la cama. Se sentó en esta para ver al pelinegro y sonreírle a esos ojos somnolientos, oscuros y tan enormes que adoraba con cada parte de su alma.

—Súper estrella... —le acarició la mejilla—. Despertaste.

—¿Dónde estoy? —dijo adolorido cuando apenas logró abrir los ojos.

—California, 1986, mi cama —le respondió Taehyung con cierto pesar.

—Creí que era una repostería... —su voz se arrastró cuando le sonrió apenas—. Porque eres todo un pastelito.

Kim le pasó la mano por la cabeza para peinar con delicadeza su cabello, enternecido. Parecía que estaba cuerdo.

—Parece que alguien se despertó feliz —dijo un poco más aliviado—. ¿Cómo te sientes?

—Me duele... ¿Qué fue lo que sucedió?

—Tuviste un accidente, estuviste en el hospital por días. —Se le hizo un nudo en la garganta—. Te lastimaste la pierna.

Jungkook volteó hacia su yeso.
—Mi... pierna —dijo confundido—. ¿Cómo? ¿Por qué me accidenté?

—Quisiste salvar a tu madre, el auto no funcionaba.

Jungkook parpadeó incrédulo. Estaba perdido entre los recuerdos de la realidad a la que fue, la segunda y la que le había contado a Taehyung, es decir, la original.

—Salvar a mi... ¿Madre? ¿De qué?

—El choque, la seguiste al aeropuerto, sabías que se accidentaría.

—No, no... yo, no... —le dolía el estómago, había un espacio vacío en su cerebro que no podía llenar. —Eso no fue lo que pasó...

—Jungkook —dijo y se puso de pie—. ¿Por qué no dejaste que Seokjin la siguiera?

La razones eran evidentes, y es que el Seokjin adulto se sentó en el pórtico alguna vez para contarle a Jungkook la forma tan desastrosa en la que su pierna terminó atrapada entre el los destrozos del auto por seguir a su madre.

Solo que ahora, ya no lo sabía.

—No lo sé —murmuró.

El corazón de Taehyung se aceleró.
—Seokjin, en el futuro. Dijiste que su pierna, dijiste que yo... —se quedó callado cuando fue incapaz de continuar.

—Taehyung, me estás asustando. No entiendo que sucede.

—Jungkook, ¿Qué pasará después de que yo cumpla dieciocho?

—¿Nos mudamos juntos?

Su corazón casi se detuvo por la impresión. Y Jungkook no entendió porqué comenzó a llorar cuando se aproximó para abrazarlo.

—Jamás sucedió —murmuró Taehyung contra su cuello.

Jungkook se removió un poco a causa del dolor. Él no lo sabía pero había hecho girar la ruleta de papeles en sentido contrario.

—¿Qué cosa?

—Ya no importa —dijo temblando sin saber si era emoción o pánico.

En la zona sur del Condado Mariposa, casi llegando al límite de la ciudad, en una casa que necesitaba pintura y en donde nunca había agua caliente. Kim Taehyung, quién ya le había vendido su alma al gobierno, se inclinó para besar con delicadeza al confundido viajero del tiempo quién no entendió absolutamente nada de lo que pasó a su alrededor.

Mientras en las afueras de esta, el equipo de encubierto del laboratorio se encargó de colocar nuevas cámaras en el perímetro, y de mantener vigilado el sector entero.

Taehyung lo sabía, y estaba convencido de que lo que había en el techo de una casa vecina no era un mirón sino un francotirador pero no le interesaba.

Estaba jodido, sí, pero al menos podía dar por cancelada su muerte.

19 días antes de.














Algunas personas no me siguen en twitter. Así que aquí les dejo el contenido que dejé allí hace algunas semanas.

Kim Seokjin y April Min en secundaria.





@incompletelyrcs /twitter ;) no olviden seguirme.

Manténgase con vida. J.S.

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