Capítulo Cuatro
04.
Julio, 2019.
Jungkook jugaba constantemente con el cable de sus audífonos. En ese momento eran su posesión más preciada, aquello que le mantenía totalmente ajeno a la conversación empalagosa de su madre y su idiota en el auto.
El parloteo incesante le irritaba; nunca fue particularmente conversador, o genuino para entablar una charla con ellos. Se sentía hostigado por ser el foco de atención, como si ambos intentaran acercarse a él por la fuerza por lo que prefería mantenerse distante.
Y no, Jungkook no tenía intenciones de hablar con ninguno de los dos. Así que la música en sus audífonos era lo único que lo separaba de una conversación completamente incómoda.
O al menos así fue hasta que tiró con demasiada fuerza del delgado cable cuando el auto pasó por un bache, destruyendo así el último tesoro que poseía.
Se quitó ambos auriculares molesto y se cruzó de brazos mientras veía por la ventana. El camión de la mudanza les seguía el paso y él simplemente esperaba que los próximos meses hasta su cumpleaños pasaran veloces.
-Lo único que recuerdo completamente es que tenías una camisa roja, y que te golpeaste la cabeza.
-¿Cómo es que recuerdas el color de mi camisa y no mi declaración? Eres demasiado cruel. -Seokjin sonrió para ella.
-Lo recuerdo porque derramaste media lata de refresco sobre ti. Y porque después de que me diste tu chaqueta, esa fue la única imagen mental que tuve.
Jungkook se mordió la lengua. Estaba comenzando a hartarse de tanta demostración de afecto, quizás porque estaba celoso, o quizá solo porque era demasiado antipático.
-Sabes, te eché mucho de menos, Sunhee -dijo sincero sin apartar la mirada del camino, su voz se tornó seria-. Por mucho tiempo regresé a ese mirador pensando en que las cosas hubiesen sido distintas si yo hubiese llegado a tiempo.
-Seokjin -llevó una mano a su hombro-, se supone que este debe ser un momento feliz, en donde yo me burlo de ti por besarme y llenarte la ropa de refresco barato. El pasado está atrás, déjalo ir.
-Lo arruiné, ¿Cierto? Entonces y ahora también. -Ladeó la cabeza.
-Sí, pero de una forma muy encantadora.
-Eso me hace sentir un poco mejor.
-Fue un gran momento para mí. El cielo de esa noche era verdaderamente hermoso.
-No lo recuerdo, no estaba prestando atención al cielo.
-¿Ah, no?
-No. Estaba viéndote a ti.
Su madre reía. Era el único sonido que le interesaba, el único en que intentaba concentrar su mente al ver por la ventana.
Sus palabras eran dulces; se veían completamente perdidos en el otro. Y Jungkook solo podía presionar su estómago con ambos brazos, como intentando envolverse a sí mismo, sin entender a su totalidad qué era lo que le hacía sentirse así de desplazado.
Seokjin notó su expresión, fijándose a través del retrovisor en el chico sin audífonos que había estado escuchando su conversación y cuya cara larga era probablemente su culpa.
Aclaró su garganta, y dándole una mirada rápida a su esposa cambió de tema para intentar incluir al chico en la conversación.
-Escuché que los festivales de música en la ciudad son espectaculares. No creerás la cantidad de artistas que se han presentado aquí. Es algo de otro mundo.
-Oh, eso suena interesante. ¿No es así, Jungkook?
-Supongo que sí. -Su rostro se mantuvo estático, ni siquiera se inmutó para responder. Al pelinegro no podía importarle menos los intentos de los mayores por llegar a él.
Seokjin se rascó el cuello frustrado. Tener un hijo adolescente era más complicado de lo que creyó.
El viaje continuó estancado en un silencio incómodo hasta llegar a su destino, una casa moderna en un suburbio al sur de California. El personal de la mudanza comenzó con su tarea al desmantelar su mobiliario dentro del camión para acomodarlo perfectamente en la casa cuando finalmente estuvieron frente a ella.
Jungkook suspiró al entrar. Las paredes tenían ese peculiar aroma a nuevo y reluciente, era un lindo lugar, pero el chico se sentía como un extraño dentro de lo que era ahora su nueva casa.
Jungkook eligió la primera habitación; al fin solo, se acostó en el piso de la alcoba desnuda y respiró con fuerza. No le importaba el alboroto en el exterior, simple quería estar tranquilo. Pero aparentemente, eso era imposible.
Tiempo después Seokjin entró deliberadamente y se acuclilló frente a él tocando su frente.
-¿¡Qué demonios!? -vociferó cansado, abrió los ojos para confrontarlo.
-Para ti -dijo extendiendo una caja sellada, con una cara de plástico transparente que dejaba a la vista un par de audífonos nuevos.
-¿Cómo sabías que...?
-Me importas más de lo que piensas, Jungkook -dijo sonriente-, yo no soy el villano de tu historia.
Los aceptó. -Gracias...
Seokjin sonrió gustoso. -Baja a cenar, compré comida china para pasar el rato mientras termina todo el ajetreo de la mudanza.
-Yo no...
-Ordené arroz y zanahoria para ti. No hay nada de lo que debas preocuparte. Ven, tu madre nos está esperando.
Jungkook asintió con una sonrisa; pues por un segundo, su enemigo no parecía ser tan malo.
...
1986.
137 días antes de.
-Entonces, Jungkook. ¿Cómo están tus padres? -preguntó el hombre con poco cabello viéndole directamente.
-Papá probablemente esté con dos veinteañeras en un club y mamá viendo la misma película del perro que llora.
Los mayores se vieron preocupados entre sí.
-Jungkook es muy dramático... -dijo Taehyung intentando disimular sus palabras y lanzándole una mirada desaprobatoria. Sus padres eran personas mayores y bastante sensibles cuando de familia se trataba.
-Han tenido mejores ratos, pero todo de maravilla -mintió mientras disfrutaba de cada segundo en que el puré de patatas de la señora Kim de deslizaba lento por su lengua, porque no, ni soñando tocaría la carne en su plato.
Era viernes, la familia de Taehyung se había reunido para cenar. El padre de los muchachos estaba sentado a la cabeza de la mesa con su esposa a su lado izquierdo, Seokjin al otro lado, junto a Taehyung. Y Jungkook, bueno, al frente de los hermanos y siendo el blanco de los toqueteos de mejillas de la señora Kim.
-No imagino lo mucho que tu madre debe estar extrañándote -habló la mujer.
-No lo sé, no es como si yo le importara mucho en realidad. Entre papá con sus apuestas, y mamá con su novio creo que tengo más atención de mi perro que de ellos.
Taehyung se atragantó. ¿Qué acaso el chico no tenía filtro? Joder, la prudencia era un valor que evidentemente necesitaba conocer.
-Él está jugando -dijo riéndose nerviosamente-. Le gusta bromear con eso, es un gran actor...
-Oh, ¿Ahora también actúas? ¿Qué otra cosa tienes escondida debajo de esa fachada, eh, Jungkook? -Seokjin le veía intrigado, había algo en él que le hacía dudar. Su repentina aparición y sus dotes talentosos eran demasiado convenientes para ser normales.
-Veinte centímetros a diferencia de ti.
-¡Jungkook! -dijo Taehyung, dándole una patada debajo de la mesa. Y aunque el dolor punzante en su pierna llegó hasta su espalda fingió sonreír.
El castaño mayor estuvo a punto de contraatacar cuando fue interrumpido por su madre.
-Muchachos, tranquilos. Dejen sus juegos para otro momento y disfruten la cena.
-¡No, mujer! Yo quiero verlos pelear -dijo su padre.
-Tú eres un viejo problemático, quieres ver pelear a todo el mundo.
-Escuché que rompiste el record de Seokjin hace unos días, te admiro, Jungkook. Tienes mi respeto.
-¡Papá!
-Debiste ver su cara -intervino Taehyung-, fue lo mejor que vi en años. Me llenó de vida, gracias por eso.
-¿Fue mejor que cuando se arruinó su secador para el cabello? -Sí, su madre se había unido al acoso familiar conjunto.
-Mil veces mejor -dijo el menor y los cuatro comenzaron a reír a su alrededor.
-No le veo lo gracioso. -Seokjin clavó su tenedor en un trozo de zanahoria que fue víctima de su enojo.
-Obviamente no puedes verlo, hijo. El chiste está en tu rostro.
-Oh, vamos, papá. ¿Por qué recibo todas las burlas? ¿Qué hay de Taehyung?
-Primero porque Taehyung ya está acostumbrado a que nos riamos de él, y segundo, porque es mucho más gracioso verte enojar a ti que a él.
-Además, los viernes son noches de molestar a Seokjin -le apoyó su esposa tomando su mano sobre la mesa-. Lo siento, hijo.
Jungkook intentaba no reírse de los señores Kim, pero demonios, la pareja era una broma andante. Tan únicos, y llenos de mutua devoción que hasta era cómica. Con un vínculo entre ambos alimentado por la risa y la diversión, esa era su unión.
Como si ambos se complementaran tan bien que casi podía palparse su complicidad en el aire. Algo sobre ellos encandilaba a Jungkook, pues se trataba de eso que nunca vio en sus padres.
Bajó la cabeza, aún entre todas las risas que había provocado volviéndose distante a ellas.
Taehyung notó la forma en la que pareció absorto en su plato de pronto. No era la primera vez que pasaba, en un principio creyó que podía tratarse de un efecto colateral del cambio de espacio; pero ahora, creía que se trataba de algo más, algo sentimental.
Volvió levantar su pierna y ahora lento, le dio un pequeño toque para llamar su atención.
Jungkook enfocó su vista en él, chocando con una sonrisa de aliento que ni siquiera él sabía que necesitaba. Jugando un poco con sus pies, hasta que consiguió copiar su leve sonreír para salir del nefasto lugar a donde su mente le llevó por unos instantes.
Estaban equivocados; el rostro de Taehyung era mucho más hermoso de lo que ellos creían. O al menos esa era la humilde opinión que tenía al verlo sonreír.
Ambos reaccionaron a su alrededor cuando el sonido de un tenedor y un plato resonó al juntarse. Seokjin ya no estaba en la mesa. Los señores Kim reían amenos mientras comenzaban a levantar los platos.
-¿A dónde fue todo el mundo? -Taehyung volteó a ver el lugar vacío de su hermano junto a él.
-Nosotros seguimos aquí, mocoso -dijo su padre comiendo un pudín desde la puerta de la cocina.
-Me refería a Seokjin.
-Ah -cerró los ojos para lamer la cuchara-, no sabía que él era "todo el mundo".
-Se cree el centro del universo así que digamos que sí -se burló Jungkook ganándose una palmada en el hombro por parte del mayor de los tres.
-Me agrada este muchacho -dijo conteniendo las ganas de reír.
Taehyung sonrió consciente de lo único que era ver a su padre hacer bromas malas con Jungkook, y hablar con su madre sobre los beneficios de una dieta sin carne mientras ayudaba a fregar los platos. Algo extrañamente adorable.
Y jungkook, simplemente disfrutaba mucho de estar allí. Olvidando ligeramente que en realidad no pertenecía a ese lugar.
La cena terminó. Esa casa tenía una habitación de huéspedes, pero en realidad, la forma en la que la lámpara parpadeaba acorde con a los ronquidos de Jungkook era preocupante. Así que, después de asaltar el clóset de Seokjin, bajar un antiguo colchón de su vieja litera del ático, y disimular al electroimbécil, decidieron (Taehyung ordenó) ser compañeros de habitación.
Ambos se despidieron de los mayores, y subieron al segundo piso. Taehyung intentaba no perder la paciencia ante la necesidad de tener que compartir su espacio, le dejó tomar a Jungkook una camiseta del buró cuando entraron a su habitación, para luego despojarse de su ropa diaria, anhelando descansar de un pesado día de investigación y experimentación sin avances, por cierto, estaban estancados.
Jungkook veía con curiosidad a Taehyung mientras se colocaba su pijama de franela alborotando las hebras de su cabello al sacarse la camisa.
Tenía demasiada información en sus manos. Y por un momento pensó en las limitaciones de su frágil y mal calculado plan. Entonces divagó, se mantuvo callado pensando en lo bien que le vendría a Taehyung un cambio de talla; quizá con una talla menos su cuerpo sería visible para todos. O no.
Pasos invadieron las escaleras cuando Seokjin apareció abriendo la puerta de la habitación de repente, redireccionado su atención.
-Saldré. Necesito que me ayudes a abrir el garaje cuando regrese, Taehyung. -Su joven padrastro apareció con su chaqueta de mezclilla favorita y las llaves del auto en la mano.
-Papá te ha dicho cientos de veces que no deberías usar el auto. Es peligroso que lo uses cuando no funciona del todo bien. -El castaño sonaba ambiguo con aquellas palabras.
-No es nada que cinta y dedicación no puedan arreglar.
-¿Y a dónde se supone que vas a esta hora?
Jungkook se esforzó por escuchar la conversación sin parecer más metiche de lo que ya era fingiendo esponjar su almohada.
-A una fiesta. Si todo sale bien, directo al mirador con el auto y la chica.
-Eres asqueroso.
-Vamos, no seas anticuado. Como sea, me están esperando, así que... te veo luego -terminó saliendo de su habitación, volviendo a dejarlos solos.
-Seokjin no tiene arreglo -masculló Taehyung.
-Es un idiota, ¿Qué esperabas?
El pelinegro rodó los ojos, indignado de que el Seokjin que no lo dejó ir a la playa con sus amigos fuese el mismo que salía de su casa casi a media noche. Pero entonces, algo se encendió llegando a él como un recuerdo.
Semanas después a la boda de su madre con Seokjin habían pasado horas hablando del mirador, y de su romántica historia.
Todo el universo pareció gritarle "no". Pero Jungkook, en su infinita gracia dijo: "¡Oh, sí! Claro que sí".
Las respuestas estaban allí en su memoria. Cada maldita experiencia entre ellos estaba allí, en su cabeza, sólo tenía que manipular cada una, y esta era una de las más importantes.
"La noche que nos besamos en el mirador".
¡Tenía que intentarlo! Si ellos no estaban juntos, él podría regresar... O algo así. Sí, digamos que algo así.
Seokjin salió esa noche perfectamente vestido con la camisa roja que su madre dijo recordar con total certeza. Él tenía una cita, era "la cita" que inició todo.
Jungkook tenía una gran oportunidad frente a él. Y no iba a desaprovecharla.
Se levantó apresurado del colchón que Taehyung consiguió para que dejase de dormir en el suelo, y buscó sus zapatos por el piso. Sí, esos que había traído con él desde el futuro.
-¿Jungkook? ¿Qué te pasa? -El castaño le vio consternado ante su repentina descarga de emoción.
-Vuelve a vestirte. Pasará algo importante; estoy completamente seguro de que Seokjin besará a mi madre hoy. Así que vamos, levántate.
-¿Perdón?
-Digo que será mejor que te arregles, porque iremos de fiesta.
-¿Qué demonios, Jungkook? Es casi medianoche. Mis padres me matarán si descubren que salimos.
-Lo sé, así que deja de hacer ruido. -Jeon abrió el armario, y escogió de el la camisa más ajustada que encontró, además de unos pantalones oscuros.
-¡Es una fiesta del equipo! Yo no tengo nada que hacer allí, Jungkook. Además de que probablemente Seokjin también me mataría si nos ve.
-Yo soy parte del equipo, ¿Recuerdas? No pasará nada.
-Oh, sí. Marty Mcfly de pacotilla, estás jugando béisbol con la línea temporal.
-¿Ya existe esa película?
-¡Sí, tonto! -Pasó una mano por su cabello-. ¿¡Qué haces con mi ropa!? -dijo al ver a Jungkook rasgando las mangas de la pobre prenda.
-Desnudate.
-¿¡Qué!?
—Sí, vamos a salir. Cámbiate de ropa.
—Ah... ¿No tienes nada de tacto para hablar, cierto? —Agitó la cabeza con desagrado—. Como sea, esto es mala idea. No me sorprende que quieras intentarlo; pero sigue siendo mala idea.
-Está claro que no sabes cómo funcionan las cosas en el mundo de los imbéciles.
-Sí que lo sé. Ellos me prohibieron acercarme a sus fiestas. ¡Soy un marginado! Soy raro, no pertenezco allí. ¿Está bien? Entiendo que quieras mejorar tu futuro, pero no puedo ayudarte más que esto.
-¿A qué le tienes miedo, Taehyung? ¿A un montón de cabezas huecas con chaqueta deportiva?
El chico bajó la cabeza, evadiendo la mirada de Jungkook. Tragó cuando su sombra le eclipsó, estando de pronto de pie frente a él.
-No les temo; pero ellos... no suelen ser muy amables conmigo que digamos. Yo...
-Le temes al rechazo, ¿No es así? -Deslizó un brazo hasta llegar a su mandíbula, levantando esta ligeramente para obligarlo a verle.
-Van a golpearme. No importa cuánto quiera ir, dijeron que no me acercara. No tienes ni idea de...
-Quizá no. Pero escucha, no puedes dejar que personas como ellos te traten como basura solo porque se les antoja. Los tipos así solos son rudos de palabras, y solo lo son hasta que eres lo suficientemente valiente como para detener sus abusos.
-Crees que yo podría...
-Sé que puedes, Taehyung. Así que vas a vestirte y vamos a ir a la maldita fiesta porque ni ellos ni nadie van a decirnos qué hacer.
-Tú estás diciéndome qué hacer... -Jungkook lo vio molesto-. Bien. Solo espero que esto no se salga de control.
-No lo hará, confía en mí. -Le lanzó la camisa mutilada-. Ahora déjame arréglate un poco, y serás un joven Johnny Depp esta noche.
-Técnicamente él es joven justo ahora.
-Bien, serás un Johnny Depp actual entonces.
-Estás loco. -Jungkook llevó ambas manos al rostro del chico para despojarlo de sus anteojos retirando el primer botón de su pijama.
-Aún no has visto nada.
De la inseguridad y de sus leves toques, la curiosidad que obtuvo al verlo desvestirse le hizo desvariar. Cuando el centrado castaño se evaporó en sus manos, siendo reemplazado por un espécimen distinto, uno casi tan agresivo como provocador.
Ambos salieron de esa casa con una misión y la motivación que no tardó en opacar las luces por donde caminaban.
Taehyung les guió hasta su destino; la cantidad de personas dentro de la propiedad era impresionante. Lucía más como una bodega que como una casa por lo accesible y simple que era.
-Esto es abrumador... -dijo el castaño cuando se acercaron.
-Vaya, parece que no hay época para beber sin identificación, ni para bailar tan horriblemente.
-Jungkook -tiró de su brazo para evitar que se alejara-, aún no estoy muy seguro de esto.
-¡Oh, por favor! ¡Te ves demasiado bien! Solo disfruta el ambiente mientras yo me encargo de mi destino.
-¿Piensas que luzco bien?
-Creeme, Taehyung. Eres mucho más atractivo que cualquiera de los chicos aquí, claro que esa es mi opinión. Eres guapo, acéptalo de una vez, ¿Quieres?
-Gracias... supongo. -¿Sería acaso que su cerebro se había dañado en el viaje?
-Venga, entremos.
La música resonaba estridente, como si la ecualización fuese deficiente. Y las luces de colores que decoraban el espacio parpadeaban a destiempo con el bajo.
-Maldición, si van a tener a Madonna sonando toda la noche esto será más difícil de lo que pensé -dijo Taehyung adentrándose entre la multitud y arrugando el gesto con desagrado.
Jungkook levantaba la cabeza para intentar ubicar a Seokjin.
-Hay que separarnos. -Volteó a ver a Kim, sin siquiera prestarle atención a sus quejas.
—En las películas de terror, todos mueren por separarse. ¿Eso no te da al menos una idea de lo peligroso que es que el idiota del futuro ande solo por allí?
—No es una película de terror, parece más una serie para adolescentes, así que estaremos bien.
—¿Qué?
—Olvidalo, solo me estoy burlando de ti.
—Oh, dios. Adopté a un loco rabioso que se cree comediante —dijo Taehyung en voz baja mientras negaba. Jeon realmente parecía tener la capacidad de exasperar a todos.
«Este imbécil» pensó Taehyung. Alguna vez creyó que en el futuro todo estaría más avanzado; pero ver al idiota junto a él le hizo saber que en lo único que la sociedad evoluciona es en traumas, aparentemente.
-Tenemos que encontrarlos. Tú derecha, yo izquierda. ¿Está bien? Haz lo que haga falta para evitar que se besen.
-Jungkook... -El pelinegro lo soltó asintiendo. Y al avanzar, lo perdió pronto entre las personas. Dejándole allí totalmente a la deriva-. Genial, mi experimento me dice que hacer.
La música variaba con agilidad. Taehyung intentó avanzar en buscar de los pelinegros; pero Sunhee no estaba por ningún lado, y Jungkook parecía haber sido succionado por la multitud.
Decidió quedarse cerca de la barra casera; ni siquiera era consciente de lo mucho que estaba siendo observado por las chicas a su alrededor. O bueno, es que en realidad no veía mucho sin sus anteojos.
-Realmente pareces hermano de Seokjin esta noche. -La rubia a su lado se mordió el labio cuando se acercó a él-. Me atrevería a decir que incluso pareces su versión mejorada.
-Melissa... ¿No deberías estarle rogando a mi hermano que regrese contigo? Alto, no. ¿Qué no salías ya con otro chico? Digo, después de todo engañaste a mi hermano con...
-Deja el pasado atrás. Él está muy interesado en la chica nueva. Además... parece que tú también tienes buenos genes.
-Tengo que aprender a ignorarte.
Ella pasó su mano por el cuello del chico, tocando su oreja. -Te pierdes de mucho... -La rubia se alejó de él veloz. Taehyung no entendió su comportamiento hasta que una mano presionó su hombro causándole dolor.
-Vaya, vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí? El pequeño sabelotodo sonriéndole a mi chica. -Taehyung se levantó-. Creí haberte dicho que no te acercaras a nosotros.
-Daniel... -Oh, no. Los idiotas habían llegado-. Busco a mi hermano, hablaré con él y me iré.
El otro soltó una carcajada. -¿Seokjin? Él no está aquí, se fue hace como media hora con una belleza.
-Bueno, gracias por el dato, entonces me iré. Ten buena noche -hablaba rápido. Intentó marcharse, pero le fue imposible.
-Tu hermano no está aquí... ¿Sabes lo que significa?
-¿Qué tengo que irme muy, muy rápido para alcanzarlo? Sí, yo también lo pienso.
-Eso significa...-sonrió perverso-, que no puede defenderte.
Taehyung tragó con fuerza. No había recibido su paliza regular en que ¿Dos semanas? Esto sería malo.
Jungkook a la distancia, volteó en dirección al castaño. Maldición, Seokjin no estaba por ningún lado y Taehyung iba ser asesinado, esto estaba saliendo terriblemente mal.
No sabía nada de peleas, y era obvio que Taehyung tampoco. Así que hizo lo primero que se le ocurrió, llenándose de valor para ser "el emo gay del futuro al rescate". Tomó la primera lata que encontró, una de refresco, y corrió dispuesto a lanzársela encima al chico.
Pero no tuvo oportunidad; Taehyung le había lanzado un golpe en el abdomen a su agresor, cuyo peso le hizo vencerse hacia atrás.
Jungkook, impactado, se chocó contra la espalda de Taehyung y se manchó la camisa con su refresco abierto.
Soltó la lata, se había mareado de repente.
-Iba a ayudarte; pero eso también funciona...-dijo cuando llegó a su lado, incrédulo.
-¡Tenías razón! No es tan rudo como pare...
-Maldición... -Jungkook negó con la cabeza cuando el tipo en el piso comenzó a moverse-. Corre antes de que se levante.
-¿Qué?
-¡Corre, Taehyung! ¡Corre! -gritó Jungkook, dando una gran zancada hacia atrás.
-¡Estás muerto, Kim! -El chico agitó la cabeza. Su agresividad y cerebro falto de oxígeno eran evidentes.
-Oh, mierda...
-¿¡A dónde creen que van, par de imbéciles!? -gritó al levantarse.
De inmediato, ambos retrocedieron, empujando a las personas al salir de allí para correr veloces hacia afuera.
Respaldado por el séquito de descerebrados, siguieron a los dos menores hasta la acera; encontrándose con dos figuras huyendo a la distancia hacia el camino boscoso.
Jungkook tiró del brazo de Taehyung para avanzar. Eran superados en número, altura, fuerza... bueno, eran superados en muchos sentidos, y a los dos menores no les quedaba más que seguir avanzando mientras sudaban intentando perderlos de vista sobre el asfalto mojado y alejándose de la zona comercial.
-¡Van a golpearnos por tu culpa, genio! -dijo Taehyung hiperventilando.
-¿¡Mi culpa!? Fuiste tú quien golpeó a ese mastodonte.
Jungkook volteó a ver cuando el sonido del motor resonó; tragó saliva temeroso, porque ahora, había un auto persiguiendolos.
Las luces delanteras del vehículo chocaron en sus espaldas acompañadas de las risas de los hombres en su interior.
-¡Lo hice porque tú me dijiste que -tomó aire por la boca- lo hiciera!
-¡Te dije que lo enfrentaras, no que lo golpearas! Cerebro mata a fuerza, ¿¡Recuerdas!?
-¡Es lo mismo! ¡Oh, eres un completo idiota, Jungkook! -Taehyung bajó la velocidad repentinamente, algo había hecho click en su cabeza-... Eso es, ¡Lo tengo!
-¿¡Qué te sucede!? ¡Sigue corriendo, tenemos que perderlos!
-No, tienes razón. Cerebro mata fuerza...
-¿Alto, qué?
Corrían sobre de la carretera. La ruta de la arboleda continuaba en línea recta por kilómetros, así que la única forma de perderlos era salir de ella.
-Cierra los ojos, esto nos va a doler.
Taehyung tomó impulso para tacklear a Jungkook hacia la maleza de la orilla del camino, empujándolo para hacerle caer entre los arbustos y rodando cuesta abajo en medio de la hondonada.
El motor se detuvo; los neumáticos rechinaron de pronto sobre el adoquín mojado y las voces de los mayores se escucharon como alaridos desde lo alto.
La espalda de Kim llegó a tierra cuando ambos tocaron fondo, apretó los labios adolorido; Jungkook aterrorizó sobre él, pero se mantuvo estático cuando las risas aumentaron al igual que las pequeñas luces que chocaban en los árboles.
Linternas y bates.
-Demonios -dijo Jeon, quien quiso contener su respiración, pero no pudo. Un ligero alarido se escapó de él cuando la tenue luz le permitió ver al Taehyung de frente descubierta y ojos dilatados debajo de su cuerpo.
Un castaño que sin sus anteojos ni siquiera era consciente de la mirada extasiada de total asombro que provocó en el otro.
Justo cuando la voz de Jungkook alertó al resto de su presencia, Taehyung soltó un fuerte aullido. Sí, un aullido cual lobo haciendo que los matones retrocedieran antes de llegar a ellos.
-Aulla, Jeon -ordenó en voz baja-. Se alejarán si piensan que hay animales aquí.
-¿Qué pretendes? No hay lobos en California.
-Lo sé. Pero estoy seguro de que ellos no.
Jungkook dejó caer su cuerpo al lado del chico. Y siguiendo sus instrucciones (y con algo más de imaginación) agitó las ramas de un arbusto cercano mientras aullaba.
Con solo un poco más de luz, ver a dos adolescentes aullando entre la maleza sería considerado algo muy estúpido, y de hecho, lo era; pero valió la pena cuando los cinco chicos que les seguían dieron marcha atrás regresando por el sendero aterrados.
El auto volvió a encenderse, y poco tiempo después de que las voces desaparecieran, ambos supieron que habían logrado sobrevivir. Así que comenzaron a reír juntos.
-¡No puedo creer que se fueran! ¿Cómo supiste que funcionaría? -dijo Jungkook recomponiéndose sobre un tronco.
-No lo sabía.
-Tú siempre sabes qué hacer, ¿O no? Joven superdotado.
-No me molestes. -Restregó su ojos con ambas manos-. Mis planes son casi tan malos como los tuyos.
-Era un cumplido. -El menor habló resignado. -Como sea, esto salió terriblemente mal. Casi nos golpean y no pude encontrar a Seokjin.
-Está en el mirador. Daniel lo dijo, y tú también. Debimos ir allí en primer lugar.
-No tengo ni remota idea de dónde está ese lugar, o de qué demonios es, maldición.
-Pero yo sí -dijo sin dejar de presionar sus párpados-. Es un punto alto en el bosque, cerca de la carretera, puedes ver toda la ciudad desde allí. No debe estar muy lejos.
Jungkook sacó del bolsillo de su chaqueta los anteojos del castaño y se los entregó.
-Parece que estás sufriendo sin ellos -recitó casi sutil-. Creo que los aplasté cuando caímos, lo siento por eso.
El chico los tomó y no dudó en colocarse los espejuelos. Los cuales estaban ligeramente torcidos del armazón ahora; pero afortunadamente no se habían arruinado.
-¿Por qué los trajiste?
-Parecías tener más confianza en ti sin ellos pero... pensé que podrías necesitarlos, así que los traje conmigo.
-Eres un tonto, Jungkook. -Sonrió sin permitirle ver su sonrisa al otro.
Taehyung se puso de pie, el pelinegro le imitó tomándole del brazo.
-¿A dónde vas? Lo siento, no quise ofenderte, te veías genial sin ellos. Bueno, no es que te veas mal con ellos, pero, tú me entiendes y... -Jeon siempre hablaba de más cuando se sentía culpable.
-Te llevo al mirador, ¿No es obvio? Así que camina, apresúrate.
-¿No estás molesto?
-¿Por qué lo estaría? Oh, vamos. Niño del futuro, eres el rey del drama.
Jungkook no le soltó. Se dejó guiar en la oscuridad que luchaba contra el iluminar del cielo y bajo la bruma de los musgos y ramas mojadas del bosque.
Ambos caminaron juntos; trastabillando al silbar mientras se movían, logrando mezclar su risa con el crujir de sus pasos y la algarabía de su juventud.
Una juventud que Taehyung experimentaba por primera vez, una que el universo dudó en dejarle sentir en su historia original.
-Sabes... creí que vivir en este lugar sería como estar en verano todo el tiempo. Ya sabes, California la playa, y el sol.
-La playa está a cientos de kilómetros de aquí. Además estamos a mediados de agosto, finales casi, el otoño está comenzando, no habrá tanto sol como esperabas. Aunque probablemente sí más calor que en Corea.
-¿Desde cuándo viven ustedes aquí? Seokjin... él nunca habló sobre eso.
-Él tenía nueve años cuando llegamos, yo siete. Este país ofrecía libertad, y nuestra familia ya no tenía nada en Corea.
-Eso es... -No pudo continuar. Taehyung le había tapado la boca con la mano.
Frente a ellos, el Toyota Celica 70 de los Kim estaba estacionado a pocos metros de ellos, justo allí, a la orilla del acantilado y con una vista espectacular.
Seokjin se frotaba el cuello con Sunhee a su lado, ambos sentados sobre el cofre del auto mientras hablaban. Era solemne y perfecto.
Tenían una pequeña manta, velas y una canasta, la forma en la que parecía que su hermano había planeado la cita tan detalladamente le resultó conmovedor a Taehyung. Se mordió el labio intrigado, era la primera vez que veía a Seokjin ser tan meticulosamente cursi con una chica. Y le encantaba.
-Desde que llegaste aquí... me tomó tiempo poder acercarme a ti. -Seokjin hablaba temeroso. Sin duda alguna, era algo que Taehyung nunca creyó ver.
-¿A mí? ¿Cómo es que a alguien con tanta seguridad como tú dice eso?
-No lo sé. Tú eres inteligente y muy linda, y yo solo un gran idiota superficial, estás en un nivel muy por encima del mío.
-Parece que puedes ser muy tierno si te lo propones.
-Lo que intento decir es que me gustas, Sunhee.
-Seokjin... -Se colocó un mechón de su cabello detrás de la oreja.
-Y sé que es muy iluso de mi parte creer que me darías una oportunidad, o lo que pasará cuando acabe el semestre, no lo sé, pero tenía que decírtelo. Necesitaba que lo supieras.
Seokjin no sabía expresar sus emociones, quizá por eso decía cosas que no estaban del todo bien; pero era genuino, y estaba intentando darse la oportunidad de ser honesto con alguien después de mucho tiempo.
Ambos se veían apenados; la mirada de Seokjin se derritió cuando se encontró con la de la chica frente a él, cuando el suave sonrojo en su rostro y la tímida sonrisa etérea de la pelinegra le envolvió con tal dulzura.
Incluso los ojos de un Taehyung deslumbrado que les observaba brillaron a la expectativa, absorto en aquel alma genuina que se expuso ante el mundo.
Seokjin se acercó lento a ella, llevó una de sus manos hasta su cabello para darse a sí mismo el valor para, lento, buscar llegar a sus labios dándole primero un beso en la frente.
—¿Puedo? —le dijo algo temeroso y ella asintió sonrojada; pero feliz de estar con él.
La lata de soda con la que se supone debía mancharse la camisa estaba allí; pero justo antes de que pudiera inclinarse lo suficiente como para derramarla una piedra atravesó la ventana trasera del auto.
Taehyung volteó a ver a Jungkook molesto cuando le vio arrojar una segunda roca en dirección a ellos mientras se escondía detrás del auto.
Los chicos se separaron.
-¿¡Quién está allí!? -dijo el castaño mayor con voz gélida; pero no obtuvo respuesta.
Seokjin se levantó furioso del cofre el auto para investigar haciendo caer el frasco con las velas sobre la manta.
-La tela, la tela se quema. ¡Seokjin! ¡Oh, por dios, tu chaqueta también se quema! ¡Estás en llamas!
Sunhee se levantó para ayudarlo. Tomó una botella de agua de la canasta y le lanzó el contenido en el rostro sin generar mayor cambio.
Kim se quitó la chaqueta y la dejó caer en el suelo, dando pisotones para pagar el fuego finalmente consiguiéndolo.
-Deberíamos irnos -dijo cuando pudo respirar con tranquilidad-. Es tarde, y este lugar es peligroso. Te llevaré a casa.
Ella asintió repetidas veces, y sin dudarlo regresó al interior del auto. Seokjin se pasó la mano por el cuello, lo hacía siempre que se estresaba, y apretó los ojos abatido cuando vio el agujero en el vidrio del auto que se había robado del garaje de su padre.
Le dedicó una mirada al cielo, e imitó a su cita al subir al vehículo. Entonces arrancó alejándose de allí, y su noche perfecta se fue oficialmente al carajo.
La escena se destruyó. No hubo ninguna mancha, o chaquetas cubriendo a la chica del frío, tampoco besos con la ciudad como testigo.
-Jungkook uno; Seokjin cero.
Jungkook corrió gritando eufórico hacia donde el auto estuvo minutos antes, feliz de haber arruinado la noche para todos. Tomó la chaqueta sucia del suelo y caminando orgulloso se sentó en la orilla, con los pies colgando cerca del vacío.
Taehyung se sentó a su lado sin decir nada, por un pequeño segundo en el que llegó a sentir culpa. En realidad nunca se había planteado si esto de "cambiar el futuro" no era completamente egoísta, y no quería hacerlo, porque no quería contestarse que de hecho lo era.
Aunque el juzgarlo le pareció sumamente hipócrita, en el fondo no le gustaba compadecerlo, Jungkook era tan impulsivo, pero, no podía reprocharle como si no fuese Taehyung ese que en su soledad había deseado alguna vez cambiar su vida, y soñar como todo humano con un "eso que me dolió tanto" jamás pasó.
-¿Eso te hizo sentir mejor? -preguntó mientras veía a Jungkook revisar los bolsillos de la chaqueta encontrando un paquete de cigarrillos y un encendedor.
Jungkook tomó uno y lo encendió. Disfrutando del humo que inundó su organismo con lentitud y expulsando este por la boca mientras negaba al cielo.
La ciudad que pronto amanecería colocó una manta oscura sobre sus cabezas al hacerles contemplar las pocas luces distantes en el mirador.
-¿Te apetece? -preguntó extendiendo su brazo a Taehyung para acercar el blanquillo que tenía en su poder.
El castaño a su lado le veía expectante, perdido en sus labios de donde brotaba el humo asintió.
-Esto no es algo que haría normalmente -declaró, sin saber realmente cómo sujetarlo y llevándoselo a la boca con dificultad.
-Solo tienes que succionar ligeramente sin tragar el humo, retenerlo al volver a respirar y luego simplemente déjarlo salir.
-Haces que parezca fácil.
Jungkook sacó otro cigarrillo de su bolsillo, cuando lo tuvo en sus labios, se acercó a Taehyung al robarle lumbrera para encenderlo, tembló ligeramente cuando notó al otro respirar sobre su mejilla.
Se alejó de él una vez encendido, e inhaló con fuerza llenando todo su interior con dulce y tortuoso humo.
-Lo es -dijo sonriendo contra el filtro-. Solo relájate, chico listo, disfruta de la vida, y del hecho de que arruinamos un gran momento romántico.
-No conoces el remordimiento, ¿Cierto?
-Mi generación nació condenada. No hay nada que pueda cambiar sobre eso.
El viento rompía contra su vaho; constante, mientras jugaban con sus manos sentados entre la tierra. Jungkook levantó la vista, el rostro de Taehyung con tal cercanía le hizo sentir su cuerpo llenarse de energía con las leves descargas que emanaban de su interior y a las que había comenzado a acostumbrarse.
Los anteojos del chico estaban ligeramente desviados; sus brazos expuestos temblaban, y aún con la poca luz Jungkook sabía que había tierra en su mejilla.
Se quitó su propia chaqueta, y se la colocó sobre los hombros para amedrentar su temblar sin dejar de verlo. No supo la razón, simplemente sintió que debía hacerlo.
-¿Por qué lo haces? -dijo Taehyung con ligereza cuando lo arropaba.
-¿Hacer qué?
-Verme de esa forma. Es casi como si me tuvieses lástima. -Se animó a decir.
Taehyung se sentía cansado debido al ajetreo, suspiró cuando el mareo fue tan grande que hizo que le doliera la cabeza. Jungkook no parecía ser una mala persona, a su parecer, solo era un idiota que se creía dueño del mundo.
Había comenzado a cuestionarse si estaba desaprovechando la oportunidad de saber sobre su futuro a través del pelinegro. Una parte de él no podía creerle por completo, otra tenía miedo de arruinar algo por cuenta propia. Quizá por eso no se atrevía a preguntarle directamente.
-Es la única mirada que tengo, Taehyung. Imaginas cosas.
-Mientes. ¿Qué tan malo es lo que sabes como para que tengas que ocultarlo?
-Muy malo. Pero incluso si no, no necesito una razón.
-Mientes.
-El futuro no es mejor que esto, Taehyung. Las personas son egoístas, ignorantes y despiadadas.
-¿Qué sentido tiene entonces? ¿No existe un antes y un después? ¿Hacer sentir miserables a las personas es parte de tu naturaleza? ¿Por qué quieres separarlos?
-La cuestión está en que -volteó a verlo con determinación-, ya no soporto quedarme callado. ¿Sabes? Tenía una vida, y no era la mejor, lo sé; pero mi madre nisiquiera se dignó a hablar conmigo ella misma. Imagina lo que es que te obliguen a cambiar tu existencia por completo con la excusa de ser felices. Ellos fueron egoístas... ¿y yo soy el malo por serlo también? Pensarlo es hipócrita.
-¿Sabes qué pienso? -Taehyung lo vio curiosamente-. Pienso que estás celoso.
-¿Celoso de mi madre y su novio? Por favor, eso es estúpido.
-¿Entonces qué otra cosa sería? Dijiste que tu padre es un tarado, así que no creo que busques vivir la fantasía de la "familia feliz".
-Estoy molesto, en realidad. ¿Está bien? Pero no de la forma en la que crees.
-Te molesta que tu madre sea feliz con alguien más, lo entiendo.
-Yo no...-Bajó la cabeza-. Olvídalo, es patético.
-Dilo -lo tomó de la mano-, por favor.
-No. Yo...-sonrió al cielo, nostálgico- ella y yo pasamos muchos años solos, ¿sabes? No pretendo ser el típico hombre ridículo que tiene un trauma con el amor, que lo aborrece, y ese montón de tonterías, en serio, por mí podrían haber corrido tomados de las manos hasta un maldito arcoiris, no sé. Me gustaba verlos juntos. Es solo que... El amor debería ser sobre crecer, no sobre aislarte, o hacerte perder el sentido, creo . Y ellos...
—Ellos no tenían nada que probarte. Tú tampoco tenías derecho de... —La forma en que su ceño se frunció hizo a Taehyung cuestionarse, por primera vez en mucho tiempo, si había hablado de más.
—Existen límites, yo tenía derecho a opinar, y decidir, al menos sobre mí, ellos no podían un día simplemente aparecer y usar su amor como excusa para las cosas que hicieron. La gente no vive de romanticismo tonto, Taehyung. Su amor no me ayudó cuando estaba literalmente herido, se supone que ellos son los adultos, los necesitaba. La necesitaba... Su amor me abandonó en mi cumpleaños, solo tenía a mi madre, pero me ignoró, quise acercarme a él y se burló. En seis meses me hicieron odiar cosas de mí que yo no elegí, nunca deseé al padre de mierda que tengo, pero tampoco tenían derecho a juzgarme por quererlo. Encima de eso tuve que cambiar toda mi vida porque era lo "mejor". ¿Lo mejor para quién? Cuando Seokjin llegó diciendo cuánta mierda pudo, incluso lo escuché hablar de lo mucho que quería librarse de mí, pero claro, solo ven su reciente amabilidad falsa y el malo soy yo. ¿Qué hay de todo lo que sucedió antes?
-Jungkook...
-No. Sé que es una tontería. No me interesa su vida, todos somos libres. Si me lo preguntas a mí, mamá ya había salido con otras personas antes, y en realidad nunca me importó. Ella es humana, tiene derecho a salir con alguien. Pero tu hermano apareció y se declaró el dueño de todo a mi alrededor. Y sí, es puramente egoísta de mi parte pero su "amor" me arrastró. Y encima, alardean de tenerse como si no supieran que están haciéndome daño.
No intentaba justificar sus errores, sabía que ya había cometido muchos. Para ser honesto, hubiese preferido que toda esta basura ficcional jamás pasara y simplemente haberse ahogado en el lago. ¿Qué sentido tenía?
Jungkook respiró pesadamente, jadeando, como quien apenas reacciona después de haber hablado ofuscado en medio de la desesperación.
Taehyung le veía, curioso, era demasiado inteligente como para juzgar a alguien sin detenerse a pensar en las acciones que le llevaron a actuar así, y creía firmemente en que todo, hasta lo más burdo, tenía una explicación coherente. Además, nadie había sido brutalmente sincero con él, y eso le gustó mucho.
—Es un alivio, me parece que estás mejor ahora —dijo Taehyung, viéndole con un poco de pena.
—¿A qué te refieres?
—Después de sacar todo lo que sientes. No lo sé —ladeó la cabeza—, siempre he pensado que... Se corre mejor sin peso en los hombros. ¿Entiendes?
—Ni siquiera sé si esto del viaje en tiempo sea real, y, "cambiar el futuro" no tiene sentido. Lo sé pero... —bajó la cabeza— aun así quería intentarlo—Jungkook suspiró, abatido—. Olvídalo, lo siento por lo que dije. Debes llevar días pensando que soy un niño estúpido y berrinchudo.
Taehyung sonrió. -Creí que yo era antipático con esto del amor hasta que apareciste. Gracias por demostrarme una vez más que no soy el único demente.
Jungkook enarcó una ceja. El aire frío golpeaba contra su espalda, podía ver el perfil de Taehyung contrastar con los árboles a su alrededor y aquel mechón de cabello que flotaba leve entre el viento.
-¿Dirás que tampoco crees en el amor entonces?
-No lo hago. El amor es sangre, hormonas y piel. Cualquiera puede sentirlo; pero eso no significa que sea real. No es más que tu cerebro siendo estúpido, aunque no dudo que sea un espectáculo digno de observar.
-¿Dices que estar enamorado es ser estúpido?
-Afirmativo. Solo los tontos se enamoran.
Jungkook dejó caer su cabeza sobre el hombro de Taehyung cuando finalmente lanzó lejos la colilla de su cigarrillo.
—Gracias por no decime que soy un egoísta—le dijo en medio de un suspiro—, sé que lo pensaste, pero aprecio mucho que no lo dijeras.
—Uhm... No eres egoísta, eres un niño traumado y antipático además. Puedo entender eso.
—¿Cómo podrías entenderlo?
—Es personal... Pero créeme, entiendo tu punto.
-Genial, eso significa que ahora podemos ser antipáticos juntos. Aunque es un poco gracioso, ¿Sabes?
-¿Por qué se supone que es gracioso?
-Porque si te besara justo ahora ambos seríamos estúpidos.
-Soy un hombre. ¿Realmente me besarías?
-Tú mismo lo dijiste. El amor es química, solo se necesita un pequeño impulso para detonar la reacción hormonal en tu cabeza. No importa el sexo y hacerlo no significa nada.
Parpadeó varias veces. El lunático tenía razón por segunda vez en la noche.
-Tu percepción de las cosas es... fascinante, Jungkook.
De su boca entreabierta brotó una pequeña risa.
-¿Anotarás eso en tu libreta también?
-No. Es solo que, no suelo tener conversaciones como estas con personas reales. -Jungkook se separó con delicadeza de él, dejándose llevar por la noche lúgubre sin ser culpable de que la belleza del mirador parecía quejarse de la belleza del castaño.
-Mírame, Taehyung. Yo soy real.
-Pero... tú no perteneces aquí -masculló con miedo.
-A veces pienso que tú tampoco.
Poco a poco, y en las manos del universo vengativo, cedieron. La línea se convirtió en una recta paralela, en donde aquel que cambió la historia debía reponerla sobre sí.
-No lo sé... creo que nunca he pertenecido a ningún lugar -vaciló el castaño. Jungkook estrechó los ojos al sentirlo encogerse y por un breve impulso lo tomó del cuello para hacerle verlo.
-Ni yo -dijo, y sin dudarlo se acercó a él, deleitándose cuando sus labios tocaron con fugacidad la frente del muchacho encontrándose con algunos cabellos en el camino. Moviéndose por inercia, como un títere, sin saber el motivo o cuestionarselo.
Ninguno retrocedió; Jungkook inclinó la cabeza cuando Taehyung exhaló repentino en su piel. Sus labios abiertos le dieron la pauta para sentirlo con descaro cuando le besó atento, degustando con atención la saliva en ellos.
El cielo estaba por volverse claro; ambos sabían que debían regresar a casa. Pero no querían hacerlo, eran dos fenómenos que por un instante conocieron la pertenecía, una que no admitirían necesitar desde hacía tanto tiempo.
Después de todo, Taehyung no se equivocaba, nunca lo hacía. Pero cometió un error al seguir con su movimiento el beso, porque sin saberlo se incluyó de forma irremediable así mismo en la tangente.
El ritmo cardíaco de Jungkook se aceleró, y la descarga de electricidad que provocó en su interior hizo que se separasen de golpe, respirando agitados y adoloridos.
Ambos regresaron a ser seres racionales. Se vieron horrorizados entre sí parpadeando confundidos. ¿Qué demonios acababa de pasar? ¿Se habían dado un jodido beso? ¿Por qué? No, no, no, debía ser una broma.
Taehyung se tocó el pecho duramente; sus labios palpitaban y el sabor ambiguo de la boca del pelinegro se había quedado en él.
-Dime que no sentiste nada, por favor.
-No sentí absolutamente nada -Jungkook le contestó tosco para tranquilizarse a sí mismo; mas ambos sabían que algo les había atravesado. Y que aquello que sintieron fue real.
-¿...Por qué hiciste eso?
-Yo no-no, no lo sé. Solo pasó y ya, no pude evitarlo. No entiendo qué pasó conmigo.
El estómago de Taehyung se llenó de cosquillas. Estaban completamente jodidos.
¿Qué clase de reacción era esa? Quizá fue obra de la humanidad que afloró entre ellos, o el universo mandando al carajo la afable y predecible historia.
En ese momento, la línea que surgió de la fractura del tiempo no solo se tornó extraña, sino también, tan real como la primera. Jungkook estaba por convertirse en una partícula más de ese universo, y sin querer, arrastró a Taehyung con él.
Después de todo, el tiempo siempre ha sido celoso con sus planes.
Y quizá, no solo era celoso, también caótico y en este momento... inestable. Como una ruleta cuya flecha gira, es impredecible saber cuándo se detendrá.
O apuntando hacia quién.
Si les gusta compartan. Me gustaría llegar a más personas. ❤️
Manténgase con vida. J.S.
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