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Capítulo Cinco

05.

136 días antes de. 

Un paso dentro de un sueño profundo con una mente turbulenta. Correr para alcanzar un objetivo invisible, inservible ante el leve desfase de deidad para cada hombre. 

Kim Namjoon se había quedado dormido sobre su escritorio por quinta vez consecutiva. Era de madrugada, el resto de sus asistentes en el laboratorio se había marchado a casa y él, después de acabarse una botella completa de ron de un par de intentos y tragarse sus ganas de vomitar hastiado se quedó en su oficina pensando estar solo. 

Salvo que no lo estaba. 

—Profesor, despierte, por favor. Es tarde, necesita dormir correctamente. 

La voz del muchacho sonaba distante; aquella luz que percibió cuando separó sus párpados con renuencia le golpeó el cerebro.

—Jimin...—Levantó lento la cabeza—. ¿Qué haces todavía aquí? Ve a descansar. 

—Profesor, no lo dejaré solo. —Vaciló un poco en continuar hablando—. Además... usted tiene las llaves de la entrada. 

Suspiró, el chico intentaba mantener una expresión amable sobre su rostro cansado, él tenía razón, ambos estaban agotados.  Las últimas semanas habían intentado desesperadamente rastrear a su pequeño amigo incógnito del lago; pero hasta el momento no tenían ningún avance. 

Suspiró al acomodarse sobre su silla. 

—Hemos estado trabajando demasiado, ¿Qué hora es?  

—Poco más de las 4:00 AM. 

—Bien —aclaró su garganta—, iremos a casa a dormir un poco y ducharnos. ¿Te parece? Tú también luces terrible. 

—Pero profesor, el radar necesita ser monitoreado. Yo podría...

—No —ordenó a su joven pupilo—, me prometí a mí mismo que estarías bien bajo mi cargo. Llevamos un par de meses aquí y las ojeras ocupan la mitad de tu rostro. Iremos a descansar. 

Namjoon se puso de pie haciendo crujir los huesos de su espalda al estirarse. Le sonrió cansado al muchacho, y mientras palmeaba su hombro ambos caminaron por los pequeños pasillos del metálico laboratorio. 

La vida en Corea del Sur solía ser bastante metódica, sin llegar a los extremos en los que se encontraban justo ahora, claro está. 

Kim Namjoon no era más que un profesor cualquiera de física en la universidad del centro de Seúl, o al menos lo fue hasta que consiguió el suficiente dinero para financiar su investigación, un proyecto en el que había que estado trabajando durante los últimos veinte años. La mañana que recibió aquella llamada del extranjero fue la misma en la que sin dudarlo dejó su carta de renuncia sobre el escritorio del decano y se marchó. 

Un representante de un gobierno extranjero se había interesado en su propuesta. Ellos le darían todo el equipo, el dinero y las personas necesarias para completar su investigación; siempre y cuando dicho logro se atribuyera a la magnánima potencia de América. Y Namjoon, quien nunca se consideró patriota, aceptó sin dudarlo. 

Nunca se sintió particularmente apegado a alguien; y el contacto humano le parecía innecesario, vivía solo y nunca fue especialmente sociable. Durante sus años de enseñanza nunca se interesó por acercarse a ninguno de sus estudiantes pero el momento en el que encontró a uno de ellos completamente borracho de nariz sangrante y con las piernas colgando desde lo alto de un puente el temor humano que creyó no tener le sacudió. 

Park Jimin era el estudiante que nunca cruzó miradas con él, uno casi tan brillante como reservado, tanto que le sorprendió encontrar en tales condiciones. Tampoco creyó encontrarlo a punto de saltar, ni mucho menos se imaginó que tendría que arrastrarlo para evitar que se dañara más a sí mismo. 

Llevó al chico contra su voluntad hasta su casa y cuidó de él. Cuando el muchacho despertó explicó sin derramar una lágrima que ya no le quedaba nada. No tenía una familia, tampoco un lugar al cual regresar; Park Jimin era un corazón perdido con cero billetes en el bolsillo. Estaba a la deriva, y en ese momento, el fondo del acantilado parecía mejor que su propia realidad.  

Esa noche meses atrás; Namjoon se sirvió un poco de ron para acompañar a Jimin en su resaca. Él le sonrió, y desde entonces, no dudó en mantener al joven a su lado. Se convirtió en su mentor, y como un predicador, lo llenó de pasión por aquella ilógica investigación, llevándolo con él a California, a un pequeño laboratorio a orillas del lago despidiéndose para siempre de sus antiguas vidas. 

Después de todo, ambos eran brillantes, y estaban completamente solos. 

—No pretendo sonar grosero; pero realmente necesita una ducha, profesor —dijo Jimin cerrando los ojos al sonreír. 

—Eso parece; no recuerdo la última vez que tomé una. —El mayor buscó sus llaves y se aproximó a la puerta. Las entradas del laboratorio estaban rodeadas de luces de emergencia.

—Lleva días encerrado en su oficina, dudo que recuerde la última vez que vio un grifo. 

Jimin le siguió el paso cargando con un pequeño bolso. Bajó la vista al sentir su calzado flojo, y al hacerlo, se encontró con la cinta de su zapato sin anudar.  Se arrodilló a mitad del camino para atarla; pero las luces en el pasillo comenzaron a parpadear en un rojo agresivo. Con las alarmas activadas y sus latidos paralizados.

Ambos voltearon a verse a la defensiva. El sensor del radar había sido activado indicando una nueva frecuencia. 

Namjoon dio un paso atrás.

—No puede ser... —dijo antes de correr de regreso a la cabina de control dentro del laboratorio. 

—¡Profesor! —Jimin se levantó trastabillando para seguirle. 

Ambos observaron la frecuencia en la pantalla que cambiaba de azul a un amarillo y luego a verde. El voltímetro central había detectado algo nuevo, el aire estaba infestado de una carga positiva. 

—Se mueve y es rápido.

—¿Cómo es que de pronto emana tanta energía? El radar estuvo semanas apagado. 

—Debe estar rodando por el bosque. Te lo dije, si se mantiene dentro de un perímetro de cinco kilómetros podemos rastrearlo. Triangula, Jimin. Necesito esas coordenadas. 

El muchacho asintió ajustando y presionando varios botones, intentando encontrar un punto céntrico en el plano. 

—Nuestro amigo del lago está... a tres kilómetros y medio, profesor. Está...

—En el mirador, está cerca. 

—¿Qué? ¿Cómo está tan seguro? 

El monitor continuaba parpadeando. La energía contenida en la pantalla parecía ser más de lo que  imaginaban, y crecía por segundo; Cada centímetro que Jungkook se acercaba a Taehyung era un voltio más en el radar. Pero ellos no tenían idea de que sus respiraciones chocantes habían logrado disparar una señal en el voltímetro. 

—No lo estoy, pero es demasiada energía. Tenemos que ir por eso antes de que cause problemas.

—Profesor, no sugerirá que...

—Jimin, enciende el auto. —Se quitó los anteojos—. Iremos de excursión. 

Ambos corrieron hacia la salida; de la bodega dentro del pequeño edificio salió velozmente un Ford 75 con dos tipos a bordo a quienes les importaba una mierda la seguridad vial. 

El auto llegó a la carretera después de atravesar la vereda de árboles y salir del espacio confinado y cercado donde se ocultaban. 

Los neumáticos parecían deslizarse en el asfalto mientras aceleraban. Estaba completamente oscuro, y los defectuosos focos delanteros que difícilmente alumbraban el camino se fundieron. 

Jimin dio un cambio brusco a la palanca de velocidades cuando entró al camino de tierra; no debían de estar muy lejos, y él realmente necesitaba saber qué era lo que habían traído del otro lado del espacio. 

Aceleraban, no iban a detenerse. Rápido, rápido y sin vacilar, estaban cerca de la orilla, a centímetros de caer al precipicio. Jimin tenía problemas para asimilar su realidad, y su percepción del fondo caía junto con su conciencia que se nublaba de pronto.  

—¡Detente ahora! —gritó Namjoon levantando el freno de mano cuando Jimin presionó el freno con el pie, y giró el volante para detenerse. 

El polvo se levantó cuando se detuvieron completamente; el moreno soltó aire con fuerza, recuperándose, entonces abrió la puerta y vomitó sin demorar, dejándose caer de rodillas sobre la tierra. Su mente y su cuerpo definitivamente no estaban del todo bien. 

Jimin, eufórico, bajó del auto y encendió su linterna en busca de respuestas mientras caminaba presuroso; pero no encontró nada más que una vista espectacular y colillas de cigarrillos. 

—Maldita sea... debería estar aquí —dijo pasándose una mano por el cabello angustiado—. ¿Qué es? Joder, ni siquiera sé qué es lo que estoy buscando. Esto es un fracaso. 

—Relájate, Park. Es un gran avance. —Namjoon, aún mareado, caminó a su lado para quitarle la linterna de la mano. 

—¿Qué intenta decir? ¡No tenemos nada! ¡Nada! Seguimos estancados. 

—No del todo. —Con la luz en su poder, Kim iluminó del suelo la chaqueta sucia ligeramente ahumada, además de latas, y vidrios—. Al menos ahora sabemos que es un humano y que además, no está solo. 

—Profesor —Jimin no apostaba mucho por la salud mental de su mentor—, ¿Qué lo hace llegar a esa conclusión?

—Los vidrios en la tierra —explicó—; hay marcas de neumáticos, se alejó demasiado rápido. Se requiere mucho tiempo o un vehículo para hacerlo. Para manejar un auto necesita pulgares, para comunicarse necesita poder articular, es humano. ¿Entiendes? Además—refiriéndose a la chaqueta—, he visto ese logotipo antes, pertenece a la preparatoria de la ciudad, su "compañero" es joven. Las colillas en la tierra parecen estar en lugares opuestos, había más de una persona aquí. 

—Estas cosas son basura, profesor. —Jimin ladeó la cabeza cuando lo vio recoger la prenda del suelo—. No significan nada. 

—Las coordenadas eran correctas, el sujeto estuvo aquí, estoy seguro; pero... no está solo. Y no lo sé, la persona que está ayudándole podría ser o muy inteligente o un verdadero idiota.

—¿Qué significa todo eso? 

—Significa, Jimin, que muy cerca de aquí hay un auto con una de sus ventanas destruidas y un deportista que perdió su chaqueta. Si encontramos a su dueño y al auto, encontraremos a nuestro sujeto. 

—Esto es una locura. —Suspiró fuertemente—. Bien, supongamos que tiene razón, ¿Cómo haremos eso? ¿Cómo cuando ni siquiera pudimos seguirlo usando el radar? Ni siquiera tenemos idea de cómo es que luce el sujeto. 

—Sencillo. En lugar de esperar en el laboratorio como las últimas semanas, lo buscaremos personalmente. Es hora de hacer trabajo de campo.

—¿Cómo?

Namjoon soltó una carcajada producto de su turbia y alcoholizada mente. 

—¿Extrañas la escuela, cierto, Jimin? 

El chico apretó los ojos. ¿En qué demonios se había metido? 




...


—Está bien, está bien. Seré el primero en hablar del elefante entre nosotros dos. 

—¿Qué demonios, Jungkook?—dijo Taehyung cansado. 

Ambos caminaban de regreso a casa. No tenían ni idea de la hora, pero a juzgar por el cielo probablemente serían las 6:00 A.M. Habían atravesado todo el bosque a pie sin detenerse. 

—Es una expresión, Taehyung. Significa que seré el primero en hablar de lo que pasó allá entre nosotros. 

—¡Ya sé lo que significa! No soy estúpido. — Resopló mientras masajeaba el puente su nariz entre sus dedos pulgar e índice. 

—Bueno, entonces. Lo siento, no sé qué pasó. Fue como si... Como si me controlara algo más. 

—¿Cómo es eso posible? Perder el "autocontrol" es una terrible excusa. ¡Es la peor excusa del mundo!

—Ya, ya. Y luego me llamas a mí rey del drama, cálmate. 

—¡Me besaste, Jungkook! No me voy a calmar.

Taehyung parecía bastante perturbado, caminaba rápido y a juzgar por lo mucho que se mordía las uñas su nivel de incomodidad era bastante alto. Jungkook creyó ver su rostro sonrojado pero le era difícil asegurarse cuando bajaba la cabeza sin darle oportunidad de verlo directamente a los ojos. 

—Todo fue contra mi voluntad. Yo no quería, lo juro. 

—Quisiste usar la lengua así que... Eso no cuenta precisamente como  "yo no quería", amigo.  

—Yo no hice eso... —Palmeó su hombro divertido. —Repítelo hasta que te lo creas. Además tú tampoco te apartaste, no parecías tan incómodo como ahora. 

—Me siento enfermo...

Jungkook se mordió el labio. Había besado a decenas de personas antes y en realidad era la primera vez que se sentía culpable. A veces olvidaba que estaba más de treinta años en el pasado, y que si ser un chico diferente en su época era todo un lío, la moral de Taehyung debía estar devorando vivo al chico en ese momento.

—Oye, en serio lo lamento. Estoy siendo totalmente sincero al decir que no lo hice maliciosamente, y no intento burlarme de ti. 

—Cállate, Jungkook. Tú no lo entiendes.

—Somos hombres, lo sé. Pero nada es diferente. Y no está mal. 

—Basta. 

—Créeme, e-en el futuro, todo esto es más común de lo que parece. No es la primera vez que hago algo como eso; es completamente normal.  

—¡Maldición, cállate! Ese es el problema. —Volteó a verlo molesto—. Era la primera vez para mí, ¿Entiendes? 

—Besaste a un chico por primera vez, no es la gran cosa. —Kim negó con la cabeza y Jungkook entendió a lo que se refería—. A menos que... Taehyung, oh, mierda. 

—No suelo ser así de sentimental y pienso que esto es una estupidez pero... no tenías que ser tú. 

—Taehyung...—sus ojos menguaron ante la ternura que su confección le provocó—¿Realmente fue tu primer beso?  

—Sí y fue un accidente. Mi vida no podría ser más patética. 

Jungkook le sonrió tímido. Ahora tenía sentido su sonrojo por encima de su enojo, y los segundos que sintió sus labios temblar. 

El camino de regreso a casa era claro, y el sendero de árboles que les acogía parecía no terminar. 

—Al menos fue mejor que el mío. Las primeras veces siempre son un asco —dijo Jungkook.

—¿Cómo podría ser mejor? Tengo casi dieciocho años, y lo único que puedo decir de esa experiencia, es que me besó un lunático supuestamente del futuro que afirma que se apoderó de él una fuerza superior. 

—Auch, si lo dices así obviamente va a sonar mal.

—Vamos, supera eso, tonto. ¿Qué tan malo pudo haber sido tu primer beso? 

El pelinegro arrugó la nariz. En realidad no le gustaba hablar de esas cosas; pero Taehyung, él parecía ser la única persona que realmente le prestaba atención cuando hablaba. 

Vaciló un par de minutos en silencio, y después de morderse la lengua, comenzó a contar:

—Tenía quince, y aunque parezca imposible de creer, yo no era tan guapo como lo soy ahora. 

—Eres demasiado egocéntrico, ¿Lo sabes, cierto? 

—Sí, lo sé. —Jungkook sonrió al instante— pero solía ser... muy crédulo, la gente solía aprovecharse de mí todo el tiempo. 

—Entiendo.

 —Había una chica en mi salón; cabello castaño, ojos ámbar y encantadora sonrisa. Yo estaba completamente enamorado de ella, en serio, pero era muy tímido para hablarle; creí que era cuestión de suerte cuando sentí que me veía como si estuviese interesada en mí, realmente lo pensé. Un día, mientras yo estaba enfocado en mis cosas de niño raro se acercó a mí y sin decirme nada me besó. Fue extraño y hasta creo que por un pequeño momento, lindo. 

—¿Y eso cómo podría ser malo? 

Se rascó el cuello, riendo mientras ahogaba un suspiro.

—Era una apuesta, Taehyung. Veinte billetes a cambio de besar al chico menos apuesto, y de entre toda la maldita generación ella me escogió a mí. 

—Eso es horrible. 

—¿Sabes cuál fue la peor parte? —El castaño negó inocente—. Que por un par de semanas, yo creí que fue real, fui tan estúpido como para creer que quizás ella estaba interesada en mí. O al menos así fue hasta que me gritó en la cara que todo era un juego frente a todos cuando intenté acercarme. Fue un mal momento para mí, supongo... los idiotas se divirtieron mucho conmigo después de eso.   

—¿Y qué hiciste? No pareces alguien que se quedaría sin revancha. 

—Yo no hice nada, regresé a mi casa a llorar patéticamente. El año terminó, me desquité en la jaula de bateo y para cuando el nuevo ciclo escolar inició la pubertad ya se había apiadado de mi pobre ser. Las personas me veían diferente, y eso fue suficiente venganza para mí. 

—¿Ella te buscó?

Soltó una carcajada. —Oh, vaya que lo hizo. Me pidió disculpas y dijo que siempre sintió algo por mí, que estaba confundida. Incluso me siguió buscando hasta poco antes de que me mudara. 

—Eso solo prueba lo despreciable que era. Buscar algo físico es... una pérdida de tiempo. 

—Como sea, estoy bien ahora. El lado positivo de todo esto es que descubrí que su hermano, el universitario por cierto, besa mucho mejor que ella. Y el resto es historia. 

—Bueno, supongo que eso me quita el puesto del peor primer beso. 

—Te lo dije. —Le despeinó el cabello con una mano—. Vamos, el tuyo fue genial. Una linda vista, pura dulzura y yo en él. 

—Eres un imbécil, Jungkook. Deja de decir tonterías que hacen que recuerde que estoy molesto contigo. 

—Te encanta victimizarte, ¿Cierto? 

Habían entrado al área comercial del lugar; estando ya muy cerca de casa los árboles escaseaban y las personas que caminaban felices por las calles en un sábado les sonreían amables. 

Jungkook le veía sin apartar su mirada. Fijándose en cómo su cabello revuelto se colaba delicadamente sobre sus orejas y frente, dándole una imagen completamente desaliñada. Y él contenía su sonrisa porque le gustaba ver a Taehyung así de descompuesto. 

Ni siquiera prestaba atención al frente; estaba lo suficientemente distraído como para que con un paso en falso y sin percatarse del poste de alumbrado público, Jungkook chocó con la madera de este golpeándose la frente y cayendo al suelo. 

Agitó la cabeza, ¿De dónde demonios salió esa cosa? Pensó, pasando ambas manos por su rostro adolorido. 

—¡Dios, Jungkook! ¿¡Estás bien!? —dijo Taehyung extendiéndole una mano para ayudarlo a levantarse. 

El sol se elevaba tenue, y sus primeros rayos iluminaron a Taehyung que veía al pelinegro desde arriba preocupado. Con los ojos abiertos y cejas fruncidas. 

Jungkook parpadeó encandilado por el muchacho; la forma en la que su mente divagaba sin sentido por eternos segundos le llenaba de inferioridad, de una casi inocente que culminaba en la nariz del castaño. 

—Sí, sí —dijo y tomó la mano del chico, en un impulso por ponerse de pie—. Mis piernas y mi cabeza no funcionan bien últimamente. 

Taehyung le soltó para llevar su mano a la frente del chico. —Estás pálido, pero tu rostro está caliente. Será mejor apresurarnos, no luces nada bien. 

—No es nada, solo me siento un poco mareado. 

—Pérdida del autocontrol, desorientación y aumento de la temperatura corporal... Tengo que anotar eso. 

Kim empuñó una mano, acompañado de una mirada determinada y tiró del brazo del chico para hacerlo caminar, estaban ya a un par de calles de casa. 

Ambos se escabulleron sobre la cerca del vecino para evitar entrar por el frente; pero las luces apagadas y la entrada abierta les sorprendieron. Entraron sigilosamente a la casa, percatándose del espacio vacío en el garaje.

—Oye, Taehyung. ¿Dónde se supone que está el auto? 

—¿Qué? —dijo apoyándose en la entrada—. Seokjin debió regresar antes que nosotros, el auto debería estar aquí. 

—Pues no está. —Preocupado—. ¿Crees que le sucedió algo? ¿Estará bien?

Taehyung enarcó una ceja. —¿Desde cuándo te preocupa mi hermano?

—Seokjin no me interesa; mi madre iba en ese auto también, ¿Recuerdas? Y sin ella ya sabes, puf, ¡Me esfumo! Tenemos que averiguar dónde está y haciendo qué. 

—Baja la voz, ¿Que no ves que mis padres aún no despiertan?

Susurrando. —Pues perdón por molestarte con la preocupación de mi existencia. 

Taehyung estuvo a punto de ahorcarlo silenciosamente hasta que escuchó el silbido de su hermano desde el exterior de la casa. Seokjin era la única persona que silbaba de esa forma, se trataba de un código secreto entre los dos. 

—Es mi hermano —dijo descomponiéndose aún más la ropa—, iré a abrirle, recuerda que no debe notar que salimos. Espérame aquí. 

—Golpeamos a alguien del equipo, créeme, lo sabrá tarde o temprano. 

—Tarde es mejor. 

Taehyung suspiró y regresó al garaje para quitar el seguro de la puerta levantando la pestaña lento para evitar hacer ruido. Él sabía lo que debía hacer, ayudar a Seokjin a escabullirse sin ser castigado era su especialidad. 

Jungkook se asomó por la puerta contigua, viendo a un Seokjin sonriente. Arrugó la nariz, incómodo, esa sonrisa le molestaba, quizá porque no le agradaba su padrastro, porque era un amargado o quizá ambas. En fin, su tonto rostro feliz le parecía sospecho. 

Una vez que el mayor se estacionó exitosamente en el interior de la casa, bajó del auto sin cambiar de expresión y negando con la cabeza. 

—Gracias, Taehyung. Te debo una. 

—¿Una? ¿Sabes qué hora es? Una par de minutos más y papá nos habría matado a los dos por tu culpa. 

—Oh, vamos. Deja de regañarme, sé un buen hermano menor y confórmate con tener mi gratitud.

—Vas a meterte en problemas. ¿Dónde estabas? 

(Bingo), pensó Jungkook. Era exactamente la información que necesitaban. Taehyung, el pequeño cascarrabias sin duda alguna sabía cómo conseguir lo que quería. 

—En el cielo. 

(¿¡Perdón!?)

—Deja tus payasadas. —Taehyung rodó los ojos—. Nombre y lugar. 

—Nombre; Lee Sunhee. Lugar; su casa. 

(¿¡Qué!? Si se atrevió a ponerle una mano encima lo voy a...)

—Ella es de intercambio, ¿No sé supone que vivía con unos mormones o algo así?¿Qué hacías tú allí? Creí que irían al mirador.

—Lo hicimos, pero no resultó. Fue todo un desastre de hecho... la llevé a su casa, hablamos un rato y  luego...

—¿Luego...?

(¿¡Luego...!?)

—Ella me besó. ¡Ella! ¿Puedes creerlo? Dios, es... mejor de lo que esperé. 

—¿¡Qué!? —dijo Jungkook desde la puerta denotando su presencia. Taehyung soltó aire pesadamente por lo evidentemente tonto que era su amigo—. Ella no haría algo como eso.

Nada cambiaría la felicidad de Seokjin. Ni siquiera le importó la intervención del metiche siamés de su hermano. 

—Eso creí; yo iba a hacerlo pero... me desmotivé. Estaba demasiado nervioso y lo arruiné, creo. —Suspiró apenado—. Pero cuando llegamos a su casa, en la puerta... algo cambió. Fue inesperado. 

—¿Eso y ya? —Taehyung, incrédulo—. ¿Qué pasó después de ese beso? Tú y ella lo...

—No, es alguien con decisión. Y me gusta eso, yo respeto eso, nunca conocí a una persona así de segura de sí misma.  

—Sí, sí, sí. Muy bonito y todo —Jungkook habló—, ¿Dijo o hizo algo más?

—No. Entró rápido y yo me quedé allí, como tonto. 

Taehyung no estaba convencido con su respuesta.

—¿Y por qué llegaste hasta ahora? —Es decir, a ellos les tomó dos horas regresar caminando, él debió llegar antes. ¿Cierto? 

—Me quedé dormido en el auto. Estaba muy oscuro y ya sabes que esta chatarra no funciona muy bien que digamos, preferí no arriesgarme. 

Jungkook estaba realmente confundido; el castaño lo notó al verle negar mientras veía el piso, supo además que su respiración se había agitado por la lámpara parpadeante. 

—Bien, cierra con cuidado —dijo Taehyung ansioso por irse—, nosotros volveremos a dormir. 

No le dio tiempo para contestarle; tomó a Jungkook de la muñeca para hacerlo caminar hasta su habitación. Haciéndole correr al subir las escaleras y dejando de poner cuidado al ruido que hacían. 

Una vez a solas, cerró la puerta y dejó a Jungkook enloquecer finalmente. 

—¿Cómo es posible? Nosotros cambiamos la historia, ¿Cómo es que esto pasó?

—No lo sé.... debe haber un error, nuestro plan, nuestra hipótesis, están mal. 

—Por mis pelotas. ¿Qué tan difícil puede ser evitar que dos adolescentes salgan? Esto es, ¡Es estúpido!

—Jungkook, cálmate. —Las luces temblaban, su ritmo cardíaco y su cerebro trabajando iban a causar un desastre—. Cálmate antes de que causes una sobrecarga eléctrica. 

—No. Es que, Taehyung ¿Qué significa eso? ¿Es que acaso no puedo cambiar la historia? ¿O-o es solo una coincidencia? 

—Coincidencia o no, pasó, y eso nos deja una brecha en la historia que podemos analizar. —El castaño caminó veloz hacia su escritorio en busca de su libreta, la abrió y comenzó a escribir en ella. 

—¿Una qué?

—Una brecha. Te lo dije, la historia es una línea recta, cuando saltaste hacia atrás creaste una curva. Y a su vez, en ese punto, se creó una segunda línea de tiempo alternativa para mí y para ti pero real para todos los demás, todo aquello que te incluya a ti en este lugar es parte de la segunda. Es una paradoja, ¿Lo tienes?

—Lo tengo —se acercó a él, reclinándose ligeramente sobre él chico para ver con claridad las líneas que trazaba sobre el papel. 

—Bien. Mi hipótesis es la siguiente; los hechos en la segunda línea temporal afectarán todas las realidades existentes. 

Jungkook parpadeó inquieto.

—Eso significa que... si hago que algo cambie en la segunda línea, afectará de formas diferentes... ¿Ambas? 

—Exacto. Entonces, si Seokjin y tu madre sí se besaron, eso quiere decir que la línea original está intacta. Si logramos hacer que regreses a tu realidad nada sería diferente.

—Pero yo no quiero eso. 

—Lo sé, ese es el problema. Necesitaríamos hacer algo verdaderamente significativo para cambiar el curso de ambas o para hacer que las cosas se adapten a nuestros objetivos. 

—¿Cómo?

—Primero necesitamos hacer algo con la energía de tu cuerpo, está aburriéndome tener que cambiar los focos de la casa por tu culpa. Y segundo, tenemos que encontrar al eje de todo esto, algo que detone los sucesos. 

—Un detonante... ¿Te refieres a un motivo? No lo entiendo. 

Jungkook respiraba cerca de su cuello; le era difícil explicar sus ideas e hilar coherentemente sus teorías cuando sentía calor del chico tan cerca de él. Se movió bruscamente para alejarlo de él, nervioso.

—Un motivo, una situación, incluso una persona. Sea como sea, algo causa tu historia y eso lo que debemos desviar. 

El pelinegro le vio de frente. Si todo tenía un detonante, la muerte de Taehyung también debería tener uno, ¿Cierto? Solo necesitaba claridad mental para encontrarlo. 

—Bien. Entonces, estamos en la nada y todo esto nos jode aún más. Mi ser necesita más tiempo. 

—El tiempo es relativo. Deja de ser pesimis...—Taehyung se quedó callado de repente, como uniendo cabos en su cabeza—. Ser, existencia, causalidad, espacio y tiempo... podría, no, sí, quizá es... metafísica. 

—Estás balbuceando palabras que no entiendo, otra vez. 

—¡Eso es! Ese es mi problema, por eso no hemos avanzado nada. He estado siendo demasiado metódico. 

—Explícate. 

—No es algo meramente físico es un conjunto de muchas cosas. —Taehyung no tomaba aire para hablar—. Desde el cómo llegaste aquí hasta las formas de la existencia, son temas separados que hemos estado mezclando.   

Jungkook lo tomó de los hombros para evitar que se moviera, haciéndole concentrarse únicamente en él. Taehyung se quedó quieto, a la expectativa de la repentina interrupción que calló su voz cuando el chico articuló sus palabras lento.

—Escucha, castaño —le llamó— . Es evidente que me perdí a la mitad del camino, lo admito. —Taehyung asintió lento cuando el otro le sonrió dulce—. Está bien, entonces, te suplico que repitas todo eso en palabras más sencillas que mi cerebro inútil pueda comprender. 

Al soltarlo, Jungkook suspiró con fuerza y se dejó caer de espaldas en la cama frente al escritorio, agotado tras la noche y sus ausentes horas de sueño . Taehyung le observó con cautela, y temeroso, caminó para sentarse a la orilla de esta acomodándose para poder recargar su espalda en la cabecera, también abatido. 

—La metafísica... es parte de la filosofía, estudia los principios de la realidad, entre otras cosas más complejas, y abstractas, de hecho —comenzó a explicar viendo de soslayo bostezar al pelinegro.  

El sol resplandecía insolente mientras se colaba iluminando la habitación más de lo que Jungkook era capaz de tolerar. 

Este se recompuso sobre la cama, dándole la espalda a la ventana con los ojos cerrados; pero al hacerlo, su cabeza se encontró sobre los muslos de Taehyung quien se quedó quieto, sin moverse, sin saber cómo reaccionar a las acciones de otra persona sobre él. Con los brazos estáticos y renuentes a dejarlos caer sobre el muchacho. 

A Jeon no le importaba, en realidad, le parecía una posición muy cómoda para dormir. Así que preso del cansancio y del calor que el castaño emanaba, se quedó allí, con la esperanza de poder disfrutar de ese momento aunque sea por un par de minutos. 

—Creí que eso era algo más... poético que científico. No sé... —La posición le resultaba acogedora, dulce y suave.

—La poesía y la ciencia, no son tan diferentes como parecen, ambas comparten estructura y belleza. Tienen perspectivas de la creación e ideas aparentemente imposibles, y la filosofía... te ayuda a entender las incógnitas que te planteas, a entender las demás ciencias.

Jungkook soltó una pequeña risa; los brazos de Taehyung comenzaron a adormecerse, así que lento, casi con miedo, los acomodó entre las almohadas sintiendo a escasos centímetros los mechones negros y lisos prestos a su alcance. 

Contagiado por el sueño, y tentando a palpar al otro, deslizó su mano por la cabeza de Jeon sintiendo su cabello. Pausado, como si intentase que el otro no se diera cuenta. 

—No sé cómo sabes tanto de tantas cosas. Yo... solo sé que no sé nada. ¿Entiendes? —dijo con hilarante tono. Relajándose poco a poco vacilando al luchar por no dormirse.

Mientras Taehyung descaradamente, se adentraba más y más en las hebras oscuras del muchacho. Perdiéndose entre el cansancio, el calor y su voz. 

—Calla, Sócrates, entiendo la referencia. Como sea, aún necesito hacerte más pruebas. Antes de que mi cerebro colapse. —Se fijó en los ojos del chico y al encontrarlos cerrados asumió que estaba dormido—. Supongo que las haremos cuando despiertes —dijo, más para sí mismo que para el otro.

Cerró los ojos dando un pequeño toque a su frente y finalmente apartó sus manos de entre el cabello de Jungkook. 

—Oye —Jeon se removió de repente y le llamó con voz cansada—, ¿Por qué te detienes?

—¿No se supone que estabas dormido?

—¿No se supone que estabas acariciándome el cabello? 

—Lo siento, yo no...

Jungkook volvió a reír, no entendía la necesidad del chico por disculparse por algo como eso, algo que  evidentemente ambos estaban disfrutando. Y que también, Taehyung hacía inconscientemente, como si los prejuicios sembrados por la década en su cabeza realmente no tuvieran sentido. 

—Me gusta. —Taehyung reprimió un exhale asombrado—. Hazlo, por favor... si no te molesta, claro —le pidió, esperando a la expectativa de que lo hiciera. Cuando sintió de nuevo el temeroso toque sobre su cabeza por encima de sus orejas, sonrió complacido. 

—¿Acaso no piensas que esto es extraño? —murmuró temeroso. 

A lo que Jungkook respondió acercándose más a él para poder recargarse completamente sobre su cuerpo. Aunque no lo admitiese, Jungkook había pasado demasiado tiempo sintiendo el frío calar en su pecho al dormir, y ese momento le hizo sentir calidez. 

La calidez que extrañaba de su hogar. Es decir, si alguna vez tuvo uno. 

—No. Es placentero, así que cállate y duérmete de una vez. 

—Son las siete de la mañana, no puedo dormir. Yo, nosotros, yo tengo mucho que preparar para las pruebas que debo... 

—Solo disfruta el momento. ¿Está bien? He venido del futuro y créeme, pensar de más... solo te hará daño. —Sus palabras sonaban pausadas, y estaban llenas de impotencia—.  Así que por ahora simplemente relájate, y deja de hablar. 

—Tú nunca dejas de ser extraño, ¿Cierto?

—No, por eso encajo perfectamente contigo.

Taehyung sonrió; aceptando aquello que sin pedirlo le habían entregado: una muestra de afecto inocente.

Después de un par de minutos su respiración se mezcló con la de Jungkook. 

Y en el silencio de la habitación, ese que solo era interrumpido por las ramas de los árboles contra la ventana, ambos quedaron completamente dormidos. 

Sin tomar represalias contra el tiempo, o sus pechos que subían en sintonía. 

El medio día llegó dando paso a la tarde; permanecieron juntos hasta que el azote de la puerta abriéndose los alertó.

—¡Arriba, señoritas! —dijo Seokjin apareciendo en la habitación y dándoles una mirada desaprobatoria desde arriba al encontrarlos roncando abrazados. 

Ambos despertaron sobresaltados intentando ponerse de pie de inmediato. Jungkook tambaleó, y cayó sentado en el colchón al lado de la cama en el que acostumbraba a dormir. 

—¿Cuántas veces tengo que decirte que toques antes de entrar, tarado? —repuso Taehyung, ajustando sus anteojos después de haberse quedado dormido con ellos puestos. 

—Tranquilo. No pretendo interrumpir lo que sea que esté pasando aquí en el reino de los fenómenos.  

—¿Entonces qué haces aquí? 

Soltó una risa burlona, realmente adoraba molestar a su hermanito. Se sentía el jefe en ese momento, además, necesitaba ganar puntos con sus padres para que no lo asesinaran cuando viesen la ventana del auto.

—Ah, cierto. Mamá y papá saldrán un par de horas a cenar, y como temen que ustedes quemen la casa yo estoy a cargo. 

Jungkook se burló mentalmente de su padrastro, pensando: "Claro, nadie va a quitarte el poder, ridículo." 

—¿Y eso qué? No tenemos doce años, Jin. Haz lo que quieras. 

—Sí, eso haré. De hecho, invité a un par de amigos a ver el partido más tarde. Así que... no nos molesten. Y no hagan nada raro que me meta en problemas. 

—Sí, papá —dijeron al unísono sarcásticamente. 

—Los estaré vigilando —respondió dándose la vuelta para marcharse con aires de superioridad. 

Jungkook y Taehyung se vieron entre sí y comenzaron a reír burlándose de su actitud. Es decir, como dos niños pequeños mofándose de su niñera. 

—Dime que no es así de autoritario en el futuro, por favor. —Taehyung se puso de pie, estirando sus extremidades. 

—Es peor. Se cree un rebelde justo ahora, pero debiste verlo cuando me perforé las orejas. Fue épico, parecía que iba a desmayarse. 

—Supongo que pagó todos sus pecados teniéndote a ti como hijo. 

—Hijastro —le corrigió. 

Taehyung negó mientras buscaba una camisa apta para su experimento. Cambiándose naturalmente en su propia habitación.

De sus cajones sacó un pantalón corto y se lo lanzó al pelinegro que le veía atento. 

—Sí, claro. Oye, hijastro, ponte esto —dijo jugando con él. 

Jungkook enarcó una ceja curioso a la pequeña prenda. 

—¿Ah, sí? ¿Y eso por qué? —Su voz sonó llena de picardía por un segundo. 

—Te dije que haríamos unas pruebas físicas. Yo iré a llenar la bañera mientras tú terminas de cambiarte. ¿Entendido? Entendido. 

Kim no le dejó hablar. Simplemente le dio la espalda y caminó hacia el baño de la habitación como lo había anunciado. 

—La... ¿Bañera? —se cuestionó Jungkook. 

Suspiró; no es como si tuviera otra opción, tenía que cooperar si quería regresar a su década. Se desabrochó el pantalón y lo deslizó por sus piernas quitándose los zapatos en el camino, seguido de su camisa. Quedando en ropa interior por un par de minutos mientras se colocaba el short rojo que se le había entregado. 

Pensó en ponerse la camiseta de nuevo, pero Taehyung no le había dicho nada sobre eso. Así que lo más seguro es que no debía usarla, ¿Cierto? Su mente estaba mal por tergiversar la información que recibía convirtiéndola en algo caliente. Es decir, una bañera y dos personas le sonaba bastante prometedor. 

"Estúpida mente puberta de mierda", pensó. 

Sacudió la cabeza; se convenció a sí mismo de que no era nada de lo que se imaginaba al moverse en dirección al baño. Pero al ver a Taehyung con un cable, un desarmador y una lámpara a la orilla de la bañera se asustó en lugar de excitarse. 

—Jungkook —le dijo acomodándose las mangas de la camisa—, entra al agua. 

—¿Estás bromeando, cierto? 

—No. 

—¿Para qué? —Obvio—.  Taehyung, hasta yo sé lo que pasa cuando mezclas electricidad y agua. 

—Tengo una teoría. Tranquilo estarás bien,... eso creo. ¡Vamos! 

—¿¡Eso crees!? Aleja esos cables y esa lámpara de la puta bañera, Kim. O no entraré en ella. 

—No seas miedoso.

—¡Podrías matarme! Hablo en serio, así que hazlo o no pondré un pie allí. 

Taehyung rodó los ojos soltando el aparato en el piso. —Aguafiestas.

Jeon exhaló pesadamente; el pequeño doctor Kim Frankenstein a veces realmente le daba miedo. 

Caminó hasta el cerámico blanco con transparente líquido e introdujo con miedo sus piernas una a una. El agua estaba helada, sus músculos se contrajeron cuando se sentó con lentitud en el fondo de esta. 

—Bien, estoy en el agua. ¿Qué se supone que prueba esto? 

—¿Sientes algo? ¿Corriente, espasmos, algo?

—Uhm... no. 

Taehyung pareció decepcionado. El agua con sales y el cuerpo humano eran conductores de energía, y ambos eran capaces de dirigir la suficiente electricidad para encender una bombilla. 

Entonces, y si el cuerpo de Jungkook estaba lleno de cargas eléctricas por encima del promedio, ¿Por qué no reaccionaba? 

Jeon estaba en el lago. Algo en el agua era clave, Taehyung necesitaba entender qué era. 

—Intentemos otra cosa —propuso arrodillándose al lado de la bañera—. Necesito que te recuestes, intenta que todo tu cuerpo se sumerja y deja solo el espacio necesario para respirar. 

—¿Justo así? —murmuró Jungkook cuando lo único que rayaba en la superficie era su rostro. 

¿Cómo controlar la energía de su cuerpo? El estrés la disparaba de alguna forma, ¿Por qué? Quizá su ritmo cardíaco o la actividad cerebral. 

—Sí. —Le observó detenidamente, su pecho era visible y excepcional bajo el cristal líquido que lo exhibía momentáneamente—. Cierra los ojos y relájate, vamos a hablar un poco. 

Jungkook obedeció incómodo, cerrar los ojos significaba ver cosas horribles para él. —¿Y de qué quieres hablar?

—Tus padres —soltó duramente—. Piensa en ellos, y cuéntame, ¿Cómo se conocieron?

—Mis abuelos eran amigos... —lento tratando de recordar. 

—Últimamente he estado pensando en que quizá todo esto ya haya pasado antes, y la separación de Seokjin y tu madre sea... 

—¿Mi culpa? 

—Sí. Algo así. 

—Es imposible. Yo no puedo crear mi propia existencia, regresé porque ya existía, no al revés.  Mi aparición en el mundo es resultado de un fin de semana sin pastillas y una mala decisión.

—¿Cómo lo sabes? ¿Cómo estás tan seguro de que no causaste el encuentro de tus padres?

Taehyung tomó el extremo del cable de la lámpara y lo introdujo con lentitud en el agua. Jungkook hablaba cínico, sus músculos comenzaban a tensarse, y su respiración parecía ahora irregular.

—Porque ese matrimonio ya estaba arreglado —dijo, y la bombilla dio un pequeño chispazo repentino que duró un segundo. 

—¿Qué? Creí que Seokjin había hecho algo para alejarla.

—Ella regresó a casa porque debía hacerlo. Debía tener una vida normal y recatada, casarse... ser una "buena mujer"... Tuvo un hijo después de tantos años solo porque le enseñaron que era un requisito para ser feliz —arrastró sus palabras con pesar, sintiendo asco del deber y los falsos estatutos—, él no hizo nada mal. O bueno, no lo hará.

—Es por eso que...

—Sí. Es por eso que cuando vuelven a encontrarse ella lo acepta; es acá donde mi plan tiene sentido, si él lo arruina... cuando se vean de nuevo, ella lo rechazará. 

—Tu padre —interrumpió firme—, ¿Por qué se separaron? 

Jungkook tragó saliva al mismo tiempo que se agitaba. La energía de su cuerpo parecía conducirse por el agua y el cable de la lámpara que luchaba por encenderse. 

—Él... siempre tuvo problemas de dinero. Además, de que no es particularmente un bebedor muy pacífico que digamos. 

—¿Él te golpeaba? 

— No...—se quedó callado— no desde hace mucho. 

—¿Por qué lo excusas? 

—No lo estoy excusando. Es solo que... fue hace tanto tiempo, las cosas son diferentes ahora. 

—No lo es. A él ni siquiera le importas. 

—No es así. Él me quiere, muy a su manera.

—Sabes que es mentira, ¿Por qué lo haces, Jungkook?

Comenzando a enojarse. —No miento. Es lo que es.

—Proteger la idea que tú mismo creaste de alguien es estúpido.

Finalmente, la lámpara estaba encendida y su teoría era correcta. 

Jungkook era capaz de regular las cargas de su cuerpo, cada fibra del chico se había convertido en un generador. 

No sabía si trataba de un efecto colateral o una desventaja. Era un gran descubrimiento; joder que Taehyung se veía a sí mismo con una medalla en el cuello por sus descubrimientos. Pero había un problema, no estaba tratando con un circuito normal, se trataba de un humano. Uno muy temperamental.

—Ese no es tu problema, no hables de cosas que no entiendes—su voz se alzó, molesto—. ¡No sabes nada de él, o de mí! Así que deja de... 

Jeon intentó ponerse de pie, pero no lo consiguió. Sus músculos se entumecieron y dejaron de responder, todo su cuerpo se volvió pesado cuando perdió el autocontrol y se hundió por completo en el agua. 

Su rostro se quedó estático en una posición de dolor; estaba consciente de que necesitaba respirar, de que debía ponerse de pie pero era incapaz de mover un solo músculo. Estaba preso dentro del agua y su propia corriente. 

El dolor que lo atravesó le fue familiar por un instante en el que su mente se quedó fundida en un profundo negro. Era conocido, sí, sentía que estaba en el lago de nuevo, y los rayos que le habían materializado fluían en su sistema nervioso; pero ahora estaba lúcido. 

Su mente luchaba por sacarlo de la tetanización. Y allí en medio de sus pensamientos se encontró a sí mismo llorando; era su subconsciente. 

Sus recuerdos eran una botella de licor barato y las mujeres de su padre. Eran una golpiza tras otra y su madre llorando en la cocina haciendo la cena para un hijo desearía no haber tenido. 

Un hijo que sentía la egoísta necesidad de hacerla feliz por su cuenta para mitigar su culpa. Sin terceros, sin más hombres que fueran capaces de lastimarla. 

Sus recuerdos se mezclaban con la realidad, porque él sentía que estaba en esos lugares de nuevo. 

Estaba colapsando sin entenderlo, parecía que moría. Y no sabía si se debía al dolor en su médula espinal o a que siempre sintió deseos de morir en los momentos que recordaba tan fielmente. 

Taehyung se movió alarmado a su lado. La lámpara que seguía encendida enloqueció, si él ponía una mano dentro del agua iba a electrocutarse. La propia bombilla de la habitación palpitaba incesante, Kim estaba casi seguro de que el alumbrado público también estaba siendo afectado al verlo desvariar por el reflejo de la ventana.

Asustado; tomó los guantes de látex amarillo que tenía debajo del lavabo y se los colocó de prisa. Jungkook se estaba ahogando, pero no podía tocarlo. Tenía que romper el circuito. 

Se sacrificó confiando en el látex aislante en sus manos e intentó en desespero llegar al seguro de la bañera para dejar ir el agua en su interior. Cuando finalmente consiguió tomar la pequeña cadena tiró de ella quitando el corcho que impedía el paso del agua. 

El nivel de líquido comenzó a bajar dándole chance de tomar a Jungkook por los hombros, haciendo su máximo esfuerzo por no mojarse. 

Quiso levantarlo cuando la tina quedó vacía; arrancó la cortina de nylon para envolverlo mientras lo sostenía. Se trataba de un hombre de casi su misma altura, cuya masa corporal era más densa que la suya.

Al sacarlo, trastabilló. Sus pies cedieron ante el peso y Jungkook cayó sobre él aplastándolo. Pero ya no había peligro, la cortina era aislante, Taehyung no saldría herido, lo sabía. Entonces lo rodeó con sus brazos cuando lo sintió respirar de nuevo. 

Un fuerte estallido resonó cuando quedaron a oscuras. La sobrecarga acabó con los fusibles de la casa completa al mismo tiempo que Jungkook sollozaba casi inaudiblemente. 

—Jungkook, escúchame. Todo terminó, estás a salvo. Respóndeme, por favor. Necesito saber que estás bien, Jungkook. Pusiste morir, lo siento, enserio lo...

—¿P-por qué estoy aquí? —musitó con los ojos abiertos. Asustado de lo que vio dentro de su memoria, de lo real que se sentía; y con las manos de Taehyung quemándole la espalda al sujetarlo sin dejar de temblar. Jungkook... él, su subconsciente, ¿Quería morir?  

—Vamos a solucionarlo, regresarás a casa pronto. —Taehyung se aferró a él tomando su cabello aún con sus guantes puestos. Tentado a besar su cabeza y limitado únicamente por el temor de recibir una descarga—. Lo prometo. 

—¿Por qué...? 

Le fue imposible terminar la oración; quizá porque sencillamente no sabía con exactitud lo que quería decir. No, Jungkook no sabía si la pregunta correcta era: ¿Por qué estoy yo aquí? O ¿Por qué está él aquí? ¿Por qué está aquí conmigo? Tal vez ya había sucedido antes, o ¿Era él el precursor? 

Porque después de todo, Taehyung simplemente apareció en el momento oportuno para él.  

Entonces tuvo sentido para él cuando Diotima se atrevió a decirle a Sócrates que el amor nace de la necesidad y las circunstancias. 

O en este caso, de la espalda helada de Jungkook, con su mirada perturbada por una idea que se clavó en su cabeza sobre las circunstancias de la existencia de sí mismo y la muerte. 

Y en la culpabilidad que sin querer provocó en Taehyung. Aquel castaño que, compasivo con su expresión de horror y ojos oscuros sintió la necesidad de compensarlo.  

Entonces sumó una tarea más a su lista de pendientes: 

1. Hacer a Jungkook feliz. Muy feliz



Chicoos, adoro sus teorías; tómenlo con calma, todo a su tiempo. La línea y la historia son muy frágiles, y Jungkook al igual que Seokjin son demasiado tercos.

Nada es como parece. ❤️

Compartan y comenten, hagan a su escritor nerd feliz. :'u 

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