Sentía que mi labio inferior estaba temblando y en un intento de calmarlo lo mordí con fuerza, mis manos sudaban y aunque era tan asqueroso no dejaban de hacerlo, las tallé contra mis pantalones. No podía creer que enserio mi madre me obligara a venir a la escuela, y es que no había ningún problema en ir a la escuela y aprender algo, lo sé. Pero es tan aterrador cuando eres la persona nueva del grupo y cuando estas en otro instituto porque estas huyendo del bullying.

Mi madre estaba convencida que teniendo a Baekhyun como compañero me iba a venir bien y me ayudaría, pero justo en este momento ¿Dónde demonios se encontraba ese niño? Alguien pasó a mi lado y me empujó contra la pared, eso me hizo pensar en que era mejor entrar al salón de clases de una vez, acomodé mis gafas y mire al suelo, seguía nervioso y no podía ver a nadie a la cara.

Para mi suerte el salón estaba medio vacío y nadie me observó cuando entré, sí, era nuevo pero a nadie podía importarle. Y es que no es que sea invisible pero, ¿A quién le gustaría hacer un amigo feo y gordo? Y créanme no soy pre-juicioso, pero a mis 14 años sabía perfectamente que no era el estereotipo de un joven guapo. Mamá me decía que tenía que parar con eso, sin embargo era difícil.

Al final Baek no apareció cuando el timbre sonó, entró el profesor y me presento con mis compañeros. Bueno al menos si nadie estaba interesado en su nuevo compañero quizá podía evitarme algunas sesiones de malos comentarios sobre mi aspecto.

Todo iba bien, lo juro, todo estaba perfecto a excepción de que Baek no llegó. Todo hasta que ÉL entró, acababa de tomar mi asiento en la última butaca y la más alejada de todos cuando alguien tocó a la puerta. El profesor susurró un "adelante" y el salón se quedó en total silencio, pensé por un segundo que podía ser mi primo pero no, cuando levante la vista lo vi. Era no tan alto pero más que el promedio, su piel estaba bronceada, era delgado, casi escuálido pero eso no le quitaba la extraña aura de interés que lo rodeaba, no pude evitar ver a sus ojos y estos eran de un color avellana, sus labios estaban llenos y dios, mi corazón latió con fuerza.

Ya había estado sospechando con anterioridad que yo no era precisamente una persona heterosexual, pero hasta ese momento conocí a la primera persona que llamó mi atención.

-Tome asiento Jongin - El chico caminó por el pasillo y llegó hasta el lugar donde estaba, "Jongin" me miro y sentí mi cara ponerse colorada.

-Estas en mi lugar - Su voz era graciosa, era como si estuviera cambiándole justo ahora. Me quede estático. - ¿Te mueves? - moví mi cabeza y asentí pero no me moví, siguió parado ahí hasta que rodó los ojos.

Me levanté de inmediato y me senté en el lugar a un lado, mis manos estaban sudando de nuevo, llevé mi labio inferior hasta mis dientes una vez más mordiéndolo y por el rabillo del ojo me permití verlo, sus ojos me escaneaban.

Ese fue el primer encuentro que tuve con Kim Jongin y a partir de ahí todo se fue en picada.

Con el paso del tiempo me acostumbré a mi nueva escuela y a mis compañeros, además me permitía observar a mi bronceado compañero de vez en cuando, a veces por curiosidad y otras sin razón aparente. Nuestra relación era nula y a eso sumándole que yo era un cero (literalmente) a la izquierda y el un chico popular no ayudaba.
Fue hasta que en una clase de matemáticas en donde el contesto a una pregunta del profesor y yo lo corregí que supe que en mi vida jamás iba a mejorar esa relación.

La mirada de Kim Jongin podía haberme matado en ese momento, y en mi pecho así lo estaba haciendo.

Fue a mis 18 años cuando mi vida se tornó extraña, estábamos a punto de ir a la universidad. Los rumores decían que Kim Jongin estaba enamoradísimo de Jung Krystal y que en la graduación se le declararía. Baek me animaba diciendo que solo eran eso, rumores, pero en mi corazón sabía que no era así y es que 4 años de estar enamorado de alguien no era fácil y sí, sabía que Jongin era bisexual y sí, tal vez por él baje tanto de peso y me puse en forma, y si, dejé de corregirlo en clases pero seguía sin verme.

Cuando el día de la graduación llegó y estaba esperando a mi madre para que me felicitara nunca esperé encontrarme con Krystal y que me estuviera entregando una carta justo a mí. Mis ojos se hicieron más grandes de lo que eran de por sí y con todos los alumnos viendo mis nervios no se hicieron esperar.

Entre las personas que nos veían estaban Jongin y su amigo Chanyeol. Dios, si Jongin ya me odiaba sabía que estaba cavando mi propia tumba justo ahí. Como todo buen caballero rechacé la carta pero nunca espere que la chica huyera llorando.

Nada me podía salir peor, la chica que Jongin quería se me había declarado y además la había hecho llorar. ¿Qué clase de universo alterno era este? ¿No podía estar en uno donde yo fuera guapo y Jongin no me odiara?

Después de eso cada un tomó direcciones diferentes en su vida.