
Parte 18: Los Kim y los Do
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Cuando JongIn llegó de la escuela ese viernes, realmente no se esperó encontrar a su padre en la casa. Su padre siempre trabajaba hasta muy tarde esos días para no dejar nada pendiente y poder descansar sin interrupciones el fin de semana. Le gustaba relajarse viendo la televisión o quizá encerrándose en su despacho donde su madre decía que se ponía a leer.
En su casa había una gran colección de libros que el personal de limpieza no dejaba que se empolvara, pero que JongIn realmente dudara que su padre hubiese leído alguna vez. Sabía que tenía a sus amigos con los cuales pasaba tiempo los sábados por la noche, pese a que a SooJung no le agradaran en absoluto.
Así que cuando cerró la puerta detrás de sí y lo observó en el pasillo que daba hacia la cocina, JongIn se estremeció. La mirada dura de su padre se posó sobre su cuerpo y no parpadeó hasta un par de segundos después, dejándole en claro con su ceño fruncido que tenía preguntas que hacerle. El que SeungHyun hiciera un gesto con la cabeza indicándole a JongIn que fuera tras él a la cocina, lo puso incluso más nervioso que los exámenes de álgebra que había presentado la semana pasada.
JongIn tragó saliva y asintió, arrastrando los pies en forma de protesta pese a que sabía que si su madre salía de algún rincón le iba a propinar un buen coscorrón para que se dejara de hacer esos desplantes.
SeungHyun rodeó la barra de la cocina y abrió la puerta del refrigerador, inclinándose para echar un vistazo dentro y en cuestión de un instante sacar una botella de cerveza y la colocó sobre la barra, mientras que sus ojos se giraban en todas direcciones antes de proceder a destaparla y llevársela a la boca para degustar de su rico sabor.
Se aproximó nuevamente al refrigerador y sacó otra botella, extendiéndosela a JongIn esta vez para que la tomara. El muchacho parpadeó porque su padre nunca se había mostrado de aquella manera con él. Siempre había sido muy reacio en cuestión de los vicios como el alcohol y los cigarros.
ㅡ Bebe, vas a necesitarla.
Cuando escuchó las palabras de su padre, JongIn se hundió de hombros, soltando la mochila en el piso y terminando de acercarse a la barra para tomar la fría botella entre sus manos. La destapó con suavidad, con los nervios inundándolo por completo mientras se debatía en si debía tomar un sorbo o no, porque su padre siempre hacía por tomarle el pelo.
ㅡ Estoy hablando en serio, JongIn.
La voz de SeungHyun repicó en sus tímpanos un par de veces antes de que JongIn tomara la decisión de llevarse la botella a la boca, sintiendo el sabor amargo resbalar por su garganta con suavidad, arrugó la cara en un gesto porque no estaba acostumbrado al sabor y observó a su padre sonreír cuando abrió los ojos nuevamente, ni siquiera se había dado cuenta de que los había cerrado.
ㅡ Entonces, ya eres todo un hombre...
JongIn frunció el ceño y le empinó a la botella de licor, porque su padre le estaba hablando con tanta seriedad que sí, seguramente tendría que necesitar algo de alcohol en su sistema.
ㅡ ¿Desde cuando tienes novio?
ㅡ No hace mucho...
SeungHyun arqueó una ceja y JongIn supo que estaba reprobando su manera de contestar.
ㅡ Llevamos apenas un par de meses.
SeungHyun asintió esa vez y se dedicó a darle un trago más largo a la botella, terminándose el líquido de una buena vez.
ㅡ Y... ¿Hace cuánto duermes con él?
El corazón de JongIn latió fuerte, porque en el fondo sabía que la conversación se desviaría hasta ese tema desde el momento en que mencionó que ya era todo un hombre. Suspiró un poco cansado de la situación, porque también JongDae lo había estado presionando un poco para que hablara sobre cosas que ni siquiera sucedieron.
Dormir. La palabra era demasiado clara para él, pero la manera en que el mundo la empleaba hoy en día lo hacía querer darse de golpes contra la mesa. ¿Por qué no lo dejaban en paz?
ㅡ No dormimos juntos.
Su padre esbozó una sonrisa socarrona que él ya estaba esperando con anticipación. ㅡ Pues eso no fue lo que mis ojos vieron esta mañana.
ㅡ Es decir, sí... KyungSoo se quedó a dormir, pero no hicimos nada malo papá.
SeungHyun asintió con lentitud mientras se giraba hasta el refrigerador y sacaba otro par de botellas de cerveza, tomando una y dejando la otra en la repisa para su hijo. El moreno mayor se dedicó a beber de un trago largo antes de hundirse de hombros para restarle importancia al asunto.
ㅡ Tener sexo no es algo malo, JongIn. Está bien si no quieres hablarlo con tu padre, sólo quiero que tomes un poco de conciencia sobre tus acciones ㅡ Su padre se calló por un segundo antes de tirar las dos botellas ya vacías al bote de la basura y comenzar a rodear la barra de la cocina solo para darle unas palmaditas al hombro ㅡ Eres un chico y tienes necesidades como todo el mundo, no te avergüences de ello.
JongIn enmudeció, frunció el ceño y arrugó la cara en lo que casi podía pasar por un berrinche, agradecía que su padre no pudiera ver su rostro porque seguramente lo vería reprobatoriamente, otra vez.
ㅡ Ahora prepárate para lo que viene, tu madre ya casi escucha las campanas de la iglesia... creo que le fascina, tu novio ese.
Las manos de su padre abandonaron sus hombros y JongIn se giró lo suficiente como para observarlo retirarse de la cocina y perderse en el largo pasillo. Suspiró antes de tomar la botella que tenía frente a sus ojos y empinarse el licor de una maldita vez. Tenía que deshacerse de la evidencia antes de que su madre apareciera por algún lugar.
Tenía que subir y tirarse en la cama un rato antes de que fuera hora de partir a casa de KyungSoo.
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Si le preguntaran a SeHun qué era lo que le gustaba de Tao, no sabría que responder, porque con el paso del tiempo se había dado cuenta de que eran demasiadas cosas como para enumerarlas. Le gustaba su piel bronceada, la manera en que sonreía, sus bonitos ojos rasgados y sus estruendosas carcajadas. La manera en que sus manos se deslizaron sobre su espalda cuando le untó ese ungüento tan efectivo que le había quitado el malestar en una sola noche.
Claro que SeHun no era quien para decírselo a Tao, porque decírselo significaba que los mimos del chino descenderían y era en lo que menos estaba interesado, con honestidad solo quería que aumentaran.
Tener a SeHun en su cuarto no lo ponía nervioso, para Tao era un chico realmente apuesto, tenía una bonita silueta y le faltaba una sonrisa encantadora, sí, pero eso no significaba que no era atractivo. Lo era, SeHun era la palabra con pies, andando de un rincón a otro dentro de su pequeña habitación a la que prácticamente se había invitado desde el primer día que lo dejó entrar ahí.
No hacían más que platicar, ver televisión, o cualquier cosa con la que Tao pudiera distraerse después de que el chico le suplicara que por favor le diera otra tanda de ese pequeño ungüento que tanto lo hacía descansar. Y las manos de Tao temblaban cuando se deslizaban por su piel.
Sabía que en el fondo era un simple pretexto, porque las intenciones del coreano habían quedado más que marcadas desde el principio, pero a esas alturas a ZiTao ya no le importaba nada.
ㅡ Hyung...
La piel de Tao se estremeció al escuchar aquella palabra en la voz sedosa del muchacho y soltó un suspiro que catalogó de innecesario. Estaba recostado a su lado en la pequeña cama cuyo colchón protestaba por el peso de los dos.
ㅡ Tú no me dices Hyung nunca, ¿qué sucede?
El menor de los dos esbozó una sonrisa traviesa mientras su zurda alcanzaba con cierta dificultad la mano del chino, acariciando con las yemas de sus dedos la piel morena del muchacho para hacerlo estremecer. SeHun sabía que sus manos tenían efectos secundarios en el otro, sabía que ya no pasaba desapercibido. Se había percatado de cómo Tao tragaba saliva disimuladamente mientras sus ojos se perdían en el techo de la habitación.
ㅡ Me gustas, sucede que me gustas mucho.
Las mejillas de ZiTao se colorearon ante la declaración del más pequeño y su corazón se estremeció. Irse a China fue un pensamiento que catapultó hasta el más oscuro de los rincones de su memoria en aquellos instantes. Porque en aquellos momentos en lo único que podía pensar era en la manera en que las yemas mágicas de SeHun le acariciaban la mano y subían por el antebrazo con parsimonia.
SeHun no esperaba una respuesta, por lo que se giró noventa grados para tener una mejor posición y observar a su chino favorito en todo el mundo, incluso por encima de su amigo YiXing.
La manera en que sus labios se abrían de vez en cuando y cómo su pecho subía y bajaba por su respiración acompasada lo hacía estremecer, lo hacía querer impulsarse un poco hacia adelante, probando suerte.
Lo hizo, su rostro se inclinó un poco para acechar el cuerpo de ZiTao, que se dedicó a cerrar los ojos sin poner resistencia alguna. Había estado posponiendo el momento demasiado tiempo, cuando él también sentía algo muy en el fondo.
¿Qué se sentía ser besado por Oh SeHun? Ese muchacho malcriado que no salía de su casa con excusas baratas, el que lo persiguió por medio vecindario y que nunca se rendía. Y ahora estaba él, derrumbando sus murallas a SeHun, inclinando su cabeza un poco hacia su costado izquierdo para que el muchacho terminara de acomodarse, para invitarlo a entrar en su espacio personal que tanto valoraba.
ㅡ Me gustas...
Lo escuchó repetir antes de que sus labios se pegaran a los suyos efímeramente, antes de sentir su ausencia un segundo después y descubrir que sólo faltaba una fracción de segundo para enloquecer. SeHun lo haría enloquecer si no pegaba sus labios a los suyos una vez más.
El menor pareció leer sus pensamientos porque se estampó con su rostro una vez más, sus labios se movieron a un ritmo suave, demasiado pausado, demasiado lleno de algo que no podía describir, que ninguno de ellos podía.
El corazón de ZiTao se aceleró y no hubo más que responder a cada movimiento con otro, con sus temblorosas manos escabulléndose de un modo a otro hasta el cuello de SeHun para traerlo más hacia él, para rodearlo y abrazarlo.
Un beso de SeHun era calmo como él, era tranquilo mientras tomaba la suficiente confianza como para avanzar. Porque sus labios se sentían inquietos sobre los suyos, deseando explorar la piel tostada del mayor.
SeHun desvió el beso a la comisura de sus labios y posteriormente a su mejilla, besó su nariz y también su mentón antes de volver a sus labios. Antes de percatarse de que de alguna manera había terminado encima de ZiTao.
Y lo mejor era que ninguno protestaba.
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La persona favorita de KyungSoo en el mundo siempre había sido su padre. Era quien siempre lo sacaba de un apuro, quien siempre le cantaba canciones de cuna desde niño, su madre siempre le había dicho que su padre le había compuesto varias canciones en sus ratos libres de la empresa que manejaban.
JongHyun siempre se sintió inclinado por la música e hizo que su hijo tuviera un gusto selecto por las cosas, KyungSoo aprendió a tocar el piano a temprana edad y pese a que a muchos les parecería aburrido, para él las clases que su padre le daban eran extremadamente divertidas, amaba con locura esos momentos que podían compartir juntos.
Conforme fue creciendo el trabajo de su padre lo consumía más, pero no por eso dejó que su amor hacia su hijo menguara en demostraciones, no le compraba todo lo que quería, como todos los padres solían hacer con sus hijos para deshacerse de ellos, por el contrario; KyungSoo siempre tuvo que esforzarse para obtener sus premios. Pero su padre siempre lo recompensaba de manera afectuosa.
Y ahí estaba ahora, sentado frente a él en la mesa mientras su madre ayudaba a Yeri trayendo las cosas de la comida, a TaeYeon no le gustaba tratar a Yeri como una empleada más pese a que podía, estaba acostumbrada a darle una mano la mayoría de las veces pese a que fuese tachada a primera vista siempre de estirada.
TaeYeon había sido un poco dura con KyungSoo, pero solo lo necesario para formar el hombrecito de bien que hoy en día era. KyungSoo estaba muy agradecido con ambos.
Pero no por eso se dejaba de sentir nervioso y se sentía ridículo también porque no era el día de su boda, ni de su compromiso, ni de su sentencia de muerte; sin embargo todos actuaban como si realmente fuera así.
ㅡ Ese chico tuyo...¿Es tan apuesto como tú? ㅡ La voz perfecta de JongHyun salió de sus labios y KyungSoo lo observó con sus grandes ojos espantadizos esbozar una sonrisa amable ㅡ Yo no lo creo.
La mano de JongHyun se aproximó a la de su hijo y acarició su dorso sobre el mantel mientras Yeri terminaba de acomodar la ensalada frente a ellos.
Las mejillas de KyungSoo se colorearon como cada que su padre lo adulaba, esa vez al doble porque estaba hablando de JongIn. Hablar de JongIn frente a su padre lo hacía querer lanzarse por la ventana.
ㅡ Es bastante guapo, el otro día vi unas fotos suyas en Facebook.
La voz de TaeYeon inundó la habitación cuando la mujer se sentó con cierta elegancia en sus movimientos frente a KyungSoo, justo al lado de JongHyun y esbozó una sonrisa diminuta y traviesa, de esas que la hacían lucir tan bonita y que sin embargo a KyungSoo no le gustaban, porque significaban problemas.
ㅡ ¿En Facebook? ㅡ Fue todo lo que se animó a decir KyungSoo antes de observar a TaeYeon asentir con solemnidad mientras le servía a su marido una copa de vino blanco.
ㅡ Sí, lo agregué para estar en contacto, ya que bueno... eso es lo que se usa hoy en día. Además, una vez vino aquí a la casa, de haber sabido lo invito a pasar.
El rostro de KyungSoo se sintió hervir cuando bajó la mirada a su plato. Ahí estaba su madre enviándole solicitud de amistad a JongIn, el muchacho seguramente pensaría que era un completo acoso a su vida personal. Suspiró porque no podía hacer nada al respecto.
ㅡ ¿De verdad? Pues qué mejor que sea guapo, guapo y un verdadero caballero. Mi hijo no merece menos que eso.
El corazón de KyungSoo retumbó en sus adentros y se le infló el pecho de orgullo con cada palabra de su padre. JongHyun siempre lo trataba como el príncipe de la casa, siempre estaba mencionando que era lo mejor del planeta y que no podía existir alguien que lo mereciera. Esas bonitas palabras siempre lo hacían sentir bien, pese a que estaba un poco preocupado.
ㅡ Seguramente lo amaremos, así que no te preocupes ¿quieres?
JongHyun asintió en automático ante su mujer y se estiró un poco sobre la mesa para alcanzar su rostro. TaeYeon se sonrojó con el mero contacto de sus narices tocándose en un efímero instante y KyungSoo casi la vio enloquecer cuando su padre la besó en los labios con detenimiento.
Las mejillas del pequeño se arrebolaron mientras sonreía de oreja a oreja, por algún motivo desconocido para él, le encantaba la manera en que su padre trataba a TaeYeon, como una princesa, como si fuera su tesoro más valioso.
El retrato de sus padres demostrándose amor frente suyo lo hacía sentir más cálido, lo hacía creer que realmente no tenía de qué preocuparse, porque las cosas irían muy bien.
En definitiva JongIn encajaría con su familia de una u otra manera, él iba a encargarse de ello.
🐶🌅🐵
Los rayos del sol comenzaron a ser más tenues sobre el firmamento y las nubes esponjosas acaparaban la mayor parte de los haces lumínicos, coloreándose y difuminándose con el espacio exterior hasta fundirse en la negrura de la noche.
Los pies de BaekHyun eran pequeños y sus pasos eran relativamente cortos comparados con los de ChanYeol, que caminaba dando zancadas pese a que se esforzara por lo contrario. Sus largos y flacuchos pies se detenían cada dos pasos que daba para esperar a BaekHyun que caminaba a su propio ritmo, con la vista bien puesta en el cielo y el atardecer muriendo ante sus siluetas.
La mano de ChanYeol se extendió hacia su fisonomía y BaekHyun frunció el ceño antes de morder su labio con suavidad. ChanYeol era una marea de coqueteos, de miradas furtivas y enormes sonrisas que adornaban su tosco rostro.
Ese rostro al que BaekHyun se hacía cada día que pasaba más adicto que el anterior. Era un completo imbécil, BaekHyun se repetía que ChanYeol no merecía su atención ya que siempre tenían algún roce, siempre estaban en desacuerdo en algún punto de la conversación. Pero lo cierto era que únicamente se engañaba a sí mismo.
ChanYeol no era ningún imbécil, no era más que un muchacho común al que no había conocido en su mejor momento, pero que había reparado con creces aquel tropezón que dio al principio.
BaekHyun tomó la mano de ChanYeol con las mejillas bien coloreadas y sintió como con el puro contacto su corazón comenzó a bombear sangre apresuradamente, el alto ponía todo su sistema nervioso de cabeza, lo hacía trabajar más de la cuenta y le exprimía las sensaciones en un solo movimiento.
ChanYeol entrelazó sus dedos con los suyos en un movimiento suave y permaneció en silencio, porque no quería que el momento se perdiera, por el contrario, quería que perdurara, quería deleitarse de la sensación que tenía entre sus manos al llevar a BaekHyun de la mano.
ㅡ Ya estamos aquí, un par de casas más y llegamos.
El más alto asintió pese a que no era necesario y esbozó una sonrisa que intentó ocultar para no poner más nervioso al bajito. Se había ofrecido a acompañarlo hasta su casa porque a BaekHyun no le gustaba caminar solo y MinSeok lo había abandonado cuando terminaron las clases, cuando JongDae lo tomó de la mano en un movimiento apresurado y se lo llevó prácticamente corriendo.
A ChanYeol le había hecho mucha gracia, pero a BaekHyun no. Había maldecido a Kim JongDae la mitad del camino porque tenía que caminar, y repentinamente se silenció después de echarle un vistazo al gigante que se ofreció a acompañarlo.
BaekHyun no quería que el más alto pensara que lo estaba pasando mal, o que no le gustaba su compañía. Lo cierto era que le gustaba, le gustaba tanto que caminaba más despacio para no llegar tan pronto y cuando sin remedio llegó a la puerta de su casa, no soltó su mano como hubiese tenido que hacer.
ㅡ Llegamos.
La voz de ChanYeol lo sacó de la nube de pensamientos en la que estaba y se dedicó a asentir mientras se soltaba del más alto. BaekHyun tragó saliva mientras se apresuraba a meter su mano dentro de su bolso de libros en busca de las llaves.
Y descubrió que tenía muy mala suerte porque a la primera fue capaz de encontrarlas, se resignó a sacarlas y comenzó a elegir la llave correcta cuando escuchó sonreír a ChanYeol. BaekHyun levantó la mirada solo para encontrar a ChanYeol inclinándose hacia su lugar, con los ojos bien abiertos puestos sobre sus labios.
ㅡ Boo...
La respiración de BaekHyun falló por un segundo y no pudo resistirse más, soltó las llaves y lo que sea que trajera en las manos para alcanzar el cuello del más alto, levantándose sobre la punta de sus pies hasta dar con él y enroscar sus manos hábilmente, plantándole un beso bien dado en los labios al más alto.
A ChanYeol no le costó mucho reconocer lo que estaba sucediendo, su interior ronroneó en felicidad y dejó que sus manos abrazaran la cintura esbelta de BaekHyun, levantándose y trayéndolo consigo hasta las alturas, haciendo que el más bajito enroscara con decisión sus piernas alrededor de su cintura.
ChanYeol rozó sus labios con movimientos hábiles sobre los contrarios y sintió el calor de su pecho descender hasta su estómago, revolviendo todo su interior como cada que el perfume de BaekHyun le llegaba a las fosas nasales.
BaekHyun se acomodó como pudo y no lo soltó, sus labios demandaban un beso más largo, duradero, de esos de película que siempre le habían gustado. ChanYeol era el tipo de chico perfecto con el que se podía soñar.
Se separaron, viéndose a los ojos en silencio antes de que ambos rieran en automático, con las mejillas coloradas y las extremidades hechas gelatina.
ㅡ ¿Quieres pasar? Mamá llegará en un rato.
La voz de BaekHyun salió temblorosa y temió por su vida, pero ChanYeol sonrió en automático mientras asentía una y otra vez.
ㅡ Por supuesto que sí.
BaekHyun esbozó una sonrisa en sus temblorosos labios, esos que no querían desprenderse de los del más alto. Entrelazó su mano con la suya mientras se agachaba a recoger sus cosas y metía la llave por la rendija, porque no quería que ChanYeol se diera a la fuga, porque definitivamente ahora que lo tenía no lo dejaría escapar.
🐻🌅🐻
ㅡ ¡Te ves guapísimo! Justo lo que pensaba.
La voz de SooJung sonaba especialmente animada esa tarde, a JongIn le parecía que más de lo normal, pero no la culpaba. Él estaba muriendo de los nervios pese a que el alcohol de hacía un rato lo había envalentonado un poco. Ahora que estaba recién bañado, parado frente al espejo de su habitación mientras observaba su reflejo se sentía un desastre.
SooJung le acomodó el saco en los hombros y se aseguró que no existiera rastro de pelusa que pudiera perjudicar la imagen de su perfecto hijo, lo giró sobre sus pies para pasar sus dedos por las hebras negras que tenía por cabellos y lo peinó con detenimiento hacia atrás.
ㅡ Eres un hombre precioso, eres mi hijo después de todo.
Su madre se hundió de hombros y JongIn esbozó una sonrisa, le gustaba ver ese brillo especial que sus ojos soltaban cuando lo veía. Era demasiado maternal.
ㅡ Tu padre se irá directo al piso al ver que te has convertido en alguien más apuesto que él.
ㅡ Mamá, el traje ¿no es demasiado?
SooJung parpadeó con la incertidumbre en un ligero fruncimiento de ceño y negó con solemnidad.
ㅡ Por supuesto que no, es una noche especial... no sabemos con lo que esos estirados puedan salir.
Fue el turno de JongIn para fruncir el ceño esa vez. No le gustaba que su madre se refiriera a la familia de KyungSoo de aquella manera, él había conocido a la Señora Do una vez y la había encontrado encantadora, pese a que no cruzaron más de cincuenta palabras.
ㅡ Van a adorarte.
SooJung tomó ambos hombros de JongIn y se distanció un poco para observarlo, para que no se le escapara ningún detalle.
ㅡ También van a adorarte, mamá.
La sonrisa de SooJung se extendió hasta hacer notorias unas cuantas arrugas que tenía por la edad y asintió en silencio mientras se giraba para observarse en el espejo. El cabello ligeramente recogido en la parte baja de la nuca, un poco de maquillaje natural y un vestido negro un poco ajustado que mostraba sus pocos buenos atributos que el tiempo le había dejado.
La piel de SooJung era blanca y tersa, le gustaba no adornarse demasiado, pero JongIn había insistido en que luciera un diminuto dije que había comprado para ella hacía un par de años por su cumpleaños.
ㅡ Todo tiene que salir perfecto. Incluso tu padre. ㅡ La señora Kim suspiró y se giró sobre sus talones, dando una revisada a su hijo de pies a cabeza.
JongIn llevaba un traje negro ajustado a su medida que su madre había comprado para la ocasión con una corbata a juego anudada a su cuello por ella misma, los zapatos lustrosos y la impecable mirada del muchacho lo hacían destilar perfección por cada uno de sus poros.
SooJung sonrió con orgullo ante su creación y suspiró, porque parecía que apenas había pasado un mes cuando lo había tenido entre sus brazos.
ㅡ ¡SeungHyun! ¿Qué tanto haces? ¡Vamos a llegar tarde!
La estruendosa voz de SooJung se escuchó por toda la casa y JongIn la observó salir apresurada de la habitación, dirigiéndose seguramente hasta su habitación, para arrear a su marido, a quien no le gustaba demasiado conocer gente nueva.
SeungHyun siempre decía que él estaba perfecto tal y como estaba y que eso de socializar no era lo suyo. Y bueno, a JongIn realmente no le preocupaba su padre en absoluto aquella noche, porque SooJung era una mujer tan perfeccionista, que cuando tomaba algo entre sus manos, lo pulía hasta dar con lo que quería.
En pocas palabras, JongIn sabía que su madre tendría bien sujeto a su padre para que no fuera a hacer algo inapropiado. Seguramente todo iría bien, se repitió a si mismo mientras se observaba una vez más en el reflejo del espejo de su habitación.
Se sintió un poco orgulloso y feliz de lo que veía. Estaba enamorado, completamente enamorado de Do KyungSoo y eso era lo único que valía en aquellos instantes.
🐧🌃🐻
Cuando el timbre sonó, KyungSoo se llevó en automático la mano hasta la boca, listo para morder sus manos mientras su corazón se aceleraba en su interior. Quería que todo terminara rápido, quería dejar de sentirse nervioso y a la vez le gustaba la sensación que tenía en su estómago.
Las mariposas revoloteando cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse, dejando ver a TaeYeon con un vestido sencillo en color blanco y un par de pendientes brillantes que su padre le había regalado las navidades pasadas, el cabello parcialmente recogido y sus facciones perfectas animadas con poco maquillaje natural.
ㅡ ¿Estás listo? No tienes por qué estar nervioso, lo sabes.
KyungSoo asintió en automático mientras tragaba saliva y bajó su mano, propenso a que su madre le diera un manotazo si le observaba las uñas mordidas otra vez.
ㅡ Perdona, creo que se ha hecho todo un revuelo de esta cosa tan sencilla.
ㅡ Siento que me casaré mañana.
KyungSoo escupió al fin desde sus recónditos, sintiendo la adrenalina correr por sus venas con emoción.
TaeYeon negó en un gesto y se aproximó a él para acomodarle la corbata y alguno que otro detalle que pudiera resaltar.
ㅡ Lo lamento mucho, todo va a salir perfecto, ya lo verás.
Su madre besó su frente con calma y después lo abrazó con fuerza, su bebé había crecido repentinamente y su padre había exagerado un poco la situación, o quizá ella había sido la responsable al hacer una cena tan lujosa. Si hubiesen invitado al muchacho cualquier día a comer todo hubiese ido de maravilla.
Pero preparar una cena especial para conocerlo y que su madre se incluyera aquel día en el supermercado, todo eso había disparado las cosas a otro nivel que no debería. Ahora no era tiempo de solucionarlo, era tiempo de dejarse llevar.
ㅡ Vamos, mamá.
La mano de KyungSoo se entrelazó a la de la rubia y ella asintió calmadamente, sonriendo para su hijo mientras entrelazaba sus dedos, listos para salir de la habitación y bajar al primer nivel.
KyungSoo se dijo a sí mismo que sin importar lo que pasara, todo estaría bien, que ni él ni JongIn podrían hacer alguna tontería. Así que bajó las escaleras sin su madre, que se quedó atrás para sacar a JongHyun de su habitación.
KyungSoo se adelantó y sus ojos buscaron con presteza la silueta que tanto añoraba ver desde la tarde en la escuela. Ahí en medio de la sala estaba la familia Kim observando con curiosidad la sala de estar. Cuando llegó al último escalón, no pudo evitar escuchar los latidos de su corazón una vez que sus ojos grandes dieron con lo que estaba buscando, la silueta de JongIn justo frente suyo, vestido con un traje que le quedaba a la perfección, resaltando su cuerpo masculino.
JongIn se giró sobre la suela de sus zapatos lustrosos y KyungSoo se estremeció solo de verlo. Y tragó saliva porque el moreno se veía tan apuesto como el príncipe de todos sus sueños pero mejor, mucho mejor.
Porque Kim JongIn era real. Tan real que sus mejillas se colorearon cuando el moreno le sonrió, mostrándole sus dientes perfectos y perlados, haciéndolo perder la cordura por completo.
🐧🌃🐻
<Celos, celos, celos>
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