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Extra: KaiSoo

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Advertencia: Este capítulo contiene Lemon, leer bajo su responsabilidad. Esta escena está ubicada cuatro años después de la graduación.

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El primero y el último

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Para Do KyungSoo, Kim JongIn no podía ser descrito con una sola palabra. El chico moreno que había conocido hacía varios años atrás en la preparatoria, cuando sus padres decidieron regresar a su lugar de origen y al que él se había acoplado rápidamente por sus viejos amigos con los que nunca perdió contacto.

Fue una sorpresa para él que la primera vez que vio a JongIn le llamara la atención y estuvo a punto de preguntar su nombre porque el muchacho había estado observándolo sin tregua alguna durante las clases, pero ni siquiera había tenido que hacerlo ya que el chico se presentó por sí mismo a la hora del almuerzo.

Recordaba cómo había fruncido el ceño ante su manera de saludarlo, besarle la mano a plena cafetería hubiese hecho correr a cualquiera y no va a decir que le entró un poco el pánico en los siguientes días, cuando lo había descubierto observándolo a todas horas, casi siguiéndolo a donde quiera que iba.

KyungSoo no era bueno con las palabras y mucho menos con los sentimientos, siempre había tenido problemas para expresarse y exteriorizar lo que sentía. Así que verdaderamente no se dio cuenta de cuándo fue con exactitud que le había comenzado a gustar JongIn, ni mucho menos el motivo por el cual comenzó a hacerlo.

JongIn era guapo, aún lo seguía siendo, su piel morena era bastante atractiva para sus grandes ojos, podía ubicarlo con exactitud debido a ese cabello rebelde que el muchacho siempre llevaba y alborotaba de vez en cuando con sus propias manos, esa nariz singular y sus ojos pequeños y rasgados pero jamás demasiado comunes, siempre con un atisbo de brillo que hacía que se le revolviera el estómago. Los labios ligeramente pronunciados, lo suficiente como para que su mirada se enfocara en ellos cada que hablaba.

KyungSoo conservaba esa manía de observarle los labios a su novio aun cuando el tiempo había pasado tanto, tragando saliva para calmar la ansiedad de querer besarlo.

Pero lo que más le agradó del muchacho fue su perseverancia, el que hubiese sido constante con sus sentimientos hasta el final, cuando pensó en rendirse y que él se vio realmente frustrado con el hecho de dejarle de gustar. Cuando KyungSoo tuvo que abrir los ojos de buenas a primeras y aceptar lo que había venido negando desde hacía un tiempo atrás.

Desde el momento en que lo besó por primera vez, o quizá un poco antes incluso... Kim JongIn se había convertido en un resumen constante de "Primeras veces" y es que el moreno siempre había llegado a sorprenderlo incluso cuando ya no pensaba que pudiera existir algo que lo hiciera.

Do KyungSoo se había entregado a las garras del amor que Kim JongIn tenía para él y desde entonces disfrutaba de sus primeras veces, esas que lo hacían enloquecer.

Fue Kim JongIn el primero en perseguirlo por media escuela todos los días hasta cansarlo, el primero que con un simple toque de manos lo puso nervioso de pies a cabeza, haciéndolo fruncir el ceño, cerrando todas sus capas para intentar que no viera a través de ellas. El primer chico que lo hizo suspirar en las noches de insomnio donde no se decidía sobre si estaba enfermo, tenía fiebre o aceptar de una vez que el muchacho le gustaba.

Aceptar que le gustaba el muchacho fastidioso había sido todo un reto, aunque antes alguno que otro chico le había gustado, fue definitivamente Kim JongIn el primero que lo hizo salirse de su casa a horas no apropiadas para salir corriendo hasta la suya, para retractarse, para besarlo y hacerle saber que también lo quería aunque estuviera loco.

JongIn fue el primer chico que no estaba dentro de su círculo de amigos al que había tenido que enseñar las ecuaciones de primer grado y que sin embargo, en lugar de ponerse exclusivamente a estudiar había terminado contándole parte de su vida, parte de su sentir sobre sus padres y su vida cotidiana. Había terminado buscando una excusa para que sus manos se tocaran cuando necesitaba tomar el sacapuntas o quizá el borrador, sus mejillas encendidas lo delataban junto con su mirada y el martilleo de su corazón que seguramente se escuchaba hasta China.

Había sido por él que había mentido a sus padres por primera vez, cuando había salido de su casa diciendo que dormiría en casa de MinSeok y que sus pies lo habían llevado hasta la habitación de JongIn. Sin contar que habían sido descubiertos y que lo había pagado bastante caro, cuando sus padres decidieron invitar a JongIn a cenar.

JongIn era el primer chico que llevaba a casa, el primero que conocía a sus adorados padres y también el primero que JongHyun aceptó diciéndole que no pensaba aceptar a alguien más en el futuro, siempre y cuando fuese feliz.

Fue JongIn el primero en ponerlo nervioso, en hacerlo dudar de sí mismo y el primero en ponerlo completamente celoso, hacerlo perder sus cabales por completo, incluso sintiéndose agredido si es que JongIn volteaba a ver a alguien más, da gracias que esa etapa no durara bastante, porque JongIn siempre se había encargado de demostrarle con creces que el único que le interesaba era él.

Había sido el primer chico que se tragara la vergüenza y le dedicara una canción de amor frente a medio mundo, el primero que le cantara con sentimiento pese a que desafinara bastante y que no le importara, el primero en hacerlo sonreír por las mañanas.

Y también el primero en hacerlo llorar hasta el punto de quebrarse. Kim JongIn no era un santo, ni de lejos era el chico perfecto que cualquiera estaría esperando para pasar el resto de su vida. Como todas las relaciones no todo había sido miel con azúcar.

Y KyungSoo tuvo su etapa fastidiosa en la que no quería siquiera verlo cerca de ese tal Lu Han con el que rentaba él y sus amigos. Se había puesto celoso hasta del aire que respiraba y el moreno siempre le terminaba diciendo que no inventara cosas que no eran, porque al departamento casi no asistía nunca y prácticamente lo ultilizaba para dormir.

Por supuesto que había aceptado su error y con los dientes apretados se había disculpado un par de veces, como aquella en la que decidió pasarse por la hora de la comida a su departamento y al verlos ahí sentados comiendo se le había caído un vaso de refresco empapando a un recién bañado Lu Han que iba directo a su facultad y que sin embargo había tenido que darse una ducha para no ir lleno de dulce.

JongIn lo había mirado mal porque no se tragaba el hecho de que hubiese sido un simple accidente, y KyungSoo lo retó porque no creía en su palabra. Habían durado sin hablarse esa vez casi una semana en la que el orgullo casi pudo con ambos. Hasta que JongIn tocó la puerta de su pequeño departamento una noche con una mirada de súplica y una banderita blanca dispuesto a negociar. Y lo habían hecho, se habían reconciliado entre las sábanas de su cama, con mimos, besos y una infinidad de declaraciones de amor en su oído mientras se fundían en uno solo.

JongIn había sido su primera vez y sus primeros intentos también, cuando no tenía la mínima idea de qué debía hacer y con los nervios a flor de piel impidiéndole reaccionar como debía, había dejado con las ganas al moreno un par de veces en las que corrió como el cobarde que era a esconderse en el baño porque temía por su precioso trasero que jamás había sido profanado antes.

Y no fue sino hasta varios intentos después que JongIn pudo con él, seduciéndolo con palabras dulces mientras sus manos se hacían cargo de su cuerpo, de hacerle sentir tocar el cielo con las yemas de los dedos mientras penetraba sus recónditos con su virilidad. Fue el primero en mostrarle el universo detrás de sus párpados y el que lo hizo suplicar por más bajo su cuerpo sudoroso, completamente insaciable de él, sin ganas de siquiera intentar llenarse de lo que JongIn tenía para él.

JongIn fue el primero en motivarlo y apoyarlo en su decisión de estudiar gastronomía, después de descubrir que le apasionaba más que nada en el mundo. Y era el moreno el primero en probar los platillos que ensayaban en las prácticas de la facultad.

Así que no, en definitiva Kim JongIn no podía describirse en una simple palabra, no cuando había sido el primero para él en todo, el que siempre estuviese cerca y lo consolara cuando las cosas no salían tan perfectas como él siempre esperaba que fueran, por ser más que un novio y su amante, un amigo que lo escuchara en silencio hasta el final y que le dijera lo que pensaba al respecto de sus decisiones.

El que lo respaldaba a cada paso que daba y el que lo mimaba cada que podía. Y KyungSoo se esforzaba por ser todo lo que JongIn era para él, su mundo, su pequeño universo privado que brillaba como las noches de verano sin nubes que opacaran su resplandor. KyungSoo siempre apoyaba a JongIn en sus presentaciones de baile y se las ingeniaba bastante para desestresarlo cada que el moreno sufría de falta de inspiración para organizar una nueva coreografía que lo ayudaría con sus notas.

Lo impulsó a ir a por el estilo del ballet que tanto le gustaba pese a que era demasiado tarde como para comenzar una carrera dentro de ese mundo tan perfeccionista, algunas veces lo sorprendía con simpleza en su departamento, entrando en complicidad de JongDae que se hacía el loco cuando se quedaba a dormir con MinSeok.

Y pese a todos los problemas, los celos infinitos por parte de ambos, porque JongIn no quería que nadie se le acercara más de lo debido y lo celaba hasta de sus profesores con los que hablaba a diario, pese a todo el alboroto que pudieran crear en el avance de su relación, lo importante era que en cada caída terminaban levantándose más fuertes y juntos.

Sin siquiera pensar que el final pudiera estar a la vuelta de la esquina, porque su amor iniciaba en sus ojos observándose detenidamente hasta perderse y se filtraba en el infinito de las yemas de sus dedos acariciando sus manos al desnudo, sin que hubiesen líneas que trazaran el final de lo que sentían.

Abrió los ojos sintiendo el cosquilleo producido por la respiración de JongIn sobre su cuello, en aquel lugar donde iniciaba la columna vertebral y que lo hacía estremecer con el puro contacto del aire caliente sobre su piel desnuda. Se removió entre las sábanas y palpó con las yemas de sus dedos el colchón para jalar las cobijas porque tenía un poco de frío, el invierno aún no llegaba pero el cambio de estación estaba demasiado marcado en el ambiente.

La tranquila respiración de su novio le ponía los vellos de punta e intentó girarse sin demasiado éxito, porque JongIn estaba abrazándolo por la cintura, o más bien aprisionándolo contra su pecho desnudo y calientito, contra todo su cuerpo desnudo que fue capaz de percibir una vez que hubo abierto bien los ojos, sintiendo la entrepierna despierta del moreno sobre sus glúteos haciéndolo enrojecer.

Se aclaró la garganta para ver si JongIn se decidía a despertar y sin embargo la única respuesta que obtuvo de su parte fue un ligero cosquilleo sobre su cintura, ahí donde el hueco de la cadera se funde con el estómago en una marcada uve, cuando los dedos de JongIn se movieron inconscientemente sobre su piel desnuda, poniéndolo a temblar de pies a cabeza.

Tragó saliva y decidió girarse a como dé lugar, moviéndose con cierta impaciencia mientras rodaba en su propio lugar con cierta dificultar para toparse de lleno con las tranquilas facciones de su novio que tenía los ojos cerrados, sumergido en un profundo sueño, con los labios gruesos entreabiertos invitándolo a acercarse.

Lo observó por un par de minutos mientras sopesaba la probabilidad de despertarlo. Habían celebrado su aniversario la noche anterior con una cena preparada por él mismo y unas cuantas copas de vino. Sin tener que salir a la calle a algún restaurante. Ambos habían preferido acurrucarse en el sillón y cenar en la tranquilidad de su casa, para después terminar la celebración sobre la cama. Las mejillas se le colorearon de solo recordarlo, KyungSoo había aprendido con el paso del tiempo a ser él mismo con JongIn, a no dejar que la vergüenza le impidiera disfrutar de su cuerpo y de todo lo que quisiera.

Así que sí, JongIn había sido el primer chico que le enseñaba a experimentar de mil maneras su sexualidad y realmente a esas alturas de su relación el bajito estaba tan enganchado, que quería que también fuera el último al que se quisiera entregar.

Suspiró con un puño de anhelos en su respiración mientras las yemas de sus dedos comenzaron a recorrer la piel del pecho poco trabajado de JongIn, jugueteando en el camino por sus torneados brazos gracias al ejercicio que había estado haciendo últimamente y se dedicó a morderse el labio inferior conforme su mano descendía perdiéndose bajo la nívea sábana de su cama, delimitando el cuerpo de JongIn que ya se sabía a la perfección.

Se acercó más a él mientras su mano tomaba el miembro erecto del moreno que se quejó al instante, lo observó gemir por lo bajo mientras se mordía el labio inferior y comenzaba a abrir los ojos. KyungSoo sonrío victorioso cuando su mano comenzó a masajearlo en un movimiento suave a ritmo pausado mientras que el otro despertaba por completo, observándolo con sus ojos bien abiertos y la respiración entrecortada que lo hacía querer ir a por más.

ㅡ Buen día, príncipe dormilón... ㅡ La voz de KyungSoo salió más gutural de lo normal debido a su propia excitación, su miembro también estaba completamente despierto y falto de atención.

JongIn esbozó una diminuta sonrisa mientras se estiraba para alcanzar los labios de su novio, jalándolo con ambas manos para terminar su cometido, para besarlo a primera hora de la mañana de manera pasional, siendo estimulado por KyungSoo con aquellos movimientos sobre su erección.

ㅡ Buen día, precioso ㅡ JongIn suspiró con profundidad cuando se giró para quedar completamente boca arriba sobre el colchón y el bajito se movió para seguirlo, para ponerse sobre sus piernas abiertas y seguir masturbándolo con diligencia.

ㅡ Alguien despertó primero que tu...

El moreno no respondió, se dedicó a cerrar los ojos y levantar la espalda contra el colchón, el ritmo que marcaba la mano de su novio sobre su hombría era cada vez más apresurado, amenazando con hacerlo llegar al clímax en cuestión de instantes. Soltó un gruñido cuando se sintió desvanecerse entre las sábanas y se escurrió entre las manos del bajito, que sonrió satisfecho ante su trabajo.

La respiración de JongIn comenzó a acompasarse y abrió los ojos cristalizados por la excitación para dedicarle una mirada llena de fuego a KyungSoo quien simplemente sonrió y se mordió el labio inferior, asintiendo a los pensamientos que el moreno tenía sin siquiera tener que emitir palabra alguna.

Complacerlo era un completo pase al paraíso para él, se irguió hasta quedar sentado y lo atrajo para apegarlo a él, haciéndolo sentarse en su regazo mientras que él se dedicaba a comenzar con un camino de besos sobre su perfecto hombro.

Si a JongIn le preguntaban qué pensaba sobre el cuerpo de su amante, seguramente diría que es perfección pura, su piel blanca que se contrastaba con la suya y se fundía en una sola, sus cabellos azabaches un poco demasiado cortos que le gustaba despeinar aunque casi nunca lo lograra, sus marcados hombros que tanto le gustaba morder y aquellas clavículas que lo volvían completamente loco.

JongIn se detuvo sobre ellas y las lamió con parsimonia mientras lo escuchaba quejarse junto a su oído, poniéndolo duro una vez más porque con KyungSoo nunca tenía suficiente; succionó una parte de su carne que se dedicó a aprisionar con sus dientes con anterioridad y repitió el proceso hasta que creyó era suficiente, lamiendo el pequeño hematoma que nació en la piel albina de su precioso novio, poniéndolo orgulloso del simple hecho, de marcarlo como suyo cada que podía.

Lo sintió menearse sobre sus caderas en un vaivén lento, haciendo chocar su miembro duro con su estómago, mientras sus manos se deleitaban con la curva de su espalda baja y se deslizaban por su estómago para tomarlo entre sus manos, para acariciar su dureza y verlo estremecerse del puro contacto, arqueando la espalda hacia atrás, dejándole un claro espacio de su cuello que aprovechó hasta el final en una serie de lengüetazos y besos repartidos por toda la zona.

KyungSoo gimió alto cuando una mano de JongIn se llenó de sus propios fluidos corporales y se llenó los dedos con el líquido viscoso, mientras que la otra masajeaba sus glúteos redonditos y acolchados, apretándolos y separándolos con naturalidad para después llevar su mano húmeda hasta su entrada.

Apretó los ojos cuando el primer dedo se introdujo en su cavidad y se removió al instante, con la respiración acelerada mientras que JongIn insertaba el segundo dedo, acostumbrándolo a la intromisión pese a que hacía unas horas había sido profanado, lo estiró con su habitual movimiento de tijera y salió de él mientras lo sujetaba con fuerza de la cintura.

KyungSoo bajó su mirada hasta la suya y se levantó sobre sus propias rodillas, dejando su trasero en el aire unos instantes en los que los labios de JongIn lo encontraron en su boca y se dedicó a besarlo hasta cansarse, para mitigar el dolor cuando el bajito se retrajo en su lugar, bajando sobre el miembro de JongIn hasta sentarse sobre él y comenzar a penetrarse con lentitud. Las manos firmes de JongIn lo retuvieron en su lugar y él se dedicó a gruñir de dolor por un instante hasta acostumbrarse, paseando sus manos por la piel morena de su novio.

Abandonó sus labios cuando el vaivén comenzó en sus caderas, subiendo y bajando sobre el falo a la par que sus dientes se clavaban en la piel de chocolate que JongIn le ofrecía, le mordió el hombro infinidad de veces mientras el moreno dirigía las estocadas a las que él se entregó con placer.

Eran un mar de sentimientos, un montón de miradas comprometedoras llenas de esperanzas y anhelos, gemidos de placer entre besos con sabor a promesas por cumplir, con palabras al oído murmuradas con suavidad ante el retumbar de sus corazones en el fondo de su pecho.

JongIn lo llevaba más allá de la luna en un instante, le mostraba las estrellas y lo hacía sentir el revoloteo intenso de las mariposas en su estómago que se aglomeraban cada que lo escuchaba enunciar cuanto lo amaba.

Cada que cerraba los ojos completamente entregado al éxtasis que le provocaba hacer el amor con JongIn. Con la respiración hecha un lío ambos terminaron con su agonía y se dejan caer sobre la superficie del colchón que los recibe entre el montón de sábanas y cobijas con las que JongIn se dedica a cubrir a su novio para que no pase frío después de la subida de temperatura corporal.

ㅡ Te amo, Do KyungSoo... ㅡ musita JongIn en voz baja, regalándole un beso en la comisura de sus labios al bajito que se acomoda entre sus brazos.

KyungSoo suspira con una resplandeciente sonrisa en sus labios de corazón, con el corazón batiéndose en su interior ante las palabras de su novio. JongIn se lo dice cada que puede y KyungSoo siempre le corresponde, pero reafirmar su amor de todas las maneras posibles es para él la mejor forma de despertar.

—¿Me amas también? — JongIn se queja ante la sonrisa muda de su novio cuando la respuesta no llega, haciendo un puchero con sus labios gruesos, viéndose demasiado adorable pese a que acaban de tener sexo.

ㅡ Por supuesto que te amo, si no lo hiciera no te dejaría hacer todo lo que haces conmigo, JongIn...

ㅡ ¿Y qué hago contigo? ㅡ El moreno sonríe con picardía y a KyungSoo ya no debería sorprenderle sus repentinos cambios de personalidad, pues ha dejado de verse dulce para regresar a la sensualidad.

¡Bendito sea Kim JongIn y sus facetas en la cama!

ㅡ ¿Hace falta que lo diga? Me haces como quieres sin siquiera intentarlo, soy tuyo desde que puedo recordarlo JongIn.

El aludido sonríe complacido por las palabras de su hyung y deja que sus manos recorran el camino desde su mentón hasta su pecho, situándose sobre donde debe ir el corazón, sintiéndolo acelerado en cada segundo transcurrido.

ㅡ Quiero seguir haciéndolo, quiero poner tu mundo por completo de cabeza, quiero que pongas el mío en completo orden.

KyungSoo tragó saliva y suspiró desde lo más profundo de su ser, amaba el lado romántico de JongIn cuando se mostraba en ese plan sentimental. Cuando se sinceraba y le mostraba esa parte suya que tanto amaba, la que lo había terminado de enamorar por completo.

ㅡ Quiero que vivas conmigo, KyungSoo. Quiero que nos mudemos y comencemos nuestra vida juntos.

KyungSoo parpadeó ante la propuesta y se quedó mudo, con un montón de sensaciones llenando su pecho y haciéndolo florecer en su interior porque su novio estaba proponiéndole algo.

ㅡ Voy a cuidar de ti, tengo algo de dinero ahorrado para rentar un lugar y comenzar los dos juntos...

No pudo terminar de decir lo que quería porque el bajito se apresuró a lanzarse hacia adelante, estampando sus labios con los suyos para callarlo, besándolo con ímpetu y con suavidad al mismo tiempo si es que eso era posible, pero lo era, porque ese era un claro ejemplo de todo el revoltijo que JongIn provocaba en él con una sola palabra.

ㅡ Si quiero ㅡ murmuró entre sus labios, con la respiración aún acelerada y con una sonrisa formándose en sus labios de corazón.

ㅡ Iba a pedírtelo ayer durante la cena pero... no vi el momento perfecto.

ㅡ Este es un buen momento, Kim JongIn.

ㅡ Entonces, comencemos nuestras vidas juntas por completo KyungSoo, vamos a comenzar nuestro propio final feliz.

El bajito asintió repetidamente, depositando pequeños besos sobre los labios del moreno para demostrarle un poco de todo lo que sentía en ese preciso momento.

Y es que JongIn siempre encontraba la manera de sorprenderlo, asegurándose de imponerse, de dejar huella y de prevalecer a través del paso del tiempo.

Desde la primera mirada en clase cuando se sintieron conectados de alguna manera hasta la primera propuesta indecorosa, hasta la primera propuesta sobre sus propias vidas, sobre sus vidas juntas.

Porque era JongIn siempre el primero en todo, el que le robaba el sueño, el único que tenía la capacidad de destruirlo y volverlo a construir, el primero en darle el mando de la relación para que lo hiciera como quisiera, el primero en apoderarse de sus pensamientos y su tiempo.

Kim JongIn tenía todo suyo y él lo tenía todo de él, y no necesitaba ver más allá para cerciorarse de que lo suyo era algo más. De que no podría ni quería cambiarlo por nada en el mundo. De que amanecía cada día y lo elegía una y otra vez sobre todas las cosas.

El primero en ganarse a su padre y el primero en ser amado por su madre.

Y por sobre todas las cosas, era JongIn el primer chico al que le había entregado por completo su corazón. Y era con él, con el chico que se había dedicado a crear una estúpida técnica para enamorarlo, con quien quería iniciar el resto de su vida.

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Notas:

No quise hacer el lemon tan explícito porque sigo pensando que la historia es demasiado rosa. -se va a esconderse-

Espero que les guste. Besos posholatosos.

2021 correcciones: ;-; me trauman mis propios smut. Lo sentí innecesario pero lo dejé porque debía modificar mucho.

🌠Ary.

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