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epílogo

Minatozaki Sana jamás llegaba tarde al trabajo.

Aun así, resultaba extraño verla en Pandora's Tattoos durante uno de sus días libres. Más aún si estaba siendo tatuada por Namjoon, su maestro.

─ No puedo creer que la pequeña Sana finalmente haya decidido tatuarse.─ Murmuraba Jisoo. Aquella sesión, sin poder evitarlo, se había convertido en una atracción para sus amigas.

─ Es una lástima que Hyunjin esté de luna de miel. Se habría muerto de risa al ver tu cara, Sana.─ Se burló Miyeon.

Lo cierto era que, para ella, la experiencia del tatuaje no estaba siendo algo demasiado agradable.

Mientras intentaba distraer su mente del terrible dolor miró a la pared de su estudio, esa que en tan solo dos años había experimentado grandes cambios. La frase de Harper Lee había sido reemplazada por la de Howe, los rostros de sus hermanos menores habían madurado, las bandas habían cambiado...

Y el unicornio y el dragón ya no se besaban.

─ No puedo creer que finalmente tenga una razón para tatuarme.─ Susurró Sana. La idea aun le parecía un tanto descabellada.

─ Han sido dos años muy duros, Sana.─ Le dijo su instructor. Sus trazos eran delicados, profesionales, y tenían tanto cariño como el que ella necesitaba para permanecer siempre en su piel.─ Creo que esta será una muy buena forma de comenzar una nueva etapa.

─ Una nueva etapa.─ Suspiró.

Después de todo el dolor que había vivido aquello no se escuchaba tan mal.

⸝⸝⸝ ♡︎ ⸝⸝⸝

Al salir de Pandora's Tattoos entró al auto que ahora le pertenecía. El interior estaba algo sucio, pero no le importaba. Mantenerlo así le hacía sentir que una parte de Chou Tzuyu estaba siempre junto a ella.

Condujo lentamente hasta un lugar al que no habría esperado volver a entrar y llamó al elevador. En menos tiempo del que pensaba se encontraba frente a la puerta del departamento 18-D, cuestionándose en silencio si alguno de los vecinos había experimentado alguna vez una historia de amor tan triste como la suya.

Suspiró antes de entrar, pues había estado evitando aquella escena durante ya mucho tiempo. Aquel no era un lugar en el que realmente amara estar.

No luego de todo lo sucedido.

Al entrar encontró motas de polvo, cajas que pronto abandonarían el lugar, muebles viejos y un aire melancólico.

Realmente odiaba estar allí.

Sintió alivio al recordar que aquel departamento se vendería. Algunos malos momentos debían de quedarse allí para siempre.

Encontró entonces una caja, la única caja que le importaba llevar, y la abrió para encontrar así la colección completa de los libros de un demente. Y, aunque le traía malos recuerdos, no pudo evitar tomar uno y sentarse en la terraza con un suspiro.

Todo esto llevó su mente a aquella noche en la que Lauren se había sentado allí con deseos de morir. El corazón se le encogió en el pecho y en sus ojos se formaron lágrimas que intentó retener.

Jamás podría describir el dolor que sintió esa noche.

Reteniendo sus lágrimas comenzó a leer el libro de Howe en voz alta. Tal vez el viento podría llevarle sus palabras a alguien que las necesitara.

─ ¡Pobre pez! Gritaba el marino. ¡Pobre marino! Gritaba el pez. Y fueron pobres juntos... Y en el funeral había un cuerpo sin vida, pero quien se veía sin vida era la viuda... ¿Se salvó? Preguntó la princesa... ¡Mira! ¡Manzanas! ¡Peras! Y tú...

No supo exactamente cuánto tiempo estuvo leyéndole al viento, pero al escuchar a su móvil sonar y ver el atardecer supo que había sido demasiado.

─ ¿Amor, eres tú?... Lo sé, lo siento. El tiempo pasó volando... Estoy en el departamento, amor. Y no, no se siente bien. Realmente estoy agradecida de que Junjie decidiera venderlo.─ Su voz era pacifica, así como las ráfagas de viento que golpeaban su rostro. Una sonrisa adornaba su rostro, y es que finalmente podía sentirse completamente feliz.─ ¿Tu turno en el restaurante de sushi ya ha terminado?... Joder, lo siento tanto amor. Sé que querías comer junto a mí, pero... ¿Realmente la has dejado nuevamente en restaurante?... Está bien, la buscaré yo. Supongo que será mi forma de pedirte perdón... ¿Te veo más tarde?... Está bien, no tardaré. Te amo.

Y realmente lo hacía.

Salió del departamento con una sonrisa. Tras la puerta del departamento 18-D, la cual era idéntica a las demás, Minatozaki Sana dejaba todo el dolor que había vivido dos años atrás.

⸝⸝⸝ ♡︎ ⸝⸝⸝

Entrar al restaurante de sushi se había convertido en una rutina para Minatozaki Sana.

Cada uno de los empleados la conocía y trataba con amabilidad, lo cual no resultaba extraño. El amor de su vida trabajaba allí.

─ ¡Camila Cabello! ─ La saludó Jongin, el mesero de turno. Estaba saliendo con Jennie, o al menos eso contaban. Nadie sabía exactamente como se habían conocido, pero claramente algo pasaba entre ellos.─ No esperaba verte aquí. Ya sabes...

─ Olvidó su billetera.─ Le informó al rodar los ojos antes de permitirle siquiera terminar la frase.─ De nuevo.

Val se rio de ella antes de buscar el objeto tras el mostrador, lugar donde siempre era olvidado. Sana había comenzado a pensar que lo dejaba allí a propósito.

Y sí que lo hacía.

─ ¿Puedo decirte algo?

─ Sabes que sí.

─ Creo que Jake está realmente muy enamorado.

Sana solo pudo pensar en la sonrisa majestuosa de aquel chico, lo cual le hizo sonreír también. Aún lo encontraba adorable.

─ Sería una desgracia que no lo estuviera. Lo asesinaría con mis propias manos.─ Se burló la tatuadora.

─ No estoy bromeando, Sana. El pobre estuvo todo el día hablando de los increíble que fue su estadía en el hotel y lo mucho que amó la habitación en la que se hospedaron. Está loco, lo juro.

─ Está bien, Jongin. Lo entiendo. Será mejor que me vaya si no quieres terminar con un terrible golpe en la nariz.

Y comenzó a marcharse con una sonrisa, pues definitivamente las cosas estaban mejorando.

─ ¿Sana? ─ La llamó el mesero a lo lejos.

─ ¿Si?

─ Bienvenida a tu nueva vida.─ Le dijo con una sonrisa.─ Y bonito tatuaje.

⸝⸝⸝ ♡︎ ⸝⸝⸝

Su nueva casa era pequeña, pero la encontraba acogedora. Amaba que las casas vecinas no fueran idénticas a la suya, pues eso le hacía pensar que cada historia era distinta.

Además, la completa falta de una terraza en aquel lugar le permitía suspirar cada vez que entraba.

En su casa había orden, pero no en exceso. Las paredes eran blancas, pero los cuadros en ellas les daban vida. Lo sillones eran negros y amplios, ideales para una noche de descontrol. El piso era de madera, cálido como las llamas de la chimenea en el invierno.

Y aquel era su hogar.

─ ¡Amor! ¡Ya llegué! ─ Gritó al dejar la caja de libros sobre el suelo.─ ¡Y traje tu maldita billetera!

El sonido de unos pasos atravesando el estrecho corredor la obligaron a darse vuelta con rapidez, y sonrió ampliamente cuando el adorable rostro lleno de pintura de Chou Tzuyu se posó justo frente al suyo.

─ Lamento lo de la billetera.─ Susurró la pintora antes de besar sus labios tiernamente. Procuró mantener la distancia para no ensuciarla, pero a Sana no le importaba realmente.─ Yo solo quería molestarte un poco.

Ella dejó escapar un gruñido leve. Claro que había sido esa la razón. Desde que había comenzado su trabajo de medio tiempo en ese restaurante para despejar su mente no existía día de su vida en el que ella no olvidara algo allí.

─ Pude notarlo.─ Dijo mientras rodaba los ojos y la abrazaba con un suspiro. No le importó llenarse de pintura. Existían en el mundo muchas más camisetas, pero ningún otro amor en su vida.─ ¿Qué pintabas?

─ Tu trasero.─ Soltó sin vergüenza alguna.─ Me emocioné un poco, lo admito. Puede que mis manos arruinaran la pintura, pero realmente extrañaba tener algo entre ellas.

Sana se alejó golpeando su brazo con delicadeza mientras reía. Amaba a aquella pintora sin pudor.

─ ¿Puedes perdonar mi incidente con la billetera si te digo que traje pizza para cenar?

Sana asintió. Chou Tzuyu sabía cómo hacerla ceder.

─ Soy una novia maravillosa, ¿no lo crees?.─ La tatuadora suspiró. Claro que lo era, incluso con aquel molesto comportamiento ególatra.─ Soy pintora, mesera de medio turno, filosofa, poeta... También soy increíblemente atractiva.

─ ¿No te falta un poco de humildad?

─ No lo creo.─ Rio.

Sana la beso con una sonrisa, y sus besos sabían a vida.

─ Realmente te amo, Tzuyu.

─ Realmente te amo, Shasha.

No existían en el mundo palabras tan mágicas como aquellas.

─ ¿Sabes que Nayeon está embarazada?

─ ¿Nayeon? ¿Nuestra Nayeon?.─ Se sorprendió la pintora- ¿De Jake? ¿Nuestro Jake?

Sana asintió con una sonrisa. Si, hablaba de ellos, la pareja que se formó durante la rehabilitación de Tzuyu y que nadie habría esperado pudiera llegar tan lejos.

─ Joder. El pobre se veía tan inocente que no pensé que supiera donde meter su...

─ Está bien, Tzuyu. Ya basta. Es asqueroso imaginar a mi hermana y ese chico teniendo sexo.

Puede que las constantes bromas sobre el tema comenzaran a cansarla. Ella solo quería proteger a Nayeon luego de que muchos idiotas rompieran su corazón, pero no veía necesario el conocer su vida sexual para hacerlo.

─ ¿Te hiciste un tatuaje? -Preguntó la pintora repentinamente, zanjando así el tema de Jake.

Al parecer no lo había notado antes.

Delicadamente la pintora sujetó el antebrazo de Sana y observó detenidamente la obra de arte. Había admiración en sus ojos, los cuales se humedecieron al notar la forma de los trazos.

─ Es una libélula, Shasha.

─ Me haré una por cada persona que gane.─ Notificó.

Tzuyu sonrió y la miró con ternura, tal y como si el cielo, las estrellas, la luna y cada cosa hermosa en el planeta viviera dentro de sus ojos.

─ Sus alas son...

─ Un dragón y un unicornio.─ Sonrió tiernamente.─ Sé lo que me tatué, Chou. No estoy tan loca.

Tzuyu no dijo nada. Solo le acarició tiernamente las mejillas y la besó, y en ese beso había un amor que finalmente podría volver a ser feliz.

Sana suspiró, pues el dragón y el unicornio en su mural ya no se besaban.

Ahora eran uno.

⸝⸝⸝ ♡︎ ⸝⸝⸝

Momentos más tarde, luego de cenar y compartir apasionados besos sobre su nueva cama, Minatozaki Sana abrazó el cuerpo de su pintora sin pudor y comenzó a recordar lo sucedido dos años atrás.

Recordó haber cerrado los ojos y pensar que todo había terminado, pero luego unos brazos temblorosos envolvieron su cintura mientras suplicaban por ayuda.

Recordó también la larga charla que tuvieron esa noche, las miles de maldiciones, lágrimas e insultos contenidos que Tzuyu había gritado al mundo mientras Sana la sostenía entre sus brazos.

Ese día Sana no llegó tarde al trabajo.

Ese día Sana no fue al trabajo.

Ese día buscaron ayuda.

Ese día Tzuyu decidió salvarse.

Recordó las miles de visitas al terapeuta y la enorme cantidad de antidepresivos que durante mucho tiempo hicieron parte de su día a día.

Recordó haber visto las heridas de sus muñecas aparecer y reaparecer con los días, hasta que simplemente se volvieron cicatrices.

Recordó sus subidas y bajadas. Sus lágrimas y sonrisas. Sus intentos de levantarse y sus tropiezos.

Y recordó haber estado allí para aplaudirla y para consolarla.

Ella estuvo allí para todo.

Ella aun lo estaba.

─ ¿Por qué no saltaste, Tzuyu? ─ Se le escapó.

Quiso taparse la boca de inmediato, pero ya no había nada que hacer.

─ ¿Quieres que lo haga? ─ Rio la pintora.

─ Ni en broma vuelvas a decir eso, Chou.

Tzuyu negó y besó su frente. Sabía que ya no podría hacerlo. Había entendido que, para ella, esa no era la solución.

─ No salté porque no quería ser una libélula para alguien más.─ Explicó. Era la primera vez que le decía esto.─ No quería ocupar un espacio en su espalda... No quería destruir a nadie.

Sana suspiró. Amaba escucharla y sentir que todo el dolor era ya parte del pasado.

─ Además, también lo hice por mí misma... Solo pensé que merecía morir feliz y no sobre el sucio asfalto. Y decidí recuperar quien había sido.

─ Tatiana tenía razón.─ Dijo suavemente mientras trazaba patrones en el estómago de Tzuyu, el cual se movía de forma irregular debido a las cosquillas. Sana se sentía agradecida al ya no ser capaz de ver los huesos de sus costillas.─ Si lo deseas con la suficiente fuerza puedes renacer de tus propias cenizas.

Tzuyu besó sus labios.

─ Tú recogiste mis cenizas, Shasha, y las juntaste para que pudiera renacer -Susurró suavemente a su oído mientras sujetaba su mano.─ Gracias.

─ Ha sido un placer, Tzuyu... Siempre lo será.

Y, mientras Tzuyu jugaba con sus dedos, supo con certeza que haría lo mismo por ella una y otra vez de ser necesario.

─ Ahora que lo pienso, lanzarme realmente habría sido un gran error.─ Dijo después de unos minutos. El ambiente ya no era pesado, y estaba más que claro que Tzuyu planeaba decir algo gracioso a continuación.─ ¡Una pintora loca habría llegado días después a Pandora's Tattoos para que le tatuaras una libélulas!... ¡Y se habría enamorado de ti!

─ Una total pesadilla.─ Rio antes de besar su pecho tiernamente.

─ Solo puedes tatuarme libélulas a mí.─ Dijo.─ Eres mi tatuadora de libélulas, Shasha. El resto puede pedírselas a Jisoo y Miyeon, porque los mandaré a la mierda si llegan a acercarse a ti con este sucio propósito.

Ella rio sin control. Era increíble poder vivir sin temor a perderla.

─ Estás loca, Tzuyu.

─ Tú también.─ Contraatacó─ ¡Te enamoraste de mi cuando era una perra que pintaba desnudos y que seguramente usaba bragas rojas! ¡¿Acaso estás demente, Minatozaki Sana?!

─ Un poco.─ Aceptó.─ Howe dice que todo el mundo lo está.

Luego de eso el silencio las envolvió, pero no era un silencio incómodo. Era uno de esos silencios que parecen decirlo todo por sí mismos.

─ ¿Quieres hablar de algo, Tzuyu?.─ Preguntó después de unos momentos.

Siempre le preguntaba aquello.

Quería conocer sus sueños y tristezas. Quería reparar sus días malos y celebrar sus días buenos. Quería estar allí para ella.

No quería cometer el mismo error de antes.

Quería obtener respuestas.

─ No.

─ Tzuyu...

─ Está bien. Hoy...

Y así fueron los siguientes días para la pintora y la tatuadora de libélulas.

Hubo días buenos, días malos, días por venir... Pero los hubo, que era todo lo que importaba.

Y así es como, a finales de año, las libélulas en el brazo de Sana eran dos.

Fin.

Hasta aquí llegó está historia, espero les haya encantado, hayan sufrido y llorado como yo lo hice. 😭

Y un recordatorio, está historia es una adaptación del shipp Camren, escrito por la talentosa AllysonDeVil. En su perfil pueden encontrar la versión original, así como un montón de fanfics preciosos. ♡︎

Hasta pronto! ♡︎

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