Esma fue al palacio con ella.

La niña no dejaba de llorar y eso a Atike le rompía el corazón.

―¡Nilüfer! ―llamó a su amiga.

―¿Si?

―Lleva a Esma al Hammam y dale de comer.

―Está bien. ―Nilüfer se llevó a Esma y Atike fue a ver a Orhan.

―¡Habla! ―Orhan estaba furioso.

Atike lo miró asustada. Nunca lo había visto así.

Azli Hatun, una de las amigas de Nurhan estaba en el suelo, arrodillada, llorando y pidiendo por piedad. No había soportado la culpa y fue a confesar.

―¡Por favor! ¡Perdónenme! ―decía entre sollozos.

―¡Dime quién enveneno a Nurbanu Hatun! ―gritó el şehzade.

―Nur... ―soltó un sollozo―, Nurhan Hatun.

―¡Ağas! ¡Traigan a Nurhan Hatun! ¡AHORA!

Azli no paraba de llorar y Atike estaba asimilando todo. Nurhan. Nurhan fue la que mató a Nurbanu.

Casi al instante Nurhan estaba frente a ella, temblando.

―Şehzade ―dijo con la voz temblorosa.

―¿Tú has sido la responsable de tratar de envenenar a mi favorita y de matar a Nurbanu Hatun?

Nurhan abrió los ojos con sorpresa y, sin darse cuenta, su mirada se dirigió a Azli.

―Yo...

Orhan se puso detrás de Atike y le susurró al oído:

―Elige el castigo. Lo que quieras.

Atike comenzó a llorar.

―No puedo ―abrazó a Orhan―. Mató a Nurbanu pero no puedo hacerle lo mismo. No puedo.

―Bien ―dijo besando su frente―. Yo lo haré. ¡Ağas! ¡Llévense a Nurhan Hatun, descuartícenla y arrojen los restos al Bósforo!

―¿Y Azli Hatun?

―Envíenla al Antiguo Palacio y que nunca regrese de allí.

Los Ağas se llevaron a rastras a Nurhan, quien lloraba y gritaba.

Atike volvió a abrazar a Orhan con lágrimas deslizándose en sus sonrosadas mejillas.

Algunos meses después...

―¡Duele!

―¡Y sí, Atike! ¡Estás dando a luz! ―gritó Zeynep a su lado.

―¡Vamos Hatun! ¡Puje! ―Atike obedeció y un llanto resonó.

―¿Qué es? ―preguntó, agotada.

―Una niña.

«Hürrem»

Atike sonrió. Lo sabía. Sabía que tendría una sultana.

En ese mismo instante, Orhan apareció y tomo a la niña para posteriormente comenzar la ceremonia.

―Tu nombre es Hürrem, Hürrem, Hürrem.

Se sentó al lado de Atike y le paso a la niña.

Atike apoyo la cabeza en el hombro de Orhan, sonriendo mientras miraba a su hija.

Todo era perfecto.

Cuatro años más tarde...

Luego de Hürrem habían llegado Ahmed y su melliza, la cual, como prometió Atike, llevaba el nombre de Nurbanu. Sus mellizos habían nacido el mismo día en el que Orhan asumió el trono y se convirtió en Sultán. Un año más tarde, Beyhan vino para traer más alegría al palacio.

Y cuando no podían ser más felices, Eleanur llegó.

―Valide.

―¿Si, Halima?

―Ya ha llegado el barco con las nuevas esclavas.

―Bien. Busca a la más bella y prepárala. Ya es hora de que vea a otra.

En todos estos años, Orhan no había tocado a ninguna otra que no fuera Atike.

―Como ordene.

―¡Zeynep!

―¿Si?

―Ya puedes llevarte a Hürrem Sultan.

La niña estaba sentada en las almohadas comiendo. Para tener cuatro años ya era toda una sultana.

Zeynep se reverenció y se llevó a Hürrem con su madre, Atike Sultán.

―Así que ¿Enviaran a una criada?

Zeynep asintió.

―Oh, bueno. Así es un harén, supongo.

Hürrem corrió hasta su madre y Atike la alzo.

―Mi pequeña sultana ¿Quieres dormir hoy conmigo?

Eleanur era la afortunada que iría con el Sultán esa noche.

La estaban preparando. Estaba segura que le gustaría al Sultán y podría desplazar a Atike de su lugar.

―Estás lista Hatun.

Eleanur se levantó. Un séquito de criadas y eunucos la escoltó hasta las puertas de la Hasoda.

Y entró.