Capitulo 3
Una vez que estuvo lista la enviaron.
Estaba muy nerviosa. Las manos le sudaban. Debía secárselas constantemente en el vestido.
«¿Le gustare?», era lo único que repetía en su cabeza una y otra vez.
Inhaló profundo y exhaló. Había llegado la hora.
―Buena suerte ―le deseó Zeynep.
Burnaz avanzó hacia la puerta.
Los guardias la dejaron pasar.
Una vez dentro, se arrodilló en el suelo y esperó a que el şehzade le diera la orden de levantarse.
Sintió un suave toque en su mejilla derecha, acompañado con un:
―Levantate.
Cumplió la orden sin levantar la cabeza.
―Mirame ―le ordenó nuevamente.
Burnaz, temerosa, levantó la vista y se encontró con unos hermosos ojos azules.
Quedó hipnotizada al instante.
Le sostuvo la mirada por un rato, sin acordarse de que eso le estaba prohibido.
―¿Cuál es tu nombre? ―le preguntó el şehzade Orhan.
―Burnaz.
Y él la besó.
Luego de una agitada noche, Orhan y Burnaz desayunaron.
Él se la quedó viendo.
Burnaz lo notó.
―¿Tengo algo? ―pregunto con inocencia, tocándose el rostro.
-No -respondió Orhan sonriendo-. O, sí, tienes mucha belleza.
Burnaz se sonrojó.
―¿Qué edad tienes?
―Trece.
―¿Y de dónde vienes?
―De Bosnia.
―¿Fue muy dura tu captura?
Burnaz sonrió con tristeza.
―Sí, lo fue. Me separaron de mi padre y de mi hermano. Sólo tenía ocho años.
Orhan le acarició la mejilla. Burnaz sintió un cosquilleo en su estómago.
―¿Cuál era tu nombre?
―Victoria.
El şehzade la miró mientras seguía comiendo.
―Desde ahora te llamarás Atike.
Burnaz sonrió.
―¿Atike?
―Significa muchacha joven y hermosa. También significa libre. Tú lo serás pronto.
―Me gusta.
«Soy Atike. Y pronto seré Burnaz Atike Sultan»
―Vuelve al harén.
Burnaz, ahora Atike, se levantó para posteriormente hacer una reverencia al şehzade.
Se retiró de los aposentos para ir con Ayşe Sultán.
―¡Burnaz! ―gritó Nilüfer.
Atike se dio vuelta.
―Atike, Nilüfer. El şehzade Orhan me nombro Atike.
―Es un lindo nombre.
―¿Para qué me buscabas?
―Ayşe Sultán me ordenó venir a buscarte. Quiere verte.
―Justo iba para allá.
―Entonces vamos.
Juntas fueron hacia los aposentos de Ayşe.
―Sultana ―dijeron Atike y Nilüfer al mismo tiempo.
―Burnaz.
―El şehzade me cambió el nombre
―¿A cuál? ―preguntó la sultana.
―A Atike.
―Muchacha joven y hermosa. Te queda bien.
Atike solo sonrió.
―Nilüfer, déjanos a solas con Atike.
Nilüfer asintió para después irse.
―¿Hice algo mal mi sultana?
―No Atike, no hiciste nada mal. Creo que mi hijo quedó encantado contigo.
―¿Cómo puede saberlo, sultana? Acabo de salir de los aposentos del şehzade.
―Tengo espías en todos lados ―respondió Ayse―. Ese no es el punto. El tema es que de ahora en adelante visitarás más a Orhan.
―¿Y cuál es el problema?
―Pronto tendrás que dar a luz a un heredero.
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