—Sabes Nilüfer—llamo la sultana a su amiga de toda la vida—es tiempo de aquello que hablamos hace unos meses- la hatun supo de inmediato a que se refería su superior.

— ¿Voy por él?- la sultana asintió apretando sus puños, era arriesgado pero era lo mejor.

Era la vida de los hijos de ellas o la vida de sus hijos y obviamente Atike prefería la vida de sus hijos de por sobre la de los demás, aunque su intención no era lastimar a unos inocentes.

Pero sabía que sus madres no le tendrían compasión a sus hijos, así que ella no se las tendría a sus rivales.

—Si dile a Esma y a Zeynep que estén pendientes de lo que hagan esas dos, y sobre todo de quien entra a ver al sultán. Pronto se ira a campaña y no sé si vea nacer a mi bebé- el humor de Orhan era cambiante, un día la amaba y al otro amaba a otra mujer, debía de tener cuidado si quería vivir junto a sus hijos.

—Claro que lo hará Sultana—le hizo una reverencia y se dirigió a buscar al gran visir, pues ya era tiempo de proteger a su pequeño Ahmed.

—Gulsum ven aquí —dijo viendo su abultado vientre—dile a una de las criadas que me traiga mi almuerzo y ve por mis pequeños.

—Sultana ¿Que haremos la sultana Atike salió ilesa de aquel atentado—la sultana Şah miro mal a su criada.

—Tengo que deshacerme de esa víbora, pero no se me ocurre nada —dijo viendo a su pequeña sultana Gülbahar.

—Podemos darle aquella planta para dejarla infértil después de que nazca su bebé

—Me hubiese servido hace años, tengo que ver de qué manera esa víbora desaparece de la vida de todos.- aunque para Şha aquello no era una novedad, Atike siempre salía ilesa de los atentados y poner al sultán de su lado era imposible, el amaba a Atike y suponía que ella lo amaba a él.

—Sultana Safiye— llamo la criada.

—Dime —dijo cargando a Fatma y a Ibrahim, ambos niños rieron entre sus brazos y siguieron jugando con el cabello de su madre con alegría.

— ¿Qué haremos mi sultana?- Safiye suspiro cansada.

—Esa mujer es una plaga y el sultán se infectó de ella –soltó un suspiro- hablar con Şah no funcionaría pues ella me odia y yo también, así que una alianza es imposible, para la valide solo soy una más del harem y para la melliza de el sultán solo mis hijos existen, mas yo no. Tengo que ver la manera de sacarlas a ambas del juego y poner a mi hijo en el trono— miro a Ibrahim quien le sonrió con inocencia.

Aquel pequeño le sonreía a todos con alegría y se dejaba querer por los demás, de no ser por su madre, el estaría libre de todo mal.

— Sultana Atike — dijo el gran visir Halil paşa —me honra su llamado.

—Si—dijo alzando más su cabeza con orgullo — ¿sabe por qué esta aquí?

—No mi sultana, bueno tengo mis sospechas...

—Quiero asegurar el futuro sultanato de Ahmed, así que he venido a negociar su lealtad- el hombre alzo la vista, había acertado a la perfección.

—Oh mi sultana, descuide yo cuidaré del futuro del şehzade Ahmed, la sultana Safiye ha intentado llegar a todos los visires al igual que la sultana Şah. Pero no tienen los medios suficientes para controlarlos, ya que usted gana más que ellas.- el paŞa sonrió, estar del lado de la primera mujer del sultán y madre de la mayoría de sus hijos le sería de gran beneficio.

En el pasado fue conocida por ser una mujer fuerte y amada, pero la vida le tuvo otros planes, los visires sabían que ella sería la gloria en un futuro y apoyarla les daría un gran beneficio.

—Por eso estoy aquí Halil, quiero que busques a todos los paşas que estén de mi lado y todos serán beneficiados, lo prometo.

—No dudo de su palabra sultana, de inmediato le haré una lista y se la enviaré, pero tenga cuidado con el harem, recuerde que la madre sultana no siempre la apoyará

—Lo se paşa tarde o temprano ella se ira y me tengo que asegurar mi lugar en el harem, sé que la sultana Fahriye me apoya pero también se que le tiene aprecio a Şah, así que tengo todo el cuidado posible, por mí y por mis hijos, prometo que el imperio estará a salvo conmigo y mis hijos, a cambió pido su total apoyo.

—Necesita el apoyo del pueblo sultana.

—Ya me estoy encargando de eso, descuide, los tendré en mis manos — dijo saliendo de ahí

—Zeynep, busca el baúl de oro iremos con los pobladores a darles oro y a repartir comida —anuncio dirigiéndose a donde el sultán— di le que necesito verlo— le dijo al guardia.

Una victoria segura implicaba tener de su lado al pueblo, a los visires y a los jenízaros, y ya tenía al pueblo de su lado, solo le faltaban dos piezas más para salir victoriosa.