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19 : Paraíso

- Martina, despierta - escucho la voz de Edu, pero me giro para seguir dormida. - Tina.

- Que no me digas Tina - exclamo abriendo los ojos.

- Es que así te despiertas - dice riendo.

- ¿Para qué me despiertas? ¿Qué hora es?

- Las once y cinco, te despierto porque tengo una noticia guay.

- Como sea una tontería, Edu - me llevo las manos al puente de la nariz.

- Han fichado a Tchoumeni.

- ¿De verdad?

- Sí.

Después de todo el caso de Mbappe, que finalmente ha acabado pasando lo que mi padre me dijo que pasaría. El Madrid ya ha pasado página y ya está centrado en el mercado de fichajes aunque no creo que sea muy movido, han fichado a Antonio Rüdiger que viene completamente gratis y ahora pues a Tchoumeni.

Conocemos a Tchoumeni porque él y Camavinga han jugado juntos en la selección francesa y son buenos amigos.

Llaman a la puerta de la habitación y Edu va corriendo a abrir. No entiendo la energía que tiene desde tan temprano.

- ¿Me das un poco de tú energía? - pido haciéndolo reír.

- No puedo, lo siento - responde alzando los hombros. - Mira el desayuno.

- ¿Has llamado para que suban el desayuno? - pregunto al ver como pone dos bandejas encima de la cama.

- Claro, si lo van a cerrar en veinte minutos - contesta haciendo que yo haga una mueca graciosa con la boca. - Como la señorita Martina es una bella durmiente pues hay que traerle el desayuno a la cama a la nena.

Yo sonrío acercándome a él para darle un beso en la mejilla.

- Encima - se queja rodando los ojos. - Si me vas a dar un beso, dámelo bien - dice y me besa.

Me quedo mirando la maleta, y no sé que bikini ponerme.
Estamos de vacaciones en Mykonos de nuevo, como casi todos los años repetimos.

- Martina, ponte el blanco - propone Edu mirándome.

- ¿El blanco?

- Sí, que te queda de muerte.

- Bueno.

Bajamos a la playa y nos damos cuenta de que unos metros más adelante hay una pequeña cala, en la que no hay nadie.

- Martina, yo me voy al agua - me dice Edu y yo asiento colocando las cosas en la arena.

- Vale, voy a tomar un poco el sol.

Lo veo meterse al agua y me quedo mirando sus abdominales y su espalda. Desde que está en el Real Madrid está mucho más bueno. Se ejercita mucho más y hace una dieta más equilibrada, aunque desde que ha probado las croquetas no hay quien se las quite.

El sombrero que llevo me tapa las vistas y apenas veo nada, encima estoy con las gafas de sol. Siento un cuerpo encima del mío y como me moja de agua.

- Edu - me quejo y él se ríe.

- Rubita, vente pal agua.

- Ahora voy.

- No, ahora no ya.

Me coje en brazos y empieza a correr hacia el agua, pataleo, grito, pero no me suelta.

- Edu, te vas a enterar - grito. - No me vayas a tirar.

Y en menos de lo que canta un gallo ya estoy en el agua.

- ¿Sabes que el año pasado vinimos aquí con el contrato? - me recuerda, hago una mueca de disgusto.

- No me recuerdes nada del contrato.

- Pero estamos así gracias a ese contrato en realidad.

- También es verdad.

- Nunca me imaginaba que iba a llegar a estar contigo - confiesa abrazándome.

- ¿Y eso por qué?

- Porque nunca pensé que fuera a sentir una cosa así por mi mejor amiga.

- Pues aquí estamos los dos. Yo tampoco pensé enamorarme de mi mejor amigo y mírame.

- En parte somos afortunados.

- Parece ser que si.

- ¿Te imaginas formando una familia juntos dentro de algunos años?

- Eduardo que somos muy jóvenes - respondo riendo a lo que él sonríe.

- Pues yo tengo claro que quiero tener hijos contigo.

- Y yo también, pero tiempo al tiempo.

- Si pero, ¿alguno tendrá nombre francés? - pregunta y yo rio mientras le doy un golpe.

- Eduardo Celmi Camavinga - pronuncio, él levanta las manos - ¿Se te ha despertado el instinto paternal?

- Es que teniéndote aquí así delante - dice señalandome - Pues me dan ganas de hacerte un par de niños - confiesa, niego con la cabeza poniéndome totalmente colorada.

- Madre mía.

- Podemos ir practicando - dice y yo siento como la sangre sigue subiendo a mis mejillas.

- Estás hoy tú muy salido no.

- Si tengo delante de mi a semejante monumento, como quieres que esté.

- Anda cállate ya.

- Callame tú. - contraataca sonriendo picaramente.

Me acerco a él y le beso, pone sus manos en mi culo y me lo apreta fuertemente haciendo que de mi garganta salga un gemido.

- No hagas eso porque entonces es cuando ya no contesto.

- Ni que yo tuviera la culpa.

Vuelve a besarme pero ahora mucho más apasionado, con más ganas, tira de mi labio y luego me lo muerde. Me separo por unos segundos de él y me miro a los ojos, que están llenos de deseo, y los míos supongo que estarán igual. Empieza a dejar besos por mi cuello y mis hombros, y esto es una tortura para mi.

- Edu, si viene alguien - digo pero me calla con un beso.

- No vendrá nadie.

Baja mis bragas del bikini y él se baja el bañador, me tumba sobre la orilla y se sube encima de mi sin llegar a poner todo su peso sobre mi cuerpo.

- Edu - susurro él sonríe mirándome.

- Voy, rubia.

Cierro los ojos en cuanto va entrando lentamente en mi.

- Quiero que grites muy alto.

- Dios, Edu.

Edu se mueve más rápido hasta que los dos llegamos al mismo tiempo y sale lentamente, mientras deja un beso tierno en mis hinchados labios. Los dos recuperamos la respiración y nos miramos.

- Practicar es bueno - dice guiñandome un ojo.

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