Capítulo 5: Evolución
Otra vez lunes. En días como hoy parece que el tiempo no avanza ni una pizca en el Clover's. Y encima el cielo está súper nublado y con pinta de que pronto caerá un buen chaparrón.
Diría que mi bajón es sólo por cansancio, pero creo que sería una verdad a medias...
—Grace, ¿qué te ocurre? —oigo preguntar a mi compañera—. ¿Es que no me oyes?
—¿Eh? Sí, sí, claro que te oigo. ¿Qué pasa?
—Pues que tienes que llevar esto a la mesa tres.
Me entrega la bandeja y hace un gesto apremiante con la cabeza. Trato de darme prisa, me he vuelto a quedar empanada y eso los clientes lo notan.
—¡Aquí tenéis! —anuncio, sirviéndoles los refrescos.
—Eh... No. Esto no es lo que habíamos pedido...
—¿Cómo que no?
—¡Grace! —me llama Regina. Creo que ha oído mi respuesta. Y mi tono.
—Ah... sí. Perdonad, ¿vale? Ahora os traigo lo vuestro.
—La mesa tres, Grace —me recuerda al pasar cerca de la barra—. Vamos.
—Que sí, ¡que ya va...!
Hago llegar la comanda a su destino correcto y regreso tras la barra. Me siento en un taburete cercano y suspiro. Ojalá poder irme a casa.
—Grace...
—Lo siento, hoy no tengo el día, Reggie —repongo al momento.
—Está bien. Después hablamos, ¿vale?
Mi compañera se dedica a servir lo poco que queda. No me machaca de más, detalle que agradezco: para presionar como si no hubiera un mañana ya tengo a mi madre.
—Venga, suéltalo —me dice, cuando regresa—. ¿Qué te ha pasado hoy?
—Pero bueno, ¿y ese retintín? —trato de bromear.
—Tu nefasta suerte. ¿Qué desgracia te trajo hoy?
Me aguanto la risa. Creo que me he convertido en un chiste con patas.
—Pues ¿qué va a ser? Lo de siempre. Keith.
Regina apoya una mano en la cadera.
—¿Qué te ha dicho esta vez?
—Nada fuera de lo común, lo de siempre. Ayer se portó como un capullo con Dustin y le dio igual cualquier cosa que yo le dijera. —Resoplo—. Al final es que me hace creer que el problema lo tengo yo.
Se cruza de brazos y endurece su expresión.
—¿Qué quieres decir?
Vuelvo a suspirar. No tengo ni idea de por dónde empezar.
—Pues que me siento estancada. Horriblemente estancada —digo al fin—. Siento que Keith y yo vivimos en mundos distintos y que, haga lo que haga, nunca consigo llegar al suyo. Que no soy suficiente.
—Claro que eres suficiente, Grace. Y más, incluso —alega de pronto—. Quizá lo que vuestra relación necesita es dar un paso más para consolidarse. Para conoceros de verdad.
—No te sigo...
—Digo que lleváis saliendo desde los diecisiete y, aun así, hay muchas cosas del otro que no sabéis. Porque jamás habéis convivido.
—Convivido —repito en voz baja—. ¿Te refieres a...?
—Hablo de que, tal vez, podrías proponerle iros a vivir juntos. Y pagar a medias un alquiler.
Frunzo el ceño y sopeso la idea. Miro a mi compañera con los ojos abiertísimos y sonrío. Esta chica es un genio.
—¡¡Reggie!! ¡Pero qué idea más maravillosa!
—¡No grites, que estamos trabajando! —me recuerda, apartándome cuando me lanzo a abrazarla—. Es solo una proposición, no cantes victoria antes de tiempo. Todavía tienes que hablarlo con él...
—¡Ah, claro! Pero seguro que me dice que sí, ¡soy su novia! ¿Cómo no va a querer alguien vivir con su pareja? ¡Es antinatural! ¡Ahora entiendo todos nuestros problemas! ¿Por qué no lo vi antes...?
—Grace, eso no...
—¡Eres la mejor, Reggie, te debo mil doscientos favores!
Ella se ríe. Sabe que no puede luchar contra mi entusiasmo.
—Me conformo con que no te equivoques tanto con las comandas, cielo.
—¿Vivir... juntos?
—¡Pero qué planazooo! —exclama Sid, el jefe de mi chico, asomado tras unos estantes de la tienda.
—Sid —espeta Keith.
—¿Ah?
—¿Te importaría dejar de poner la oreja? ¡Esto es una conversación privada, coño!
—Oye, que es MI tienda —repone, colocando una caja en una estantería—. Todo lo que se hable en ella es de mi total interés. ¡Y más si tiene que ver con mi mejor y único empleado!
—¿En serio...?
Yo me río, incapaz de seguir aguantándome ante la absurda escenita. A veces Keith parece más el jefe que el propio Sid.
—Además, no pienso subirte el sueldo —añade, mientras pone rectos otros dos paquetes—. Así que, si tienes pensado seguir gastándote el dinero en cachivaches para tus inventos, será mejor que...
—A lo que yo destine mi dinero no es asunto tuyo, personaje —replica Keith con molestia—. Y no hables de lo que no sabes.
—Lo sé, lo sé. Sólo bromeaba, chato. —Se ríe—. Pero es que me da cosa que le hagas un feo a una chica tan guapa y tan graciosa como Grace.
—Sid, no lo cabrees más —le pido entre risas. El teléfono de la tienda suena y Keith responde—. ¡Así no me ayudas a convencerlo!
—¿Que no ayudo? —Se acerca hasta el mostrador y se apoya en él—. ¡Pero si le estoy haciendo ver que te puedes ir con otro en cualquier momento, siendo tan maja! Mírate, ¡con esos ojazos tan iluminadores...!
—¡Que no me seas zalamero te estoy diciendo! —Le pego flojo en el hombro.
—Es tu hija, iluminado. —Keith aleja el teléfono de su oreja—. Dice que ya son horas de cenar y que hoy no piensa recalentártelo.
—¡Oh! Mi niñita me necesita. Va de dura y autosuficiente, pero en realidad no soporta cenar sin su papi.
—¡Pero qué tierno! —Me río.
—Allá te va, Maisie. Que te sea leve —le dice al teléfono Keith, antes de colgar.
—¡Nos vemos mañana, Connor, señorita...!
—Hasta luego, Sid —le digo con una sonrisa. Keith mantiene su gesto hastiado.
—A ver. Volviendo al tema... —Lo veo dejar el teléfono en la mesa y sentarse en el taburete tras el mostrador. Suspira y se cruza de brazos—. Vivir juntos, ¿no?
—¡Sí...!
Me estrujo las manos, nerviosa perdida. Me muerdo el labio mientras espero a que diga algo más, porque esa expresión de tedio permanente que tiene últimamente no me inspira demasiada confianza en la respuesta.
—¿Y bien...?
—Podríamos intentarlo. Sí.
—¡¿De verdad?!
—Pero con alguna que otra condición —avisa enseguida, pues en cero coma ya le he dado la vuelta al mostrador para ir a abrazarlo. Freno, reprimiendo mi euforia como una cría—. El alquiler irá a medias. Y nos repartiremos las tareas de casa, ¿de acuerdo?
—¡Claro! ¡Lo que sea! —Lo abrazo sin aguantar más.
—¡No me estás escuchando, Grace! —Aunque me está riñendo, distingo en su tono una leve risa—. A ver, ¿qué he dicho?
—Que nos repartamos las cosas. ¿Ves como te he oído? ¡Es lo normal! Las parejas lo comparten todo.
—Sí, bueno... más o menos.
Cuando me separo un poco para verle la cara compruebo que efectivamente está sonriendo. No sé por qué, pero tengo hasta ganas de llorar.
—Gracias.
—De nada, chatina.
Me siento sobre su regazo de lado y le rodeo el cuello con los brazos.
—Me ayudarás con la mudanza, ¿verdad que sí?
—Habrá que hacerlo. —Suspira—. Aunque me sé de unos cuantos con más tiempo libre que yo...
—¡Pero no son tú...! —me empiezo a quejar, viendo por dónde van los tiros.
—Ya quisieran ellos.
—No te preocupes. Tampoco tengo muchas cosas, aparte de... montones y montones de ropa y zapatos.
Keith vuelve a suspirar.
—Hazme el favor y llama a Ellie y a tu primo. Y al tartaja si hace falta.
—¿A Dustin? ¡Pero si está mal de la espalda!
—Joder, pero para el sábado cuando vuelva de Sant Silvery ya estará bien, ¿no? Digo yo, no será tan flojo.
—Como vuelvas a portarte mal con él te doy un guantazo, ¿eh?
—Uf, sí. —Se ríe—. Todavía me estoy curando del último que me diste.
—¡Hablo en serio, Keith! ¡No me seas Mike!
—Vale. Pero dile también a Shane que venga a ayudarnos. Que ese nos lleva los trastos en un rato.
—¿Me estás cambiando de tema?
Vuelve a reírse y yo le pego flojo en el pecho. Me cruzo de brazos.
—Venga, no te cabrees. ¿No estabas súper ilusionada por irnos a vivir juntos?
Hago una mueca, sin poder seguir disimulando que no estoy tan enfadada.
—Síii...
—Mírala, igual que una nena pequeña. —Se ríe—. Ten anda.
Rebusca en un cajón cercano del mostrador y saca de él una piruleta. Con forma de corazón.
—Eres un idiota —le digo—, pero conoces mis puntos débiles.
¡He vueltooooooooooooo! :D
Ha pasado más de un año -creo- y por fin he retomado esta historia, ahora que Brother ya está encarrilada y a punto de publicarse en físico.
Espero que os guste y me vayáis diciendo qué os parece. En este tiempo le he dado unas cuantas vueltas al guion y he cambiado varias escenas. También tomé la decisión de que solo esté narrada desde el punto de vista de Grace (porque a Dustin lo tengo muy "leído" de Brother y me apetecía darle más protagonismo a Gracie, que se lo merece y para eso el título lleva su nombre xD).
Os dejo por aquí otra de las fichas de personajes, en esta ocasión de Sid, que hace su aparición en este capítulo.
¡Nos leemos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro