Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

El viaje era demasiado largo, y ya comenzaba a sentirme cansada.
Piero había cenado y quería irse a dormir.
Le cambié de ropa y nos fuimos a la cama.
O al menos eso queríamos hacer. Piero comenzó a sentir miedo y no tarda en empezar a llorar. Yo trato de abrazarle intentando sin éxito que se calme y pueda dormir.

En ese momento llega Eliel. Toma asiento al lado de mí. Mi pequeño busca su consuelo y se abraza a él apoyando su carita en su hombro.

- Tranquilo campeón, no nos va pasar nada, solo es el aire que hace que se mueva el avión. Pero el capitán de la tripulación lo tiene todo controlado. Tú eres todo un súper héroe, no debes de sentir miedo. - Piero deja de llorar, pero nose queda muy conforme. Sigue abrazado a Eliel durante un buen rato hasta quedarse dormido.

- Gracias, ya me ocupo yo. - Eliel deja a Piero encima de la cama, pero este no quiere separarse de él.

- Piero mi amor, Eliel debe de seguir trabajando, yo estaré contigo.

- Mami, dile que se quede, por fi. - Miro a Eliel y después a mi hijo.
Sin pensarlo, se quita los zapatos y los calcetines y se mete en la cama abrazando a Piero. Yo al otro lado también lo abrazo.
Así permanecemos un buen rato hasta que vemos que Piero está profundamente dormido.

- No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí hijo. No me explico como lo has hecho para que te quiera tanto en tan poco tiempo.

- Los niños son muy intuitivos y saben quién les da cariño y quién no. Yo me siento identificado con Piero, era tímido y siempre jugaba solo acompañando a todos lados a mi madre. Igual que Piero hace contigo.
Es un niño muy inteligente, dulce y bueno. Debes de quererlo mucho y sentirte orgullosa por él. Y él estará siempre feliz y orgulloso de tener una madre tan terca y con tan mal genio como tú.

- Eliel, si te refieres a lo de antes...quiero explicarte que yo...

- Tranquila Keila, tomate tú tiempo. Cuando estés preparada lánzate a mi cuello, yo te estaré esperando.
Y ahora descansa. Voy a terminar de trabajar y mañana me gustaría hablar contigo.

Eliel se levanta con cuidado para no despertar a Piero y se marcha dejando un gran vacío en mi interior.
Me acurruco al lado de Piero, lo miro pensando en lo que Eliel me ha dicho.
¿Cuánto tuvo que sufrir para ser un hombre tan resentido y con tanto odio fluir por sus venas?

Al despertar, me encuentro una imagen que me hace estremecerme.
Eliel duerme boca arriba abrazo a Piero el cual tiene su cabeza apoyada en su pecho. Les observo durante un buen rato notando palpitar la nostalgia en mi corazón.

- Buenos días Keila. ¿Cómo has dormido en las nubes?

- Buenos días, he podido dormir que no es poco. - Le dedico una sonrisa preciosa acompañada de una mirada de ternura.

- Ven un momento, tengo que hablar contigo. - Sin hacer ruido nos levantamos de la cama. Primero voy yo al baño, una vez que estoy lista salgo y busco a Eliel, el cual se encuentra sentado en un sofá de cuero con dos tazas de café preparadas en una mesa pequeña.

- Siéntate por favor. Necesito hablar contigo antes de que lleguemos a Sydney.

- Tú dirás, no me pongas nerviosa.

- Me gustas mucho cuando te pones roja como la grana. Ahora ese no es el asunto. Keila, quiero ser sincero contigo, el motivo por el cual te he traído ha sido porque me tienes que ayudar para firmar el contrato con el señor Kawert.

- Explícate, no me entero de nada.

- Debes hacerte pasar por mi mujer. El señor Kawert es un hombre muy religioso y chapado a la antigua, para poder cerrar este contrato pone como norma que los compradores debemos estar felizmente casados y seamos buenos padres. Si no hago lo que pide, haré de perder a mi jefe millones y yo acabaría en la guillotina.

¿Sincero? O un cerdo. ¿Cómo ha podido hacerme algo así?

- Eres un desgraciado Eliel. Me has engañado y no es poco que estás utilizando a mi hijo. Eso sí que no te lo consiento. No voy a permitir que utilices a mi hijo para tus malditos fines. Ahora entiendo todo, tratabas de seducirme todo el tiempo y al mismo tiempo estabas comprando juguetes a Piero para ganarte su cariño. Maldito desgraciado. - Estoy furiosa, tanto que me levanto dispuesta a encerrarme en la habitación y cuando lleguemos a Sydney volver de nuevo para mi país para no volver a verlo jamás en mi vida.

- Keila, tranquilízate un poco y piensa antes de hablar.
Punto uno: Sí, debí de hablar contigo desde el principio. Pero no voy a permitir que me acuses de haber comprado el cariño de Piero. Jamás haría algo así. Puede que me veas como un hombre sin corazón, pero portarme como un monstruo con un niño, jamás. Y tú, si no quieres seguirme el juego de hacerte pasar por mi esposa, estás en todo tú derecho.
Punto dos; Trato de seducirte yo no lo llamo así, más bien estoy rogándote, mejor dicho y aún así estoy respetando tus decisiones.

- Estoy muy enfadada contigo Eliel, porque no me lo esperaba. Tampoco te costaba ser algo más sincero.

- Ya te lo he confesado. Ahora es tú decisión hacerme el favor o no.
Ah, y no vuelvas más a decir que compro el cariño de Piero. Si le compro juguetes y juego con él, es porque me he encariñado con él. Que lo sepas, víbora.
Piénsalo, estaré en la mini oficina, búscame para darme tú respuesta.

- Víbora. Te vas ha enterar. - Grito llena de rabia.

Si es que no escarmiento, soy idiota en no haberme percatado que detrás de esta bondad había un cierto interés. Maldito desgraciado seas Eliel Killer.

- Mami, mami, ¿porqué estás enfadada? - Observo la manera tan inocente de mirarme mi hijo. La cual hace que toda mi frustración se desvanezca en pocos segundos.

- Es que me da miedo volar y dicen que si grito se me va el pánico. Pero no lo hagas porque no funciona mucho. - Me pongo de cuclillas revolviendo el cabello a Piero haciendo o más bien mintiendo sobre lo que pasa exactamente.

- Mami, quiero jugar con Eliel. ¿Puedo jugar? - Lo que me faltaba. Piero se ha encariñado también de Eliel. No, definitivamente no puedo permitir que Piero se crea ilusiones con Eliel. Cómo dice él, cada cual tomaremos caminos distintos.
Pero ahora, a ver cómo le hago para explicarle a mi hijo que no volverá a verlo más.
Me lo pienso durante unos minutos, recapacito. No veo necesario contarle ese ahora a Piero y hacer que pase un mal rato. Si él quiere jugar con Eliel que así sea, después ya veré cómo lo hago para hacerle entender que no va volver a verlo nunca.

Nada más terminar de desayunar, el piloto avisa que en una hora estaremos en Sydney. Al fin.
Suspiro pesadamente por poder pisar tierra firme.

Durante el vuelo, no volví a ver a Eliel, tampoco me atreví de ir hasta su mini oficina para decirle la decisión que había tomado.
Estaba muy enfadada, su falta de sinceridad me había molestado lo suficiente como para querer regresar inmediatamente a mi país.

El avión aterriza y con la ayuda de Odelia salimos del avión mi hijo y yo.
Eliel está atrás despidiéndose de la tripulación del avión.
Yo continúo mi marcha sin mirarlo.

Nada más salir del aeropuerto, un todoterreno gris plateado nos espera aparcado.
Eliel me abre la puerta indicándome que monte.
Al lado hay una silla de niño, y él decide sentarse delante.
Me quedo sorprendida por como Eliel está en todos los detalles.

Durante el trayecto, solo hablo con Piero, Eliel mantiene su concentración hablando por teléfono.

Un par de horas después, llegamos a un gran hotel.
Por las vistas que tiene desde afuera, puedo suponer que tiene más estrellas que hay en el cielo.
Nada más pasar dentro, pienso que estaba en lo cierto.
El hotel es uno de los más caros y lujosos de la ciudad.
Eliel se encarga de todo, hasta de llevarme a la que será mi habitación.

- Espero que disfrutes de la estancia Keila. Cualquier cosa que necesites ponte en contacto con Uremia, ella habla tú idioma. Yo no podré estar mucho tiempo con ustedes, debo de asistir a varias reuniones.
Te llamaré para saber cómo estáis.

- Gracias por todo Eliel.

- Ha sido un placer traeros aquí, solo espero que disfruten de estas mini vacaciones. - Asiento con mi cabeza y desaparezco sin decir nada más.

Dentro, Piero juega saltando a la cama, él está feliz.
Mientras yo no estoy tan contenta, en cierto modo no me he comportado muy bien con Eliel.
Le pedí distancias, y él lo está cumpliendo, para un favor que me pide me niego hacerlo.

Me siento mal por hacerle algo así, mi comportamiento no es el mejor.
Aún así, ya no puedo hacer nada, salvo hacer turismo.

Al día siguiente, una chica joven toca mi puerta presentándose como Uremia, nos presentamos y ella me indica los planes que ha preparado para hoy.
Seré tonta, pero no puedo seguir haciendo como que no pasa nada.
Le pregunto a Uremia por Eliel.

- El señor Killer se ha marchado esta mañana muy temprano para asistir a varias reuniones. Me ha dejado dicho que no volverá hasta la noche. En el caso que pueda cenar con usted ya le avisará. - Siento un golpe invisible golpear mi estómago.
En verdad esto no era lo que yo deseaba.

Quería estar con Eliel y con mi hijo, disfrutando de esta preciosa ciudad los tres juntos, que él sujete mi mano y me regale alguna rosa que venden mujeres por las calles.
Hubiera querido poder comer en un restaurante con ambiente de familia, disfrutando de su compañía, de su cercanía en la noche. Que fuera él quien me dejaste tomar de nuevo las riendas para explorar y disfrutar aquello que desconozco sobre el sexo y tanto placer me proporciona al intercambiar nuestros besos, caricias... alejándome de esta tierra para llevarme directa el universo.
Al parecer, mis deseos no se cumplirán.

En todo el día he sabido nada de Eliel, solo me ha mandado unos mensajes para saber cómo estamos y me ha preguntado si nos gusta la ciudad aconsejándome que vaya algunos lugares.

En la noche mientras intento dormir, siento un globo pesado oprimir mi pecho.
No dejo de pensar en Eliel y todo el efecto que tiene sobre mí.
Me hago muchas preguntas, pero para qué. Si nadie me dará la respuesta.

Al día siguiente, Uremia vuelve a buscarnos para ir a un centro de juegos para los niños.
Allí pasamos todo el día, el lugar es agradable y dispone de muchas atracciones para adultos y niños.
Disfruto en compañía de Piero y Uremia, comemos hamburguesas, jugamos en un laberinto, nos echamos fotos con personajes de Disney, el día es maravilloso.

Antes de despedirnos, Uremia me dice que el señor Killer no vendrá a cenar por motivos de trabajo.
Y mañana tampoco lo veré, tiene una importante reunión con el señor Kawert.
Al escuchar ese nombre, se me ocurre una idea.
Hablo con Uremia pidiéndole un gran favor. Ella encantada me va ayudar.
Me despido de ella y cuando entro en la habitación, Piero ya se ha quedado dormido.

Mientras tanto, yo busco en la Tablet, información sobre el señor Kawert.
Me paso un buen rato leyendo todo lo que ponen de él. Y entonces caigo en la cuenta de que Eliel no estaba mintiendo. Ese hombre es muy importante en el mundo del petróleo, se dice que es muy católico, le gusta llevar su vida ordenada tal y como dice la Biblia. Se considera un ejemplo a seguir como marido y padre.
Miro las fotos publicadas de ese señor, tiene cara de serio y algo de mafioso.
Creo que estoy en lo cierto, debo de ayudar a Eliel.

Por ello, nada más llegar a buscarme temprano Uremia, decidimos ir a un salón de belleza, comprarme un vestido sencillo y al terminar comeríamos los tres en un restaurante familiar.

Pasadas las siete, Uremia se queda con Piero y yo voy a buscar a Eliel ha su habitación.
No sé porque me siento tan nerviosa, el vestido parece que fuera transparente cuando al abrir la puerta unos ojos grandes esmeraldas me observan de arriba abajo sin ningún tipo de vergüenza.

- Keila estás buenísima con ese vestido. Te ves tan bella que me entran ganas de secuestrarte.

- Gracias por el cumplido. He venido para ayudarte haciéndome pasar por tu esposa.

- ¿Enserio? Yo no quiero presionarte, si lo deseas estaré encantado de ser por una noche tú marido.

- Estoy segura de que todo saldrá bien. Tú te has portado muy bien con nosotros y hasta ahora no he sabido agradecértelo.

- A mí no debes de agradecerme nada. Lo hago con todo el gusto del mundo y de corazón. Siento mucho no estar con vosotros, pero el trabajo me trae de cabeza.

- Lo entiendo perfectamente. Ahora termina de vestirte para irnos.

- Ahora mismo. ¿Me ayudas querida esposa? - Sin apartar sus luceros brillantes de mí, Eliel termina de vestirse.
Como si tuviera un imán el cual me atrapa como una araña a su telaraña atrayendo más excitación a mi cuerpo veo como Eliel termina de vestirse buscando mi mirada dándome la impresión que mis ojos son un rótulo donde puede leer un claro mensaje: «Quiero ser tuya»

Me recompongo fingiendo una tos, él con galantería me ofrece su brazo y salimos hasta la calle donde nos espera un coche negro para llevarnos hasta una gran mansión donde se reúnen todos los empresarios millonarios.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro