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Capítulo 21

Es increíble cómo el alcohol te permite sacar todo eso que llevas dentro, y, sobre todo, muestra esas emociones que tú no quieres mostrar. El rostro triste de Yuntae cambia a uno lleno de ira. Parece que sale humo de sus orejas. Su cara antes pálida, ahora está muy roja.

—¿Qué hace ese idiota aquí? ¿Y por qué esta sin ropa en tu cuarto? —gruñe molesto.

—¡Cálmate! Que yo no tengo por qué darte explicaciones a ti. —No puede ser ¿Por qué dije eso? ¿Acaso se me olvidó con quién estoy hablando?, tal vez sea por el hecho de que no tiene la máscara puesta y admito que con ella puesta me hacía temblar. Él me mira confundido y entra a la casa por encima de mí.

—¡Espera, Yuntae! —exclamo y cierro rápido la puerta. Él se dirige hacia las escaleras, así que corro detrás de él y lo detengo, impidiéndole subir las escaleras.

—Quítate —me ordena serio y trata de empujarme.

—No, no voy a dejar que le hagas daño a Sooho.

—¡Que te quites! —grita.

—¡Que no! ¡No vas a subir! —Le devuelvo el grito—. ¿Qué sucede si subes? ¿Cómo le vas a explicar qué es lo que haces aquí? —Me impongo firme ante él. Está tan molesto que decide golpear la pared.

—Está bien, Eunji, no voy a subir —dice más calmado; claro, después de darle tres puñetazos a la pared.

—Okey. Ahora quiero que te escondas, mientras yo convenzo a Sooho de que se vaya —le ordeno firme y él me mira furioso, con cara de que me va a castigar por no obedecerlo. Sin embargo, no voy a demostrarle miedo, no, nunca más. Él asiente con la mandíbula apretada—. Escóndete bien y no salgas hasta que él se vaya —espeto seria. Él solo me mira y rechina los dientes, luego se da la vuelta.

Lo veo esconderse en la cocina y doy un suspiro.

—¡Por Dios! ¿Qué fue eso? —balbuceo sin creer lo que acaba de pasar. Deslizo mis manos sobre mi cabello y trato de normalizar mi respiración. No cabe duda de que solo Yuntae hace que me sobresalte de esta manera. Sé que voy a arrepentirme de hablarle así, supongo que estos días en los que él no me ha buscado, me olvidé de lo volátil y, sobre todo, violento que es él.

Escucho la puerta de mi cuarto y miro hacia arriba. Ahí viene Sooho. Espero que no haya escuchado los gritos de la bestia que está escondida en mi cocina. Sooho baja las escaleras abotonando su camisa.

—¿Sabes, Eunji?, vas a tener que pagarme la camisa y te advierto que es muy cara —bufa acercándose. La mancha ya casi no se ve, noto que ha secado la camisa con mi secador de cabello, quizás por eso no escuchó los gritos.—. ¿Qué pasa?

—Es que tendremos que dejar lo de la comida para otro día, Sooho.

—¿Por qué? —pregunta y un destello de tristeza se hace presente en su rostro.

—Es que me acaba de dar un fuerte dolor de cabeza y se me quitaron las ganas de comer. Lo siento, pero tal vez otro día.

—Está bien, será otro día —dice triste, pero finge sonreír. Le doy su mochila y lo acompaño a la puerta.

Me duele hacerle esto, pero no quiero que Yuntae le haga daño.

—De verdad, lo siento por lo de la camisa y la comida —digo apenada mientras abro la puerta.

—No te preocupes y descansa, adiós —se despide dándome una tierna sonrisa y se va. Cierro y me dirijo con pesadez a la sala. Yuntae está de pie junto al sofá, listo para atacar.

—¿Por qué ese idiota estaba aquí a esta hora? —me reclama furioso, imponiendo su alta estatura y musculoso cuerpo ante mi pequeño cuerpo, el cual está muy delgado, incluso se me ven las costillas.

—Por tu culpa llevo días sin comer nada y por eso he bajado de peso. Él solo vino a prepararme comida para que yo comiera. —Lo fulmino con la mirada.

Es extraño tenerlo frente a mí sin máscara, pero lo es aún más ver así el rostro de Yuntae, un chico que yo creía bueno y cariñoso, que todo el tiempo se la pasaba sonriendo, transformado en un completo desquiciado.

—¿Y por qué estaba en tu cuarto sin ropa? Te dejé unos días en paz y lo primero que hiciste fue revolcarte con ese idiota.

La sangre corre por mis venas y lo único que escucho es el sonido que se provoca al estrellar la palma de mi mano sobre su mejilla. Él recibe el golpe, pero ni siquiera se inmuta.

Una vez intenté golpear la pared, y lo único que conseguí fue fracturarme, creo que ha vuelto a suceder. Mi mano arde y no para de temblar, y él está ahí como si nada, con su mirada fija en mi adolorida mano.

—¡Yo derramé salsa sobre su camisa y él subió a limpiarse! ¡Ya! —digo fastidiada, soportando el dolor.

—Sabes muy bien que tú le gustas —exclama con un tono de voz diferente, más como el chico tierno del que estoy enamorada.

—¿Y eso qué? ¿Acaso crees que estoy saliendo con él? Y si así fuera, ¿qué? —le pregunto, pero no me responde.

Él toma mi temblorosa mano y la acaricia, dejándome perpleja.

—No vuelvas a hacer eso, solo te lastimarás —dice en un murmullo y mis ojos buscan los suyos ¿Solo eso? No me va a dar una disculpa por tratarme así—. Pero te entiendo, por eso te recomiendo que, si quieres volver a hacerlo, des golpes en zonas débiles —inquiere y yo libero mi mano de su agarre.

Un incómodo silencio se hace presente, así que doy un suspiro para tranquilizarme o me va a dar de verdad el dolor de cabeza que le dije a Sooho; después de todo, aún tengo el resfriado. Mejor cambio de tema porque estos cambios de humor que tiene Yuntae son de otro nivel.

—Te ves mal y apestas a alcohol, ¿desde hace cuánto tiempo estás bebiendo? —digo más calmada, pero sin bajar la guardia.

—Creo que una semana —me responde también más calmado.

—Hmm, ¿y para qué viniste? —Trato de sonar fría y distante.

—Ya te lo dije, te extraño. Necesitaba verte... Ya no soportaba más no poder estar a tu lado.

Antes no podía ver su rostro, pero ahora está aquí, sin ocultar sus expresiones detrás de aquella máscara.

—Supongo que esperas que te crea, ¿verdad? Porque eso no era lo que demostrabas en la universidad, ya que todo el tiempo me ignorabas y hablabas con otras chicas como si nada hubiese pasado entre nosotros dos —digo resentida. Olvidando el hecho de que nada pasó entre nosotros, él solo me convirtió en su juguete personal, un agujero en el que entraba cada vez que quería.

—Eunji, yo no solo utilizo una máscara cuando soy un asesino. También utilizo una máscara cuando soy Han Yuntae.

¿Qué? ¿Yuntae también es falso?

—Entonces, ¿tienes dos máscaras?, pero ¿quién eres en realidad? —le pregunto curiosa.

—Soy tuyo —responde y de nuevo mi alma cae al piso. Quiero pensar que es sincero, pero no dejo de dudar—. Eunji, estoy aquí para decirte que estoy dispuesto a continuar como antes, no importa que sepas quién soy, quiero seguir acostándome contigo. Pero antes dime ¿qué es lo que esperas de mí? —me pregunta y me emociono el saber que él quiere seguir con esto, o más bien con lo que sea que tenemos.

Lo pienso un poco, ya que en realidad no sé qué quiero. Aunque de lo que sí estoy segura es que anhelo que él también me ame, solo eso.

—Lo que espero es que, ahora que ya sé quién eres, podamos ser algo más, que no solo sea sexo. Que seamos una pareja de verdad, que puedas contar conmigo y que me hagas parte de tu vida. Yo sé que, por lo que eres, eso será muy complicado, pero quiero intentarlo porque estoy enamorada de ti... Y aunque no comprendo por qué me secuestraste y violaste, eso no era necesario, si me hubieses pedido que me acostara contigo lo hubiera hecho porque te amo y quiero que tú me ames. —Termino las palabras más estúpidas y humillantes que he dicho en mi vida, pero es lo que en realidad quiero.

Él coloca su mano derecha en mi mejilla. La acaricia con gentileza mientras me mira a los ojos.

—Eunji, yo no puedo amarte, lo único que puedo ofrecerte es sexo, solo eso, y buscaré cualquier forma para que vuelvas a ser mía —espeta con la mirada fija en mis ojos. Aparto de un manotazo su mano de mi mejilla y retrocedo unos pasos para conseguir apartarme de él, ya que estar cerca suyo no me deja pensar con claridad.

—Entonces no quiero.

—No te estoy dando a escoger, tú eres mía. Antes eras obediente y me complacías, ¿ahora quieres que eso cambie? —espeta ya serio—. ¿Quieres que mate a tus padres, que te encierre y folle como yo quiera, hasta que me canse de ti? ¿Eso es lo que quieres, Eunji?

De nuevo más amenazas, creí que ya había entendido que eso no funcionará más conmigo, porque ya me doy asco. ¿Cómo pude enamorarme de una persona como él? Y lo peor es que me he vuelto dependiente de él.

—Haz lo que te dé la gana, puedes volver a encerrarme, pero tú sabes que no es lo mismo que tú me violes a que yo me entregue a ti.

—Eunji, entiéndeme, yo no puedo amarte —dice con un tono desesperado y me sujeta de los hombros.

Respiro con pesadez y elevo mis manos hasta su rostro en un intento de tranquilizarlo, porque sé que, si él sigue así, pronto va a perder la cabeza y querrá golpearme. Lo acaricio y él responde a mi tacto.

—No importa. Solo ámame como lo haces, ámame a tu manera, lo único que te pido es que no me amenaces, o trates de matarme, y que me dejes estar a tu lado —murmuro. Él esboza una pequeña y tierna sonrisa, la cual me mata.

—¿Como Yuntae o como un asesino? —cuestiona, sus ojos nunca abandonan los míos.

—Como ambos. —Lo abrazo y él me corresponde. Trato de brindarle toda mi calidez para que él sienta, aunque sea por un segundo, lo mismo que yo siento por él.

Me encanta como me siento cada vez que estoy en sus brazos, me siento protegida, aunque no sé por qué, si él es mi verdugo. Luego de un rato me separo un poco.

—¿Por qué no duermes? Te ves muy mal y además ya es muy tarde —inquiero mirándolo a los ojos. Me acerco a su rostro y le doy un corto beso en los labios, a lo que él sonríe—. También te extrañé, Yuntae, tanto que quería morirme —susurro y vuelvo a besarlo.

Creo que el hecho de que él esté borracho me permite dejar un poco el miedo que le tengo. Lo tomo de la mano y lo llevo hacia el cuarto, cuando llegamos lo ayudo a acostarse. Le quito los zapatos y el pantalón, luego la camiseta y lo arropo con mis sábanas.

—Mi celular necesita carga —murmura con los ojos cerrados.

—¿Dónde está? —le pregunto.

—Pantalón —logra decir antes de quedarse dormido. Busco en los bolsillos del pantalón y lo encuentro. Lo conecto al cargador y lo dejo sobre la mesa de noche.

Apago las luces y salgo del cuarto para ir a lavar su ropa. No había notado que después de todo, él sí confía en mí, porque si no lo hiciera, no dormiría tan tranquilo en mi cuarto, debería pensar que en cualquier momento yo podría llamar a la policía, pero no lo voy a hacer y no lo haré nunca.

Ya en la cocina me devoro el japchae que Sooho me cocinó ya que, después de todo, sí tenía mucha hambre. Termino y subo de nuevo al cuarto con su ropa y la dejo junto a su celular. Me acuesto a su lado cubriéndome con las sábanas y acurrucándome sobre su pecho. Solo espero haber tomado una buena decisión, sé que no tenía muchas opciones, pero cederle el control de mi vida a una persona como él, un asesino, es la peor decisión que he tomado en mi vida, no creo que pueda echarme para atrás.

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        Nota de la autora
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HOLAAAA.
Levanta la mano si también quieres darle su calletada a Yuntae, levanta la otra mano si quieres golpearle otras partes de cuerpo. Y levanta las pies si quieres saber que es lo que pasará con esta loca pareja.

Si les gustó voten y comenten por favor, regresaré pronto.

Chaíto.

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