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Capítulo 19

**sobrepasamos las 15k lecturas. Gracias de verdad por apoyar mi historia (aplausos y gritos) estoy más feliz que nunca.
Ahora continuen con la historia.**

Me despierto y no lo veo. Claro, no tiene por qué quedarse, ni que yo fuera su novia/esposa para que tengamos que dormir juntos. Excelente, ahora estoy decepcionada porque mi secuestrador y abusador no ha despertado conmigo. Estoy mal de la cabeza.

Después de lavarme, me pongo el camisón amarillo y me voy a la universidad.

Hoy Yuntae tampoco ha venido a clases y ni siquiera Sooho, su mejor amigo, sabe algo sobre él. ¿Le habrá pasado algo? Tan solo pensarlo hace que mi cuerpo se estremezca.

Ahora que lo pienso, el asesino es alguien que está muy cerca de mí. Antes tenía sospechas del Superior Seowoo, pero ni su contextura física ni su altura coinciden, además está eso de que se ha cortado el cabello. Es por eso que elimino toda sospecha sobre él, dejando otro sospechoso. Lim Sooho, quien desde el principio ha dejado saber que le gusto, sin embargo, él también actúa extraño en algunas ocasiones. ¿Debería sospechar de Sooho?

Levanto mi mirada observando al chico que siempre viste de colores oscuros, ese que la mayor parte del tiempo está a mi lado y me mira como si supiera algo que yo no.

—¿Sucede algo? —cuestiona Sooho con curiosidad debido a que no dejo de mirarlo como si estuviera analizando cada uno de sus movimientos.

—No, solo me preguntaba por qué no viniste ayer —Le doy una sonrisa de labios cerrados mientras éste mezcla la comida en su plato.

—Solo me sentí mal —dice restándole importancia, pero alcanzo a notar que lleva unas de sus manos a su abdomen y la reposa con cuidado, acción que me deja perpleja.

La única manera de que el asesino supiera lo de mi proyecto es que lo haiga escuchado, y los únicos que se los conté fue a mis amigos. Yoona obvio no es, así que solo quedan dos; Yuntae y Sooho. A Yuntae lo descarto ya que es al único de los dos que he visto al mismo tiempo que a ese psicópata.

En cambio, Sooho y el asesino tienen una contextura física muy parecida, sus estaturas son casi la misma, sus tonos de voz y maneras de hablar son parecidas. Quizás me está haciendo tanto daño solo para vengarse por haberlo rechazado. ¿Qué es lo que estoy pensando? ¿Podría ser él quien me secuestró porque está obsesionado y yo lo rechacé?

Me he comportado muy fría con Sooho en lo que va del día tratando de descubrir algún comportamiento extraño de su parte, pero lo único que hace es confundirme diciendo y haciendo cosas que me resultan ambiguas. Es así como he decidido no darle tantas vueltas y solo ir directo al grano. Ver si tiene la herida.

Sentada en mi lugar antes empezar una de las clases veo como Yoona aún no regresa del baño y Sooho está sentado en el lugar de ella, junto a mí y no deja de tocarse inconscientemente esa zona donde se supone que está la herida, así que giro un poco mi cuerpo hacia él y le sonrío.

—¿Me vas a decir que te pasa? —cuestiono intercalando mi vista entre él y su abdomen para indicarle a que me refiero, y éste se sorprende, pero no parece mostrar preocupación., incluso lo veo sonreír y acercase a mi oído.

—No le digas a nadie —susurra colocando su voz rasposa acción que solo me da más sospechas, suena muy parecido—, es algo ilegal aqui en Corea así que no le digas a nadie.

—No lo haré —aseguro, anticipando lo que sea que quiere decirme. Lo veo observar a nuestro alrededor para al final, con mucha cautela, levantarse un poco parte de su suéter y justo en el costado donde el asesino tiene la herida no hay nada. Frunzo el ceño cuando noto un escorpión hecho de tinta negra sobresaliendo en su cadera casi en dirección a su pelvis.

Abro y cierro los ojos analizando bien lo que acabo de ver, Sooho tiene un tatuaje de escorpión acompañado con la palabra  깨우다

—¿Cuándo te lo hiciste? —logro decir ya más aliviada de que Sooho no sea ese monstruo. Él vuelve a cubrirse el tatuaje.

—Ayer, tenía muchas ganas de enseñártelo, pero no encontraba la oportunidad ¿Qué te parece?

—Demasiado sexy para tu propio bien.

Interrumpiendo la conversación Yoona regresa y lo obliga a quitarse de su lugar, mientras sostiene un pequeño conflicto veo al profesor adentrase al salón y dar comienzo a las clases.

Sooho no es, entonces me queda solo un sospechoso. No, no, eso es imposible. "¡No, claro que no, él no es!", me regaña mi subconsciente.

Mi mente comienza recopilar todos esos momentos que he estado ignorando y que solo dejan en evidencia que Yuntae suele actuar muy extraño. Como la vez que supo lo de la galería, Yoona me dijo que no le había dicho nada. Y lo que pasó con mi dibujo, ahora recuerdo que yo sí lo dibujé, pero lo rompí y tiré al bote de basura porque no me gustó cómo quedó, y luego empecé a dibujar a Yuntae. O sea que el dibujo que él me mostró y por el que tanto se enojó, era el de Yuntae.

«Desde que te conocí he estado buscando la razón por la cual me llamaste tanto la atención»

Ahora recuerdo la mirada de Yuntae el primer día, es la misma mirada de ese asesino. Esa extraña sonrisa que me dio la primera vez que conversamos... Esa sería la explicación de por qué siempre sabe dónde estoy, ¡porque estudia aquí! Y cuando Yuntae apareció todo golpeado, él me mintió para que no lo descubriera, esos golpes se los hicieron sus enemigos. Recuerdo lo que leí en sus labios el primer día: «Entonces me reconociste» Estoy segura de que eso fue lo que me dijo.

¡Por Dios! ¡Yuntae es el asesino!

—¡Disculpe, profesor! Necesito ir al baño —le digo alterada y éste asiente.

Salgo lo más rápido que puedo y entro al baño. Me inclino frente al espejo sin poder creerlo. Comienzo a recordar todas las similitudes, todos los indicios que por tonta no capté. Fue él quien me llevó a la casa de Yoona, es por eso que sabía dónde estaba y fue a buscarme. Y por eso no quiere que vea su rostro, porque lo conozco.

Abro la llave del agua y me mojo la cara, miro mi reflejo.

—¿Cómo es posible que Yuntae sea un asesino? —Trato de tranquilizarme—. ¡Ya basta, Eunji! Primero tienes que comprobarlo. Puede que solo sean coincidencias. —Doy un último suspiro y me seco la cara.

Salgo del baño y entro más calmada al salón. Pero en toda la clase no he podido concentrarme, mi cabeza está confundida por lo que acabo de descubrir. Las clases terminan y sin perder el tiempo me voy a casa, al llegar subo corriendo a mi cuarto, entro y él está aquí, sentado en el sofá de la ventana mirando su celular. Nota mi presencia y me mira.

Camino hacia él tratando de no mostrar mi nerviosismo.

—¿En qué piensas? —me pregunta y reacciono, ya que he estado mirándolo raro, tratando de descubrir quién está detrás de esa horrible máscara.

—En nada —respondo y él me muestra la herida que está cubierta de sangre—. Estuviste haciendo esfuerzo, ¿verdad?

—Solo un poco.

—Si continúas así, no se va a curar —lo regaño—. Ven, quítate la ropa y te das una ducha. Luego te curaré otra vez la herida —le digo y le quito con cuidado el parche lleno de sangre.

Él se levanta y se quita primero la chaqueta, luego el suéter, y me los da. Busco una toalla, mientras tanto él se quita el pantalón y me lo arroja, para acto seguido quitarse el bóxer y también arrojármelo.

Me quedo embobada viéndolo, admirando cada parte de su trabajado cuerpo; sus músculos y hasta las cicatrices que tiene se le ven muy bien. No es como si no lo hubiese visto desnudo antes, cuando estaba encerrada lo vi muchas veces sin ropa, pero yo solo sentía asco.

Ahora es diferente, su cuerpo me provoca calor; es que se ve muy sexy. Me muerdo el labio inferior y él se acerca a mí totalmente desnudo. Se coloca enfrente, muy cerca. Trago saliva.

—¿No piensas darme la toalla nunca? —susurra en mi oído. Reacciono al sentir su dedo sobre mi labio y dejo de mordérmelo. Desvío la mirada hacia la cama y le doy la toalla. Escucho su risa burlona, seguro estoy roja como un tomate. Él se enrolla la toalla en la cintura y camina hacia el baño. Entra y cierra la puerta con seguro.

Respiro profundo para controlar esta calentura infernal que me ha dado verlo desnudo... Bajo las escaleras y meto la ropa en la lavadora. Luego de un tiempo regreso al cuarto con su ropa ya seca. Desearía quedármela para dormir con ella todas las noches. ¿Qué estoy pensando? Soy una pervertida, alejo ese pensamiento de mi cabeza.

Entro y lo veo sentado en la cama, mirando una foto mía. Ahora que lo miro así desnudo y si me imagino que no tiene la máscara, sí se parece mucho a Yuntae. Él deja la foto sobre la mesa y me mira. Luego se pone de pie.

—Me sequé el cabello con tu secadora —me dice acercándose. Se coloca frente a mí y toma el bóxer de mis manos. Se quita la toalla y me la da. Comienza a ponerse el bóxer y yo solo lo miro como si tuviera un delicioso helado frente a mí y quisiera comérmelo. Se pone el pantalón y me mira—. ¿Y ahora qué? —pregunta con voz seductora.

—Ahora, acuéstate, voy a curar la herida —le digo riendo, mientras tomo el botiquín que estaba sobre la mesa. Él se acuesta y me asiento a su lado. Limpio la herida y de nuevo le pongo otro parche—. Ya terminé —murmuro y lo miro—. ¿Te quedarás a dormir? —pregunto y él asiente.

—Sí, anoche dormí muy bien. Desde que duermo contigo no tengo pesadillas —me dice y sonrío emocionada—. Ven, acuéstate. Estoy cansado —me pide y me levanto. Pongo el botiquín en la mesa y luego me desamarro el camisón para así abrir los botones, me lo quito por completo y lo pongo sobre la mesa.

—Lo estás haciendo a propósito, ¿verdad? Porque sabes que no puedo hacerte nada —me dice sarcástico y me río por dentro. Sí, esta es mi venganza, tú te desnudaste solo para burlarte de mí, ahora sufre.

—Yo solo quiero cambiarme de ropa —murmuro haciéndome la tonta, y lo escucho reírse. Continúo y me quito el sostén.

Deambulo por la habitación mientras él solo me mira. Busco en el armario y saco la camisa blanca que tanto le gusta. Me la pongo y apago las luces, me acuesto a su lado y lo abrazo.

¿Será que en verdad es Yuntae? Todo lo que hace me dice que es él.

Me acurruco en su pecho, inhalo su aroma, huele a mi jabón. Subo mi rostro un poco y miro su cuello. Le doy un beso y hago una marca en su cuello. Lo escucho reírse y después me duermo viendo la máscara...


***

Ya es un nuevo día y no puedo sacar de mi cabeza la idea de que el asesino en realidad puede ser Yuntae. Estoy sentada en mi lugar y espero ansiosa a que Yuntae entre por esa puerta; ojalá que sí venga. Todos los estudiantes van entrando y lo busco con la mirada. Lo veo en el último grupo, va caminando junto a Sooho y está muy sonriente. No parece tener ninguna herida. Él se asienta en su lugar y no dejo de mirarlo.

Las clases dan inicio y no presto atención, solo miro a Yuntae demasiado intrigada. Saco mi celular y busco el número con el que él me envía los mensajes. Son diferentes números. Le marco al primero que me sale y miro rápido a Yuntae, no hay ninguna reacción, ¡tal vez con el otro! Marco el otro. Igual, no hay ninguna reacción en él, es extraño, tiene su celular sobre la mesa, junto a sus libretas, y no salen las llamadas.

—Señorita Kang Eunji, ¿puede contestar mi pregunta? —me dice el profesor y todos me miran.

—Lo siento. No sé la respuesta —murmuro avergonzada, por no prestarle atención al profesor.

—Como era de esperarse —bufa el profesor y deja que otro chico responda su pregunta.

Pasan unas horas y Yuntae ahora está conversando muy animado con unas chicas que están a su lado izquierdo, y por eso gira varias veces la cabeza. El suéter rojo que tiene puesto se mueve con él y al fin deja al descubierto su cuello.

Logro ver una marca roja en su cuello. Me tenso, es el mismo lugar donde le hice la marca. ¿Será posible? ¡Él es el asesino! Todo esto me hace doler la cabeza.

—Profesor, disculpe, ¿puedo ir al baño? —pregunta Yuntae al profesor y este asiente. Él se levanta y sale del salón. La curiosidad me pica.

—Profesor, ¿también puedo ir al baño? —Él asiente de mala gana y salgo corriendo del salón. Ya afuera lo veo alejándose y lo sigo, él entra al baño de hombres.

También llego, pero me detengo en la puerta.

—¿Y si me equivoco? ¿Y si no es? —Dudo un poco—. Tengo que salir de dudas. —Abro la puerta, entro y lo veo frente al espejo hablando por celular. Él nota mi presencia, cuelga la llamada y lo guarda en uno de los bolsillos del pantalón, me sonríe sorprendido.

—Eunji, ¿qué haces aquí? Este es el baño de hombres —me pregunta riendo. Lo examino—. ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —me pregunta confundido.

Dejo de mirarlo y comienzo a abrir las puertas de los cubículos, para ver si hay alguien adentro. Todas están vacías, así que regreso donde él.

—¿Que sucede, Eunji? —dice sorprendido y aparentemente preocupado. Me abalanzo rápido hacia él y levanto su suéter.

¡Ahí está! Es la herida.

Él se baja rápido el suéter. Retrocedo con los ojos abiertos, no puedo creer que Yuntae sea un asesino. Él se queda en silencio, mirándome serio.

—¡Eres tú! ¡Tú eres el asesino! —digo impactada. Él cierra los ojos y ladea la cabeza, parece tratar de tranquilizarse.

—No sé de qué estás hablando. —Niega con la mandíbula apretada.

—¡No me mientas! ¡Sé que eres tú! —le grito alterada y muy nerviosa.

Él va a la puerta y la cierra con seguro. Regresa y me mira serio, sus ojos han cambiado, ahora son oscuros y su respiración es agitada.

Comienza a caminar de un lado a otro con los puños apretados, se detiene y golpea con fuerza una de las puertas de los cubículos. Sus palabras llegan demasiado tarde a mi cabeza:

«El día que conozcas mi rostro, ese día morirás»

Se me sale una lágrima y mi cuerpo comienza a temblar. De nuevo actué sin pensar y ahora él va a matarme. Me cuesta respirar. Él se acerca a mí y pone con brusquedad sus manos en mi cuello. Me asusto, pues ya no es Yuntae el que está frente a mí. Es el asesino. Me aprieta el cuello.

—¿Por qué lo hiciste? ¿No podías dejar todo así?, todo estaba bien. ¿Por qué? Ahora tengo que matarte, ¿entiendes eso? —me grita furioso, su rostro está muy rojo, sus venas hinchadas, parece que sale humo de su cabeza.

Pongo temblando mis manos sobre sus brazos.

—Lo si-siento —logro decir mientras lloro y él me aprieta mucho, impidiéndome respirar—. Por favor —balbuceo llorando. Él me suelta y se aleja de mi agitado. Y yo trato de respirar, ya que me estaba asfixiando—. Tú en realidad no sientes nada por mí, ¿verdad? Todo fue fingido —murmuro decepcionada.

—Sí, eres mi juguete —dice ahora muy tranquilo. Su expresión de total desinterés me toma por sorpresa, hace solo unos segundos estaba muy enojado y ahora está como si nada—. Te enamoraste de mí, ¿verdad, Eunji? —me pregunta levantando una ceja y en su rostro se ve un aire de superioridad que jamás creí ver en Yuntae.

—Sí.

—¿Es en serio?, creí que lo habías entendido. Parecías una chica inteligente, pero no, eres igual a las demás. Te enamoraste de la persona que más te hizo daño, pensaste que podrías ayudarme y cambiarme, ¿no es así? Que podías dominarme, pero estás muy equivocada. —Sus palabras caen como un balde de agua fría sobre mi cabeza.

El hombre del que estoy enamorada es ese monstruo que arruinó mi vida y que solo quiere matarme. Él acerca su rostro al mío y me mira frío, con indiferencia.

—Que patético. Eres patética, Eunji —se burla con desprecio.

Por alguna razón mis lágrimas se detienen, mis ojos se secan y tengo un fuerte dolor en mi pecho, siento que he entrado en una situación de shock; es como si fuera una espectadora de mi propia desgracia.

—Crees que eres especial, que por eso no te mataré, pues déjame aclararte esto: no significas nada para mí, Eunji —escupe con ese aire dominante que lo caracteriza muy bien y yo solo puedo mirarlo con tristeza. Un incómodo silencio se hace presente.

—Voy a confiar en ti —dice de repente con una sonrisa retorcida.

—¿Qué? —logro decir incrédula.

—¡Que no te mataré!, no puedo hacerlo. Pero olvídate de todo lo que pasó hasta ahora, yo no iré más a tu casa y tú no puedes decir nada sobre lo que sabes. O no respondo por lo que te pueda pasar. ¿Me entendiste? —dice con una sádica sonrisa en sus labios y asiento asustada.

Lo veo buscar algo en sus bolsillos y es donde caigo en cuenta de lo que él en realidad quiere hacer.

—Déjame adivinar —espeto con la voz más fuerte—. Me vas a encerrar de nuevo, encontrarás mil formas de torturarme y violarme, para que al final, ya cansada de tanto sufrimiento, yo decida acabar con mi vida suicidándome, ¿no? —Podría jurar que di justo en el clavo, lo sé porque su cara es un poema.

—A veces me sorprendes, Eunji —dice y luego vuelve a sonreír, dándome la razón.

—Pues no lo haré, no te voy a dar ese gusto.

—Veo que eres decidida, pero no puedo pasarte esta, tienes que aprender tu lección del día —sentencia y lo siguiente que veo es su puño estrellándose en mi cara. Desorientada por el impacto caigo al suelo, mi mejilla arde y el sabor a sangre me recuerda todo lo que pasó cuando estaba encerrada.

Él se abalanza sobre mí y me toma del cabello, haciendo que me coloque de pie. Con fuerza estampa mi cabeza contra el espejo del baño, el costado derecho de mi cabeza duele al instante y el espejo se rompe, dejando caer pedazos pequeños de vidrio con manchas de sangre; mi sangre.

—Deja de ser tan curiosa.

Él aprieta mi cabeza contra el espejo roto con más fuerza, haciendo que duela mucho más.

—No haré nada en tu contra, pero ten por seguro que, si dices algo sobre mí, te arrancaré esa hermosa piel que tienes aún estando viva —amenaza, sin embargo, me mantengo firme, no pienso dejar que se siga alimentando de mi miedo—. ¿Fui claro?

—Sí, lo fuiste —le respondo soportando el dolor y él me libera. Separo con cuidado mi cabeza del espejo y lo miro tratando de controlar mi miedo.

—Más te vale que te quedes callada —advierte con una sonrisa de suficiencia en sus labios y para no parecer más estúpida de lo que ya soy, me mantengo seria y le sostengo la mirada.

Él clava sus dedos en mis mejillas con fuerza y me da un casto beso en los labios, el cual me deja petrificada, se separa y libera mis mejillas de mala manera. Se aparta pasándome por el lado, abre la puerta y la arroja con fuerza al salir, esto hace que mi cuerpo de un brinco.

Las lágrimas vuelven a brotar mientras trato de asimilar lo que acaba de pasar. Grito y lloro, siento que todo el mundo me comprime, que me estoy asfixiando en una agonía larga y muy dolorosa. La persona que todo este tiempo creí que era un ángel, es un demonio, un monstruo que destruyó mi vida...

Salgo del baño después de haber limpiado la sangre que corría por mi frente. Como no soy capaz de volver al salón, corro a la salida tratando de ocultar la herida abierta que tengo a un costado de mi cabeza, y como alma que lleva el diablo, regreso a casa.

Entro a mi cuarto y tomo asiento en la ventana, inclino mis rodillas y comienzo a llorar mientras recuerdo todo lo que viví con él. Soy una idiota, ojalá nunca hubiese pasado. Ojalá nunca nos hubiésemos conocido.

Me quedo quieta mirando a la nada, perdida en mis pensamientos, en esos horribles recuerdos que tengo en aquel cuarto. Me siento extraña, quisiera abandonar mi cuerpo, quisiera irme lejos de todo esto y no sé cómo hacerlo.

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Nota de la autora
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Hola.

Él capítulo más esperado, verdad. Si es así pestañeen dos veces, ja ja eso lo vi en una película, como sea que piensan de la verdadera cara de Yuntae.
creen ustedes que él si la quiere o no. y por qué el están raro, dejenme saberlo en los comentarios.

ya saben voten si no Yuntae irá por ustedes y les jalara la pata.
Chaíto.

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