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Capítulo 12


  📌 Maratón 📌
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Su máscara blanca me provoca nauseas, es la primera vez que lo veo de día, y además no creo que le guste que yo esté sola en mi casa con un hombre.

—Eunji. —La voz de Yuntae me saca del trance y dejo de ver aquella máscara para posar mi mirada en Yuntae, quien ahora está frente a mí, y me mira muy preocupado. Seguro que estoy pálida—. ¿Estás bien? ¿Qué te pasa? ¿Qué estabas viendo? —pregunta muy preocupado y se gira para mirar hacia la ventana que yo estaba mirando hace un rato.

Me angustio y trato de impedir que él lo vea, pero me doy cuenta de que el asesino ya no está ahí. Yuntae, al no ver nada, vuelve su mirada hacia mí y yo respiro, ya más calmada porque ese loco se ha ido. Niego y le sonrío de vuelta.

—No me pasa nada, ya podemos irnos —inquiero caminando hacia la puerta y este me sigue.

Sí, sé que ahora que él me ha visto no debería salir con Yuntae, ya que no le gustará. ¡Pues que se joda!

Aún es de día y él dijo que yo podía hacer lo que quisiera durante el día, y además solo le daré clases de patinaje a Yuntae, plan de amigos. Aunque eso no me impide emocionarme por salir con el chico que amo.

Llego a casa y me tiro al sofá demasiado feliz como para tararear una canción. Pongo mi bolso a un lado, me quito los zapatos y subo mis piernas, enredándolas entre sí.

Tomo mi celular entro a Naver  y le doy clic al botón de buscar, pero no sé cómo buscar información sobre él, nunca han dicho ni siquiera su seudónimo, así que escribo "el asesino enmascarado de Seúl". Me salen un montón de fotos y videos de él matando personas. Miro algunos videos y la verdad es horrible, estoy horrorizada por su despiadada forma de matar.

Las pocas veces que las cámaras de seguridad lo han captado, muestran lo mismo que yo he visto de él: nada. Es muy astuto, parece que escanea bien a sus víctimas y los lugares donde las mata. Siempre se viste de negro, utiliza una capucha y esa máscara. La policía no ha podido ni siquiera saber su identidad.

Crack.

Escucho como si hubieran arrojado la puerta. Dejo el celular en el sofá y me levanto, miro hacia arriba y lo veo a él bajando las escaleras rápido hasta acercarse a mí. Parece molesto.

—¿Qué es esto? —grita mostrándome el dibujo que hice, y que para mí mala suerte dejé sobre la mesa—. ¡Contéstame! ¿Soy yo?

—Sí. Pero... —trato de explicárselo, pero me interrumpe.

—¿Qué te dije?, ¡que no podías conocer mi identidad! ¿Qué pasaría si la policía supiera que estás relacionada conmigo?, ¡ellos vendrán y verán esto!

—Solo lo hice como un juego. No creo que se parezca a ti, ¿o sí? —pregunto curiosa.

—No, claro que no se parece a mí. Escúchame muy bien y recuérdalo siempre: el día que conozcas mi rostro, morirás —me amenaza serio y luego rompe en pedazos el dibujo—. ¡No vuelvas a hacer algo como esto nunca más! ¿Entendiste? —gruñe furioso.

Asustada de su reacción asiento con la cabeza y él guarda los pedazos de papel en sus bolsillos.

Toc. Toc.

Escucho que tocan a la puerta.

—¿Esperas a alguien? —me pregunta mirando hacia la puerta, pero aún está molesto.

—Sí, pedí una pizza —logro balbucear.

—Bien, ve y abre la puerta —me ordena y lo hago sin dudarlo. Voy a la puerta y la abro, recibo la pizza y pago nerviosa.

Cierro la puerta y regreso rápido a la sala, ¡no está! Dejo la pizza en la cocina y subo corriendo al cuarto. Tampoco está aquí. Se fue.


***

Con mi mirada busco la carpa de mi departamento entre todas las demás. Todo está muy bien organizado. Como es temprano, aún no ha empezado. Supongo que vendrán muchas personas, así que me puse la ropa que compré junto con Yoona la otra vez: una minifalda negra y una blusa roja ajustada, con unos tacones negros no muy altos, y me alisé el cabello, también me puse un poco de maquillaje. Encuentro mi carpa, veo a Sora y Hyeji ya arreglando las mesas, ambas llevan vestidos y también tienen el delantal puesto.

Me acerco a la barra después de saludarlas. Allí veo a Sooho con esa pinta dark que lo hace lucir muy guapo, éste me sonríe cuando se percata de mi presencia.

—Eunji, ya estás aquí, toma. —Me da el delantal negro, le sonrío como saludo. Esto me recuerda mucho a mi etapa como mesera en el restaurante "Mochi".

—Eunji, ¿y Yoona? —me pregunta Seowoo llegando a la barra. Me inclino cuando lo veo.

—Ella no pudo venir.

—¿Por qué? —dicen los dos al mismo tiempo.

—Verás... ella no quiso decirles, pero no podía venir porque... tenía que visitar a su abuela que está muy enferma —les explico y ellos parecen entender. ¡Perdón! Perdón abuelita de Yoona, pero no se me ocurrió nada más.

—Está bien, ¿por qué no ayudas a las chicas? —me dice y asiento, él se aleja. Me coloco el delantal. Sooho se inclina un poco y coloca los codos sobre la barra para apoyarse.

—¿Puedes hacerlo?, no será difícil —me pregunta mirando a las chicas que están organizando las mesas.

—Claro que no, Sooho, verás, mis padres tienen un restaurante y yo les ayudaba, así que soy una experta en esto —bufo luciendo el delantal y él se ríe. Empiezan a llegar clientes y mis compañeras y yo, les damos la bienvenida de forma alegre.

Han pasado un par de horas y no sé por qué, pero hay muchos chicos aquí. El ambiente es muy animado, y es muy agradable trabajar con Sooho, me hace reír con sus ocurrencias a cada rato.

—¡Disculpa! ¿Puedes traernos tres cervezas y más carne? —me dice un chico y asiento, enseguida les llevo lo que han pedido.

—Aquí están. —Coloco las cervezas y la carne sobre la mesa.

—Es muy linda. —Los escucho murmurar entre sí, y la manera como me ven me pone incómoda, así que trato de irme, pero uno de los chicos me sujeta del brazo.

Siento un remezón en el estómago mientras veo como esos chicos descaradamente me observan con morbo. Mi cuerpo de manera automática trata de alejarse.

—¡Espera, no te vayas! ¿Por qué no te sientas con nosotros? Si quieres te pagamos más. —Trato de soltarme de su agarre, hasta que alguien detrás de mí quita la mano del chico de mi brazo, logrando soltarme de su agarre.

Volteo para ver quién me ayudó. ¡Yuntae! Él fue quien me ayudó, pero no se ve muy feliz, ya que está mirando muy serio a ese chico. Yuntae se coloca frente al chico como si fueran a pelear.

—¡Yuntae, ven! —digo y él me mira con los ojos entrecerrados. Lo sujeto del brazo y lo llevo conmigo hasta la barra. No quiero que tengamos problemas con ese chico, eso perjudicaría las ventas. Lo suelto y él me mira confundido.

—¿Por qué no dejaste que lo pusiera en su lugar? —cuestiona, cruzándose de brazos.

—No quiero que tengamos problemas.

—Pero ¿qué pasa si te vuelven a molestar?

—Si eso vuelve a pasar, estás tú para protegerme, ¿no? —le digo sonriendo para calmarlo y me regala una de esas sonrisas que te cortan la respiración—. Pensé que ya no vendrías, es tarde —murmuro cambiando de tema.

—Tuve un contratiempo —dice más relajado—. ¿Por qué? ¿Acaso me extrañaste? —bufa y me hace reír como tonta, ya que tiene toda la razón.


*

—¡Ah! Estoy tan cansada —exclamo ya en mi casa. Hoy fue un día de mierda, no debí ponerme esta falda, ya que hubo muchos casos donde los chicos me observaban y no podía hacer nada, ni siquiera contarles a mis amigos, ya que Yuntae estaba un poco sobreprotector.

Tomo un trozo de pizza que dejé de ayer y me la como mientras subo las escaleras. Entro a mi cuarto. Me freno en seco al verlo, él está aquí, sentado muy cómodo sobre mi cama.

—¿Por qué sonríes? —pregunta. Me sorprendo, ya que no sabía que estaba sonriendo. Me coloco frente a él.

—Pensé que no vendrías hoy —murmuro y termino el último trozo de pizza, él solo me mira—. ¿Aún sigues enojado conmigo? —pregunto tímida.

—Sí, aún lo estoy.

—Entonces, tendré que hacer algo para que me perdones —propongo y me dirijo hacia los cajones, saco el antifaz y me coloco otra vez frente a él. Me pongo el antifaz, de nuevo estoy ciega y a su disposición, no puedo negar que estoy muy nerviosa, pero también ansiosa. Siento una de sus manos sobre mi cabeza y lentamente la desliza por mi cabello.

—Hoy te ves tan sexy —susurra en mi oído, logrando erizarme al instante. Es increíble el poder que tiene sobre mí—, aunque siempre lo estás. —Pone su otra mano en mi cintura.

Mi cuerpo tiembla y la boca se me hace agua. La mano que tenía en mi cintura ahora está sobre mi trasero, lo aprieta y yo pego un respingo involuntario. Su otra mano acaricia uno de mis senos, dando pequeños círculos alrededor de mi pezón. Es una sensación nueva para mí, pero es exquisita. Debo estar loca por disfrutar de esto, pero ¿qué puedo hacer?

Él me besa y nuestras lenguas juegan como si se hubiesen deseado por mucho tiempo. Me aferro a su cuerpo deslizando mis manos por aquel cuerpo musculoso, también puedo sentir un enorme bulto chocando con mi pelvis. Tenemos que dejar de besarnos para poder respirar, aprovecho para hablar antes de que él vuelva a devorar mi boca.

—Te-tengo una petición que hacerte antes —me sorprendo, ya que mi voz sale en un hilo. Él deja besos húmedos en mi cuello.

—No estás en posición de pedir nada —gruñe, aunque esta vez su voz suena tan sexy que me estremece.

—Solo sé gentil, es lo único que te pido. Si eres gentil y no usas la violencia, te prometo que no me resistiré y haré todo lo que tú quieras —suelto y no reconozco mi voz, salió un poco ronca y agitada.

Él comienza a desabrochar mi falda. Desearía poder ver su expresión, ya que se ha quedado en completo silencio. Él vuelve a besarme y sus besos me llevan a un abismo, se siente tan bien besarlo...

—Trato hecho —susurra en mis labios y luego los muerde, sonrío y él vuelve a besarme. Esta sensación de que el tiempo se detiene hace que olvide lo que es él y lo que me hizo.

Él se separa y yo deslizo mis manos por su pecho hasta llegar a los botones de la camisa negra que tiene puesta. Los abro uno por uno. Cuando termino, se la quito con torpeza y la arrojo al suelo. Deslizo mis dedos por todo su abdomen, puedo sentir sus marcados músculos. Bajo un poco más hasta llegar a su pantalón, abro un botón y deslizo la cremallera, lo voy bajando y él me ayuda a quitárselo.

—Un consejo, Eunji, no intentes descifrarme —susurra y besa mi frente. Luego desliza sus frías manos por mi cintura y toma el borde de mi blusa, lentamente la levanta, así que elevo mis brazos para que pueda sacarla.

Estoy muy sensible, puedo sentir su frío tacto en mi piel erizada, acaricia mi abdomen y luego baja y abre la cremallera de mi falda. Mete sus largos dedos entre mi piel y la falda, tira de ella, mientras lo hace, aprovecha para acariciar mis muslos y luego mis piernas. La falda llega a mis pies y los levanto para dejarla en el suelo. Ahora ambos estamos sin ropa y la verdad pareciera que estuviera a punto de arrojarme de un precipicio muy alto.

De nuevo, siento sus labios sobre los míos y sus manos acariciando mi cuerpo. Si lo comparo con la otra vez, antes él fue muy agresivo y brusco, por eso me asusté; pero ahora es diferente, me toca con tanta suavidad que mi cuerpo se mueve por sí mismo.

Él hace que dé unos pasos hacia atrás y me tumba sobre la cama aún besándome...

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     Nota de la autora
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chaíto.

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