† Virgen †
-Dime todo.
-Gabriel Grey es un joven de veintitrés años de edad. Nació un diecinueve de mayo en Francia, Lyon, aunque se ha mudado y criado en Nueva York desde que tiene diez años. Actualmente obtuvo el título de medicina en la universidad de Nueva York, pero no tiene trabajo. Tampoco hemos encontrado ningún registro que confirme la existencia de alguna familia cercana. Exceptuando a su madre, Casandra Grey.
-¿Qué sucedió con ella?
-Bueno, Alfa. Eso no se sabe exactamente. En el informe oficial dice que se suicidó cuando su luna tenía quince años, pero entrevistamos algunos vecinos de su antiguo departamento y todos ellos decían prácticamente lo mismo. "Estaba loca. Sufría de esquizofrenia. Tenía diversos problemas con el alcohol." Así que, la idea de su suicidio no les tomó por sorpresa, ni siquiera su único hijo.
-¿Gabriel no tiene padre? ¿Con quién se crió desde entonces?
-No hay ningún registro en su acta de nacimiento que nos diga sobre su padre. La madre le puso su apellido cuando nació y nadie vio a ningún hombre con la señora Casandra. Su luna se crió solo...
-¿Un niño de quince años se crió solo? ¿acaso él trabajaba? ¡Responde!
El investigador titubea con temor, pero de todas formas sigue su informe.
-Él tenía un amigo de la familia, alfa. El señor Mort crió a su luna, ese hombre tenía un bar y por lo que sabemos Gabriel trabajaba en él, pero cuando fuimos a inspeccionar el lugar no había más que un almacén vacío. No encontramos a nadie que conociera al tal Mort, él era el dueño del lugar pero jamás dejaba que nadie lo viera. Tan solo se veía con el señor Gabriel.
-Eso es raro-divago para mí, tomando mi barbilla y pensando un poco - Quiero que encuentren a ese hombre, ¿te encargas, Matthew?
-Por supuesto Alfa, empezaré ahora mismo- al terminarla oración toma rumbo fuera de mi oficina, acatando fielmente mi petición.
-¿Cómo era Gabriel en la universidad? ¿tuvo o tiene alguna pareja?
-Bueno, tal y como usted ordenó, traje un informe de sus parejas, pero creo que es mejor que usted lo lea...-se estira y me entrega una carpeta negra, la cual noto que tiene varias páginas.-Son los nombres de algunas personas con las que mantuvo una relación informal.
-¿Relación informal?
-Sí, con normalidad eran hombres y mujeres acaudalados. Edades promedias a partir de los treinta. Con varios lujos o con posiciones importantes en el ámbito empresarial.
-Ya puedes irte-tan pronto como lo digo, el sujeto me da una mecánica reverencia al mismo tiempo que corre hacia la puerta de salida.
Empiezo a leer los nombres, y mierda, son demasiados. Mi frente se arruga al darme cuenta que estaba leyendo la lista de este último mes, diez malditas páginas para decirme cientos de nombres de personas que estuvieron con él.
Muy romántica la forma en la que estoy conociendo a mi supuesta alma gemela.
Scott García. Este es el último nombre registrado.
Pronto voy sintiendo mi pecho contraerse, mi lobo se mueve por todos lados y la mala espina que tengo con este nombre se sigue insertando en mi cabeza.
Para calmar la enorme tormenta que tengo en mi pecho, doy varias bocanadas de aire, respirando lento y hondo. Esta mierda no me funciona, así que termino tirando a la mierda la carpeta que me han traído. Luego agarro el teléfono para presionar una sola tecla.
La espera es nula.
-Alfa.
-Haz que encuentren a un tal Scott García. Que lo traigan vivo.
Es lo único que digo antes de cortar la llamada.
Recostado en mi silla, escucho muy bien como dos personas suben las escaleras, las voces son conocidas, al igual que el olor. Pero uno de estos destaca, la fragancia sin igual de la tierra mojada mezclada con el olor bosque me invade; llenándome de una calma inmediata. Calma que termina cuando recuerdo que el culo de ese bastardo ha tenido más entradas y salidas que un baño portátil.
Mis dientes se aprietan con furia, en verdad estoy controlando cada parte de mí para no salir de esta habitación y tirarme encima de ese maldito calzón flojo.
«Luna macho», ese nombre viene a mi mente. ¿Siquiera existe eso?, se supone que deba procrear a mis hijos, pero es este caso no puede pasar, ya que es un puto hombre y no una mujer.
El suspiro se me escapa de la boca, repleto de frustración. En verdad no entiendo nada. Tengo muchas preguntas pero ninguna tiene una respuesta.
Si tan solo ella estuviera aquí, nada de esto me hubiera pasado.
Me toma mucho tiempo salir de mi despacho, la paciencia no es lo mío y el simple hecho de saber que mi alma gemela se estaba revolcando con un sin fin de personas desconocidas puede ser un detonante para mis nervios. Pasé gran parte de la tarde sentado, pensando en que tan soloroso sería para mí si llego a matar a ese idiota.
Pero al final terminé por optar no hacerlo, ya que él tiene mi marca; y quiera o no, no hay marcha atrás para eso.
Él es mío, y yo soy suyo. Aunque me niegue a aceptarlo.
Paso por el gigante pasillo, listo para entrar a mi habitación, aún escuchando y sintiendo la presencia de las personas que invaden mi espacio personal.
Escucho su risa, sus absurdos comentarios, puedo oler a la perfección su fragancia, siento cada palpitación que su corazón hace; haciéndome estremecer al no poder creer lo que tengo detrás de esta puerta blanca.
Abro la puerta, decidido a echar a los intrusos para poder descansar.
-Oh, hola, secuestrador...
-¡Mi alfa!-Samanta es la primera en levantarse de mi cama para poder darme una reverencia- Lo siento mucho, sé que estoy faltando su respeto al estar en un lugar tan personal como es su habitación; pero déjeme decirle que su Luna Gabriel quien me ha ordenado estar aquí...
-Que chismosa eres- Gabriel la regaña, achinando los ojos, aún en el suelo con el esmalte de uñas rosado-Solo le estoy pintado las uñas de los pies, es linda y todo pero sus uñas son horribles, sin ofender.
-¿Qué?-es lo único que digo, en verdad no entiendo nada.
Todavía estoy procesando la imagen que tengo delante de mí.
Gabriel sentado en la alfombra del suelo, cómodo y con una enorme sonrisa, parece despreocupado y aburrido. Todo lo contrario a Samanta, mi pequeña comandante de la guardia nocturna, la cual desborda nervios puros, miedos y se encuentra descalza con un pie pintado y el otro no.
Frunzo el entrecejo, dejando saber lo confundido y enojado que estoy.
Samanta lo capta enseguida, Gabriel no. O tal vez solo ignora ese hecho.
-¡Oh, cejas arrugadas! Alguien está de malhumooor- canturrea divertido-Te recomiendo que tengas sexo, eso ayuda mucho con este tipo de situación...-guiña un ojo, mirándome con otra enorme sonrisa y derrochando un aura lujuriosa.
-Amanda, largo- antes de terminar mi orden ella ya se encontraba huyendo de la tensión. Me acerco a Gabriel, pero no porque yo quiera, sino porque la maldita bestia que tengo dentro de mí empezaba a tomar el control-¿Es acaso una invitación?
-Sí.
Gabriel es quien toma la iniciativa. Termina por acortar la distancia, tomándome de la camisa, empujándome hacia él y besándome tan rápido como se le es permitido.
Apenas me da tiempo de reaccionar.
Él me toma de la cintura, yo de sus mejillas. Abro mi boca y Gabriel aprovecha para meter su lengua dentro de la mía; dándome a probar el sabor que tiene.
Le sigo el juego, moviendome como él lo hace, estremeciéndome al sentir como sus manos se aferran con más fuerza a mi cintura; notando como poco a poco nos movemos marcha atrás hasta caer en la cama.
Gabriel está encima mío, ni siquiera nos damos tiempo para un respiro. El beso, las emociones y los nervios siguen fluyendo, nada lo detiene. Nadie ni nada puede parar este momento íntimo que tenemos. Y si llegara a pasar, yo mismo me encargaría de matarlo por haber arruinado esto.
Aprieta su trasero haciendo presión en mi pelvis, él se mueve en círculos, presionando y liberando esa apretada área. Siento que me volveré loco, estos movimientos, este calor que fluye en mí, jamás los había experimentado. Y mierda, el maldito temor empieza a dominar mi cuerpo.
Hasta Bestia empieza a ponerse inquieto dentro de mí, provocando que detenga el beso, apartando mi cara de la suya. Mirando un punto inexistente en la pared.
El deseo se va apagando, mientras que las llamas del miedo empiezan a encenderse en mi pecho. Me siento incomodo, inseguro.
Gabriel abre sus ojos, se aleja un poco, quedando sentado arriba mio, mientras yo aun sigo acostado en la cama intentando recuperar el aliento.
-¿Por qué te detienes? ¡Quiero sexo!...-se queja frustrado. Busca mis ojos, lo siento quemar y taladrar mi cabeza, pero me niego que vea lo que mis ojos tanto intentan ocultar-Espera...
Ese tono de voz no me gustó nada. Muevo con rapidez mi cara, mirándolo fijamente. Observando la enorme sonrisa que tiene en su rostro. La incredulidad es notoriamente visible, parece sorprendido y divertido.
Y entiendo porque lo está. Lo debe de sentir en mi cabeza. Este neardental está usando nuestro vínculo para saber lo que pienso y siento.
-¡Oh, por Satán!-grita, ríe y baila arriba de mi bajo vientre, produciendo otra reacción en mí al tener de nuevo ese contacto-¡¿En verdad lo eres?!-me pregunta alterado, no me molesto en responder, mi cara y mente lo dicen todo-¡El alfa macho, todopoderoso, líder de los líderes, con pene de gigante, es virgen!
Carcajea hasta soltar una risa parecida a un puerco en un matadero. Tomando su estómago, casi llorando de la risa.
La vergüenza me mata.
Él se sigue burlando de mí, mientras que yo doy todo de mi para no cometer una locura.
La bestia se queda quieta, callada y dolida. Mi corazón palpita con velocidad, mis mejillas se sienten calientes y mis ojos pican un poco.
-Detente...-pido en un murmuro, aún viéndolo reírse de mí.
-No me lo creo. Hombre, pensé que las personas como tú tendrían miles de mujeres o hombres detrás suyo, no lo sé, no me esperaba que fueras un sexopata o algo así, pero nunca creí que fuera un puto virgen. ¡Literal!
-Gabriel, callate...-de nuevo me ignora, y yo exploto-¡Deja de burlarte de mí!-grito con todas mis fuerzas, haciéndolo callar al instante.
Lo empujo, haciéndolo caer al duro suelo, mientras me levanto sintiendo este maldito dolor en mi pecho. La humillación sigue en mí, al igual que este maldito picor en los ojos.
-Se supone que los licántropos guardamos nuestra primera vez para nuestra otra mitad. Es una forma de demostrar el amor por esa persona, casi siempre nuestros lobos nos prohíben tomar a otro ser, ni siquiera en nuestro ciclo de celo... Además, yo nunca estuve con nadie porque me he criado solo y muy pocas veces he salido de esta manada...
Le explico sin mirarlo a la cara, caminando hacia la puerta, insultándome mentalmente por ser un maldito lloraron que da explicación de lo que hace o hizo.
Ya no hay risas, ahora solo queda silencio, pero mi corazón sigue latiendo con furia; pienso que Gabriel puede oírlo, así que me reprimo e intento controlar los latidos.
Tomo el picaporte, listo para irme lo más lejos posible de él. Abro la puerta, pero no salgo. Algo me lo impide. Y no es el inesperado agarre que me da Gabriel por el antebrazo, sino que es algo en el aire. Como un perfume dulce.
-Lo siento, Damián...
Escucho la voz de Gabriel, pero ésta resuena como eco por todos lados. No me puedo dar vuelta para verlo, pero sé que me está mirando.
-¡Damián, estamos en peligro...!
Todo a mi alrededor empieza a dar vueltas, mi cabeza duele y la voz de mi lobo es lo único que escucho antes de cerrar los ojos y caer desmayado al suelo.
Notita
Ok, hoy Gabriel me cayó mal (¬_¬)ノ
*Acaricia la cabezita de de Dámi*
BEBES, ¿CÓMO HAN ESTADO?
Yo estuve/estoy super atareada con trabajos pero he querido escribir un poco, y ese poco se convirtió en esto xD
¡ASÍ QUE QUIERO VER ESOS VOTOS Y COMENTARIOS!
Eso es todo. Nos leemos pronto~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro