† Versátil †
No aparto mi vista de su cuerpo por nada, lo sigo mientras él camina lejos de mí, acercándose a la familia.
Caminando con su usual segural, el mentol en alto y sus manos balanceándose con lentitud hacia los lados. Estoy seguro que está nervioso, lo siento por el vínculo, lo cual me alivia un poco.
Aun proceso sus palabras, su miedo al decirlas, la forma en la que se expresó y me miró. Fue todo muy extraño pero reconfortante. ¿por fin se está abriendo a mi, a nosotros?
Espero que sí, sólo espero que no sea otro de sus juegos, porque no me importará que vuelva a lastimarme, pero no voy a poder perdonarle que dañe a la manada. Eso nunca.
Quito esas ideas de mi cabeza, necesito pensar en positivo. Tal vez, por un tipo de milagro divino, él está cambiando. Tal vez Gabriel sí puede sentir cariño por otra persona que no sea él y lo he juzgado mal al principio.
Lo que importa ahora es que lo está intentando. Con esta repentina acción me está demostrando que le importa mi manada, que le importo yo, y eso me basta. Por el momento solo me toca esperar y ver lo que hará.
Cuando por fin se sale de mi campo de visión, dejo soltar el aire contenido en mis pulmones, mientras muevo mi silla giratoria hasta volver a mi lugar en el escritorio.
Quedo quieto, con mis codos flexionados y apoyados en el mueble, pensando en todo lo ocurrido hasta ahora, lo cual es una larga lista con más desgracias que bendiciones.
Lo único bueno que puedo sacar de esta interminable lista, es saber que Gabriel está bien, después de pasar días a su lado, esperando a que despierte, puedo tenerlo de nuevo conmigo. Con un nuevo cambio de actitud y pensar, lo cual le agrega puntos extras.
Solo espero que esto no sea uno de sus caprichos. Quiero creer en él, por primera vez quiero saber que esta relación que me dio la diosa madre no es una desdicha, sino un regalo.
Quiero hacer mi vida con mi pareja, quitando de lado que es un idiota, hombre, además de ser un narcisista de mierda.
Gabriel Grey es mío y yo soy suyo. De esta forma fue dictado por la diosa. Nuestras vidas están atadas por el lazo de la vida, y no hay nada que nos pueda separar.
Christopher Mort es un dolor de culo. Peor que Gabriel, me atrevo a decir.
No confío en ese sujeto. Todo lo que hace es molestarme, coquetear a propósito con Gabriel y usar esa extraña magia negra.
La única razón por la que lo dejo seguir viéndose con Gabriel es porque sabe cosas que nos puede beneficiar. Además, Gabriel sonríe cuando está con su amigo, aunque no quiero verlos tan pegados, me gusta saber que él se siente más agusto al estar con ese brujo.
Pese haber querido lastimarlo con mis propias manos, sabiendo lo que eso significa, doy gracias y perdón al cielo por tenerlo aquí a mi lado.
Mis sentimientos por Gabriel son algo demasiado confusos. Al principio, como nos pasa a todos los cambia formas que conseguimos una pareja humana, nos ponemos muy posesivos y tediosos: sabiendo que eso solo ahuyenta a la pareja.
Porque queramos o no a los humanos les tarda surgir esos sentimientos que ya tienen en su corazones. Al principio desconfían, tardan en soltarse y querernos, pero con paciencia logran sentir el amor que refuerza el lazo.
Pero también hay otros cambiaformas, alfas sobre todos, que suelen frustrarse al no notar el cariño del humano hacia él. Suelen tratarlos mal, incluso llegan a lastimarlos pero todo eso bajo la ira que tienen los alfas.
Está mal, y es por eso que exige la ley que protege a los humanos con mates lobos, pero aun así yo fui uno de esos idiotas que dañaron lo que juraron proteger.
Mi otra mitad sufrió por mis errores, pero yo también la pase mal por culpa de Gabriel. Eso último me llevó a tenerle ciertos rencores, algo que no sabía que era posible ya que estamos unidos, no solo por el lazo sino por la marca que le dejé.
«Amor y odio, ¿eso es lo que siento por él?, ¿es posible tener tales sentimientos opuestos hacia una persona?»
Todavía me sigue afectando su mal carácter hacia mi manada, pese a saber que él está intentando cambiar, el mal sabor de boca sigue aquí.
—¡Tengamos sexo!
«Oh, mierda.»
La vergüenza no me cabe en el cuerpo al escuchar mis propias palabras en mi cabeza. Ese recuerdo me traiciona y se termina proyectando en mi mente, dándome una pena agena descomunal.
Culpa a mi celo por esa reacción. Creo que estoy bastante cerca de mi Rut*, sumándole la enorme preocupación que sentía en ese momento, y a la estupidez que posee mi lobo; se me salieron por sí solas esa corta frase.
Caigo rendido al no saber como trolar mi emociones, recuesto la cabeza en el escritorio, cayendo en picada en un tobogán repleto de vergüenza.
Jamás había tenido relaciones con alguien y mucho menos con un hombre, todos nos guardamos para nuestra almas gemelas, sea el tiempo que sea, hay que estar en celibato.
Pero sé que hay una minoría irrespetuosa por las palabras sagradas de nuestra luna que rompen el celibato para estar con otras personas antes de encontrarse con su pareja destinada. Eso también se castiga, en mi manada lo hago personalmente, ya que aquí se respeta la palabra de la diosa luna sobre todas las cosas.
Ahora, pensando en que mi Rut está por llegar, en mi cabeza se plantean varias dudas sobre dicha cuestión.
No sabría por dónde empezar, mucho menos que hacer. ¿Acaso habrá algún tipo de libro que hable al respecto?
En mi mente intento imaginar lo que podría llegar a pasar si se presenta esa propuesta, y mierda, puedo sentir como todo mi cuerpo se contrae al recibir miles de sensaciones por todo el cuerpo.
Mi corazón palpita a más no poder, estoy mordiendo mi labio bajo con fuerza mientras oculto mi roja cara entre mis manos. Juro que el solo imaginar eso me dan ganas de gritar de la vergüenza.
Quiero controlarme, pero no puedo. No sé cómo, tampoco sé si quiero parar.
«¿Lo hago? Y si lo hago, ¿cómo debería hacerlo? ¿yo sería el de arriba o caso, Gabriel... ?»
El corazón se detiene y trago la saliva en seco.
—No te preocupes por eso, soy versátil, Dami...—escucho un grave ronroneo en mi mente, dándome un susto y provocando que casi grite.
Sé que él siente lo que estoy sintiendo ahora mismo, lo que mi cuerpo pide, lo que yo necesito, lo cual me dan ganas de golpear mi cara contra el mueble de madera que tengo en frente mío.
—¡No entres en mi mente, Gabriel!— grito en voz alta con la vergüenza a flor de piel.
—¿Damián?—da un golpe y luego entra—Hombre, ¿por qué gritas?
Matt camina a mí con su ceño fruncido por la preocupación. Yo, para disimular mi angustia interna, paso mis manos por mi rostro intentando bajar la sangre de esta.
No lo consigo, claramente.
—Estás rojo como un tomate, ¿necesitas ir al médico?
—¿Quieres que te rompa las piernas y así vas tú a uno?
No responde con palabras, su cara de espanto lo dice todo.
Vuelvo a pasar mis manos por la cara, suspirando y recordando que debo golpear a Gabriel cuando regrese a mi lado.
Hay un leve silencio entre mi amigo y yo, pareciera que quiere decirme algo, ya que se encuentra balanceándose de un lado a otro con un notorio nerviosismo.
Además, entre cierra sus ojos mientras observa el suelo; ¿está pensando en cómo decirme algo importante sin que me enoje?
La cabeza me sigue martillando con mis dudas, estas no me dan tregua para descansar; por lo que la pregunta sale por sí sola.
—Matthew—mi voz le hace salir de su pelea interna—, necesito que respondas sin hacer preguntas al recto, ¿lo entiendes?
—Sí, mi alfa—consigo su total atención con su mirada seria y postura rígida.
—¿Qué es... ser...—carraspeo para no sonar tan estúpido—¿Que mierda significa ser versátil?
No me da una respuesta correcta, lo que sí obtengo son risas grotescas.
Tanto Mattt como Gabriel, este último en mi mente, se empiezan a reir a carcajadas a más no poder; quitándole así el tenso aire que había crecido entre los dos.
Por vergüenza y humillación, tomo el teléfono alámbrico que tengo a mi lado para lanzarlo con todas mis fuerzas a Matt. El maldito lo esquiva mientras sigue retorciéndose de la risa, pero el teléfono no sobrevive y termina rompiéndose en mil pedazos contra la puerta.
—¡Perdóname!— sostiene su estómago cuando ríe—Pero... es que tú… ¡Dioses!
—¡Si te sigues riendo te arrancaré las malditas piernas!
Me encuentro parado, respirando con pesadez, sintiéndome un ardor en mi cara y un molino destructor en mi estómago. Esto es jodidamente humillante, en mi vida he pasado por tal cosa, y mucho menos me he sentido tan estupido tras preguntar algo.
Tengo cientos de años, pero nunca he escuchado hablar de esa palabra tan particular.
«“Versátil” ¿qué mierda es? ¿por qué todos se burlan de mí al no saberlo?»
—Perdona, mi alfa— se aguanta su risa y vuelve a ponerse derecho—En las relaciones homosexuales, versátil es la persona que indistintamente penetra o es penetrada…
Al terminar de decirlo muerde su labio para no soltar otra risa aunque esté sonriendo como un idioma
Ignoro ese hecho, pues la información que me ha dado me deja algo sorprendido y con más preguntas en mi cabeza.
—Así que…
«Si Gabriel dice ser versátil, eso significa que él puede… meterla… en...»
Mi cerebro entra en un cortocircuito momentáneo al responder mi pregunta mental.
La risa de Matt sigue al suponer lo que mi cara de horror dice sin palabras, pero no tengo tiempo en repondrr, insultar, o golpearlo; ya que en estos momento me estoy imaginado lo que me pasaría si ese idiota de cabello marrón.
Callado, doy un paso hacia atrás; alertando a Matthew. Este deja de reírse para pararse recto, con un rostro serio y sin una pizca de gracia, pero no le digo nada.
Aun en estado de shock, paso por su lado, saliendo del despacho y dejando atrás a un compañero confundido, y a mi dignidad con él.
Sigo mi camino fuera de la mansión, pasando por los árboles y palmeras que decoran mi jardín; voy más atrás, llegando pronto a las posadas de cautiverio.
Un lugar privado para mi diversión personal, en donde solo están las personas que odio, las cuales son mis juguetes hasta que se quiebran. Hasta que mueren.
Entro en estas, dando una orden con mi ausente mirada a los guardias para que se retiran y así dejarme solo con la única persona que habita dicho lugar.
Me doy cuenta que hay sudor en mi frente y que mis manos hormiguean, también puedo sentir algo de calor en mis axilas y en mi cara. En verdad que pensar en ese tema de Gabriel metiéndome me ha dejado en un estado líquido andante.
—¿Nos dolerá?
—No, porque jamás dejaré que él meta su... ¡cosa! en mí.—respondo con espanto a la bestia, la cual se encuentra tranquila fantaseando.
—Sexo es sexo. Y nosotros tendremos nuestro Rut pronto, debes de hacerlo con Gabriel— me recuerda la bestia—Oh, bueno, él te lo hará a ti.
El idiota se carcajea sin escrupoños en mi mente, sofocandome y haciéndome sentir más calor por todo el cuerpo.
—Que te la metan a tí por atrás. Jamás dejaré que me hagan eso— el horror tiñe mi voz al pensar en eso.
—Oh, vamos, solo duele las primeras veces...— la melodiosa voz de Gabriel es la que habla ahora.
—¡Sal de mi mente!— le grito y abro con fuerza la puerta de la prisión privada al mismo tiempo, ni siquiera me había percatado que llegué—Que ni se te ocurra hacer ese tipo de cosas conmigo, ¿entendiste?
—Eso ya lo veremos, bebé— es lo último que me dice antes de salir del vínculo para dejarme solo con la vergüenza.
—Jamás un Alfa ha permitido tal atrocidad, no seré el primero.
«¿O sí?»
—¡Por favor, señor!— súplica y me saca de mi absurdo pensamiento— No soportaré más torturas por culpa de Gabriel, por favor déjeme libre…
Súplica de nuevo y se arrastra hasta llegar a mis pies para besar la punta de los zapatos.
—¿Qué te he dicho de hablar de mi luna?
La patada se la doy justo en la boca, manda su cuerpo hacia la otra parte de la pequeña habitación. Llora, escupe la sangre de su boca, y en su nariz también hay sangre.
Escuche que su espalda sonó al chocar contra la pared dura, por lo que sé que se ha roto bastantes huesos.
El hombre queda de espaldas, contraído del dolor, llorando y gritando que pare cuando no he empezado con lo divertido.
Sonrío al verlo al borde de la locura.
Pero esta se borra al recordar la razón principal de mi visita.
—¿Qué le parece si hacemos un trato, señor Scott?
—¿T-tato?
Doy un amago de sonrisa al saber que ha aprendido a responder mis preguntas aun cuando el llanto y el miedo los tiene a flor de piel.
—Si me ayuda con algo, le prometo que yo no lo mataré. Pero debe de contestar mi pregunta con total verdad…
—¿¡Lo juras!?—se desespera al oír mi propuesta, casi sin dejarme terminar de hablar.
Suspiro—Sí, lo juro por la diosa madre.
Tiene sus ojos vendados por una cinta azul, aunque esta se nota a leguas que esta humeda por sus lágrimas, pero sé que se encuentra ansioso, listo para aceptar mi propuesta.
Asiente con la cabeza a la vez que intenta pararse, pero como dije, su espalda ha sufrido un golpe duro, por lo que termina retorciéndose del dolor en el suelo.
—¿Gabriel ha sido versátil contigo?—pregunto cortando su espamento de dolor.
La cuestión queda colgada en el aire por unos cuantos segundos, incluso a parado de llorar. Su corazón acelerado, su respiración agitada y su labio fruncido me dan una respuesta, pero necesito una afirmación.
—Eh... ¿no?
Respuesta equivocada.
Doy un paso a él, tomándolo de su pierna, mientras me grita que pare y me suplica perdón; rompo su pierna con una sola mano, dejándola doblada en el lado contrario.
Grita a más no poder, me aturde. Mi paciencia se acaba, la sensación de traición entra en mi pecho y un enojo hacia el prostituto de Gabriel sigue aumentado, olvidándome su buen comportamiento estas últimas horas.
—La sentencia por mentirme es la muerte.
—¡Juraste no matarme!
—¡Entonces responde!— grito en su cara harto y apunto de estallar de la ira.
—¡Si!—grita también, pero sigue llorando a moco— Gabriel me la ha metido varias veces.
Frunzo mis labios por la des a gran le verdad que ya sabía pero que quería creer que no.
—Entonces....— me muerdo el labio, obligando a mi garganta liberar las palabras—¿Te ha dolió?
Scott sorbe sus mocos a la vez que frunce su ceño.
—Quiere decir, si me dolió cuando...
—¡Cuando te la metió! ¡Si, pregunto exactamente eso!
Cubro mi cara con una mano y casi grito pornla frustración, en estos momento agradezco que este idiota tenga una benda en sus putos ojos porque se los arrancaria si me ve en esta situación.
—Bueno, sí, pero él me lubricó bien... eh...y...
—¡Solo dilo!—exijo desesperado.
—Él lubricó esa zona por lo que el dolor era aceptable, además, usó condón y me preparó antes de hacerlo.
Tiembla del miedo al pensar que lo golpearé, ya que me he acercado bastante, pero el golpe no llega.
Cierro mis ojos por un momento, soltando el aire que estaba reteniendo sin darme cuenta, relajando mis tensos hombros y frenando mi atareada cabeza.
—Entiendo—doy pasos lejos de él hasta llegar a la puerta de la salida—Ya no me sirves así que te mataré, pero gracias por la información.
—¡Usted dijo que no me mataría si le dijera lo de Gabriel!—freno mis pasos de ida al escucharlo.
—Soy un hombre de palabra—respondo con cierto enojo—No lo haré yo, lo hará uno de mis guardias. Adiós.
Ignorando sus gritos, sus súplicas, salgo con lentitud del lugar sin mirar, atrás; sin decir nada.
Ni siquiera sería la primera vez de Gabriel en ese caso.
Gabriel no se ha guardado para mí, no hay ninguna primera vez que pueda compartir conmigo, no hay nada que él me pueda dar.
Todo lo contrario conmigo, porque yo sí me guarde para él. En verdad pienso estar con él, y con pena admito que no me molestaría ser el pasivo de la relación, pero, ¿para qué?. Después de todo, él tendrá otro hombre a su merced, y yo no tendré nada de él.
«¿Eso es justo? ¿merezco eso? ¿merezco ser otro más para Gabriel?»
Rut: Periodo de “calor” o “celo”, en donde el Alfa tiene la necesitar de tener sexo con su pareja. Normalmente en dura entre tres a diez días, y soli ocurre una vez al mes.
(Hay más, pero lo sabrán en los próximos capítulos)
✨ Gracias por esperar por este capítulo, recuerda votar y comentar ✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro